16/03/2000

BATLLE PRECONIZO LA UNION DEL TRABAJO DE LOS PRODUCTORES Y UN ADECUADO MANEJO DEL AGUA

REPORTAJE REALIZADO AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, DR. JORGE BATLLE, POR EL DR. EDUARDO J. CORSO. Montevideo, 16 de marzo de 2000.

Cumpliendo con una promesa que había formulado en ocasión de un reportaje anterior, el Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle, estuvo hoy presente en la audición agropecuaria del periodista Dr. Eduardo J. Corso. En otra extensa entrevista, el mandatario preconizó luchar por los mercados, instrumentar el trabajo colectivo de los productores pequeños y medianos, enriquecer el caudal de información de los hombres de campo y asegurar un manejo adecuado del agua para asegurar una producción adecuada sostenida.

He aquí los tramos sustanciales del reportaje realizado al Presidente de la República por el Dr. Corso.

Corso: En estos momentos entra al estudio el Dr. Jorge Batlle. Es un honor que el señor Presidente de la República nos visite en nuestro carácter de periodistas. Usted estuvo el 18 de noviembre frente a este micrófono y dijo que si llegaba a la Presidencia, nos hacía una visita para conversar sobre temas de la agropecuaria. Yo decía, en ausencia suya, que usted había cumplido con el taximetrista, está cumpliendo hoy con nosotros y va a cumplir el lunes con la venta de los corderos virtuales. ¿Se acordaba?

Batlle: Sí, exactamente.

Corso: Bueno, es todo un honor recibirlo. Nosotros lo votamos, escuchamos su discurso del Victoria y sobre todo el otro, el pronunciado ante la Asamblea General con una serie de conceptos que la gente está repitiendo, como el de que lo que vale es ser, y no el tener. Hay mucho gente que necesita de la espiritualidad, en la que usted ha tenido algunos toques maestros. A partir de ahora, usted es el dueño en la conducción de este espacio.

Batlle: Para mí es un gusto estar con usted acá. Pero además de ser, eso, una consecuencia natural de quien usted es, está el hecho de que usted es el decano de la prensa agropecuaria y representa, por sí mismo, una palabra autorizada, objetiva, sincera, en donde nos parecemos bastante porque decimos la barbaridad que tengamos que decir. Cantamos la justa. A lo mejor no es la verdad, pero por lo menos es la suya. Y yo tenía, no solamente la obligación de cumplir con lo que había dicho, sino además tener el gusto de estar acá.

Y voy a decir otra cosa, y no porque precise de mí para aumentar su rating, sino porque creo que cada tanto, a cada dos o tres meses, le voy a pedir la bolada de venir a conversar con la gente del campo.

Corso: Va a tener el micrófono a su disposición.

Batlle: Quiero decirle además que en este mundo que tanto está cambiando, y en el cual la realidad debe estar a la cabecera de la mesa, hay un lugar prioritario para la producción de alimentos. Y pese a las dificultades reales que tiene nuestro país, en mérito no a las circunstancias adversas de los mercados y de los climas -que son transitorios- sino las dificultades reales que tienen por la acción de organizaciones mundiales del comercio, pese a eso, los uruguayos tenemos que seguir, entre otras cosas, apostando a la producción primaria y a su consecuente transformación con el valor agregado que ella reclama para obtener mejores precios.

Estuve el otro día con el Primer Ministro italiano, Massimo D´Alema, un hombre muy distinguido e inteligente. El nos empezó a hablar -estábamos con Iglesias- de lo que llama la revolución italiana en materia de comunicaciones. Y nos dio una explicación fantástica de cómo eso influía en el mercado e capitales, en la bolsa, en la gente joven y cómo armaba todo un esquema nuevo. De pasada, yo le dije: vea, nosotros en eso podemos trabajar mucho, pero tenemos también muchas otras cosas para hacer, que es la de darle de comer a la gente, a precios más baratos, mercaderías más sanas.

