Presidente inauguró el FIA
Vázquez señaló el compromiso con la innovación, el
desarrollo y la integración americana
El Presidente de la República, en
la apertura del Foro de Innovación de las Américas,
dijo que esta cita es un mojón en un camino que viene
de lejos: "un camino que como americanos emprendimos un
poco tarde". La primera tarea, dijo Tabaré Vázquez, es
no quedarnos atrás en este proceso global. Recordó
diferencias y desigualdades existentes en nuestro
continente, sin ignorar que pese a ello, la integración
americana avanza.
El Presidente Tabaré Vázquez, en su
discurso de apertura del FIA, Foro de Innovación de las
Américas, expresó que Uruguay se complace en
constituírse en sede del mismo. Partió de la idea de
que la innovación y el desarrollo, ya estuvieron
presentes, entre otros momentos, en el Renacimiento y
en la Revolución Industrial. Recordó que los americanos
llegamos tarde, porque a mediados del siglo dieciocho
éramos unas remotas colonias. En ese sentido, reclamó
la necesidad de no llegar tarde a ese desafío global de
la innovación y el desarrollo. Durante su discurso, el
Mandatario resaltó la falta de homogeneidad de nuestra
América, señaló que algunos países marchan a la
vanguardia mientras que otros lo hacen con atraso.
El Presidente anotó que la primera
gran tarea es no quedarnos atrás en este proceso
global. A partir de esa premisa, enumeró las diferentes
tareas. Señaló que no hay innovación sin educación y
asimismo, que no hay educación sin nutrición, por lo
que subrayó la innegable relación con la atención a los
derechos humanos.
En este campo Vázquez mencionó el
proyecto de conectividad educativa de informática
básica para el aprendizaje en línea, conocido como
proyecto Ceibal y afirmó que se trata de una
revolución, en la inteligencia, en la información y en
el conocimiento de niños, jóvenes y docentes.
Como una tercera tarea, el primer
Mandatario explicó que no hay innovación sin ciencia
básica, que debe ser cultivada por su capacidad de
producir conocimiento y formar personas capaces de
encarar problemas difíciles, con originalidad y
responsabilidad.
Tabaré Vázquez quiso mencionar
también en su discurso a otros elementos constitutivos
del ecosistema, entre los que enumeró la estabilidad
del contexto macroeconómico, una cultura de innovación
que impregne al conjunto de la sociedad, una
institucionalidad adecuada con un sector público
eficiente y dinámico, un sector privado competente, un
sector universitario académico innovador. Asimismo,
señaló un proyecto de nación y un proyecto de región.
El Presidente concluyó su alocución
dejando constancia de que no ignora la complejidad del
mundo actual y las diferencias y desigualdades
existentes en nuestro propio continente. Empero, afirmó
que con luces y sombras, con aciertos y errores, la
integración avanza, "de a poco, pero avanza". Dijo que
este Foro es una demostración de voluntad y compromiso,
no sólo con la innovación y el desarrollo, sino también
con la integración americana. Agregó que el mismo no
pretende ser principio ni fin de proceso alguno, "es un
mojón en un camino que viene de lejos", dijo. "Un
camino que como americanos emprendimos un poco tarde
pero que estamos recorriendo para llegar a tiempo al
mejor futuro".
El presidente de la Agencia Nacional
de Investigación y Desarrollo, Amilcar Davyt, recordó
que el objetivo de esa entidad es impulsar la
articulación entre el conocimiento, la innovación, la
prosperidad y el desarrollo económico y social. Agregó
que la ANII está orgullosa de ser elegida por el
gobierno uruguayo para llevar adelante un evento de
esta magnitud, que es una muestra de confianza.
PALABRAS DEL SEÑOR PRESIDENTE DE
LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA INAUGURACIÓN DEL
FORO DE INNOVACION DE LAS AMÉRICAS
PRESIDENTE VAZQUEZ: Doctor Amilcar
Davyt, Presidente del Directorio de la Agencia Nacional
de Investigación e Innovación, Maestro Gustavo
Salaverry, representante de la Intendencia Municipal de
Maldonado, señor Nicholas Negroponte, director del MIT
Media Laboratory, autoridades nacionales,
departamentales y del cuerpo diplomático, académicos,
empresarios, periodistas, señoras y señores, amigas y
amigos:
Gracias por invitarme a participar
en este acto y por la cordialidad con que me han
recibido. Para mí es realmente muy grato estar aquí y
representa un honor dirigirme a todos ustedes.
