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31 de marzo, 2008

Presidente Vázquez en FOEB

Gobierno apuesta a un modelo de país productivo mediante diálogo social, inversión y trabajo
Vázquez dijo que Uruguay transita un camino de generación de producción, puestos de trabajo genuinos y de distribución de riqueza con justicia social que produce igualdad de oportunidades. Recordó que en educación se invirtieron U$S 1.400 millones. La inversión extranjera es superior a U$S 1.000 millones, con record en tasa de ocupación. Aseguró que más del 60% de los trabajadores y el 80% de los pasivos no pagan IRPF.

En la sede del Sindicato de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, el Presidente de la República, Tabaré Vázquez, manifestó que siente tranquilidad por el cumplimiento del Programa de Gobierno durante los 36 meses de gestión.

El Presidente, aseguró que se han cumplido muchos de los objetivos propuestos por su fuerza política, no obstante aseguró que es necesario profundizar los cambios iniciados.

En ese sentido, indicó que es necesario avanzar en la democratización de nuestro país y en la apertura para una más amplia participación de los ciudadanos, así como profundizar la justicia social y encontrar igualdad de oportunidades para todos los habitantes.

En ese contexto, dijo que herramientas como la educación son necesarias para cumplir los objetivos y explicó que el Gobierno está cumpliendo con el compromiso asumido de destinar el 4.5% del PBI para esa área, situación que se reflejará en la próxima Rendición de Cuentas.

El Mandatario, subrayó que el país pasó de destinar en el período de gobierno pasado 400 millones de dólares para la educación a invertir 1.400 millones en la actual Administración. En ese sentido, afirmó que el aumento es significativo, justo y merecido.

Para Vázquez, es necesario avanzar en aspectos relativos a la Reforma Educativa, hacer que la educación cumpla el objetivo fundamental de capacitar a los niños, jóvenes y a todos los uruguayos para llevar adelante el proyecto de país productivo, con generación de puestos de trabajo genuinos y decentes para la población.

De esta forma, recordó que el principal reclamo que recogió el actual Gobierno cuando recorrió el país en campaña electoral fue el pedido de los ciudadanos para acceder a fuentes de trabajo dignas. En eso el gobierno avanzó sustancialmente, sostuvo el Mandatario.

Vázquez, expresó que la ecuación formulada por su equipo de Gobierno aspira a construir un modelo de país de producción, trabajo, con generación de riquezas, distribución con justicia social e igualdad de oportunidades para todos los uruguayos.

El Presidente, manifestó que para generar puestos de trabajo se necesitan inversiones productivas, agregando que a ese objetivo apostó el Gobierno, generando confianza y credibilidad en los inversores.

Asimismo, se atendieron los compromisos que iniciaron una política de inclusión social para rescatar a los uruguayos que vivían en la pobreza extrema.

Recordó, que al asumir la actual gestión gubernamental se realizaron negociaciones con organismos internacionales en las cuales participaron todos los Ministros, y en donde se impuso la defensa del Programa de Gobierno. De esta forma, no se negociaron los 200 millones de dólares que luego fueron destinados a la implementación del Plan de Emergencia. Así, se logró incluir en distintos programas sociales a los ciudadanos que más lo necesitaban.

Inversiones en sectores públicos y privados; política exterior con inserción en la región y en el mundo; sistema financiero transparente; fueron algunas de las acciones que generaron seguridad, confianza y rentabilidad para la llegada de capitales productivos.

En la década del 90 la inversión extranjera en el país era de 300 millones de dólares, en tanto hoy, sin contar la inversión de la empresa Botnia, es de 1.000 millones de dólares, inversión productiva que genera múltiples puestos de trabajo.

Actualmente, el aumento de la tasa de ocupación del país constituye un record histórico que se produjo luego de que los capitales extranjeros y nacionales invirtieran en el territorio nacional. De esta forma, el país se preparó para crecer económicamente y además, potenció, también, su posición en la coyuntura internacional.

Vázquez, señaló que el Gobierno se propone llevar adelante un programa de justicia social que redistribuya la riqueza de forma equitativa porque todos los uruguayos merecen participar en la economía que el país genera.

En su alocución, manifestó que las herramientas para redistribuir la riqueza son la seguridad social, a través de las asignaciones familiares, la Reforma Impositiva, "para que pague más quien tiene más y pague menos quien tiene menos". Aseguró que la Reforma, que es perfectible, permite que más del 80% de los jubilados no pague Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, al igual que más del 60% de los trabajadores.

El Presidente aseguró que la realidad es una sola: más del 60% de los trabajadores no pagan impuesto a la renta de las personas físicas y casi el 80% de los pasivos no pagan IRPF.

Sólo una parte de ese 12% de pasivos paga más, situación que se generalizó, generando el reclamo de un grupo de jubilados, que con un espíritu solidario deben entender que el Gobierno, quiere utilizar las herramientas para distribuir la riqueza de una manera más justa para todos los uruguayos.

En cuanto a los fallos de la Suprema Corte de Justicia, aseguró que el Gobierno cumple con lo que establece la Constitución, la Ley y las normas vigentes y sigue el desarrollo de esta situación.

La política impositiva y las políticas sociales y laborales son otras herramientas para redistribución justa de la riqueza.

El Mandatario dijo que el país va por buen camino, es necesario profundizar en el camino del diálogo y entendimiento para profundizar los cambios. Hay muchos intereses en juego, una burocracia pesada, un Estado pensado para otro modelo de país. Ello hace necesaria una Reforma Constitucional que permita vencer algunas de estas dificultades y actuar sobre determinadas estructuras pensadas para otro modelo de país, otra condición política y otro tiempo.

