Enumeró cambios necesarios
Bonelli: los Mandos deben contribuir al desarrollo
político y estratégico del Estado
El Comandante en Jefe de la Fuerza
Aérea, en el 95 aniversario del arma, apuntó a la
necesidad de cambios estructurales y funcionales en la
FAU. Dijo que es necesario contar con un Consejo de
Defensa Nacional, que al más alto nivel asesore al
Presidente de la República, en áreas complejas y en
situaciones de crisis. En la tarea de pensar el futuro,
instó a la creación de un moderno y actualizado Estado
Mayor de la Defensa.
Enrique Bonelli, en su último
discurso como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea en
ocasión del 95 aniversario de la aviación nacional,
compartió una serie de reflexiones en las que expresó
su objetivo de contribuir a fijar el pensamiento a
futuro de la Fuerza Aérea en particular y de las
Fuerzas Armadas en general. Recordó que en el mundo
actual, los desafíos incluyen una variedad de desastres
naturales, pandemias, terrorismo, ataques a la
seguridad cibernética o a otras áreas de la
infraestructura crítica, accidentes bioquímicos, y la
posibilidad de acceso, posesión y uso de armas de
destrucción masiva. Dijo que es por ese motivo, que se
requieren importantes cambios estructurales y
funcionales en la Fuerza Aérea y en las Fuerzas
Armadas; cambios que siguen pendientes y que son
imprescindibles para enfrentar los desafíos y amenazas
antes mencionadas.
Agregó que es necesario superar la
concepción clásica, de planificación basada en las
respuestas a eventuales amenazas o hipótesis de
conflictos, y dirigirse hacia un modelo basado en el
desarrollo de capacidades, que responda rápida y
eficazmente a lo inesperado.
Afirmó también, que se necesita una
organización de las Fuerzas, más realista, que logre
que las fuerzas integradas y móviles sea uno de los
ejes de la evolución doctrinaria y de empleo, apuntando
siempre a contribuir al desarrollo político y
estratégico del Estado uruguayo.
Asimismo, el Comandante dijo que las
Fuerzas Armadas deben trabajar en complementación con
otras Instituciones del Estado en la ejecución de la
estrategia de seguridad establecida por el Poder
Ejecutivo. Explicó que ello exige mucho más que
coordinación, implica importantes cambios
institucionales y legales y la creación de instancias
que faciliten el diálogo estratégico interinstitucional
entre los más altos niveles de decisión política.
Agregó que es necesario un Consejo de Defensa Nacional,
al más alto nivel, asesor y consultivo del Presidente
de la República, con la estructura y composición
adecuadas para facilitarle a él, la gestión de las
diversas situaciones de crisis. Este Consejo, según
dijo el Comandante, debería asesorar al Presidente en
áreas complejas y tener entre sus miembros permanentes
al Mando Militar de las Fuerzas Armadas y al Director
Nacional de Inteligencia de Estado. Expresó que todo
ello con el objetivo de asesorar, sugerir y responder a
los requerimientos técnico-profesionales de las
decisiones políticas en consideración, a fin de que el
Primer Mandatario pueda tomar esas decisiones en tiempo
real, tal como las crisis así lo exigen.
Bonelli dijo también que se debería
avanzar hacia la creación de un Estado Mayor de la
Defensa, adecuadamente definido, moderno y actualizado,
integrado en principio por Oficiales Generales en
actividad, razonablemente los Comandantes en Jefe de
las tres Fuerzas, de acuerdo a mecanismos a
establecerse, y eventualmente evolucionar hacia una
estructura de mando militar conjunto, unificado, al
cual podría estar subordinado el mando militar de las
tres Fuerzas Armadas, siguiendo -entre otras- la
experiencia de la ley Orgánica de la Defensa Nacional
de España. Bonelli señaló que Integrando plenamente a
las Fuerzas Armadas en estas estructuras, se apuesta a
dejar atrás el pasado e iniciar un camino que obligue a
evolucionar en todas nuestras actividades por el bien
de nuestro País.
También, hizo referencia a la
evolución que han tenido las Misiones de Paz, donde hoy
en día cumplen con multiplicidad de funciones y se han
convertido, por su propia naturaleza, en un componente
integral de la política exterior del Uruguay. Esto
exige un adecuado entrenamiento y preparación, además
de un cumplimiento de contrato que exige una
contrapartida económica, donde es necesario mantener y
operar material de alto costo, que debe estar siempre
disponible. En esa línea, el Comandante subrayó la
necesidad de que se analice adecuadamente el tema
dentro del marco normativo aplicable a las garantías
del debido control y transparencia en el uso de esos
recursos. Se refirió a la necesidad de que se preserve
la disponibilidad inmediata de esos fondos por parte de
los Comandos de las Fuerzas para su uso, en lo que es
su finalidad específica: las Misiones de Paz y su
equipamiento.
