Cumbre de Líderes Progresistas
"Uruguay quiere oportunidades, dice no al
proteccionismo", reclamó Vázquez
"Primero la gente. Que la crisis
económica no derive en recesión social", apunta una
cláusula del Comunicado Final: Vázquez dijo compartir
ese concepto y sostuvo que los gobiernos progresistas
de la región van bien, porque han puesto en el centro
de sus acciones al hombre y a la mujer, con prioridad a
los que necesitan. En su discurso convocó a construir
un mundo cada día mejor, con libertad para cada uno y
justicia para todos.
Las herramientas que permitirán al
mundo enfrentar la crisis e intentar superarla, son
tanto la política como el correcto manejo de la
macroeconomía, entendiendo por tal la buena
administración. Sin embargo, la política y la economía
no son objetivos en sí mismos, sino que son
herramientas para lograr el objetivo final, el cual
consiste en lograr una mejor calidad de vida para todos
los habitantes de nuestros países, afirmó el Primer
Mandatario, Tabaré Vázquez en oportunidad de la
conferencia de prensa realizada en el marco de la Sexta
Cumbre de Líderes Progresistas, realizada en Viña del
Mar.
El objetivo central es lograr que
nuestra gente viva mejor, especialmente que los más
necesitados, sean los más privilegiados, afirmó
Vázquez. Por sobre todas las cosas, los gobiernos
denominados progresistas debemos ser profundamente
humanos y desde un criterio profundamente humanístico
debemos encarar estos temas.
"Primero la gente. Que la crisis
económica no derive en recesión social" se titula uno
de los puntos incluidos en el Comunicado Final de esta
reunión, y comparto ese concepto, así como el objetivo
y el compromiso implícitos en el mismo, destacó el
Presidente.
Ese objetivo es plausible, si se
considera la dimensión de la actual crisis financiera
global que, no es solamente financiera; es estructural,
tal vez civilizatoria. Es un objetivo ambicioso, si se
tiene en cuenta que estamos en el siglo XXI y un sexto
de la población mundial vive en situación de extrema
pobreza. Si bien dentro de ese panorama mundial,
nuestra región no es la más pobre, sí es la más
desigual, porque es donde peor se distribuye la riqueza
que se genera, enfatizó Vázquez.
Ese objetivo es plausible, si se
considera la dimensión de la actual crisis financiera
global que, no es solamente financiera; es estructural,
tal vez civilizatoria. Es un objetivo ambicioso, si se
tiene en cuenta que estamos en el siglo XXI y un sexto
de la población mundial vive en situación de extrema
pobreza. Si bien dentro de ese panorama mundial,
nuestra región no es la más pobre, sí es la más
desigual, porque es donde peor se distribuye la riqueza
que se genera, enfatizó Vázquez.
No le echemos las culpas al imperio
de turno, el portugués, el español, el británico, o el
americano, porque, aunque tengan su grado de
responsabilidad, también nosotros somos responsables,
por no haber generado un proyecto latinoamericano para
que nuestra gente viva mejor, lo cual no hicimos por
omisión, incapacidad, o corrupción, afirmó el Primer
Mandatario.
Hoy enfrentamos el desafío histórico
de elaborar un proyecto latinoamericano para que
nuestra gente viva mejor, y aunque el mismo es
plausible y ambicioso, no es suficiente, si se tiene en
cuenta que en un proyecto progresista, podrán existir
varios horizontes teóricos, pero hay un único núcleo,
que es el ser humano.
Me preocupa, y nos preocupa, la
economía, dijo Vázquez, pero mucho más nos preocupa la
vida, el ser humano, preguntándose si existe algo más
importante que la vida y la dignidad del ser humano,
dignidad que comienza con la vida misma, y que se
expresa en condiciones y en calidad de vida.
Más adelante, el presidente uruguayo
se refirió a algunos aspectos de las reformas
estructurales llevadas adelante por el Gobierno, que
incluye, entre otras áreas, la recomposición del gasto
público, priorizando los gastos y las inversiones
estratégicas y generando incentivos tributarios a la
inversión, en un marco de responsabilidad fiscal.
La reforma del sistema de salud
contempla el derecho a la salud de todos los habitantes
del país, la reforma en el sistema educativo la sitúa
como herramienta y base de la libertad de las personas.