Lo primero que quiero decirles,
especialmente a quienes vienen de otros países y
algunos, por cierto, de muy lejos, es que me sumo a la
bienvenida que ya ha expresado el señor Director de la
Agencia Nacional de Investigación e Innovación, en esa
bienvenida y en el deseo de que ustedes se sientan como
en su propia casa.
El Uruguay se complace en ser sede
del Foro de Innovación de las Américas y los uruguayos
confiamos no sólo que el mismo será productivo, sino
además que durante la estadía en nuestro país, reitero,
quienes nos visitan se sientan muy cómodos, en su casa.
Una casa habitada y en obras, como
son todos los países. Ustedes bien saben que no es
fácil construir o reformar una casa con la gente
adentro y que a menudo durante las obras, surgen
inconvenientes que generan incomodidades. Pero a los
problemas, más que dramatizarlos, hay que resolverlos
lo mejor posible y para ello, estoy hablando en un
sentido estrictamente político en este momento, no
técnico ni profesional. Para resolver esos problemas,
esta la democracia, como forma de gobierno y como
estado de la sociedad. La democracia como aire habitual
también para la temática por supuesto que refiere a
este Foro.
Amigas y amigos, en una línea de
continuidad con el Foro de Competitividad realizado el
año pasado en Atlanta, este Encuentro tiene una razón
que se resume en dos vocablos, en dos conceptos
estrictamente vinculados entre si, que son Innovación y
Desarrollo.
La estricta relación entre
Innovación y Desarrollo no es inédita. Ya estuvo
presente por citar apenas dos casos en el Renacimiento
y en la Revolución Industrial.
Sin embargo, siendo dichos casos
relativamente cercanos en el tiempo y en el espacio, lo
americanos, todos nosotros los americanos, no
participamos en ellos. Llegamos tarde a ambos. Al
Renacimiento, pues en aquel entonces aún no nos habían
descubierto y a la Revolución Industrial, porque a
mediados del siglo XVIII éramos unas remotas colonias.
Nuestra primera tarea entonces, es hoy no llegar tarde
a ese desafío global de la Innovación y el Desarrollo y
por decirlo de alguna manera, estar entre los primeros
en llegar al futuro. Claro que la tarea no se limita a
estar solamente, hay que estar, pero también hay que
saber hacia donde debemos ir.
Para ello, es imprescindible saber
de dónde venimos. América, nuestra América, toda la
América es una y varias a la vez. Y no es malo que así
sea, al fin y al cabo así es la realidad. Lo malo es
que no lo reconozcamos y vivamos encandilados por el
espejismo de una homogeneidad que no es tal.
Somos multiétnicos, multiculturales,
tenemos distintas historias, y distintas realidades,
pero América es una sola, desde el Norte al Sur.
En nuestro continente, hay países
que marchan a la vanguardia mundial en Innovación y
Desarrollo, pero también hay otros, la mayoría, que
venimos atrasados. Las razones de tal retraso son
múltiples, pero también ampliamente conocidas, razón
por la cual, creo que es innecesario repetirlas esta
tarde ante ustedes. En todo caso, permítanme referir a
algo que desde esta perspectiva considero una segunda
gran tarea para la mayoría de nuestros países,
incluido, por cierto el Uruguay, en materia de
Innovación y Desarrollo.
Esa segunda gran tarea, la primera
es no quedarnos atrás de este proceso global.
La segunda gran tarea es, la tarea
de la Educación. Es cierto que no hay desarrollo sin
innovación, pero también es cierto que no hay
innovación sin educación. Y podríamos agregar,
permítanme que lo haga en este momento, que tampoco hay
educación sin nutrición adecuada desde el vientre
materno. En la biología, podrá haber excepciones, pero
no hay milagros.
La educación implica, también,
atender los derechos humanos en las necesidades básicas
y fundamentales de la población. Pero volviendo a la
ecuación, un sistema educativo accesible de calidad y
permanente, no es un adorno del desarrollo sino que es
la clave del mismo. La clave en la cual se constata que
ha habido importantes progresos durante las últimas
décadas, pero también nos falta mucho. Si faltará
mucho, pues en materia educativa, tampoco hay milagros.
