Cumpliendo con una promesa que había formulado en
ocasión de un reportaje anterior, el Presidente de la República, Dr.
Jorge Batlle, estuvo hoy presente en la audición agropecuaria del
periodista Dr. Eduardo J. Corso. En otra extensa entrevista, el mandatario
preconizó luchar por los mercados, instrumentar el trabajo colectivo de
los productores pequeños y medianos, enriquecer el caudal de información
de los hombres de campo y asegurar un manejo adecuado del agua para
asegurar una producción adecuada sostenida.
He aquí los tramos sustanciales del reportaje
realizado al Presidente de la República por el Dr. Corso.
Corso: En estos momentos entra al estudio el Dr. Jorge
Batlle. Es un honor que el señor Presidente de la República nos visite
en nuestro carácter de periodistas. Usted estuvo el 18 de noviembre
frente a este micrófono y dijo que si llegaba a la Presidencia, nos
hacía una visita para conversar sobre temas de la agropecuaria. Yo
decía, en ausencia suya, que usted había cumplido con el taximetrista,
está cumpliendo hoy con nosotros y va a cumplir el lunes con la venta de
los corderos virtuales. ¿Se acordaba?
Batlle: Sí, exactamente.
Corso: Bueno, es todo un honor recibirlo. Nosotros lo
votamos, escuchamos su discurso del Victoria y sobre todo el otro, el
pronunciado ante la Asamblea General con una serie de conceptos que la
gente está repitiendo, como el de que lo que vale es ser, y no el tener.
Hay mucho gente que necesita de la espiritualidad, en la que usted ha
tenido algunos toques maestros. A partir de ahora, usted es el dueño en
la conducción de este espacio.
Batlle: Para mí es un gusto estar con usted acá. Pero
además de ser, eso, una consecuencia natural de quien usted es, está el
hecho de que usted es el decano de la prensa agropecuaria y representa,
por sí mismo, una palabra autorizada, objetiva, sincera, en donde nos
parecemos bastante porque decimos la barbaridad que tengamos que decir.
Cantamos la justa. A lo mejor no es la verdad, pero por lo menos es la
suya. Y yo tenía, no solamente la obligación de cumplir con lo que
había dicho, sino además tener el gusto de estar acá.
Y voy a decir otra cosa, y no porque precise de mí
para aumentar su rating, sino porque creo que cada tanto, a cada dos o
tres meses, le voy a pedir la bolada de venir a conversar con la gente del
campo.
Corso: Va a tener el micrófono a su disposición.
Batlle: Quiero decirle además que en este mundo que
tanto está cambiando, y en el cual la realidad debe estar a la cabecera
de la mesa, hay un lugar prioritario para la producción de alimentos. Y
pese a las dificultades reales que tiene nuestro país, en mérito no a
las circunstancias adversas de los mercados y de los climas -que son
transitorios- sino las dificultades reales que tienen por la acción de
organizaciones mundiales del comercio, pese a eso, los uruguayos tenemos
que seguir, entre otras cosas, apostando a la producción primaria y a su
consecuente transformación con el valor agregado que ella reclama para
obtener mejores precios.
Estuve el otro día con el Primer Ministro italiano,
Massimo D´Alema, un hombre muy distinguido e inteligente. El nos empezó
a hablar -estábamos con Iglesias- de lo que llama la revolución italiana
en materia de comunicaciones. Y nos dio una explicación fantástica de
cómo eso influía en el mercado e capitales, en la bolsa, en la gente
joven y cómo armaba todo un esquema nuevo. De pasada, yo le dije: vea,
nosotros en eso podemos trabajar mucho, pero tenemos también muchas otras
cosas para hacer, que es la de darle de comer a la gente, a precios más
baratos, mercaderías más sanas.
Es cierto que nosotros tenemos en Europa algunos
países como Portugal, como Italia, que están más cerca de nuestro
pensamiento que el de las naciones que lideran la actitud de cierre de
mercado. La que más protege esta política agrícola común es Francia.
