Cambio climático
Atenuar efectos con políticas públicas - privadas
que atiendan al sector agropecuario
El encargado de la Unidad de
Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático del MGAP,
Walter Oyhantçabal, destacó que una mejor distribución
del agua, mejores sombras para el ganado, la producción
de forrajes, así como el involucramiento de
organizaciones de productores rurales, como forma de
fortalecer la capacidad local en articulación con
políticas nacionales, son vitales para afrontar sequías
que también son producto del cambio climático que se
vive a nivel mundial.
El responsable de la Unidad de
Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático del
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP),
Walter Oyhantçabal, indicó que es necesario buscar una
mejor relación entre los árboles, las pasturas, el
ganado y el agua en el territorio nacional. Señaló que
la mitigación de los efectos del cambio climático puede
llevarse a cabo a través de la aplicación de políticas
públicas - privadas que atiendan a visiones conjuntas
del sector agropecuario.
Cambio climático global
La Unidad se creó en el año 2003 y
su misión es analizar las relaciones entre el cambio
climático y el sector agropecuario con la finalidad de
trabajar la adaptación frente a escenarios que implican
una serie de amenazas para el desarrollo de la vida.
También es objetivo atacar las causas del cambio
climático con el objetivo de resolver y mitigar los
problemas.
Asimismo el énfasis está puesto en
la adaptación a eventos climáticos como las sequías que
afectan al sector agropecuario en la década del 2000.
En ese sentido, es necesario encontrar estrategias para
ser menos vulnerables a los impactos ante sucesos
extremos y para que se puedan recuperar los distintos
sectores una vez producido el evento.
La posibilidad de que un sistema
productivo se recupere se denomina residiencia,
propiedad que se debe trabajar con el objetivo de ser
menos vulnerable ante los cambios exteriores.
Las causas del cambio climático son
globales y Uruguay no lo produce porque su contribución
es mínima pero sin embargo recibe las consecuencias de
un fenómeno que es principalmente originado por
emisiones de gases de efecto invernadero que realizan
los países industrializados.
Esas economías se han desarrollado
en un estilo muy intensivo en el uso de energía de
origen fósil, principalmente en carbón, petróleo o gas
natural que son quemadas y producen anhídrido
carbónico.
El efecto invernadero es positivo
porque permite que el planeta tenga una temperatura
promedio de 15 grados centígrados que permite la
producción de vida. El problema es que el estilo de
desarrollo en que se embarcaron los países
industrializados incrementaron el efecto invernadero
hasta límites que son peligrosos porque inestabilizan
el sistema climático mundial.
En todas partes del mundo aumenta la
intensidad de fenómenos climáticos extremos y en
algunas zonas aumentan las sequías, las lluvias que
producen inundaciones o las frecuencias de huracanes y
tormentas, así como olas de calor o frío.
Uruguay y el cambio climático
Esas situaciones desenmarcaron a las
cuatro estaciones climáticas que se producían durante
el año, y fenómenos como "El Niño" o "La Niña" que se
producen en el océano Pacífico producen conexión con el
océano Atlántico y lo que luego sucede en Uruguay.
Actualmente, se esta en la etapa del
fenómeno de "La Niña" y cuando ello sucede aumenta la
probabilidad de que en esta parte de Sudamérica llueva
menos.
Esto promueve accionar mecanismos de
adaptación a través de una mejora de la información con
sistemas de alertas para tomar decisiones rápidas,
además de trabajar en la prevención.
El sistema de estrategias permitirá
pensar que en el sector agropecuario se deben trabajar
más las reservas de aguas y de forraje para contar con
un cinturón de seguridad como forma de fortalecer los
sistemas defensivos de los establecimientos
agropecuarios. También de las costas que están
sometidas a una mayor presión de erosión y es necesario
proteger los recursos, así como prevenir los impactos a
nivel del mar.
En este momento se están registrando
incendios, fruto de la imprudencia humana, de
condiciones muy secas, altas temperaturas y viento. En
ese sentido se deben minimizar la acumulación de restos
secos en lugares claves como forma de que exista menos
masa de combustibles para que el incendio no tenga
tanta intensidad o establecer determinados corta
fuegos.
En el área de la salud, los cambios
hacen posible que insectos como el dengue que
transmiten enfermedades puede empezar a hacerse más
endémicos y producir epidemias.
La sequía produce impactos negativos
pero también es una gran oportunidad para darnos cuenta
de que es necesario trabajar en distintos frentes ante
próximos eventos naturales.
En ese sentido, es importante que
tanto el Estado a través de políticas públicas, las
organizaciones de productores, trabajen en el
mejoramiento de la coordinación institucional y en la
distribución de la información, con el objetivo de
desarrollar un sistema de soportes para la toma de
decisión.
Ahora el país cuenta con un fondo de
contingencia para las sequías, que antes no tenía, y
que permite atender situaciones complicadas, así como
plantear otras estrategias ante futuras sequías.
La sequía produce costos económicos
y sociales a los productores agropecuarios y es
necesario incorporar medidas para trabajar dentro de un
marco distinto.
El técnico indicó que el cambio
climático es de origen humano que está ligada a
intereses económicos muy poderosos, existiendo un
porcentaje bajo de la población que usa recursos
agotables en forma irracional, situación que afectará
cada vez más al mundo entero.
Es necesario desarrollar fuentes
renovables de energía que permitan la independencia de
las fuentes fósiles y para el caso de Uruguay es una
oportunidad para disminuir la independencia del
petróleo.
Proyectos internacionales
La Unidad de Proyectos Agropecuarios
de Cambio Climático coordina acciones con la Oficina de
Programación y Política Agropecuaria (OPYPA), la
Dirección General Forestal y la Dirección General de
Recursos Naturales Renovables (RENARE), con la
finalidad de atender el cambio climático desde
distintas perspectivas.
