Apuesta a la educación y al hogar
No más niños hurgadores: diversos actores políticos
y sociales elaboran estrategia integral
El Comité Nacional de Erradicación
del Trabajo Infantil presentó una serie de
recomendaciones para prevenir y erradicar el trabajo
infantil en recolección y clasificación de residuos. Si
bien se realizará un censo nacional, estiman que más de
30 mil niños realizan estas tareas en Montevideo. Se
procura reinsertarlos en la sociedad, pero esto
requiere una gestión intersectorial que permita el
abordaje.
La Subcomisión del Comité Nacional
de Erradicación del Trabajo Infantil dio a conocer un
informe denominado "Recomendaciones para la prevención
y erradicación del trabajo infantil en todas las etapas
de la recolección y clasificación de residuos en
Uruguay".
Del evento participaron
representantes de las diversas instituciones
involucradas: MTSS, MEC, MEC, INAU, PIT-CNT, MIDES,
ANONG, IMM, UNICEF, Cámara de Comercio y Gurises
Unidos, entre otras.
La inspectora general del Instituto
del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Graciela
Pardo, explicó que tanto este tipo de trabajos como
otros, es común verlos en Montevideo, pero también en
el interior del país.
El documento hecho público incluye
una serie de recomendaciones sobre una temática que no
es sencilla en si misma, pero cuando involucra mano de
obra infantil con los riesgos físicos, psicológicos y
sociales, de exclusión que conlleva, es mucho más
compleja aún.
Lo fundamental de este informe es la
apuesta al abordaje integral. Este tema va más allá de
la situación del niño, niña o adolescente, tiene que
ver con la familia, trabajando desde la salud y la
vivienda, con la gestión de los residuos, promoviendo
los "ecopuntos" o la clasificación en origen (cada uno
en nuestro hogar).
Se procura no perpetuar estos
círculos de exclusión y pobreza, teniendo en cuenta que
existen casos de cuatro o cinco generaciones en esta
situación.
Los sociólogos denominan este
trabajo como una "falsa sociabilización laboral" o una
"falsa independencia", porque no agrega activos
físicos, culturales y sociales, sino que por el
contrario los bloquea.
Se trata de un trabajo peligroso,
que aleja al niño de sus posibilidades de desarrollo y
crecimiento, de formación y lo pone en riesgo de salud
física, mental y social.
Esta emancipación temprana es una
"falsa emancipación laboral". Es importante apostar a
la educación y a que estos niños crezcan en ámbitos más
sanos y seguros, con una mejor salud y una asistencia
regular a los centros educativos formales.
Para lograrlo se apuesta al esfuerzo
de todos. Muchas instituciones de gobierno, no
gubernamentales y privadas ya participan del proyecto y
se procura alcanzar una labor interinstitucional,
coordinando acciones. Para ello también se procura
sumar a los medios de comunicación, que son capaces de
sensibilizar sobre el problema, explicó la inspectora.
Si bien existen cifras brindadas por
la Intendencia Municipal de Montevideo, se prevé
realizar un censo nacional casa a casa sobre el tema,
que seguramente lo llevará adelante el MIDES. El mismo
deberá ser actualizado para comparar las evoluciones.
Se estima que existen unos 10.000
hurgadores o clasificadores en la capital, cifra que se
multiplicaría por tres o por cuatro por la cantidad de
niñas y niños que pertenecen a cada hogar, lo que se
traduciría en unos 30.000 menores trabajando en torno a
la basura, cifras que si se actualizan podrían
aumentar.
En cuanto a las edades, algunos
estudios determinan que un niño participa de tareas de
recolección y clasificación desde muy pequeño. Es común
ver bebés en los carros. Pero también están los niños
que no salen a la calle pero realizan la clasificación
en sus casas.
Pardo explicó que se estudia la
posibilidad de brindar apoyo económico, porque si la
mano de obra infantil y adolescente genera determinados
recursos, las familias que cuentan con los mismos, no
pueden dejar de percibirlos.
El Estado o la sociedad civil
deberán generar determinados apoyos –becas o
emprendimientos económicos sustitutivos- para el
reemplazo del ingreso de esta mano de obra infantil.
Toda asistencia económica tiene sus
riesgos, indicó la inspectora, quien aclaró que se
procura instrumentar las formas en que se otorga y se
controla para evitar aprovechamientos.
Pardo llamó a reflexionar, a "no
poner la mano en el bolsillo y dar" como un acto
automático. Cuando se da dinero a un menor, debe
hacerse a conciencia, pensando que es lo mejor para ese
niño en ese momento, pero haciéndose responsable de lo
que se está haciendo.
Desde el punto de vista de la
educación, un niño que no asiste a la escuela o que lo
hace irregularmente, está en mayor riesgo, indicó. Las
estadísticas revelan que estos niños repiten al menos
dos años de su ciclo escolar. Este rezago le impedirá
luego continuar sus estudios a nivel medio y conseguir
más adelante un empleo medianamente calificado y mejor
remunerado. "Este ciclo debe romperse y eso se logra
con la acción de todos", dijo Pardo.
Por otra parte, consultada por el
trabajo adolescente formal, Pardo reveló cifras
alarmantes: entre junio y julio murieron cuatro jóvenes
en el desempeño de su tarea.
Tanto en estos casos de
fallecimiento, como en los que se constata alguna
irregularidad (como es poner a un adolescente a
trabajar en una máquina peligrosa), los empresarios
deben afrontar multas que van de cero a 2000 UR.
La normativa existente abarca
solamente el trabajo formal. En el trabajo informal no
existe un empleador responsable, pero sí un papá, una
mamá o alguien que está a cargo del menor. En esta
situación caben otros mecanismos, que pueden llegar a
la pérdida de la patria potestad, pero no se puede
sancionar porque no hay a quien exigirle en ese
sentido.
Cuando se piensa en este trabajo, no
se piensa en la sanción, sino en la educación, en
modificar la actitud, para que el joven pueda hacer
cumplir sus derechos, sostuvo.
Pardo aclaró además que la tarea del
cuerpo inspectivo del Departamento de Inspección
Laboral, se dificulta por la escasez de personal (seis
inspectores). Se confía que este año se pueda cubrir
las 10 vacantes existentes y que en la próxima
Rendición de Cuentas se pueda solicitar más cargos para
poder abordar este ángulo del trabajo infantil que con
los recursos y la formación actual es imposible.
Los inspectores actualmente están
formados para otra estructura. Para poder monitorear el
trabajo infantil mediante una gestión distinta en
coordinación con otros especialistas, se requiere otro
enfoque y otra capacitación. |