Es cierto que nosotros tenemos en Europa algunos países como Portugal, como Italia, que están más cerca de nuestro pensamiento que el de las naciones que lideran la actitud de cierre de mercado. La que más protege esta política agrícola común es Francia.

Por la tarde me encuentro con el Primer Ministro polaco y le pregunto: dígame, ¿usted tiene expectativas de ingresar al Mercado Común? Ah, nosotros en tres años, me dice. ¿Y tiene la expectativa de recibir los mismos subsidios? Sí, claro. Los mismos subsidios que a todos. ¿No cree que lo van a tratar diferente que a los rumanos o a los lituanos? No, no, a todos igual.

Quiere decir que debemos prepararnos para discutir todas estas cosas y de juntarnos para eso. Debemos sentir que nuestra posición, que es chica, crecerá si podemos mantener una unidad con Australia, con Nueva Zelandia, con Argentina, con Chile y con Brasil. Si esto ocurre, estaremos en condiciones de discutir este tema con fuerza. Esta es la tarea primera que tenemos en el gobierno que tengo el honor de presidir. Es una lucha difícil y la tenemos que dar sí o sí, porque tenemos la capacidad de dar al mundo productos tan o más baratos que otros países.

Eso quiere decir que también debemos pensar, en torno al área agropecuaria, en producir colectivamente. No hay más posibilidad de ser actores individuales en la escena. El frigorífico, por ejemplo, va a hacer lo que ha hecho siempre cualquier comerciante. Cuando la cosa viene con precios altos se retrae, cuando viene con precios bajos ingresa. El frigorífico no está tan capacitado para liderar el mercado fuera de fronteras. Cuando el productor aislado tiene una punta de ganado gordo, una vaca fallada o un ganado mejorado que debe salir a vender no terminado, el productor de 400 a 600 hectáreas no se puede liberar económicamente si se mantiene aislado.

Cuando mencioné a alguna entidad agropecuaria específica recientemente, alguien pudo haberse preguntado, cómo no se acordó de nosotros, que armamos la hotelería de terneros. No es que no me haya acordado, sino que debía poner un ejemplo de productores unidos para producir una mercadería donde la calidad y el volumen le den un factor de negociación para fijar el precio. El Estado, si interviene, lo hace mal, porque no sabe, y no puede fijar los precios. Los precios los debe fijar el productor.

En el comercio, la flexibilidad es el contrario natural del expediente. Por eso tenemos un lío en cada esquina. Entonces, ¿cómo hacemos? Cuando la gente de litoral se junta, cada uno tiene una dimensión que le permite decir que es un actor fuerte. Pero en el resto del país, ¿cómo hacemos? Entonces, cuando los muchachos de Durazno me dicen que tienen 100 mil hectáreas atrás de ellos y podemos unificar la producción de terneros y podemos engordarlos y ofertar hasta diez mil novillos y venderla acá, quiere decir que tenemos una gran participación en el juego del mercado libre. Si estamos separados, nadie puede defender lo que produce.

Por eso ayer, en el acuerdo, le dije al Ministro de trabajar rápidamente para hacer por lo menos una experiencia concreta. Usted podrá prestar a un productor de 500 hectáreas para que haga su pradera, pero sigue siendo una pequeña unidad aislada, y si es así, a la larga, marcha. Entonces, la otra cosa, en la agropecuaria, donde realmente tenemos un mercado, tenemos que comenzar a actuar colectivamente, tarea que, a veces, la necesidad hace más factible, como ocurrió cuando se advirtió que, a causa de la seca, con un suplemento alimenticio el ganado mejoraba.

Creo que este mundo es el mundo de la escala de la producción. Se acaban de juntar Agnelli, de la Fiat, con la General Motors. Se acaban de juntar unos bancos enormes en el Japón. El Papa acaba de pedir perdón por pecados, reales o supuestos, cometidos hace dos mil años. El Papa es el hombre más grande de este siglo, no hay duda alguna, porque es una cosa infernal que alguien diga poder perdonar por lo que ocurrió hace dos mil años, implica que de él dimana una enorme fuerza moral. El está autorizado a hacer eso. Si estos señores, que son unos monstruos, se tiene que juntar para sobrevivir, si no nos juntamos nosotros, marchamos.

