02/06/2000
CARTA DE INTENCION
El pasado 14 de abril el gobierno uruguayo presentó al Fondo Monetario
Internacional la Carta Intención para la obtención del stand by
precautorio por 197 millones de dólares aprobado el miércoles.
El texto describe el programa hasta fines del 2001, con las políticas
macroeconómicas y el paquete de reformas estructurales que el gobierno
tiene el propósito de implementar:
A continuación ofrecemos el texto dirigido al Sr. Stanley Fischer,
Director Gerente Interino del Fondo Monetario Internacional.
En el memorando de política económica y anexos que se adjuntan se
presenta una descripción de la política y los objetivos económicos del
Gobierno de Uruguay para el período 2000-01, para cuyo respaldo el
gobierno solicita al FMI se celebre un acuerdo de derecho de giro de 22
meses que será tratado con carácter precautorio por el equivalente de
DEG 150 millones. El gobierno considera que las medidas descritas
fomentarán el crecimiento sostenible del producto y del empleo en
condiciones de baja inflación y viabilidad externa, mejorarán la
eficiencia de la economía en general y del sector público en particular
y atenderán las necesidades sociales prioritarias.
Durante el período del acuerdo, las autoridades uruguayas se
mantendrán en relación directa con el FMI y consultarán la adopción de
toda medida que pueda ser necesaria, observando para ello los
procedimientos del FMI al respecto. Se realizarán exámenes semestrales
del programa con el FMI en diciembre de 2000, en junio de 2001 y en
diciembre de 2001.
ANEXO I –
MEMORANDO DE POLÍTICA ECONÓMICA
I. ANTECEDENTES
1. La economía uruguaya registró un progreso sustancial durante
los años
noventa. Superado el estancamiento del primer quinquenio de los
años ochenta, el crecimiento del producto per cápita se incrementó a un
nivel promedio de casi 3% anual y la inflación se redujo de 133% en 1990
a menos del 5% para finales de 1999. Todos los uruguayos se beneficiaron
de este progreso, dado que el país mantuvo una de las distribuciones más
equitativas del ingreso y los mejores indicadores sociales globales de
América Latina. Durante este período, la política económica hizo
hincapié en una gestión fiscal prudente combinada con una política de
ingreso moderada; liberalización del comercio y de los pagos
internacionales; desregulación del mercado interno; reformas
fundamentales en las esferas de previsión social y educación, y una
reducción paulatina de la tasa de depreciación de la banda cambiaria
para ayudar a aminorar las expectativas inflacionarias.
2. No obstante, persisten importantes desafíos macroeconómicos. La
competitividad sufrió los efectos de la devaluación brasileña de
principios de 1999, el desempleo es elevado, y es necesario resolver las
ineficiencias estructurales, incluida la materia fiscal, para respaldar el
ahorro y la inversión privada en la economía. Es imprescindible tomar
medidas para racionalizar las actividades del sector público, el cual
sigue siendo un factor dominante en la economía porque las empresas
financieras y no financieras más grandes son estatales. La sociedad está
en búsqueda de un equilibrio adecuado de medidas de política que den
más flexibilidad y dinamismo a la economía en tanto generan
oportunidades equitativas para todos los uruguayos.
3. El año 1999 fue difícil para Uruguay. La economía se vio
afectada por el impacto combinado de la súbita devaluación del real
brasileño a principios del año, la caída del crecimiento en los otros
países del Mercosur, un abrupto deterioro de la relación de intercambio,
e incertidumbres vinculadas con las elecciones presidenciales hacia
finales del año.
Como resultado de todo esto, se estima que el PBI real se redujo en
un 3,4% (frente a un crecimiento de casi 5% en 1998). La actividad
económica tocó fondo en el tercer trimestre de 1999 pero la
recuperación se vio obstaculizada por una sequía que redujo el producto
agrícola, una temporada turística veraniega poco dinámica y el efecto
del aumento de los precios del petróleo en los costos de la energía. La tasa
de desempleo se elevó de 10% a mediados de 1998 a 11,4% en diciembre
de 1999, pero la inflación se redujo a la mitad (al 4,2%).