Amigas y amigos, por cierto que a
los uruguayos nos gusta ser de bajo perfil. Nos gusta
aparecer como muy sencillos, hasta con modestia. No
falsa modestia. Pero así somos los uruguayos. Por
tanto, Uruguay no tiene veleidades de guía de la
humanidad. Ni yo quiero abusar de la tolerancia de
ustedes, pero a propósito de la educación como clave de
Innovación y Desarrollo, permítanme también mencionar
algo que probablemente habrán observado en el hall de
acceso a este salón. Allí, entre otros stands, está el
del proyecto de conectividad educativa de informática
básica para el aprendizaje en línea. Todo un título muy
pomposo, que nosotros lo conocemos como proyecto
CEIBAL, según su sigla. Sería imprudente de mi parte
ingresar en la especialidad del señor Negroponte,
encargado de la conferencia inaugural de este foro.
Pero, como persona vinculada al
quehacer científico, como ex docente universitario,
como ciudadano y como Presidente de la República
Oriental del Uruguay, no puedo evitar decirles que el
proyecto CEIBAL, mediante el cual, al finalizar el
actual período de gobierno, cada alumno y maestro del
sistema escolar público, tendrá gratuitamente su propia
computadora, es mucho más que un esfuerzo presupuestal.
Es mucho más que un desafío tecnológico o que un asunto
curricular o un hecho inédito en la región. El proyecto
CEIBAL es una revolución. Una revolución profunda e
irreversible, porque es una revolución en la
inteligencia, en la información y en el conocimiento de
nuestros niños, de nuestros jóvenes y de nuestros
docentes.
Tan convencidos estamos de ello,
tanto nos entusiasma esta revolución, que tenemos el
propósito de ampliarla ante una sugerencia de las
autoridades de la Administración Nacional de la
Enseñanza Pública, en una primera instancia a los
docentes de nivel secundario, para que todos ellos
tengan iguales posibilidades de acceder a un computador
portátil de buena calidad, bajo costo y mediante
adecuada financiación. Queremos extender este proyecto
en una primera etapa, apoyando esta propuesta que nos
llega de los propios docentes de la enseñanza
secundaria pública de nuestro país.
Puede parecer irrelevante pero no lo
es, ya que muchos de estos docentes no poseen un
computador propio, con lo que ello significa en cuanto
a dificultades en el desempeño de sus tareas.
Las revoluciones no garantizan la
prosperidad de la gente, pero si son auténticas, ayudan
a que toda la gente tenga iguales oportunidades de
prosperar. A eso apunta, más allá de sus naturales
acotamientos e inexorables dificultades, el Proyecto
CEIBAL Y eso es lo que, modestamente, quería mencionar
en esta oportunidad y compartir con todos ustedes.
Y agregar, que estamos trabajando en
la elaboración de un Programa de educación para
nuestros niños, a ser incluido en las computadoras del
Plan CEIBAL, para avanzar un paso más en la lucha
contra el tabaco. Un plan educativo a nuestros niños
escolares para que aprendan a decir que no cuando se
les ofrece el primer cigarrillo.
Y es más, en agosto de este año
tendremos el altísimo honor de dar la conferencia
inaugural que se realizará en Ginebra, auspiciada por
la Unión Internacional de Lucha contra el Cáncer.
Hablaremos de cómo va avanzando la morbimortalidad de
esta enfermedad en el mundo en general y en los países
del mundo subdesarrollado en particular. Y estaremos
proponiendo en esa reunión, a todos los científicos
presentes que van a estar, de distintos países del
mundo, que adopten programas similares de educación
para luchar contra el hábito del consumo del tabaco,
que produce tanto daño a la humanidad.
De aquí la importancia, entre otras,
que tiene la educación. La enorme importancia que tiene
la educación para poder desarrollar, para poder avanzar
en calidad de vida para nuestros ciudadanos.
Amigas y amigos, la educación es
imprescindible para la innovación y el desarrollo, pero
no es suficiente. Así como el desarrollo no es tener
más, la innovación no es tecnología y nada más. La
innovación no es una máquina. La innovación es un
fenómeno complejo, sistémico, en el cual actúan
diversos agentes y el cual interactúa con otros
fenómenos.
