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9 de setiembre, 2008

En todas las clases sociales

Casi 8% de adultos ejerce maltrato extremo a niños o adolescentes en forma recurrente
El MIDES dio a conocer los primeros datos del estudio denominado: Prácticas de Crianza y Resolución de Conflictos Familiares. Prevalencia del maltrato intrafamiliar contra niñas, niños y adolescentes. El mismo, busca desentrañar las características de situaciones de violencia hacia esta porción de la sociedad, en el ámbito familiar y generar insumos para prevenir y crear medidas de protección y programas de apoyo a las familias en su rol de protección, educación y cuidado.

El Programa Infancia, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social, dio a conocer las principales cifras del Estudio "Prácticas de Crianza y Resolución de Conflictos Familiares. Prevalencia del maltrato intrafamiliar contra niñas, niños y adolescentes". Esta investigación, optó por la estrategia de interrogar a los adultos sobre sus conductas hacia los niños y adolescentes del hogar. Se realizó a través de una encuesta personal, sobre una muestra representativa de la población mayor de 18 años, residente en el Área Metropolitana (Montevideo urbano y centros urbanos vinculados a la capital, de Canelones y San José) y que integra un hogar con presencia de uno o más niños o adolescentes, entre 0 y 18 años. La muestra recoge 1.100 casos.

El formulario, incluyó un importante número de preguntas orientadas a conocer las características de las familias y de sus integrantes, las que fueron seleccionadas de instrumentos validados internacionalmente.

El estudio distingue tres tipos de maltrato infantil: violencia psicológica, maltrato físico moderado y maltrato físico severo. Para cada ítem, el adulto entrevistado, debía responder la frecuencia en la que el incidente había ocurrido en relación al niño de referencia, de acuerdo a las siguientes opciones: una vez, dos o tres veces, más de tres veces, no en lo que va del año, pero había sucedido antes, nunca. Esto permitió diferenciar entre prevalencia general y prevalencia crónica. La general, refiere a cuando el episodio se llevó a cabo, aunque sea una vez, en tanto que la prevalencia crónica, hace referencia a los maltratos que ocurrieron más de dos o tres veces o más de tres veces.

Desde el MIDES, se explicó que prevalencia general incluye situaciones excepcionales de violencia, o que, habiendo existido con anterioridad, no se volvieron a verificar de acuerdo a la declaración del adulto. La prevalencia crónica por su parte, refiere a conductas presentes y que se verifican con frecuencia.

En cuanto al maltrato psicológico, el documento revela una prevalencia general del 74% y una crónica del 58,5%. La cifra crece a 63,3% cuando se trata de niños en edad escolar (6 a 11 años). Cuando se pregunta al entrevistado si ejerció maltrato o violencia psicológica, se le desglosa en: si le habló fuerte o le gritó; si lo insultó o lo maldijo; si le dijo que lo iba a enviar fuera o echarlo de la casa; si lo amenazó con pegarle pero en realidad no lo hizo; si lo llamó estúpido, haragán o algún otro adjetivo parecido.

En cuanto al maltrato físico moderado, se conoció que el 53,7% de los entrevistados declaró haber agredido físicamente al niño o adolescente y el 36,5 % de los entrevistados dijo haberlo hecho más de una vez en el período de referencia. También en este ítem, la prevalencia es mayor en niños en edad escolar.

La consulta concreta al entrevistado, para el ítem de violencia moderada, atendía el siguiente rango de conductas: sacudidas, golpes en la cola con objetos duros, palmada en la cola con mano descubierta, pegar en la mano, brazo o pierna y pellizco.

Para el caso del maltrato físico severo y muy severo, la prevalencia general es del 13,8% y la crónica alcanza el 8%.

Para la clasificación de violencia física severa, el entrevistado debió responder si le pegó con el puño o lo pateó fuerte; si le pegó en alguna parte del cuerpo que no sea la cola con un objeto duro; si lo tiró al piso o lo volteó; si lo dio una cachetada en la cara, cabeza u oreja.

