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15 de enero, 2009

Cambio climático

Atenuar efectos con políticas públicas - privadas que atiendan al sector agropecuario
El encargado de la Unidad de Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático del MGAP, Walter Oyhantçabal, destacó que una mejor distribución del agua, mejores sombras para el ganado, la producción de forrajes, así como el involucramiento de organizaciones de productores rurales, como forma de fortalecer la capacidad local en articulación con políticas nacionales, son vitales para afrontar sequías que también son producto del cambio climático que se vive a nivel mundial.

El responsable de la Unidad de Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Walter Oyhantçabal, indicó que es necesario buscar una mejor relación entre los árboles, las pasturas, el ganado y el agua en el territorio nacional. Señaló que la mitigación de los efectos del cambio climático puede llevarse a cabo a través de la aplicación de políticas públicas - privadas que atiendan a visiones conjuntas del sector agropecuario.

Cambio climático global

La Unidad se creó en el año 2003 y su misión es analizar las relaciones entre el cambio climático y el sector agropecuario con la finalidad de trabajar la adaptación frente a escenarios que implican una serie de amenazas para el desarrollo de la vida. También es objetivo atacar las causas del cambio climático con el objetivo de resolver y mitigar los problemas.

Asimismo el énfasis está puesto en la adaptación a eventos climáticos como las sequías que afectan al sector agropecuario en la década del 2000. En ese sentido, es necesario encontrar estrategias para ser menos vulnerables a los impactos ante sucesos extremos y para que se puedan recuperar los distintos sectores una vez producido el evento.

La posibilidad de que un sistema productivo se recupere se denomina residiencia, propiedad que se debe trabajar con el objetivo de ser menos vulnerable ante los cambios exteriores.

Las causas del cambio climático son globales y Uruguay no lo produce porque su contribución es mínima pero sin embargo recibe las consecuencias de un fenómeno que es principalmente originado por emisiones de gases de efecto invernadero que realizan los países industrializados.

Esas economías se han desarrollado en un estilo muy intensivo en el uso de energía de origen fósil, principalmente en carbón, petróleo o gas natural que son quemadas y producen anhídrido carbónico.

El efecto invernadero es positivo porque permite que el planeta tenga una temperatura promedio de 15 grados centígrados que permite la producción de vida. El problema es que el estilo de desarrollo en que se embarcaron los países industrializados incrementaron el efecto invernadero hasta límites que son peligrosos porque inestabilizan el sistema climático mundial.

En todas partes del mundo aumenta la intensidad de fenómenos climáticos extremos y en algunas zonas aumentan las sequías, las lluvias que producen inundaciones o las frecuencias de huracanes y tormentas, así como olas de calor o frío.

Uruguay y el cambio climático

Esas situaciones desenmarcaron a las cuatro estaciones climáticas que se producían durante el año, y fenómenos como "El Niño" o "La Niña" que se producen en el océano Pacífico producen conexión con el océano Atlántico y lo que luego sucede en Uruguay.

Actualmente, se esta en la etapa del fenómeno de "La Niña" y cuando ello sucede aumenta la probabilidad de que en esta parte de Sudamérica llueva menos.

Esto promueve accionar mecanismos de adaptación a través de una mejora de la información con sistemas de alertas para tomar decisiones rápidas, además de trabajar en la prevención.

El sistema de estrategias permitirá pensar que en el sector agropecuario se deben trabajar más las reservas de aguas y de forraje para contar con un cinturón de seguridad como forma de fortalecer los sistemas defensivos de los establecimientos agropecuarios. También de las costas que están sometidas a una mayor presión de erosión y es necesario proteger los recursos, así como prevenir los impactos a nivel del mar.

En este momento se están registrando incendios, fruto de la imprudencia humana, de condiciones muy secas, altas temperaturas y viento. En ese sentido se deben minimizar la acumulación de restos secos en lugares claves como forma de que exista menos masa de combustibles para que el incendio no tenga tanta intensidad o establecer determinados corta fuegos.

En el área de la salud, los cambios hacen posible que insectos como el dengue que transmiten enfermedades puede empezar a hacerse más endémicos y producir epidemias.

La sequía produce impactos negativos pero también es una gran oportunidad para darnos cuenta de que es necesario trabajar en distintos frentes ante próximos eventos naturales.

En ese sentido, es importante que tanto el Estado a través de políticas públicas, las organizaciones de productores, trabajen en el mejoramiento de la coordinación institucional y en la distribución de la información, con el objetivo de desarrollar un sistema de soportes para la toma de decisión.

Ahora el país cuenta con un fondo de contingencia para las sequías, que antes no tenía, y que permite atender situaciones complicadas, así como plantear otras estrategias ante futuras sequías.

La sequía produce costos económicos y sociales a los productores agropecuarios y es necesario incorporar medidas para trabajar dentro de un marco distinto.

El técnico indicó que el cambio climático es de origen humano que está ligada a intereses económicos muy poderosos, existiendo un porcentaje bajo de la población que usa recursos agotables en forma irracional, situación que afectará cada vez más al mundo entero.

Es necesario desarrollar fuentes renovables de energía que permitan la independencia de las fuentes fósiles y para el caso de Uruguay es una oportunidad para disminuir la independencia del petróleo.

Proyectos internacionales

La Unidad de Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático coordina acciones con la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA), la Dirección General Forestal y la Dirección General de Recursos Naturales Renovables (RENARE), con la finalidad de atender el cambio climático desde distintas perspectivas.