En materia de empleo y relaciones laborales, el
Gobierno defiende mediante diversas iniciativas el
trabajo digno. Asimismo, el Estado lleva adelante la
gestión de recursos naturales y del territorio.
El mercado puede ser un gran
dinamizador de la economía pero no se le puede pedir
justicia social. Necesitamos un mejor Estado y un mejor
mercado, el Estado no puede estar ausente, mucho menos
en este momento, para atender los derechos de la
población, agregó el Primer Mandatario.
Es necesario, para ello, un ámbito
público que diferencie al ciudadano del consumidor,
considerando que los derechos humanos permiten
dignificar la vida de la gente y son la ética de la
democracia.
Durante los últimos cuatro años la
economía uruguaya creció un 8% anual y el desempleo
alcanzó un mínimo histórico de 6.6% a fines de 2008. El
49% del Presupuesto Nacional se destina a inversión
social, logrando reducir así la pobreza de un 30 a un
20%, puntualizó Vázquez.
Los gobiernos progresistas de la
región vamos bien, porque pusimos en el centro de
nuestras acciones al hombre y a la mujer y damos
prioridad a quienes más lo necesitan, continuó.
Ante la crisis que enfrenta el
mundo, nuestro país está tomando todas las medidas
necesarias, pero no será excusa para renunciar al
derecho a la salud de la gente, a su educación, a la
generación de empleo digno y al medio ambiente
saludable.
Vázquez aludió al Programa "Una
Computadora, un Niño", iniciado hace dos años, es una
transformación en términos pedagógicos, una revolución
en términos de igualdad en el acceso a la información,
conocimiento y recreación de todos los niños. Al
respecto, anunció que la próxima semana se comenzará a
adjudicar computadoras con teclados especiales para los
niños que no pueden ver.
La educación es la fundamental
herramienta para salir adelante y que marca la
diferencia con gobiernos conservadores, afirmó el
presidente uruguayo.
Los progresistas confiamos en la
sociedad y apostamos a articularla sobre bases de
libertad, democracia e igualdad. Integrados a la región
y al mundo, la pluralidad de esquemas de cooperación e
integración es decisiva y factor de estabilidad,
ofreciendo estabilidad institucional, macroeconómica,
ordenamiento jurídico y reglas de juego claras, así
como un clima favorable a la inversión productiva.
Uruguay quiere oportunidades, dice
no al proteccionismo. Construyendo un mundo cada día
mejor con libertad para cada uno y justicia para todos.
Finalmente, el Primer Mandatario
afirmó que en la capacidad de autocrítica de nuestros
gobiernos y nosotros mismos encontraremos las fuerzas
para seguir adelante con optimismo, realismo y en el
menor tiempo posible.
Conferencia del Presidente de la
República, Tabaré Vázquez, durante su participación en
la Cumbre de Líderes Progresistas realizada entre los
días 27 y 29 de marzo en Viña del Mar, República de
Chile
PRESIDENTE VAZQUEZ: Queridos amigos,
con mucha solvencia se ha discutido hasta este momento
que la política es la herramienta para enfrentar la
crisis que vivimos e intentar salir de ella, y yo estoy
completamente de acuerdo. Precisamos apoyos técnicos,
quienes no lo somos, pero la solución de estos
problemas, o es política o no hay solución.
También se ha hablado en profundidad
-y reitero, con mucha solvencia- de aspectos,
económicos, financieros, del manejo de la
macroeconomía, del correcto manejo de la macroeconomía,
que me apuro a decir que un correcto manejo de la
macroeconomía, no es de derecha, ni de izquierda, ni de
progresismo, ni de conservadurismo, sino que es de
buena administración. Y también con esto, yo estoy de
acuerdo.
Pero modestamente creo que la
política y la economía no son objetivos finales, sino
que son herramientas para lograr el objetivo final, que
es, finalmente, que nuestra gente viva mejor. Creo que
el objetivo central de esta discusión y de otras
discusiones que seguramente se llevarán adelante en el
mundo, debe ser cómo trabajamos para que la gente viva
mejor. Y sobre todo en este momento para que los más
necesitados, sean los más privilegiados.