Por otra parte, subrayó que la
información es un punto crítico en Defensa, ya que la
tecnología y la informática, los sistemas integrados,
las operaciones y la red de comunicaciones, se han
vuelto imprescindibles para responder rápida y
armoniosamente ante una amenaza. Por tanto, se necesita
de un comando conjunto que integre y consolide
capacidades de ciberseguridad con funciones
imprescindibles que se realicen permanentemente, tanto
en tiempos de paz como en momentos de crisis.
Finalmente, sostuvo que la
implementación de una nueva estrategia del capital
humano ayudará a reclutar, sostener y promover el
personal militar de acuerdo a sus capacidades
individuales. También, que establecerá mejores
mecanismos que premien la excelencia individual;
desarrollando un nuevo concepto de carrera militar que
se base en la ocupación de destinos, cargos o
comisiones relevantes por plazos más largos,
sustituyendo a la tradicional rotación que se realiza
cada pocos años.
Del mismo modo, permitir el acceso
de los distintos escalafones a las máximas jerarquías
de la carrera militar, la hará más competitiva en base
a los criterios modernos de reducir la permanencia en
las mismas, que brinde una mayor movilidad jerárquica y
una más adecuada rotación de los mandos.
Discurso del Comandante en Jefe de
la Fuerza Aérea Uruguaya, General del Aire Enrique
Bonelli, con motivo del "95º Aniversario de la Aviación
Militar" y "Día de la Fuerza Aérea".
COMANDANTE BONELLI: La Fuerza Aérea
Uruguaya tradicionalmente rinde homenaje a sus caídos
en el mes de agosto, al conmemorarse el Día de los
Mártires de la Aviación Militar.
Este año hará lo propio.
No obstante, no quiero ni puedo
dejar pasar esta ocasión que nos convoca para expresar
el profundo dolor que siento -que todos sentimos-, por
el reciente fallecimiento de dos jóvenes oficiales, el
Teniente 2° (Av.) Diego Silveira y el .Alférez (Av.)
Jonathan Martínez, como consecuencia de un accidente
aéreo acaecido mientras realizaban un vuelo de
entrenamiento.
Deseo reiterar desde aquí, a sus
familiares y seres queridos, en nombre de toda la
Fuerza Aérea, nuestro más sentido pésame.
Todo aniversario de la Fuerza Aérea
Uruguaya es siempre para nosotros -sus integrantes- un
día muy particular, especial.
Este que hoy nos reúne es un poco
más especial, para quien habla. Es la última
celebración de un aniversario de la Fuerza Aérea en la
cual me dirijo a Ustedes como Comandante en Jefe de la
misma.
Quizás ello es -en alguna medida- lo
que me motiva a compartir una serie de reflexiones
acerca del contexto y los desafíos en el cual la Fuerza
Aérea deberá desarrollar las actividades propias de la
institución, con el objetivo de insistir en lo que ha
sido el norte que me ha guiado: contribuir a fijar
nuestro pensamiento en el futuro de la Fuerza Aérea en
particular y de las Fuerzas Armadas en general.
En el mundo actual, los desafíos a
la seguridad, ya sean fenómenos naturales o provocados
por el hombre, van más allá de los conceptos
tradicionales de amenaza contemplados en las doctrinas
de defensa nacional. Estos desafíos, de tan variada
procedencia, incluyen: los desastres naturales, las
potenciales pandemias, los actos de terrorismo, los
ataques a la seguridad cibernética o a otras áreas de
la infraestructura crítica, los accidentes bioquímicos,
y la posibilidad de acceso, posesión y uso de armas de
destrucción masiva.
Nuestra época se caracteriza por la
capacidad para la destrucción masiva que pueden
desarrollar actores no estatales, grupos o individuos.
Por ello, el eje de los conflictos ha variado de
conflictos entre los estados, a conflictos dentro de
los estados -como son los movimientos insurgentes- o
conflictos supra estatales - que tienen aristas
culturales o religiosas, o están motivados por
ideologías radicales, o por organizaciones criminales
transnacionales.