Por la tarde me encuentro con el Primer Ministro polaco
y le pregunto: dígame, ¿usted tiene expectativas de ingresar al Mercado
Común? Ah, nosotros en tres años, me dice. ¿Y tiene la expectativa de
recibir los mismos subsidios? Sí, claro. Los mismos subsidios que a
todos. ¿No cree que lo van a tratar diferente que a los rumanos o a los
lituanos? No, no, a todos igual.
Quiere decir que debemos prepararnos para discutir
todas estas cosas y de juntarnos para eso. Debemos sentir que nuestra
posición, que es chica, crecerá si podemos mantener una unidad con
Australia, con Nueva Zelandia, con Argentina, con Chile y con Brasil. Si
esto ocurre, estaremos en condiciones de discutir este tema con fuerza.
Esta es la tarea primera que tenemos en el gobierno que tengo el honor de
presidir. Es una lucha difícil y la tenemos que dar sí o sí, porque
tenemos la capacidad de dar al mundo productos tan o más baratos que
otros países.
Eso quiere decir que también debemos pensar, en torno
al área agropecuaria, en producir colectivamente. No hay más posibilidad
de ser actores individuales en la escena. El frigorífico, por ejemplo, va
a hacer lo que ha hecho siempre cualquier comerciante. Cuando la cosa
viene con precios altos se retrae, cuando viene con precios bajos ingresa.
El frigorífico no está tan capacitado para liderar el mercado fuera de
fronteras. Cuando el productor aislado tiene una punta de ganado gordo,
una vaca fallada o un ganado mejorado que debe salir a vender no
terminado, el productor de 400 a 600 hectáreas no se puede liberar
económicamente si se mantiene aislado.
Cuando mencioné a alguna entidad agropecuaria
específica recientemente, alguien pudo haberse preguntado, cómo no se
acordó de nosotros, que armamos la hotelería de terneros. No es que no
me haya acordado, sino que debía poner un ejemplo de productores unidos
para producir una mercadería donde la calidad y el volumen le den un
factor de negociación para fijar el precio. El Estado, si interviene, lo
hace mal, porque no sabe, y no puede fijar los precios. Los precios los
debe fijar el productor.
En el comercio, la flexibilidad es el contrario natural
del expediente. Por eso tenemos un lío en cada esquina. Entonces, ¿cómo
hacemos? Cuando la gente de litoral se junta, cada uno tiene una
dimensión que le permite decir que es un actor fuerte. Pero en el resto
del país, ¿cómo hacemos? Entonces, cuando los muchachos de Durazno me
dicen que tienen 100 mil hectáreas atrás de ellos y podemos unificar la
producción de terneros y podemos engordarlos y ofertar hasta diez mil
novillos y venderla acá, quiere decir que tenemos una gran participación
en el juego del mercado libre. Si estamos separados, nadie puede defender
lo que produce.
Por eso ayer, en el acuerdo, le dije al Ministro de
trabajar rápidamente para hacer por lo menos una experiencia concreta.
Usted podrá prestar a un productor de 500 hectáreas para que haga su
pradera, pero sigue siendo una pequeña unidad aislada, y si es así, a la
larga, marcha. Entonces, la otra cosa, en la agropecuaria, donde realmente
tenemos un mercado, tenemos que comenzar a actuar colectivamente, tarea
que, a veces, la necesidad hace más factible, como ocurrió cuando se
advirtió que, a causa de la seca, con un suplemento alimenticio el ganado
mejoraba.
Creo que este mundo es el mundo de la escala de la
producción. Se acaban de juntar Agnelli, de la Fiat, con la General
Motors. Se acaban de juntar unos bancos enormes en el Japón. El Papa
acaba de pedir perdón por pecados, reales o supuestos, cometidos hace dos
mil años. El Papa es el hombre más grande de este siglo, no hay duda
alguna, porque es una cosa infernal que alguien diga poder perdonar por lo
que ocurrió hace dos mil años, implica que de él dimana una enorme
fuerza moral. El está autorizado a hacer eso. Si estos señores, que son
unos monstruos, se tiene que juntar para sobrevivir, si no nos juntamos
nosotros, marchamos.
