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27 de junio, 2008

Cierre de la Gira Presidencial

Presidente Vázquez inauguró el Simposio Regional sobre Cáncer de Mama
El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, concluyó su gira por Centroamérica y retornó a la Base Aérea Nº 1, a las 14:50. Participó del Simposio Regional organizado por el Hospital Sirio Libanés de San Pablo, sobre el cáncer de mama. En su discurso, habló sobre el control de esta enfermedad oncológica, en el contexto de un país en vías de desarrollo, desde un punto de vista médico y social.

Desde el principio de su oratoria, el Presidente Vázquez subrayó que su vocación médica y política nace desde la misma matriz. Para el Jefe de Estado, las mismas razones que lo acercaron a la medicina, lo llevaron a la función pública. Los motivos son, esencialmente, los mismos: un profundo respeto por los semejantes, un fuerte compromiso con la dignidad humana, una inextinguible pasión por la libertad, una inalterable confianza en la democracia y en la sociedad y una inexcusable responsabilidad ciudadana.

Vázquez dedicó su oratoria a señalar los diversos problemas sociales del tratamiento del cáncer y en especial, los originados por la falta de recursos para su prevención y el acceso a las soluciones médicas. En esa materia, recordó que la Unión Internacional contra el Cáncer, publicó que en el año 2002, la mitad de los nuevos casos oncológicos son detectados en el mundo desarrollado y la otra mitad, en el tercer mundo.

Sin embargo, esta proporción será profundamente modificada, dijo. Según la misma organización, en el año 2020 las estadísticas señalan que tres de cada cuatro casos de cáncer serán padecidos por habitantes del mundo subdesarrollado. Advirtió que la pobreza es uno de los principales factores de riesgo para enfermar y morir de cáncer. Recordó que en el mundo se gasta diez billones de dólares cada cinco días en armamentos para la guerra. Mientras eso sucede, prosiguió, 1.200 millones de seres humanos viven en la indigencia; 2 .000 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de electricidad y agua potable; otros 2.600 millones de seres humanos no tienen acceso a servicios de saneamiento y cada día mueren 4.900 niños por diarrea. A cada minuto, una mujer fallece a consecuencia de un parto y más de 39 millones de personas en el mundo están infectadas por el VIH.

Para el Presidente, son los pobres quienes peor se alimentan, viven en condiciones más precarias, están más expuestos a las infecciones y tienen menos posibilidades de acceso a hábitos saludables. Además, se refirió al problema del tabaquismo. Dijo que son los pobres quienes más fuman y que, al parecer, fumar es el lujo de los pobres. A su vez, señaló que nuestro país es el sexto en el mundo en obtener el reconocimiento sobre lugares públicos "libres de humo de tabaco".

Afirmó que hoy en día, hay más pobres que antes y que están más desamparados. Son contradicciones de un mundo que, por momentos, semeja un manicomio gobernado por sus propios pacientes, concluyó.

Palabras del Presidencia de la República, Tabaré Vázquez, en la inauguración del Simposio Regional sobre Cáncer de Mama, en la ciudad de San Pablo:

Presidente Vázquez: Muy buenos días para todos ustedes. Comprenderán, seguramente, la emoción que me embarga en este momento, al tener el enorme honor de poder dirigirme a todos ustedes y, por un momento, retomar mi condición de médico, por vocación, y dejar mi trabajo de político, por vocación.

Amigas y amigos. Gracias a los organizadores de este simposio internacional sobre cáncer de mama, por invitarme a participar en el mismo y a pronunciar su conferencia inaugural. Es realmente para mí, reitero, un inmenso honor. Gracias a todos ustedes por la cálida hospitalidad con la que nos han recibido. Es un hermoso regalo que me han hecho. Y atento a la sugerencia de los anfitriones, mi exposición estará referida al control del cáncer de mama en un país en desarrollo.

El título de esta charla, en sí mismo, encierra dos aspectos: el de las ciencias biológicas, cuando hablamos de cáncer de mama; y el de las ciencias sociales, cuando hablamos de países en desarrollo. Y además, en mi condición de médico y gobernante, me obliga a hablar del cáncer de mama pero en el contexto general de la oncología.