En tal sentido, nuestra tercera
tarea, respecto a la innovación y el desarrollo, es
asumirlos en su complejidad, en su carácter
homeostático y llevarlos adelante con convicción y con
acciones concretas.
Así, por ejemplo, no hay innovación
sin ciencia básica, que debe ser cultivada por su
capacidad de producir conocimiento y formar personas
capaces de encarar problemas difíciles con originalidad
y responsabilidad. Y responsabilidad.
La ciencia sin conciencia es la
ruina del alma, enseñó hace cinco siglos Francois
Rabelais.
Sin embargo, no basta con hacer
ciencia básica. Si hacemos ciencia básica y no
patentamos los descubrimientos, otros lo harán por
nosotros, los llevarán a etapas pre-industriales e
industriales y nos los venderán a muy buen precio, para
ellos, por supuesto.
Esta historia, por cierto, ya la
conocemos pretendemos y preferimos no volver a vivirla.
Queremos defender el producto de nuestra inteligencia,
de la inteligencia de nuestros jóvenes, de este
continente.
Pero además, democracia, economía,
bienestar, educación, ciencia, tecnología, innovación,
comercialización, etcétera, constituyen un ecosistema
que no puede funcionar adecuadamente si falta o es
débil alguno de sus componentes. Entre otras razones,
porque las consecuencias de tales disfuncionalidades
siempre las pagan los mismos. Que en nuestro continente
son, lamentablemente, los más desposeídos y los más
débiles. No tenemos derecho a equivocarnos.
No está en mi ánimo inducir ni
obligar a ustedes a convertir este foro de innovación
en un concilio ecuménico, pero tampoco puedo renunciar
a por lo menos mencionar que, complementariamente a la
educación, entre los factores y agentes de innovación y
desarrollo están los siguientes y creo que debemos
tenerlos muy en cuenta. No sólo hablar de ciencia,
tecnología, innovación. Sino también de otros elementos
constitutivos del ecosistema que hacía referencia, que
quisiera mencionar especialmente en la tarde de hoy.
Primero, para cualquier país, un
contexto macro económico consistente, estable y
confiable. Porque la innovación no es fortuita ni
gratuita. Necesita recursos, requiere inversión y nadie
invierte cuando la única certeza es la incertidumbre.
Los países deben mostrar su cara seria en política
económica, en especial en política macroeconómica.
Única forma de atraer inversiones tan necesarias para
el desarrollo del conocimiento, para generar puestos de
trabajo genuinos para nuestra gente.
En segundo lugar, una cultura de la
innovación que impregne, no a una elite de
privilegiados sino al conjunto de la sociedad. Innovar
es crear nuevos productos o procesos productivos, pero
también es mejorar servicios, fomentar derechos. En
fin, mejorar la calidad de vida de la gente. Innovar,
reitero, no es un privilegio de pocos sino una
responsabilidad de todos.
En tal sentido, innovar es una tarea
sustancialmente democrática y participativa y con una
indeleble, entonces, impronta ciudadana.
En tercer lugar, un sector público
eficiente y dinámico. En materia de innovación y
desarrollo, el Estado y el Gobierno, que no son la
misma cosa, por cierto, tienen competencias y
responsabilidades intransferibles. Ya sea en la
identificación de opciones de especialización, porque
nadie es bueno para todo; la capacitación de recursos
humanos, acorde con las opciones adoptadas; la
definición y ejecución de políticas que incentiven a
las empresas y a los emprendedores en su actividad
innovadora; la construcción de una institucionalidad
adecuada y la asignación de los recursos necesarios
para sustentar tales políticas.
En Uruguay, por citar un caso que me
involucra, creamos la Agencia Nacional de Investigación
e Innovación, como institución pública no estatal.
Pequeña, ágil, con mecanismos abiertos y transparentes
de asignación de recursos y procedimientos
sistemáticos, con los objetivos principales de diseñar,
organizar y desarrollar planes e instrumentos
orientados al desarrollo científico-tecnológico, al
despliegue y fortalecimiento de las capacidades de
innovación y a fomentar la articulación y coordinación
entre los diversos actores involucrados en la creación
y utilización de conocimientos.