4. Las finanzas públicas se debilitaron significativamente,
registrando un déficit global que se elevó de 0,9% del PBI en 1998 a
3,8% (casi US$ 800 millones) en 1999. Una parte significativa del
desajuste fiscal obedeció a la desaceleración económica, pero el
gobierno también concedió asistencia especial a los sectores más
afectados por la recesión y la ANEXO I - sequía, e incurrió en gastos
extraordinarios por las elecciones y en algunos desembolsos imprevistos
por concepto de capital e intereses. En el sector de las empresas
públicas, la empresa petrolera nacional debió afrontar precios más
altos de los previstos para la importación de petróleo y la empresa
nacional de electricidad tuvo que utilizar costosos generadores que
funcionan con derivados del petróleo porque la sequía redujo la presión
del agua en los embalses. Los gobiernos locales registraron un déficit
imprevisto del 0,3% del PBI en 1999, lo que reflejó el impacto de la
recesión, las elecciones generales a finales de 1999 y sus propias
elecciones en mayo de 2000.
5. El gobierno no tuvo dificultades para financiar el déficit en
1999. Si bien el acceso a los mercados internacionales de capital se
mantuvo abierto (los bonos del Estado fueron clasificados como de primera
calidad por las calificadoras internacionales de riesgo), el gobierno
optó por colocar solamente una emisión de Eurobonos a diez años de US$
250 millones (en abril de 1999, con un diferencial de tasas de interés de
225 puntos básicos por encima del instrumento comparable del Tesoro de
Estados Unidos). Dado que la demanda de crédito del sector privado fue
débil durante 1999 y continuaron entrando depósitos, el gobierno
financió el resto de sus necesidades de empréstitos con fuentes
nacionales. Los bancos privados parecen haber capeado
razonablemente bien la recesión de 1999, con una rentabilidad adecuada y
sin un deterioro considerable en su cartera de préstamos. No obstante,
los bancos del sector público ayudaron a algunos sectores de la
economía más afectados por la recesión y por la evolución desfavorable
de la relación de intercambio refinanciando préstamos y alargando los
períodos de pagos, pero se incrementó la proporción de préstamos en
mora en relación con los bancos privados. Con todo, los bancos del sector
público están considerablemente más capitalizados que los bancos
privados y pueden constituir fondos adicionales para cubrir cualesquier
monto que resulte ser irrecuperable. Los bancos están siguiendo de cerca
los préstamos refinanciados.
6. El déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos se
incrementó de 2,1% del PBI en 1998 a 2,9% (US$ 600 millones) en 1999. Las
exportaciones de mercancías se contrajeron más de 18% en dólares de
EE.UU. (más de 7% en volumen), en tanto que las importaciones bajaron
casi 12% (también aproximadamente 7% en volumen). Las exportaciones a
Brasil se vieron particularmente afectadas por la poca demanda y la
apreciación del tipo de cambio real bilateral. En consecuencia, los
precios de exportación de determinados productos básicos sufrieron una
acusada baja y los términos de intercambio de las mercancías
descendieron casi 8% en el año. La inversión extranjera directa recibió
el impulso de algunas operaciones de gran cuantía en los sectores de
hotelería y venta al por menor y cubrieron casi un tercio del déficit en
cuenta corriente, siendo complementadas por continuas entradas de
depósitos privados. Las reservas internacionales netas no
registraron modificaciones tras los sustanciales incrementos de los
últimos años.
7. La evolución de la política de tasas de interés y el mecanismo
de la banda cambiaria fue, en general, acorde a lo previsto en el programa
para 1999. La confianza en la política económica global y en el
régimen cambiario se mantuvo firme, y en julio el Banco Central (BCU)
redujo su tasa de interés de referencia a corto plazo de 12½% a 9½%,
nivel en el que permanece en la actualidad. Mientras tanto, la tasa de
depreciación de la banda cambiaria se mantuvo en un 7½% anual. Pese a
que el entorno externo fue desfavorable y Uruguay padeció ataques a su
competitividad con la devaluación del real brasileño, las presiones
sobre la banda cambiaria se limitaron a las que se observan normalmente en
un año electoral. El tipo de cambio se desplazó gradualmente desde el
límite inferior (el más apreciado) de la banda a mediados de año hasta
el límite superior (más depreciado) inmediatamente antes de los comicios
de octubre/noviembre. No obstante, el peso volvió rápidamente al límite
más apreciado de la banda al concluir las elecciones.
