Cierre de la Gira Presidencial
Presidente Vázquez inauguró el Simposio Regional
sobre Cáncer de Mama
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez,
concluyó su gira por Centroamérica y retornó a la Base
Aérea Nº 1, a las 14:50. Participó del Simposio
Regional organizado por el Hospital Sirio Libanés de
San Pablo, sobre el cáncer de mama. En su discurso,
habló sobre el control de esta enfermedad oncológica,
en el contexto de un país en vías de desarrollo, desde
un punto de vista médico y social.
Desde el principio de su oratoria,
el Presidente Vázquez subrayó que su vocación médica y
política nace desde la misma matriz. Para el Jefe de
Estado, las mismas razones que lo acercaron a la
medicina, lo llevaron a la función pública. Los motivos
son, esencialmente, los mismos: un profundo respeto por
los semejantes, un fuerte compromiso con la dignidad
humana, una inextinguible pasión por la libertad, una
inalterable confianza en la democracia y en la sociedad
y una inexcusable responsabilidad ciudadana.
Vázquez dedicó su oratoria a señalar
los diversos problemas sociales del tratamiento del
cáncer y en especial, los originados por la falta de
recursos para su prevención y el acceso a las
soluciones médicas. En esa materia, recordó que la
Unión Internacional contra el Cáncer, publicó que en el
año 2002, la mitad de los nuevos casos oncológicos son
detectados en el mundo desarrollado y la otra mitad, en
el tercer mundo.
Sin embargo, esta proporción será
profundamente modificada, dijo. Según la misma
organización, en el año 2020 las estadísticas señalan
que tres de cada cuatro casos de cáncer serán padecidos
por habitantes del mundo subdesarrollado. Advirtió que
la pobreza es uno de los principales factores de riesgo
para enfermar y morir de cáncer. Recordó que en el
mundo se gasta diez billones de dólares cada cinco días
en armamentos para la guerra. Mientras eso sucede,
prosiguió, 1.200 millones de seres humanos viven en la
indigencia; 2 .000 millones de personas no tienen
acceso a servicios básicos de electricidad y agua
potable; otros 2.600 millones de seres humanos no
tienen acceso a servicios de saneamiento y cada día
mueren 4.900 niños por diarrea. A cada minuto, una
mujer fallece a consecuencia de un parto y más de 39
millones de personas en el mundo están infectadas por
el VIH.
Para el Presidente, son los pobres
quienes peor se alimentan, viven en condiciones más
precarias, están más expuestos a las infecciones y
tienen menos posibilidades de acceso a hábitos
saludables. Además, se refirió al problema del
tabaquismo. Dijo que son los pobres quienes más fuman y
que, al parecer, fumar es el lujo de los pobres. A su
vez, señaló que nuestro país es el sexto en el mundo en
obtener el reconocimiento sobre lugares públicos
"libres de humo de tabaco".
Afirmó que hoy en día, hay más
pobres que antes y que están más desamparados. Son
contradicciones de un mundo que, por momentos, semeja
un manicomio gobernado por sus propios pacientes,
concluyó.
Palabras del Presidencia de la
República, Tabaré Vázquez, en la inauguración del
Simposio Regional sobre Cáncer de Mama, en la ciudad de
San Pablo:
Presidente Vázquez: Muy buenos días
para todos ustedes. Comprenderán, seguramente, la
emoción que me embarga en este momento, al tener el
enorme honor de poder dirigirme a todos ustedes y, por
un momento, retomar mi condición de médico, por
vocación, y dejar mi trabajo de político, por vocación.
Amigas y amigos. Gracias a los
organizadores de este simposio internacional sobre
cáncer de mama, por invitarme a participar en el mismo
y a pronunciar su conferencia inaugural. Es realmente
para mí, reitero, un inmenso honor. Gracias a todos
ustedes por la cálida hospitalidad con la que nos han
recibido. Es un hermoso regalo que me han hecho. Y
atento a la sugerencia de los anfitriones, mi
exposición estará referida al control del cáncer de
mama en un país en desarrollo.
El título de esta charla, en sí
mismo, encierra dos aspectos: el de las ciencias
biológicas, cuando hablamos de cáncer de mama; y el de
las ciencias sociales, cuando hablamos de países en
desarrollo. Y además, en mi condición de médico y
gobernante, me obliga a hablar del cáncer de mama pero
en el contexto general de la oncología.