Para Vázquez, es necesario un Estado más eficiente que apueste a la producción, trabajo y justicia social, distribución de riqueza, conocimiento, educación y solidaridad.

El Gobierno tiene la convicción de que está cumpliendo con el Programa que votó la mayoría de los uruguayos y continúa trabajando con todo el equipo para profundizar en los cambios.

En ese sentido, dijo que cuando asumió el 1º de marzo de 2005 no era fácil mantener equilibrios, lograr constancia, el gobierno debía buscar gobernabilidad, la forma de implementar su programa de forma gradual. Hoy, cuenta con otros conocimientos y posibilidades, y además, existe la voluntad política de ahondar en el programa llevado adelante.

Junto al Presidente de la República estuvieron presentes el Ministro de Trabajo y Seguridad Social, Jorge Bonomi y el Ministro de Industria, Energía y Minería, Daniel Martínez.

EXPRESIONES DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, TABARÉ VÁZQUEZ, EN LA SEDE DEL SINDICATO DE LA FEDERACIÓN DE OBREROS Y EMPLEADOS DE LA BEBIDA

PRESIDENTE VÁZQUEZ: En primer lugar, decir el honor, la satisfacción que es para mí estar aquí en esta casa. Una casa de amigos, de compañeros, después voy a decir porque digo esto. Pero, primero es lo primero y lo primero es manifestar mi total adhesión a tan justo homenaje que se le rindiera hoy a Juan José Ramos, nuestro querido compañero; y a la familia aquí presente. Un gran luchador por el derecho de los trabajadores, así que un abrazo.

Como decía, Richard Reed, lo que son las cosas de la vida. Cuando se me invitó a concurrir a una asamblea de este tipo realmente me llenó de satisfacción por muchos motivos.

Hay un poeta Rabindranath Tagore que es más conocido como Khalil Gibrán que escribió muchas cosas hermosas, entre otras, un poema sobre los hijos, que dice: "Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida. No vienen de ti sino a través de ti y no te pertenecen. Pertenecen a la casa del mañana -y en esto quiero insistir-, a la que nunca podrás visitar, ni siquiera en sueños".

Yo creo que el destino de los sueños, sin duda, pertenece a la casa del mañana, a la que no podremos visitar ni siquiera en sueños. Porque quién me iba a decir a mi, hace muchos años atrás, cuando pasé de ser integrante del Sindicato de FUECI, que fue porque trabajaba en un almacén por mayor Carrau y Compañía, que pertenecía a FUECI, a ser integrante del Sindicato de la Bebida cuando pasé a trabajar -y me recibí trabajando- y seguí trabajando en esta fábrica, aún después de recibido de médico en la licorería Chatillón S.A. muy cerca de acá en la calle Asencio que en los papeles decía Asencio 1430, pero en los papeles no existe. Existen el 1424, 1428, 1436 y 1440. Que en esta época iba a visitar este sindicato como Presidente de la República.

Y quién me iba decir a mí cuando luego de un 1º de mayo soleado, fresco, frío, integrarme a la columna de trabajadores que venía del Cerro y de La Teja. Yo vivía en Agraciada y Asencio, e íbamos hasta el Palacio Legislativo mirando lo que hoy es la plaza 1º de Mayo, Mártires de Chicago, que estaba el estrado mirando hacia General Flores.

Y me integré a esa marcha que venía esperándola especialmente. Caminé junto a alguien que es muy conocido en el mundo futbolístico y vimos el acto del 1º de Mayo juntos, Don Roberto Fleitas, que había tomado esta marcha en la esquina de Belvedere y venía caminando. Y escuchamos con enorme satisfacción, con asombro, la oratoria de un muy joven, fuerte, ferviente, vigoroso, dirigente sindical de aquel momento, hace prácticamente 25 años, que se llama Richard Reed, que habló en ese acto.

Y que rápidamente un cuarto de siglo después nos íbamos a encontrar, él en su actividad sindical y quién habla en la actividad responsable que libre y democráticamente nos dieron los uruguayos para que ejerciéramos a partir del 1º de marzo de 2005.

Son esas cosas de la vida que no se pueden soñar. Que se van y que nos llenan, muchas veces, de satisfacciones. Por eso, especialmente para mí es un honor y reitero una satisfacción estar en esta casa en la tarde de hoy.

Yo agradezco las palabras del compañero Richard Reed, las valoro enormemente. Sé que en ellas se encierra la voluntad de un sindicato serio, responsable, maduro, con una gran historia y comparto también con él, algunas apreciaciones que ha hecho vinculadas sobre todo al futuro. Nosotros somos los primeros convencidos, y cuando digo nosotros, digo el equipo de gobierno que este camino que hemos comenzado hay que profundizarlo.

Pero créannos que no es fácil cambiar estructuras, costumbres, usos, intereses, poderes, que desde hace tanto tiempo están arraigados en lo más profundo de nuestro país.

Nos sentimos tranquilos, no satisfechos porque creemos que todavía falta mucho por hacer, es mucho lo que se ha hecho, falta menos. Pero es mucho lo que queda por hacer, siempre va ha quedar mucho por hacer y mucho para construir, en cualquier país o en cualquier actividad. Pero somos concientes de la necesidad de profundizar los cambios que hemos comenzado con el ejercicio de este Gobierno en distintos niveles.

Creo que algunos ya se aprecian. La gente en general comienza a apreciarlos con mayor profundidad porque los comienza a vivir, a experimentar. Pero sin duda tendremos que avanzar en la profundización de la democratización de nuestro país, de la apertura de la más amplia participación de los ciudadanos en la construcción del futuro del país; y en buscar profundizar la justicia social y encontrar igualdad de oportunidades para todos los uruguayos.

