10/07/2000

CONFERENCIA DE PRENSA DEL DESIGNADO PRESIDENTE DEL CODICEN,LIC. JAVIER BONILLA

Casa de Gobierno, Edificio Libertad, julio 10 de 2000.-

El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle Ibáñez, recibió esta mañana a los nuevos integrantes del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública – CODICEN- quienes asumirán en sus cargos en los próximos días.

Finalizado el encuentro, el Licenciado Javier Bonilla, quien ocupará el cargo de Presidente del Organismo, se refirió a la prensa en los siguientes términos.

En primer término, quiero decir que se ha terminado una larga espera. Muchos de ustedes, en el ejercicio de sus trabajos, me han buscado desde el momento que se anunció mi nombre hasta hoy, y no siempre me pareció pertinente atender esas demandas porque mi posición en el Banco Interamericano de Desarrollo y la existencia de un CODICEN funcionando eran motivos suficientes para que yo guardase silencio.

Hoy esa espera ha terminado y quiero pedir disculpas a ustedes y a toda la prensa por no haber podido atender, en el momento oportuno, los pedidos de entrevistas y diálogo que ustedes me dirigían.

En segundo término quiero hacer explícito el agradecimiento que tanto yo, como el Director Nacional de Educación, como mis compañeros del CODICEN, queremos hacer en la persona del Presidente y en el grupo del Senado de la República, porque nos han confiado una responsabilidad mayor, a la que queremos contestar con el compromiso de poner toda nuestra capacidad, inteligencia y energía -y porqué no decirlo, toda nuestra alegría- en la consecución de estas tareas.

Por último, para organizar este primer contacto, sería bueno que me permitiesen hacer algunas aproximaciones muy generales a cómo vemos los problemas y las tareas de la educación y después me hagan aquí, en esta sala, todas las preguntas que les parezca.

A modo de introducción, deseo hacer mención de cuatro o cinco ideas sobre temas que son centrales, fundamentales en esta cuestión de la educación. Primero, me gustaría fijar la idea, la noción de que cuando hablamos de la educación, estamos pensando en el futuro del país, de qué país queremos. Esto no es un tema menor. Es un tema que se repite, algo que se dice, pero no es menor.

Eso tiene una serie de consecuencias. Si la educación es el futuro del país, ello trae como consecuencia que ésta no es un problema que compete exclusivamente al Director Nacional de Educación, ni al CODICEN, ni a uno, dos, tres o cuatro partido, ni a los educadores, si no al Uruguay en su conjunto. Todos los uruguayos estamos comprometidos con la educación, más allá del nivel en que se desarrolle.

Esto tiene, por lo menos, dos consecuencias mayores. La primera: las políticas educativas deberían tender a ser nacionales, que no pertenezcan a ningún sector de la sociedad. Esto tiene como segundo elemento el hecho de que su temporalidad va mucho más allá, es mucho más amplia que la temporalidad de un gobierno. Una política educativa es algo que se planifica a diez, quince o incluso veinte años. Es decir que toda tarea de educación -y acá hablo en general- es algo, por lo menos, de largo plazo.

Pensemos nada más que los niños que están entrando hoy en el sistema educativo, con cinco o seis años. Van a salir dentro de diez, de quince o en el momento que elijan para abandonar el sistema. Siempre, por lo tanto, esto se piensa en términos de futuro y no de presente. Esto quería decir con respecto a la educación en general.

Una segunda reflexión se refiere al mundo actual. Creo que tenemos que pensar con tranquilidad sobre lo que ha cambiado la educación en el mundo y lo que ha cambiado el mundo en su conjunto. Durante siglos el acceso a una sociedad, la estructura fundamental de la sociedad, fue la propiedad sobre la tierra o el acceso da la divinidad. El que tenía la propiedad sobre la tierra o una relación privilegiada con la divinidad era el que podía acceder a todos los recursos de esa sociedad.

