Presidente Vázquez en FOEB
Gobierno apuesta a un modelo de país productivo
mediante diálogo social, inversión y trabajo
Vázquez dijo que Uruguay transita
un camino de generación de producción, puestos de
trabajo genuinos y de distribución de riqueza con
justicia social que produce igualdad de oportunidades.
Recordó que en educación se invirtieron U$S 1.400
millones. La inversión extranjera es superior a U$S
1.000 millones, con record en tasa de ocupación.
Aseguró que más del 60% de los trabajadores y el 80% de
los pasivos no pagan IRPF.
En la sede del Sindicato de la
Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, el
Presidente de la República, Tabaré Vázquez, manifestó
que siente tranquilidad por el cumplimiento del
Programa de Gobierno durante los 36 meses de gestión.
El Presidente, aseguró que se han
cumplido muchos de los objetivos propuestos por su
fuerza política, no obstante aseguró que es necesario
profundizar los cambios iniciados.
En ese sentido, indicó que es
necesario avanzar en la democratización de nuestro país
y en la apertura para una más amplia participación de
los ciudadanos, así como profundizar la justicia social
y encontrar igualdad de oportunidades para todos los
habitantes.
En ese contexto, dijo que
herramientas como la educación son necesarias para
cumplir los objetivos y explicó que el Gobierno está
cumpliendo con el compromiso asumido de destinar el
4.5% del PBI para esa área, situación que se reflejará
en la próxima Rendición de Cuentas.
El Mandatario, subrayó que el país
pasó de destinar en el período de gobierno pasado 400
millones de dólares para la educación a invertir 1.400
millones en la actual Administración. En ese sentido,
afirmó que el aumento es significativo, justo y
merecido.
Para Vázquez, es necesario avanzar
en aspectos relativos a la Reforma Educativa, hacer que
la educación cumpla el objetivo fundamental de
capacitar a los niños, jóvenes y a todos los uruguayos
para llevar adelante el proyecto de país productivo,
con generación de puestos de trabajo genuinos y
decentes para la población.
De esta forma, recordó que el
principal reclamo que recogió el actual Gobierno cuando
recorrió el país en campaña electoral fue el pedido de
los ciudadanos para acceder a fuentes de trabajo
dignas. En eso el gobierno avanzó sustancialmente,
sostuvo el Mandatario.
Vázquez, expresó que la ecuación
formulada por su equipo de Gobierno aspira a construir
un modelo de país de producción, trabajo, con
generación de riquezas, distribución con justicia
social e igualdad de oportunidades para todos los
uruguayos.
El Presidente, manifestó que para
generar puestos de trabajo se necesitan inversiones
productivas, agregando que a ese objetivo apostó el
Gobierno, generando confianza y credibilidad en los
inversores.
Asimismo, se atendieron los
compromisos que iniciaron una política de inclusión
social para rescatar a los uruguayos que vivían en la
pobreza extrema.
Recordó, que al asumir la actual
gestión gubernamental se realizaron negociaciones con
organismos internacionales en las cuales participaron
todos los Ministros, y en donde se impuso la defensa
del Programa de Gobierno. De esta forma, no se
negociaron los 200 millones de dólares que luego fueron
destinados a la implementación del Plan de Emergencia.
Así, se logró incluir en distintos programas sociales a
los ciudadanos que más lo necesitaban.
Inversiones en sectores públicos y
privados; política exterior con inserción en la región
y en el mundo; sistema financiero transparente; fueron
algunas de las acciones que generaron seguridad,
confianza y rentabilidad para la llegada de capitales
productivos.
En la década del 90 la inversión
extranjera en el país era de 300 millones de dólares,
en tanto hoy, sin contar la inversión de la empresa
Botnia, es de 1.000 millones de dólares, inversión
productiva que genera múltiples puestos de trabajo.
Actualmente, el aumento de la tasa
de ocupación del país constituye un record histórico
que se produjo luego de que los capitales extranjeros y
nacionales invirtieran en el territorio nacional. De
esta forma, el país se preparó para crecer
económicamente y además, potenció, también, su posición
en la coyuntura internacional.
Vázquez, señaló que el Gobierno se
propone llevar adelante un programa de justicia social
que redistribuya la riqueza de forma equitativa porque
todos los uruguayos merecen participar en la economía
que el país genera.
En su alocución, manifestó que las
herramientas para redistribuir la riqueza son la
seguridad social, a través de las asignaciones
familiares, la Reforma Impositiva, "para que pague más
quien tiene más y pague menos quien tiene menos".
Aseguró que la Reforma, que es perfectible, permite que
más del 80% de los jubilados no pague Impuesto a la
Renta de las Personas Físicas, al igual que más del 60%
de los trabajadores.
El Presidente aseguró que la
realidad es una sola: más del 60% de los trabajadores
no pagan impuesto a la renta de las personas físicas y
casi el 80% de los pasivos no pagan IRPF.
Sólo una parte de ese 12% de pasivos
paga más, situación que se generalizó, generando el
reclamo de un grupo de jubilados, que con un espíritu
solidario deben entender que el Gobierno, quiere
utilizar las herramientas para distribuir la riqueza de
una manera más justa para todos los uruguayos.
En cuanto a los fallos de la Suprema
Corte de Justicia, aseguró que el Gobierno cumple con
lo que establece la Constitución, la Ley y las normas
vigentes y sigue el desarrollo de esta situación.
La política impositiva y las
políticas sociales y laborales son otras herramientas
para redistribución justa de la riqueza.
El Mandatario dijo que el país va
por buen camino, es necesario profundizar en el camino
del diálogo y entendimiento para profundizar los
cambios. Hay muchos intereses en juego, una burocracia
pesada, un Estado pensado para otro modelo de país.
Ello hace necesaria una Reforma Constitucional que
permita vencer algunas de estas dificultades y actuar
sobre determinadas estructuras pensadas para otro
modelo de país, otra condición política y otro tiempo.