Tenemos muchas herramientas para llevar esto adelante, entre otras, como los mencionaba, tú Richard, el de la educación. Y estamos apostando fuerte a este tema. Sin duda, vamos a cumplir con el compromiso que habíamos asumido de llegar al 4,5% del PBI para la educación en este período de Gobierno. Ya estamos por nuestros cálculos en un 4,15% o 4,20%. En la próximo Rendición de Cuentas se destinará una cantidad importante de recursos económicos para la educación, lo que nos asegura poder decir, hoy, acá que vamos a llegar a ese 4,5% para la educación pública del país. Lo que sumado a lo que se invierte también en educación privada, que es otro rubro a tener en cuenta en el terreno de la educación, sitúa al Uruguay con igual o por encima de un 6% de su Producto Bruto Interno para la educación en general. Para la educación en general.

¿Esto es suficiente? Bueno, en números redondos hemos pasado de destinar 400 millones de dólares para la educación en el quinquenio, en el anterior, a 1.400 millones que vamos a destinar en este quinquenio. Creemos que es un aumento importante, significativo, justo como merecido, pero entendemos también que hay que avanzar en algunos aspectos vinculados a la Reforma Educativa. No es sólo volcar dinero, que no es del Gobierno, sino que es de la sociedad en su conjunto, para la educación, sino hacer que la educación realmente cumpla el objetivo fundamental, que es capacitar, no sólo a nuestros niños, a nuestros jóvenes, si no a todos, en cualquier edad de la vida en que nos encontremos para poder trabajar y llevar adelante el proyecto del país que queremos.

Es un proyecto de país de producción, de generar puestos de trabajo; y puestos de trabajo genuino y decente para los uruguayos, que era el principal reclamo que recogíamos cuando recorríamos el país en la campaña electoral anterior. La gente nos pedía trabajo. Este era el principal reclamo que nos hacía la población. Y lo decía y lo especificaba muy bien, Richard, cuando decía que con el salario, él llevaba el plato de comida a su casa. Es lo que nos decía la gente cuando visitábamos los merenderos en todo el país. Yo no quiero darle de comer a mis hijos, nos decía en el merendero, yo quiero darle de comer a mis hijos en mi casa, en la mesa familiar, con el fruto de mi trabajo. Esto es lo que más se pedía. Y en esto hemos trabajado intensamente. Queda mucho por hacer. Pero hemos avanzado. Hemos avanzado sustancialmente. Porque la ecuación que nos hemos planteado y seguramente, el señor Ministro de Economía, lo ha dicho y los otros compañeros Ministros que han estado acá también lo deben haber dicho. Es un modelo de país de producción, de trabajo, un modelo de país que genere riqueza, que distribuya esa riqueza con justicia social y que dé igualdad de oportunidades a todos los uruguayos para poder avanzar en la vida.

Esta es la ecuación. Parece muy simple, muy sencilla de enunciarla. Pero tiene algunos elementos que muy brevemente me gustaría analizar con ustedes para tratar de explicarles cual es el pensamiento que ha guiado y que guía a este Gobierno. Sobre todo cuando, muchas veces se discute, con razón y está muy bien, el encare de política económica que hemos intentado llevar adelante.

En primer lugar, no debemos de perder de vista al punto de partida, que es fundamental, para hacer un estudio evolutivo de una situación tenemos que tener dos puntos de comparación. El punto de inicio en el que se comienza el análisis y en el punto en el que nos encontramos. Y el tiempo que media entre ese punto de inicio y el punto en que nos encontramos. Nosotros hemos tomado como referencia arbitraria, se podrá decir, pero creo que es un mojón válido, como punto de inicio cuando llegamos al Gobierno nacional el 1º de marzo de 2005. Y el tiempo transcurrido, los tres años y la situación en la que nos encontramos en el día de hoy.

No voy a abundar sobre como nos encontramos porque ustedes lo saben muy bien. Si hablamos de tasa de desocupación, si hablamos de Leyes laborales, de situación social, de marginación, de exclusión, ustedes lo saben, yo no voy a insistir en este punto porque sería una ofensa a la inteligencia y al conocimiento de todos ustedes.

Pero digo sí, que la gente nos pedía tener puestos de trabajo, puestos de trabajo decentes, dignos, un puesto de trabajo formal que permitiera, con dignidad, mantener a quién trabaja y mantener a su familia.

Esta era el principal reclamo que tenían. Por lejos. En aquel momento esa era la realidad. Que había otros problemas en el contexto de la sociedad uruguaya, lo sabía. Que los hay hoy también, pero el tema fundamental era queremos trabajar, queremos trabajo.

Y desde este punto de partida analicemos, entonces, la ecuación que estábamos planteando del crecimiento económico, generar puestos de trabajo, distribuir la riqueza con justicia social y encontrar el camino de igualdad de oportunidades para todos los uruguayos.

Para generar riquezas, para generar puestos de trabajo se necesita quien invierta. ¿En dónde?, en el sector financiero, como se hacía antes del 1º de marzo de 2005, fundamentalmente, donde se hablaba de la existencia de capitales londrinas que si uno los atacaba se iban y que en un segundo por medio de la computadora se pasaban en un segundo capitales del Uruguay a cualquier otro banco del mundo. No, nuestra propuesta, nuestro modelo de país, es el país de la producción, de la producción y del trabajo. Así que apostamos a que llegarán inversiones al sector productivo del país.