II. PROGRAMA ECONÓMICO PARA 2000-01
8. El nuevo gobierno, que asumió el poder el 1 de marzo de 2000, está
decidido a
aprovechar el progreso económico logrado en los años noventa y
comprometido a atender las dificultades y los desafíos que siguen
presentes en la economía. En una sociedad como la uruguaya, fundada en el
consenso, el gobierno está procurando obtener un amplio respaldo social y
político para este esfuerzo. Además, el gobierno intenta obtener el
apoyo de la comunidad financiera internacional, en particular el Fondo
Monetario Internacional, por lo que solicita a la institución un acuerdo
de derecho de giro de 22 meses.
9. La primera prioridad del gobierno es crear las condiciones que
favorezcan una recuperación sostenible del crecimiento del producto en
tanto se preserva la estabilidad de los precios. Es necesario reanudar
el crecimiento del producto para reducir la desocupación. Las medidas de
política se centrarán en el fortalecimiento de las finanzas del sector
público y en las reformas estructurales. Existe la necesidad de incrementar
el ahorro en la economía, lo que, a su vez, estimulará la inversión
y limitará el endeudamiento general del país. Simultáneamente, las
reformas estructurales son cruciales para mejorar la competitividad de
la producción nacional, dentro del marco del régimen cambiario de
banda ajustable y en los esfuerzos de integración económica regional.
Esto exigirá la contención de los costos, la desregulación y una mayor
competencia, mayor divulgación de información y otras reformas
estructurales para los sectores público y privado.
III. MARCO MACROECONÓMICO
10. Uruguay está saliendo gradualmente de la recesión y se
espera que el repunte del crecimiento del producto cobre fuerza hacia
mediados de este año. El gobierno confía en que con la recuperación de
la actividad económica en Argentina y Brasil, el entorno económico
internacional se ha vuelto más favorable que durante 1999. De todas
formas, la región sigue confrontando riesgos porque están aumentando las
tasas de interés internacionales y Uruguay deberá manejarse, por ahora,
en un contexto de precios de productos básicos que siguen deprimidos y
costos más altos de la energía. Conforme a ello, el gobierno prevé que el
crecimiento del PIB real se ubicará entre 2% y 2½% en el 2000, debido
al giro de la balanza de pagos y a una gradual recuperación de la
inversión y el consumo en el sector privado. La tasa de inflación se
ubicará probablemente en el rango de 4% a 6%, aproximadamente el
mismo que en 1999, antes de reanudar su tendencia descendente en 2001.
Se prevé que el empleo inicie una recuperación, pero inicialmente
se estima que la tasa de desempleo bajará solo moderadamente porque,
en general, con la recuperación también tienden a repuntar las tasas de
participación. Con la mejora de las condiciones externas y costos
internos generales más bajos medidos en dólares de EE.UU., se
proyecta una reducción del déficit en cuenta corriente de la balanza de
pagos a un nivel comprendido entre el 2% y el 2½% del PIB en el 2000.
