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29 de septiembre, 2009

Soberanía energética

ANCAP introduce biocombustibles para sustituir el petróleo por producción nacional
En el Foro de Biocombustibles, el presidente de ANCAP, Germán Riet, destacó que este gobierno busca desde 2005 cambiar la matriz energética del país, disminuyendo el consumo del petróleo. Para ello, se aprobó un proyecto de ley –con alto consenso político- que permite la elaboración de biocombustibles con materias primas orgánicas nacionales. Hacia fin de año se comenzará a sustituir 2% del gasoil y 5 % de las naftas.

En el Ballroom del Hotel Radisson, se realizó el primero de varios Foros sobre  Biocombustibles, a los que asistirán distintos sectores de personas involucradas con el tema. En esta ocasión participaron técnicos en la materia y más adelante lo harán talleristas y representantes de las marcas de autos existentes en el Uruguay, a quienes se les explicará el proceso de introducción de biocombustibles en el país.

Desde 2005, Uruguay desarrolla cadenas agroindustriales en la búsqueda de un cambio en la matriz energética, generando nuevas fuentes de trabajo e incorporando nuevas tecnologías, que disminuyan el consumo del petróleo, las emisiones que producen el efecto invernadero y los efectos nocivos sobre la salud.  

El presidente de ANCAP, Germán Riet, encargado de realizar la apertura del Foro, calificó de trascendental el hecho de introducir la generación de biocombustibles en la matriz energética del país.

 Este acontecimiento se realiza en un marco mundial de globalización, que provoca el desarrollo simultáneo de los países. A su entender, el petróleo que queda en el planeta abastecerá el mercado por unas pocas décadas más, por lo cual se considera que la “civilización del petróleo” ha empezado a declinar.

 Otro factor decisivo lo constituye la crisis medioambiental por la que atraviesa el planeta, que ha obligado al mundo entero a plantearse nuevas estrategias energéticas. En este contexto, Uruguay puede considerarse afortunado, porque pertenece a la región del mundo con más reservas energéticas de distintos tipos, pero a pesar de que se produce más energía de la que se consume, la mayoría de los países de la región viven crisis energéticas profundas.

 Esta situación fue cuestionada durante los últimos 50 años, pero hasta el momento muchos modelos de desarrollo e integración fracasaron por distintos factores, económicos y políticos. En este sentido, recordó que en los años 90 se intentó introducir el gas natural al Uruguay, pero se convirtió en otro acto fallido y provocó grandes pérdidas económicas.

Al respecto, el Presidente de ANCAP indicó que este tema tiene antecedentes históricos y el gran autor intelectual que propuso la creación de una empresa energética nacional  de combustibles fue José Batlle y Ordoñez; posteriormente, Luis Batlle Berres, planteó la necesidad de contar con un carburante nacional de origen agrícola.

Actualmente, la matriz energética uruguaya tiene una alta dependencia del petróleo, aunque buena parte de su generación eléctrica es de origen hidráulico. La irregularidad de este recurso, provocado por las sequías cada vez más frecuentes en el país, estimuló  una  inversión de emergencia en la zona denominada “Punta del Tigre”, donde se recurrió a turbinas que funcionan actualmente con gasoil pero a futuro se prevé que lo hagan con gas natural. También,  se invirtió en un parque de motores ubicados en la Central Batlle que comenzarán a funcionar a fin de año.  

Riet destacó, que paralelamente se introdujeron otros recursos como la energía eólica, biomasa y residuos de biomasa, que, en base a una política definida por el Poder Ejecutivo, comenzaron a cambiar la matriz energética básica nacional, llegando a la inclusión de los biocombustibles.

 En ese sentido, señaló que en 2005 el Gobierno presentó ante el Parlamento un proyecto de ley para producir etanol y biodiesel, producidos con materias primas orgánicas nacionales. La elaboración se lleva a cabo a partir de dos grandes cadenas agroindustriales, siendo una ALUR,

 -emprendimiento  agroenergético alimentario- que se encarga de la producción de etanol, azúcar, energía eléctrica y ración para ganado. La otra se dedica a  elaborar biodiesel y harina para la producción animal. Con ambas, se estimula la producción agrícola y se le otorga trabajo a 2.700 personas.

Riet destacó especialmente que este proyecto de Agrocombustibles contó con la aprobación de todos los partidos políticos, por lo cual puede considerarse como una “política de Estado”. También subrayó que el país apostó a su propia producción, porque a pesar de tener propuestas privadas muy importantes para sembrar caña de azúcar en Bella Unión, ANCAP decidió hacerse cargo del proyecto- actualmente junto a PDVSA- apostando al mediano y pequeño productor –hoy, 400 productores- y al asentamiento de las familias en el campo.  Aclaró también que  ANCAP lidera este proceso, no lo monopoliza. 

Añadió que la elaboración del biodiesel es más compleja por lo cual necesitó de la implementación de una nueva cadena. Con ese objetivo, el Ente petrolero se asoció con la empresa aceitera COUSA, y allí se instalaron –con un ahorro de U$S 40 millones- plantas modulares cuyo valor aproximado fue cercano a los U$S 5 millones.

Hacia fin de año se prevé comenzar a sustituir un 2% del gasoil y 5% de las naftas, a lo que también debe añadírsele que se sustituirán exportaciones de forraje y de alimentos humanos.

Para el 2010 y 2011 se estima alcanzar un ahorro en este tipo de exportaciones de U$S 60 o U$S 70 millones anuales, en unas 120 mil hectáreas de producción.

Riet finalizó su exposición, aclarando que este emprendimiento no se contrapone con otros usos productivos que se le da a las tierras, sino que se apuesta a la integración en la cadena agrícola. En ese sentido, se prevé a futuro, de continuar y avanzar en la asociación con la empresa COUSA, producir otro tipo de energía como la electricidad. Asimismo comentó que con este nuevo modelo de gestión también se incluye una apuesta a la investigación y al avance mediante convenios realizados con institutos como el INIA y la UDELAR. Recientemente ANCAP y  UTE y  invirtieron U$S 3 millones en la ANII, para la generación de nuevos proyectos de investigación y tecnologías nacionales.

   
 
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