Para Vázquez, es necesario un Estado
más eficiente que apueste a la producción, trabajo y
justicia social, distribución de riqueza, conocimiento,
educación y solidaridad.
El Gobierno tiene la convicción de
que está cumpliendo con el Programa que votó la mayoría
de los uruguayos y continúa trabajando con todo el
equipo para profundizar en los cambios.
En ese sentido, dijo que cuando
asumió el 1º de marzo de 2005 no era fácil mantener
equilibrios, lograr constancia, el gobierno debía
buscar gobernabilidad, la forma de implementar su
programa de forma gradual. Hoy, cuenta con otros
conocimientos y posibilidades, y además, existe la
voluntad política de ahondar en el programa llevado
adelante.
Junto al Presidente de la República
estuvieron presentes el Ministro de Trabajo y Seguridad
Social, Jorge Bonomi y el Ministro de Industria,
Energía y Minería, Daniel Martínez.
EXPRESIONES DEL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA SEDE DEL SINDICATO DE
LA FEDERACIÓN DE OBREROS Y EMPLEADOS DE LA BEBIDA
PRESIDENTE VÁZQUEZ: En primer
lugar, decir el honor, la satisfacción que es para mí
estar aquí en esta casa. Una casa de amigos, de
compañeros, después voy a decir porque digo esto. Pero,
primero es lo primero y lo primero es manifestar mi
total adhesión a tan justo homenaje que se le rindiera
hoy a Juan José Ramos, nuestro querido compañero; y a
la familia aquí presente. Un gran luchador por el
derecho de los trabajadores, así que un abrazo.
Como decía, Richard Reed, lo que son
las cosas de la vida. Cuando se me invitó a concurrir a
una asamblea de este tipo realmente me llenó de
satisfacción por muchos motivos.
Hay un poeta Rabindranath Tagore que
es más conocido como Khalil Gibrán que escribió muchas
cosas hermosas, entre otras, un poema sobre los hijos,
que dice: "Tus hijos no son tus hijos, son hijos e
hijas de la vida. No vienen de ti sino a través de ti y
no te pertenecen. Pertenecen a la casa del mañana -y en
esto quiero insistir-, a la que nunca podrás visitar,
ni siquiera en sueños".
Yo creo que el destino de los
sueños, sin duda, pertenece a la casa del mañana, a la
que no podremos visitar ni siquiera en sueños. Porque
quién me iba a decir a mi, hace muchos años atrás,
cuando pasé de ser integrante del Sindicato de FUECI,
que fue porque trabajaba en un almacén por mayor Carrau
y Compañía, que pertenecía a FUECI, a ser integrante
del Sindicato de la Bebida cuando pasé a trabajar -y me
recibí trabajando- y seguí trabajando en esta fábrica,
aún después de recibido de médico en la licorería
Chatillón S.A. muy cerca de acá en la calle Asencio que
en los papeles decía Asencio 1430, pero en los papeles
no existe. Existen el 1424, 1428, 1436 y 1440. Que en
esta época iba a visitar este sindicato como Presidente
de la República.
Y quién me iba decir a mí cuando
luego de un 1º de mayo soleado, fresco, frío,
integrarme a la columna de trabajadores que venía del
Cerro y de La Teja. Yo vivía en Agraciada y Asencio, e
íbamos hasta el Palacio Legislativo mirando lo que hoy
es la plaza 1º de Mayo, Mártires de Chicago, que estaba
el estrado mirando hacia General Flores.
Y me integré a esa marcha que venía
esperándola especialmente. Caminé junto a alguien que
es muy conocido en el mundo futbolístico y vimos el
acto del 1º de Mayo juntos, Don Roberto Fleitas, que
había tomado esta marcha en la esquina de Belvedere y
venía caminando. Y escuchamos con enorme satisfacción,
con asombro, la oratoria de un muy joven, fuerte,
ferviente, vigoroso, dirigente sindical de aquel
momento, hace prácticamente 25 años, que se llama
Richard Reed, que habló en ese acto.
Y que rápidamente un cuarto de siglo
después nos íbamos a encontrar, él en su actividad
sindical y quién habla en la actividad responsable que
libre y democráticamente nos dieron los uruguayos para
que ejerciéramos a partir del 1º de marzo de 2005.
Son esas cosas de la vida que no se
pueden soñar. Que se van y que nos llenan, muchas
veces, de satisfacciones. Por eso, especialmente para
mí es un honor y reitero una satisfacción estar en esta
casa en la tarde de hoy.
Yo agradezco las palabras del
compañero Richard Reed, las valoro enormemente. Sé que
en ellas se encierra la voluntad de un sindicato serio,
responsable, maduro, con una gran historia y comparto
también con él, algunas apreciaciones que ha hecho
vinculadas sobre todo al futuro. Nosotros somos los
primeros convencidos, y cuando digo nosotros, digo el
equipo de gobierno que este camino que hemos comenzado
hay que profundizarlo.
Pero créannos que no es fácil
cambiar estructuras, costumbres, usos, intereses,
poderes, que desde hace tanto tiempo están arraigados
en lo más profundo de nuestro país.
Nos sentimos tranquilos, no
satisfechos porque creemos que todavía falta mucho por
hacer, es mucho lo que se ha hecho, falta menos. Pero
es mucho lo que queda por hacer, siempre va ha quedar
mucho por hacer y mucho para construir, en cualquier
país o en cualquier actividad. Pero somos concientes de
la necesidad de profundizar los cambios que hemos
comenzado con el ejercicio de este Gobierno en
distintos niveles.
Creo que algunos ya se aprecian. La
gente en general comienza a apreciarlos con mayor
profundidad porque los comienza a vivir, a
experimentar. Pero sin duda tendremos que avanzar en la
profundización de la democratización de nuestro país,
de la apertura de la más amplia participación de los
ciudadanos en la construcción del futuro del país; y en
buscar profundizar la justicia social y encontrar
igualdad de oportunidades para todos los uruguayos.
