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18 de marzo, 2009

Presidente presentó documento

Cambio climático es eminentemente transversal con impacto a nivel mundial, regional y local
En el marco del Congreso de Intendentes, el Presidente de la República, se refirió al impacto del cambio climático a nivel mundial, regional y local; efectos y proyecciones; desastres naturales, actualidad y perspectivas de la producción agropecuriaria, turismo; bases para una estrategia nacional de recursos hídricos, los costos de recursos y económicos; así como a los aspectos cubiertos por la cooperación internacional.

El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, en el ámbito del Congreso de Intendentes, realizado en la Expoactiva de Mercedes, Soriano, se refirió a los desastres naturales acaecidos en Uruguay desde el año 2005, los cuales tuvieron impactos específicos y son parte de la dimensión del proceso de cambio climático. Entre ellos citó en 2005, el ciclón extra tropical de agosto de 2005; el tornado en localidad Plácido Rosas en enero de 2006 y la sequía en el verano.

Asimismo, recordó que en enero de 2007 se produjeron incendios forestales en Canelones, Maldonado y Rocha, así como inundaciones en noreste y centro el país en abril y mayo.

De esta forma, en 2008 también se registraron en abril temporales y granizadas en Río negro y Colonia; en julio temporales en Rivera, Tacuarembó, Durazno y Florida; y se inició en la primavera una prolongada sequía.

Para el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), "el cambio climático refiere a un cambio del estado del clima, que puede ser identificado, usando tests estadísticos, como cambios en la media y/o la variabilidad de sus propiedades, y que persiste por un período extendido, de décadas o más. Incluye los cambios debidos a la variabilidad natural y a la actividad humana".

En ese sentido, el cambio climático es el mayor desafío ambiental que enfrenta la humanidad para su desarrollo sostenible. El planeta ya da múltiples señales de los impactos del calentamiento global: glaciares que se reducen o desaparecen, aumento de la desertificación, eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos con inundaciones, sequías, huracanes, olas de calor o de frío, aumento del nivel del mar, afectación de la biodiversidad, poblaciones humanas afectadas por desastres climáticos, costos en vidas y en infraestructura.

El cambio climático debería ser visto como una construcción social y no como un problema ambiental. Los sistemas sociales y el estilo de desarrollo de los países industrializados han incrementado peligrosamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Este proceso desencadena cambios en las temperaturas, las lluvias, el nivel del mar y los eventos extremos (sequías, inundaciones, huracanes, olas de calor, etc.). A su vez, estos cambios impactan los ecosistemas, los modelos productivos, la seguridad alimentaria, la salud, los recursos hídricos y los asentamientos humanos.

Asimismo se registran efectos del cambio climático sobre la producción agropecuaria y las cadenas productivas, se diseñaron las bases para una estrategia nacional de recursos hídricos, y se analizan los efectos del cambio climático en la región

Los análisis de series de datos realizados por INIA (GRAS) y la Universidad de la República sugieren que el clima de nuestro país se está volviendo promedialmente más lluvioso y probablemente tenderá a ser algo más cálido, con inviernos más cortos y benignos. Las condiciones del clima en el sudeste de América del Sur, que incluye a Uruguay, muestran una significativa asociación con los fenómenos de El Niño/Niña en el Océano Pacífico Ecuatorial, y que la periodicidad de estos eventos estuvo aumentando.

Según estos estudios la temperatura media creció 0,8 º C en el siglo XX, y las precipitaciones medias aumentaron 30%. Paradojalmente, el aumento de los promedios de lluvias anuales no significará estar libres de períodos más o menos prolongados de déficit hídrico más frecuentes e intensos; tal es el caso de las sequías de 1988-89, 1999-2000, 2004-2005 y 2008.

Por su parte DINAMA canalizó cooperación del Reino Unido a investigadores de la Facultad de Ciencias, que iniciaron un trabajo de reducción de escala ("downscaling") de los modelos de circulación global de predicción para modelar la evolución de la temperatura media y la precipitación (desde 1991 a 2050) en Uruguay. Los primeros resultados indican que es de esperar para 2020 un aumento de las precipitaciones medias anuales de alrededor del 2% y un aumento de la temperatura de 0,4º C, respecto al período 1961-90.

El Informe Final para el Sector Agropecuario del Programa General de Medidas de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático (PMEGEMA) de DINAMA, presenta resultados de la aplicación de modelos de simulación de respuesta de cultivos y pasturas a cambios positivos en la precipitación media y la temperatura.

Para cultivos, usando el modelo CERES, el aumento de la temperatura resultaría (sin considerar el efecto del aumento de la concentración de CO2) en reducciones de rendimiento de cultivos de invierno como cebada y en trigo, por falta de horas de frío y acortamiento del ciclo. Los valores de reducción de rendimiento para un aumento de 1º C en la temperatura se estiman en -17% para cebada y -10% para trigo. Según este informe, el maíz también vería afectados sus rendimientos al aumentar la temperatura, por acortamiento del ciclo. En arroz, el modelo no fue capaz de simular adecuadamente la relación clima-cultivo. Por su parte, para pasturas, el informe señala efectos positivos de un aumento de la temperatura, sujeto a que no exista restricción de agua en el suelo.

Estos elementos, surgidos de los modelos, aún con incertidumbres importantes, ofrecen indicaciones de utilidad respecto al orden de magnitud y la dirección de los cambios esperados en los rendimientos de los cultivos y las pasturas para promedios de años. Sin embargo, estos modelos presentan limitaciones que es necesario no perder de vista: la variabilidad y los eventos extremos no están considerados. Por lo tanto, si el problema mayor del cambio climático es el aumento de la variabilidad y de la frecuencia e intensidad de los eventos extremos, los resultados de estos modelos no serían suficientes, en el caso de Uruguay para diseñar estrategias de adaptación de los modelos productivos, donde el elemento clave es, precisamente, adaptarse a los impactos del aumento de la variabilidad.

En suma, Uruguay enfrenta en su sector agropecuario escenarios climáticos donde el mayor desafío esta por el lado de una ya alta variabilidad de los parámetros climáticos relevantes, y por el efecto del incremento de esa variabilidad que el cambio climático pueda producir. Es posible pensar en la conveniencia de avanzar con políticas de estado, desde una situación de enfoque reactivo de gestión de crisis a otra que incremente la proactividad y la gestión de los riesgos asociados al cambio climático y la variabilidad. Los conocimientos disponibles hacen aconsejable destinar recursos públicos y privados para avanzar en procesos de adaptación al cambio climático. Esos serían altamente beneficiosos en los tres pilares de la sustentabilidad: económicos, sociales y ambientales.

Se adjunta el documento–borrador sobre Cambio Climático.

   
 
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