Convenio entre DINARA y ALUR
Proyecto de Complementación
Alimentaria beneficiará a 200 pobladores de Bella Unión
Con implementación de muy bajo
costo, el proyecto toma experiencias impulsadas por
organismos internacionales en otros lugares del mundo.
Implica el cultivo del bagre negro, en un amplio
embalse y en forma auto-sustentable. Se procura así
resolver las carencias alimenticias de familias
dedicadas a la plantación de caña de azúcar en Artigas,
a través del desarrollo de una fuente alternativa de
alimentos como la piscicultura.
En los próximos días, el Ministerio de
Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), a través de la
Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA) y
Alcoholes del Uruguay (ALUR), firmarán el “Proyecto de
Complementación Alimentaria en Bella Unión”. El mismo
tiene el objetivo de generar un complemento alimentario
de alto valor nutritivo para autoconsumo que permita
resolver las carencias alimenticias de los pobladores
de la zona. La experiencia involucrará, en un
principio, a 39 familias (185 personas aproximadamente)
a quienes se les permitirá el uso de una superficie de
diez hectáreas cada una y las herramientas necesarias
para la producción auto-sustentable de alimentos.
El embalse, de aproximadamente 20
hectáreas, se encuentra dentro de un predio de 390
hectáreas arrendado por ALUR a un particular. El mismo
se encuentra al Este del kilómetro 616 de la Ruta 3, a
diez kilómetros de la ciudad de Bella Unión.
El asesor del directorio de ANCAP,
Jorge Setelich, indicó que la zona de Bella Unión se
caracteriza por la abundancia de espacios de agua
durante todo el año. “En una primera etapa se procura
realizar una experiencia controlada que nos permita, de
acuerdo a las condiciones específicas del lugar, criar
peces en parte del embalse, y que eso sea una fuente de
alimento alternativo para los pobladores de la zona”,
señaló el entrevistado.
La especie que aporta la DINARA, desde
su unidad de Villa Constitución (Salto), es el “bagre
negro”, a la que se le puede incorporar en una etapa
posterior la “carpa”. “La idea no es tener una
propuesta demasiado compleja, al principio, porque hay
enfermedades de estas especies de peces que podrían
afectar la etapa inicial y los integrantes del proyecto
no tienen un conocimiento relativamente avanzado como
para manejar una crisis por enfermedad”, apuntó
Setelich.
Hoy se están construyendo tres corrales
de 13 metros de ancho por 25 de largo y una profundidad
máxima de 1.50 metros, que serán utilizadas por las 39
familias seleccionadas que se dedican al cultivo de la
caña de azúcar y en menor medida a hortalizas.
El proyecto contempla las experiencias
desarrolladas por la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés),
y otros organismos internacionales, en América y el
sudeste asiático. En este caso, se buscó un patrón de
funcionamiento austero del proyecto y adecuado a la
disponibilidad de recursos que ofrece la zona de
emplazamiento. “El proceso incluyó un estudio de la
realidad local –explicó Setelich- algunos parámetros
que determinamos como la falta de una dieta estable o
que garantice el alimento en forma balanceada, entonces
fue que les propusimos generar una fuente
complementaria de alimentación”.
El proyecto no prevé la posibilidad que
sus beneficiarios comercialicen lo producido, ya que lo
que se busca es resolver los problemas de acceso a los
recursos alimentarios en una zona donde el trabajo no
está garantizado durante todo el año, como sucede con
la producción de caña de azúcar.
En materia de costos, Setelich no
adelantó cifras aunque aseguró que el presente, es un
proyecto de muy bajo costo. Agregó que salvo las mallas
utilizadas para los corrales, los restantes elementos
se obtienen del área, como la madera que se emplea en
los bordes de los corrales. Por otra parte, el alimento
de los peces proviene de los deshechos de los
frigoríficos de la zona. Mientras ALUR provee de las
herramientas necesarias y resolverá aspectos relativos
a la infraestructura, la DINARA aporta el conocimiento
y los peces que poblarán el embalse.
Además de diversificar la matriz
alimentaria, el Proyecto de Complementación involucra a
los pobladores en las soluciones que se les proponen,
al tiempo que se difunden prácticas de cultivo de
alimentos que conservan el medio ambiente y los
recursos naturales. |