Tenemos muchas herramientas para
llevar esto adelante, entre otras, como los mencionaba,
tú Richard, el de la educación. Y estamos apostando
fuerte a este tema. Sin duda, vamos a cumplir con el
compromiso que habíamos asumido de llegar al 4,5% del
PBI para la educación en este período de Gobierno. Ya
estamos por nuestros cálculos en un 4,15% o 4,20%. En
la próximo Rendición de Cuentas se destinará una
cantidad importante de recursos económicos para la
educación, lo que nos asegura poder decir, hoy, acá que
vamos a llegar a ese 4,5% para la educación pública del
país. Lo que sumado a lo que se invierte también en
educación privada, que es otro rubro a tener en cuenta
en el terreno de la educación, sitúa al Uruguay con
igual o por encima de un 6% de su Producto Bruto
Interno para la educación en general. Para la educación
en general.
¿Esto es suficiente? Bueno, en
números redondos hemos pasado de destinar 400 millones
de dólares para la educación en el quinquenio, en el
anterior, a 1.400 millones que vamos a destinar en este
quinquenio. Creemos que es un aumento
importante, significativo, justo como merecido, pero
entendemos también que hay que avanzar en algunos
aspectos vinculados a la Reforma Educativa. No es sólo
volcar dinero, que no es del Gobierno, sino que es de
la sociedad en su conjunto, para la educación, sino
hacer que la educación realmente cumpla el objetivo
fundamental, que es capacitar, no sólo a nuestros
niños, a nuestros jóvenes, si no a todos, en cualquier
edad de la vida en que nos encontremos para poder
trabajar y llevar adelante el proyecto del país que
queremos.
Es un proyecto de país de
producción, de generar puestos de trabajo; y puestos de
trabajo genuino y decente para los uruguayos, que era
el principal reclamo que recogíamos cuando recorríamos
el país en la campaña electoral anterior. La gente nos
pedía trabajo. Este era el principal reclamo que nos
hacía la población. Y lo decía y lo especificaba muy
bien, Richard, cuando decía que con el salario, él
llevaba el plato de comida a su casa. Es lo que nos
decía la gente cuando visitábamos los merenderos en
todo el país. Yo no quiero darle de comer a mis hijos,
nos decía en el merendero, yo quiero darle de comer a
mis hijos en mi casa, en la mesa familiar, con el fruto
de mi trabajo. Esto es lo que más se pedía. Y en esto
hemos trabajado intensamente. Queda mucho por hacer.
Pero hemos avanzado. Hemos avanzado sustancialmente.
Porque la ecuación que nos hemos planteado y
seguramente, el señor Ministro de Economía, lo ha dicho
y los otros compañeros Ministros que han estado acá
también lo deben haber dicho. Es un modelo de país de
producción, de trabajo, un modelo de país que genere
riqueza, que distribuya esa riqueza con justicia social
y que dé igualdad de oportunidades a todos los
uruguayos para poder avanzar en la vida.
Esta es la ecuación. Parece muy
simple, muy sencilla de enunciarla. Pero tiene algunos
elementos que muy brevemente me gustaría analizar con
ustedes para tratar de explicarles cual es el
pensamiento que ha guiado y que guía a este Gobierno.
Sobre todo cuando, muchas veces se discute, con razón y
está muy bien, el encare de política económica que
hemos intentado llevar adelante.
En primer lugar, no debemos de
perder de vista al punto de partida, que es
fundamental, para hacer un estudio evolutivo de una
situación tenemos que tener dos puntos de comparación.
El punto de inicio en el que se comienza el análisis y
en el punto en el que nos encontramos. Y el tiempo que
media entre ese punto de inicio y el punto en que nos
encontramos. Nosotros hemos tomado como referencia
arbitraria, se podrá decir, pero creo que es un mojón
válido, como punto de inicio cuando llegamos al
Gobierno nacional el 1º de marzo de 2005. Y el tiempo
transcurrido, los tres años y la situación en la que
nos encontramos en el día de hoy.
No voy a abundar sobre como nos
encontramos porque ustedes lo saben muy bien. Si
hablamos de tasa de desocupación, si hablamos de Leyes
laborales, de situación social, de marginación, de
exclusión, ustedes lo saben, yo no voy a insistir en
este punto porque sería una ofensa a la inteligencia y
al conocimiento de todos ustedes.
Pero digo sí, que la gente nos pedía
tener puestos de trabajo, puestos de trabajo decentes,
dignos, un puesto de trabajo formal que permitiera, con
dignidad, mantener a quién trabaja y mantener a su
familia.
Esta era el principal reclamo que
tenían. Por lejos. En aquel momento esa era la
realidad. Que había otros problemas en el contexto de
la sociedad uruguaya, lo sabía. Que los hay hoy
también, pero el tema fundamental era queremos
trabajar, queremos trabajo.
Y desde este punto de partida
analicemos, entonces, la ecuación que estábamos
planteando del crecimiento económico, generar puestos
de trabajo, distribuir la riqueza con justicia social y
encontrar el camino de igualdad de oportunidades para
todos los uruguayos.
Para generar riquezas, para generar
puestos de trabajo se necesita quien invierta. ¿En
dónde?, en el sector financiero, como se hacía antes
del 1º de marzo de 2005, fundamentalmente, donde se
hablaba de la existencia de capitales londrinas que si
uno los atacaba se iban y que en un segundo por medio
de la computadora se pasaban en un segundo capitales
del Uruguay a cualquier otro banco del mundo. No,
nuestra propuesta, nuestro modelo de país, es el país
de la producción, de la producción y del trabajo. Así
que apostamos a que llegarán inversiones al sector
productivo del país.