Creo que la sugerencia ha sido
acertadísima pues, según datos de la unión
internacional contra el cáncer, la UICC, datos
disponibles en el año 2005, cinco de los diez millones
de nuevos casos de cáncer constatados en el año 2002
–reitero, cinco millones de los diez millones-, están
en los países en desarrollo. Es decir, 50% de los
países del mundo desarrollado, 50% de ellos en el mundo
de los países en vías de desarrollo. Mitad y mitad. Año
2002.
Pero según estimaciones de la propia
UICC, en el año 2020, dentro de muy poco, 16 millones
de nuevos cánceres habrán en ese momento en el mundo,
de los cuales 12 millones de esos dieciséis, estarán en
los países en desarrollo. Es decir, ya no va a ser
mitad y mitad, sino 75% de los casos en los países del
mundo sub desarrollado y 25 % en los países del mundo
desarrollado. Y si esta diferencia persiste, alguna
razón habrá. Trataremos de analizarla.
Pero antes de entrar en esta
temática y dado que estoy aquí como médico oncólogo y
gobernante de un país comprendido en esa categoría un
tanto difusa, que es la de las naciones en desarrollo,
permítanme enunciar tres lineamientos que atravesarán
mi exposición.
El primero de ellos, más allá de las
apariencias –y estoy hablando, reitero, como médico y
gobernante de turno-, más allá de las apariencias, de
algunas realidades aisladas y de algunas versiones
interesadas, lo cierto es que los médicos no somos
santos con túnica blanca y ni los políticos somos
truhanes con traje oscuro. Afortunadamente no lo somos,
de lo contrario alguno de nosotros gastaríamos mucho
tiempo y dinero para que nuestros amigos psiquiatras y
psicólogos nos ayudaran a resolver problemas de
identidad. A parte del gorro que significa, ustedes
comprenderán, cambiar de vestuario a cada rato. De
cualquier manera, debo confesar que en este momento
mucho más me gustaría estar vistiendo la túnica que el
traje oscuro. Y es en esa doble condición que voy a
encarar esta conferencia, como médico y como político.
En segundo lugar, las mismas razones
que me llevaron a la profesión médica, me trajeron a la
actividad política. Son razones que me resultan
difíciles de expresar con palabras. Tal vez, las más
adecuadas sean: un profundo respeto por los semejantes,
un fuerte compromiso con la dignidad humana, una
inextinguible pasión por la libertad, una inalterable
confianza en la democracia y en la sociedad y una
inexcusable responsabilidad ciudadana.
En tercer lugar, el desarrollo
humano, individual y colectivo, no es, no debe ser un
privilegio de pocos, sino un derecho de todos que se
construye día a día en diversos planos y cuyo avance no
puede medirse en tener más sino en ser mejores. Quizás,
el desarrollo sea en este y en el próximo siglo, el
nuevo nombre de la paz.
Por supuesto que hay que tener lo
necesario. Pero la opulencia no garantiza ni la
dignidad ni la felicidad de la gente. Por el contrario,
a menudo las hipoteca. Como ustedes saben, vivimos un
momento de la historia en el cual los avances
científicos le han agregado años a la vida. Está muy
bien, pero no es suficiente. También hay que darle
salud y dignidad a los años.
Amigas y amigos. Permítanme reiterar
algo que dije al principio. Hoy uno de cada dos nuevos
casos de cáncer corresponde a países en desarrollo.
Dentro de poco, algo más de una década, tres de cada
cuatro nuevos casos de cáncer corresponderán a países
aún en desarrollo.
Esa cifra refleja la existencia de
lo que podríamos denominar la dimensión oncológica del
desarrollo. Hoy podemos dividir a los países en
oncológicamente desarrollados y países oncológicamente
subdesarrollado. ¿Cómo podríamos establecer parámetros
para definir esta definición?
En primer lugar, porque la dimensión
social del cáncer no se limita a su historia clínica,
sino que también abarca –como ustedes saben muy bien-,
sus factores etiológicos. Y la pobreza es uno de los
principales factores de riesgo para enfermar y morir de
cáncer. Téngase en cuenta que mientras en el mundo se
gasta, les ruego presten atención a esta cifra, diez
billones de dólares cada cinco días en armamentos para
la guerra, mientras eso sucede, 1.200 millones de seres
humanos viven en la indigencia. 2 .000 millones de
personas no tienen acceso a servicios básicos de
electricidad y agua potable. 2.600 millones de seres
humanos no tienen acceso a servicios de saneamiento.