Creo que la sugerencia ha sido acertadísima pues, según datos de la unión internacional contra el cáncer, la UICC, datos disponibles en el año 2005, cinco de los diez millones de nuevos casos de cáncer constatados en el año 2002 –reitero, cinco millones de los diez millones-, están en los países en desarrollo. Es decir, 50% de los países del mundo desarrollado, 50% de ellos en el mundo de los países en vías de desarrollo. Mitad y mitad. Año 2002.

Pero según estimaciones de la propia UICC, en el año 2020, dentro de muy poco, 16 millones de nuevos cánceres habrán en ese momento en el mundo, de los cuales 12 millones de esos dieciséis, estarán en los países en desarrollo. Es decir, ya no va a ser mitad y mitad, sino 75% de los casos en los países del mundo sub desarrollado y 25 % en los países del mundo desarrollado. Y si esta diferencia persiste, alguna razón habrá. Trataremos de analizarla.

Pero antes de entrar en esta temática y dado que estoy aquí como médico oncólogo y gobernante de un país comprendido en esa categoría un tanto difusa, que es la de las naciones en desarrollo, permítanme enunciar tres lineamientos que atravesarán mi exposición.

El primero de ellos, más allá de las apariencias –y estoy hablando, reitero, como médico y gobernante de turno-, más allá de las apariencias, de algunas realidades aisladas y de algunas versiones interesadas, lo cierto es que los médicos no somos santos con túnica blanca y ni los políticos somos truhanes con traje oscuro. Afortunadamente no lo somos, de lo contrario alguno de nosotros gastaríamos mucho tiempo y dinero para que nuestros amigos psiquiatras y psicólogos nos ayudaran a resolver problemas de identidad. A parte del gorro que significa, ustedes comprenderán, cambiar de vestuario a cada rato. De cualquier manera, debo confesar que en este momento mucho más me gustaría estar vistiendo la túnica que el traje oscuro. Y es en esa doble condición que voy a encarar esta conferencia, como médico y como político.

En segundo lugar, las mismas razones que me llevaron a la profesión médica, me trajeron a la actividad política. Son razones que me resultan difíciles de expresar con palabras. Tal vez, las más adecuadas sean: un profundo respeto por los semejantes, un fuerte compromiso con la dignidad humana, una inextinguible pasión por la libertad, una inalterable confianza en la democracia y en la sociedad y una inexcusable responsabilidad ciudadana.

En tercer lugar, el desarrollo humano, individual y colectivo, no es, no debe ser un privilegio de pocos, sino un derecho de todos que se construye día a día en diversos planos y cuyo avance no puede medirse en tener más sino en ser mejores. Quizás, el desarrollo sea en este y en el próximo siglo, el nuevo nombre de la paz.

Por supuesto que hay que tener lo necesario. Pero la opulencia no garantiza ni la dignidad ni la felicidad de la gente. Por el contrario, a menudo las hipoteca. Como ustedes saben, vivimos un momento de la historia en el cual los avances científicos le han agregado años a la vida. Está muy bien, pero no es suficiente. También hay que darle salud y dignidad a los años.

Amigas y amigos. Permítanme reiterar algo que dije al principio. Hoy uno de cada dos nuevos casos de cáncer corresponde a países en desarrollo. Dentro de poco, algo más de una década, tres de cada cuatro nuevos casos de cáncer corresponderán a países aún en desarrollo.

Esa cifra refleja la existencia de lo que podríamos denominar la dimensión oncológica del desarrollo. Hoy podemos dividir a los países en oncológicamente desarrollados y países oncológicamente subdesarrollado. ¿Cómo podríamos establecer parámetros para definir esta definición?

En primer lugar, porque la dimensión social del cáncer no se limita a su historia clínica, sino que también abarca –como ustedes saben muy bien-, sus factores etiológicos. Y la pobreza es uno de los principales factores de riesgo para enfermar y morir de cáncer. Téngase en cuenta que mientras en el mundo se gasta, les ruego presten atención a esta cifra, diez billones de dólares cada cinco días en armamentos para la guerra, mientras eso sucede, 1.200 millones de seres humanos viven en la indigencia. 2 .000 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de electricidad y agua potable. 2.600 millones de seres humanos no tienen acceso a servicios de saneamiento. Cada día mueren 4.900 niños por diarrea. Cada minuto, una mujer fallece a consecuencia de un parto. Más de 39 millones de personas en el mundo están infectadas por el VIH.