La otra gran expectativa que yo tengo en este asunto es
la de ver si podemos armar, con esta u otra gente, un proyecto para decir
que esas cien mil hectáreas merecen una ayuda sin burocracia para
modificar el objetivo que tenemos. Por ello incorporamos a la ley de
urgencia una norma que habilite, a la organización que ese grupo
generaría, incorporarse a los beneficios de la ley de inversiones. Y que,
dentro de mil hectáreas Coneat, puede transferir cien, si es sociedad
anónima, sin pagar el impuesto a la transmisión inmobiliaria. Hay que
ayudar a la gente chica y mediana, que es la que más necesita, sin
perjudicar las expectativas de recaudación del estado.
Corso: Esto va a costar mucho porque la gente es muy
individualista y considera que es el dueño de su parcela.
Batlle: Es verdad, pero cuando eso nace de una sociedad
agropecuaria el asunto cuesta menos porque nace de sus iguales y de sí
mismo.
Corso: Bueno, si es espontáneo, si es voluntario...
Batlle: Además es un mecanismo para defender lo que se
produce, para valorizar la cría y para mejorar el procreo. Estamos con
procreos bajos, y más bajo en ovinos que en bovinos. Ese es el otro punto
central de mi preocupación. Ayer lo conversamos con los Ministros de
Obras Públicas, de Industrias y de Ganadería. Vamos a juntarnos todos
los que tenemos que ver con el agua, para manejar el agua. Mañana empieza
en Holanda un congreso mundial sobre el manejo del agua, al que asiste
países con gravísimos problemas de abasto de agua potable. Cuando
estuvimos en Irlanda la conferencia que más nos impresionó fue la de un
señor norteamericano sobre el agua, quien dijo que una hectárea de
cultivo de trigo necesita una cantidad enorme de agua. El hombre, que no
parecía un experto, empezó a hablar de cuánta agua había bajo las
capas friáticas en la India y en la China. Extraían el agua del subsuelo
para tener fertilidad en sus plantíos. Mañana empieza un congreso de
esos y nuestro país tiene el privilegio de integrar la hidrovía, ruta
con un alto caudal de agua aprovechable.
Yo con mi señora tenemos 93 hectáreas cerca de
Carmelo y tenemos una enorme cantidad de agua enfrente. Usted va al norte,
a Salto y a muchos otros campos, hacía un tajo y salía el agua, se
recogía y se plantaba arroz. Había agua. El Uruguay tiene que organizar
el manejo del agua.
Vamos a recapitular: primero, la pelea por los
mercados; segundo, el plan para organizar la pecuaria (incluyendo la
lechería) y después, el agua.
La otra cosa que tenemos que armar es el conocimiento.
Porque durante muchos años no se precisó saber nada de números ni de
mercados, ni nada de nada, para mantener, desarrollar y prosperar en un
establecimiento agropecuario, comercial o industrial. Hoy, el que no tiene
conocimiento empresarial sobre los valores financieros y las cosas que no
se ven, como la muda de dientes, y otros aspectos a contemplar, van a
significar costos adicionales. Nunca hemos hecho el cálculo de esas
pérdidas, porque no teníamos necesidad de él.
Por tanto, tenemos que ayudar al agente económico de
la actividad agropecuaria alejado de la posibilidad de dejar su campo para
participar de un seminario, como lo puede hacer el comerciante, como lo
puede hacer el industrial, que vive en el centro urbano y está en
condiciones de asistir a recibir un conocimiento elemental y necesario
sobre cómo se manejan las cosas. Para eso, por ejemplo, tenemos la
televisión y la posibilidad de educar a la gente a distancia. ¿Porqué
no participamos entonces en los mercados a término? La otra gran cosa
es, pues, conocimientos e información, actividades esenciales que debemos
acercar a la producción primaria de este país. Por supuesto, también
está el tema de cómo vamos a manejar el crédito, la sanidad, el
desarrollo genético, las enfermedades sexuales en los bovinos y todo ese
tipo de cosas.