Creo que, por sobre todas las cosas,
los gobiernos que nos llamamos progresistas debemos ser
profundamente humanos. Y debe ser desde un criterio
profundamente humanístico que debemos encarar estos
temas. Modestamente –reitero- no nos "entrampemos", no
caigamos en la trampa de discutir exclusivamente desde
el punto de vista económico, desde el punto de vista
macroeconómico, de las finanzas, -que sí es necesario,
discutirlo, analizarlo y hacerlo bien-, no perdamos de
vista que lo fundamental es la gente. Son los hombres y
las mujeres de nuestro mundo que pueden pagar -y sobre
todo quienes menos tienen-, una crisis económica y
financiera que no generaron, que no entienden, y que la
van a padecer enormemente. Y un gobierno progresista, o
los gobiernos progresistas no pueden tolerar, esta
situación.
El punto cuatro del proyecto de
Comunicado Final de esta reunión se titula, traducción
mediante, "Primero la gente. Que la crisis económica no
derive en recesión social". Y yo comparto ese concepto,
así como el objetivo y el compromiso implícitos en el
mismo.
El objetivo que acabo de mencionar
puede parecer aburrido, y compromiso que puede parecer
frágil en comparación con ciertas epopeyas utópicas que
tuvo la izquierda, al menos en Latinoamérica. Y se
tiene en cuenta que estamos en el siglo XXI, me
atrevería a decir con el corazón en la utopía, o la
utopía en el corazón y en el pensamiento, pero con los
pies en la tierra para intentar superar la crisis que
tenemos.
Pero creo que el objetivo es
plausible, si se considera la dimensión de la actual
crisis financiera global. Una crisis que, como bien se
decía en el Seminario de ayer, no es solamente
financiera; es estructural, tal vez civilizatoria.
También se ha dicho en esta reunión, que el capitalismo
"se enloqueció" y ahora no sabemos a quién culpar por
esta locura.
Hoy, reitero lo que hemos dicho más
de una vez: el mundo parece un manicomio dirigido por
sus propios pacientes. No sabemos ni a dónde vamos.
Creo que el objetivo es ambicioso, si se tiene en
cuenta que en el siglo XXI, un sexto de la población
mundial vive -me pregunto si es vivir- en situación de
extrema pobreza. Un sexto de la población mundial vive
en extrema pobreza. Y en ese panorama mundial, nuestra
región, que no es la más pobre, es sin duda la más
desigual, donde se distribuye peor la riqueza que se
genera.
Y no le echemos las culpas al
imperio de turno, que fue hace algunos siglos el
portugués, y que después fue el español, y que después
fue el británico, y que ahora es el americano. Porque
si bien tienen su culpa, sin duda, también nosotros
tenemos culpa, de no haber generado un proyecto
latinoamericano para que nuestra gente viva mejor.
Y no lo hicimos, o por omisión, o
por incapacidad, o por corrupción. Y creo que en este
momento tenemos en el desafío histórico de elaborar un
proyecto latinoamericano para que nuestra gente viva
mejor.
Pero el objetivo antes mencionado,
siendo plausible y ambicioso, no es suficiente, si se
tiene en cuenta -y es estoy seguro que todos los aquí
presentes lo tenemos en cuenta- que en un proyecto
progresista, podrán haber varios horizontes teóricos,
pero hay un único núcleo, que es el ser humano.
Me preocupa, y nos preocupa la
economía, pero mucho más nos preocupa la vida, el ser
humano. Puede parecer inocente, romántico o pasado de
moda, pero ¿acaso hay algo más importante que la vida y
la dignidad del ser humano? Dignidad que comienza con
la vida misma, y no lo digo por deformación profesional
solamente, dignidad que se expresa en condiciones y en
calidad de vida.
Uruguay, un pequeñito país, no es ni
el centro del mundo, ni el centro de la historia, no
tenemos esa veleidad, y si la tuviéramos, seguramente
no podríamos materializarla. Pero tampoco tiene una
actitud autista respecto al mundo ni si resigna a ser
victima de la historia.
