17/10/2000
BATLLE DESARROLLO SU PERCEPCION DE RELACIONES ENTRE
GOBIERNO Y MEDIOS
El Presidente de la República desarrolló una
minuciosa conceptuación de lo que, entiende, deben ser las relaciones
entre los medios de comunicación y los gobiernos en esa difícil
convivencia entre las decisiones de poder y la expresión libre del
pensamiento. Batlle habló, dando a conocer la siguiente alocución, en el
cierre de la 56a. Reunión de la SIP, realizada hoy en Chile.
Discurso del Presidente de la República, Dr. Jorge
Batlle, en la 56a. Asamblea de la SIP.
Señor Presidente Lago, Señor Presidente De La Rúa,
Señor Presidente de SIP, (...), Señor Edwards, próximo presidente de
está organización, el amigo Danilo Arbilla, Señoras y Señores. Ayer
conversando con algunos señores directores de distintos diarios recordaba
yo algunas cosas dichas por un gran americano, un gran argentino, un gran
americano puesto que de la Argentina en busca de libertad fue primero a
Montevideo y después vino a Chile, Juan Bautista Alberdi. Él se dirigía
a los jóvenes argentinos que iban a ser abogados de la colación de grado
de 1880 pocos años antes de morir, Alberdi les hacia la referencia de que
la diferencia que existía entre Grecia y Roma y el tiempo a partir de
Jesús, era que hasta entonces los derechos de la persona eran los
derechos de la polís, no eran de las personas. Y por tanto la pena
máxima para alcanzar al esclavitud era el destierro. Porque Jesús fue
quien dijo: no se equivocan, el derecho viene con las personas, nunca
muere aun cuando las personas hayan desaparecido. Esa idea cambio la
civilización occidental, desde ese día en más, la libertad es el eje de
la vida de las sociedades, el eje de la vida de las naciones. Y ustedes
son guardianes de esa libertad. En ese decálogo que no se si alguien lo
tendrá escrito o si en algún oscuro desván existe, de que debe hacerse
para poner en marcha una dictadura: la primera cosa es sacar la prensa.
Porque sin prensa no hay libertad, porque el mecanismo a través del cual
la gente se expresa, es el que la prensa recoge. Hay gente de acuerdo con
lo político, muchas veces se compra pero es el mecanismo que le asegura a
una sociedad, ese Journal "Les milles voiex" como lo decía
aquel pequeño articulito en la tapa de Le Fígaro permanentemente, un
diario de mil voces. Sin ninguna duda esa afirmación de Alberdi se
continúa por aquella otra que me recordaba recién Arbilla, en la que
Alberdi decía: "en la libertad de prensa es un derecho inalienable
que el pueblo, que los pueblos se reservan para sí". Y pienso que
ese es un hecho central y esencial a la vida de las naciones. A lo largo
de nuestra historia en América y en el mundo hemos tenido muchos
contratiempos para conformar una realidad que respete esa libertad de
prensa. Yo creo que la tarea que ustedes han hecho es en ese sentido una
tarea central y contribuye de una manera trascendente a que en los
países, las naciones, los pueblos sientan que la libertad de prensa
radica en uno de los elementos centrales a la protección de esos, sus
derechos naturales. ¿Como deben ser las acciones de los gobiernos
entonces referidas a esa libertad de prensa? Libertad de prensa que supone
el derecho a estar informado, libertad de prensa que supone además, el
derecho de poder acceder a la prensa para poder transmitir su punto de
vista, y libertad de prensa que además de derechos supone deberes y en
este caso deberes de los gobiernos. Es a este punto central al que me voy
a referir, a aquellos otros que forman parte de todo el andamiaje
estructural de la libertad de prensa y las garantías institucionales,
constitucionales y legales que ella requiere, ha sido claramente expresado
y yo los comparto con mi amigo el excelentísimo señor Presidente de la
República Argentina, el Dr. Fernando De la Rúa. Pero yo me quiero
referir hoy específicamente y muy brevemente a lo que entiendo que es una
obligación de los gobiernos, y a lo que creo que todos nosotros tenemos
que tratar de asumir y aquello que en el Uruguay estamos lentamente
tratando de implementar.
A medida que la sociedad se ha hecho más compleja, también el Estado
en su participación y en su interacción con la sociedad ha tenido una
tarea más difícil y más compleja. Esa tarea más difícil y más
compleja es también muchas veces una tarea poco traslúcida poco
transparente. No en el sentido en que los actos en que el Estado lleva
adelante en el cumplimiento de sus obligaciones sean actos en sí mismos
que no permitan su transparencia sino en el sentido de que el Estado, en
la medida en que a través de su regulación o su desregulación
interviene permanentemente en el funcionamiento de la sociedad hoy existen
en el mundo, medios de acceder a esa información que determinan un
reclamo y una necesidad de que esta información sea puesta en manos de la
población de una manera permanente cada día más amplia y cada día más
profunda.