Somos un país con la capacidad de transformarnos en un
país natural y el compromiso natural de conservar nuestros recursos como
la niña de nuestros ojos. Si no cuidamos, junto a ello, el medio
ambiente, tampoco podremos calificar para los nichos de mercado, se pagan
sobreprecios por un alimento que se sabe proviene de un ambiente natural.
Eso lo podremos hacer y poner en Internet, para que se conozca nuestra
calidad en el mundo: tenemos que modernizarnos.
No creo que esto lo pueda hacer un gobierno de un día
para otro. No creo que seamos más o menos capaces que nadie, pero sí
creo que el país tiene este desafío y debemos tratar de enfrentarlo
venciendo las trabas burocráticas y este sistema de jubilación absurdo
que tiene el hombre de campo, que lo tenemos que derogar para reemplazarlo
por otro sensato, normal, no diferente al que de cualquier otro ciudadano
que trabaja toda su vida.
Vamos también a ayudar a los municipios. En principio
vamos a rebajar en un 25% la contribución inmobiliaria.
Corso: Ese es un impuesto que tarde o temprano lo
deberán revisar y eliminar porque no hay vinculación entre el medio
rural y el municipio.
Batlle: Pero además, en el presupuesto general de
gastos pretendemos, con un acuerdo con los Intendentes lograr una especie
de negociación triangular entre la producción rural, las Intendencia y
el Poder Ejecutivo central. Hablo de un sistema de mutuas concesiones y
supervisión recíproca, con la defensa del empleo. Vamos a hacer un
negocio entre los tres, en virtud del cual se sabe que hay que cumplirlo
porque en el Interior el Intendente es el único que no se puede escapar:
la gente lo espera a la puerta de su casa, porque vive en el pueblo.
Entonces, éste debe estar en la carretera, viniendo a Montevideo a buscar
plata y tratando de escapar a esa prisión. Bueno, no tengo inconveniente
en que digan que soy yo el malo de la película, porque eso beneficiará a
las Intendencias.
Esa rebaja de la contribución inmobiliaria rural
significará 28 o 29 millones de dólares por año. Vamos a disminuir el
peso de lo que tiene que sacar del bolsillo el productor mientras la
Intendencia dejará de lado la incertidumbre, pues pasará a cobrar la
mitad de la Contribución, mensualmente, con puntualidad.
Corso: Estimado doctor, hágase la idea de que lo está
escuchando una enorme cantidad de hogares de nuestro país. Mucha de esa
gente está enferma, lastimada o en el CTI. ¿Qué piensa este gobierno
para evitar un éxodo similar a que se viviera a raíz de la ruptura de la
tablita cambiaria en noviembre del 82?
Batlle: Cuando usted mira la historia de este siglo y
ve cómo estaba compuesta la población y el trabajo a principios de
siglo, en éste o en cualquier otro país, usted advierte que la mitad de
la mano de obra estaba ocupada en las actividades agropecuarias. Cuando
usted vuelve a pasar la hoja y llega a 1950, ve que la mitad trabaja en la
industria, el 20% en el agro y el resto en servicios. Al fin del siglo, en
Francia los agricultores son 2 millones y en Estados Unidos no llegan a
700 mil. La estructura del trabajo está con un 50% de la masa laboral en
los servicios, en los cuales, cuanto más calidad se les incorpora, se
logran mejores salarios. Esto es así y no hay nada que lo pueda cambiar.
¿Qué se puede hacer para retener a la gente en el
campo, sobre todo a la gente de 600 hectáreas? Si hay gente que pide
4 mil hectáreas, no puedo establecer, como patrón, esa extensión,
porque los que no tienen ese campo se deben ir. Pero se puede lograr que
trabajen todos juntos y atraer el crédito y los mecanismos que los
habilita a trabajar juntos. Si usted, en cambio, tiene 10 hectáreas de
cepa vinícola fina, es otro tipo de producción, pero para la actividad
general, debemos ayudar el pequeño y el mediano productores, hay que
ayudarlos para que trabajen en común. No encuentro otro mecanismo.
