Emprendimientos Productivos
El trabajo de un hojalatero y el apoyo del MIDES
promoverán a su familia y su empresa
Luis Olivera es un hojalatero que
reside en Salto. Sostiene a su familia a través de un
oficio muy antiguo y en franca desaparición. Sin
embargo, Olivera y su esposa Nancy trabajan para
devolver el préstamo obtenido a través del programa
Emprendimientos Productivos, ejecutado por el MIDES. En
el 2002, sobrevivía con ingresos por debajo de la línea
de pobreza pero hoy, está a punto de convertirse en
propietario de una pequeña empresa.
La hojalatería es un oficio muy
antiguo y característico de un tiempo que no conocía ni
la producción industrial a gran escala, ni el uso de
los materiales nuevos, como el plástico. A ese
contexto, se debe sumar la crisis económica y social
que el Uruguay sufrió hace 7 años atrás, para
comprender la vulnerabilidad de hogares como los de
Luis Olivera y su familia, quienes atravesaron muchas
dificultades en el 2002. Según las estadísticas, vivían
bajo la línea de la pobreza, con los problemas de
marginación que eso implica.
Olivera aprendió su oficio en la
infancia, cuando observaba a su padre confeccionando
enseres con hojalatas. Su abuelo también fue hojalatero
y esta característica marca una peculiaridad típica de
los oficios cuyos orígenes provienen de otros tiempos:
los conocimientos se transmiten de generación en
generación y las formas de producción no variaron
sustancialmente hasta hoy.
Con ese bagaje cultural y técnico,
Luis sostuvo a su familia con lo necesario, sin grandes
lujos. Pero una vez desatada la crisis, el hogar
Olivera permaneció en una situación muy vulnerable.
Como cuentapropista, no encontró más pedidos para
continuar su trabajo y finalmente, su calidad de vida
se quebró.
Cuatro años después de la crisis, en
2006, su esposa Nancy encontró una oportunidad al
participar del proyecto Trabajo Por Uruguay. Ahí
conoció la existencia de otro programa, también en la
órbita del Ministerio de Desarrollo Social, bajo la
nueva secretaría de Estado.
El programa Emprendimientos
Productivos utiliza sus recursos para apuntalar
actividades económicas, sociales, culturales y
ambientales con características particulares. Entre
ellas, que contribuyan a eliminar los factores que
reproducen la pobreza y la exclusión social, pero de
una forma distinta: promoviendo la cultura
emprendedora, potenciando la creación de nuevos
empleos. Luis Olivera conocía su oficio y padeció la
crisis. Necesitaba otra oportunidad.
Al igual que otros 923
emprendimientos, Olivera se presentó al llamado
publicado por la Intendencia de Salto y su Departamento
de Desarrollo Social. Llenó un formulario y presentó su
proyecto, a la espera de su aprobación. La alegría por
la selección, respaldó el compromiso por el trabajo que
seguiría adelante.
Una visita de los técnicos del MIDES
orientó el trabajo de Luis. Ellos conocieron las
peculiaridades de su profesión y su hogar. Como parte
del proyecto, le otorgaron 25 mil pesos para comprar
insumos y materias primas. Además, recibió la
capacitación para pelear con su proyecto a través de
mejores armas.
Luego de un proceso de aprendizaje,
Olivera se ilustró en contabilidad y administración, ya
no depende de los pagos de sus clientes atrasados para
obtener materia prima, ni le hacen falta mejores
herramientas. Ahora está abocado al pago del préstamo
otorgado, subsidiado en un 50% por el MIDES. Si logra
el objetivo, podrá presentarse por segunda vez al
programa, para obtener los recursos que le permita
encontrar más clientes y así convertir el proyecto
familiar en una pequeña empresa.
Historias como esta se repiten desde
la apertura del proyecto Emprendimientos Productivos.
Hasta el momento, se impulsaron 923 planes con US$
1.206.525 en rubros como la vestimenta, el comercio, la
alimentación, las artesanías, agro, pesca,
metalmecánica y más; con un alto grado en vínculos
familiares de los participantes del proyecto. |