Cada día mueren 4.900 niños por diarrea. Cada minuto,
una mujer fallece a consecuencia de un parto. Más de 39
millones de personas en el mundo están infectadas por
el VIH.
Hoy como antes, son los pobres
quienes peor se alimentan, viven en condiciones más
precarias, están más expuestos a las infecciones, entre
otras, las de transmisión sexual y tienen menos
posibilidades de acceso a hábitos saludables.
Hoy, pero a diferencia de antes, son
los pobres quienes más fuman. Parecería que fumar es
hoy el lujo de los pobres. Hoy hay más pobres que antes
y los pobres de hoy están tal vez más desamparados que
los pobres de antes. Contradicciones de un mundo que,
por momentos, semeja un manicomio gobernado por sus
propios pacientes.
En segundo lugar, uno: son países
oncológicamente desarrollados porque previenen o
diagnostican al cáncer precozmente. Dos: por tanto,
curan más enfermos y tres: gastan menos dinero para
curar más enfermos. Mientras que otros, por el
contrario, carecen de políticas educativas y
preventivas, y entonces uno: diagnostican tardíamente
el cáncer; dos: gastan más dinero y tres: gastan más
dinero para curar menos enfermos. Esta es la realidad
de nuestros días.
Según estos criterios, puede
hablarse de países oncológicamente desarrollados y
subdesarrollados o en vías de desarrollo. Ahora bien,
quienes estamos en esta segunda categoría -el Uruguay y
los países latinoamericanos lamentablemente estamos en
esta segunda categoría- ¿debemos resignarnos a la
misma? ¿Acaso no podemos hacer nada para ser
oncológicamente desarrollados? O ¿qué estamos haciendo
para salir de la categoría de subdesarrollados y entrar
en la categoría de países oncológicamente
desarrollados?
Amigas y amigos, el cáncer –como
ustedes saben muy bien- en su etapa clínica es el
último y breve acto de una larga representación
biológica. Para evitar que esa representación tenga un
final de tragedia, modestamente creemos que es
necesario:
Primero; la prevención primaria.
Actual sobre los factores de riesgo, intentando evitar
el cáncer mediante políticas de formación de recursos
humanos, educación, concientización poblacional,
estilos de vida adecuados y entornos saludables,
autocuidado, controles médicos programados.
Segundo; prevención secundaria.
Educación para promover el diagnóstico temprano u
oportuno, planes de tamizaje o screaming en poblaciones
asintomáticas con técnicas diagnósticas que hayan
demostrado ser útiles en la disminución de la
mortalidad por cáncer. Educar a nuestra población,
darles herramientas a nuestros compatriotas para que
puedan luchar contra esta enfermedad ellos también. La
lucha contra el cáncer no es sólo la lucha que los
médicos debemos enfrentar. Es una tarea de todos y
todos debemos trabajar en la dirección oportuna.
Tercero; aplicar el tratamiento
idóneo. La cirugía adecuada, la radioterapia, la
quimioterapia, la hormonoterapia, el tratamiento con
anticuerpos monoclonales, esa batería de elementos
justa y adecuadamente aplicados en el momento oportuno.
Ustedes dirán, decirlo es sencillo y
hacerlo no tanto. Y es verdad. De ahí entonces, la
importancia de contar con compromisos políticos de los
gobernantes para actuar en esa dirección. De contar con
instrumentos multidisciplinarios para establecer pautas
para el control preventivo para la educación, para la
promoción en salud, para el diagnóstico adecuado y
oportuno y para el tratamiento del cáncer. Pero,
reitero, instrumentos de trabajo no varitas mágicas ni
pesadas estructuras burocráticas, bajo las cuales
quedan aplastados los objetivos originales.
En nuestros países vemos cómo se
generan comisiones y más comisiones y grupos en los
gobiernos y en los ministerios, que se reúnen, que
hablan, que conversan, que diagnostican. Pero allá
sigue la gente por su camino y el cáncer acechando para
atacar a esa gente que, muchas veces, no tiene
herramientas ni elementos para defenderse.