Bien, para lograr la llegada
de esas inversiones debíamos generar confianza y
credibilidad en los inversores. Porque nadie invierte
donde no tiene la seguridad de recuperar el dinero, por
lo menos, y obtener una ganancia del mismo. Estas son
las reglas de juego claras de quién tiene capital. Así
son. Qué habrá que cambiarlas en un futuro. Fenómeno,
lo discutiremos porque es toda una teoría a desarrollar
que avanza ya desde hace mucho tiempo. Pero la realidad
es que quién tiene capital para invertir en lo que sea,
para nosotros en el sector productivo, necesita
seguridades. Necesita creer en el lugar donde va a
invertir para saber que no pierde su capital, para
saber que va a tener rentabilidad.
Y esta fue una de las tareas
fundamentales a las que nos dedicamos desde el
principio del Gobierno. Ganar confianza y ganar
credibilidad. La confianza se pierde en diez minutos o
menos. Pero ganar confianza lleva mucho tiempo. Hay que
demostrar con hechos concretos que somos merecedores de
esa confianza. Pero apostamos, entonces, a ganar esa
confianza, esa credibilidad y que llegaran capitales.
La inversión, como ustedes saben muy bien, se puede
hacer tanto por el sector público, como por el sector
privado. Y si partimos de donde partimos, el 1º de
marzo de 2005 para analizar el tema de las inversiones,
todos somos concientes que el sector público había sido
fuertemente golpeado por la crisis del 2002. Que el
país había perdido prácticamente todos sus recursos
económicos, las reservas internacionales habían quedado
algo más de 600 millones de dólares, que el Estado era
un descalabro y que las posibilidades reales de
inversión del sector público eran muy bajas, eran muy
bajas. Porque, además de atender cuando llegamos al
Gobierno, al sector productivo de la producción y
generación de puestos de trabajo tuvimos que atender un
compromiso fundamental, que también lo mencionó
Richard, que era iniciar una política de inclusión
social, de atender a aquellos que más lo necesitaban a
los ciudadanos uruguayos que vivían en la marginación,
que vivían en la pobreza extrema. No nos daba para
atender a todos los ciudadanos que vivían en pobreza,
algunos casi en el límite entre la pobreza y la pobreza
extrema. Pero había, pensábamos nosotros, 200.000,
250.000 ciudadanos uruguayos que vivían marginados sin
ningún derecho y en la pobreza extrema. Y había que
aplicar el Plan de Emergencia y los recursos escasos
que teníamos en aquel momento tenían que ser aplicados
al Plan de Emergencia y lo defendimos a muerte.
Cuando vinieron integrantes del
Fondo Monetario Internacional a negociar con este
Gobierno porque le debíamos al Fondo Monetario
Internacional, que es un Banco, eran nuestros
acreedores y había que cumplir con los compromisos
porque se le debía. Este Gobierno puso dos condiciones
y una particularidad en esa negociación con los
organismos financieros internacionales. La
particularidad es que dijimos que la negociación no se
va a hacer con el Presidente de la República
exclusivamente, o con el Ministro de Economía
exclusivamente, o con ambos, sino que en la negociación
van a participar todos los Ministros de este Gobierno.
Todos. Y se hicieron reuniones con los delegados de los
organismos financieros internacionales. Con todos los
Ministros exponiendo cual era nuestro plan de Gobierno
o nuestro Programa de Gobierno. Esto nunca se había
dado en el país. En general las negociaciones se iban a
hacer allá, en Estados Unidos, donde están los
organismos, las sedes centrales. Vinieron acá los
organismos. Se reunieron con este Gobierno y con todo
el Gobierno, con todos los Ministros que tuvieron
oportunidad de discutir, analizar con estos
representantes de los organismos financieros
internacionales, las propuestas que había y las
propuestas que tenía nuestro Gobierno. Esta es una
particularidad que hay que rescatar. A mí me parece,
que es un valor diferencial como para comparar con lo
que se hacía antes del 1º de marzo del 2005. Y dio
buenos resultados porque pusimos dos condiciones,
además de esta particularidad. La primera, el Plan de
Emergencia no se toca. Los 200 millones de dólares que
teníamos destinados para el Plan de Emergencia no se
tocan bajo ninguna condición. La segunda, que el
Programa que iba a llevar adelante este Gobierno era el
Programa de la fuerza política que había ganado las
elecciones. Ningún programa que se impusiera desde
afuera
Así fue negociado, estuvo Eduardo
presente, y así fue aceptado. Discutimos sobre la base
del programa de Gobierno del Frente Amplio, sobre la
base del Gobierno de la izquierda nacional.
Retomo el tema de las inversiones.
No sólo había que invertir por parte del Estado en el
sector productivo, en la reconstrucción de la
infraestructura del país, para apoyar ese país
productivo, sino también en atender a la emergencia
social, como habíamos quedado comprometidos, y comenzar
a desarrollar políticas sociales, que estaban realmente
dispersas, por lo menos, para decir algo, en el
contexto del manejo de Gobierno, y no contemplaban
todos los aspectos que debe contemplar un Gobierno
progresista, un Gobierno que pertenece a una fuerza
política de izquierda en nuestro país.
Por tanto, el otro camino que
quedaba no era sólo el de la inversión pública para
crecer el sector productivo y generar puestos de
trabajo, sino que había que buscar también que llegara
la inversión privada. Y la inversión privada podía ser,
o inversores privados del país o inversores privados
extranjeros.
La crisis que afectó al país, que
por cierto no afectó a todos por igual, económica y
socialmente hablando. Hubo gente que en esa crisis ganó
mucho dinero, se enriqueció enormemente en esas dos
décadas anteriores a la crisis. Hacía, esa crisis, que
por falta de credibilidad y de confianza, también en el
Gobierno, muchos inversores nacionales no invirtieran
en el país. Preferían sacar su dinero al exterior.
¿Por qué? Porque también llegamos al
Gobierno y no debemos olvidar, precedidos por una fama
que se nos había puesto, que si llegaba el Frente
Amplio al Gobierno iba a ser todo un caos. Se iban a ir
los capitales, los empresarios, iba a aumentar la
desocupación, el manejo de la economía iba a ser un
desastre, la gente se iba a empobrecer más. ¿O no se
decía esto en plena campaña electoral?