La otra gran expectativa que yo tengo en este asunto es la de ver si podemos armar, con esta u otra gente, un proyecto para decir que esas cien mil hectáreas merecen una ayuda sin burocracia para modificar el objetivo que tenemos. Por ello incorporamos a la ley de urgencia una norma que habilite, a la organización que ese grupo generaría, incorporarse a los beneficios de la ley de inversiones. Y que, dentro de mil hectáreas Coneat, puede transferir cien, si es sociedad anónima, sin pagar el impuesto a la transmisión inmobiliaria. Hay que ayudar a la gente chica y mediana, que es la que más necesita, sin perjudicar las expectativas de recaudación del estado.

Corso: Esto va a costar mucho porque la gente es muy individualista y considera que es el dueño de su parcela.

Batlle: Es verdad, pero cuando eso nace de una sociedad agropecuaria el asunto cuesta menos porque nace de sus iguales y de sí mismo.

Corso: Bueno, si es espontáneo, si es voluntario...

Batlle: Además es un mecanismo para defender lo que se produce, para valorizar la cría y para mejorar el procreo. Estamos con procreos bajos, y más bajo en ovinos que en bovinos. Ese es el otro punto central de mi preocupación. Ayer lo conversamos con los Ministros de Obras Públicas, de Industrias y de Ganadería. Vamos a juntarnos todos los que tenemos que ver con el agua, para manejar el agua. Mañana empieza en Holanda un congreso mundial sobre el manejo del agua, al que asiste países con gravísimos problemas de abasto de agua potable. Cuando estuvimos en Irlanda la conferencia que más nos impresionó fue la de un señor norteamericano sobre el agua, quien dijo que una hectárea de cultivo de trigo necesita una cantidad enorme de agua. El hombre, que no parecía un experto, empezó a hablar de cuánta agua había bajo las capas friáticas en la India y en la China. Extraían el agua del subsuelo para tener fertilidad en sus plantíos. Mañana empieza un congreso de esos y nuestro país tiene el privilegio de integrar la hidrovía, ruta con un alto caudal de agua aprovechable.

Yo con mi señora tenemos 93 hectáreas cerca de Carmelo y tenemos una enorme cantidad de agua enfrente. Usted va al norte, a Salto y a muchos otros campos, hacía un tajo y salía el agua, se recogía y se plantaba arroz. Había agua. El Uruguay tiene que organizar el manejo del agua.

Vamos a recapitular: primero, la pelea por los mercados; segundo, el plan para organizar la pecuaria (incluyendo la lechería) y después, el agua.

La otra cosa que tenemos que armar es el conocimiento. Porque durante muchos años no se precisó saber nada de números ni de mercados, ni nada de nada, para mantener, desarrollar y prosperar en un establecimiento agropecuario, comercial o industrial. Hoy, el que no tiene conocimiento empresarial sobre los valores financieros y las cosas que no se ven, como la muda de dientes, y otros aspectos a contemplar, van a significar costos adicionales. Nunca hemos hecho el cálculo de esas pérdidas, porque no teníamos necesidad de él.

Por tanto, tenemos que ayudar al agente económico de la actividad agropecuaria alejado de la posibilidad de dejar su campo para participar de un seminario, como lo puede hacer el comerciante, como lo puede hacer el industrial, que vive en el centro urbano y está en condiciones de asistir a recibir un conocimiento elemental y necesario sobre cómo se manejan las cosas. Para eso, por ejemplo, tenemos la televisión y la posibilidad de educar a la gente a distancia. ¿Porqué no participamos entonces en los mercados a término? La otra gran cosa es, pues, conocimientos e información, actividades esenciales que debemos acercar a la producción primaria de este país. Por supuesto, también está el tema de cómo vamos a manejar el crédito, la sanidad, el desarrollo genético, las enfermedades sexuales en los bovinos y todo ese tipo de cosas.

