11/12/2000
BATLLE: NORMAS DE CALIDAD VAN REEMPLAZANDO A LOS ARANCELES
El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle,
señaló que las normas de calidad van sustituyendo a los aranceles y que
es vital que el país se asocie a la excelencia. El mandatario habló hoy
al entregar el Premio Nacional de Calidad en acto desarrollado en el
edificio Libertad. Su alocución fue la siguiente.
Evidentemente los participantes quedaron más que
satisfechos por los resultados, pero quisiera decir dos o tres cosas. Es
absolutamente cierto lo que dijo el Sr. Presidente del Comité, Sr. Bluth.
El destino del Uruguay está íntimamente vinculado a que se asocie el
país a la calidad.
El otro día, cuando se hizo en el Parque Hotel una
reunión del voluntariado y participaron cientos y cientos de personas que
muestran como un ejemplo de dar y de apoyar lo que la gente pueda hacer,
uno de los premios lo recibió la escuela de Toledo. Una jovencita habló
por ellos en forma improvisada y dijo: esto quiere decir que si se quiere,
se puede, y creo que es un poco lo que estamos haciendo acá. Si se
quiere, se puede.
Ahora, varias cosas son centrales. En primer lugar, que
el país tiene que asumir en forma definitiva que solamente es con
seriedad y responsabilidad que vamos a poder mejorar y consolidar la
inserción del país en el mudo. Hoy en día, en función de una serie de
cosas que los sociólogos o que los historiadores analizarán, se está
imponiendo determinado tipo de normas que, de futuro, van a ser mucho más
importantes que los aranceles.
Van desapareciendo los aranceles y van naciendo normas
de seguridad alimentaria, normas con respecto a la calidad de los
productos, normas laborales que hacen que aquellos países que no tengan
determinado grado de respeto a determinado tipo de normas laborales queden
también marginados. Se está yendo a la especificación de un conjunto de
parámetros, de conducta social, de conducta pública, de conducta de
trabajo, de conducta industrial, de conducta de protección al medio
ambiente que están reemplazando a los hasta ahora así conocidos y
llamados proteccionismos arancelarios.
Es una realidad. Creo que en el fondo, además, es una
realidad más sana. Antes, la realidad era poner simplemente barreras
arancelarias indiscriminadas, frutos de presiones, de obvies, de
circunstancias. Hoy son mucho más sofisticadas, pero son, digamos,
barreras encaminadas en el buen sentido. Dar seguridad alimentaria,
fíjense lo que es la tragedia de la enfermedad de la vaca loca en Europa,
lo que afecta eso a la economía de esos países e inclusive al prestigio,
el prestigio de sus núcleos científicos, de la conducta de los Estados,
las organizaciones de la sociedad, la dioxina y todas las demás cosas,
determinan que este tema sea central a la vida del Uruguay. Absolutamente
centrarla. Y sobre todo en un país pequeño, que no tiene peso, por su
propia falta de dimensión en un concierto internacional y después de
estar sometido, digámosla una serie de situaciones difíciles e superar.
Un ejemplo bien claro es lo que nos pasó con la
aftosa. Si no hubiéramos actuado de acuerdo a la decisión que tomó
entonces el Ministro de Ganadería y los servicios veterinarios, si no
hubiéramos actuado en la forma como actuamos, con la velocidad con que
actuamos, con la difusión que se dio a la misma, no hubiéramos podido
tener el retorno de respeto que el Uruguay, en esa instancia, se ha ganado
y que se extiende a todas las demás cosas, por cierto.
Quiere decir que este trabajo en común -porque esto es
una trabajo en común- es un trabajo en común que también nos obliga a
superar nuestra forma tradicional un poco individualista, sectorial, de
hacer nuestros esfuerzos, este trabajo en común para imponernos a
nosotros mismos la necesidad de que todas nuestras acciones estén
signadas por ese hecho de ser un país serio, un país responsable, un
país donde la calidad está encima de toda otra cosa. Ese hecho nos va a
permitir sin ninguna duda mejorar muchísimo nuestra presencia en los
mercados, a mejorar muchísimo la posibilidad de vender bien el fruto de
nuestro trabajo, de nuestra inteligencia, de nuestro ingenio, de nuestra
organización y de nuestro riesgo.
Creo, por tanto, que el festejo lógico es bien
merecido en el sentido de que representa precisamente eso, que es lo que
el Uruguay tiene que tener para poder ir superando las dificultades,
siendo, como somos, un país pequeño que solamente puede defenderse en la
medida en que respete la ley. Toda violación de la ley, por mínima que
sea la violación, es en sí misma una violación, que respete la ley, que
actúe con seriedad y con responsabilidad que le imprima a lo que hace la
calidad que su gente es capaz de darle al producto.
Espero que este Comité, en las mecánicas y en los
objetivos señalados por su Presidente, en que no hemos confiado la
continuidad de la dirección del mismo dada la tarea anterior, porque
además creemos que las naciones precisan continuidad en las acciones, los
países no empiezan con cada gobierno y esa continuidad hay que
perfeccionarla, bueno, las mecánicas están al alcance de todos ustedes.
Ello nos permitirá, sin ninguna duda, seguir dando premios a aquellos que
alcancen estos niveles e igualmente nos permitirá estar mejor ubicados en
el mundo en el cual actuamos, que es por cierto un mundo complejo,
difícil y además exigente.
A los ganadores, mis felicitaciones. A los perdedores, que
se inscriban de nuevo, porque el esfuerzo hay que continuar haciéndolo
mientras uno está con fuerzas arriba de esta tierra. Buena suerte, muchas
gracias por la presencia de todos, y felicitaciones a todos, a los
ganadores y a los que no lo fueron, también mis felicitaciones.