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23 de octubre, 2008

Oportunidad para investigadores

ANII lanzó nuevo programa de becas que reduce brecha académico-laboral
La Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) presentó un nuevo programa de becas de inserción laboral, promoviendo y articulando el conocimiento en pro del desarrollo social y productivo del país. La iniciativa beneficia a empresas que podrán incorporar investigadores consolidados, y a profesionales que tendrán la oportunidad de demostrar sus capacidades y apostar a un empleo formal de cara al futuro.

El evento tuvo lugar en las instalaciones de la Cámara de Comercio y fue presidido por la Gerenta de Diseño de Programas e Instrumentos de ANII, Alejandra Mujica, quien brindó los detalles de la convocatoria que ya está en marcha y finaliza el 10 de noviembre.

La iniciativa –que integra el Sistema Nacional de Becas- no es la primera vez que se aplica, sus antecedentes se remontan al año 2005, cuando se instrumentó el Programa de Jóvenes Investigadores, cuyos resultados fueron evaluados mediante una consultoría.

En base a esa experiencia, la propuesta actual sufrió algunas modificaciones, convirtiendo más exigente el programa dado que procura la inserción real a la empresa.

“El objetivo es unir dos mundos muy alejados: el académico y el empresarial”, sostuvo Mujica, quien aseguró que esta situación también se vive en Europa, donde se instrumentan sistemas similares para facilitar el acceso laboral.

Pese a la situación mundial que actualmente se atraviesa, la ANII pretende que el sector privado se involucre más con esta iniciativa.

El programa permite que las empresas puedan tener investigadores de primer nivel, ya consolidados, que se dediquen exclusivamente a resolver problemas o “cuellos de botella tecnológicos” en la empresa.

El objetivo a largo plazo es que el sector productivo los contrate directamente y la ANII como Agencia se retire.

Los requisitos para participar son: ser uruguayo o extranjero con al menos dos años de residencia en el país, con postgrado terminado, maestría o doctorado o en curso y ser cofinanciados al menos en un 50% por la empresa donde planifican llevar adelante el proyecto. Además, deben demostrar que su trayectoria académica y/o profesional coincide con el plan de actividades que  llevarán a cabo en la empresa.  

Se financiarán becas que tiendan a la inserción de recursos humanos altamente calificados en el ámbito empresarial (público y privado). Excepcionalmente se podrán financiar becas que tiendan a la inserción de recursos humanos en centros académicos del estilo de post-doctorado. En este caso se exige a la institución beneficiaria que le cree a la persona un contrato de trabajo equivalente a un cargo, grado 2 o 3, con 40 horas semanales.

La Agencia financia los montos correspondientes a la beca, cuyos proyectos podrán tener una duración máxima de 24 meses. Ese monto financiado implica $17.000 nominales. La empresa que los incorpore deberá aportar al menos la misma cifra (ese es el piso).

La evaluación de las solicitudes pasa por el Comité de Evaluación y Seguimiento que ya fue nombrado por el Directorio de la ANII y homologados por el “neo” CONICYT, un consejo asesor en temas de ciencia y tecnología, asesor del Poder Ejecutivo y Legislativo, que se amplió a otros actores como gobiernos departamentales que antes no estaban representados.

Los criterios de evaluación contemplan los antecedentes del postulante, las características de la empresa donde se planifica llevar adelante la beca, el plan de trabajo presentado y el aporte al desarrollo de la estructura productiva y social del país de ese plan de becas. Por más información: www.anii.org.uy.

Junto a Mujica participaron de la propuesta, Rodolfo, Soledad y Vanesa, tres jóvenes que trabajaron como becarios en empresas privadas durante dos años y relataron su experiencia.

Uno de ellos, Rodolfo Martínez, arquitecto de profesión, expuso sobre su proyecto denominado “OQPA”, que consiste en módulos espaciales que pueden ser ubicados en las azoteas de las viviendas ya edificadas.

El objetivo es aprovechar ese espacio edilicio muchas veces en desuso, contemplando las características de su edificación, como por ejemplo la existencia de claraboyas, muy común en varias casas de la capital.

Esta propuesta surge de una investigación que reúne varios aspectos, principalmente el socio-económico, la estructura familiar de los uruguayos, la falta de acceso a la vivienda y fue pensada en plena crisis de 2002.

Actualmente muchas familias se expanden (hijos que se casan y no poseen casa propia, por ejemplo) y carecen de un lugar para vivir. Estos módulos espaciales son ideales para ese tipo de situaciones. También fueron pensados como una opción para empresas y centros educativos, entre otros, además de poder utilizarlos el propio gobierno como solución temporal ante la ocurrencia de siniestros como una inundación.

El proyecto también prevé generar un ahorro energético, con el aprovechamiento de energías pasivas. (Según donde se ubique la vivienda, el sol puede ser una alternativa).

Otra ventaja que tiene la iniciativa es que el propietario elige dónde y cómo vive y qué hacer con su vivienda, incluso puede ser visto como una oportunidad económica, dado que ese espacio podría alquilarse, explicó Martínez.

La fabricación de este módulo se previó en madera, dado que es una materia prima ideal para el diseño creado y más aún teniendo en cuenta que muchos inversores extranjeros apuestan a emprendimientos basados en ese elemento, lo que además implica la generación de más puestos de trabajo  

El proyecto que Martínez instrumentó en una empresa de plaza, se basó en cuatro productos: dos inmobiliarios (OQPA 30 y OQPA 50) y dos mobiliarios (OQPA PRISMA y OQPA CUBO), los cuales pueden ser adquiridos en forma conjunta o independiente.  

   
 
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