Una de las estrategias a nivel
internacional es analizar proyectos para el mercado de
carbono, vender servicios ambientales, capturar
emisiones de gases efecto invernadero retirándolo de la
atmósfera, valores que se reconocen a nivel mundial y
por el Protocolo de Kyoto.
Actualmente existen aproximadamente
1.600 proyectos registrados en ese sentido a nivel
mundial. Uruguay tiene una media docena y potencial
para incorporar más emprendimientos, particularmente en
el área de la bioenergía, residuos en tambos y
efluentes.
En el período 2008-2012 es necesario
cumplir con el Protocolo de Kyoto y reducir las
emisiones de efecto invernadero, con beneficios iguales
para todos los países en cualquier parte del mundo para
el proyecto.
En tanto, se trabaja en cooperación
con España y Japón en la viabilidad de los proyectos y
se brindan cursos para formar a técnicos en Uruguay
para preparar proyectos relacionados con los sectores
privados y públicos que afecten a la economía.
Estrategias y tendencias históricas
La lucha contra la sequía que afecta
al sector ganadero es tratada por el MGAP a través del
Plan Agropecuario en el período 2005-2006 con mucho
éxito en el norte del país donde se implementó un plan
forraje.
Se trabajó con organizaciones
locales y ahora se implementan acciones en forma
coordinada en el marco de la Unidad de Desarrollo, de
Descentralización, de los Consejos Agropecuarios
Departamentales, como ámbitos donde se pueden
instrumentar propuestas.
Anticipadamente a la sequía se
instalaron tajamares, se hicieron reservas de agua y en
ese marco se mejoró, pero es necesario agilizar el
sistema de respuestas tempranas.
Es necesario mejorar el vínculo
entre los organismos que brindan información
climatológica y los que usan esos datos como tareas de
extensión y capacitación, además de realizar cambios en
el manejo de las inversiones.
Además, se está estudiando la
variabilidad de las lluvias de un año a otro, se mide y
caracteriza para identificar los puntos donde hay
cambios en las tendencias. Esta labor se está
realizando a nivel técnico y se presentará en el mes de
marzo.
La Unidad trabajó con residuos de
los tambos que contaminan los cursos de agua,
conjuntamente con la Intendencia de Paysandú y con la
Facultad de Agronomía de la Universidad de la República
(UdelaR), destinado a promover un cambio en el manejo
actual y en procura de recuperar nutrientes y
fertilizantes que pueden volver a la tierra.
En cuanto a restauración de tierras
degradas existen muchas posibilidades y se trabajó en
el norte, en el sudeste del país con tierras de baja
productividad que se restaurarían con el sistema silvo-pastoril
que busca una mejor relación entre los árboles, las
pasturas, el ganado y el agua.
Algunos de los proyectos que están
implementados en el norte del país aprovechan los
residuos de la transformación de los productos
agropecuarios como la cáscara de arroz y el aserrín de
los aserraderos como recursos para producir energía.
Perspectivas climáticas en Uruguay
Oyhantçabal resaltó que se mantendrá
o se incrementará la alta variabilidad climática que
existe en la actualidad en el territorio nacional. Si
bien es complejo realizar pronósticos, se conocen las
tendencias en Uruguay con el aumento de la cantidad de
lluvias promedio por año: subiría un poco la
temperatura, así como el nivel del mar.
Si las subas son lentas y graduales
se registraría una adaptación con mucha facilidad pero
el problema será la forma en que se dará ese avance. El
cambio climático introduce un aumento en la frecuencia
y en la intensidad de los eventos climáticos extremos
tanto como sequías, inundaciones, tormentas y olas de
calor.
Esas situaciones implican mayores
riesgos y por lo tanto se deberán gestionar nuevos
sistemas de riesgos por la aparición de distintos
fenómenos climáticos que se desarrollarán a nivel
nacional o regional.
En el futuro será necesario luchar
contra fenómenos como la sequía a nivel estructural y
no como conyuntura, sino que será necesario tener
instalado un mejor sistema de defensas contra estos
eventos.
En el sector agropecuario el sistema
de defensa pasaría por mejorar las redes de información
para que los productores puedan tomar mejores
decisiones. También la capacitación y extensión que
implica transferir conocimientos y tecnologías a los
productores agropecuarios, así como contar con apoyos
para que se puedan realizar inversiones en recursos que
introduzcan medidas que los hagan menos vulnerables a
estos eventos.
En ese sentido, el Plan Agropecuario
trabaja con los productores en la lucha contra la
sequía. Muchas de las soluciones pasan por fortalecer
la capacidad local, mejorar la articulación y la
coordinación a nivel local, temática que tiene una
relación estrecha con la descentralización.
El encargado de la Unidad de
Proyectos Agropecuarios de Cambio Climático sostuvo
además que la solución de los problemas pasa, en estos
casos, sustancialmente por lo que hagan las
instituciones locales y sin esa ayuda no son posible
soluciones con medidas gubernamentales locales.
En ese sentido, dijo que cuando se
realizan mejoramientos se puede pensar que en algunas
partes del campo se pueden plantar especies con mayor
resistencia a la sequía con raíces más profundas como
la alfalfa, en contrario del trébol blanco.
También es necesario mejorar la
distribución del agua, en la distribución de las
sombras para el ganado en el verano, así como producir
más forrajes.
Es necesario que las sociedades de
productores incorporen estos temas en su agenda e
interactúen procurando soluciones como cinturones de
seguridad.
El sistema exige participación y el
involucramiento de todos los actores como los
productores, las organizaciones, las instituciones y la
sociedad en su conjunto, que aporte una estrategia con
visión global y a largo plazo. |