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8 de diciembre, 2009
Ecuador: Nueva arquitectura financiera internacional con la meta de reducir efectos negativos de crisis
El Embajador y Vicecanciller de Ecuador, Lautaro Pozo Malo, reafirmó la importancia que se atribuye al MERCOSUR de apegarse al derecho internacional, mantener su vocación latinoamericana a favor de los pueblos, así como de favorecer a los sectores sociales más vulnerables. Abogó por el financiamiento de proyectos de desarrollo; el respeto por acuerdos para reducir la deuda ecológica; y estimular la memoria de los pueblos.

Palabras del Vicecanciller de la República de Ecuador, Lautaro Pozo Malo, en ocasión del XXXVIII Cumbre de Presidentes del MERCOSUR, celebrada el 8 de diciembre de 2009.

VICECANCILLER DE ECUADOR LAUTARO POZO MALO: Muchas gracias, Señor Presidente. Efectivamente, tenemos un vuelo un poco anticipado para regresar al Ecuador. Quiero saludarlo a usted, Señor Presidente, en nombre del Señor Presidente del Ecuador, le traigo un saludo muy especial al igual que al Presidente Mujica.

El Ecuador saluda las recientes elecciones en Uruguay y en Bolivia que reafirman el proceso democrático en la región. La elección del Presidente Mujica y la reelección del Presidente Morales constituyen la expresión decidida de avanzar hacia la consolidación de sociedades más justas y equitativas, y de promover gobiernos progresistas, soberanos y democráticos.

Fiel a sus convicciones de legitimidad democrática el Ecuador no reconoce los resultados de las elecciones del 29 de noviembre en Honduras. El desarrollo de elecciones bajo la égida de un gobierno de facto constituye un precedente nefasto para la región, por lo que es indispensable que en ése hermano país se restablezca el orden constitucional y el Estado de Derecho.

El Ecuador, Señor Presidente, concurre a ésta Cumbre en reafirmación de la importancia que atribuye al MERCOSUR y de su determinación de participar en el seno de este mecanismo de integración.

En este espíritu ha adherido a instrumentos relativos a varias materias. El compromiso de Ecuador con el MERCOSUR se fundamenta en el objetivo de paz y de apego al derecho internacional y su vocación latinoamericana en favor de los pueblos y en especial de los sectores más vulnerables. La integración con América Latina, Señores, es parte de un mandato constitucional irrevocable aprobado en el Ecuador el año pasado.

En el marco de una política que reafirma el concepto de soberanía el Ecuador proscribe para siempre la entrega a intereses foráneos de nuestra zona sudamericana de paz. Por ello, el Ecuador subraya la aprobación hace pocos días en Quito por los Ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de la UNASUR, con motivo del acuerdo celebrado entre Estados Unidos y Colombia, del mecanismo de medidas de fomento de la confianza y seguridad que constituye un hito trascendental establecer un nuevo reracionamiento en el ámbito de la seguridad para los países de la región.

Esta reunión se enmarca en un escenario complejo e inestable principalmente a causa de la continuación de la crisis económica y financiera mundial, cuyas consecuencias seguimos sintiendo con severidad. Esto se debe a la pretensión de los países desarrollados de transferir sus costos a los países de menor desarrollo económico. Sabemos, sin embargo, que toda crisis si bien presenta graves riesgos para nuestros pueblos, en especial para los segmentos de menores ingresos, también ofrece oportunidades. Es en este sentido que el Ecuador ha venido impulsando en los foros regionales y mundiales una nueva arquitectura financiera internacional que ha sido avalada por la Comisión de Expertos presidida por el Premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz, y que fue objeto de amplia y sustancial discusión durante la Conferencia de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre el impacto de la crisis económica y financiera celebrada en junio pasado.

Hemos propuesto simultánea y paralelamente, conforme a las realidades políticas y económicas de cada región, profundizar la integración de espacios de soberanía monetaria y financiera supranacionales capaces de reducir los efectos perversos que sufren nuestras economías por su vinculación con el sistema financiero internacional. Hemos sido entusiastas participantes de la creación del Banco del Sur, cuyo convenio constitutivo se suscribió en setiembre del presente año.

Esta institución financiera que capitalizará los recursos de los países de la región, análoga al Banco Mundial y dirigida por los gobiernos latinoamericanos, contribuirá a mejorar el objetivo de financiar proyectos de desarrollo para mejorar nuestra competitividad sistémica, la conectividad entre nuestros países y el bienestar de nuestros pueblos.

