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22 de septiembre, 2009

Perspectiva regional

Vázquez instó a asumir nuestros males y elaborar un proyecto latinoamericano propio
El Presidente Vázquez reconoció que en los últimos años la región avanzó en crecimiento económico y reducción de pobreza, producto del rescate de la democracia, de políticas aplicadas y nuevo protagonismo de la sociedad. Los latinoamericanos estamos superando cierta doctrina de la queja, pero solemos inculpar al imperio de turno de nuestros propios males, en lugar de asumirlos y elaborar un proyecto latinoamericano propio, dijo

Si bien considera que los avances logrados son insuficientes, el Presidente Tabaré Vázquez, dejó en claro que quienes sistemáticamente acusan a Latinoamérica de ser un reino de haraganes, ineptos, corruptos y escandalosos, se equivocan.

El Mandatario, en un discurso en la Universidad New School en Nueva York, señaló su confianza en que los latinoamericanos iremos superando la “doctrina de la queja”.

“Los latinoamericanos estamos acostumbrados a echarles las culpas de todos nuestros males al imperio de turno, que fueron los españoles, los portugueses, los ingleses, el imperio americano, y nunca asumimos con seriedad la responsabilidad que tenemos de nuestros propios males, porque no supimos, no pudimos u omitimos elaborar un proyecto político latinoamericano propio, nuestro, para que nuestra gente  viviera mejor”, explicó.

Vázquez consideró que los latinoamericanos pueden y deben hacer las cosas bien. Para ello, en su consideración, no solicitan privilegios, ni caridad, sino que reclaman igualdad de oportunidades.

América Latina ya no es la región menos democrática, ni más pobre del mundo, pero sigue siendo la más desigual.

Uno de los mayores desafíos del progresismo latinoamericano es abatir esa desigualdad, añadió el Presidente.

En otro orden, el Presidente Vázquez sintetizó con algunas cifras las políticas y acciones de su gobierno en materia de equidad e igualdad de oportunidades en el país.

“Estamos trabajando en la superación de viejas desigualdades y en la construcción de una nueva igualdad”, indicó el Mandatario quien aclaró que no es una tarea sencilla, incluso la comparó con la reforma de una casa desde sus cimientos.

Recordó la notoria baja registrada en los índices de pobreza e indigencia durante esta administración. Se refirió al incremento en la inversión social, en infraestructura y servicios consideradas  también políticas sociales.

En cuanto a empleo, la cifra creció en más de 170 mil nuevos puestos de trabajo formales y calificados.

Por otra parte, Vázquez aludió al incremento en el presupuesto nacional dedicado a la educación pública que pasó de 420 millones de dólares en 2004, a 1350 millones de dólares en la actualidad (4.5% del PBI).

Disertación del Presidente de la República, Tabaré Vázquez, en la Universidad New School de la ciudad de Nueva York, EEUU, el 21 de setiembre de 2009

PRESIDENTE VÁZQUEZ: En los últimos años nuestra región registra avances en materia de crecimiento económico y reducción de la pobreza.

Estos avances aún modestos -por cierto- tampoco son casualidad, ni regalo de los Dioses, son productos del rescate de la democracia y la política tras el exilio al que las había condenado el autoritarismo político y el fundamentalismo económico por considerarlas un estorbo para el desarrollo de gestiones de gobierno más sensibles y eficientes, de un nuevo protagonismo de la sociedad en su conjunto y de los distintos sectores de la misma.

Los avances registrados no son suficientes, aún falta mucho, siempre faltará mucho. Pero acaso dos cosas ya están claras en nuestra región.

Primero, quienes sistemáticamente acusan a Latinoamérica de ser un reino de haraganes, ineptos, corruptos y escandalosos están equivocados. O peor aún, pretenden usarla como perchero donde colgar sus propias frustraciones u omisiones.

En segundo lugar, en la medida que superamos ciertas doctrina de la queja, los latinoamericanos estamos acostumbrados a echarles las culpas de todos nuestros males al imperio de turno, que fueron los españoles, que fueron los portugueses, que fueron los ingleses, que es el imperio americano, y nunca asumimos con seriedad la responsabilidad que tenemos nosotros de nuestros propios males, porque no supimos, no pudimos u omitimos elaborar un proyecto político latinoamericano propio, nuestro, para que nuestra gente  viviera mejor.

Los latinoamericanos podemos hacer las cosas bien, debemos hacer las cosas bien. Para ello no pedimos privilegios, ni caridad, sólo reclamamos, porque tenemos derecho a ello, igualdad de oportunidades que los demás.

Amigas y amigos América Latina ya no es la Región menos democrática, ni más pobre del mundo, tal vez por eso se cree que ya no causa tantos problemas, ni genera tantas noticias. Pero hay una noticia,  por así llamarla,  ciertamente problemática. América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo.

Uno de los mayores desafíos del progresismo latinoamericano es abatir esa desigualdad. Si las naciones son construcciones históricas, y yo creo que los son, que son pasado, pero que también son futuro, una de las tareas ineludibles e impostergables es reducir las desigualdades que padecen tantos y que obstaculizan el futuro de todos nosotros los latinoamericanos.

Amigas y amigos, es imposible enumerar en el marco de esta charla todas las políticas y acciones que en materia de equidad e igualdad de oportunidades hemos instrumentado desde marzo de 2005, cuando asumimos la Presidencia de la República a la fecha. Imposible es también dar cuenta de los avances y resultados de cada una de ellas, pero sin perjuicio de ello, muy esquemáticamente les comento que estamos trabajando en la superación de viejas desigualdades y en la construcción de una nueva igualdad.

Por cierto que la tarea no es fácil, ni resuelve los problemas de la noche a la mañana, es tan compleja como reformar una casa desde sus cimientos y estructura sin desabitarla, pero algunos resultados ya son evidentes y firmes en nuestro país.

En primer lugar, en el año 2005 cuando asumimos el gobierno, el 31.9% de los uruguayos, el 32% de los uruguayos vivían en condiciones de pobreza y el 3.9%, el 4% eran indigentes, vivían en la pobreza extrema.

Hoy mediante un sistema de programas para atender la emergencia y promover la equidad social, la pobreza se ubica en poco más del 20%, y la indigencia en 1.5%. Falta mucho, es cierto, pero falta menos.

En segundo lugar, en el año 2004 la inversión social representaba el 25% del presupuesto anual del Estado. Este año representa prácticamente el doble, el 49%.

A este aumento podría sumarse la inversión en infraestructura y servicios porque construir calles y carreteras o extender las redes de alcantarillado y alumbrado o mejorar los servicios de transporte también son políticas sociales.

En tercer lugar, hay dos excelentes políticas públicas a favor de la igualdad en las que también estamos avanzando y que son la educación y el empleo.

Desde 2005 a la fecha, se han creado más de 170 mil nuevos puestos de trabajo en nuestro país. Esta cifra es irrisoria en un país de 200 millones de habitantes como es éste, pero téngase en cuenta que la población total del Uruguay apenas alcanza los 3.500.000 habitantes.

Pero además, los puestos de trabajo que se han creado son formales y mayoritariamente calificados. El presupuesto nacional dedicado a la educación pública ha pasado de 420 millones de dólares en 2004, cuando asumimos en 2005 a 1350 millones de dólares lo cual equivale al 4.5% del PBI uruguayo en educación pública.

Si le sumamos la educación privada que existe en nuestro país, el Uruguay debe estar próximo o algo superior al 6% del PBI dedicado a la educación.

   
 
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