En esta materia de establecer
instrumentos, no hay modelos ni recetas exportables,
pero hay experiencias en curso y yo quiero referir
brevemente a tres que están sucediendo en Uruguay y de
las cuales soy partícipe, como médico oncólogo y
Presidente de la República.
Una de ellas es la Comisión
Honoraria de Lucha contra el Cáncer, persona jurídica
de derecho público no estatal, creada por Ley en el año
1989 con el objetivo de promover, coordinar y
desarrollar planes y programas concernientes a la
prevención, diagnóstico oportuno, tratamiento y
rehabilitación. De los programas básicos que desarrolla
esta Comisión, cabe resaltar el Programa de Detección
Oportuna de Cáncer de Mama para detectar este cáncer en
estadios iniciales de desarrollo. Se apoya en la
primordial actividad de concientización de la población
femenina en edad de riesgo, realizando exámenes
periódicos de mama y se ejecuta en todo el territorio
nacional con equipos fijos o móviles, propios y en
coordinación con centros de salud públicos y privados
de todo el país.
Por Ley, se otorga un día de
licencia paga, por año, a todas las mujeres mayores de
40 años que trabajan, para que concurran a centros
públicos o privados a realizarse una mamografía y un
papanicolau, obligatoriamente todos los años. Cada dos
años, cuando las trabajadoras tienen que presentar su
carné de salud renovado, deben presentar para los
estudios médicos correspondientes la constancia y los
estudios de las mamografías y el papanicolau que se
tuvieron que realizar. Si así no lo hacen, no se otorga
el carné de salud y quedan suspendidas en sus trabajos
dichas personas.
Entre mayo de 1998 y diciembre de
2006, en el Uruguay se realizaron 300 mil mamografías
de las cuales, el 84,5% arrojó resultado normal, el 14%
resultados sospechosos y el 1,5% francos resultados
patológicos. Las cifras pueden parecer insignificantes
pero téngase en cuenta que la población de Uruguay no
alcanza los tres millones y medio de personas, un
tercio de la población de la ciudad de San Pablo.
Segundo: otra experiencia en nuestro
país está en el sector privado, es la del Centro de
Diagnóstico Mamario (CENDIMA) que brinda un rápido y
completo control preventivo, diagnóstico y tratamiento
a los socios de la Asociación Española Primera de
Socorros Mutuos, institución mutual fundada hace 155
años. Este centro ha trabajado a lo largo de su
historia con métodos diagnósticos y terapéuticos
claramente pautados según las recomendaciones
estándares científicamente comprobadas a nivel
internacional. En el año 2006 CENDIMA realizó 19.000
consultas, de las cuales 5.000 fueron oncológicas;
realizó también 16.000 mamografías, 4.000 ecografías
mamarias, 500 punciones comunes, 400 punciones
eco-guiadas, 400 cirugías mamarias y 150 cirugías
mamarias con procedimiento de arponaje.
Muy sintéticamente mostraremos los
resultados de esta experiencia de casi 20 años de
diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama de dicho
centro.
Intentamos optimizar los recursos
humanos para generar este centro y el mismo está
integrado por un cuerpo médico de diez cirujanos
especializado en la patología mamaria, cinco oncólogos
médicos, dos oncólogos radioterapeutas, cuatro
imagenólogos, dos psicólogos, un ginecólogo y tres
anatomopatológicos.
Con un personal no médico de dos
enfermeras especializadas, cuatro administrativas, dos
técnicos en registros médicos, unidad de apoyo
psicológico y unidad de rehabilitación física.
Las ventajas de un centro con estas
características son el manejo interdisciplinario del
interno, tenemos un rápido acceso a la paraclínica, la
centellografía, tomografía computada, resonancia
magnética, laboratorio de análisis clínicos, etcétera.
Tenemos un registro propio, paralelo de este centro al
de la institución. La mamografía, las punciones, el
arponaje, etcétera se hacen en la misma planta física y
está altamente informatizado el centro, con
computadoras en cada consultorio conectadas en red con
otros servicios de laboratorio, imagenología, etcétera,
que nos permite un contacto muy rápido, muy estrecho
con colegas de otras especialidades.
Las actividades que realizamos es la
asistencia de pacientes con la misma patología, hay
publicaciones científicas en varias y prestigiosas
revistas nacionales y extranjeras, con pacientes
atendidas en el mismo centro y de la misma manera, y
llevamos adelante procesos de investigación clínica. Es
el único centro nacional en el Uruguay seleccionado
para llevar adelante protocolos multicéntricos de
investigación en cáncer de mama y metastácico, por
ejemplo.