Bien, para lograr la llegada de esas inversiones debíamos generar confianza y credibilidad en los inversores. Porque nadie invierte donde no tiene la seguridad de recuperar el dinero, por lo menos, y obtener una ganancia del mismo. Estas son las reglas de juego claras de quién tiene capital. Así son. Qué habrá que cambiarlas en un futuro. Fenómeno, lo discutiremos porque es toda una teoría a desarrollar que avanza ya desde hace mucho tiempo. Pero la realidad es que quién tiene capital para invertir en lo que sea, para nosotros en el sector productivo, necesita seguridades. Necesita creer en el lugar donde va a invertir para saber que no pierde su capital, para saber que va a tener rentabilidad.

Y esta fue una de las tareas fundamentales a las que nos dedicamos desde el principio del Gobierno. Ganar confianza y ganar credibilidad. La confianza se pierde en diez minutos o menos. Pero ganar confianza lleva mucho tiempo. Hay que demostrar con hechos concretos que somos merecedores de esa confianza. Pero apostamos, entonces, a ganar esa confianza, esa credibilidad y que llegaran capitales. La inversión, como ustedes saben muy bien, se puede hacer tanto por el sector público, como por el sector privado. Y si partimos de donde partimos, el 1º de marzo de 2005 para analizar el tema de las inversiones, todos somos concientes que el sector público había sido fuertemente golpeado por la crisis del 2002. Que el país había perdido prácticamente todos sus recursos económicos, las reservas internacionales habían quedado algo más de 600 millones de dólares, que el Estado era un descalabro y que las posibilidades reales de inversión del sector público eran muy bajas, eran muy bajas. Porque, además de atender cuando llegamos al Gobierno, al sector productivo de la producción y generación de puestos de trabajo tuvimos que atender un compromiso fundamental, que también lo mencionó Richard, que era iniciar una política de inclusión social, de atender a aquellos que más lo necesitaban a los ciudadanos uruguayos que vivían en la marginación, que vivían en la pobreza extrema. No nos daba para atender a todos los ciudadanos que vivían en pobreza, algunos casi en el límite entre la pobreza y la pobreza extrema. Pero había, pensábamos nosotros, 200.000, 250.000 ciudadanos uruguayos que vivían marginados sin ningún derecho y en la pobreza extrema. Y había que aplicar el Plan de Emergencia y los recursos escasos que teníamos en aquel momento tenían que ser aplicados al Plan de Emergencia y lo defendimos a muerte.

Cuando vinieron integrantes del Fondo Monetario Internacional a negociar con este Gobierno porque le debíamos al Fondo Monetario Internacional, que es un Banco, eran nuestros acreedores y había que cumplir con los compromisos porque se le debía. Este Gobierno puso dos condiciones y una particularidad en esa negociación con los organismos financieros internacionales. La particularidad es que dijimos que la negociación no se va a hacer con el Presidente de la República exclusivamente, o con el Ministro de Economía exclusivamente, o con ambos, sino que en la negociación van a participar todos los Ministros de este Gobierno. Todos. Y se hicieron reuniones con los delegados de los organismos financieros internacionales. Con todos los Ministros exponiendo cual era nuestro plan de Gobierno o nuestro Programa de Gobierno. Esto nunca se había dado en el país. En general las negociaciones se iban a hacer allá, en Estados Unidos, donde están los organismos, las sedes centrales. Vinieron acá los organismos. Se reunieron con este Gobierno y con todo el Gobierno, con todos los Ministros que tuvieron oportunidad de discutir, analizar con estos representantes de los organismos financieros internacionales, las propuestas que había y las propuestas que tenía nuestro Gobierno. Esta es una particularidad que hay que rescatar. A mí me parece, que es un valor diferencial como para comparar con lo que se hacía antes del 1º de marzo del 2005. Y dio buenos resultados porque pusimos dos condiciones, además de esta particularidad. La primera, el Plan de Emergencia no se toca. Los 200 millones de dólares que teníamos destinados para el Plan de Emergencia no se tocan bajo ninguna condición. La segunda, que el Programa que iba a llevar adelante este Gobierno era el Programa de la fuerza política que había ganado las elecciones. Ningún programa que se impusiera desde afuera

Así fue negociado, estuvo Eduardo presente, y así fue aceptado. Discutimos sobre la base del programa de Gobierno del Frente Amplio, sobre la base del Gobierno de la izquierda nacional.

Retomo el tema de las inversiones. No sólo había que invertir por parte del Estado en el sector productivo, en la reconstrucción de la infraestructura del país, para apoyar ese país productivo, sino también en atender a la emergencia social, como habíamos quedado comprometidos, y comenzar a desarrollar políticas sociales, que estaban realmente dispersas, por lo menos, para decir algo, en el contexto del manejo de Gobierno, y no contemplaban todos los aspectos que debe contemplar un Gobierno progresista, un Gobierno que pertenece a una fuerza política de izquierda en nuestro país.

Por tanto, el otro camino que quedaba no era sólo el de la inversión pública para crecer el sector productivo y generar puestos de trabajo, sino que había que buscar también que llegara la inversión privada. Y la inversión privada podía ser, o inversores privados del país o inversores privados extranjeros.

La crisis que afectó al país, que por cierto no afectó a todos por igual, económica y socialmente hablando. Hubo gente que en esa crisis ganó mucho dinero, se enriqueció enormemente en esas dos décadas anteriores a la crisis. Hacía, esa crisis, que por falta de credibilidad y de confianza, también en el Gobierno, muchos inversores nacionales no invirtieran en el país. Preferían sacar su dinero al exterior.

¿Por qué? Porque también llegamos al Gobierno y no debemos olvidar, precedidos por una fama que se nos había puesto, que si llegaba el Frente Amplio al Gobierno iba a ser todo un caos. Se iban a ir los capitales, los empresarios, iba a aumentar la desocupación, el manejo de la economía iba a ser un desastre, la gente se iba a empobrecer más. ¿O no se decía esto en plena campaña electoral?