Eso murió entre las revoluciones francesa e industrial y allí apareció un segundo mundo, aquél en el cual el que tuviese acceso a la riqueza, a la propiedad de la riqueza y a la propiedad de la producción, tenía acceso al conjunto de los recursos de la sociedad. Me parece que si miramos con atención, en algún momento entre el año 1968 y el 89 -con la caída del muro de Berlín- ese mundo también empezó a desaparecer. Y el mundo que se está iniciando es un mundo en que aquel que tiene el conocimiento es el que va a tener acceso a todos los recursos de la sociedad.

Desde luego que riqueza y tierras seguirán existiendo, pero la puerta de entrada de esos recursos ya no será la propiedad o la riqueza misma sino la posibilidad de acceder al conocimiento. El impacto que tiene este cambio sobre los sistemas educativos es enorme. Para decirlo en una frase: nada va a cambiar más en el mundo -ni el comercio, ni la industria, ni los servicios, ni las finanzas- en estos próximos cinco años, que el conocimiento. Por lo tanto los sistemas educativos, que son, por definición, sistemas destinados a trasmitir conocimiento, están ante un desafío mayor. Esto no nos debe llamar la atención porque si observamos con cuidado lo que pasa alrededor nuestro, veremos que en muchísimos países -desde Francia a Estados Unidos, desde los países asiáticos más dinámicos hasta Holanda, y para nosotros, nuestros vecinos- todos están enfrascados en profundas reformas educativas. Esa es la segunda idea que quería explicitar ante ustedes.

La tercera se refiere mucho más a la educación en nuestro país. Si tomamos un poco de perspectiva y si salimos de la lectura cotidiana, creo que el Uruguay ha dado pasos importantes en el sentido de la renovación de su sistema educativo en los últimos quince años. Me gustaría dejar claro y recordar que el primer gobierno del Presidente Sanguinetti se hizo una tarea de puesta en orden del sistema educativo, que fue una tarea mayor, porque había que salir del período autoritario, y ese CODICEN hizo una gran tarea y además produjo, ni más ni menos, el proyecto que se transformaría en la ley de educación que nos rige. Empezando por el principio, el Uruguay, desde el 1985 en adelante, puso orden en su sistema educativo y generó el marco institucional para que funcionase.

En el segundo período presidencial después del retorno de la democracia, el del Dr. Lacalle, dos o tres actos resultan fundamentales: primero, la aprobación de un recurso financiero dedicado a la enseñanza, como es el hoy llamado Impuesto de Primaria, que no es sustancial pero es un aporte que va creciendo y cada vez crecerá más; segundo, el país se autorizó un préstamo internacional destinado a financiar planes de enseñanza, el llamado MECAEP I, que pone en marcha las escuelas de tiempo completo y el mejoramiento de la enseñanza primaria.

El segundo período de Sanguinetti, el ritmo de adaptación al mundo moderno, se hace más intenso. Acá comienza a funcionar en pleno un sistema de formación preescolar casi único en América Latina. Mencionemos también el proceso de extensión de la escuela de tiempo completo, que continúa la tarea iniciada con el Dr. Lacalle. El país solicita un segundo préstamo para la educación y se inicia la revisión de la enseñanza secundaria a nivel de ciclo básico.

Por último se inicia un proceso de capacitación de profesores que permitirá aspirar a una educación de nuevo perfil. Esa era la tercera idea que quería decirles: como veo yo la historia corta de nuestra mejoría más allá de nuestras carencias.

¿Qué es lo que queda por hacer? Queda mucho por hacer. Yo diría que, más allá de estas carencias la educación uruguaya, sin la menor duda, es la primera, segunda o tercera de América latina. Estamos muy bien ubicados en el continente. Una tarea que me he planteado es ver cómo estamos ubicados en el mundo, en un universo más amplio. Pero me parece que estamos en condiciones de comenzar a plantearnos un nuevo sistema educativo, adaptado a este nuevo mundo. Dentro de quince años, el de los niños que entrarán ahora, lo que importará más es el conocimiento.

