Ejercitando la memoria
Había perdido alguna notoriedad.
Declaraciones de importantes políticos del Partido
Nacional planteando la derogación del Impuesto de
Asistencia Financiera a la Seguridad Social-I. A. S. S,
por apartarse de las normas constitucionales, por
injusto y contrario a la tradición del Partido
Nacional, lo pone nuevamente en el centro de debate. A
la vez, arrecian los ataques contra el IRPF.
Comprendo que
la agenda política cotidiana, cargada y difícil,
origine errores, desatención, olvidos, reacciones. A la
memoria acude Mario Benedetti, que al referirse al
pasado habla de los “amnésicos” que involuntariamente
sufren amputaciones del mismo, y los “olvidadores”,
quienes voluntariamente olvidan, haciendo algo
parecido a aquellos reclutas que se amputan el dedo
para eximirse del servicio militar. ¿A qué viene esto?
El 23 de junio
de 1982, la dictadura sanciona el impuesto a las
jubilaciones y pensiones. En 1990, el gobierno del Dr.
Lacalle aprueba la ley de ajuste fiscal, fundamentada
en la necesidad de cumplir con la reforma
constitucional de 1989, y que no sólo ratificó el
impuesto, sino que aumentó considerablemente las tasas
de 1 y 2% que la dictadura había fijado, llevándolas a
3.5%, 5,5% y 7.5%. ¿Apartado de la tradición del P.
Nacional?
Desde 1982
hasta 2005, en 11 oportunidades, cinco de ellas durante
el gobierno del líder blanco, se introdujeron
modificaciones a las tasas del impuesto, ratificando
así su vigencia. ¿Apartado de las normas
constitucionales? ¿Por qué ningún gobierno cuestionó su
constitucionalidad durante los últimos 23 años?
El marco en el
que existe el IASS es el de la Reforma Tributaria. Esta
corrigió lo que venía sucediendo desde 1982 hasta el
2006, esto es, el ex IRP gravaba exclusivamente
ingresos derivados de salarios y pasividades, a
diferencia del actual IRPF que grava además las rentas
del capital, alquileres e incrementos patrimoniales.
Sólo por esto sería más equitativo. Pero hay más.
Mientras el IRP gravaba cada tramo de ingreso en forma
aislada, el IASS los suma a todos, como se hace en los
países avanzados, para luego aplicar tasas
progresionales por cada tramo de ingreso.
Sigamos. ¿No
eran acaso los mínimos no imponibles del IRP, cuando
existieron, ya que no fue durante todo el período,
sensiblemente menores que los del actual IRPF? Las
deducciones que permite este último ¿se permitían
durante la vigencia del IRP? Surge entonces la
interrogante ¿más injusto? Por lo menos, en el peor de
los casos, no más que el ex IRP.
Se acusa de que
bajar los años de trabajo de 35 a 30 para jubilarse,
con vigencia a julio de 2009, cuando se estará en plena
campaña electoral, agrede la dignidad de los activos y
pasivos. ¿Olvido voluntario o amnesia? Debería
recordarse que en el pasado, en más de una oportunidad
se bajaban los impuestos antes de las elecciones, para
subirlos luego de realizadas las mismas. Pero no es
esto el fondo de la cuestión. Sería impropio y pequeño
insistir en ello.
Se le imputa
también al gobierno no impulsar políticas concretas en
Seguridad Social. Días atrás se publicó mi nota
titulada ¿Nada se ha hecho?, en la que se
mencionaba casi una veintena de leyes y logros del
actual gobierno en la materia, en tan sólo tres años y
medio de gestión. Por razones de espacio no las
repetiré. Muchos de éstos pudieron y debieron
concretarse en los 23 años transcurridos de gobiernos
democráticos desde 1985. ¿Qué pasó?
Por último,
cabe recordar que siendo la recaudación tributaria
sustancial para la sustentabilidad
político-institucional del país, serían necesarias
alternativas serias a la derogación. Se anuncian.
Estamos a la espera.
Vuelvo entonces
a lo del título. Es un buen ejercicio.
Dr.
Jorge R. Bruni. Subsecretario de Trabajo y Seguridad
Social. |