31/07/2000

BATLLE REIVINDICO ANTE LA POLICIA EL DESAFIO DEL CONOCIMIENTO MODERNO

El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle, reivindicó hoy el valor del conocimiento al inaugurar un seminario sobre "seguridad ciudadana, violencia y convivencia democrática" en el edificio Libertad. El primer mandatario preconizó "una policía más justa, democrática y eficiente", al amparo de la moderna capacitación, en cuyo marco volvió a afirmar que "el concepto de que tanto sabes, tanto vales, es hoy para los jóvenes una realidad indiscutible". Las siguientes son las palabras del mandatario.

Me place acompañarlo esta mañana, señor Ministro, en esta reunión donde se inicia una serie de trabajos conducentes a reflexionar sobre las tareas del hoy y del mañana del cuerpo policial en la sociedad uruguaya y en la sociedad contemporánea. Me place hacerlo, además, en un momento en donde por primera vez se han ido cumpliendo objetivos que progresivamente los distintos gobiernos han ido asumiendo, a efecto de que los señores oficiales superiores de la policía en actividad y en retiro, vayan ocupando los cargos de responsabilidad que en buena medida antes compartíamos con los señores integrantes de la sociedad civil, en su condición de jefes de policías departamentales. Es una situación que hoy, por primera vez, encuentra a los 19 departamentos con jefes de carrera.

Esta es simplemente una expresión imprescindible de los tiempos que corren y que van a correr en el futuro.

Estamos viviendo, históricamente, un tiempo excepcional. Somos contemporáneos de un tiempo excepcional. Cuando, hace casi siglos, yo tenía pocos años, había 3 mil millones de habitantes sobre el planeta. Hoy hay 6 mil y en el 2050 habrá 10 mil. Es una masa humana enorme, concentrada en ciudades. Cada día más concentrada en ciudades.

A principios de siglo en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, el 50 a 60% de la fuerza del trabajo, organizada siempre en familias -porque es el jefe de familia quien asume la condición de responsable de la vida de ésta- se ocupaban en actividades rurales. Es decir, en un mundo de tres mil millones, hace más o menos sesenta años, el 50 a 60% de la fuerza del trabajo vive en el campo. Se ocupaban de las actividades agropecuarias, que por ellas, por su sola condición, por su naturaleza, por la relación cantidad de gente-cantidad de tierra disponible y por la naturaleza de actividad, generan un tipo de vida mucho más plácido y acompasado a lo que es naturaleza. Se levantan con el sol, se acuestan cuando éste se va y trabajan mientas el astro está alto: las tareas de campo condicionan la manera de ser, pensar y vivir. El mundo de la naturaleza es lógico. La relación causa-efecto la aprende cualquier persona por el solo fecho de saber que si no se planta no se cosecha y que si no se cuida no se puede vivir.

En 1950, el sector rural de la vida de las naciones pasó del 60 al 30% y hoy al 8%. Por tanto, las ciudades han crecido como hongos. En nuestro país han crecido menos porque nuestra tasa de demográfica de crecimiento es casi nula. Pero en América han crecido como hongos y en el mundo lo mismo.

Esto, unido a ese desplazamiento, nos pone en condiciones de volver a leer, como manual de instrucción policial, los libros viejos de Dickens "Historia de dos ciudades", o sea, en el Londres que creció con la así llamada "glorious revolution" de Cromwell, las ciudades se llenaron de gente porque hicieron la revolución de forma que la reforma agraria fuera al revés. Todos eludieron al primogénito y por lo tanto, la gente del campo se fue a la ciudad. Se hacían bandas de niños y gente que las organizaba que, asaltaban, robaban, al punto que eso es uno de los elementos de la literatura inglesa más significativos:, la descripción de esas circunstancias en ciudades que explotaron y que luego fueron resolviendo sus problemas al amparo de la Revolución Industrial, que determinó la generación de ocupación para terminar, promediando el siglo, alcanzar el sector industrial el 50% de la mano de obra empleada.

Pero hoy no existe más Revolución Industrial. Por lo tanto, en los países emergentes, como es el caso de Uruguay, hay algo muy claro que la policía no puede resolver. Estoy muy contento y satisfecho con las palabras pronunciadas por el Dr. Bastón, que indican rumbos muy ciertos en cuanto a lo que este cuerpo esencial para la vida de una sociedad democrática, como es la policía, puede hacer, y para lo que puede prepararse.

Pero admitamos que hay cosas que la policía no puede hacer. No es causante ni puede impedir que los sectores más débiles de la sociedad se concentren en los barrios marginales de todas las ciudades, en donde naturalmente, por esa propia debilidad, que se genera en la estructura familiar, en los nacimientos que cada día son mayores, en jóvenes que son madres a la edad en que deberían ser escolares o liceales.

Es una debilidad que genera todo este tipo de cosas que en el mundo estamos viviendo. Quiere decir que con la acción de la policía, imbuida de estas transformaciones que la policía esta asumiendo, que la está asumiendo, además, con objetividad y vigor, la sociedad también tiene que aplicarse a ir ayudando a resolver los problemas que causan estas cosas.