A los viejos valores de nuestro sistema educativo: la obligatoriedad, la laicidad y la gratuidad, tenemos que incorporar elementos nuevos, como el de la equidad. Debe generar equidad. Hoy tiene una oferta homogénea, pero el mercado receptor no lo es: ante las debilidades culturales de algunos sectores, la oferta debe focalizarse para que los niños que vienen de sectores desfavorecidos reciban mejores recursos y enfoques. Otro elemento a incorporar es la apertura, la vinculación con el mundo exterior. Debe relacionarse mucho más con nuestros vecinos y con el mundo en su conjunto. Ya no existe un conocimiento nacionalmente producido: todo conocimiento de punta es intercambiado, ya que todos los elementos del progreso tienen componentes de varios países.

El hombre del Uruguay deberá salir, si es empresario, a vender a Japón y deberá hablar en inglés, y si lo hace en una planta de transformación agroindustrial, la capacitación y la maquinaria vendrán en otro idioma. Aún al recepcionista de un hotel y a la cajera del supermercado, los clientes le van a hablar en español, pero también en portugués y algunos en inglés.

También hay que incorporar pluralismo cultural, porque estamos relacionados con todo el mundo y nuestro contacto será cada vez mayor, con gentes de culturas cada vez más lejanas. Tenemos que adecuarnos a un mundo donde los socios van a ser japoneses, tailandeses, etc.

P - ¿Cómo se financia este nuevo sistema educativo, es la pregunta que nos hacemos los uruguayos, y nos pareció entrever que Ud. hablaba del Impuesto de Primaria como un mecanismo posible de ser aumentado para engrosar las arcas de una enseñanza, que se financia con un determinado porcentaje del PBI y teniendo en cuenta lo que arrastró la administración anterior en cuanto a la conflictividad con los docentes por el tema salarial?

P - Yo quisiera agregar que en este país los docentes ganan promedialmente un tercio de la canasta familiar, tres mil pesos, pongámosle, ¿cómo se hace para llegar a ese mundo que usted nos plantea con esa realidad?

B - Vamos por parte. Yo les estoy hablando de crear un nuevo sistema educativo en un horizonte de 10-15 años, verdad, o sea que esto trasciende un poco la coyuntura actual. Y también hace 15 años que venimos trabajando en esa perspectiva. O sea que el lapso histórico del que estoy hablando prácticamente cubre 30. Los recursos, el Uruguay destina demasiados pocos recursos a su Educación. En las cifras que yo manejo, porque hay muchas, y las cifras a veces tienen una falsa precisión, en las cifras que yo manejo, que pueden ser aproximadas, pueden ser cuestionadas por un decimal más, un decimal menos, el Uruguay por allá por el año 98, que es el último que yo tengo, invertía el 3.1 de su Producto en Educación. Eso es muy poco. Quizás los mejores ejemplos de hacer eficiente el gasto en Educación sean los ejemplos asiáticos, donde con inversiones del 4.5% del Producto, en Educación obtienen resultados muy buenos e incluso a veces de los primeros en el universo. Pero bueno, el standard que se conoce es que un país tiene que gastar entre el 4.8, 4.9, hasta el 5, 5 y algo, ese es el rango. Y nosotros estamos por debajo. O sea que para que esto suceda, el gasto en Educación tiene que incrementarse. Eso no quepa la menor duda. Ya se está incrementando. Cuando salimos del período dictatorial se invertía el 1.7 del Producto, en Educación. Hoy, según mis cifras, invertimos el 3.1. Son cifras globales que cubren a todo el sistema educativo, no al público exclusivamente, como se hace con salud. Seguramente hay cosas que el país va a tener que rever y que trascienden a la educación. El país está invirtiendo cerca del 10, o un poco más del 10% de su Producto, en Salud, bueno, esa relación del 10 por un lado y el 3 por otro, ¿es la correcta, es la que quiere el país? Si es la que quiere el país será la que quiere el país. Pero en todo caso no es el standard internacional. Internacionalmente, tenemos que llegar a un 4 y medio, a un 5, lo antes posible. Nosotros como autoridad de la educación así vamos a tratar de hacerlo. Si podemos hacerlo, eso ya depende de otras variables.

