11/08/2000

BATLLE: NUNCA ESTUVIMOS TAN CERCA DEL SUEÑO BOLIVARIANO

El Presidente de la República consideró que los países de América Latina "nunca estuvieron tan cerca del sueño bolivariano", al exhortarles a no perder más tiempo en concretar una unión integral "hasta Alaska". Al hablar en la sesión celebratoria del 20o. aniversario del tratado que dio nacimiento a la ALADI, el primer mandatario desarrolló la alocución que sigue.

Me toca participar de una sesión en la que no solamente los señores representantes de las distintas naciones que integran la ALADI van a celebrar una reunión de las que establecen los estatutos que rigen esta institución sino que además es una oportunidad propicia para recordar y reflexionar sobre el porvenir. Recordar que estamos celebrando los veinte años del Tratado de Montevideo y también para reflexionar sobre el porvenir del Tratado, el de la institución y el de las cosas que el Tratado y la institución albergan y manejan sobre los escenarios en los cuales hoy América se encuentra.

Hablo de toda América y no solamente de la que está representada aquí sino también la que no está representada aquí. Cuando uno tiene que venir a una reunión como ésta, en la que sus integrantes son todos expertos en diplomacia y en derecho internacional, y uno es, a todo esto, un "Juan de Afuera", uno dice ¿y yo, qué voy a decir allí?. Voy a tener tremendas dificultades. Y por tanto uno dice: bueno, al final voy a decir lo que siento y me parece que es lo mejor y lo que por otra parte ha sido siempre, ya en mi larga vida, mi manera de ser y de sentir.

Que nosotros tenemos como destino la unidad de todas estas naciones, no me cabe ninguna duda. Que no tenemos ninguna otra alternativa mejor, tampoco. Que estamos acá por circunstancias históricas y que, aunque somos hermanos, son todas diferentes, es una realidad. Todos estos años que lleva de vigencia el Tratado y todos los esfuerzos que ha hecho esta institución para ir mejorando e ir acercando los extremos para conciliar nuestros intereses nacionales o los internacionales en el área del comercio, de la cultura y de la política, esto es una realidad, un camino que se ha recorrido pese a las dificultades políticas y económicas que hemos vivido en este continente, un camino importante y provechoso, y también es una realidad. Pero que estamos en un período de expectativa de este continente como quizás no lo hemos estado nunca en 50 años, lo sentimos como una realidad que se impone por sobre todas las demás.

No quiero repetir lugares comunes, que son los que todos manejamos y además porque es el reflejo de la realidad en la cual vivimos, pero a la que no podemos dar la espalda.

Europa ha tomado el camino claro que uno a veces ve como un camino necesario y que si nosotros estuviéramos viviendo allí, estoy seguro que esto lo emprenderíamos también con un buen esfuerzo y con el mismo entusiasmo. Después de siglos de intentos por las armas, han logrado una unión entre ellos que les permitirá llegar pronto a las fronteras con Ucrania, y eso determina esta conformación de una formidable unidad política económica y cultural que va a asegurar en toda la región la paz y contribuir a mejorar la calidad en el mundo. Por tanto, para nosotros, en América no hay más tiempo para perder.

Todos los esfuerzos que se han hecho en el marco del Tratado de Montevideo al amparo de esta institución, que al principio fueron acuerdos de preferencias bilaterales, que luego fueron armándose acuerdos subregionales y hoy estamos en condiciones de plantearnos si llevar adelante zonas aduaneras o de libre comercio y extender las áreas con las cuales podamos encontrarnos para trabajar. Sin ninguna duda han nacido, en buena medida, de las prácticas que al amparo de este tratado hacia adentro y hacia afuera del continente nos han ido permitiendo dar los pasos necesarios y darles fortaleza jurídica. Es tanto lo que tenemos para hacer, es tan urgente la necesidad de hacerlo, que yo diría que uno de los cometidos principales de todos nosotros y de nuestros países e instituciones tenemos que decidirnos a fijarnos un plazo, nuestra dead line para llegar rápidamente a la confirmación de algo que nos une y que pase por encima de las dificultades que al principio aparecen como muy fuertes porque todos aparecemos como lesionando intereses privados.

Se han dado cambios que generan modernizaciones destructivas porque anulan, muchas veces, formas del quehacer, y del trabajo, y eso hace que lesionen intereses de grupos, de organizaciones, pero al mismo tiempo generan tanto más y tanto mejor, que esto que es una realidad, que sobrepasa los diez mil millones en el comercio entre nosotros, se va a poder multiplicar por dos o por tres, que es lo que necesitamos para combatir la pobreza. Porque todos decimos que ésta es nuestra preocupación primera, pero combatir la pobreza sin éxito económico es simplemente distribuir ilusiones, porque no cumplimos con el propósito que todos tenemos con el principal objetivo de nuestra existencia desde el gobierno desde la oposición, desde el trabajo, desde la esfera cultural o desde el ámbito que ocupemos. Y eso no pasa por ningún otro camino que no sea la unión entre todos nosotros. No hay otro camino mejor para ir adelante hoy.

Acá tenemos un instrumento y un grupo humano que ha conformado, en veinte años, una capacidad de encuentro, de decirnos cosas, de entendimiento, de hacer y de acción profesional donde seguramente en América Latina, en distintas circunstancias, hemos pasado por un bache, un agujero que quizás no nos permitió tener esa capacidad profesional que debe liderar nuestras reflexiones y decisiones. Acá hay un ámbito para ello, con larga experiencia para ello.

Juntar el MERCOSUR con ALCA, con todos los países hasta Alaska, es, sin duda, un objetivo de este continente, de estas naciones. Muchas veces hemos hablado del sueño bolivariano y creo que nunca, como hoy, estamos tan cerca de él. Está allí, a la vista de todos. No es una cosa exótica, no es una cosa extraña, con la cual nadie va a salir lesionado. Al revés: todos vamos a salir mejor. Y si hay problemas a resolver, tenemos que imaginar las conductas y los mecanismos para resolverlos. Lo que no podemos hacer es demorar. Territorio, decía Napoleón, se puede perder. Tiempo no, porque el tiempo no se recupera más. Y estas naciones, que no guardan entre sí las dificultades que tuvieron los europeos, no es posible que no nos pongamos rápidamente en camino que otros pudieron resolver con más dificultades pudieron hacer.

Como Presidente del Uruguay, no hay misión más importante que la de integrar al Uruguay con los demás países de América, porque es el más cierto para asegurar la libertad de los ciudadanos de este país. Lo que es bueno para Uruguay es bueno para los demás países del continente. Esto es lo que quería expresar: nada técnico, nada experto, sino un simple ciudadano que tiene muchos años en la vida política, bastantes para sentir y pensar que la cosa más valiosa que tiene este país es integrarse a las demás del Continente, y debe hacerlo con dedicación, con eficacia y con rapidez. Que así sea. Muchas gracias.