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13 de agosto, 2009

Visita al PIT-CNT

El Presidente Vázquez destacó reducción de índices de pobreza y tasa de desocupación
Durante la visita a la sede del Pit-Cnt, el Presidente defendió las políticas implementadas para atenuar los efectos de la crisis. Dijo que existen indicios que en el segundo semestre comenzará a revertirse la situación, retomando el camino de crecimiento. Hizo referencia a la reducción de la pobreza y la desocupación. Además, solicitó que los razonamientos sobre el país se realicen en base a la realidad y no a intenciones futuras.

El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, visitó la nueva sede del Pit-Cnt, participando de la inauguración del seminario “Las alternativas ante las crisis”.

En la oportunidad, el Mandatario expresó que la obtención de este local es un reconocimiento a la trayectoria institucional de los trabajadores uruguayos sindicalizados.

Vázquez señaló que quienes trabajan de forma subordinada enajenan uno de los bienes más sagrados del ser humano que es la libertad. El intercambio de libertad por dinero genera tensiones en los núcleos sociales que hacen inevitables la generación de conflictos. Por tal motivo, una verdadera democracia es aquella donde se escuchan las voces de quienes sólo tienen la herramienta del trabajo para defender sus derechos.

El Presidente recordó que durante este período de Gobierno se intentó mantener la defensa de los derechos humanos fundamentales, entre los que se encuentra la libertad sindical, a través de negociaciones colectivas y el respeto a los convenios internacionales de trabajo promovidos por la OIT.

En relación con nuestro sistema económico, Vázquez reconoció que las crisis afectan inevitablemente las tasas de empleo y actividad. En tal sentido, la actual crisis mundial impactó fundamentalmente en los países desarrollados. Las economías satélites sufrirán las consecuencias de esta crisis a través del crecimiento de la tasa de informalidad, con un incremento de la flexibilización laboral.

A pesar de esta situación, Vázquez señaló que Uruguay muestra indicios de que en el segundo semestre del año se revertirá la situación de crisis, iniciando nuevamente un camino de crecimiento.

Agregó que al inicio del Gobierno, la tasa de desocupación era del 13% y actualmente se sitúa en 7,5%. Esta mejora fue cuantitativa y cualitativamente, a través, por ejemplo, de las ocho horas para los trabajadores rurales y el reconocimiento a la sindicalización de las trabajadoras domésticas.

El fortalecimiento de la economía de Uruguay y de los países de la región permitió afrontar la crisis con efectos menos negativos para las clases sociales más vulnerables. En Uruguay,  el crecimiento permitió la redistribución del ingreso en forma equitativa con una recuperación del salario real que se sitúa en un 20%, previéndose su aumento para el final del período.

Además, dijo que los proyectos de inversión generados fueron una fuente de empleo. En tal sentido, los últimos datos del Instituto de Estadística indican que el desempleo en el mes de junio fue seis décimas menor a mayo, lo que demuestra que el país está en camino de revertir la crisis.

El Presidente solicitó que los razonamientos de la situación del país deben realizarse sobre la realidad y no sobre hechos virtuales o intenciones hacia el futuro. Por tal motivo, recordó las cifras de reducción de la pobreza. Al inicio del Gobierno, en el país había más de un millón de pobres, hoy la cifra se sitúa en 650 mil, lo que representa 350 mil menos de uruguayos pobres.

Agregó que al comienzo de la Administración 150 mil ciudadanos se encontraban en la pobreza extrema, actualmente son 100 menos los uruguayos indigentes.

Vázquez considera que esta mejora de la situación es el resultado de un esfuerzo colectivo de los trabajadores, empresarios y el Gobierno.

Por tal motivo, instó a los sectores sociales a continuar el camino del trabajo conjunto y a profundizar el diálogo social, propulsor de las políticas laborales.

El Secretario de Relaciones Internacionales del PIT-CNT, Juan Castillo, destacó la presencia de un Presidente de la República en una sede sindical, al tiempo que reconoció al directorio del BPS que cedió las instalaciones donde hoy funciona la sede de la central sindical.

Destacó que el movimiento sindical de nuestro país y la región luchan para que las consecuencias de la crisis internacional no la deban pagar los trabajadores. Considera que es posible atenuar los efectos de la crisis mientras no se apliquen nuevamente políticas de corte neoliberal, cuyas recetas consistían en el ajuste fiscal, la contención del gasto público, el recorte de jubilaciones y los despidos de trabajadores.

Por tal motivo, la central sindical considera que los trabajadores deben ser parte integral del proceso de cambio de la conciencia colectiva que hasta el momento permitió contar con un nuevo mapa político.

Finalmente, Castillo reiteró el concepto manifestado en la Conferencia de OIT en cuanto a que los cambios, profundización democrática y de derecho son una tarea urgente.

