1º
de marzo de 2001.
Señor
Presidente de la Asamblea General Don
Luis Hierro López Señor
Presidente:
De acuerdo a lo que establece la Constitución de la República,
venimos a cumplir con el deber de dar cuenta a la Asamblea General del
Poder Legislativo del estado de la República, así como de aquellas
mejoras y reformas que se consideren dignas de la atención de la
Honorable Asamblea.
El año que ha concluido fue para el Uruguay, así como el anterior, un
año de prueba. El país vivió o mejor dicho, sufrió, el embate de
condiciones adversas que enfrentó con éxito, con la colaboración y
participación decidida del pueblo de la República.
Fueron adversas las condiciones climáticas, la suba de la tasa de interés,
las que comenzaron a hacerse presentes en nuestro país con los cambios
financieros ocurridos en la región a principios del año 1999, también
lo fueron los precios de los productos principales que el
país exporta, así como llegaron a extremos no pensados los
valores internacionales del petróleo. De igual forma, fueron adversos
los resultados fiscales, debidos, no solamente a los factores
enumerados, sino a la necesidad que tuvo el estado de restringir los
gastos, de disminuir las inversiones, de hacer una política de control
de la administración para estar a tono con la situación que la República
estaba atravesando. Estas circunstancias se vieron agravadas por el
tremendo impacto negativo sobre nuestra producción cuando, en el mes de
octubre, el país vio con zozobra cómo se ponía en peligro su condición
de libre de aftosa sin vacunación.
El Gobierno siente que debe reiterar una reflexión consignada
anteriormente: todo esto pudo ser sobrellevado, gracias a la comprensión
de las circunstancias que el país vivía, exhibida por el pueblo del
Uruguay. Su sentido de responsabilidad, su información sobre los hechos
que ocurrían, su capacidad de comprensión, fue central para que el
gobierno pudiera desarrollar las tareas que nos han permitido, al
finalizar esta dura jornada, encontrarnos viviendo con la estabilidad
social, que caracteriza y distingue desde siempre a nuestro país.
Ello ha hecho posible mantener las variables macroeconómicas
esenciales, desde las que, en el correr de este año 2001 la nación
puede comenzar a mejorar el perfil de su economía y por ende recibir la
sociedad, el beneficio que ello supone. Hemos mantenido un nivel de
inflación que nos asegura el ser un país confiable, en condiciones de
retomar el ritmo de crecimiento que en un promedio de 3.4 por ciento
esta nación mantuvo entre 1984 y 1998, cosa que le permitió duplicar
sus ingresos cada veinte años.
Más allá de estas apreciaciones generales y por conducto de las
distintas Secretarías de Estado, la Asamblea General del Poder
Legislativo recibirá la información pormenorizada de lo llevado a cabo
en el año. El Poder Ejecutivo entiende que le es permitido, hacerle
llegar al Poder Legislativo algunas reflexiones que considera
importantes en lo que hace a lo acontecido
en este lapso.
En primer lugar, tal como se señaló el 1ro. de marzo, es asunto
prioritario para los uruguayos buscar, con la colaboración y
participación de todos, los caminos que sellen para siempre la paz y
consagren la armonía entre nosotros. En ese contexto, el Poder
Ejecutivo tuvo la fortuna de poder contribuir a resolver algunas
situaciones, que desde tiempo atrás venían siendo objeto de la
preocupación de los ciudadanos, tal el caso de la joven nieta del poeta
argentino Juan Gelman, así como lo relacionado con la identidad de
quien se suponía era el joven Simón Riquelo. Estas y otras
circunstancias determinaron la constitución de la Comisión para la
Paz, integrada por ciudadanos que actuando con responsabilidad y
prudencia trabajan en pos de ese propósito. La ciudadanía y el
Gobierno confían en su gestión. Esa Comisión, así como todo el país,
ha sufrido la triste pérdida del sacerdote jesuita Luis Pérez Aguirre,
quién representó en esta tarea uno de los más sólidos pilares
morales, contribuyendo con capacidad y sensibilidad a alcanzar estos
objetivos de paz.