Por tanto, la credibilidad con la
que llegamos, la confianza que se nos tenía al inicio
de este Gobierno por parte de los inversores
nacionales, no era la mejor. Y tuvimos que salir a
conquistar la confianza de inversores extranjeros. Hubo
que recorrer el país, hubo que hacer una política muy
transparente, muy firme, muy clara a lo largo y ancho
de los países que hemos recorrido. Ustedes saben que
hemos salido en varias oportunidades y esperamos,
fervientemente, que las próximas salidas los
trabajadores también nos acompañen a llevar adelante en
el seno de otras sociedades y de otros países la idea
de este país productivo que todos queremos.
Creo que es una muy buena inversión
que va a hacer el Uruguay invitando a los trabajadores
que acompañen al Gobierno, como hacen los empresarios y
otros actores sociales en esta tarea. Y creo que
ganamos confiabilidad; y que ganamos confianza; y que
ganamos credibilidad con esta tarea a nivel
internacional, pese a que se nos critica que no tenemos
una política internacional clara.
Ya no sé, igual a las políticas
internacionales de gobiernos anteriores. Pero es muy
clara la política que llevamos adelante, tratando de
insertar al país en el contexto internacional. En la
región fundamentalmente, pero también en el contexto
internacional.
Y los números hablan claramente de
los resultados de esa búsqueda de esos resultados, de
esos capitales, de esas inversiones que el país
necesitaba. En la década del noventa, mencionada por
Richard Reed, la inversión extranjera en el país era de
300 millones de dólares. Hoy, sin contar el año pasado.
Mejor dicho, sin contar la inversión de la planta de
Botnia, llegó a los U$S 1.000 millones. Más que
triplicamos la inversión extranjera en el país.
Inversión extranjera que vino al sector productivo y
que generó puestos de trabajo y que está generando
puestos de trabajo.
La otra medición que podemos hacer
para ver cómo repercutió la llegada de capitales
extranjeros al país para invertir en el sector
productivo es otro de los elementos que mencionó el
compañero Richard Reed, que es la caída de la tasa de
desocupación pero, lo que es más importante, el aumento
de la tasa de ocupación que hoy tiene el país, que
reconoce récords históricos. Nunca antes el país tuvo
una tasa de actividad como la tiene en este momento.
Y junto a esos capitales que han
llegado desde el exterior para el sector productivo,
también empezó a crecer la inversión de capitales
nacionales en el sector productivo. Claro, esta era la
primera parte de la ecuación. Crecer económicamente. Y
crecimos. Ya llevamos cuatro o cinco años de
crecimiento constante del Producto Bruto Interno. Se
dice por ahí: "el país creció porque las condiciones
internacionales son muy favorables". Es cierto, es
verdad. Las condiciones internacionales para nuestros
commodities o para la colocación de nuestros productos,
es muy buena.
Pero también porque el país se
preparó para enfrentar esa coyuntura favorable. Porque
otros países que están en este mundo globalizado, que
tienen el mismo contexto internacional, no crecieron
como creció el Uruguay.
El Uruguay creció por encima de lo
que creció el promedio de la región. El promedio de la
región creció un cinco y algo por ciento, nosotros
crecimos un siete y algo. Y este año, como vienen las
cosas, el Uruguay va a seguir por este camino de
crecimiento económico.
Muy bien, ¿con esto alcanza? No, con
esto no alcanza. Porque además de crecimiento
económico, necesitamos llevar adelante el programa de
justicia social. De distribuir y redistribuir la
riqueza que este país tiene con justicia. Porque la
riqueza que se queda en Uruguay, es riqueza que
pertenece a los uruguayos. Y todos los uruguayos nos
merecemos participar de esa riqueza que se genera.
Atendiendo, ¿cómo? En primer lugar,
a quienes más lo necesitan. Por eso pasamos de un Plan
de Emergencia, que en lugar de 200.000 o 250.000 en la
campaña electoral decíamos que eran 300.000 los
ciudadanos que estaban en situación de pobreza y nos
decían que éramos unos exagerados, que agrandábamos las
cosas y resulta que fueron muchísimos más que 300.000,
muchísimos más centenas de miles.
Y con el Plan de Emergencia, que no
fue sólo darles un salario para que no trabajaran, como
alguno dijo por ahí, sino que fue ayudar a incluir en
la red de la sociedad a todos los uruguayos. Porque
además de una retribución económica, también se
hicieron planes de asistencia médica, en salud, de
asistencia odontológica, planes de educación, planes
para generar puestos de trabajo. Una cantidad de
proyectos y planes que, seguramente, si estuviera aquí,
lo podría decir mucho mejor la señora Ministra de
Desarrollo Social, Marina Arismendi, que conformaron
una idea, no de asistencia, sino de apoyo.
Y veíamos con asombro cómo, muchas
veces, en aquellos momentos cuando estábamos
instrumentando el Plan de Emergencia, quienes en algún
momento favorecieron a los que más se enriquecieron en
este país y nunca le pidieron una contrapartida, nos
exigían a nosotros, como Gobierno de izquierda, que
implementáramos el Plan de Equidad pero que le
pidiéramos una contrapartida a los que menos tienen.
Ese Plan de Emergencia, que ahora se
transforma en un Plan de Equidad, que busca darle
igualdad de oportunidades a todos los uruguayos, que
intenta ahora comenzar a apoyar a aquellos sectores de
la sociedad empobrecidos, que estaban en ese límite,
que quedaron ahí, un poquito para arriba, un quintil
más arriba de los que estaban en el plan de Emergencia
y que no recibieron el apoyo económico, porque no
reunían las condiciones para estar realmente en la
emergencia, pero estaban casi en emergencia y que
protestaron y con razón. Porque necesitaban y querían y
buscaban y confiaban en el apoyo del Gobierno
progresista, a estos sectores que por razones de
definición económica no les pudimos dar, en este
momento, va a comenzar o se está desarrollando un Plan
de Equidad que va a buscar igualdad de oportunidades
para todos pero atendiendo fundamentalmente a aquellos
sectores que, perteneciendo al Plan de Emergencia, que
estén en un nivel de pobreza importante, van a ser
atendidos prioritariamente.
