En todas las clases sociales
Casi 8% de adultos ejerce maltrato extremo a niños
o adolescentes en forma recurrente
El MIDES dio a conocer los primeros
datos del estudio denominado: Prácticas de Crianza y
Resolución de Conflictos Familiares. Prevalencia del
maltrato intrafamiliar contra niñas, niños y
adolescentes. El mismo, busca desentrañar las
características de situaciones de violencia hacia esta
porción de la sociedad, en el ámbito familiar y generar
insumos para prevenir y crear medidas de protección y
programas de apoyo a las familias en su rol de
protección, educación y cuidado.
El Programa Infancia, Adolescencia y
Familia del Ministerio de Desarrollo Social, dio a
conocer las principales cifras del Estudio "Prácticas
de Crianza y Resolución de Conflictos Familiares.
Prevalencia del maltrato intrafamiliar contra niñas,
niños y adolescentes". Esta investigación, optó por la
estrategia de interrogar a los adultos sobre sus
conductas hacia los niños y adolescentes del hogar. Se
realizó a través de una encuesta personal, sobre una
muestra representativa de la población mayor de 18
años, residente en el Área Metropolitana (Montevideo
urbano y centros urbanos vinculados a la capital, de
Canelones y San José) y que integra un hogar con
presencia de uno o más niños o adolescentes, entre 0 y
18 años. La muestra recoge 1.100 casos.
El formulario, incluyó un importante
número de preguntas orientadas a conocer las
características de las familias y de sus integrantes,
las que fueron seleccionadas de instrumentos validados
internacionalmente.
El estudio distingue tres tipos de
maltrato infantil: violencia psicológica, maltrato
físico moderado y maltrato físico severo. Para cada
ítem, el adulto entrevistado, debía responder la
frecuencia en la que el incidente había ocurrido en
relación al niño de referencia, de acuerdo a las
siguientes opciones: una vez, dos o tres veces, más de
tres veces, no en lo que va del año, pero había
sucedido antes, nunca. Esto permitió diferenciar entre
prevalencia general y prevalencia crónica. La general,
refiere a cuando el episodio se llevó a cabo, aunque
sea una vez, en tanto que la prevalencia crónica, hace
referencia a los maltratos que ocurrieron más de dos o
tres veces o más de tres veces.
Desde el MIDES, se explicó que
prevalencia general incluye situaciones excepcionales
de violencia, o que, habiendo existido con
anterioridad, no se volvieron a verificar de acuerdo a
la declaración del adulto. La prevalencia crónica por
su parte, refiere a conductas presentes y que se
verifican con frecuencia.
En cuanto al maltrato psicológico,
el documento revela una prevalencia general del 74% y
una crónica del 58,5%. La cifra crece a 63,3% cuando se
trata de niños en edad escolar (6 a 11 años). Cuando se
pregunta al entrevistado si ejerció maltrato o
violencia psicológica, se le desglosa en: si le habló
fuerte o le gritó; si lo insultó o lo maldijo; si le
dijo que lo iba a enviar fuera o echarlo de la casa; si
lo amenazó con pegarle pero en realidad no lo hizo; si
lo llamó estúpido, haragán o algún otro adjetivo
parecido.
En cuanto al maltrato físico
moderado, se conoció que el 53,7% de los entrevistados
declaró haber agredido físicamente al niño o
adolescente y el 36,5 % de los entrevistados dijo
haberlo hecho más de una vez en el período de
referencia. También en este ítem, la prevalencia es
mayor en niños en edad escolar.
La consulta concreta al
entrevistado, para el ítem de violencia moderada,
atendía el siguiente rango de conductas: sacudidas,
golpes en la cola con objetos duros, palmada en la cola
con mano descubierta, pegar en la mano, brazo o pierna
y pellizco.
Para el caso del maltrato físico
severo y muy severo, la prevalencia general es del
13,8% y la crónica alcanza el 8%.
Para la clasificación de violencia
física severa, el entrevistado debió responder si le
pegó con el puño o lo pateó fuerte; si le pegó en
alguna parte del cuerpo que no sea la cola con un
objeto duro; si lo tiró al piso o lo volteó; si lo dio
una cachetada en la cara, cabeza u oreja.