Otro de los puntos centrales que el Gobierno desea destacar es el que
tiene que ver con la conducta del pueblo del Uruguay y de sus técnicos
y autoridades en el episodio de la fiebre aftosa, declarada el mes de
octubre en la frontera con la República Federativa del Brasil, en el
Departamento de Artigas. La rapidez y eficacia con que los medios técnicos
actuaron, el apoyo inmediato de la Fuerzas Armadas de la República, la
comunicación que se le hizo a todos los países con los cuales tenemos
relaciones comerciales en el asunto carne, para que ellos supieran de
nosotros el estado en el cuál habíamos caído; el hecho de tener el
Uruguay lo que hoy se conoce como trazabilidad en los ganados,
sistema incorporado por ley a nuestro país desde hace 30 años,
nos permitió, no sólo conjugar este problema con rapidez y eficacia,
recuperando nuestra condición y nuestros mercados, sino además
ratificar ante el mundo la seriedad y responsabilidad con que actúa el
Uruguay.
El Poder Ejecutivo cree que decir la verdad, tanto en ésto, como en
todos los casos, es algo
que hace a la identidad nacional, que ratifica y consolida el prestigio
de la República, y que ello debe aplicarse, con el alcance con que
nuestras fuerzas lo puedan llevar a cabo, a todas las áreas de la vida
nacional.
Ello nos ha permitido recuperar mercados, consolidar nuestra condición
sanitaria y al mismo tiempo, con la ayuda de una primavera y de un
verano muy propicios, tener la certeza de que el año al cual el país
se asoma, será nuevamente uno de producción creciente, condiciones
mejores del mercado y por lo tanto adecuado para aplicar con eficiencia
los conocimientos y tecnologías que, conjuntamente con el Plan
Ganadero, nos permitan un crecimiento sustantivo en la producción
primaria uruguaya y su consiguiente industrialización.
En ese orden de buscar claridad y verdad el Gobierno inició y continuará
con los esfuerzos adecuados para eliminar el daño, que a nuestro
comercio legal y a nuestra economía, le produjeron las diferencias
cambiarias ocurridas en el Brasil a partir de 1999. Esa tarea, que
reclama una revisión profunda de las normas existentes en la Dirección
de Aduanas, como en la Dirección General Impositiva y el cruzamiento de
informaciones con el Banco de Previsión Social, nos permitirá mejorar
la recaudación del Estado, para
no tener necesidad de nuevos impuestos, ya altos en el Uruguay, de
manera que todos cumplamos con las obligaciones tributarias en pie de
igualdad.
El 1ro. de Marzo, en
oportunidad de dirigirnos a esta Asamblea, manifestamos la necesidad de
que nuestro país asuma un compromiso con la realidad en la que vive, y
que ello nos llevaría de la mano a procesar cambios muy profundos en la
sociedad uruguaya, en las funciones que cumple el Estado, así como en
la naturaleza de las distintas acciones financieras, comerciales e
industriales que el Estado practica a través de sus Entes Autónomos y
Servicios Descentralizados. En las dos Leyes de Urgencia, así como en
los Decretos de desregulación, y en la Ley de Presupuesto, se han
incluido normas que procuran atender esta realidad. El Poder Ejecutivo
entiende que éstos son algunos de los pasos que el Uruguay debe dar,
para poder, no solamente competir con éxito en un mundo difícil, sino
además para mantener, profundizar y consolidar el nivel de justicia y
equidad social que ha distinguido siempre a esta nación.
El tiempo de los países parapetados detrás de altas barreras
arancelarias, alentando desarrollos agropecuarios e industriales, públicos
o privados, ha pasado.
Hoy se necesitan economías de escala, asociaciones empresariales,
tecnología de punta, para competir, ya sea en la región o en el mundo.
Buena parte de nuestra industria privada ha debido ajustarse a esta
realidad. Los servicios del Estado aún no han realizado adecuadamente
ese proceso. Con ese propósito, será imprescindible que nuestro país
analice las disposiciones constitucionales que tienen que ver con los
Entes Autónomos y Servicios Descentralizados. Con organizaciones,
grandes para el mercado nacional, pero pequeñas comparadas con las de
la región, y aún menores a nivel continental o global; dirigidas por
ciudadanos en muchos casos sin experiencia en negocios tan complejos;
desarmadas por las rigideces que las leyes le imponen a su administración;
con gerentes y mandos medios acostumbrados por años a no tener
necesidad de tomar en cuenta al mercado; enfrentan una situación que
difícilmente podrán superar con éxito si no removemos estos obstáculos.