En buen romance, jugamos el rol que
le corresponde al Estado. Pero también hay un rol que
tendrá que jugar el sector privado.
Y vaya, si con esto que hemos hecho
en el Uruguay estamos innovando. Por lo pronto, los
recursos que se destinarán a la innovación en el
corriente año son nueve veces más –nueve veces más- que
lo que se destinaron en el año 2004.
También, creamos la Agencia para el
Gobierno Electrónico. La Sociedad de la Información y
del Conocimiento, con objetivos y metas concretas en
materia de inclusión y equidad social. Un proyecto
social de inclusión. Un proyecto económico de inclusión
social.
Fortalecimiento democrático,
transformación del Estado, desarrollo productivo y de
infraestructuras para generar puestos de trabajo,
genuinos y decentes para nuestra gente. Educación y
generación de conocimiento e integración regional.
No es un hecho menor, en un país de
poco mas de tres millones de habitantes y en el cual,
según recientes estudios, 32.000 personas utilizan el
teletrabajo para vender sus productos o servicios al
exterior, y los ingresos de divisas por este concepto,
que aumentaron un 126% el año pasado, con respecto al
año 2006.
Cuarto, como decíamos recién, un
sector privado también protagonista. Con empresas
capaces de adoptar las tecnologías más modernas, de
mejorar sus modelos de gestión y comercialización, de
crear valor como estrategia de competencia en los
mercados globales.
Nada de esto se logra con
empresarios y trabajadores insuficientemente
calificados. Difícilmente se logre con empresarios
ricos y empresas pobres, y trabajadores más pobres aún.
Difícilmente se logre, en pocas
palabras, sin relaciones laborales innovadoras para
ambas partes, valga la redundancia. Relaciones
laborales serias, respetuosas, formales, de tolerancia,
de diálogo.
En quinto lugar, un sector
universitario académico innovador en sí mismo, exigente
con los demás. Pero también exigente consigo mismo, en
su compromiso con la democratización del conocimiento,
en sociedades de base crecientemente científica. Y mas
allá de ello, con la libertad y la democracia como
condiciones sine qua non para la innovación y el
desarrollo.
Voy a decirlo, porque si no lo hago
puede provocarse algún malentendido doméstico, aquí,
entre nosotros. Yo me siento sanamente orgulloso del
sector universitario académico uruguayo. En parte,
obviamente, porque pertenezco al mismo. Pero en mayor
parte, por el involucramiento de este sector en la
construcción de un Uruguay mejor, con más calidad de
vida para su gente.
Podría dar al respecto, de este
sector al que estoy mencionando, muchos ejemplos para
sustentar lo que estoy diciendo. Pero voy a mencionar
uno, al equipo BiliLED para el tratamiento de la
ictericia neonatal desarrollado bajo patente de la
Universidad de la República, que es la universidad del
Estado uruguayo, con el apoyo del Programa AMSUD del
Instituto Pasteur de Francia y del PNUD, el Instituto
de Física de la Facultad de Ingeniería de nuestra
Universidad de la República, logró un excelente equipo
de fototerapia de bajo costo, mayor vida útil y fácil
mantenimiento que reduce los tiempos de tratamiento y
permite tratar los casos graves de ictericia sin
recurrir a las transfusiones sanguíneas, que
representan un alto riesgo de vida para los recién
nacidos.
Desde mediados del año pasado,
equipos BiliLED, fabricados y donados por la
Universidad de la República, están funcionando en cinco
hospitales públicos de aquí, en Uruguay. Claro que
estamos orgullosos, vaya si podemos estar orgullosos de
nuestros jóvenes técnicos. ¿Cómo un Gobierno puede dar
la espalda a estos procesos de innovación, de
investigación, de avance en el conocimiento, de
educación y de volcar estos conocimientos,
democráticamente y con equidad, al seno de la sociedad
que tanto lo está esperando?
En quinto lugar, un proyecto de
nación. Porque las naciones son pasado y tradición,
pero también y sobre todo, son la posibilidad de un
futuro mejor y compartido. Más aún en naciones jóvenes
como las americanas. Ese futuro mejor no está
predeterminado, ni hay que esperarlo. Hay que
construirlo, con los pies en la realidad y la mirada y
el corazón en la utopía. Con pragmatismo, pero también
con valores y con principios.