Para el ítem de maltrato físico muy
severo, debió responder si le apretó el cuello o lo
sacudió tirándole del pelo; si le dio una paliza y si
esto fue tan fuerte como pudo; si lo quemó o le tiró
agua caliente a propósito; si lo amenazó con cuchillo o
arma.
Cabe aclarar que en todos estos
casos, los porcentajes de respuesta afirmativa son muy
bajos, pero resulta previsible la sub declaración
frente a este tipo de conductas.
Otro dato importante que arroja este
estudio, es que las situaciones de maltrato infantil se
constatan en todos los sectores sociales. Cuando se
realiza una clasificación por tipo de violencia, se
conoce que hay mayor prevalencia general de maltrato
psicológico en los hogares de nivel socio-económico
alto. En contraposición, la prevalencia general de
violencia física, se registra en mayor medida, en los
hogares más carenciados.
A modo de conclusiones, se observó
que 8 de cada 10 adultos entrevistados (79,8%), ha
ejercido algún tipo de violencia hacia el niño o
adolescente. Si se toman en consideración las
situaciones recurrentes, el 63% de los adultos, se
ubica en alguna de las categorías de conducta violenta.
La que se ejerce con más frecuencia,
según este estudio, con un 41,4% de los adultos, es la
violencia física moderada.
La violencia psicológica abarca al
24,3% y la extrema (física severa o muy severa), se
constata para el 14,1% de los adultos y en forma
recurrente, para el 7,8%.
En oportunidad de la presentación de
este trabajo, la Ministra de Desarrollo Social, Marina
Arismendi, destacó la importancia de un abordaje
reflexivo de la violencia sobre niñas, niños y
adolescentes.
Ratificó la labor de su Cartera en
instancias interinstitucionales, en materia de
políticas sociales, ejerciendo su responsabilidad como
gobierno nacional.
Es importante analizar los problemas
de la sociedad uruguaya, para proyectar soluciones como
parte integrante de la sociedad, sostuvo.
En este marco se trabaja en una
instancia de debate por una estrategia nacional para la
infancia y la adolescencia, como forma de proyección al
Uruguay del 2030.
En materia de violencia doméstica y
gracias al accionar de la sociedad organizada, del
Estado y del Gobierno, se comenzó a desnaturalizar el
tema sobre la mujer, dando lugar a la denuncia y a los
grupos de apoyo, dijo.
En cuanto a la violencia intra-familiar,
expresó que los hogares de nivel socio-económico alto,
también ejercen maltrato al organizarle permanentemente
actividades que impiden la interrelación familiar, lo
que además se torna un círculo vicioso porque, para
mantener ese nivel de vida, los padres deban trabajar
más horas. ¿Cuándo se está con ellos? ¿Cuándo se les
dice "te quiero"? ¿Cuándo se los escucha en caso que
tengan un problema?, dijo, todos estos son, a su
entender, factores generadores de violencia.
En base a este estudio, el Director
de Infamilia, Julio Bango, explicó que el 63% de los
hogares encuestados, desarrollan conductas violentas de
forma rutinaria. Agregó que se trata de una muestra de
cómo se comportan los uruguayos, en el trato para con
sus hijos.
Bango señaló que el estudio también
revela que un 29% de los adultos de esta Área
Metropolitana, declaran que no ejercen ningún tipo de
maltrato hacia sus niños o adolescentes.
Por su parte, el Presidente del INAU,
Víctor Giorgi, resaltó que se trata de una muestra
representativa que no surge de casos derivados de los
servicios de atención estatales o comunales, sino que
se trata de lo que hacen todos los uruguayos con sus
hijos.
Giorgi dijo que del estudio, se
desprende una marcada violencia en la vida cotidiana y
tomó como dato relevante, que el 80% de los adultos,
resuelve los conflictos con sus hijos de manera
violenta.
Agregó que el adulto que castiga, es
un adulto que perdió la autoridad y agregó que se debe
desterrar esta creencia del imaginario colectivo. El
jerarca señaló que se debe tomar conciencia que ser
adulto no es castigar y que castigar no es educar. |