Una de las estrategias a nivel internacional es analizar proyectos para el mercado de carbono, vender servicios ambientales, capturar emisiones de gases efecto invernadero retirándolo de la atmósfera, valores que se reconocen a nivel mundial y por el Protocolo de Kyoto.

Actualmente existen aproximadamente 1.600 proyectos registrados en ese sentido a nivel mundial. Uruguay tiene una media docena y potencial para incorporar más emprendimientos, particularmente en el área de la bioenergía, residuos en tambos y efluentes.

En el período 2008-2012 es necesario cumplir con el Protocolo de Kyoto y reducir las emisiones de efecto invernadero, con beneficios iguales para todos los países en cualquier parte del mundo para el proyecto.

En tanto, se trabaja en cooperación con España y Japón en la viabilidad de los proyectos y se brindan cursos para formar a técnicos en Uruguay para preparar proyectos relacionados con los sectores privados y públicos que afecten a la economía.

Estrategias y tendencias históricas

La lucha contra la sequía que afecta al sector ganadero es tratada por el MGAP a través del Plan Agropecuario en el período 2005-2006 con mucho éxito en el norte del país donde se implementó un plan forraje.

Se trabajó con organizaciones locales y ahora se implementan acciones en forma coordinada en el marco de la Unidad de Desarrollo, de Descentralización, de los Consejos Agropecuarios Departamentales, como ámbitos donde se pueden instrumentar propuestas.

Anticipadamente a la sequía se instalaron tajamares, se hicieron reservas de agua y en ese marco se mejoró, pero es necesario agilizar el sistema de respuestas tempranas.

Es necesario mejorar el vínculo entre los organismos que brindan información climatológica y los que usan esos datos como tareas de extensión y capacitación, además de realizar cambios en el manejo de las inversiones.

Además, se está estudiando la variabilidad de las lluvias de un año a otro, se mide y caracteriza para identificar los puntos donde hay cambios en las tendencias. Esta labor se está realizando a nivel técnico y se presentará en el mes de marzo.

La Unidad trabajó con residuos de los tambos que contaminan los cursos de agua, conjuntamente con la Intendencia de Paysandú y con la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República (UdelaR), destinado a promover un cambio en el manejo actual y en procura de recuperar nutrientes y fertilizantes que pueden volver a la tierra.

En cuanto a restauración de tierras degradas existen muchas posibilidades y se trabajó en el norte, en el sudeste del país con tierras de baja productividad que se restaurarían con el sistema silvo-pastoril que busca una mejor relación entre los árboles, las pasturas, el ganado y el agua.

Algunos de los proyectos que están implementados en el norte del país aprovechan los residuos de la transformación de los productos agropecuarios como la cáscara de arroz y el aserrín de los aserraderos como recursos para producir energía.

Perspectivas climáticas en Uruguay

Oyhantçabal resaltó que se mantendrá o se incrementará la alta variabilidad climática que existe en la actualidad en el territorio nacional. Si bien es complejo realizar pronósticos, se conocen las tendencias en Uruguay con el aumento de la cantidad de lluvias promedio por año: subiría un poco la temperatura, así como el nivel del mar.

Si las subas son lentas y graduales se registraría una adaptación con mucha facilidad pero el problema será la forma en que se dará ese avance. El cambio climático introduce un aumento en la frecuencia y en la intensidad de los eventos climáticos extremos tanto como sequías, inundaciones, tormentas y olas de calor.

Esas situaciones implican mayores riesgos y por lo tanto se deberán gestionar nuevos sistemas de riesgos por la aparición de distintos fenómenos climáticos que se desarrollarán a nivel nacional o regional.

En el futuro será necesario luchar contra fenómenos como la sequía a nivel estructural y no como conyuntura, sino que será necesario tener instalado un mejor sistema de defensas contra estos eventos.

En el sector agropecuario el sistema de defensa pasaría por mejorar las redes de información para que los productores puedan tomar mejores decisiones. También la capacitación y extensión que implica transferir conocimientos y tecnologías a los productores agropecuarios, así como contar con apoyos para que se puedan realizar inversiones en recursos que introduzcan medidas que los hagan menos vulnerables a estos eventos.

En ese sentido, el Plan Agropecuario trabaja con los productores en la lucha contra la sequía. Muchas de las soluciones pasan por fortalecer la capacidad local, mejorar la articulación y la coordinación a nivel local, temática que tiene una relación estrecha con la descentralización.

El encargado de la Unidad de Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático sostuvo además que la solución de los problemas pasa, en estos casos, sustancialmente por lo que hagan las instituciones locales y sin esa ayuda no son posible soluciones con medidas gubernamentales locales.

En ese sentido, dijo que cuando se realizan mejoramientos se puede pensar que en algunas partes del campo se pueden plantar especies con mayor resistencia a la sequía con raíces más profundas como la alfalfa, en contrario del trébol blanco.

También es necesario mejorar la distribución del agua, en la distribución de las sombras para el ganado en el verano, así como producir más forrajes.

Es necesario que las sociedades de productores incorporen estos temas en su agenda e interactúen procurando soluciones como cinturones de seguridad.

El sistema exige participación y el involucramiento de todos los actores como los productores, las organizaciones, las instituciones y la sociedad en su conjunto, que aporte una estrategia con visión global y a largo plazo.

   
 
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  Walter Oyhantçabal
(parte 1)
 
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(parte 2)