Políticas de largo aliento
Legislar sobre drogas con enfoque en los derechos
humanos a nivel regional
Se realizó la Conferencia sobre
"Política criminal y legislación sobre drogas con un
enfoque en derechos humanos", que integró a académicos,
la Junta Nacional de Drogas y contó con la presencia
del Ministro de Justicia, Seguridad y DDHH de
Argentina, Aníbal Fernández. El objetivo fue afianzar
la cooperación entre los dos países en el tratamiento
de las adicciones, en pro de una legislación adecuada y
con enfoque en los DDHH.
El Presidente de la Junta Nacional
de Drogas, Jorge Vázquez, sostuvo que esta jornada
busca pensar en conjunto un problema del país, con
enfoque interinstitucional e interdisciplinario, con un
criterio de concreción de políticas públicas con visión
de futuro, promoviendo la cooperación entre países.
Dijo que desde la JND se hace una
apuesta fuerte a la generación de trabajo digno, a
generar capacidades y conocimientos, ciudadanía y
responsabilidad social compartida y expectativas con la
convicción que un Uruguay mejor es posible y que, en
particular, para los jóvenes de hoy, vivir en Uruguay
vale la pena.
Señaló que el memorandum firmado
entre ambos países es la continuación de una política
de cooperación que ya se venía implementando y que
busca profundizar los lazos.
A partir de este convenio Uruguay y
Argentina tendrán un intercambio fluido desde el punto
de vista académico, técnico y de información, lo cual
permitirá ser más eficientes tanto en las incautaciones
como en el encare jurídico y profesional de esta
temática. En relación al lavado de activos, recordó que
ya se realizados cerca de treinta procesamientos y más
de 200 investigaciones.
El Ministro de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos de la República Argentina, Aníbal
Fernández, señaló que nuestros países tienen el desafío
de construir patria en forma paralela. Agregó que
Uruguay y Argentina están comprometidos en profundizar
la cooperación y los DDHH en la región. Subrayó que la
declaración final del 51º sesión de la Comisión de
Drogas de la ONU fue un logro de ambos países, al
ratificar la validez de los derechos fundamentales del
hombre en el tratamiento del tema.
Aníbal Fernández realizó una
cronología breve de la normativa que penaliza el
tráfico de drogas. Dijo que desde la perspectiva
regional, se aplicó una política represiva que fracasó
rotundamente. También señaló que el neoliberalismo
destruyó los sistemas de control de drogas.
Denunció que esta normativa es muy
similar en toda la región y que fue aplicada en un
período de tiempo muy similar. Esto no es una
casualidad, dijo. Fernández reveló que, durante la
puesta en marcha de la primera legislación, Ley 20.771
en 1974, Argentina fue presionada por los EEUU para
implementar una reglamentación sobre drogas. En 1988,
una convención internacional, organizada por el mismo
país, estableció lineamientos represivos. Luego de 18
años de aplicar ese paradigma, el fracaso es notorio,
concluyó.
En este momento, ese paradigma debe
cambiar. La discusión pasa por la libertad, no por lo
penal. En tanto no perjudique a terceros, el consumo no
debe ser penado. Por eso, Fernández indicó que
actualmente, se incorpora a la academia jurídica para
que colabore en formar una normativa adecuada a un
proyecto integral sobre drogas, dentro de una Ley de
Estupefacientes. Cuando tenemos a un adicto, nosotros
elegimos tratarlo antes de encarcelarlo, sentenció.
Por su parte, el Secretario General
de la Junta Nacional de Drogas, Milton Romani, enfatizó
que la sociedad se debe un debate ciudadano en materia
de políticas sociales, entre ellas, sobre adicciones.
La sociedad uruguaya no puede mirar hacia otro lado,
dijo. Sobre la firma del memorando entre Uruguay y
Argentina, se regocijó de la capacidad para potenciar
las políticas de largo aliento sobre el tema,
enmarcadas en una perspectiva que atiende los derechos
humanos.
Los principales disertantes,
realizaron una reflexión sobre el tratamiento de esta
problemática desde el enfoque del Derecho Penal. El
Profesor Agregado en Derechos Humanos, Daoiz Uriarte,
reconoció la labor que realiza la Junta Nacional de
Drogas por retomar esta temática y tratarla
interdisciplinariamente.
Subrayó que para abordar el tema
drogas es necesario despejar los conceptos ‘consumo’ y
‘adicción’ de los esquemas éticos que estigmatizan y
ocultan la perspectiva del problema.
Señaló que durante años, este tema
estuvo marcado por una valoración moral condenándolo
éticamente y que esa condena fue único fundamento de la
represión penal, instaurada tanto en la legislación
nacional como en la internacional.
A su vez, indicó que el desarrollo
de los derechos humanos a nivel de la sociedad permitió
expandir el campo de tolerancia de esa moral dominante,
tratando de limitar la utilización del Derecho Penal
como mecanismo de represión. La estigmatización de los
sectores provoca que se perciba la norma no como una
garantía sino como una agresión.
La lucha contra la adicción y su
efecto en el consumo de sustancias tóxicas están
ligados a la prevención y al desarrollo económico,
social y cultural de un país. En este marco, el papel
de Estado debe manifestarse en una actividad
multidimensional, que abarque la prevención, la
promoción de hábitos saludables y la realización
social.
Esto, no solo implica que se debe
realizar una completa revisión de todos los aspectos
legales involucrados, como por ejemplo, la revisión de
normas laborales que contemplen la situación de los
adictos en proceso de recuperación, entre otros.
Por su parte, el profesor titular
del Instituto de Derecho Penal, Germán Aller, cuestionó
por qué la opinión de los juristas en el debate sobre
drogas no se extendió más allá del ámbito académico.
Sostuvo que la academia es proclive a una mayor
liberalización en el tema drogas. Además, puso el
acento en las contradicciones del sistema jurídico a la
hora de penar tanto la comercialización como el
consumo.
En este punto, la penalización del
consumo, Aller dijo que existen dos escuelas cuando se
trata de no castigar a los adictos. Por un lado, una
corriente opina que, al adicto, no se lo castiga porque
es un enfermo. Por el otro, no se lo castiga porque, en
realidad, el consumo no debe ser comprendido como
delito. Justificó su respuesta expresando que una
persona debe ejercer plena disponibilidad sobre sí
mismo. Finalmente, expresó que no se debe desestimar el
consumo de algunas sustancias, que afectan a las
personas de la misma manera que otras de consumo legal.
Legalizar el consumo, para Aller,
implica establecer controles. Para eso, agregó, se debe
legislar en la materia. Porque ningún uso de bienes
jurídicos es de libre albedrío. La legislación
utilizada en nuestros países no es la misma que en
aquellos estados con mayor consumo de drogas ilegales,
concluyó.
Finalmente, la Secretaria del Comité
Científico Asesor del Ministerio de Justicia, Seguridad
y DDHH de la República Argentina, Mónica Cuñarro,
destacó la necesidad de contar con una legislación
clara en relación al tratamiento del tema drogas, dado
que a nivel regional, los países cuentan con normativas
que dejan muchas lagunas y no son específicas. Señaló
que la legislación americana generalmente deriva del
Derecho Penal anglosajón, no siendo un reflejo de la
sociedad latinoamericana.
En ese sentido, agregó que en el
diálogo entre académicos y políticos, para el mejor
tratamiento de estos temas, los académicos deben tener
la capacidad de simplificar o traducir los términos del
derecho penal para concebir mejor los conceptos a
tratar y resaltó que las normas en relación a las
drogas deben adecuarse al cumplimiento de los derechos
humanos. |