Hoy como antes, son los pobres quienes peor se alimentan, viven en condiciones más precarias, están más expuestos a las infecciones, entre otras, las de transmisión sexual y tienen menos posibilidades de acceso a hábitos saludables.

Hoy, pero a diferencia de antes, son los pobres quienes más fuman. Parecería que fumar es hoy el lujo de los pobres. Hoy hay más pobres que antes y los pobres de hoy están tal vez más desamparados que los pobres de antes. Contradicciones de un mundo que, por momentos, semeja un manicomio gobernado por sus propios pacientes.

En segundo lugar, uno: son países oncológicamente desarrollados porque previenen o diagnostican al cáncer precozmente. Dos: por tanto, curan más enfermos y tres: gastan menos dinero para curar más enfermos. Mientras que otros, por el contrario, carecen de políticas educativas y preventivas, y entonces uno: diagnostican tardíamente el cáncer; dos: gastan más dinero y tres: gastan más dinero para curar menos enfermos. Esta es la realidad de nuestros días.

Según estos criterios, puede hablarse de países oncológicamente desarrollados y subdesarrollados o en vías de desarrollo. Ahora bien, quienes estamos en esta segunda categoría -el Uruguay y los países latinoamericanos lamentablemente estamos en esta segunda categoría- ¿debemos resignarnos a la misma? ¿Acaso no podemos hacer nada para ser oncológicamente desarrollados? O ¿qué estamos haciendo para salir de la categoría de subdesarrollados y entrar en la categoría de países oncológicamente desarrollados?

Amigas y amigos, el cáncer –como ustedes saben muy bien- en su etapa clínica es el último y breve acto de una larga representación biológica. Para evitar que esa representación tenga un final de tragedia, modestamente creemos que es necesario:

Primero; la prevención primaria. Actual sobre los factores de riesgo, intentando evitar el cáncer mediante políticas de formación de recursos humanos, educación, concientización poblacional, estilos de vida adecuados y entornos saludables, autocuidado, controles médicos programados.

Segundo; prevención secundaria. Educación para promover el diagnóstico temprano u oportuno, planes de tamizaje o screaming en poblaciones asintomáticas con técnicas diagnósticas que hayan demostrado ser útiles en la disminución de la mortalidad por cáncer. Educar a nuestra población, darles herramientas a nuestros compatriotas para que puedan luchar contra esta enfermedad ellos también. La lucha contra el cáncer no es sólo la lucha que los médicos debemos enfrentar. Es una tarea de todos y todos debemos trabajar en la dirección oportuna.

Tercero; aplicar el tratamiento idóneo. La cirugía adecuada, la radioterapia, la quimioterapia, la hormonoterapia, el tratamiento con anticuerpos monoclonales, esa batería de elementos justa y adecuadamente aplicados en el momento oportuno.

Ustedes dirán, decirlo es sencillo y hacerlo no tanto. Y es verdad. De ahí entonces, la importancia de contar con compromisos políticos de los gobernantes para actuar en esa dirección. De contar con instrumentos multidisciplinarios para establecer pautas para el control preventivo para la educación, para la promoción en salud, para el diagnóstico adecuado y oportuno y para el tratamiento del cáncer. Pero, reitero, instrumentos de trabajo no varitas mágicas ni pesadas estructuras burocráticas, bajo las cuales quedan aplastados los objetivos originales.

En nuestros países vemos cómo se generan comisiones y más comisiones y grupos en los gobiernos y en los ministerios, que se reúnen, que hablan, que conversan, que diagnostican. Pero allá sigue la gente por su camino y el cáncer acechando para atacar a esa gente que, muchas veces, no tiene herramientas ni elementos para defenderse.