Usted me hace una referencia a los salarios. Los salarios de la educación son bajos. Los salarios han mejorado ligeramente, en los últimos años, pero no han mejorado al ritmo que deberían mejorar. Nosotros vamos a hacer lo posible y lo imposible por llevar adelante una política de recuperación salarial. Los resultados de eso no están totalmente en nuestras manos, lo que sí podemos ser un poquito más optimistas, porque digamos vengo de ahí y he estado directamente involucrado en eso, es que en cuanto a la inversión en el sistema educativo yo diría que tenemos serias chances, chances muy altas, de seguir invirtiendo como se invirtió hasta ahora y de incluso mejorar un poco el ritmo de inversión que venimos realizando hasta la fecha, lo cual no es una respuesta al aspecto salarial pero es una respuesta a que estamos caminando hacia algo parecido a un futuro sistema educativo.

El impuesto a Primaria es por ahora un componente menor del Presupuesto. Pero el Impuesto a Primaria requiere de una puesta en marcha de un sistema de recaudación que está vinculado a un complejo problema de catastro. Es decir, los padrones que son imponibles por el Impuesto requieren ser declarados, por ejemplo, padrones urbanos y eso es un proceso que es muy lento. Pero en cualquier caso, volvería a repetir, que el Impuesto a Primaria ha ido rindiendo cada vez más recursos y esperamos hacerlo rendir cada vez más recursos. En cualquier caso el Impuesto a Primaria es el Impuesto a Primaria y para Primaria. O sea que no nos permitiría financiar proyectos más allá de Primaria. Pero en todo caso en la medida que alivia necesidades de Primaria libera recursos para mejorar aspectos de Secundaria o de formación de profesores o de educación técnica.

P - A propósito de lo que destina Uruguay a Educación en relación al Producto, usted nos cuenta la brecha importante que hay entre el 3.1 y el 4 y pico que se maneja como standard internacional, ¿existe alguna promesa del gobierno, del equipo económico acerca de comenzar en este período a aproximarnos más fuertemente a esos porcentajes?

B - No. Los equipos económicos casi nunca hacen promesas. Y es prudente además, yo un tiempo trabajé en esa casa. Por una razón muy simple, porque la economía no es una voluntad de los equipos económicos, la economía es un ámbito en el que la imprevisibilidad es alta. En el escenario actual tenemos una situación económica en donde la Argentina está indecisa si entra en recesión o avanza hacia donde está avanzando Brasil. Yo me imagino que el Ministro de Economía, con quien no he hablado desde hace dos meses, debe estar un poco ansioso por saber si efectivamente Argentina arranca, entonces nosotros vamos a tener una realidad económica de cierto perfil y si la Argentina no arranca tendremos otro perfil. Por eso hay promesas que yo no tengo. Pero sí lo que puedo decir es que nosotros vamos a trabajar para incrementar ese porcentaje. Por ahora la vía que veo abierta es que vamos a poder incrementar la inversión. Y es así, hemos tenido conversaciones con el Banco Mundial y con el BID, obviamente, y tenemos luz verde para seguir contando con esos recursos vía endeudamiento.

P - El Secretario General de los maestros, Héctor Florit, ha dicho que esta reforma debería ser profundizada y estatizada en mayor grado y de allí infería un menor autoritarismo en algunas cabezas directrices y una dignificación de la función del docente también, traduciéndolo en un mayor diálogo con los docentes. De alguna manera ese es el panorama que él tiene en este momento. ¿Usted qué responde a esas expectativas?

B - Mayor profundización de la reforma, creo que estamos de acuerdo, en el sentido de que si por eso entendemos ir caminando hacia la construcción de un nuevo sistema educativo adecuado a este mundo el conocimiento.

Mayor estatización es la parte que no entiendo mucho.

P - Aparentemente sería una mayor participación del Estado.