El Gobierno que presido desde marzo
del 2005, tampoco tiene vocación fundacional, pero lo
cierto es que desde entonces a la fecha viene
instrumentando un sistema de reformas estructurales
que, además de las que mencionó ayer en su exposición
nuestro Ministro de Economía y Finanzas, abarca también
-como creo que se debe llevar a adelante- una
recomposición del gasto público, priorizando los gastos
y las inversiones estratégicas y generando incentivos
tributarios a la inversión. Todo ello en un marco de
responsabilidad fiscal. Una reforma a los sistemas de
salud para que todos los ciudadanos de nuestro país
tengan derecho a la salud.
En la previsión social, una reforma
del sistema educativo que transforme a la educación en
lo que es y en lo que debe ser: la herramienta
fundamental para liberar a nuestros pueblos. El empleo
y las relaciones laborales, como lo decía muy bien la
señora Presidenta de Argentina, no tener miedos ni
temores de hablar retribuciones dignas a los
trabajadores. No debemos luchar por cualquier tipo de
trabajo, sino por trabajo digno para nuestra gente.
La gestión de los recursos naturales
y del territorio, y el Estado, porque el mercado puede
ser un gran dinamizador de la economía, pero no se le
puede pedir, lo que no puede dar. Esto es, no puede dar
justicia social. Necesitamos un mejor Estado y un mejor
mercado. El Estado no puede estar ausente, en este
momento, mucho menos, de los problemas que tiene la
población. Los problemas que no va a solucionar el
mercado.
Para ello se requiere de un ámbito
público que diferencie al ciudadano del consumidor,
porque para el mercado, todos nosotros, somos
consumidores, pero para el Estado somos ciudadanos con
derechos y obligaciones. Y debemos rescatar esa
posición, porque los derechos son herramientas para
dignificar la vida de la gente y son la ética de la
democracia.
No voy a desarrollar cada uno de
estos ítems por razones de tiempo, en todo caso
permítanme decir que así como en los últimos cuatro
años la economía uruguaya creció promedialmente un ocho
por ciento anual, casi un diez por ciento en el 2008, y
el desempleo alcanzó un mínimo histórico de seis punto
seis por ciento a fines de laño pasado; el cuarenta y
nueve por ciento del Presupuesto Nacional, se destina a
inversión social y la pobreza se ha reducido en mi
país, de un treinta por ciento a un veinte por ciento.
Falta mucho, pero creo que los
gobiernos progresistas de la región vamos bien. Vamos
bien. Es mucho lo que tenemos para hacer, siempre va
haber cosas para hacer, pero creo que vamos bien porque
hemos puesto en el centro de nuestra acción, al hombre
y a la mujer de nuestros países. Y sobre todo
prioritariamente atendiendo a aquellos que más lo
necesitan.
Venían bien, podría decirse teniendo
en cuenta la crisis financiera global que estalló en
setiembre pasado, y cuyos efectos nuestros países ahora
lo están comenzando a sentir. Es verdad, lo sentimos y
creo lamentablemente que lo vamos a sentir más aún.
Pero también es cierto que nuestra
región está mejor preparada que en el pasado para
enfrentarla. Por ejemplo, en 1998 y en 2002, para citar
dos situaciones graves, sin remontarnos demasiado en el
tiempo, es cierto además, que ya hemos tomado y
tomaremos todas las medidas que sean necesarias para
superar esta situación, para disminuir nuestra
vulnerabilidades, para situarnos de una manera más
seria y responsable frente a la crisis.
Pero estamos convencidos que la
variable de ajuste en esta oportunidad, no será la
gente; no puede ser nuevamente la gente, el pueblo, el
que trabaja, el jubilado, el pensionista, quien pague
los costos de la crisis que tenemos adelante.
La crisis no va ser, seguramente, y
en mi país así va ser, la crisis no será excusa para
renunciar a la salud de nuestra gente, a la educación
de nuestra gente, a generar puestos de empleos dignos,
a la convivencia y a la seguridad y al medio ambiente
saludable.
Seguiremos, como decía muy bien el
Presidente Lula, adelante con un Programa que también
expusimos en el día de ayer en el Seminario, pero que
quiero resaltar hoy, pues expresa muchas cosas en el
Uruguay. Me refiero al Programa "Una computadora, un
niño". Este Programa, que venimos instrumentando desde
hace dos años, es mucho más que adjudicar gratuitamente
una computadora portátil a cada alumno y maestro de
escuela pública en el país. Es una transformación
profunda en términos pedagógicos, es una revolución en
términos de igualdad, en el acceso a la información, al
conocimiento, a la comunicación y a la recreación de
nuestros niños. Es una revolución profunda que busca
instaurar igualdad de oportunidades para nuestra gente,
una revolución que también comprende a los escolares
con capacidades diferentes.