En esta materia de establecer instrumentos, no hay modelos ni recetas exportables, pero hay experiencias en curso y yo quiero referir brevemente a tres que están sucediendo en Uruguay y de las cuales soy partícipe, como médico oncólogo y Presidente de la República.

Una de ellas es la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, persona jurídica de derecho público no estatal, creada por Ley en el año 1989 con el objetivo de promover, coordinar y desarrollar planes y programas concernientes a la prevención, diagnóstico oportuno, tratamiento y rehabilitación. De los programas básicos que desarrolla esta Comisión, cabe resaltar el Programa de Detección Oportuna de Cáncer de Mama para detectar este cáncer en estadios iniciales de desarrollo. Se apoya en la primordial actividad de concientización de la población femenina en edad de riesgo, realizando exámenes periódicos de mama y se ejecuta en todo el territorio nacional con equipos fijos o móviles, propios y en coordinación con centros de salud públicos y privados de todo el país.

Por Ley, se otorga un día de licencia paga, por año, a todas las mujeres mayores de 40 años que trabajan, para que concurran a centros públicos o privados a realizarse una mamografía y un papanicolau, obligatoriamente todos los años. Cada dos años, cuando las trabajadoras tienen que presentar su carné de salud renovado, deben presentar para los estudios médicos correspondientes la constancia y los estudios de las mamografías y el papanicolau que se tuvieron que realizar. Si así no lo hacen, no se otorga el carné de salud y quedan suspendidas en sus trabajos dichas personas.

Entre mayo de 1998 y diciembre de 2006, en el Uruguay se realizaron 300 mil mamografías de las cuales, el 84,5% arrojó resultado normal, el 14% resultados sospechosos y el 1,5% francos resultados patológicos. Las cifras pueden parecer insignificantes pero téngase en cuenta que la población de Uruguay no alcanza los tres millones y medio de personas, un tercio de la población de la ciudad de San Pablo.

Segundo: otra experiencia en nuestro país está en el sector privado, es la del Centro de Diagnóstico Mamario (CENDIMA) que brinda un rápido y completo control preventivo, diagnóstico y tratamiento a los socios de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos, institución mutual fundada hace 155 años. Este centro ha trabajado a lo largo de su historia con métodos diagnósticos y terapéuticos claramente pautados según las recomendaciones estándares científicamente comprobadas a nivel internacional. En el año 2006 CENDIMA realizó 19.000 consultas, de las cuales 5.000 fueron oncológicas; realizó también 16.000 mamografías, 4.000 ecografías mamarias, 500 punciones comunes, 400 punciones eco-guiadas, 400 cirugías mamarias y 150 cirugías mamarias con procedimiento de arponaje.

Muy sintéticamente mostraremos los resultados de esta experiencia de casi 20 años de diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama de dicho centro.

Intentamos optimizar los recursos humanos para generar este centro y el mismo está integrado por un cuerpo médico de diez cirujanos especializado en la patología mamaria, cinco oncólogos médicos, dos oncólogos radioterapeutas, cuatro imagenólogos, dos psicólogos, un ginecólogo y tres anatomopatológicos.

Con un personal no médico de dos enfermeras especializadas, cuatro administrativas, dos técnicos en registros médicos, unidad de apoyo psicológico y unidad de rehabilitación física.

Las ventajas de un centro con estas características son el manejo interdisciplinario del interno, tenemos un rápido acceso a la paraclínica, la centellografía, tomografía computada, resonancia magnética, laboratorio de análisis clínicos, etcétera. Tenemos un registro propio, paralelo de este centro al de la institución. La mamografía, las punciones, el arponaje, etcétera se hacen en la misma planta física y está altamente informatizado el centro, con computadoras en cada consultorio conectadas en red con otros servicios de laboratorio, imagenología, etcétera, que nos permite un contacto muy rápido, muy estrecho con colegas de otras especialidades.

Las actividades que realizamos es la asistencia de pacientes con la misma patología, hay publicaciones científicas en varias y prestigiosas revistas nacionales y extranjeras, con pacientes atendidas en el mismo centro y de la misma manera, y llevamos adelante procesos de investigación clínica. Es el único centro nacional en el Uruguay seleccionado para llevar adelante protocolos multicéntricos de investigación en cáncer de mama y metastácico, por ejemplo.