Los uruguayos lo estamos intentando,
todos los uruguayos. Sin diferencia, en este momento
hablando como político de sectores políticos, por
encima de los sectores políticos, el Uruguay lo va a
poder construir. Los uruguayos lo estamos intentando.
No le damos la espalda al pasado,
pero tampoco somos rehenes del mismo. Estamos viviendo
un presente, construyendo un futuro que sea mejor que
el pasado. ¿Que la tarea no es fácil?, ¿que en el
transcurso de la misma existen inconvenientes?,
¿aparecen diferencias y se cometen errores? Por
supuesto que sí. Pero las dificultades no pueden servir
de excusas para la resignación.
Sexto, un proyecto de región. Porque
la viabilidad de las naciones está estrechamente
vinculada a su inserción internacional y en primer
término, por supuesto, a sus respectivas regiones.
Ningún país, por rico y poderoso que sea, puede darse
el lujo de la soledad, suponiendo que la soledad sea un
lujo, cuestión harto discutible. Y que justificaría
innumerables congresos, seminarios, talleres,
observatorios, conservatorios, tertulias, etc., para
discutir ese punto. Basta repasar el catálogo de
organismos de integración regional para que podamos
constatar que los americanos somos, seguramente, y
desde hace muchos años, campeones mundiales en la
creación de organismos de integración regional.
Sin embargo, basta repasar las
noticias de las últimas semanas para constatar que para
construir una región no alcanza con inventar siglas,
hacer reuniones, pronunciar encendidos discursos o
posar para fotos protocolares. Ni siquiera alcanza con
hacer conceptuosas declaraciones. Las declaraciones no
curan enfermedades ni reducen los problemas.
Para construir una región, desde
nuestro muy humilde punto de vista, se necesitan ideas
de largo aliento, decisiones responsables y firmes y
acciones concretas. Y respeto, mucho respeto. Respeto a
uno mismo, que no quiere decir egolatría. Y respeto a
los demás, que no quiere decir pusilanimidad.
No ignoramos la complejidad del
mundo actual ni las diferencias y desigualdades
existentes en nuestro propio continente. Tampoco
ignoramos que pese a ello, la integración americana,
avanza. Con luces y sombras, con aciertos y errores. De
a poco, pero avanza.
Y tendrá que avanzar mucho más aún,
en términos de conectividad, de comunicaciones, de
energía, de infraestructura, producción, en términos de
cultura, de derechos, de ciudadanía. Y por supuesto, de
ciencia, de tecnología e innovación para el desarrollo.
Si tendremos tareas que llevar
adelante en un proceso de integración. Y no sólo
políticas, y no sólo comerciales, y no sólo
mercantilistas y no sólo económicas. Ahí está la
complejidad de la que intentábamos hablar desde el
principio de nuestra ponencia.
No es fácil. Lo sabemos, no es
fácil. Pero tampoco imposible. Es difícil. Pero les
parece imposible a quienes no están dispuestos a
intentarlo seriamente.
Y no es ese nuestro caso. Este Foro,
la presencia de todos ustedes aquí, es una demostración
de voluntad y compromiso, ya no sólo con la innovación
y el desarrollo, sino también con la integración
americana.
Amigas y amigos, "¿Por qué debo
preocuparme tanto por la posteridad si ella no ha hecho
nada por mí?". Esto lo dijo Marx. Pero cuidado, Groucho
Marx. No es un chiste banal ni un juego de palabras. A
su manera, Groucho, tenía razón. Hay que preocuparse
menos por la posteridad y hay que preocuparse más por
el futuro.
El concepto posteridad tiene cierto
tufillo egoísta. En cambio el concepto futuro respeta
al individuo al tiempo que valora a los demás, en tanto
semejantes. Por supuesto, en ese terreno y en esa tarea
la innovación tiene mucho de futuro compartido.
Y este Foro, que no pretende ser
principio ni fin de proceso alguno, es un mojón en un
camino que viene de lejos. Un camino que como
americanos emprendimos un poco tarde, como lo decía al
principio, pero que estamos recorriendo para llegar a
tiempo al mejor futuro. Este es el desafío que ustedes
tendrán por delante en las próximas horas, en las
discusiones fermentales que seguramente llevarán
adelante. Muchas gracias, y buen trabajo. |