Encarar estas reformas es tarea, además de urgente, común a todos los
uruguayos. A quienes más
les debe interesar es a los funcionarios de estas organizaciones,
particularmente a sus mandos técnicos, concientes del debilitamiento de
las instituciones a las que pertenecen y quieren. No cambiar es
retroceder. Darle la espalda a esta realidad es casi tanto como
condenarlas a su fracaso.
El Poder Ejecutivo procurará encarar y resolver estos problemas, dando
cuenta y participando de sus propósitos a
todos los partidos políticos de la República,
como es su obligación. Sintiendo que esta circunstancia está
colocada por encima de las ideologías, de los partidos e inclusive por
encima de los funcionarios que conviviendo por años en su trabajo con
estos organismos, los
quieren y forman parte de su vida. Es para defender ese amor y esa vida
que debemos adaptarlos a competir en el mundo de hoy.
Como lo dijimos el 1ro. de Marzo, este es un desafío que el tiempo nos
impone, que va mucho más allá y no está atado a la decisión de
personas o partidos, sino que es un desafío que golpea, reitero,
nuestras puertas y nos dice con claridad “o nos adaptamos al mundo o
el mundo nos dejará atrás”.
El Gobierno de la República mantiene una intensa y creciente relación
de trabajo con los
distintos centros de formación de la Nación, tanto aquellos que
corresponden a la
Universidad de la República o los que maneja la ANEP, cómo los que
desarrollan su actividad en la educación privada. Existe un nivel de
relacionamiento creciente y provechoso, que se ejemplifica no solamente
en los niveles asignados en el Presupuesto a la educación,
en momentos difíciles para la vida económica y financiera de la
República, sino que además muestra ejemplos muy claros con temas
concretos de creciente trabajo en común entre el Estado y la
Universidad, en asesoramientos, consultorías, en actos por los que se
le ha cedido a la Universidad áreas para la investigación y el
compromiso que hemos asumido de profundizar esta tarea en el futuro. El
Gobierno entiende que el conocimiento está en la base del crecimiento y
de la libertad. Haremos todos los esfuerzos para mejorar los niveles
educativos del país, teniendo siempre presente, que un porcentaje muy
alto de nuestros niños nacen en los hogares más débiles.
El Poder Ejecutivo ha procurado, por la vía de
medidas administrativas reclamadas por los exportadores del
software, así como con la creación de la Comisión para la Nueva
Economía, y su participación en simposios que estimulen estas
actividades, de apoyar los esfuerzos que le han permitido al Uruguay ser
conocido y respetado en el Mercosur, al tiempo que sus productos son
aceptados por los más exigentes mercados internacionales.
El Uruguay puede transformarse en la región en un centro de actividades
de tecnología avanzada, así como exportador de servicios. Tiene
capital humano dentro y fuera del país, que incorporado a las distintas
áreas, a la vida y producción nacional, le permitirán crecer, así
como abrir nuevas y exitosas oportunidades de trabajo.
En el Uruguay la desocupación puede y debe ser reducida con una economía
abierta, con un estado moderno, con educación, ciencia y cultura.
Uruguay tiene que producir, vender y ser en todas sus actividades
natural y excelente. Serlo, importa además,
asumir que en la vida, tanto las personas como las sociedades, al
tiempo que tienen derechos, tienen deberes. Si atendemos, tanto a unos
como a otros, tendremos un
país mejor. Dificultades de carácter instrumental y legal han demorado mucho más de la cuenta las tareas a la que nos hemos comprometido, referidas a resolver los asentamientos ubicados en los suburbios de diferentes ciudades del país. Los departamentos de Salto y Rivera han recibido los primeros contratos. Esperamos que este año, resueltos los obstáculos legales y administrativos, podamos invertir una cifra del orden de los 18 millones de dólares en la corrección de los asentamientos y con ello mejorar la vida familiar, que sigue siendo el cerno de la estructura de la sociedad. Proteger la familia y proteger la vida desde el embarazo de la madre es condición para una sociedad estable, en donde la felicidad no sea solamente la consecuencia de obtener los medios materiales necesarios para vivir sino que, además, se asiente, de manera esencial, en valores que permitan asegurarnos una convivencia de paz y armonía.