Esta complejidad de nuevas amenazas
impredecibles, requiere importantes cambios
estructurales y funcionales en la Fuerza Aérea y en las
Fuerzas Armadas; cambios que siguen pendientes y que
son imprescindibles para enfrentar los desafíos y
amenazas antes mencionadas.
Precisamos superar una concepción
clásica de planificación basada en las respuestas a
eventuales amenazas o hipótesis de conflictos, y
dirigirnos hacia un modelo basado en el desarrollo de
capacidades, para responder rápida y eficazmente a lo
inesperado o lo no imaginado.
Se necesita una organización de las
Fuerzas más realista, acorde con la necesidad de hacer
de fuerzas integradas y móviles, uno de los ejes de
nuestra evolución doctrinaria y de empleo.
Todo ello con el objeto de
contribuir al desarrollo político y estratégico del
Estado Uruguayo.
Los comandos conjuntos harán posible
la ejecución en tiempo real de funciones de
inteligencia, la planificación para contingencias, así
como el diseño y conducción de operaciones que
incrementaran notoriamente la velocidad de respuesta,
esencial ante cualquier situación de crisis que lo
requiera, y aumentaran nuestras capacidades en las
Misiones de Paz.
Las Fuerzas Armadas deben trabajar
en complementación con otras Instituciones del Estado
en la ejecución de la estrategia de seguridad
establecida por el Poder Ejecutivo.
Ello exige mucho más que
coordinación.
Implica importantes cambios
institucionales y legales, y la creación de las
instancias y mecanismos que faciliten el diálogo
estratégico interinstitucional entre los más altos
niveles de decisión política.
Se requiere un Consejo de Defensa
Nacional al más alto nivel, asesor y consultivo del
Señor Presidente de la República, con la estructura y
composición adecuadas para facilitarle a éste liderar
no sólo la gestión de las situaciones de crisis que
afecten a la defensa, sino también la unidad de
esfuerzos necesaria para responder efectivamente a
cualquier catástrofe, así como a los desafíos de las
nuevas amenazas a la seguridad.
Consejo que, como asesor del Señor
Presidente en áreas tan complejas, - de acuerdo a lo
oportunamente sugerido al Ministerio de Defensa -
tendría que tener entre sus miembros permanentes al
Mando Militar de las Fuerzas Armadas y al Director
Nacional de Inteligencia de Estado, para asesorar,
sugerir y responder a los requerimientos
técnico-profesionales de las decisiones políticas en
consideración, a fin de que el Sr. Presidente pueda
tomar esas decisiones en tiempo real, como las crisis
exigen.
Debería avanzarse hacia la creación
de un Estado Mayor de la Defensa, adecuadamente
definido, moderno y actualizado, integrado en principio
por Oficiales Generales en actividad, razonablemente
los Comandantes en Jefe de las tres Fuerzas, de acuerdo
a mecanismos a establecerse, y eventualmente
evolucionar hacia una estructura de mando militar
conjunto, unificado, al cual podría estar subordinado
el mando militar de las tres Fuerzas Armadas, siguiendo
-entre otras- la experiencia de la ley Orgánica de la
Defensa Nacional de España.
Debemos concebir estos cambios
estructurales y funcionales -necesarios para enfrentar
los desafíos y amenazas antes mencionados- apoyados en
la crítica racional y con la mirada puesta en el
futuro.
Es integrando plenamente a las
Fuerzas Armadas en estas estructuras, que se apuesta a
dejar atrás el pasado e iniciar un camino que nos
obliga a evolucionar en todas nuestras actividades por
el bien de nuestro País.
Como por ejemplo, han evolucionado
las Misiones de Paz en las que Uruguay participa, en el
marco de los mandatos y resoluciones de la Naciones
Unidas, en paralelo con el crecimiento de la demanda
por las mismas.
Los tiempos en que las tareas de
dichas misiones se circunscribían a la convencional
supervisión de una zona de alto el fuego, se encuentran
muy lejanos.
Los integrantes de los contingentes
de misiones de paz deben cumplir hoy con multiplicidad
de funciones.
Deben estar preparados para tolerar
privaciones; ser negociadores efectivos, buenos
comunicadores, capaces de posesionarse con firmeza ante
fuerzas hostiles; controlar fronteras, llevar a cabo el
desarme de combatientes, resolver problemas y
estabilizar situaciones bajo presión y riesgo,
contribuir a la reconciliación y convivencia pacífica
entre facciones enfrentadas, facilitar el arribo de
ayuda humanitaria, ayudar a refugiados y desplazados a
retornar a sus tierras y hogares, proteger a civiles
inocentes, asegurar las condiciones necesarias para
procesos electorales y el establecimiento del estado de
derecho.