Somos un país con la capacidad de transformarnos en un país natural y el compromiso natural de conservar nuestros recursos como la niña de nuestros ojos. Si no cuidamos, junto a ello, el medio ambiente, tampoco podremos calificar para los nichos de mercado, se pagan sobreprecios por un alimento que se sabe proviene de un ambiente natural. Eso lo podremos hacer y poner en Internet, para que se conozca nuestra calidad en el mundo: tenemos que modernizarnos.

No creo que esto lo pueda hacer un gobierno de un día para otro. No creo que seamos más o menos capaces que nadie, pero sí creo que el país tiene este desafío y debemos tratar de enfrentarlo venciendo las trabas burocráticas y este sistema de jubilación absurdo que tiene el hombre de campo, que lo tenemos que derogar para reemplazarlo por otro sensato, normal, no diferente al que de cualquier otro ciudadano que trabaja toda su vida.

Vamos también a ayudar a los municipios. En principio vamos a rebajar en un 25% la contribución inmobiliaria.

Corso: Ese es un impuesto que tarde o temprano lo deberán revisar y eliminar porque no hay vinculación entre el medio rural y el municipio.

Batlle: Pero además, en el presupuesto general de gastos pretendemos, con un acuerdo con los Intendentes lograr una especie de negociación triangular entre la producción rural, las Intendencia y el Poder Ejecutivo central. Hablo de un sistema de mutuas concesiones y supervisión recíproca, con la defensa del empleo. Vamos a hacer un negocio entre los tres, en virtud del cual se sabe que hay que cumplirlo porque en el Interior el Intendente es el único que no se puede escapar: la gente lo espera a la puerta de su casa, porque vive en el pueblo. Entonces, éste debe estar en la carretera, viniendo a Montevideo a buscar plata y tratando de escapar a esa prisión. Bueno, no tengo inconveniente en que digan que soy yo el malo de la película, porque eso beneficiará a las Intendencias.

Esa rebaja de la contribución inmobiliaria rural significará 28 o 29 millones de dólares por año. Vamos a disminuir el peso de lo que tiene que sacar del bolsillo el productor mientras la Intendencia dejará de lado la incertidumbre, pues pasará a cobrar la mitad de la Contribución, mensualmente, con puntualidad.

Corso: Estimado doctor, hágase la idea de que lo está escuchando una enorme cantidad de hogares de nuestro país. Mucha de esa gente está enferma, lastimada o en el CTI. ¿Qué piensa este gobierno para evitar un éxodo similar a que se viviera a raíz de la ruptura de la tablita cambiaria en noviembre del 82?

Batlle: Cuando usted mira la historia de este siglo y ve cómo estaba compuesta la población y el trabajo a principios de siglo, en éste o en cualquier otro país, usted advierte que la mitad de la mano de obra estaba ocupada en las actividades agropecuarias. Cuando usted vuelve a pasar la hoja y llega a 1950, ve que la mitad trabaja en la industria, el 20% en el agro y el resto en servicios. Al fin del siglo, en Francia los agricultores son 2 millones y en Estados Unidos no llegan a 700 mil. La estructura del trabajo está con un 50% de la masa laboral en los servicios, en los cuales, cuanto más calidad se les incorpora, se logran mejores salarios. Esto es así y no hay nada que lo pueda cambiar.

¿Qué se puede hacer para retener a la gente en el campo, sobre todo a la gente de 600 hectáreas? Si hay gente que pide 4 mil hectáreas, no puedo establecer, como patrón, esa extensión, porque los que no tienen ese campo se deben ir. Pero se puede lograr que trabajen todos juntos y atraer el crédito y los mecanismos que los habilita a trabajar juntos. Si usted, en cambio, tiene 10 hectáreas de cepa vinícola fina, es otro tipo de producción, pero para la actividad general, debemos ayudar el pequeño y el mediano productores, hay que ayudarlos para que trabajen en común. No encuentro otro mecanismo.

