75 aniversario de ANPL
Vázquez situó a la producción láctea como pilar del
desarrollo agroindustrial del país
El Presidente Vázquez calificó al
sector lechero como “estratégico”, dado que genera
trabajo y exportación, requiere competitividad, calidad
e innovación científica y tecnológica, además de la
implementación de políticas sociales. En su discurso,
en aniversario de la Asociación Nacional de Productores
de Leche, dijo que el desarrollo productivo es
imprescindible para la prosperidad de la nación y debe
ser armónico e incluyente.
El Presidente de la República, Tabaré
Vázquez, en su discurso en el marco del 75º aniversario
de la Asociación Nacional de Productores de Leche, se
refirió al significado de esos años, que representan
tiempo suficiente para hacer cosas en beneficio de la
producción y los productores y demostrar que es
posible, porque no existe producción sin productores,
añadió.
Vázquez expresó su deseo de que se
mantengan los buenos precios del sector lácteo a nivel
internacional. “Sería una suerte”, pero a la suerte hay
que ayudarla haciendo cada uno lo que le corresponde.
El Estado lo ha hecho con altibajos, agregó.
En este sentido, el Mandatario
reconoció, que gobiernos anteriores adjudicaron al
Estado un papel importante en el desarrollo de la
lechería nacional, lo que considera un acierto.
Asimismo, se refirió a la Ley 18.242
promulgada el 27 de diciembre pasado, con el objetivo
de fomentar, regular, promover y desarrollar la
producción láctea, como cadena productiva integrada,
por considerarse estratégico en el desarrollo
agroindustrial.
Esta herramienta legal, compromete a
todos a continuar trabajando desde su lugar, enfatizó
Vázquez, quien entiende que no es tarea fácil porque la
sociedad es un entramado complejo y la democracia –si
bien es la mejor opción- no es perfecta.
En otro orden, el Presidente se mostró
respetuoso de las autonomías, competencias y
responsabilidades de los Poderes del Estado y de las
organizaciones. Incluso, señaló que se considera
respetuoso “de quienes intentan demostrar que no lo
soy”.
En tanto, Vázquez recordó a los
productores que pueden contar con su Gobierno para
seguir avanzando en genética, sanidad animal, granos,
pasturas, maquinarias, etcétera.
“Pueden contar con nosotros para
encarar los desafíos que se plantean en un camino
productivo de expansión. En este sentido, se refirió a
las diferencias que se plantean cuando hay más de un
sector de la producción en expansión, como es el caso
de la soja y la forestación.
Asimismo, instó a continuar la gestión
que esta institución realiza con los empleados, en
términos de: salud, becas de estudio, asesoría legal,
laboral y tributaria
Refiriéndose a quienes trabajan en el
sector, Vázquez destacó la labor de todos, pero muy
especialmente la de mujeres y jóvenes, dado su rol de
relevancia en la familia y en la actividad tambera. Se
debe promover su progreso a través de la aplicación de
las políticas de equidad de género, de niñez y
adolescencia que lleva adelante esta administración,
estas políticas “no deben pasar de largo frente a los
tambos”, manifestó.
Palabras del Presidente de la
República, Tabaré Vázquez en el 75 aniversario de la
Asociación Nacional de Productores de Leche, celebrado
en la Sociedad Criolla “La Estancia” de San Ramón,
Canelones, el 23 de abril de 2008.
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Muy buenos días
para todos ustedes. Señor presidente, autoridades y
socios de la Asociación Nacional de Productores de
Leche, autoridades nacionales y departamentales,
señoras y señores, amigas y amigos, gracias y
felicitaciones.
Gracias por invitarme a participar en
esta Asamblea General Extraordinaria de la Asociación
Nacional de Productores de Leche. Gracias por la
hospitalidad que han demostrado al recibirme. Gracias
por la condición de socio honorario de esta Institución
con que se me distingue.
Y felicitaciones por el aniversario que
estamos celebrando. 75 años no son un instante, pero
tampoco son demasiado tiempo. 75 años son, en todo
caso, tiempo suficiente para hacer cosas y por ende,
demostrar que realmente se puede hacer mucha cosa.