Por su parte, el director regional de la OIT, Guillermo Miranda, señaló que el diálogo social es una herramienta sustantiva para enfrentar la crisis. De todos modos, para que este diálogo exista es necesaria la presencia de actores sociales fuertes y organizaciones sindicales sustantivas.

Agregó que en la región, durante los últimos años, surgieron un conjunto de políticas públicas destinadas a enfrentar la crisis, buscando atenuar sus efectos en el empleo. En tal sentido, Miranda recordó la extensión del seguro de desempleo y el fortalecimiento de los institutos de capacitación.

 

 

Palabras del Presidente de la República, Tabaré Vázquez, al inaugurar el Seminario “Las alternativas ante la crisis”, en la sede del PIT-CNT el 13 de agosto de 2009

PRESIDENTE VAZQUEZ: Buenos días para todos ustedes. Es con gran satisfacción –y además, créanme, con mucha emoción, por qué no reconocerlo- que he entrado hoy por primera vez a vuestra nueva sede, que lleva el nombre del tan querido y recordado compañero “José ´Pepe’ D’Elía”. Hay homenajes y reconocimientos justos, pero, entre ellos, creo que es el más justo. El “Pepe” merecía tener este reconocimiento, y muchos otros más.

Lleguen, entonces, mis felicitaciones a todos los que hicieron posible esta concreción. Un local más adecuado a vuestras necesidades y cuya obtención, buscando, no una controversia,  pero sí agregar algo a lo que acaba de decir Juan. La obtención de este lugar es, de algún modo, un reconocimiento a vuestra trayectoria institucional y que, además, sin duda, albergará en un sitio más acorde las mismas jornadas fermentales, trabajo sindical con iguales normas de ética, autonomía e igualdad que han marcado la trayectoria de los trabajadores uruguayos sindicalizados desde siempre.

El PIT CNT fue el heredero, a la salida del gobierno de facto en nuestro país, de la legendaria Convención Nacional de Trabajadores y del Plenario Intersindical de Trabajadores, constituyendo un ejemplo de organización sindical, no sólo reconocida y apreciada por los uruguayos, sino también, sin dudas, a nivel internacional. Mis felicitaciones y mi reconocimiento a los compañeros trabajadores.

Hoy transitamos momentos históricos, en los cuales deberíamos reflexionar juntos y plantearnos que, quienes trabajan en forma subordinada enajenan de algún modo, uno de los bienes más sagrados del ser humano: la libertad. Este intercambio, libertad por dinero, genera todo tipo de tensiones en los núcleos sociales que hace inevitable la generación de conflictos.

Una verdadera democracia, amplia, pluralista, es aquella donde pueden y deben escucharse todas las voces, las de aquellos que detentan el poder económico; pero sobre todo la de los más débiles y desprotegidos, las de aquellos que sólo tienen en sus manos la herramienta del trabajo y la fortaleza de su voluntad para agruparse y defender los derechos que les son comunes.

Nuestro Gobierno, con aciertos y con errores, ha pretendido mantener esa impronta: la de la defensa de los derechos humanos fundamentales y, entre ellos, la libertad sindical, poniendo el acento en las negociaciones colectivas y con un gran respeto a los convenios internacionales de trabajo promovidos por la OIT.

Hemos recibido el reconocimiento de expertos internacionales, de ser el país miembro de esa Organización que tiene ratificado el más alto número de estos lineamientos, reconocimiento que nos honra, y no es mérito exclusivo del Gobierno, sino de los uruguayos, de los trabajadores. 

En nuestro sistema económico,  el trabajo es uno de los ejes fundamentales y cualquier fenómeno que se produzca sobre el primero, es decir sobre el sistema económico, tendrá consecuencias inevitables sobre el segundo, es decir sobre el trabajo.

Históricamente, las crisis económicas han afectado las tasas de empleo y actividad en una simbiosis que, aunque no deseable, resulta casi natural. La crisis mundial –no regional, como la del 2002, que pegó fuertemente en los países de la región, y vaya si en el Uruguay la sufrimos-, hoy la crisis mundial, la actual, de inicio netamente financiero, ha impactado a los países desarrollados de una manera feroz. Y aquellas economías catalogadas como “fuertes” se encuentran ahora con tasas de desempleo de hasta un 20%, con verdadera destrucción de puestos de trabajo y con pérdidas de legítimos empleos.

Las economías satélite sufrirán sin ser culpables de esta crisis –cómo no reconocerlo- las consecuencias de ello, viendo crecer sus tasas de informalidad, provocando un renacer de la desregulación o flexibilización del derecho del trabajador.

Sin embargo, en Uruguay, donde ya hay indicios que están alentando a que en el segundo semestre de este año comencemos a revertir la situación de crisis, el Uruguay tome el camino, nuevamente, del crecimiento, hoy podemos decir que cuando llegamos al Gobierno Nacional la tasa de desocupación en el Uruguay rondaba el 13%, y hoy es del 7,5% en todo el país.