Corso: Doctor, ¿qué va a pasar con la gente
endeudada? Se habla de 2.000 productores que reperfilaron su deuda con
el BROU, y de otros quince o veinte que se acogieron al sistema del cupón
cero, y ahora lo acaban de prorrogar.
Batlle: No he tenido tiempo de mirar los números. El
reperfilamiento de la deuda ha sido un sistema útil. Debemos tratar de
ayudar a la gente a ponerse en actividad. Aún no hemos podido salir del
7o. piso, pero me informaron que la gente está dando vuelta la tierra y
esperando la lluvia. Sé que hará un esfuerzo la gente y tiene ánimo.
Corso: El ánimo lo tiene, siempre lo ha tenido.
Batlle: La gente quiere que le digan la verdad. Las
cosas van a estar mejores. Va a crecer mucho el Brasil y eso importa. Va a
ser un bueno año para la cebada. Las empresas harán que se multiplique
el malteo. Continuará la forestación en el este de la mano de
brasileños y chilenos. Incluso hemos hablado con gente que está en el
área de la industrialización.
El Fondo Monetario se queja bastante del Banco
República y del Banco Hipotecario porque dicen que son bancos que están
más para ayudar que para ser bancos y el Fondo tiene sus esquemas. Hay
que conversar y explicarle que nosotros no podemos dar subsidios pero que
la ayuda del Banco República permite sobrepasar cosas que de otra manera
hubiera sido imposible superar. El Banco ha ido ayudando según los
recursos que capta en la plaza y con las tasas reales de interés.
El país es como una familia y por eso tenemos que
hacer un gran ahorro en la gestión, que es muy importante, yo diría
central.
Corso: ¿No es exagerada la presencia de nueve
personas en la delegación parlamentaria que va a viajar al Brasil?
Batlle: Usted sabe que yo soy del Poder Ejecutivo. Sabe
que si yo hablo del parlamento, ellos después me dan por la cabeza. Por
eso, prefiero que hablen los periodistas. Hemos tratado de achicar eso, en
efecto, muchísimo, en lo que nos compete, y lo seguiremos haciendo. Pese
a todo, tenemos que estar en el mundo internacional.
Corso: De la gente que está escuchando, hay mucha
gente con problemas.
Batlle: Que la gente no me escuche, pero debo decir
que, este año, el lío está en el certificado de la DGI y del BPS.
Debemos hallar las fórmulas a través de las cuales la gente pueda mover
su ámbito de producción.
Corso: No se olvide del tema gasoil, que está
perjudicando a los pequeños productores.
Batlle: Del tema gasoil usted no se preocupe, pues con
ese tema hasta sufren los americanos, porque el barril vale 30 dólares.
Por eso es que precisamos aflojar por otro lado. El único esfuerzo
válido y grande de la sociedad debe estar dirigido al sector
agropecuario, porque es el sector del cual el país vive. El gobierno no
ignora la situación y no le va a rehuir a sus responsabilidades. A medida
que la situación vaya mejorando vamos a ir otorgando más. Estás
dispuesto a escuchar y a circular y, en ese espíritu, iremos hoy a la
fiesta de la Vendimia.
Corso: Por favor, deje un mensaje para el sector
agropecuario.
Batlle: Como todo uruguayo, sabemos y sentimos que el
agro es todavía, y seguirá siendo por muchos años, el sector más
gravitante de la economía uruguaya. Conocemos las dificultades que tiene
y estamos dispuestos a trabajar para mejorarlas. No resolverlas, porque va
más allá de nuestro tiempo de gobierno, pero sí orientarlas en el buen
sentido de las cosas. Tengo el compromiso público y voluntario de ordenar
el gasto para abatir el costo que el Estado transfiere a la economía y al
productor como parte gravitante de ella.