B - Eso es una cosa que es muy difícil de manejar desde el Estado. La demanda de educación privada es una demanda que está en manos de los padres. Lo que puede hacer el Estado es mejorar su oferta. Pero si los padres, como ha pasado en los últimos años, tienen una demanda mayor hacia la educación privada, es difícil que eso se pueda decretar. Lo que podemos es mejorar la oferta. En ese sentido estaríamos de acuerdo.

Después usted hacía referencia a una vía de autoritarismo, es decir, yo creo que está implícito en lo que dijimos al principio. Si la Educación es un tema de diálogo, se deberán abrir las instancias de diálogo que sean necesarias, claro que no siempre se puede, claro que no siempre los tonos son los adecuados, pero en principio esta gestión va a dialogar con todo el mundo.

P - Usted hablaba de apertura a otras religiones, enseñar sobre otras religiones. ¿Esto viene a colación de lo que ha pedido la Iglesia Católica del Uruguay que entiende que la laicidad no pasa por no enseñar religión sino por no enseñarlas todas?

B - La verdad fue una referencia que yo hice de una conversación con el señor Presidente que venía por otras vertientes, pero yo lo traje a colación por la razón del pluralismo. Pero, si quiere hablar de religiones -después hablaremos de la Iglesia Católica- hablemos de culturas. Es decir, nosotros todos hemos sido formados en una cultura claramente occidental, yo diría occidental mediterránea, nuestros orígenes son mezcladamente italianos y españoles, entonces ustedes van a Italia o España y están en casa, pero uds. van a Estados Unidos y ya no están en casa. Para ser eficientes allí hay que conocer otras cosas que hoy nuestro sistema cultural y educativo no nos da. En ese sentido hay que incorporar esas cosas, mucho más si van a Japón. Eso es lo que quería decir por un lado.

Con respecto a la alusión que haces a la Iglesia Católica, yo llegué el viernes a la tarde y hoy es lunes y me encontré con una discusión de prensa en torno a un libro que llegó a mis manos y no he terminado de leer. Es un libro que está patrocinado por el Ministerio de Salud Pública, por el Programa ONU-SIDA, por el Programa Nacional de SIDA, es decir están todas las autoridades que se ocupan del tema soportando una discusión. Entonces alguien debe de haber revisado eso. Yo lo veré en detalle, no sé si me gustará todo o no porque ese es un tema secundario, habrá que ver si eso es importante y si hay alguna objeción política. En cualquier caso discutiremos con las autoridades eclesiásticas que lo hayan planteado, que por cierto sólo oí el nombre de Monseñor del Castillo pero no sé si fue directamente él que lo planteó. En su momento discutiremos eso, lo recibí el domingo, lo vamos a hojear, pero de cualquier manera conversaremos con las autoridades de la Iglesia.

P - Pedidos anteriores de la Iglesia Católica señalaban la necesidad de enseñar religión en las escuelas, entendiendo que la laicidad no era necesariamente enseñar religión sino la posibilidad de conocerlas a todas y pedían un espacio para la religión en la educación. ¿El pluralismo pasa también por eso o no?

B - También es un aspecto del pluralismo. Yo tengo dificultades en imaginar, porque yo me formé en este mismo sistema educativo y cuando yo estudié, estudiábamos religiones...

P - En los programas de Historia

B - En los programas de Historia, pero ¿será posible que hayan desaparecido totalmente? Yo no creo, algo de religiones se debe estudiar. La verdad es que aún no conozco los programas en detalle, pero algo se debe estudiar. Es posible que la Iglesia quiera un enfoque más profundo, eso habrá que verlo y si es pertinente o no, pero en todo caso nunca estuvo ausente, radicalmente, la idea de la religión.

Es posible que en algún período se haya hecho una suerte de laicicismo militante, ¿no?, pero creo que eso habrá que verlo con los programas en concreto y recuerdo todavía de mis viejas lecturas de José Pedro Varela, que el proyecto inicial autoriza fuera del aula que se dé enseñanza religiosa y el proyecto que se aprueba en el gobierno de Latorre autoriza la enseñanza religiosa en el aula.