IV. MEDIDAS DE POLÍTICA ECONÓMICA
11. El gobierno cree que lo mejor es considerar su programa
económico para 2000– 01 como parte de un esfuerzo a mediano plazo para
restablecer la competitividad y retomar el crecimiento del producto a
altas tasas. En este contexto procura seguir una estrategia fiscal
en dos frentes, en la que combinará la consolidación de las finanzas
públicas para fortalecer la confianza y reducir el coeficiente de deuda
nacional, con recortes impositivos graduales para ayudar a reducir costos
en la economía y fomentar la competitividad. Ambos objetivos requieren una
restricción del gasto y reformas estructurales. El gobierno está
preparando un proyecto de ley de presupuesto quinquenal para el nuevo
período presidencial. El presupuesto tendrá como meta reducir el
déficit fiscal a menos del 1% del PIB a mediano plazo y será presentado
al Parlamento antes de finales de agosto de 2000. No será posible lograr
a la vez todos los objetivos fiscales estructurales, pero el gobierno
reducirá significativamente el déficit en 2000–01 y se ha comprometido
a lograr, a mediano plazo, una modificación sustancial de la razón entre
la deuda bruta del sector público y el PIB, que sufrió recientemente un
fuerte incremento porque incluye los costos de la reforma previsional
(más del 1% del PIB anual) desde 1996.
12. En el año 2000, el gobierno se fija como meta la reducción del
déficit fiscal a la mitad, para ubicarlo en 1,8% del PIB. Alrededor
del 40% del ajuste implícito se deberá a que no se recurrirá a los
gastos extraordinarios que afectaron el déficit en 1999. El resto refleja
un mayor ingreso tributario como respuesta a la recuperación de la
actividad económica y los recortes planificados del gasto discrecional no
correspondiente a intereses.
13. Del lado del ingreso, el gobierno procurará no elevar los
impuestos durante el período del mandato. Es más, en el año 2000
tendrá lugar una reducción de los impuestos a la tierra y un recorte de
los aportes patronales al sistema de previsión social en el sector
agropecuario para ayudar a reducir costos y absorber los efectos de la
sequía. A pesar de estos recortes de impuestos, se prevé una
recuperación en el 2000 de la razón entre la recaudación total y el PIB
tras la caída registrada en 1999. Son tres las razones de ello: en primer
lugar, al reanudarse el crecimiento del producto, se prevé que las
compras de bienes de consumo duraderos se recuperen de la fuerte
reducción que tuvo lugar durante la recesión, dado que esos productos
figuran entre las mayores fuentes de ingresos por concepto de impuestos al
valor agregado e impuestos selectivos al consumo. En segundo lugar, se
proyecta también una recuperación de las importaciones, lo que elevará
los ingresos por concepto de impuestos aduaneros. Y tercero, se están
ajustando los precios administrados de los productos petroleros y sus
derivados para reflejar el aumento de los costos de importación de
energéticos.
14. Se programa una reducción en términos reales de los gastos no
correspondientes a intereses, con lo que se reduce su proporción en
el PIB en 1¾ puntos porcentuales, ayudando a reducir los costos sobre la
economía. Los salarios que perciben los funcionarios del gobierno central
(que representan alrededor del 5% del PIB) se ajustaron en 1½% en enero
de 2000 y no volverán a ajustarse en el resto del año (véase más
adelante). Se prevé que las erogaciones previsionales (casi 17% del PIB
en 1999), las que están indexadas al índice medio de salarios de la
economía (salarios privados y públicos), también reduzcan su ratio en
relación al PIB. Por último, dado que se contuvo el gasto discrecional y
no se recurrirá a desembolsos extraordinarios como se indicó
previamente, se reducirán, como proporción del PIB, las compras de
bienes y servicios, otras erogaciones discrecionales y el gasto de
capital. La mayor parte de las reducciones programadas del gasto (y el
déficit) para el año 2000 tendrán lugar en el gobierno central y en las
empresas del sector público, en tanto que los gobiernos locales, que
prácticamente carecen de acceso al financiamiento, tendrán que eliminar
el déficit registrado en 1999.
15. La moderación del crecimiento salarial es crucial para ayudar a
fortalecer la competitividad y mejorar las perspectivas del crecimiento
del empleo. La ley de indexación en el sector público adoptada por
el Parlamento a finales de 1998 estipula que si la inflación en 12 meses
se mantiene por debajo del 10% desde el último ajuste general de salarios
del sector público, el gobierno tiene la opción de reducir la frecuencia
de la indexación de dos veces por año a una vez por año. Con la caída
de la inflación en 1999 se ha satisfecho esta condición y, por lo tanto,
el incremento de los salarios del gobierno central se limitará al de
enero, previamente señalado. El personal policial y militar recibirá
más adelante en el año, con vigencia a partir de marzo de 2000, un
ajuste adicional previamente comprometido. Esta evolución, unida a la
moderación prevista de los ajustes salariales en las empresas públicas y
en los gobiernos locales, hace prever que el salario promedio del sector
público baje ligeramente en términos reales en este año, tras un
incremento real superior al 3% en 1999. Las presiones salariales en el
sector privado fueron débiles en 1999 y se espera que sigan siéndolo
este año.