Corso: Doctor, ¿qué va a pasar con la gente endeudada? Se habla de 2.000 productores que reperfilaron su deuda con el BROU, y de otros quince o veinte que se acogieron al sistema del cupón cero, y ahora lo acaban de prorrogar.

Batlle: No he tenido tiempo de mirar los números. El reperfilamiento de la deuda ha sido un sistema útil. Debemos tratar de ayudar a la gente a ponerse en actividad. Aún no hemos podido salir del 7o. piso, pero me informaron que la gente está dando vuelta la tierra y esperando la lluvia. Sé que hará un esfuerzo la gente y tiene ánimo.

Corso: El ánimo lo tiene, siempre lo ha tenido.

Batlle: La gente quiere que le digan la verdad. Las cosas van a estar mejores. Va a crecer mucho el Brasil y eso importa. Va a ser un bueno año para la cebada. Las empresas harán que se multiplique el malteo. Continuará la forestación en el este de la mano de brasileños y chilenos. Incluso hemos hablado con gente que está en el área de la industrialización.

El Fondo Monetario se queja bastante del Banco República y del Banco Hipotecario porque dicen que son bancos que están más para ayudar que para ser bancos y el Fondo tiene sus esquemas. Hay que conversar y explicarle que nosotros no podemos dar subsidios pero que la ayuda del Banco República permite sobrepasar cosas que de otra manera hubiera sido imposible superar. El Banco ha ido ayudando según los recursos que capta en la plaza y con las tasas reales de interés.

El país es como una familia y por eso tenemos que hacer un gran ahorro en la gestión, que es muy importante, yo diría central.

Corso: ¿No es exagerada la presencia de nueve personas en la delegación parlamentaria que va a viajar al Brasil?

Batlle: Usted sabe que yo soy del Poder Ejecutivo. Sabe que si yo hablo del parlamento, ellos después me dan por la cabeza. Por eso, prefiero que hablen los periodistas. Hemos tratado de achicar eso, en efecto, muchísimo, en lo que nos compete, y lo seguiremos haciendo. Pese a todo, tenemos que estar en el mundo internacional.

Corso: De la gente que está escuchando, hay mucha gente con problemas.

Batlle: Que la gente no me escuche, pero debo decir que, este año, el lío está en el certificado de la DGI y del BPS. Debemos hallar las fórmulas a través de las cuales la gente pueda mover su ámbito de producción.

Corso: No se olvide del tema gasoil, que está perjudicando a los pequeños productores.

Batlle: Del tema gasoil usted no se preocupe, pues con ese tema hasta sufren los americanos, porque el barril vale 30 dólares. Por eso es que precisamos aflojar por otro lado. El único esfuerzo válido y grande de la sociedad debe estar dirigido al sector agropecuario, porque es el sector del cual el país vive. El gobierno no ignora la situación y no le va a rehuir a sus responsabilidades. A medida que la situación vaya mejorando vamos a ir otorgando más. Estás dispuesto a escuchar y a circular y, en ese espíritu, iremos hoy a la fiesta de la Vendimia.

Corso: Por favor, deje un mensaje para el sector agropecuario.

Batlle: Como todo uruguayo, sabemos y sentimos que el agro es todavía, y seguirá siendo por muchos años, el sector más gravitante de la economía uruguaya. Conocemos las dificultades que tiene y estamos dispuestos a trabajar para mejorarlas. No resolverlas, porque va más allá de nuestro tiempo de gobierno, pero sí orientarlas en el buen sentido de las cosas. Tengo el compromiso público y voluntario de ordenar el gasto para abatir el costo que el Estado transfiere a la economía y al productor como parte gravitante de ella.