El
Poder Ejecutivo ha tenido el honor de participar en el orden regional e
internacional, en las reuniones del MERCOSUR y del Grupo de Río. En
cuanto al MERCOSUR el Poder Ejecutivo ha insistido en forma reiterada en
la necesidad de constituir y conformar instrumentos institucionales que
consoliden su funcionamiento. Una Secretaría Técnica y Tribunales
Arbitrales permanentes, que nos permitan resolver con objetividad las
diferencias comerciales, que en los últimos meses en forma creciente
han generado obstáculos en la aplicación de los principios que dieron
origen al Tratado de Asunción. Los esfuerzos del Uruguay siguen
orientados, a alcanzar estos objetivos. Asimismo en todos los casos en
que le ha tocado a Uruguay participar en estos eventos, la representación
de nuestro país ha respetado, no solamente lo que son nuestras
tradiciones en materia internacional, sino lo que tiene cada día mayor
consistencia y que es el concepto de que las relaciones internacionales
forman parte de una política de Estado.
El Uruguay ha seguido esa política en todas las ocasiones que le ha
tocado actuar, tanto a sus parlamentarios, como a los representantes del
gobierno, al integrar y formar parte de las distintas organizaciones
internacionales.
El Poder Ejecutivo expresa en el orden internacional su firme decisión
de buscar mercados para lo que el Uruguay produce. Con ese propósito
hemos manifestado nuestra decisión de participar en las negociaciones
iniciadas hace años para consagrar una asociación de libre comercio
desde Alaska a Tierra del Fuego. Siendo que toda negociación supone
dificultades relativas a superar políticas locales o nacionales que
traban esos acuerdos, el Gobierno entiende que el obtener acceso a los
mercados, cuando ellos además son de la dimensión del que constituyen
Canadá, Estados Unidos y México, significa acceder a posibilidades que
hoy, lamentablemente, no se dan, como en el siglo pasado, en el mercado
europeo. Uruguay, con una población y una cultura que mantiene
sus profundos vínculos con las naciones europeas, abierto a la
inversión en nuestro país que aportan los capitales y la tecnología
de esas naciones, que en forma creciente se vienen instalando entre
nosotros con resultados positivos para ambas partes, desea, así como
los integrantes del MERCOSUR, alcanzar con Europa acuerdos que nos
permitan
generar mayores corrientes de comercio bajo normas más generosas
y más abiertas. Estamos dispuestos a participar de las próximas
negociaciones de la Organización Mundial del Comercio y junto con el
Grupo de Cairns tratar con firmeza de que ellas incorporen los temas agrícolas
como temas prioritarios. Asimismo, el Oriente supone un mercado nuevo
para nuestros productos. Esas corrientes iniciadas exitosamente, e
interrumpidas por el proceso de la aftosa, mostraron y volverán a
hacerlo, posibilidades de dimensiones en permanente expansión para
nuestros productos.
Todos estos temas, amén de aquellos de los que informan los Señores
Ministros, tienen un denominador común: mantener el déficit fiscal en
los niveles comprometidos. Ello nos asegura una baja tasa de inflación
y una participación beneficiosa en los mercados financieros
internacionales. Controlar el gasto, reducirlo todo lo posible, mantener
una política de austeridad, reclamar de todos los entes públicos una
actitud similar, es una obligación que el Poder Ejecutivo la entiende
como prioritaria en la gestión del Gobierno. Finalmente, Señores Legisladores, el Poder Ejecutivo reitera su voluntad política, correlato de su obligación constitucional, de mantener y profundizar los entendimientos que permitan al Uruguay adentrarse en el camino de la justicia y la modernidad. |
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