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23 de octubre, 2008

Gestión de Áreas Protegidas

Idóneo español dijo que Uruguay está capacitado para hacer uso ordenado de áreas protegidas
Ignacio Lacomba aseguró que en el proceso de incorporación de las áreas protegidas al Sistema, los pobladores locales no se verán afectados en sus propiedades, emprendimientos y desarrollos tradicionales. Dijo que esas áreas pasan a ser monitoreadas para evitar situaciones que alteren la conservación de sus recursos, y posibilitan establecer medidas económicas que impulsan el desarrollo sostenible de las poblaciones locales

Se realiza en Montevideo el Curso de Nivelación: Planificación y Gestión de Áreas Protegidas organizado por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) y la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA), del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA).

El curso, que se desarrolla en el Complejo El Faro de la Universidad de la República (UDELAR), está centrado en cinco módulos: Una Introducción general, donde se analiza la normativa nacional e internacional en materia de áreas protegidas; Planificación y Gestión del Territorio, Gestión de la Biodiversidad, Planificación y Gestión de Áreas Protegidas y la Experiencia del Sistema Valenciano de Espacios Protegidos. 

Los participantes surgieron de una selección en base de 40 inscriptos, representantes de diferentes instituciones públicas relacionadas a la temática, de gobiernos departamentales e integrantes de diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG’S). También participan los especialistas españoles en áreas protegidas, Salvador Palazón (Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Alicante); Vicente Urios (Director Conservador del Parque Natural de la Marjal de Pego Oliva); e Ignacio Lacomba (Director del Postgrado “Protección, conservación y gestión de espacios naturales protegidos” de la Universidad de Valencia).

El Jefe del Departamento de Gestión del SNAP, Mario Batalles, indicó que el curso “fue identificado como una de las necesidades de nivelación y capacitación entre aquellos actores que van a tener la responsabilidad más inmediata de comenzar a trabajar en el funcionamiento del Sistema”.

Recientemente la Quebrada de los Cuervos (Treinta y Tres) fue la primer área protegida en ingresar al SNAP y próximamente lo hará Esteros de Farrapos (Río Negro), mientras otras zonas están en proceso de incorporación. Tal es el caso del Valle del Lunarejo (Rivera), Chamangá (Flores), Cerro Verde, islas de la Coronilla, Cabo Polonio y Laguna de Rocha (Rocha).

Uno de los expositores invitados al curso, Ignacio Lacomba, advirtió que los asistentes están muy interesados en conocer la experiencia de la Comunidad Valenciana, “donde tenemos un sistema de áreas protegidas vinculado a la propia legislación y a la legislación europea. Hemos tenido –agregó- una evolución bastante intensa desde el año 1975, en la que se ha puesto en juego figuras de protección como instrumentos de planeamiento como herramientas”.

Consultado sobre las dificultades que deberán sortear las áreas protegidas en su proceso de incorporación al SNAP, Lacomba señaló que, de acuerdo a la experiencia valenciana, “lo fundamental es que el público y la sociedad, que los habitantes y usuarios de las zonas sean informados en la justa medida  para que se den cuenta que incorporarse a un área protegida no significa ningún menoscabo para sus propiedades, emprendimientos y desarrollos tradicionales. No tienen nada que temer y van a obtener ventajas”, apuntó.

Respecto a esos aspectos favorables que experimentarían las áreas incorporadas al Sistema, el catedrático español manifestó que éstas pasan a ser monitoreadas ante situaciones que atenten contra la conservación de sus recursos. Además, la posibilidad de establecer medidas económicas que permitan el desarrollo sostenible de la población local, como el impulso de nuevos rubros como el turismo de Naturaleza.

A modo de reflexión final, Lacomba dijo que “en casi todas las áreas protegidas se promueve el uso ordenado y el acercamiento a la sociedad. Eso hay que hacerlo de forma ordenada para evitar el uso intensivo de las áreas más sensibles y habilitemos infraestructuras para permitir la observación y el recreo sin dañar esos ecosistemas que queremos conservar. Eso es parte de una buena planificación y acá se está capacitado para hacer algo así”.

   
 
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