Tratamos de mejorar no sólo cuantitativamente sino cualitativamente las condiciones de trabajo, las condiciones laborales. Y vaya si en algún sentido queda mucho por hacer, muchísimo, pero si en algún sentido se ha logrado, con la contemplación de las ocho horas de los trabajadores rurales, el reconocimiento a la sindicalización de las trabajadoras domésticas.

No obstante, la reacción en algunos países de América Latina, como el nuestro, que han creado rápidamente medidas económicas de protección, es lo que ha permitido afrontar esta situación con efectos menos negativos para las clases sociales más vulnerables.

Durante los últimos cuatro años la mayoría de los países de la región han fortalecido sus economías y han crecido en forma sostenida de manera apreciable. En nuestro país el crecimiento es notorio y ha permitido la redistribución del ingreso en forma equitativa, con una recuperación del salario real que se aproxima, a la fecha, a un 20%, previéndose para el final del periodo un porcentaje por encima de este valor.

Hemos estimulado –creo que lo hemos conseguido- la instalación de desarrollo de múltiples proyectos de inversión que se han convertido en verdaderas fuentes generadoras de empelo. No se puede dejar de reconocer, por más que haya quienes pretenden tapar el sol con las manos, que los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística indican que el desempleo abierto en el mes de junio, como decía hace algún momento, se sitúa en el 7,5% -seis decimos menos que en mayo de este mismo año-, lo que nos hace pensar que realmente estamos revirtiendo la crisis que comenzó a fines del año pasado.

No podemos ni debemos hablar, ante estas cifras, del fin de la crisis en nuestro país, pero tampoco podemos ignorar que son mediciones de la realidad. Y hoy, cuando el país comienza a transitar –ya está transitando una etapa electoral- creo que el razonamiento lo debemos hacer sobre la realidad, y  no sobre la entelequia. Sobre la realidad y no sobre hechos virtuales. Sobre la realidad y no sobre intenciones hacia futuro.

Veo con asombro que se discute qué pasó con la pobreza en nuestro país durante estos cuatro años, y se sacan conclusiones, y papeles que dicen que organismos financieros internacionales elogiaban otros gobiernos y otras etapas, pero la realidad es caprichosa y es una sola. Se podrá mirar desde distintos lados, pero es una sola.

La realidad en este país es que cuando llegamos al Gobierno había más de un millón de pobres. ¿O miento, uruguayas y uruguayos? Y hoy hay 650.000 pobres. Nos duele enormemente. Es mucho más lo que hay que hacer, pero hoy –cuatro años y medio después de llegar al Gobierno- hay 350.000 pobres menos en nuestro país, que tiene tres millones de habitantes.

Cuando llegamos al Gobierno Nacional había 150.000 uruguayos y uruguayas que vivían en la pobreza extrema. Hoy hay 50.000 que nos duelen enormemente, pero hay 100.000 uruguayas y uruguayos que salieron de la indigencia.

Esta es la realidad. No se puede, desde un Gobierno obtener milagros. Los milagros no existen. Se obtiene con trabajo, con dedicación, con atención a los sectores que más lo necesitan. Y creemos que hemos trabajado en esa dirección.

Los uruguayos todos, los uruguayos sin distinción de banderías políticas debemos reconocer que se trata del resultado de un esfuerzo colectivo: a) de los trabajadores, que con empuje y organización han actuado con responsabilidad, priorizando el bien común; b) de algunos empresarios, muchos, que han aportado una y otra vez a emprendimientos e inversiones en nuestro país, y c) al Gobierno, que no ha abandonado un minuto el seguimiento y control de la crisis para que esta impactara de la manera más leve sobre los uruguayos y uruguayas más desprotegidos.

Y el diálogo social, tan frecuentemente promovido por la Organización Internacional del Trabajo, ha sido el motor propulsor en el desarrollo de la política de relaciones laborales a lo largo de estos cuatro años y medio.

Amigas y amigos, es así que los resultados mencionados son pues, producto del esfuerzo de todos y nuestro equipo de Gobierno se siente orgulloso de ello, e insta a los sectores sociales a seguir transitando por este camino, porque juntos, podemos. Sin exclusiones, participando activamente, con todo el aporte positivo que cada uno de nosotros podemos hacer.

Lo hemos reconocido siempre desde el Gobierno Nacional, antes de estar en el Gobierno nacional, cuando fuimos intendente de Montevideo y antes de ser intendente de Montevideo. Con cada uno de los ciudadanos uruguayos, en cada una de las salidas, en cada uno de los contactos, hemos aprendido siempre, y mucho. Y mucho es lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, de las trabajadoras y de los trabajadores uruguayos.

Les deseo un feliz y productivo trabajo en este Seminario, y les agradezco enormemente esta oportunidad que me han dado para poder estar con todos ustedes. Muchas gracias.

   
 
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