La próxima semana comenzamos a
adjudicar computadoras con teclados especiales para
nuestros niños discapacitados visuales, también los
niños que no ven tendrán sus computadoras para
trabajar. Entendemos este Programa no como algo
accesorio, sino como autentico núcleo para el
desarrollo.
Un gobierno progresista debe apuntar
fundamentalmente a la educación de nuestra gente; esa
es la herramienta fundamental para seguir adelante y
quizás la fundamental herramienta para diferenciarnos
de gobiernos conservadores. Vamos a seguir adelante
asumiendo la realidad en todo lo que ella tiene de
complejo, cambiante, incierto, pero también de
desafiante y auspicioso.
No se trata de pelearse con la
realidad, sino de mejorarla; no se trata de limitarse a
una suerte de la doctrina de la queja, sino de
instrumentar cambios en beneficio de la gente y con la
gente.
Porque a la gente no hay invocarla,
hay que convocarla, hay que reconocerla, valorarla. Los
progresistas confiamos en la sociedad y apostamos a
articularla sobre bases de libertad, democracia, e
igualdad, consecuentemente entonces reivindicamos la
política.
Integrados a nuestra región y al
mundo, porque el aislamiento en la negación del
progreso, para nosotros la pluralidad, esquemas de
cooperación e integración en la región, es decisiva y
significa en un mundo, donde los actores nacionales son
cada vez más pequeños, un factor de estabilidad para
evitar la peligrosa tentación de actuar solos en un
mundo de gigantes, ofreciendo lo que todo país serio
debe ofrecer: estabilidad institucional, estabilidad
macroeconómica, ordenamiento jurídico y reglas de juego
claras, respeto a los contratos, clima favorable a la
inversión productiva.
En el Uruguay no somos ni queremos
ser paraíso fiscal. Uruguay no es por cierto un
monasterio, pero tampoco es un casino, y trabajar
impulsando la infraestructura y los servicios adecuados
que genera trabajo digno para nuestra gente. Pero
también reivindicando nuestro derecho al desarrollo.
No queremos privilegios. Uruguay y
nuestros países latinoamericanos, no piden privilegios,
sino que queremos oportunidades. No al proteccionismo,
porque el proteccionismo es a la libertad de comercio,
lo que el autoritarismo es al liberalismo. Sin
ilusionarnos con un mundo perfecto, pero construyendo
un mundo cada día mejor, con libertad para cada uno y
justicia para todos, como proclamaba Albert Camus,
quien también proponía crear el partido de quienes no
estaban seguros de tener razón.
En circunstancias tan complejas
provocadas en no pequeña medida por el fundamentalismo,
aquel fundamentalismo neoliberal, que se nos dio como
receta para salir adelante los países latinoamericanos
y abrimos nuestras puertas y nuestras ventanas,
aceptamos las recetas que se nos dieron, y quienes nos
daban las recetas, desarrollaban políticas
proteccionistas que pedían que nosotros no las
llevaremos adelante. Y lamentablemente, en nuestros
países, se le hizo caso.
No queremos medidas
fundamentalistas, no queremos soberbia y no queremos
irresponsabilidad de otros, como se nos pidió a
nosotros responsabilidad y así estamos actuando.
Tenemos derecho a exigir responsabilidad a otros que
son más poderosos que nosotros y que tienen que tener
también una cuota alta de responsabilidad para que
finalmente nuestros pueblos que en estas circunstancias
no tiene la culpa de la crisis las están,
lamentablemente, padeciendo cada vez más.
No esta de más, también lo digo, que
nosotros seamos más modestos y exigentes con nosotros
mismos. No para flagelarnos, sino para ser mejores, y
estoy seguro que en la capacidad de autocrítica de
nuestros gobiernos y de nosotros mismos encontraremos
las fuerzas para salir adelante, con optimismo, con
realismo y en el menor tiempo posible, porque nuestra
gente no puede seguir esperando a que lleguen los
momentos en que su vida se transforme en ser digna de
ser vivida.
Muchas gracias. |