Por tanto, la credibilidad con la que llegamos, la confianza que se nos tenía al inicio de este Gobierno por parte de los inversores nacionales, no era la mejor. Y tuvimos que salir a conquistar la confianza de inversores extranjeros. Hubo que recorrer el país, hubo que hacer una política muy transparente, muy firme, muy clara a lo largo y ancho de los países que hemos recorrido. Ustedes saben que hemos salido en varias oportunidades y esperamos, fervientemente, que las próximas salidas los trabajadores también nos acompañen a llevar adelante en el seno de otras sociedades y de otros países la idea de este país productivo que todos queremos.

Creo que es una muy buena inversión que va a hacer el Uruguay invitando a los trabajadores que acompañen al Gobierno, como hacen los empresarios y otros actores sociales en esta tarea. Y creo que ganamos confiabilidad; y que ganamos confianza; y que ganamos credibilidad con esta tarea a nivel internacional, pese a que se nos critica que no tenemos una política internacional clara.

Ya no sé, igual a las políticas internacionales de gobiernos anteriores. Pero es muy clara la política que llevamos adelante, tratando de insertar al país en el contexto internacional. En la región fundamentalmente, pero también en el contexto internacional.

Y los números hablan claramente de los resultados de esa búsqueda de esos resultados, de esos capitales, de esas inversiones que el país necesitaba. En la década del noventa, mencionada por Richard Reed, la inversión extranjera en el país era de 300 millones de dólares. Hoy, sin contar el año pasado. Mejor dicho, sin contar la inversión de la planta de Botnia, llegó a los U$S 1.000 millones. Más que triplicamos la inversión extranjera en el país. Inversión extranjera que vino al sector productivo y que generó puestos de trabajo y que está generando puestos de trabajo.

La otra medición que podemos hacer para ver cómo repercutió la llegada de capitales extranjeros al país para invertir en el sector productivo es otro de los elementos que mencionó el compañero Richard Reed, que es la caída de la tasa de desocupación pero, lo que es más importante, el aumento de la tasa de ocupación que hoy tiene el país, que reconoce récords históricos. Nunca antes el país tuvo una tasa de actividad como la tiene en este momento.

Y junto a esos capitales que han llegado desde el exterior para el sector productivo, también empezó a crecer la inversión de capitales nacionales en el sector productivo. Claro, esta era la primera parte de la ecuación. Crecer económicamente. Y crecimos. Ya llevamos cuatro o cinco años de crecimiento constante del Producto Bruto Interno. Se dice por ahí: "el país creció porque las condiciones internacionales son muy favorables". Es cierto, es verdad. Las condiciones internacionales para nuestros commodities o para la colocación de nuestros productos, es muy buena.

Pero también porque el país se preparó para enfrentar esa coyuntura favorable. Porque otros países que están en este mundo globalizado, que tienen el mismo contexto internacional, no crecieron como creció el Uruguay.

El Uruguay creció por encima de lo que creció el promedio de la región. El promedio de la región creció un cinco y algo por ciento, nosotros crecimos un siete y algo. Y este año, como vienen las cosas, el Uruguay va a seguir por este camino de crecimiento económico.

Muy bien, ¿con esto alcanza? No, con esto no alcanza. Porque además de crecimiento económico, necesitamos llevar adelante el programa de justicia social. De distribuir y redistribuir la riqueza que este país tiene con justicia. Porque la riqueza que se queda en Uruguay, es riqueza que pertenece a los uruguayos. Y todos los uruguayos nos merecemos participar de esa riqueza que se genera.

Atendiendo, ¿cómo? En primer lugar, a quienes más lo necesitan. Por eso pasamos de un Plan de Emergencia, que en lugar de 200.000 o 250.000 en la campaña electoral decíamos que eran 300.000 los ciudadanos que estaban en situación de pobreza y nos decían que éramos unos exagerados, que agrandábamos las cosas y resulta que fueron muchísimos más que 300.000, muchísimos más centenas de miles.

Y con el Plan de Emergencia, que no fue sólo darles un salario para que no trabajaran, como alguno dijo por ahí, sino que fue ayudar a incluir en la red de la sociedad a todos los uruguayos. Porque además de una retribución económica, también se hicieron planes de asistencia médica, en salud, de asistencia odontológica, planes de educación, planes para generar puestos de trabajo. Una cantidad de proyectos y planes que, seguramente, si estuviera aquí, lo podría decir mucho mejor la señora Ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, que conformaron una idea, no de asistencia, sino de apoyo.

Y veíamos con asombro cómo, muchas veces, en aquellos momentos cuando estábamos instrumentando el Plan de Emergencia, quienes en algún momento favorecieron a los que más se enriquecieron en este país y nunca le pidieron una contrapartida, nos exigían a nosotros, como Gobierno de izquierda, que implementáramos el Plan de Equidad pero que le pidiéramos una contrapartida a los que menos tienen.

Ese Plan de Emergencia, que ahora se transforma en un Plan de Equidad, que busca darle igualdad de oportunidades a todos los uruguayos, que intenta ahora comenzar a apoyar a aquellos sectores de la sociedad empobrecidos, que estaban en ese límite, que quedaron ahí, un poquito para arriba, un quintil más arriba de los que estaban en el plan de Emergencia y que no recibieron el apoyo económico, porque no reunían las condiciones para estar realmente en la emergencia, pero estaban casi en emergencia y que protestaron y con razón. Porque necesitaban y querían y buscaban y confiaban en el apoyo del Gobierno progresista, a estos sectores que por razones de definición económica no les pudimos dar, en este momento, va a comenzar o se está desarrollando un Plan de Equidad que va a buscar igualdad de oportunidades para todos pero atendiendo fundamentalmente a aquellos sectores que, perteneciendo al Plan de Emergencia, que estén en un nivel de pobreza importante, van a ser atendidos prioritariamente.