Hubo ciertas negociaciones salariales que favorecieron el empleo más
que el incremento del salario y se registraron presiones a la baja debido
a la alta tasa de desocupación.
16. La política monetaria está condicionada por el régimen
cambiario. Durante este año se proyecta un aumento del circulante
similar al del PIB nominal, en tanto que se ha programado que las reservas
internacionales netas del BCU permanezcan sin cambios con respecto a su
nivel de fines de 1999. El programa prevé que el dinero en sentido amplio
registre un incremento comprendido entre 8% y 10%, reflejo de un aumento
de los depósitos, y que una proporción significativa de las necesidades
de endeudamiento del gobierno será satisfecha con recursos procedentes
del extranjero (véase más adelante). Esto permitirá una expansión del
crédito del sistema bancario al sector privado de 4% a 6% en términos
reales.
17. La intermediación financiera eficiente es crucial para mantener
una economía vibrante y sana, y el gobierno prestará especial atención
al fomento de un sistema bancario competitivo. El sistema bancario
uruguayo goza de buena reputación en la región y existe gran confianza
en los bancos. Al mismo tiempo, el gobierno es consciente de que el
advenimiento de las nuevas tecnologías bancarias y las reformas de los
sistemas financieros de nuestros países vecinos están erosionando
lentamente nuestras ventajas comparativas, como nuestra ubicación central
y nuestra estabilidad macroeconómica. Como resultado, es menester mejorar
la eficiencia del sector bancario uruguayo a la vez que cobra cada vez
más importancia la necesidad de adoptar normas y regulaciones
prudenciales, una supervisión más cercana y asignaciones de crédito
basadas en el mercado. A finales de febrero de 2000, el gobierno obtuvo la
aprobación del Directorio del Banco Mundial de un préstamo de ajuste
para el sector financiero por un monto de US$ 81 millones, en respaldo de
las medidas encaminadas a eliminar paulatinamente el trato privilegiado
del que gozan los bancos del sector público; mejorar el cumplimiento de
las normas de prudencia y de presentación de estadísticas; igualar los
requisitos de encaje legal en todos los bancos privados y públicos; abrir
a la competencia de bancos privados algunas actividades que actualmente
están reservadas para los bancos del sector público, y fortalecer la
supervisión que ejerce el Banco Central (por ejemplo, mediante
inspecciones regulares in situ). El objetivo de estas reformas es
que los bancos del sector público operen en igualdad de condiciones con
los bancos privados en todos los aspectos de la intermediación
financiera. El gobierno trabajará directamente con funcionarios del Banco
Mundial en la administración de este programa, y mantendrá al personal
técnico del FMI informado acerca del avance logrado
18. En los últimos años, y de conformidad con las políticas
financieras y salariales descritas, el gobierno desaceleró gradualmente
el ritmo del ajuste de la banda cambiaria en función de la reducción de
la meta explícita de inflación. El gobierno mantendrá este
instrumento de política en el mediano plazo, hasta que se logre una nueva
reducción de la inflación y pueda considerarse un ancla más firme. No
obstante, este año es necesario respaldar una contracción gradual del
tipo de cambio efectivo real del peso, reforzada con reducciones de los
costos internos. Para ello, el gobierno procederá con cautela y mantendrá
el ritmo de la depreciación de la banda en el nivel actual de 7½% anual.
El mercado cambiario permaneció en calma tras la devaluación del
real y pese a la creciente incertidumbre vinculada con el ciclo electoral,
el gobierno respondió a las presiones temporales permitiendo cierta
flexibilidad del tipo de cambio dentro de la banda. Ante la ausencia de
presiones salariales en la economía, una continua moderación de la
inflación y la falta de limitaciones de la oferta, esta política
seguirá aplicándose en el 2000.
