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7 de enero, 2009
Ejercitando la memoria
Había perdido alguna notoriedad. Declaraciones de importantes políticos del Partido Nacional planteando la derogación del Impuesto de Asistencia Financiera a la Seguridad Social-I. A. S. S, por apartarse de las normas constitucionales, por injusto y contrario a la tradición del Partido Nacional, lo pone nuevamente en el centro de debate. A la vez, arrecian los ataques contra el IRPF.

Comprendo que la agenda política cotidiana, cargada y difícil, origine errores, desatención, olvidos, reacciones. A la memoria acude Mario Benedetti, que al referirse al pasado habla de los “amnésicos” que involuntariamente sufren  amputaciones del mismo, y los “olvidadores”, quienes  voluntariamente olvidan, haciendo algo parecido a aquellos reclutas que se amputan el dedo para eximirse del servicio militar. ¿A qué viene esto?

El 23 de junio de 1982, la dictadura sanciona el impuesto a las jubilaciones y pensiones. En 1990, el gobierno del Dr. Lacalle aprueba la ley de ajuste fiscal, fundamentada en la necesidad de cumplir con la reforma constitucional de 1989, y que  no sólo ratificó el impuesto, sino que aumentó considerablemente las tasas de 1 y 2% que la dictadura había fijado, llevándolas a 3.5%, 5,5% y 7.5%. ¿Apartado de la tradición del P. Nacional?

Desde 1982 hasta 2005, en 11 oportunidades, cinco de ellas durante el gobierno del líder blanco, se introdujeron modificaciones a las tasas del impuesto, ratificando así su vigencia. ¿Apartado de las normas constitucionales? ¿Por qué ningún gobierno cuestionó su constitucionalidad durante los últimos 23 años? 

El marco en el que existe el IASS es el de la Reforma Tributaria. Esta corrigió lo que venía sucediendo desde 1982 hasta el 2006, esto es, el ex IRP gravaba exclusivamente ingresos derivados de salarios y pasividades, a diferencia del actual IRPF que grava además las rentas del capital, alquileres e incrementos patrimoniales. Sólo por esto sería más equitativo. Pero hay más. Mientras el IRP gravaba cada tramo de ingreso en forma aislada, el IASS los suma a todos, como se hace en los países avanzados, para luego aplicar tasas progresionales por cada tramo de ingreso.

Sigamos. ¿No eran acaso los mínimos no imponibles del IRP, cuando existieron, ya que no fue durante todo el período, sensiblemente menores que los del actual IRPF? Las deducciones que permite este último ¿se permitían durante la vigencia del IRP? Surge entonces la interrogante ¿más injusto? Por lo menos, en el peor de los casos, no más que el ex IRP.

Se acusa de que bajar los años de trabajo de 35 a 30 para jubilarse, con vigencia a julio de 2009, cuando se estará en plena campaña electoral, agrede la dignidad de los activos y pasivos. ¿Olvido voluntario o amnesia? Debería recordarse que en el pasado, en más de una oportunidad se bajaban los impuestos antes de las elecciones, para subirlos luego de realizadas las mismas. Pero no es esto el fondo de la cuestión. Sería impropio y pequeño insistir en ello.    

Se le imputa también al gobierno no impulsar políticas concretas en Seguridad Social. Días atrás se publicó mi nota titulada ¿Nada se ha hecho?, en la que se mencionaba casi una veintena de leyes y logros del actual gobierno en la materia, en tan sólo tres años y medio de gestión. Por razones de espacio no las repetiré. Muchos de éstos pudieron y debieron concretarse en los 23 años transcurridos de gobiernos democráticos desde 1985. ¿Qué pasó?   

Por último, cabe recordar que siendo la recaudación tributaria sustancial para la sustentabilidad político-institucional del país, serían necesarias alternativas serias a la derogación. Se anuncian. Estamos a la espera.

Vuelvo entonces a lo del título. Es un buen ejercicio.

Dr. Jorge R. Bruni. Subsecretario de Trabajo y Seguridad Social.