Acá hay una publicación en una de las principales revistas médicas del Uruguay. Lo mostramos simplemente para decir que en los países del mundo subdesarrollado, podemos, si nos organizamos adecuadamente, producir como se produce en los países del mundo desarrollado y obtener también muy buenos resultados.

Acá se trata de un Congreso de Mastología realizado en Brasil y las publicaciones del acto en el Journal of Clinical Oncology.

Hemos tratado una población de 1.906 mujeres con cáncer de mama, el período de reclutamiento fue de 19 años y el de seguimiento de 21 años. La base de datos es electrónica y se estudian una cantidad muy importante de ítems en cada una de las enfermas, más de 140. El análisis estadístico de los controles periódicos, las inspecciones y los datos finales no los realiza el propio centro sino que lo realiza la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, a través de su Cátedra de Bioestadística y basa los distintos estudios de la manera que ustedes ven en la imagen correspondiente.

El pico de edad es lo clásico, son de 50 y 60 años, el estrato hormonal de nuestras pacientes casi las ¾ partes son premenopáusicas y un 25% a 26% de mujeres premenopáusicas.

La presentación clínica fundamentalmente se da por tumor, 74 de los casos, por nódulos clínicos en el 13% de los casos y lo otro –que ustedes lo conocen muy bien- se condice con las publicaciones internacionales.

La cirugía practicada fue la segmentomía y cuadractetomía en el 47% de los casos, la mastectomía radical modificada en el 53% de los casos, 3% de mastectomías simples, 1% hustel, sin restricción 0,2.

La cirugía radical ha ido perdiendo gradualmente lugar en nuestros tratamientos, vean ustedes que sobre el año 1984 casi el 85% de nuestras enfermas recibían tratamientos radicales, hoy el 50% va a tratamientos radicales.

El balance al final de nuestras enfermas demuestra que estadios con ganglio cero son en el 57% de los casos, de uno a tres ganglios 26% de los casos, cuatro a nueve 12%, diez o más 5%.

Quiero destacar algo, como ustedes ven, la mayoría de nuestras enfermas en este centro se encuentran en estadios iniciales o relativamente iniciales de su patología mamaria. A pocas cuadras de este centro que su población de mujeres tiene una condición socioeconómica cultural alta, y por lo tanto llegan en etapas tempranas de su enfermedad. A pocas cuadras se encuentra el Hospital Universitario, el Hospital de Clínicas del Uruguay, donde se atiende la población más pobre de todo el país. En ese centro, los estadios que se presentan a la consulta médica, son primordialmente estadios tres y cuatro. Exactamente lo contrario a lo que estamos mostrando en la diapositiva y creo que fundamentan que la posibilidad de llevar adelante esquemas de educación, de prevención, de diagnóstico oportuno, van a colaborar con un diagnóstico adecuado, en el tiempo adecuado y con posibilidades mucho más alta de curación que en aquella población más pobre que no concurre a tiempo a la consulta médica.

Para el carcinoma in situ el promedio de edad fue de 57 años con una media de 56. Las variedades no comedo y comedo de este tumor.

El siguiente creo que ahí, bueno aquí esta nuestra tasa de sobrevida. Y vean ustedes que los carcinomas, insisto diagnosticados que son cerca de cien, a 23 meses de seguimientos tienen prácticamente, un cien por ciento de curación y los estadios uno están por encima del 90% de curación. Creo que no hay más, gracias.

