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30 de octubre, 2008
Aclaración de la Ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi
A raíz de la nota titulada "Arismendi fustigó a Educación privada y la tildó de excluyente" publicada ayer en el diario Últimas Noticias, la ministra de Desarrollo Social consideró pertinente dar su opinión al respecto.

"La educación es un tema determinante en el presente y para el futuro del país.

Es por eso que creo necesario tratar con seriedad y respeto a las diversas opiniones que ponen bajo la lupa a la educación pública.

En Uruguay nos enorgullecimos durante varias décadas por el nivel educativo del país y por una enseñanza pública que transitamos la enorme mayoría de las generaciones hoy en actividad, independientemente de nuestra condición socio-económica.

Para no hablar del actual Presidente, podemos recordar al Dr. Hugo Batalla quien no olvidaba jamás de subrayar sus orígenes y las posibilidades que el Uruguay democrático y el acceso universal a una educación de calidad le habían ofrecido de llegar a donde se lo propuso.

Es entonces doloroso, por lo menos para mí, que un encuentro profundo, autocrítico, propositivo, como fue la instancia de presentación de las primeras enseñanzas de las Aulas Comunitarias se haya resumido para Ultimas Noticias en un titular apto para generar un escándalo (Arismendi "fustigó" y "tildó", dice el titular).

Y, también lo digo con gran pesar, que se desatara luego una cascada de pronunciamientos acerca de lo que el diario dijo, pero no yo. Me impactó también la violencia, el aparente odio visceral que algunos comentarios expresaron. Todavía me sorprende la irracionalidad que despierta mi condición de comunista.

Pero el tema de fondo, del que no se hizo titular, es actual, urgente, nos convoca a todos a un debate que puede y debe ser apasionado, porque trata del amor a los semejantes, del sentimiento de reconocimiento al otro, a la otra, como prójimo, es decir trata de los derechos humanos y la democracia.

En la entrevista de prensa afirmé, y ratifico, que no hablaba de la calidad de la educación privada. Puede ésta ser mejor o peor, puede incluso ser excelente, pero siempre será elitista. Esa fue mi afirmación al salir de una actividad en la que reclamaba un nivel de calidad y universalidad de la enseñanza pública que hoy no tiene, en particular en lo que atañe al organismo en el que estábamos: la enseñanza secundaria. Digo más: hoy la educación media pública tampoco es universal ni democrática. Los niveles medios y altos, o aquellos trabajadores que deciden hacer un gran sacrificio, optan por la privada (apelando muchas veces a becas para estos alumnos). Los más pobres, los desafiliados de la sociedad o, más precisamente, por la sociedad, los que viven atrapados en la reproducción del ciclo de pobreza, no ingresan o no son retenidos por el sistema que los expulsa porque son diferentes.

¿Es éste un dato de la realidad o no? En un país que padece de una bajísima tasa de natalidad es necesario asumir que las profundas condiciones de exclusión no se reducen en modo alguno al nivel de ingresos. En un Uruguay donde se hizo necesario aplicar de manera urgente un programa de alfabetización, donde la mitad de los adolescentes y niños todavía nacen en la pobreza y, si no actuamos específicamente, crecerán y continuarán viviendo en ella, ¿no se vuelve imprescindible debatir en serio acerca de la calidad de la educación, como lo hace la publicación que presentamos hace dos días? Claro, eso no hace un titular, y es probable que ni siquiera haga una noticia. Pero es tan grave para nuestro futuro colectivo que tendría que trascender ancestrales odios que afloraron en estas horas. Sigo sin entender, creo que por suerte para mí, por qué mis palabras pueden desatar respuestas de tanta violencia verbal. Porque pienso que buscar lo mejor del otro, como dice la campaña sobre personas con discapacidad que el Mides acaba de lanzar, es el primer paso para encontrar lo mejor en uno mismo".

Marina Arismendi