Pero aquí, yo creo que nos tenemos
que plantear qué herramientas tenemos para distribuir
la riqueza. O para redistribuir la riqueza. Porque es
muy fácil decir: "hay que redistribuir la riqueza,
¿estamos todos de acuerdo? Macanudo, si a mí me dan una
pancarta yo me paro con la misma y hay que redistribuir
la riqueza". ¿Pero cómo lo hacemos? ¿Qué herramientas
tenemos para hacerlo? Esto me recuerda, voy a hacer un
paréntesis, en lo que nos pasó cuando llegamos a la
Intendencia Municipal de Montevideo por primera vez. El
Frente Amplio llega a la Intendencia Municipal de
Montevideo y queremos poner en marcha una de las
propuestas históricas de la izquierda uruguaya. Que
apoyamos y que estamos completamente de acuerdo. Que
era participación ciudadana. Participación de la gente.
En todos los actos que se hacían del Frente, previos a
la campaña electoral, en el año 89, yo veía pancartas
que decían: "participación, ¡ya!" "participación
ciudadana", "participación de los vecinos". Y hablamos
de participación. ¿Cómo hablamos? Porque habíamos leído
una serie de tratados, de documentos, de muchos
compañeros. Muy valiosos. Que desde el punto de vista
teórico desarrollaron magníficamente el tema de la
participación ciudadana. Y entonces, en nuestros
discursos hablamos de la participación ciudadana. Desde
el punto de vista teórico.
Ahora, cuando estuvimos en el
Gobierno de Montevideo dijimos, con el equipo de
Gobierno: "bueno, vamos a descentralizar y vamos a
hacer participar". Primero, no había ninguna norma de
descentralización en el departamento de Montevideo ni
en el país. Hubo que crear una normativa para poder
descentralizar la Intendencia de Montevideo. Y segundo,
cuando dijimos: "vamos a abrir el camino a la
participación" y nos reuníamos con los vecinos en
distintos barrios de Montevideo, como estamos reunidos
acá, dialogando con los vecinos en pleno Gobierno
departamental, los vecinos nos preguntaban y nosotros
también nos preguntábamos y no teníamos respuesta,
cuando nos decían: "participar ¿para qué?, ¿cómo?,
¿cuándo?, ¿dónde?". Y no teníamos respuestas prácticas.
Teníamos respuestas teóricas. Pero junto con los
vecinos, tuvimos que generar las respuestas a estas
preguntas. Participar: cómo, dónde, en qué, para qué.
Bien, cierro el paréntesis y retomo
la pregunta que nos habíamos hecho. Respecto a
distribuir la riqueza, sí ¿cómo no? Ahora, ¿qué
herramientas tenemos para hacerla? Yo creo que tenemos
dos o tres herramientas para llevar adelante esta
propuesta. Pero, como ustedes comprenderán, en cuanto
las mencione se van a dar cuenta que no es fácil poder
instrumentarlas. Ya desde el punto de vista teórico
será muy fácil enunciarlas, pero desde el punto de
vista práctico usted mueve un poquito la piedra y de
abajo sale el cangrejo.
Una herramienta importante y
fundamental es la seguridad social. Entendida no como
las jubilaciones y las pensiones. No, como las
prestaciones generales y globales. Es una herramienta
formidable para distribuir la riqueza. Algunas cosas
las hemos podido impulsar, llevar adelante. Y en este
análisis evolutivo, veamos entonces, lo que ha pasado
con las asignaciones familiares el día de hoy a como
estaban el 1º de mayo del 2005. No le voy a decir a los
trabajadores cuál es la diferencia. La gente la sabe.
No voy a hablar a las pensiones a la
vejez, o en atención a la edad mayor, como estaban y
como están hoy. No quiero incluir en este rubro todo lo
que hace a las Leyes laborales que lo tenemos que
analizar en otro rubro. Pero bastó que utilizáramos
otra de las herramientas para distribuir la riqueza
para que saliera otro cangrejo de debajo de la piedra.
Me estoy refiriendo a la Reforma
Impositiva. Otra herramienta fundamental para
distribuir la riqueza. Para que realmente pague más
quien tiene más y pague menos, el que tiene menos. Esta
Reforma que llevamos adelante desde el Gobierno
nacional, ¿es perfectible? Si, es perfectible. ¿Tiene
defectos?, claro que los tiene. ¿Hay que mejorarla? Sin
duda que hay que mejorarla. Se me puede decir: "se
grava más al trabajo que al capital". Sí, quizás si.
También yo podría decir que quien tiene mucho capital
en el país y es uruguayo, lo saca, lo pone en un banco
en el extranjero y no paga ningún impuesto.
Esta es una realidad que ¿hay que
corregir? Sí, yo creo que sí. Pero veamos lo que pasó
cuando se quiso gravar a las jubilaciones de más alto
poder adquisitivo. El 80 y pico por ciento de los
jubilados no paga impuesto a la renta de las personas
físicas, como el sesenta y pico por ciento de los
trabajadores. Esto en parte me alegra y en parte no.
Porque estamos hablando que tienen prestaciones muy
bajas. Es verdad. Jubilaciones, pensiones y salarios
todavía bajos. Pero la realidad es una sola. La podemos
mirar de distintos ángulos, no hay dos realidades. Es
una sola. Más del 60 % de los trabajadores no paga
impuesto a la renta de las personas físicas, que si
pagaban el IRP y que hoy no pagan ni el IRPF ni el IRP.