Para el ítem de maltrato físico muy severo, debió responder si le apretó el cuello o lo sacudió tirándole del pelo; si le dio una paliza y si esto fue tan fuerte como pudo; si lo quemó o le tiró agua caliente a propósito; si lo amenazó con cuchillo o arma.

Cabe aclarar que en todos estos casos, los porcentajes de respuesta afirmativa son muy bajos, pero resulta previsible la sub declaración frente a este tipo de conductas.

Otro dato importante que arroja este estudio, es que las situaciones de maltrato infantil se constatan en todos los sectores sociales. Cuando se realiza una clasificación por tipo de violencia, se conoce que hay mayor prevalencia general de maltrato psicológico en los hogares de nivel socio-económico alto. En contraposición, la prevalencia general de violencia física, se registra en mayor medida, en los hogares más carenciados.

A modo de conclusiones, se observó que 8 de cada 10 adultos entrevistados (79,8%), ha ejercido algún tipo de violencia hacia el niño o adolescente. Si se toman en consideración las situaciones recurrentes, el 63% de los adultos, se ubica en alguna de las categorías de conducta violenta.

La que se ejerce con más frecuencia, según este estudio, con un 41,4% de los adultos, es la violencia física moderada.

La violencia psicológica abarca al 24,3% y la extrema (física severa o muy severa), se constata para el 14,1% de los adultos y en forma recurrente, para el 7,8%.

En oportunidad de la presentación de este trabajo, la Ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, destacó la importancia de un abordaje reflexivo de la violencia sobre niñas, niños y adolescentes.

Ratificó la labor de su Cartera en instancias interinstitucionales, en materia de políticas sociales, ejerciendo su responsabilidad como gobierno nacional.

Es importante analizar los problemas de la sociedad uruguaya, para proyectar soluciones como parte integrante de la sociedad, sostuvo.

En este marco se trabaja en una instancia de debate por una estrategia nacional para la infancia y la adolescencia, como forma de proyección al Uruguay del 2030.

En materia de violencia doméstica y gracias al accionar de la sociedad organizada, del Estado y del Gobierno, se comenzó a desnaturalizar el tema sobre la mujer, dando lugar a la denuncia y a los grupos de apoyo, dijo.

En cuanto a la violencia intra-familiar, expresó que los hogares de nivel socio-económico alto, también ejercen maltrato al organizarle permanentemente actividades que impiden la interrelación familiar, lo que además se torna un círculo vicioso porque, para mantener ese nivel de vida, los padres deban trabajar más horas. ¿Cuándo se está con ellos? ¿Cuándo se les dice "te quiero"? ¿Cuándo se los escucha en caso que tengan un problema?, dijo, todos estos son, a su entender, factores generadores de violencia.

En base a este estudio, el Director de Infamilia, Julio Bango, explicó que el 63% de los hogares encuestados, desarrollan conductas violentas de forma rutinaria. Agregó que se trata de una muestra de cómo se comportan los uruguayos, en el trato para con sus hijos.

Bango señaló que el estudio también revela que un 29% de los adultos de esta Área Metropolitana, declaran que no ejercen ningún tipo de maltrato hacia sus niños o adolescentes.

Por su parte, el Presidente del INAU, Víctor Giorgi, resaltó que se trata de una muestra representativa que no surge de casos derivados de los servicios de atención estatales o comunales, sino que se trata de lo que hacen todos los uruguayos con sus hijos.

Giorgi dijo que del estudio, se desprende una marcada violencia en la vida cotidiana y tomó como dato relevante, que el 80% de los adultos, resuelve los conflictos con sus hijos de manera violenta.

Agregó que el adulto que castiga, es un adulto que perdió la autoridad y agregó que se debe desterrar esta creencia del imaginario colectivo. El jerarca señaló que se debe tomar conciencia que ser adulto no es castigar y que castigar no es educar.

   
 
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