19. El gobierno sigue tomando medidas destinadas a fortalecer la
confianza en la posición financiera global de Uruguay. El plan de
financiamiento del 2000 prevé préstamos netos del Banco Interamericano
de Desarrollo y el Banco Mundial por un monto aproximado de US$ 125
millones, y la colocación neta de unos US$ 300 millones en bonos a largo
plazo denominados en dólares de EE.UU. La mayoría de estos bonos serán
colocados en el extranjero, aunque también podrá colocarse una parte en
las administradoras privadas de fondos de ahorro previsional (AFAP), que
reciben unos US$ 220 millones en aportes todos los años. A efectos de
preservar la estructura de vencimientos promedio de por lo menos siete
años, el gobierno no emitirá, en términos netos, títulos de deuda a
corto plazo y, con este calendario de financiamiento, Uruguay carecerá
prácticamente de deuda pública a corto plazo.
20. El gobierno se ha comprometido a realizar una reforma
estructural como instrumento esencial para ayudar a mejorar la
productividad y la competitividad. Las medidas de reforma estructural
exigen amplia discusión y participación de los representantes políticos
y del público, y el gobierno cree que los mejores incentivos para elevar
la productividad, reducir los costos y fortalecer la competencia son el
mejoramiento del flujo de información al público y una mayor
divulgación de las actividades de los sectores público y privado. En el
anexo que se adjunta se describen varias medidas clave de la reforma
estructural que pueden agruparse en tres amplias categorías: 1) las que
mejoran la transparencia y la divulgación de información, como la
preparación de informes trimestrales y anuales (auditados) sobre las
actividades de las empresas; un calendario de divulgación de información
sobre la posición fiscal mensual del sector público; auditorías
externas independientes de las empresas públicas financieras y no
financieras, y un estudio para documentar y cuantificar todas las
actividades cuasifiscales que se realizan actualmente a través de los
bancos y entidades públicas; 2) las que reducen costos específicos de
las empresas públicas, a fin de prepararlas para la desregulación y un
mercado competitivo, como la eliminación del impuesto a las operaciones
cambiarias y la eliminación paulatina de la sobretasa para previsión
social que también se aplica exclusivamente a las empresas públicas, y
3) las que son específicas para establecer un sistema bancario vigoroso y
competitivo, como el análisis externo independiente de las carteras de
préstamos de los bancos del sector público y el requisito de que todos
los bancos coloquen obligaciones en el mercado de capitales por el
equivalente de, como mínimo, el 2% de su base de depósitos.
21. El gobierno ha previsto mantener el régimen cambiario uruguayo
libre de restricciones a los pagos y transferencias por transacciones
internacionales. Uruguay ha aplicado todas las reducciones de
aranceles aduaneros según el calendario acordado en el Mercosur, y el
gobierno continuará insistiendo en la eliminación a finales del 2000 de
la sobretasa del 3% del arancel externo común porque se cree que le resta
competitividad a la economía.
22. El gobierno sigue esforzándose por mejorar la precisión, la
puntualidad y la cobertura de la información estadística sobre la
economía. Está en marcha un proyecto bianual, que finalizará a
mediados de 2001, para revisar y ampliar las estadísticas de las cuentas
nacionales. Además, el BCU está implementando un nuevo sistema para la
compilación y la estructura de las estadísticas monetarias, para lo cual
recibió asistencia técnica del FMI. En este contexto, el gobierno se
compromete que para setiembre de 2000, el Banco de la República Oriental
del Uruguay (BROU) y el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU) reduzcan el
retraso en la declaración de información monetaria al BCU y la presenten
al mismo tiempo que los bancos privados, como se señala en las medidas de
reforma estructural en el anexo I. Las iniciativas y medidas en materia
estadística que se describen constituyen los preparativos para la
suscripción de Uruguay a las NEDD del FMI.