Y más del 80 por ciento de los
jubilados, apenas un doce o trece por ciento de los
jubilados tiene que pagar el IRPF. Y de ese grupo,
estamos hablando de 500.000 jubilados, no sé el número
exacto, quizás Eduardo lo pueda ajustar, 400 y pico de
mil, no pagan el IRPF y dejaron de pagar el IRP, como
lo pagaban. Pero un grupo de jubilados que gana mucho
dinero, está muy bien, y yo que voy a ser jubilado de
Presidente de la República estoy completamente de
acuerdo en que a las jubilaciones altas, se les cobre
un impuesto a la renta para, entre otras cosas, atender
a las jubilaciones más bajas para mejorarlas.
Bien, de ese grupo, un 12 o 13% que
paga el IRPF a las jubilaciones, una buena proporción
de ellos paga menos que lo que pagaba con el IRP. Solo
una parte de ese 12 % paga más que lo que pagaba con el
IRP. Y ustedes han visto la campaña que se ha desatado
alrededor de este fenómeno. Que ha sido dramatizado,
que ha sido estigmatizado, que parece que lo que busca
este Gobierno es simplemente perjudicar a los jubilados
y a los pensionistas y a los trabajadores,
generalizando una situación que es de unos pocos, que
tienen muy buenos salarios, muy buenas pensiones, muy
buenas jubilaciones y que es justo, desde nuestro punto
de vista, que se les cobre un impuesto superior al que
gana menos.
No quiero entrar en el análisis de
este punto, de este tema. Pero hoy están en el tapete
muchos de estos análisis a consideración de la
ciudadanía. Como Gobierno vamos a esperar, como
dijimos, qué es lo que pasa con las próximas
sentencias. Vamos a cumplir todo lo que establece la
Constitución, la Ley y las Normas vigentes. Somos
respetuosos, pero vamos a ver cómo se desarrolla esta
situación. Y vamos a hablar con todos los uruguayos
para decirles esto que estamos diciendo acá: que más
del 60% de los trabajadores no paga ni el IRP ni el
IRPF y que más del 80% de los jubilados no lo paga. Los
reclamos son de un grupo de jubilados que tendrán todo
su derecho a ganar lo que ganan, lo habrán aportado,
pero que también, con un espíritu solidario tienen que
entender que este Gobierno quiere distribuir las
riquezas que tiene de una manera más justa. Porque
buscamos una justicia social que este país no la tenía.
Así que ¿cómo distribuimos la
seguridad social? Sin duda, herramienta fundamental. La
política impositiva, otro elemento fundamental. Y las
políticas sociales y laborales. En ese sentido y me
refiero a las políticas laborales, también sería bueno
que hiciéramos un análisis evolutivo de cómo era la
situación. Ya lo hizo el compañero Richard Reed, cuando
llegamos al Gobierno el 1º de marzo y cómo estamos hoy.
¿Qué estamos completamente
satisfechos con lo que hemos logrado? Creemos que vamos
por buen camino pero que falta mucho, falta mucho. Sin
duda. Que tenemos que profundizar en el camino del
diálogo y del entendimiento que nos permita avanzar,
profundizar los cambios. Sin duda que lo tenemos que
hacer. Pero créanme, compañeras y compañeros, que no
solo que no es fácil, porque hay muchos intereses en
juego. Que no es fácil, porque estamos lidiando con una
burocracia muy pesada. Con un estado pensado para otro
modelo de país, no para este. Modelo de país de
producción, de trabajo, de justicia social. Y porque en
la cancha no estamos solos. El Gobierno tiene sus
limitaciones. Algunas que hemos expuesto, otras que
quizás expondremos en los próximos tiempos. Y
necesidades.
Personalmente creo que hay que ir a
una Reforma Constitucional importante para vencer
algunas de estas dificultades que tiene un Gobierno
progresista o de izquierda o un Gobierno que quiera
desarrollar este modelo de país, cualquiera sea su
signo político.
Yo creo que hay que actuar sobre
determinadas estructuras que fueron pensadas en el
Estado, para otro modelo de país y para otra conducción
política y para otro tiempo.
Hablo de una Reforma Constitucional.
Y lo hago con la total libertad que me da que nadie
pueda pensar para buscar una ventaja personal a través
de una reelección, porque yo ya me expedí sobre este
tema.
Con esa libertad que me dio el
expedirme sobre el tema, creo que hay que cambiar
muchas cosas en este país. Y cambiarlas a través de una
modificación de la Constitución de la República, por el
camino que sea. Se han planteado distintos caminos. Por
el camino que sea, pero hay que hacer del Estado, con
la participación de sus trabajadores, un Estado más
eficiente y un Estado que realmente apueste a ese país
de trabajo de justicia social, de distribución de la
riqueza, del conocimiento, de la educación, de la
solidaridad.
Es una tarea para los próximos
tiempos y es una tarea fundamentalmente política. No le
compete a este Gobierno hacerla en este momento. Lo que
sí quiero decir, que tenemos la más absoluta de las
convicciones, lo digo con total modestia pero con total
transparencia, mirándolos a la cara, que estoy
convencido que estamos cumpliendo con el programa de
Gobierno que votó la mayoría de los uruguayos.
Que quizás no avanzamos a la
velocidad que muchos quieren, reclaman y merecen. Lo
acepto. ¿Qué nosotros mismos hubiéramos querido avanzar
a mayor velocidad de lo que lo hemos hecho? También lo
acepto. Que es necesario profundizar alguna de estas
líneas de trabajo, también lo acepto y lo vamos a hacer
en estos veinte y pocos meses que nos queda de
ejercicio de Gobierno.
Pero con total lealtad quiero decir
hoy que yo personalmente estoy convencido que estamos
cumpliendo con el Programa y que vamos a trabajar con
los compañeros Ministros, todo lo necesario para
ahondar y profundizar más este Programa de Gobierno. En
el camino del diálogo, con todos los actores de la
economía nacional y de la sociedad. Con todos los
actores, como lo hemos hecho, y no nos arrepentimos de
hacerlo.