Les decía a los señores presidentes del MERCOSUR, hace poco en Buenos Aires, que siendo que éste es una organización de índole política para juntar a los pueblos, las naciones, las culturas, en los países que lo constituimos donde las fronteras paulatinamente van desapareciendo para lo bueno y a veces desaparecen mucho más para lo malo -como lo vimos muchas veces en la situaciones delictivas que van más allá de las fronteras- (yo les decía que) en el corazón de esa realidad está lo que decía mi abuela: "denaro non fa la felicitá, ne meno quando e poco" lo cual significa que en el corazón de la cosa está la cuestión económica, sigue estando en el corazón de la sociedad. Esta no elimina el delito, siempre la hubo, aún en países ricos, en las sociedades más opulentas y más florecientes en todos los tiempos.

Sin duda, la cuestión económica está en el corazón de todo lo que uno puede hacer para mejorar la condición de la vida de las sociedades, la estructura de la familia, la educación de los jóvenes y, fundamentalmente, la capacidad de integrar a estos al nuevo tipo de sociedad. Pensemos un poco, cuando hace cien años, un joven sin educación, pretendía hacer de su vida y con su esfuerzo físico, el camino para organizar un núcleo familiar, no necesitaba mucho conocimiento para acercarse en la actividad normal de aquella época y participar de las tareas y trabajos que le permitían a una persona, con el sudor de su frente y con un salario, vivir dignamente.

Pero hoy la cosa cambió. Hoy la fuerza física sirve para muy poco. Lo único que se precisa es conocimiento, en la medida en que ese grupo humano ubicado fundamentalmente en esas áreas de la vida nacional, sobre todo en las urbanas, queda atrás del conocimiento, queda como expulsado de la sociedad. Al sentirse así se venga de la sociedad. Al fin y al cabo, el líder a seguir es aquél que más exitosamente se venga de la sociedad en el lugar donde vive. Ahí hay, en buena medida, las causas inmediatas y directas de las situaciones delictivas, de violencia y de algunos que tienen ese espíritu de imitación, las viejas leyes de imitación que el viejo investigador y sociólogo Tarde nos enseñaba.

Pero esa tarea no es de la policía, es de la sociedad. Ésta no puede pretender que la policía también se ocupe de eso. Tiene que ocuparse de eso, para lo cual es imprescindible un desarrollo económico inteligente, que supone hacer un enorme esfuerzo de concientización de la población en cuanto a que, todos debemos asumir que aquello de tanto sabés, tanto valés, hoy es una realidad absoluta. Todos los jóvenes que hoy se están formando, que van a vivir manejando esta sociedad dentro de quince años, tienen que meterse en el alma, con absoluta fuerza, que el conocimiento es la base de la libertad y ésta sigue siendo la base de la democracia este país.

Para asumir esa libertad con plenitud, todos nos tenemos que formar y ayudar a que la gente de esas áreas, totalmente marginadas, puedan incorporarse a un mundo donde se sientan gratificados por estar incluidos en él y no como se sienten hoy, como expulsados de la sociedad y por tanto, personas sin destino, en donde a veces sienten que el único mundo donde son alguien es el del delito.

Es una tarea enorme, donde ustedes son la vanguardia de ella. Por eso debemos tener una policía más digna, jerarquizada, capaz, consciente de su rol, dispuesta a analizar, decidida a tomar una conciencia absoluta de la realidad social en la que viven las naciones. Porque le va tocar actuar en los problemas de nuestra generación nos toca actuar, que son los problemas de nuestro país, sino también con los de aquí, los de Brasil, Bolivia, Perú, Paraguay, Chile y Argentina. En alguna medida, esto ya está presente. Decimos, por tanto, que el Gobierno está totalmente consciente y dispuesto a impulsar todas estas tareas dentro de las limitaciones de los procesos económicos y financieros nos indican y que, nos gusten o no, la realidad es esa.

El país es independiente institucionalmente, pero no lo es económicamente. En ese rubro nosotros estamos tratando de abrir nuevos horizontes, para que no sólo el MERCOSUR sea la palanca y el área dentro de la cual podemos crecer, sino que podamos hacerlo hacia otras zonas y naciones, como antes lo hicimos hacia Europa.

Hoy, evidentemente, tenemos que mirar hacia otras zonas, en las cuales podamos encontrar los mercados necesarios para vivir honorablemente de nuestro trabajo. Porque los países tienen que organizarse, pero dentro de esas limitaciones el Gobierno está absolutamente decidido y dispuesto colaborar con ustedes, en algo que para ustedes es el principio esencial que a lo largo de toda su vida han desarrollado: hacer una policía cada día más prestigiosa, más fuerte, más digna de su función, con la que el pueblo se sienta estrechamente vinculado y emocionalmente partícipe de su gestión, confiado que va ser la custodia mayor de sus derechos superiores.

Los felicito por lo que están haciendo. Les encomio a ustedes, por tanto, conciencia jerarquizada, cada día más, de las tareas que la condición de ser policía les invade a ustedes desde que las sociedades existen. Espero poder trabajar con ustedes y con el señor Ministro en los próximos años, para cada día tener una policía mejor, más valiosa, democrática, justa, fuerte y eficiente. Los felicito y les digo hasta pronto. Mochas gracias.