23. El programa económico para 2000–01 contiene metas
cuantitativas indicativas para 2001. Con una constante reducción de
los costos de producción nacionales y suponiendo que se disipen los
efectos de los embates recientes, Uruguay podrá beneficiarse plenamente
de la recuperación que tenga lugar en la región y el crecimiento del PIB
real deberá repuntar por lo menos al 4%. En esas circunstancias, el
gobierno ha previsto reducir el déficit fiscal consolidado al 1,2% del
PIB, y se espera que las condiciones más favorables para exportar
permitan una nueva acumulación de las reservas internacionales netas. Por
otra parte, la razón entre la deuda bruta total del sector público y el
PIB se acercará a su punto de inflexión, tras lo cual puede comenzar a
bajar en el mediano plazo. El gobierno consultará con el FMI las
perspectivas económicas y las opciones de política para 2001 y
determinará la distribución trimestral de las metas indicativas anuales
cuando tengan lugar las conversaciones para el primer examen del programa,
hacia finales del 2000 .
MEDIDAS DE REFORMA ESTRUCTURAL
Antes de fin de septiembre de 2000
1. Conclusión del análisis externo independiente de la cartera de
préstamos del BROU y del BHU.
2. Remitir al Parlamento un proyecto de ley para revocar el impuesto a
la compra de moneda extranjera (ICOME) antes del 1 de enero de 2001.
3. Remitir al Parlamento un proyecto de ley para eliminar la sobretasa
en las contribuciones a la seguridad social que se aplican a las empresas
públicas (12 puntos porcentuales) en 12 pasos trimestrales de 1 punto
porcentual cada uno. La primera reducción entrará en vigor en enero de
2001.
4. Iniciar un estudio de las operaciones cuasifiscales de todas las
instituciones financieras y otras entidades del sector público. Este
estudio se concluirá antes del 30 de junio de 2001.
5. Comenzar el calendario de divulgación de datos mensuales sobre las
finanzas del sector público, el gobierno publicará los resultados de: a)
recaudación de impuestos (cuadro de la DGI), b) operaciones del gobierno
central, c) operaciones de previsión social (BPS), d) resultados de las
empresas públicas y e) saldo cuasifiscal (BCU), para julio de 2000. Los
datos mensuales subsiguientes se publicarán con un desfase que no
excederá de 60 días calendario.
6. Reducir los retrasos en la presentación de la información
monetaria del BROU y del BHU al Banco Central del Uruguay, a fin de que se
presente con el mismo desfase que los bancos privados.
Antes de fin de diciembre de 2000
7. Publicar informes trimestrales para el período de tres meses que
concluye el 30 de setiembre del 2000 sobre las empresas financieras y no
financieras del sector público (BROU, BHU, BSE, ANCAP, UTE, ANTEL, OSE,
AFE, ANP). Los informes deberán incluir cuadros resumidos del estado de
resultados, el estado de origen y aplicación de fondos y el balance
general. Los informes trimestrales subsiguientes se publicarán con un
desfase que no excederá de 10 semanas contadas a partir del cierre del
trimestre calendario pertinente.
Antes de fin de marzo de 2001
8. Remitir al Parlamento un proyecto de ley de reforma de las Cajas de
Jubilaciones y Pensiones especiales, como la del sector bancario,
profesionales universitarios, escribanos públicos, policía y fuerzas
armadas.
9. Concluir la auditoría externa independiente del BROU, BHU y BSE.
10. Concluir la auditoría externa independiente de ANCAP, UTE, ANTEL,
OSE, AFE y ANP.
Antes de fin de junio de 2001
11. Publicar informes anuales del BROU, BHU, BSE, ANCAP, UTE, ANTEL,
OSE, AFE y ANP aprobados por auditores externos independientes. Los
informes deberán incluir cuadros resumidos de los resultados de las
operaciones, flujo de caja y balance general.
Los informes anuales auditados subsiguientes deberán publicarse con un
desfase que no excederá de cuatro meses.
12. Los bancos privados y públicos colocarán obligaciones en el
mercado de capitales equivalentes, como mínimo, al 2% de su base de
depósitos.