Nos hemos reunido con los
sindicatos, con los compañeros del PIT CNT, con
empresarios, con organizaciones sociales, con
comisiones de padres de Escuelas y de Liceos, con
integrantes de Comisiones barriales, de asentamientos,
que nos agradecían que por primera vez se recibiera en
la casa presidencial de Suárez. Y yo les decía, como se
lo he dicho a más de un compañero, no es la casa del
Presidente, es la casa de los uruguayos, porque si
existe esa casa es porque los uruguayos la mantienen y
la pagan. Es la casa de todos los uruguayos y tiene que
estar de puertas abiertas para el diálogo franco, donde
muchas veces, o quizás no tantas, nos podamos poner de
acuerdo. Porque claro, los distintos sectores defienden
los intereses sectoriales, pero el Gobierno tiene la
obligación de defender el interés general por sobre los
intereses sectoriales. Esto es bien claro.
Otras veces, no nos pondremos de
acuerdo, pero cada vez que no nos pongamos de acuerdo,
tengan la seguridad que trataremos de dar todos los
argumentos para que se sepa por qué es que no estamos
de acuerdo. Y si los argumentos que nos presentan son
convincentes, este Gobierno no tiene ningún tipo de
soberbia, y si tenemos que cambiar, vamos a cambiar.
Como vamos a ir ajustando la Reforma Impositiva a
medida que pase el tiempo. Lo tenemos propuesto,
planteado, para que sean más los uruguayos que paguen
menos impuestos. Porque tampoco ganar 10, 11, 12,
15.000 pesos es una cantidad que merezca que se le
aplique un Impuesto a la Renta.
Estamos viendo como se desarrolla
este sistema nuevo, y seguramente en el mes de julio,
como ya lo hemos anunciado, con todos los elementos a
nuestra disposición, para que lo podamos ver, estudiar,
y con seriedad y responsabilidad de seguir, trataremos
de seguir avanzando por este camino.
Yo sé también, que hay sectores de
la sociedad y de la economía que no están de acuerdo
con el modelo de política económica que se esta
llevando adelante, o comparte ese modelo. Pero créanme
también que estoy profundamente convencido que si no se
hubiera aplicado esta política económica en este
momento –quizás en otro momento del país se pueda
aplicar otro modelo de política económica- pero en el
momento que estábamos, no hoy, 31 de marzo de 2008,
sino 1º de marzo de 2005 y la etapa preparatoria, era
muy difícil aplicar otro modelo de política económica.
Salvo que se rompieran delicados equilibrios que
existían y que necesitábamos para darle gobernabilidad
al primer Gobierno de izquierda de este país luego de
más de 170 años de gobierno de partidos tradicionales.
Estamos hablando de más de 20.000
meses de gobiernos de partidos tradicionales cuando
llegó esta fuerza política de gobierno. Más de 20.000
meses. Nosotros llevamos 36, no 36.000; 36 meses frente
a 20.000 meses de gobiernos con otras filosofías, otras
ideológicas, otra forma de encarar la sociedad, que yo
hoy no voy a criticar acá, pero distinta a la nuestra.
En ese momento, cuando llegamos, no
era fácil mantener equilibrios, lograr constancias, no
generar un caos.
Una de las mayores preocupaciones
que tuve entre fines de octubre de 2004 hoy 1º de marzo
de 2005 era que comenzaba a ejercerse el Gobierno
nacional por nuestra fuerza política el 1º y el 2º mes
de gobierno, no pudiéramos pagar a los maestros, a los
policías, a los soldados, a los jubilados y a los
pensionistas. Tenia terror que eso pudiera pasar,
porque nosotros no teníamos todos los resortes, los
dominios, de cómo se manejaba el Estado desde adentro.
No sabíamos las dificultades que podíamos encontrar.
¿Qué pasaba si por alguna circunstancia a los dos o
tres meses de estar en el Gobierno teníamos que decir a
los trabajadores del sector publico, este mes no les
pagamos el salario? ¿O a los jubilados, o a los
pensionistas? ¿Qué pasaba? ¿Hubiera podido seguir
desarrollando lo que se ha desarrollado hasta el día de
hoy en esas circunstancias?
Teníamos que buscar,
inevitablemente, equilibrios, gobernabilidad, teníamos
que buscar la forma de ir gradualmente –porque no
teníamos otra- implementando un programa de Gobierno.
Hoy es destinto, hoy podemos hablar
de otra manera. Tenemos otros conocimientos, tenemos
otras posibilidades, y tenemos la voluntad política de
ahondar en el programa de nuestra fuerza política.
Vamos a intentar hacerlo, estamos intentando hacerlo,
diciendo que no es fácil, diciendo que aún existen
rémoras importantes de ese pasado que dificulta muchas
veces el lograr rápidamente todo lo que queremos.
¿Qué más hubiera querido este
Presidente y su Gobierno que decir, bueno, cómo no, a
los maestros que recién comienzan les vamos a dar los
16.000 pesos por mes que están pidiendo? Que es lógico,
que es justo, que es merecido. Es lo que mas
quisiéramos hacer. Cuanto quisiéramos dar ya, ahora el
6% de PBI a la educación. ¿Cómo no vamos a querer hacer
esto?
Ahora, estamos manejando dineros que
no son del Gobierno, son de todos los uruguayos. Y lo
tenemos que hacer con responsabilidad, con seriedad,
con mesura, atendiendo las prioridades y tratando de
favorecer a aquellos que más lo necesitan y tratando de
ahondar en este Programa que busca, en ese camino,
lograr una mayor justicia social para todos los
uruguayos.
Esta es la realidad. Yo venia
dispuesto, compañeras y compañeros, simplemente a
responder algunas preguntas que ustedes nos quisieran
hacer. Les pido disculpas porque me tenté con las
palabras del compañero Richard Reed y entendí necesario
dar una explicación ante ustedes, cómo y por qué hemos
actuado en el Gobierno nacional hasta este momento.
Muchas gracias. |