Esta fue la primera investigación a gran escala, en un país como el nuestro, dónde le cáncer de mama ocupa el primer lugar en incidencia y mortalidad por cáncer en la mujer. Mil ochocientos casos y seiscientas muertes por año. Según los últimos datos de los años 2005 y 2006, felizmente en Uruguay, la mortalidad por cáncer de mama, tiende a descender. La tercera experiencia a la que quiero referir, es el Programa Nacional para el Control del Cáncer. Creado en el año 2005, apenas iniciada nuestra gestión de Gobierno y que funciona el la orbita del Ministerio de Salud Pública, con el objetivo de coordinar los recursos y las acciones de los sistemas públicos y privados en el campo de la oncología a nivel nacional. Y una de las primeras medidas que tomamos fue sacar un decreto para que en el Uruguay, no se fume en ambientes cerrados. Uruguay es el sexto país en el mundo Libre de Humo de Tabaco. Y hemos sacado ahora, también una Ley aprobada por todos los integrantes del Parlamento Nacional, diputados y Senadores oficialistas y también de la oposición, por unanimidad, por la cuál, también se prohíbe la publicidad del tabaco en nuestro país. Y prácticamente el consumo de tabaco, esta prohibido en todos los ámbitos, fundamentalmente en el deportivo y en los ámbitos médicos. Debo decir que la población ha respondido, estupendamente bien y hemos obtenido excelentes resultados, en esta lucha contra el tabaco. El PROCAM es una ambiciosa reconstrucción que conjuga centralización técnica, con normativa con ejecución descentralizada. Amigas y amigos, no es probable que haya un arquitecto en esta sala, si lo hay bienvenido, pues la oncología no es una ciencia oculta, ni un asunto de médicos y pacientes solamente. Pero todos los aquí presentes, sabemos porque seguramente lo hemos experimentado, que no es fácil construir o reformar una casa con la gente adentro. Inexorablemente, por más que se trate de evitarlo, surgen inconvenientes y se generan molestias, que a menudo se sobrellevan y resuelven, pero que a veces derivan en conflictos mayores. Lo mismo sucede en el diseño y la ejecución de medidas para el control de cáncer en países en desarrollo, porque las mismas se inscriben en políticas públicas, no solamente en el área de la salud que hagan posible ese derecho inalienable del individuo y de la sociedad que es el desarrollo. Bien, pero más que alarmarnos con las realidades que tenemos en nuestros países, debemos asumirla, debemos encararla y debemos gobernarla. En lo que el Gobierno significa en términos de articulación democrática. Asumirla y gobernarla, encarándola con conciencia, con responsabilidad. Nosotros no solo somos médicos, Somos también ciudadanos, y en algunas oportunidades tenemos responsabilidades de Gobierno. Y hacerlo con conciencia, porque como nos enseño hace casi cinco siglos, Francoise Rabellais, la ciencia sin conciencia, es la ruina del alma. Cuánta razón tenía, no hay base científica, sin valores humanistas. El código de unión en Berre en 1947, la Declaración de Helsinki en 1964, y sucesivos pronunciamientos de la Asociación Médica Mundial por citar casos referidos a nuestra profesión, no los recuerda. Y ello también es valido, para el desempeño ciudadano de la gestión de Gobierno. El futuro se modela, y se modela sin modelos, lo que no quiere decir sin raíces, sin principios, o sin utopías concretas. En efecto, así como la prudencia acompaña al progreso científico la responsabilidad de acompañar al ejercicio de la ciudadanía y del Gobierno. La lucha contra esta enfermedad, es una lucha de todos, de no ser así, aquella circunstancial semejanza a un manicomio gobernado por sus pacientes, que mencione anteriormente, puede convertirse en realidad permanente, irreversible final. Sin embargo, así como el derecho al desarrollo, es irrenunciable, el desarrollo oncológico, también es posible, y se construye día a día, innovando instrumentos en el marco de lo científicamente comprobado aún es muy pronto evaluar el impacto de estas medidas sobre la salud de la población y el mapa oncológico de mi país. Pero no dudo, que en un futuro no lejano, en Seminarios como oeste, los médicos y gobernantes uruguayos, darán buenas noticias. Desde esa convicción estoy trabajando, sin deidad de santo de túnica blanca, complejo de truhán de traje oscuro. Con perseverancia, con optimismo y teniendo siempre presente mis responsabilidades ciudadanas, y mi profunda vocación médica. No hay incompatibilidad entre esa vocación y esta responsabilidad. Ambas, al fin y al cabo, buscan mejorar esa cautivante y hermosa aventura cotidiana que es la vida. Muchas gracias.

   
 
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  Tabaré Vázquez