Los 75 años de la Asociación Nacional
de Productores de Leche son prueba de ello. Esta
Institución –ustedes, quienes los precedieron, quienes
los sucederán- han hecho mucho y han demostrado que se
puede hacer mucho en beneficio, no sólo de la
producción lechera, sino también de los productores
lecheros. Porque entendemos, no hay producción sin
productores y no hay producción próspera sin
productores enamorados de su trabajo, preparados para
realizarlo adecuadamente, que reciban los frutos del
mismo y lo traduzcan en calidad de vida de ellos y de
sus familias. En otras palabras, la riqueza no
necesariamente genera prosperidad, pero la pobreza no
genera riqueza y tampoco genera prosperidad.
Señoras y señores, amigas y amigos,
además de agradecerles y felicitarlos ¿qué puedo
decirles en esta oportunidad? Que ojalá se mantengan
los buenos precios internacionales del sector lácteo.
Estarán pensando la mayoría de ustedes o tal vez todos
y yo también, ojalá se mantengan esos precios. Sería
una suerte evidentemente.
Pero a la suerte hay que ayudarla,
todos y en todo momento, tenemos que ayudarla, haciendo
cada uno lo que le corresponde y haciéndolo, o
intentando hacer, lo mejor posible la tarea que le
corresponda.
El Estado, creemos, lo ha hecho, con
altibajos por cierto, porque el Estado no es ni una ni
un demonio, el Estado es una creación humana, el Estado
somos todos nosotros, y por tanto tiene falencias.
Pero más allá de estos altibajos, a los
que hice referencia, no tengo, yo no tengo
inconvenientes en reconocer que gobiernos anteriores al
que presido, adjudicaron al Estado un papel importante
en el desarrollo de la lechería nacional. Fue un
acierto que –reitero- reconozco públicamente a los
gobiernos anteriores.
No está de más recordar –porque es
parte de la historia– que esta Asociación Nacional de
Productores de Leche, que en su momento que el Estado
uruguayo expropió y concentró las plantas privadas de
industria láctea, entonces existentes, y promovió la
creación de CONAPROLE, con la Ley 9.526 del 14 de
diciembre de 1935.
Podrá decirse que ello aconteció en un
contexto nacional e internacional diferente al actual.
Y es verdad, pero aconteció, se hizo, se logró. Y todo
lo que sucedió después, y que los productores lecheros
conocen mejor que yo, porque lo han vivido, llega hasta
este presente, del cual da cuenta –por citar el mojón,
tal vez más reciente de esta larga trayectoria– la Ley
18.242, promulgada por el Poder Ejecutivo el 27 de
diciembre pasado, con el objeto de, tal como lo
establece su artículo 1º, leo textual, “El fomento, la
regulación, la promoción y el desarrollo de la
producción láctea, como cadena productiva integrada por
considerarse ésta de carácter estratégico para el
desarrollo agroindustrial”.
No se alarmen, no voy a leerles los
otros 45 artículos de esta Ley que consideramos
trascendentes para un sector productivo tan estratégico
de nuestro país, como es el lácteo.
Estratégico, porque genera trabajo y
exportaciones. Estratégico, porque requiere
competitividad, calidad e innovación científica y
tecnológica. Estratégico porque además –y sobre todas
las cosas– implica políticas sociales.
En todo caso, permítanme decir, casi
telegráficamente, que así como el proyecto que dio
lugar a esta Ley, fue producto de un proceso de
consultas realizado durante el año 2005, con una amplia
participación de agentes vinculados al sector lácteo,
esta herramienta legal -que es eso, una herramienta, no
una varita mágica - compromete a todos a continuar
trabajando coordinadamente.
Cada uno, desde sus respectivas
competencias y responsabilidades, o según sus
esperanzas e intereses, -pero todos, gobierno,
privados- todos coordinadamente. Cuando digo Gobierno
no me refiero exclusivamente al Gobierno Nacional sino
también al rol que juegan los gobiernos
departamentales.
