Aclaración de la Ministra de Desarrollo Social,
Marina Arismendi
A raíz de la nota titulada "Arismendi
fustigó a Educación privada y la tildó de
excluyente" publicada ayer en el diario Últimas
Noticias, la ministra de Desarrollo Social consideró
pertinente dar su opinión al respecto.
"La educación es un tema
determinante en el presente y para el futuro del país.
Es por eso que creo necesario tratar
con seriedad y respeto a las diversas opiniones que
ponen bajo la lupa a la educación pública.
En Uruguay nos enorgullecimos
durante varias décadas por el nivel educativo del país
y por una enseñanza pública que transitamos la enorme
mayoría de las generaciones hoy en actividad,
independientemente de nuestra condición
socio-económica.
Para no hablar del actual
Presidente, podemos recordar al Dr. Hugo Batalla quien
no olvidaba jamás de subrayar sus orígenes y las
posibilidades que el Uruguay democrático y el acceso
universal a una educación de calidad le habían ofrecido
de llegar a donde se lo propuso.
Es entonces doloroso, por lo menos
para mí, que un encuentro profundo, autocrítico,
propositivo, como fue la instancia de presentación de
las primeras enseñanzas de las Aulas Comunitarias se
haya resumido para Ultimas Noticias en un titular apto
para generar un escándalo (Arismendi "fustigó" y
"tildó", dice el titular).
Y, también lo digo con gran pesar,
que se desatara luego una cascada de pronunciamientos
acerca de lo que el diario dijo, pero no yo. Me impactó
también la violencia, el aparente odio visceral que
algunos comentarios expresaron. Todavía me sorprende la
irracionalidad que despierta mi condición de comunista.
Pero el tema de fondo, del que no se
hizo titular, es actual, urgente, nos convoca a todos a
un debate que puede y debe ser apasionado, porque trata
del amor a los semejantes, del sentimiento de
reconocimiento al otro, a la otra, como prójimo, es
decir trata de los derechos humanos y la democracia.
En la entrevista de prensa afirmé, y
ratifico, que no hablaba de la calidad de la educación
privada. Puede ésta ser mejor o peor, puede incluso ser
excelente, pero siempre será elitista. Esa fue mi
afirmación al salir de una actividad en la que
reclamaba un nivel de calidad y universalidad de la
enseñanza pública que hoy no tiene, en particular en lo
que atañe al organismo en el que estábamos: la
enseñanza secundaria. Digo más: hoy la educación media
pública tampoco es universal ni democrática. Los
niveles medios y altos, o aquellos trabajadores que
deciden hacer un gran sacrificio, optan por la privada
(apelando muchas veces a becas para estos alumnos). Los
más pobres, los desafiliados de la sociedad o, más
precisamente, por la sociedad, los que viven atrapados
en la reproducción del ciclo de pobreza, no ingresan o
no son retenidos por el sistema que los expulsa porque
son diferentes.
¿Es éste un dato de la realidad o
no? En un país que padece de una bajísima tasa de
natalidad es necesario asumir que las profundas
condiciones de exclusión no se reducen en modo alguno
al nivel de ingresos. En un Uruguay donde se hizo
necesario aplicar de manera urgente un programa de
alfabetización, donde la mitad de los adolescentes y
niños todavía nacen en la pobreza y, si no actuamos
específicamente, crecerán y continuarán viviendo en
ella, ¿no se vuelve imprescindible debatir en serio
acerca de la calidad de la educación, como lo hace la
publicación que presentamos hace dos días? Claro, eso
no hace un titular, y es probable que ni siquiera haga
una noticia. Pero es tan grave para nuestro futuro
colectivo que tendría que trascender ancestrales odios
que afloraron en estas horas. Sigo sin entender, creo
que por suerte para mí, por qué mis palabras pueden
desatar respuestas de tanta violencia verbal. Porque
pienso que buscar lo mejor del otro, como dice la
campaña sobre personas con discapacidad que el Mides
acaba de lanzar, es el primer paso para encontrar lo
mejor en uno mismo".
Marina Arismendi |