T.V. en el “Albert Einstein”
Dijo que ignorar la dignidad de la gente es la ruina de
la libertad y de la democracia
El Presidente Vázquez en el Instituto
“Albert Einstein” sostuvo que vivir dignamente no es
ninguna ciencia y que la ciencia no es ajena a esa
dignidad, sin la cual la vida es apenas una agobiante
espera de la muerte. Explicó que su Gobierno estudia la
realidad del país, la analiza, fija procedimientos e
instrumentos para mejorarla, asumiendo competencias y
responsabilidades para que Uruguay avance sin que nadie
quede atrás
El Presidente de la República, Tabaré
Vázquez, realizó una exposición ante las autoridades,
académicos y estudiantes del Colegio de Medicina,
Departamento de Neurociencia del “Instituto Albert Einstein”
en Nueva York.
En su alocución, tras agradecer la
hospitalidad y expresar su emoción por compartir ese
momento con colegas, incluso algunos uruguayos, recordó la
importancia de los valores humanos en la medicina. “La
ciencia sin conciencia es la ruina del alma”, dijo.
Vázquez aseguró que esto es aplicable a
la gestión de gobierno, teniendo en cuenta que ignorar la
dignidad de la gente es la ruina de la libertad y la
democracia.
“No me corresponde a mi como Presidente
de la República decir si el sistema de políticas que se
está instrumentando en Uruguay para mejorar la vida de la
población y en especial en los sectores más vulnerables y
desposeídos de la misma, es científico o no”, dijo, pero
aclaró que aborda clínicamente la realidad.
En ese sentido, Vázquez alegó que su
gobierno está haciendo lo que prometió hacer, está
procesando cambios que en algunos casos responden a
situaciones de emergencia.
El Mandatario calificó estos cambios
como “progresivos y homeostáticos”, y recordó que no se
trata de un proyecto accidental o improvisado. No es
neutral pero tampoco arbitrario.
Expresó que su gobierno apoya más a los
que menos tienen, por convicción ética y responsabilidad
social –y no por resentimiento u odio a los que más tienen-
aclaró.
“No pretendemos quedar bien con todos
por igual, pero queremos que el Uruguay avance sin que
nadie quede atrás, ni tenga que renunciar a lo que es. No
nos asusta la diversidad, ni la libertad de cada uno. Pero
queremos justicia e igualdad de oportunidades para todos”,
enfatizó.
Por otra parte, Vázquez indicó que no
olvidan ni niegan el pasado, por el contrario, promueven
llegar a la verdad y dar paso a la justicia respecto a
hechos del pasado reciente en nuestro país.
De todas formas, sostuvo que apuestan a
vivir el presente de cara al futuro. “Gobernar no es una
ecuación, es más bien un testimonio”, finalizó diciendo
Vázquez, quien instó a todos a ser mejores ciudadanos, dado
que esa es la condición esencial, “tan fundamental como el
aire que respiramos”.
Palabras del Presidente de la
República, Tabaré Vázquez, en el Colegio de Medicina
“Albert Einstein” en Nueva York, el 22 de setiembre de
2009.
PRESIDENTE VÁZQUEZ: Amigas y amigos,
directivos de esta casa de estudios, estudiantes. No sé si
lograré pero deseo que las primeras palabras de esta
intervención expresen mi agradecimiento y mi emoción.
Agradecimiento al Colegio de Medicina
“Albert Einstein” por su invitación que me honra como
gobernante, como científico y como ciudadano identificado
con los valores y principios de esta prestigiosa
institución de educación e investigación.
Agradecimiento a todos ustedes por el
afecto con que me han recibido, créanme que aquí entre
ustedes estimados compañeros de oficio médico me siento
como en casa.
Emoción por encontrar entre ustedes a
varios compatriotas. Los uruguayos somos pocos pero
bastante andariegos, cuanto más andamos por el mundo más
uruguayos nos sentimos, y porque conocemos el lado oscuro
de las peregrinaciones obligadas nos ilumina tanto
encontrarnos o reencontrarnos.