Pero aquí, yo creo que nos tenemos que plantear qué herramientas tenemos para distribuir la riqueza. O para redistribuir la riqueza. Porque es muy fácil decir: "hay que redistribuir la riqueza, ¿estamos todos de acuerdo? Macanudo, si a mí me dan una pancarta yo me paro con la misma y hay que redistribuir la riqueza". ¿Pero cómo lo hacemos? ¿Qué herramientas tenemos para hacerlo? Esto me recuerda, voy a hacer un paréntesis, en lo que nos pasó cuando llegamos a la Intendencia Municipal de Montevideo por primera vez. El Frente Amplio llega a la Intendencia Municipal de Montevideo y queremos poner en marcha una de las propuestas históricas de la izquierda uruguaya. Que apoyamos y que estamos completamente de acuerdo. Que era participación ciudadana. Participación de la gente. En todos los actos que se hacían del Frente, previos a la campaña electoral, en el año 89, yo veía pancartas que decían: "participación, ¡ya!" "participación ciudadana", "participación de los vecinos". Y hablamos de participación. ¿Cómo hablamos? Porque habíamos leído una serie de tratados, de documentos, de muchos compañeros. Muy valiosos. Que desde el punto de vista teórico desarrollaron magníficamente el tema de la participación ciudadana. Y entonces, en nuestros discursos hablamos de la participación ciudadana. Desde el punto de vista teórico.

Ahora, cuando estuvimos en el Gobierno de Montevideo dijimos, con el equipo de Gobierno: "bueno, vamos a descentralizar y vamos a hacer participar". Primero, no había ninguna norma de descentralización en el departamento de Montevideo ni en el país. Hubo que crear una normativa para poder descentralizar la Intendencia de Montevideo. Y segundo, cuando dijimos: "vamos a abrir el camino a la participación" y nos reuníamos con los vecinos en distintos barrios de Montevideo, como estamos reunidos acá, dialogando con los vecinos en pleno Gobierno departamental, los vecinos nos preguntaban y nosotros también nos preguntábamos y no teníamos respuesta, cuando nos decían: "participar ¿para qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?". Y no teníamos respuestas prácticas. Teníamos respuestas teóricas. Pero junto con los vecinos, tuvimos que generar las respuestas a estas preguntas. Participar: cómo, dónde, en qué, para qué.

Bien, cierro el paréntesis y retomo la pregunta que nos habíamos hecho. Respecto a distribuir la riqueza, sí ¿cómo no? Ahora, ¿qué herramientas tenemos para hacerla? Yo creo que tenemos dos o tres herramientas para llevar adelante esta propuesta. Pero, como ustedes comprenderán, en cuanto las mencione se van a dar cuenta que no es fácil poder instrumentarlas. Ya desde el punto de vista teórico será muy fácil enunciarlas, pero desde el punto de vista práctico usted mueve un poquito la piedra y de abajo sale el cangrejo.

Una herramienta importante y fundamental es la seguridad social. Entendida no como las jubilaciones y las pensiones. No, como las prestaciones generales y globales. Es una herramienta formidable para distribuir la riqueza. Algunas cosas las hemos podido impulsar, llevar adelante. Y en este análisis evolutivo, veamos entonces, lo que ha pasado con las asignaciones familiares el día de hoy a como estaban el 1º de mayo del 2005. No le voy a decir a los trabajadores cuál es la diferencia. La gente la sabe.

No voy a hablar a las pensiones a la vejez, o en atención a la edad mayor, como estaban y como están hoy. No quiero incluir en este rubro todo lo que hace a las Leyes laborales que lo tenemos que analizar en otro rubro. Pero bastó que utilizáramos otra de las herramientas para distribuir la riqueza para que saliera otro cangrejo de debajo de la piedra.

Me estoy refiriendo a la Reforma Impositiva. Otra herramienta fundamental para distribuir la riqueza. Para que realmente pague más quien tiene más y pague menos, el que tiene menos. Esta Reforma que llevamos adelante desde el Gobierno nacional, ¿es perfectible? Si, es perfectible. ¿Tiene defectos?, claro que los tiene. ¿Hay que mejorarla? Sin duda que hay que mejorarla. Se me puede decir: "se grava más al trabajo que al capital". Sí, quizás si. También yo podría decir que quien tiene mucho capital en el país y es uruguayo, lo saca, lo pone en un banco en el extranjero y no paga ningún impuesto.

Esta es una realidad que ¿hay que corregir? Sí, yo creo que sí. Pero veamos lo que pasó cuando se quiso gravar a las jubilaciones de más alto poder adquisitivo. El 80 y pico por ciento de los jubilados no paga impuesto a la renta de las personas físicas, como el sesenta y pico por ciento de los trabajadores. Esto en parte me alegra y en parte no. Porque estamos hablando que tienen prestaciones muy bajas. Es verdad. Jubilaciones, pensiones y salarios todavía bajos. Pero la realidad es una sola. La podemos mirar de distintos ángulos, no hay dos realidades. Es una sola. Más del 60 % de los trabajadores no paga impuesto a la renta de las personas físicas, que si pagaban el IRP y que hoy no pagan ni el IRPF ni el IRP.