En ese contexto tan complejo, las
operaciones de paz se han convertido por su propia
naturaleza en un componente integral de la política
exterior del Uruguay. El Estado uruguayo asume a través
de ellas una gran responsabilidad ante la comunidad
internacional, y con él, los integrantes de las Fuerzas
Armadas y la Fuerza Aérea que participan en ellas, lo
que exige un adecuado entrenamiento y preparación.
Exige también de los comandos,
responder rápida y adecuadamente -esto es en calidad,
cantidad y oportunidad- a los requerimientos logísticos
que las Fuerzas desplegadas presenten, para el
cumplimiento de la misión asignada por Naciones Unidas,
y asumida por el país.
Debe pensarse que esas Fuerzas se
encuentran en un teatro de operaciones bajo el Comando
Operacional de las Naciones Unidas, en cumplimiento de
un contrato donde nuestras obligaciones tienen una
contrapartida económica que nos exige mantener y operar
material de alto costo, el cual debe estar siempre
disponible.
Y son esos requerimientos de
urgencia los que nos imponen hacer uso del dinero en
forma inmediata.
Aspiramos a que esta realidad sea
adecuadamente analizada y contemplada, y que el marco
normativo aplicable en cuanto a las garantías del
debido control y transparencia en el uso de esos
recursos, preserve la disponibilidad inmediata de esos
fondos por parte de los Comandos de las Fuerzas, para
el uso de los mismos, con la imprescindible celeridad,
en lo que es su finalidad específica: las propias
misiones de paz y su equipamiento.
La importancia de la información es
crítica en defensa. Tecnología e informática, sistemas
integrados, operaciones y una red de comunicaciones que
nos haga capaces de mantener enlazados en tiempo real a
las fuerzas de aire, mar y tierra y a los diferentes
componentes de éstas entre sí, se vuelven
imprescindibles para hacer posible que respondan rápida
y armoniosamente ante una amenaza.
Precisamos por tanto un comando
conjunto que integre y consolide capacidades de
ciberseguridad con funciones imprescindibles a
realizarse en forma permanente, tanto en tiempos de paz
como en momentos de crisis, como ser comando y control,
guerra electrónica, inteligencia, y protección de redes
críticas.
Necesitamos una estrategia de
capital humano propio de la era de la Información en la
que vivimos. La capacidad de reclutar, sostener y
promover el personal militar de acuerdo a sus
capacidades individuales, estableciendo mejores
mecanismos para premiar la excelencia individual;
desarrollar un nuevo concepto de carrera militar basado
en la ocupación de destinos, cargos o comisiones
relevantes por plazos más largos en vez de la
tradicional rotación cada pocos años.
Permitir el acceso de los distintos
escalafones a las máximas jerarquías de la carrera
militar, haciéndola por lo tanto más competitiva en
base a criterios modernos; reducir la permanencia en
las mismas a un horizonte temporal más razonable, que
nos brinde una mayor movilidad jerárquica y una más
adecuada rotación de los mandos.
Finalmente, el control del espacio
aéreo y el ejercicio de policía aérea es también una
función crítica, esencial y permanente de la Fuerza
Aérea que ha evolucionado, y es hoy una necesidad
imperiosa en relación con intereses y obligaciones que
el Estado uruguayo tiene, en cuanto al cumplimiento de
normas y compromisos internacionales.
Con el establecimiento del Centro de
Comando y Control Aéreo, la Red de Comunicaciones de
apoyo y la próxima instalación de los radares
tridimensionales, a nuestra Fuerza Aérea sólo le
restaría para completar el sistema, la incorporación de
un avión interceptor moderno, a los efectos del
adecuado ejercicio de la soberanía Nacional.
En un nuevo aniversario de la
Institución, reafirmamos el compromiso de la Fuerza
Aérea a dar todo de sí en el cumplimiento de sus
funciones jurisdiccionales, en el asesoramiento que el
Ministerio de Defensa le requiera para mejor
prepararnos institucional y operacionalmente a
enfrentar los desafíos y amenazas descritas, así como
en el logro de los objetivos que el Poder Ejecutivo le
encomiende.
Muchas Gracias. |