Emoción por estar en una institución que
lleva el nombre nada menos que de Albert Einstein. A este
hombre podría aplicársele aquel breve pero formidable verso
de la poetisa uruguaya Idea Vilariño, cuando decía:
“Inútil decir más, nombrarlo alcanza”. ¿Qué decir de Albert
Einstein que ya no se haya dicho? Nombrarlo alcanza.
Amigas y amigos, ciertamente la ciencia
sin conciencia es la ruina del alma. No hay base científica
sin valores humanistas. El Código de Nuremberg (1947) la
Declaración de Helsinki (1964) y sucesivos pronunciamientos
de la Asociación Médica Mundial, por citar apenas algunos
casos referidos a nuestra profesión nos lo recuerdan.
Y ello también es válido para la
actividad política y la gestión de gobierno. Ignorar la
dignidad de la gente es la ruina de la libertad y de la
democracia.
Vivir dignamente no es ninguna ciencia,
pero la ciencia no ha de ser ajena a esa dignidad sin la
cual la vida es apenas una agobiante espera de la muerte.
No me corresponde a mi como Presidente
de la República, decir si el sistema de políticas que se
está instrumentando en Uruguay para mejorar la vida de la
población y en especial en los sectores más vulnerables y
desposeídos de la misma, es científico o no. Sobre eso
pueden opinar mejor, o por lo menos decir más nuestros
amigos los cientistas y comunicadores sociales. Lo que sí
puedo transmitirles es que abordamos la realidad
clínicamente, al decir de Pierre Rouviere, que justo es
decirlo no era médico. Esto es, la estudiamos, la
analizamos, fijamos procedimientos para mejorarla y los
instrumentamos asumiendo las competencias y
responsabilidades del caso.
En tal sentido, estamos haciendo lo que
prometimos hacer. Nosotros cuando prometemos, nos
comprometemos, y los compromisos los cumplimos.
En el Uruguay prometimos cambios y
estamos procesando cambios que en algunos casos responden a
situaciones de emergencia, la pobreza no espera, en otros
casos a transformaciones estructurales de mediano y largo
plazo.
Los cambios en curso son progresivos y
homeostáticos.
Nuestro proyecto no es accidental o
improvisado, pero tampoco es el plano inmodificable del
paraíso.
No es un proyecto neutral, ¿se puede ser
neutral ante la angustia de los semejantes? Pero tampoco es
arbitrario.
Apoyamos más a los que menos tienen por
convicción ética y responsabilidad social, no por
resentimiento u odio a los que más tienen.
No pretendemos quedar bien con todos por
igual, pero queremos que el Uruguay avance sin que nadie
quede atrás, ni tenga que renunciar a lo que es.
No nos asusta la diversidad, ni la
libertad de cada uno. Pero queremos justicia e igualdad de
oportunidades para todos.
No olvidamos ni negamos el pasado, por
el contrario, promovemos llegar a la verdad y dar paso a la
justicia respecto a hechos terribles del pasado reciente de
nuestro país. Pero vivimos el presente de cara al futuro.
Por eso también dedicamos especial atención y apoyo al
principal patrimonio que tiene cualquier país, sus niños,
sus jóvenes, ellos son nuestra mejor garantía de futuro.
Claro que nada de esto es sencillo, ni está libre de
obstáculos y errores.
Gobernar no es una ecuación, es más bien
un testimonio. No es esta una definición muy exacta de
Gobierno, pero tampoco el oficio que comparto con ustedes
es -valga la redundancia- una ciencia exacta.
Yo no tengo vocación de profeta, ni de
héroe, ni de estatua, ni me considero ejemplo de nada. En
todo caso “no paso de ser yo y mis circunstancias” al decir
de Ortega y Gasset.
Pero desde esas circunstancias, me
permito muy modestamente invitarlos a ser cada día no sólo
mejores médicos, sino también mejores ciudadanos, porque
eso somos por encima de diplomas o cargos, somos
ciudadanos. Y esa condición que a muchos parece trivial,
aburrida e insignificante, es en realidad tan fundamental
como el aire que respiramos. |