Sé que no es fácil, pues la sociedad,
lejos de ser gente amontonada, es un entramado vivo y
complejo, y la democracia, siendo por lejos el mejor
sistema de gobierno y el mejor estado de la sociedad,
no es perfecta.
Pero es posible trabajar
coordinadamente, más aún cuando ese objetivo común
refiere al desarrollo productivo, armónico e
incluyente, imprescindible para la prosperidad de la
nación, imprescindible para todos los uruguayos.
Porque, entiéndase bien, el desarrollo productivo es
armónico e incluyente o no es, ni desarrollo, ni
productivo.
Señoras y señores, amigas y amigos,
aunque tengo el altísimo honor de compartir este
estrado y esta tribuna, sería un exceso de mi parte
ampararme en esa condición para indicarles lo que
tienen que decidir o hacer.
Aunque se pretenda demostrar lo
contrario, soy estrictamente respetuoso de la
autonomía, las competencias y las responsabilidades de
los Poderes del Estado y de las organizaciones que
representan a distintos sectores e intereses sociales.
Aclaremos por si acaso también, como no puede ser de
otra manera, soy respetuoso de quienes intentan
demostrar que no lo soy.
Pero el respeto a los demás no es
incompatible con el respeto a uno mismo. Por el
contrario, el respeto -como nos enseñaron modestamente
nuestros padres- empieza en casa.
Y en función de ese respeto a uno
mismo, que es en este caso a la responsabilidad
institucional que la ciudadanía me encomendó ejercer
durante el actual período de gobierno, permítanme
decirles que pueden contar con nosotros para continuar
el impulso de los pasados 75 años.
Pueden contar con nosotros para seguir
avanzando en materia de genética y sanidad animal, de
granos y de pasturas, de maquinaria, de productividad,
de competitividad y de comercialización, de acceso a
nuevas tecnologías y a nuevos mercados.
Pueden contar con nosotros para encarar
los desafíos que se plantean a una cadena productiva en
expansión, como ésta, y las dificultades que a veces se
plantean cuando hay más de un sector productivo en
expansión. En nuestro caso, como es la forestación, la
soja, etcétera.
Bienvenidas estas dificultades, porque
peor sería que no hubiera ningún sector productivo en
expansión, dura experiencia que alguna vez padeció
nuestro país.
Pero las dificultades hay que
resolverlas. Pueden contar con nosotros para continuar
mejorando la calidad de vida de quienes trabajan en
este sector. Digo “continuar”, pues no ignoro la
importante labor social que esta Institución realiza en
beneficio de sus asociados. Prestaciones de salud,
becas de estudio, asesoría legal, laboral y tributaria,
etcétera.
Cuando digo calidad, quiero decir
precisamente, eso: calidad. Porque una cosa es el nivel
de vida y otra, es la calidad de vida.
El nivel, es importante y puede
expresarse en equipamientos y en servicios. La calidad
de vida, siendo intangible, sin embargo es fundamental.
La diferencia entre nivel y calidad de vida, es, en
última instancia, la diferencia entre tener o ser.
Y cuando digo “quienes trabajan en este
sector”, me refiero a todos. Sin excepción alguna, pero
muy, muy especialmente, a los más jóvenes y a las
mujeres. Todos los aquí presentes sabemos lo que las
mujeres y los jóvenes significan en la familia y en la
actividad tambera.
Pero no basta con saberlo. Hay que
reconocerlo con políticas y acciones concretas que
mejoren las condiciones actuales, porque en lo que a la
vida de la gente refiere, siempre se puede hacer y
progresar más.
Las políticas de equidad, género, niñez
o juventud que intentamos llevar adelante, no deben
pasar de largo frente a los tambos. Tienen que entrar
en ellos, porque allí está la familia tambera.
Amigas y amigos, ustedes saben que
pueden contar con nosotros, de la misma forma que
nosotros sabemos que contamos con ustedes. Y juntos
seguiremos trabajando por ese todo que nos une, ese
todo que tanto nos necesita y al cual tanto debemos.
Ese todo que golpea en nuestras conciencias, palpita en
nuestros corazones, y que se llama Uruguay. Muchas
gracias. |