Y más del 80 por ciento de los jubilados, apenas un doce o trece por ciento de los jubilados tiene que pagar el IRPF. Y de ese grupo, estamos hablando de 500.000 jubilados, no sé el número exacto, quizás Eduardo lo pueda ajustar, 400 y pico de mil, no pagan el IRPF y dejaron de pagar el IRP, como lo pagaban. Pero un grupo de jubilados que gana mucho dinero, está muy bien, y yo que voy a ser jubilado de Presidente de la República estoy completamente de acuerdo en que a las jubilaciones altas, se les cobre un impuesto a la renta para, entre otras cosas, atender a las jubilaciones más bajas para mejorarlas.

Bien, de ese grupo, un 12 o 13% que paga el IRPF a las jubilaciones, una buena proporción de ellos paga menos que lo que pagaba con el IRP. Solo una parte de ese 12 % paga más que lo que pagaba con el IRP. Y ustedes han visto la campaña que se ha desatado alrededor de este fenómeno. Que ha sido dramatizado, que ha sido estigmatizado, que parece que lo que busca este Gobierno es simplemente perjudicar a los jubilados y a los pensionistas y a los trabajadores, generalizando una situación que es de unos pocos, que tienen muy buenos salarios, muy buenas pensiones, muy buenas jubilaciones y que es justo, desde nuestro punto de vista, que se les cobre un impuesto superior al que gana menos.

No quiero entrar en el análisis de este punto, de este tema. Pero hoy están en el tapete muchos de estos análisis a consideración de la ciudadanía. Como Gobierno vamos a esperar, como dijimos, qué es lo que pasa con las próximas sentencias. Vamos a cumplir todo lo que establece la Constitución, la Ley y las Normas vigentes. Somos respetuosos, pero vamos a ver cómo se desarrolla esta situación. Y vamos a hablar con todos los uruguayos para decirles esto que estamos diciendo acá: que más del 60% de los trabajadores no paga ni el IRP ni el IRPF y que más del 80% de los jubilados no lo paga. Los reclamos son de un grupo de jubilados que tendrán todo su derecho a ganar lo que ganan, lo habrán aportado, pero que también, con un espíritu solidario tienen que entender que este Gobierno quiere distribuir las riquezas que tiene de una manera más justa. Porque buscamos una justicia social que este país no la tenía.

Así que ¿cómo distribuimos la seguridad social? Sin duda, herramienta fundamental. La política impositiva, otro elemento fundamental. Y las políticas sociales y laborales. En ese sentido y me refiero a las políticas laborales, también sería bueno que hiciéramos un análisis evolutivo de cómo era la situación. Ya lo hizo el compañero Richard Reed, cuando llegamos al Gobierno el 1º de marzo y cómo estamos hoy.

¿Qué estamos completamente satisfechos con lo que hemos logrado? Creemos que vamos por buen camino pero que falta mucho, falta mucho. Sin duda. Que tenemos que profundizar en el camino del diálogo y del entendimiento que nos permita avanzar, profundizar los cambios. Sin duda que lo tenemos que hacer. Pero créanme, compañeras y compañeros, que no solo que no es fácil, porque hay muchos intereses en juego. Que no es fácil, porque estamos lidiando con una burocracia muy pesada. Con un estado pensado para otro modelo de país, no para este. Modelo de país de producción, de trabajo, de justicia social. Y porque en la cancha no estamos solos. El Gobierno tiene sus limitaciones. Algunas que hemos expuesto, otras que quizás expondremos en los próximos tiempos. Y necesidades.

Personalmente creo que hay que ir a una Reforma Constitucional importante para vencer algunas de estas dificultades que tiene un Gobierno progresista o de izquierda o un Gobierno que quiera desarrollar este modelo de país, cualquiera sea su signo político.

Yo creo que hay que actuar sobre determinadas estructuras que fueron pensadas en el Estado, para otro modelo de país y para otra conducción política y para otro tiempo.

Hablo de una Reforma Constitucional. Y lo hago con la total libertad que me da que nadie pueda pensar para buscar una ventaja personal a través de una reelección, porque yo ya me expedí sobre este tema.

Con esa libertad que me dio el expedirme sobre el tema, creo que hay que cambiar muchas cosas en este país. Y cambiarlas a través de una modificación de la Constitución de la República, por el camino que sea. Se han planteado distintos caminos. Por el camino que sea, pero hay que hacer del Estado, con la participación de sus trabajadores, un Estado más eficiente y un Estado que realmente apueste a ese país de trabajo de justicia social, de distribución de la riqueza, del conocimiento, de la educación, de la solidaridad.

Es una tarea para los próximos tiempos y es una tarea fundamentalmente política. No le compete a este Gobierno hacerla en este momento. Lo que sí quiero decir, que tenemos la más absoluta de las convicciones, lo digo con total modestia pero con total transparencia, mirándolos a la cara, que estoy convencido que estamos cumpliendo con el programa de Gobierno que votó la mayoría de los uruguayos.

Que quizás no avanzamos a la velocidad que muchos quieren, reclaman y merecen. Lo acepto. ¿Qué nosotros mismos hubiéramos querido avanzar a mayor velocidad de lo que lo hemos hecho? También lo acepto. Que es necesario profundizar alguna de estas líneas de trabajo, también lo acepto y lo vamos a hacer en estos veinte y pocos meses que nos queda de ejercicio de Gobierno.

Pero con total lealtad quiero decir hoy que yo personalmente estoy convencido que estamos cumpliendo con el Programa y que vamos a trabajar con los compañeros Ministros, todo lo necesario para ahondar y profundizar más este Programa de Gobierno. En el camino del diálogo, con todos los actores de la economía nacional y de la sociedad. Con todos los actores, como lo hemos hecho, y no nos arrepentimos de hacerlo.

