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24 de julio, 2008

Apuesta a la educación y al hogar

No más niños hurgadores: diversos actores políticos y sociales elaboran estrategia integral
El Comité Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil presentó una serie de recomendaciones para prevenir y erradicar el trabajo infantil en recolección y clasificación de residuos. Si bien se realizará un censo nacional, estiman que más de 30 mil niños realizan estas tareas en Montevideo. Se procura reinsertarlos en la sociedad, pero esto requiere una gestión intersectorial que permita el abordaje.

La Subcomisión del Comité Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil dio a conocer un informe denominado "Recomendaciones para la prevención y erradicación del trabajo infantil en todas las etapas de la recolección y clasificación de residuos en Uruguay".

Del evento participaron representantes de las diversas instituciones involucradas: MTSS, MEC, MEC, INAU, PIT-CNT, MIDES, ANONG, IMM, UNICEF, Cámara de Comercio y Gurises Unidos, entre otras.

La inspectora general del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Graciela Pardo, explicó que tanto este tipo de trabajos como otros, es común verlos en Montevideo, pero también en el interior del país.

El documento hecho público incluye una serie de recomendaciones sobre una temática que no es sencilla en si misma, pero cuando involucra mano de obra infantil con los riesgos físicos, psicológicos y sociales, de exclusión que conlleva, es mucho más compleja aún.

Lo fundamental de este informe es la apuesta al abordaje integral. Este tema va más allá de la situación del niño, niña o adolescente, tiene que ver con la familia, trabajando desde la salud y la vivienda, con la gestión de los residuos, promoviendo los "ecopuntos" o la clasificación en origen (cada uno en nuestro hogar).

Se procura no perpetuar estos círculos de exclusión y pobreza, teniendo en cuenta que existen casos de cuatro o cinco generaciones en esta situación.

Los sociólogos denominan este trabajo como una "falsa sociabilización laboral" o una "falsa independencia", porque no agrega activos físicos, culturales y sociales, sino que por el contrario los bloquea.

Se trata de un trabajo peligroso, que aleja al niño de sus posibilidades de desarrollo y crecimiento, de formación y lo pone en riesgo de salud física, mental y social.

Esta emancipación temprana es una "falsa emancipación laboral". Es importante apostar a la educación y a que estos niños crezcan en ámbitos más sanos y seguros, con una mejor salud y una asistencia regular a los centros educativos formales.

Para lograrlo se apuesta al esfuerzo de todos. Muchas instituciones de gobierno, no gubernamentales y privadas ya participan del proyecto y se procura alcanzar una labor interinstitucional, coordinando acciones. Para ello también se procura sumar a los medios de comunicación, que son capaces de sensibilizar sobre el problema, explicó la inspectora.

Si bien existen cifras brindadas por la Intendencia Municipal de Montevideo, se prevé realizar un censo nacional casa a casa sobre el tema, que seguramente lo llevará adelante el MIDES. El mismo deberá ser actualizado para comparar las evoluciones.

Se estima que existen unos 10.000 hurgadores o clasificadores en la capital, cifra que se multiplicaría por tres o por cuatro por la cantidad de niñas y niños que pertenecen a cada hogar, lo que se traduciría en unos 30.000 menores trabajando en torno a la basura, cifras que si se actualizan podrían aumentar.

En cuanto a las edades, algunos estudios determinan que un niño participa de tareas de recolección y clasificación desde muy pequeño. Es común ver bebés en los carros. Pero también están los niños que no salen a la calle pero realizan la clasificación en sus casas.

Pardo explicó que se estudia la posibilidad de brindar apoyo económico, porque si la mano de obra infantil y adolescente genera determinados recursos, las familias que cuentan con los mismos, no pueden dejar de percibirlos.

El Estado o la sociedad civil deberán generar determinados apoyos –becas o emprendimientos económicos sustitutivos- para el reemplazo del ingreso de esta mano de obra infantil.

Toda asistencia económica tiene sus riesgos, indicó la inspectora, quien aclaró que se procura instrumentar las formas en que se otorga y se controla para evitar aprovechamientos.

Pardo llamó a reflexionar, a "no poner la mano en el bolsillo y dar" como un acto automático. Cuando se da dinero a un menor, debe hacerse a conciencia, pensando que es lo mejor para ese niño en ese momento, pero haciéndose responsable de lo que se está haciendo.

Desde el punto de vista de la educación, un niño que no asiste a la escuela o que lo hace irregularmente, está en mayor riesgo, indicó. Las estadísticas revelan que estos niños repiten al menos dos años de su ciclo escolar. Este rezago le impedirá luego continuar sus estudios a nivel medio y conseguir más adelante un empleo medianamente calificado y mejor remunerado. "Este ciclo debe romperse y eso se logra con la acción de todos", dijo Pardo.

Por otra parte, consultada por el trabajo adolescente formal, Pardo reveló cifras alarmantes: entre junio y julio murieron cuatro jóvenes en el desempeño de su tarea.

Tanto en estos casos de fallecimiento, como en los que se constata alguna irregularidad (como es poner a un adolescente a trabajar en una máquina peligrosa), los empresarios deben afrontar multas que van de cero a 2000 UR.

La normativa existente abarca solamente el trabajo formal. En el trabajo informal no existe un empleador responsable, pero sí un papá, una mamá o alguien que está a cargo del menor. En esta situación caben otros mecanismos, que pueden llegar a la pérdida de la patria potestad, pero no se puede sancionar porque no hay a quien exigirle en ese sentido.

Cuando se piensa en este trabajo, no se piensa en la sanción, sino en la educación, en modificar la actitud, para que el joven pueda hacer cumplir sus derechos, sostuvo.

Pardo aclaró además que la tarea del cuerpo inspectivo del Departamento de Inspección Laboral, se dificulta por la escasez de personal (seis inspectores). Se confía que este año se pueda cubrir las 10 vacantes existentes y que en la próxima Rendición de Cuentas se pueda solicitar más cargos para poder abordar este ángulo del trabajo infantil que con los recursos y la formación actual es imposible.

Los inspectores actualmente están formados para otra estructura. Para poder monitorear el trabajo infantil mediante una gestión distinta en coordinación con otros especialistas, se requiere otro enfoque y otra capacitación.

   
 
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