Si nosotros analizamos un poco la evolución de los medios de
comunicación, si recordamos que los medios de comunicación comenzaron
por el heraldo que en una esquina, leía un mando en voz alta, para darle
a conocer a la población que se acercaba a él, sabedor que a tal hora
iba a haber un mando para decir qué era lo que el Estado decidía, o que
el mandatario resolvía, y luego pasamos a los papeles emitidos por las
imprentas de los niños Espósitos, que también tenían la circulación
limitada, y luego llegamos a la prensa y luego pasamos a la radio, y luego
pasamos a la televisión, en todos los casos la posibilidad de llegar al
universo de la población está muy limitada. Hoy ha surgido un medio
absolutamente nuevo, en el cual sin ninguna duda, ustedes ya están
incursionando, que son los medios electrónicos, que permiten por primera
vez, no solamente tener una relación de doble mano entre el que recibe la
información y el que la da, sino que además tienen la universalidad que
hasta ahora ningún otro medio de comunicación ha tenido por sus
características. Porque son permanentes además, porque mientras uno
cuando emite algo por radio o transfiere una imagen por televisión se
agota en sí misma en el momento en que esa emisión o esa imagen
desaparece, en el medio electrónico eso queda permanente y por tanto
aparece algo que complementa todas las formas de información que hasta
ahora se han puesto al alcance de la gente y si la información es
esencial para la democracia y por eso la prensa es esencial para la
democracia, la mayor y más completa información no solamente robustece
la democracia, sino hace que ella cada día pueda, a través de esa
comunicación, no solamente ser más sólida, sino llevar adelante una
cantidad de cosas que si no son claramente explicitadas ante la propia
población, la población sobre ellas hace conjeturas, o sobre ellas
recibe información desinteresadas de sectores que están legítimamente
vinculados por sus intereses colectivos o personales, a una o a otras
cosas sobre las que el Estado y los gobiernos tienen que legislar o tienen
que actuar. El gobierno del Uruguay, pues, entiende que es no solamente un
deber sino un derecho de la población recibir la mayor información
posible de toda la gestión de gobierno.
Llegará el día, no lejano, porque estas dos cosas tienen hoy una
velocidad de vértigo, en que cada uno, desde su casa, pueda saber lo que
pasa dentro del Estado casi tanto o más, a veces, que el propio
Presidente de la República.
Y es en ese sentido que el Gobierno del Uruguay ha tomado la decisión,
en forma progresiva, ir incorporando a los medios electrónicos toda la
información posible. De manera, inclusive, que la propia burocracia
metida adentro del sistema que los medios electrónicos hoy la habilitan y
la posibilitan se sienta ella, también vinculada a cada uno de los
ciudadanos que reclaman y sus opiniones, sus servicios, sus respuestas,
sus decisiones, para de esa manera hacer que todos sintamos con más
fuerza la responsabilidad de las funciones que tenemos que asumir.
Creo que este es un paso central para afirmar la relación entre
gobernantes y gobernados, para consolidar la fuerza de la democracia de
nuestras naciones. Para hacer que nuestras naciones, inclusive, puedan
colectivamente, como sociedades, sentir que ellas están vinculadas a ese
mundo nuevo que hoy nace con tanta fuerza y del cual no nos debemos
apartar sin que ellas, nuestras naciones puedan ser clasificadas como
entre aquellas que cada día, por ser más abiertas, son más justas y
consagran, entonces, regímenes muchos más sólidamente afirmados en el
alma del pueblo.
Me parece que ese es un escenario completamente diferente al que los
gobernantes hasta ahora hemos vivido y que nos habilita, además, un
contacto y una conexión con el pueblo a propósito de los hechos que
muchas veces son desconocidos por la población y manejados por aquellos
sectores que sí tienen interés en hacerlo conocer u ocultarlo, por
razones siempre legítimas pero que no son muchas veces compartidas por el
resto de la sociedad. Y si la prensa cerrada es mala en si misma por el
hecho de que al negar la información niega la capacidad de decidir con
libertad, la mayor información posible es la que va a consolidar siempre
la democracia.
Y si ese es un derecho de los ciudadanos tiene su contracara natural
que es el deber de los gobiernos. Y si el gobierno del Uruguay como lo
indican sus preceptos jurídicos patrios que desde 1813 señalaron que
debía promoverse entre nosotros la libertad civil y religiosa en toda su
extensión imaginable, una parte esencial de esa libertad civil y
religiosa al amparo de la ley de la cual sí todos debemos ser esclavos
consiste, precisamente, en hacer de la información total y absoluta de lo
que el Gobierno hace el mecanismo mas seguro, más sencillo y más
económico de consolidar la democracia. A eso estamos comprometidos todos.
Uds. y nosotros. Nosotros como gobernantes y como viejos periodistas y
ustedes como periodistas, o sea, como gobernantes.
Que así sea (nutridos aplausos)