Entonces, me parece que estamos como polarizando algo. La religión fue el gran monopolizador de la educación durante siglos, los sistema públicos se construyeron para independizarse de eso y nos parece muy bien, pero tampoco decimos que estamos seguros de que la religión ha estado radicalmente ausente siempre de la formación de nuestro sistema educativo. Tendremos que ver como está eso.

P - El gobierno está en plan de recorte de gastos. ¿ANEP ha recibido alguna directiva del Presidente Batlle en ese sentido?

B - No, hasta ahora no. La verdad es que he visto al Presidente Batlle dos o tres veces en unos viajes relámpago que hacía yo como Director del Banco y lo he visto ahora. Hemos tenido una conversación con el Ministro de Economía, hace algunos meses, donde en ningún momento se me indicó que iba a haber recortes para la educación. Esto tiene dos meses: no sé cómo ha ido avanzando la preparación del presupuesto.

P - Bonilla, ¿nos puede dar 4 ó 5 titulares, ideas fuerza de este nuevo sistema educativo que se plantea llevar adelante?

B - Ustedes me solicitaron una suerte de titulares. Me gustaría que los titulares quedaran encuadrados en la idea de que estamos pensando en diez y quince años. Si aparece en los titulares como que Bonilla va a hacer un nuevo estilo educativo así, ya arrancamos mal, porque no va a ser así. Bonilla va a intentar empezar a construir el nuevo sistema educativo que necesitamos en diez o quince años para que este país sea competitivo y funcione en el mundo que nos espera.

Entonces, quiero ser mucho más concreto de lo que he sido hasta ahora. Necesitamos, pero ya está casi logrado, fortalecer la educación preescolar. Ese es un objetivo en el que ya estamos prácticamente , yo diría, al cien por ciento. Extender la escuela de tiempo completo lo más ampliamente posible, y lo más rápido posible en la medida en que los recursos lo permitan. Tenemos que mejorar los currículum de esa escuela. Tenemos que actualizar la formación de profesores del sector primario. Tenemos que encarar la reforma del bachillerato, que hasta ahora no ha sido reformado. En ese sentido, tenemos que ver cómo, empalmando con la reforma del ciclo básico que se ha venido realizando, podamos entrar en ese tema también. Tenemos que seguir adelante con mucho ímpetu todo lo que se ha hecho en la UTU, donde ahí el Ciclo Básico se ha desarrollando muy rápidamente y en donde las demandas de flexibilidad son enormes, precisamente por lo que decíamos hoy: si en cinco años, todo el conocimiento va a cambiar, imagínense lo difícil que va a ser pensar en una UTU para dentro de 15 años, donde la enseñanza va a tener que ser tan flexible como para que el trabajador o el técnico que salga de UTU tenga capacidad para transformar su conocimiento en cinco años, porque la máquina o la actividad que va a venir va a ser totalmente nueva.

En términos generales, para concretar los últimos elementos que yo les daba en mi primera presentación, deseo decirles que, para abrir este sistema al mundo necesitamos fundamentalmente dos cosas: enseñanza masiva de idiomas, que en principio son el inglés y el portugués y, ahora sí, computarizar totalmente el sistema educativo. Cuando digo computarizar totalmente el sistema educativo me refiero no solamente ha que haya computadoras en los locales de enseñanza sino que, en su momento, los propios programas de educación hayan incorporado el uso de la informática. Hoy estamos trabajando con programas, tradicionales, a los cuales ponemos la computadora al lado. La educación del futuro requiere que la computadora esté metida en el programa, que el programa opere con computadora incluida y eso es una tarea muy grande, muy complicada, de gran esfuerzo para el maestro, de gran esfuerzo para el profesor y de gran esfuerzo para algunos estudiantes. Entonces, son estos son los titulares que ustedes me requerían. Espero haber sido lo más gráfico posible, Y muchas gracias por su tiempo.