Imprimir 

6 de abril, 2009

Emprendimientos Productivos

El trabajo de un hojalatero y el apoyo del MIDES promoverán a su familia y su empresa
Luis Olivera es un hojalatero que reside en Salto. Sostiene a su familia a través de un oficio muy antiguo y en franca desaparición. Sin embargo, Olivera y su esposa Nancy trabajan para devolver el préstamo obtenido a través del programa Emprendimientos Productivos, ejecutado por el MIDES. En el 2002, sobrevivía con ingresos por debajo de la línea de pobreza pero hoy, está a punto de convertirse en propietario de una pequeña empresa.

La hojalatería es un oficio muy antiguo y característico de un tiempo que no conocía ni la producción industrial a gran escala, ni el uso de los materiales nuevos, como el plástico. A ese contexto, se debe sumar la crisis económica y social que el Uruguay sufrió hace 7 años atrás, para comprender la vulnerabilidad de hogares como los de Luis Olivera y su familia, quienes atravesaron muchas dificultades en el 2002. Según las estadísticas, vivían bajo la línea de la pobreza, con los problemas de marginación que eso implica.

Olivera aprendió su oficio en la infancia, cuando observaba a su padre confeccionando enseres con hojalatas. Su abuelo también fue hojalatero y esta característica marca una peculiaridad típica de los oficios cuyos orígenes provienen de otros tiempos: los conocimientos se transmiten de generación en generación y las formas de producción no variaron sustancialmente hasta hoy.

Con ese bagaje cultural y técnico, Luis sostuvo a su familia con lo necesario, sin grandes lujos. Pero una vez desatada la crisis, el hogar Olivera permaneció en una situación muy vulnerable. Como cuentapropista, no encontró más pedidos para continuar su trabajo y finalmente, su calidad de vida se quebró.

Cuatro años después de la crisis, en 2006, su esposa Nancy encontró una oportunidad al participar del proyecto Trabajo Por Uruguay. Ahí conoció la existencia de otro programa, también en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social, bajo la nueva secretaría de Estado.

El programa Emprendimientos Productivos utiliza sus recursos para apuntalar actividades económicas, sociales, culturales y ambientales con características particulares. Entre ellas, que contribuyan a eliminar los factores que reproducen la pobreza y la exclusión social, pero de una forma distinta: promoviendo la cultura emprendedora, potenciando la creación de nuevos empleos. Luis Olivera conocía su oficio y padeció la crisis. Necesitaba otra oportunidad.

Al igual que otros 923 emprendimientos, Olivera se presentó al llamado publicado por la Intendencia de Salto y su Departamento de Desarrollo Social. Llenó un formulario y presentó su proyecto, a la espera de su aprobación. La alegría por la selección, respaldó el compromiso por el trabajo que seguiría adelante.

Una visita de los técnicos del MIDES orientó el trabajo de Luis. Ellos conocieron las peculiaridades de su profesión y su hogar. Como parte del proyecto, le otorgaron 25 mil pesos para comprar insumos y materias primas. Además, recibió la capacitación para pelear con su proyecto a través de mejores armas.

Luego de un proceso de aprendizaje, Olivera se ilustró en contabilidad y administración, ya no depende de los pagos de sus clientes atrasados para obtener materia prima, ni le hacen falta mejores herramientas. Ahora está abocado al pago del préstamo otorgado, subsidiado en un 50% por el MIDES. Si logra el objetivo, podrá presentarse por segunda vez al programa, para obtener los recursos que le permita encontrar más clientes y así convertir el proyecto familiar en una pequeña empresa.

Historias como esta se repiten desde la apertura del proyecto Emprendimientos Productivos. Hasta el momento, se impulsaron 923 planes con US$ 1.206.525 en rubros como la vestimenta, el comercio, la alimentación, las artesanías, agro, pesca, metalmecánica y más; con un alto grado en vínculos familiares de los participantes del proyecto.

   
 
  Ver video (flash)