Nos hemos reunido con los sindicatos, con los compañeros del PIT CNT, con empresarios, con organizaciones sociales, con comisiones de padres de Escuelas y de Liceos, con integrantes de Comisiones barriales, de asentamientos, que nos agradecían que por primera vez se recibiera en la casa presidencial de Suárez. Y yo les decía, como se lo he dicho a más de un compañero, no es la casa del Presidente, es la casa de los uruguayos, porque si existe esa casa es porque los uruguayos la mantienen y la pagan. Es la casa de todos los uruguayos y tiene que estar de puertas abiertas para el diálogo franco, donde muchas veces, o quizás no tantas, nos podamos poner de acuerdo. Porque claro, los distintos sectores defienden los intereses sectoriales, pero el Gobierno tiene la obligación de defender el interés general por sobre los intereses sectoriales. Esto es bien claro.

Otras veces, no nos pondremos de acuerdo, pero cada vez que no nos pongamos de acuerdo, tengan la seguridad que trataremos de dar todos los argumentos para que se sepa por qué es que no estamos de acuerdo. Y si los argumentos que nos presentan son convincentes, este Gobierno no tiene ningún tipo de soberbia, y si tenemos que cambiar, vamos a cambiar. Como vamos a ir ajustando la Reforma Impositiva a medida que pase el tiempo. Lo tenemos propuesto, planteado, para que sean más los uruguayos que paguen menos impuestos. Porque tampoco ganar 10, 11, 12, 15.000 pesos es una cantidad que merezca que se le aplique un Impuesto a la Renta.

Estamos viendo como se desarrolla este sistema nuevo, y seguramente en el mes de julio, como ya lo hemos anunciado, con todos los elementos a nuestra disposición, para que lo podamos ver, estudiar, y con seriedad y responsabilidad de seguir, trataremos de seguir avanzando por este camino.

Yo sé también, que hay sectores de la sociedad y de la economía que no están de acuerdo con el modelo de política económica que se esta llevando adelante, o comparte ese modelo. Pero créanme también que estoy profundamente convencido que si no se hubiera aplicado esta política económica en este momento –quizás en otro momento del país se pueda aplicar otro modelo de política económica- pero en el momento que estábamos, no hoy, 31 de marzo de 2008, sino 1º de marzo de 2005 y la etapa preparatoria, era muy difícil aplicar otro modelo de política económica. Salvo que se rompieran delicados equilibrios que existían y que necesitábamos para darle gobernabilidad al primer Gobierno de izquierda de este país luego de más de 170 años de gobierno de partidos tradicionales.

Estamos hablando de más de 20.000 meses de gobiernos de partidos tradicionales cuando llegó esta fuerza política de gobierno. Más de 20.000 meses. Nosotros llevamos 36, no 36.000; 36 meses frente a 20.000 meses de gobiernos con otras filosofías, otras ideológicas, otra forma de encarar la sociedad, que yo hoy no voy a criticar acá, pero distinta a la nuestra.

En ese momento, cuando llegamos, no era fácil mantener equilibrios, lograr constancias, no generar un caos.

Una de las mayores preocupaciones que tuve entre fines de octubre de 2004 hoy 1º de marzo de 2005 era que comenzaba a ejercerse el Gobierno nacional por nuestra fuerza política el 1º y el 2º mes de gobierno, no pudiéramos pagar a los maestros, a los policías, a los soldados, a los jubilados y a los pensionistas. Tenia terror que eso pudiera pasar, porque nosotros no teníamos todos los resortes, los dominios, de cómo se manejaba el Estado desde adentro. No sabíamos las dificultades que podíamos encontrar. ¿Qué pasaba si por alguna circunstancia a los dos o tres meses de estar en el Gobierno teníamos que decir a los trabajadores del sector publico, este mes no les pagamos el salario? ¿O a los jubilados, o a los pensionistas? ¿Qué pasaba? ¿Hubiera podido seguir desarrollando lo que se ha desarrollado hasta el día de hoy en esas circunstancias?

Teníamos que buscar, inevitablemente, equilibrios, gobernabilidad, teníamos que buscar la forma de ir gradualmente –porque no teníamos otra- implementando un programa de Gobierno.

Hoy es destinto, hoy podemos hablar de otra manera. Tenemos otros conocimientos, tenemos otras posibilidades, y tenemos la voluntad política de ahondar en el programa de nuestra fuerza política. Vamos a intentar hacerlo, estamos intentando hacerlo, diciendo que no es fácil, diciendo que aún existen rémoras importantes de ese pasado que dificulta muchas veces el lograr rápidamente todo lo que queremos.

¿Qué más hubiera querido este Presidente y su Gobierno que decir, bueno, cómo no, a los maestros que recién comienzan les vamos a dar los 16.000 pesos por mes que están pidiendo? Que es lógico, que es justo, que es merecido. Es lo que mas quisiéramos hacer. Cuanto quisiéramos dar ya, ahora el 6% de PBI a la educación. ¿Cómo no vamos a querer hacer esto?

Ahora, estamos manejando dineros que no son del Gobierno, son de todos los uruguayos. Y lo tenemos que hacer con responsabilidad, con seriedad, con mesura, atendiendo las prioridades y tratando de favorecer a aquellos que más lo necesitan y tratando de ahondar en este Programa que busca, en ese camino, lograr una mayor justicia social para todos los uruguayos.

Esta es la realidad. Yo venia dispuesto, compañeras y compañeros, simplemente a responder algunas preguntas que ustedes nos quisieran hacer. Les pido disculpas porque me tenté con las palabras del compañero Richard Reed y entendí necesario dar una explicación ante ustedes, cómo y por qué hemos actuado en el Gobierno nacional hasta este momento. Muchas gracias.

   
 
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