Acá hay una publicación en una de
las principales revistas médicas del Uruguay. Lo
mostramos simplemente para decir que en los países del
mundo subdesarrollado, podemos, si nos organizamos
adecuadamente, producir como se produce en los países
del mundo desarrollado y obtener también muy buenos
resultados.
Acá se trata de un Congreso de
Mastología realizado en Brasil y las publicaciones del
acto en el Journal of Clinical Oncology.
Hemos tratado una población de 1.906
mujeres con cáncer de mama, el período de reclutamiento
fue de 19 años y el de seguimiento de 21 años. La base
de datos es electrónica y se estudian una cantidad muy
importante de ítems en cada una de las enfermas, más de
140. El análisis estadístico de los controles
periódicos, las inspecciones y los datos finales no los
realiza el propio centro sino que lo realiza la
Facultad de Medicina de la Universidad de la República,
a través de su Cátedra de Bioestadística y basa los
distintos estudios de la manera que ustedes ven en la
imagen correspondiente.
El pico de edad es lo clásico, son
de 50 y 60 años, el estrato hormonal de nuestras
pacientes casi las ¾ partes son premenopáusicas y un
25% a 26% de mujeres premenopáusicas.
La presentación clínica
fundamentalmente se da por tumor, 74 de los casos, por
nódulos clínicos en el 13% de los casos y lo otro –que
ustedes lo conocen muy bien- se condice con las
publicaciones internacionales.
La cirugía practicada fue la
segmentomía y cuadractetomía en el 47% de los casos, la
mastectomía radical modificada en el 53% de los casos,
3% de mastectomías simples, 1% hustel, sin restricción
0,2.
La cirugía radical ha ido perdiendo
gradualmente lugar en nuestros tratamientos, vean
ustedes que sobre el año 1984 casi el 85% de nuestras
enfermas recibían tratamientos radicales, hoy el 50% va
a tratamientos radicales.
El balance al final de nuestras
enfermas demuestra que estadios con ganglio cero son en
el 57% de los casos, de uno a tres ganglios 26% de los
casos, cuatro a nueve 12%, diez o más 5%.
Quiero destacar algo, como ustedes
ven, la mayoría de nuestras enfermas en este centro se
encuentran en estadios iniciales o relativamente
iniciales de su patología mamaria. A pocas cuadras de
este centro que su población de mujeres tiene una
condición socioeconómica cultural alta, y por lo tanto
llegan en etapas tempranas de su enfermedad. A pocas
cuadras se encuentra el Hospital Universitario, el
Hospital de Clínicas del Uruguay, donde se atiende la
población más pobre de todo el país. En ese centro, los
estadios que se presentan a la consulta médica, son
primordialmente estadios tres y cuatro. Exactamente lo
contrario a lo que estamos mostrando en la diapositiva
y creo que fundamentan que la posibilidad de llevar
adelante esquemas de educación, de prevención, de
diagnóstico oportuno, van a colaborar con un
diagnóstico adecuado, en el tiempo adecuado y con
posibilidades mucho más alta de curación que en aquella
población más pobre que no concurre a tiempo a la
consulta médica.
Para el carcinoma in situ el
promedio de edad fue de 57 años con una media de 56.
Las variedades no comedo y comedo de este tumor.
El siguiente creo que ahí, bueno
aquí esta nuestra tasa de sobrevida. Y vean ustedes que
los carcinomas, insisto diagnosticados que son cerca de
cien, a 23 meses de seguimientos tienen prácticamente,
un cien por ciento de curación y los estadios uno están
por encima del 90% de curación. Creo que no hay más,
gracias.
Esta fue la primera investigación a
gran escala, en un país como el nuestro, dónde le
cáncer de mama ocupa el primer lugar en incidencia y
mortalidad por cáncer en la mujer. Mil ochocientos
casos y seiscientas muertes por año. Según los últimos
datos de los años 2005 y 2006, felizmente en Uruguay,
la mortalidad por cáncer de mama, tiende a descender.