Sobre la base de la propuesta ecuatoriana en el seno del ALBA se acordó en octubre del 2009 la creación del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE) sistema no monetario común que iniciará con una divisa electrónica capaz de facilitar los intercambios regionales mediante un mecanismo de compensación de pagos en moneda local. Instamos a los Estados partes del MERCOSUR y Estados Asociados a considerar con mayor atención el alcance de la propuesta para una nueva arquitectura financiera y la del SUCRE, mecanismo que también podría contribuir a la reducción de las asimetrías que subsisten en nuestra región.

Del mismo modo hemos saludado la iniciativa del MERCOSUR de constituir Fondos de Convergencia Estructural, en lo que concierne al Ecuador esas asimetrías irán convaleciendo parcialmente con acciones en materia de desgravación unilateral como aquellas convenidas en el 2007 entre el Ecuador con Argentina y Brasil. Su finalidad es promover relaciones bilaterales más dinámicas y equitativas. Confiamos en que el proceso finalmente concluya con las correspondientes protocolizaciones en la Secretaría de la ALADI.

La crisis que enfrentamos, además de hacer evidente la inviabilidad del capitalismo como modelo económico, pone de manifiesto los desequilibrios en las relaciones entre sociedad, naturaleza y economía. Uno de los ejemplos más evidentes de ese desequilibrio es el cambio climático: la preservación y protección del ambiente es una necesidad de nuestros pueblos y muy particularmente de nuestras poblaciones indígenas. No podemos aceptar ingenuamente las lecciones desde afuera sobre lo que debemos hacer en el campo ambiental, lecciones de países donde el consumo per cápita de energía y de materiales y, por tanto, la producción de gases de efecto invernadero es desproporcionadamente alto. Más bien debemos concentrarnos en nuestras propias y mejores prácticas, muchas de ellas ancestrales y promotores de ecológicos pioneros.

Del exceso de emisiones per cápita deriva una responsabilidad histórica y actual que debe calcularse y concretarse; los pasivos ambientales, las externalidades negativas, las deudas ecológicas, si las deudas de carbono o climáticas deben ser primero reconocidas y segundo pagadas. Somos países cuyas emisiones están históricas y actualmente por debajo del promedio mundial per cápita, sin embargo, nos vemos ya perjudicados y agredidos como es el caso de los países andinos cuyos glaciales lentamente desaparecen.

Este reclamo de la deuda ecológica ayudará a los países, cuyas emisiones per capita han sido y son desproporcionadamente altas, admitir que no sólo deben reparar los daños y afrontar sus pasivos ambientales, sino que deben restringir emisiones. El reclamo de la deuda climática o deuda del carbono debe ayudar a alcanzar un acuerdo internacional en Copenhague.

El Ecuador va incluso más allá que el reclamo de la deuda ecológica. Quemar las reservas de carbón, petróleo y gas al ritmo actual en el mundo lleva a un desastre climático por lo que hemos propuesto dejar en el suelo el petróleo del yacimiento Yasuní Teté -es decir, 850 millones de barriles- para evitar emisiones de dióxido de carbono, con lo que se preservará la biodiversidad única en el territorio amazónico y se respetarán los derechos humanos de sus habitantes indígenas.

Hemos pedido que los gobiernos y organizaciones de otros países, también los ciudadanos que lo deseen, contribuyan a este esfuerzo cubriendo la mitad del costo de oportunidad -es decir, lo que el Ecuador deja de ganar- a un fideicomiso con garantía nacional del PNUD a punto de constituirse. Los ingresos se dedicarán a financiar la indispensable transición energética en nuestro país.

Este año en que culmina en varias repúblicas latinoamericanas las celebraciones por el bicentenario el Ecuador quiere subrayar la gesta del 10 de Agosto de 1809 que constituyó el primer grito de Independencia, y que constituye para el Ecuador una oportunidad para estimular en la comunidad la memoria del reconocimiento de los esfuerzos de los pueblos, las naciones y las colectividades a lo largo de la historia.

En consecuencia, a los 200 años de los primeros gritos libertarios en América el momento es oportuno para reafirmar nuestro firme compromiso de continuar avanzando hacia una plena independencia, la liberación, la autodeterminación y la unión que reclaman los pueblos de nuestra América y el Caribe. Muchas gracias, señor Presidente.

   
 
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