La tercera experiencia a la que quiero referir, es el
Programa Nacional para el Control del Cáncer. Creado en
el año 2005, apenas iniciada nuestra gestión de
Gobierno y que funciona el la orbita del Ministerio de
Salud Pública, con el objetivo de coordinar los
recursos y las acciones de los sistemas públicos y
privados en el campo de la oncología a nivel nacional.
Y una de las primeras medidas que tomamos fue sacar un
decreto para que en el Uruguay, no se fume en ambientes
cerrados. Uruguay es el sexto país en el mundo Libre de
Humo de Tabaco. Y hemos sacado ahora, también una Ley
aprobada por todos los integrantes del Parlamento
Nacional, diputados y Senadores oficialistas y también
de la oposición, por unanimidad, por la cuál, también
se prohíbe la publicidad del tabaco en nuestro país. Y
prácticamente el consumo de tabaco, esta prohibido en
todos los ámbitos, fundamentalmente en el deportivo y
en los ámbitos médicos. Debo decir que la población ha
respondido, estupendamente bien y hemos obtenido
excelentes resultados, en esta lucha contra el tabaco.
El PROCAM es una ambiciosa reconstrucción que conjuga
centralización técnica, con normativa con ejecución
descentralizada. Amigas y amigos, no es probable que
haya un arquitecto en esta sala, si lo hay bienvenido,
pues la oncología no es una ciencia oculta, ni un
asunto de médicos y pacientes solamente. Pero todos los
aquí presentes, sabemos porque seguramente lo hemos
experimentado, que no es fácil construir o reformar una
casa con la gente adentro. Inexorablemente, por más que
se trate de evitarlo, surgen inconvenientes y se
generan molestias, que a menudo se sobrellevan y
resuelven, pero que a veces derivan en conflictos
mayores. Lo mismo sucede en el diseño y la ejecución de
medidas para el control de cáncer en países en
desarrollo, porque las mismas se inscriben en políticas
públicas, no solamente en el área de la salud que hagan
posible ese derecho inalienable del individuo y de la
sociedad que es el desarrollo. Bien, pero más que
alarmarnos con las realidades que tenemos en nuestros
países, debemos asumirla, debemos encararla y debemos
gobernarla. En lo que el Gobierno significa en términos
de articulación democrática. Asumirla y gobernarla,
encarándola con conciencia, con responsabilidad.
Nosotros no solo somos médicos, Somos también
ciudadanos, y en algunas oportunidades tenemos
responsabilidades de Gobierno. Y hacerlo con
conciencia, porque como nos enseño hace casi cinco
siglos, Francoise Rabellais, la ciencia sin conciencia,
es la ruina del alma. Cuánta razón tenía, no hay base
científica, sin valores humanistas. El código de unión
en Berre en 1947, la Declaración de Helsinki en 1964, y
sucesivos pronunciamientos de la Asociación Médica
Mundial por citar casos referidos a nuestra profesión,
no los recuerda. Y ello también es valido, para el
desempeño ciudadano de la gestión de Gobierno. El
futuro se modela, y se modela sin modelos, lo que no
quiere decir sin raíces, sin principios, o sin utopías
concretas. En efecto, así como la prudencia acompaña al
progreso científico la responsabilidad de acompañar al
ejercicio de la ciudadanía y del Gobierno. La lucha
contra esta enfermedad, es una lucha de todos, de no
ser así, aquella circunstancial semejanza a un
manicomio gobernado por sus pacientes, que mencione
anteriormente, puede convertirse en realidad
permanente, irreversible final. Sin embargo, así como
el derecho al desarrollo, es irrenunciable, el
desarrollo oncológico, también es posible, y se
construye día a día, innovando instrumentos en el marco
de lo científicamente comprobado aún es muy pronto
evaluar el impacto de estas medidas sobre la salud de
la población y el mapa oncológico de mi país. Pero no
dudo, que en un futuro no lejano, en Seminarios como
oeste, los médicos y gobernantes uruguayos, darán
buenas noticias. Desde esa convicción estoy trabajando,
sin deidad de santo de túnica blanca, complejo de
truhán de traje oscuro. Con perseverancia, con
optimismo y teniendo siempre presente mis
responsabilidades ciudadanas, y mi profunda vocación
médica. No hay incompatibilidad entre esa vocación y
esta responsabilidad. Ambas, al fin y al cabo, buscan
mejorar esa cautivante y hermosa aventura cotidiana que
es la vida. Muchas gracias. |