25/09/2000

BATLLE BRINDO POR LA GRANDEZA DEL PARAGUAY EN CENA CON EL GOBIERNO

En la breve alocución que pronunció en la cena con la que recibió el homenaje del gobierno paraguayo, el Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle, encomió la hospitalidad de este país hacia el prócer Artigas e hizo votos para que, sobre la base de "la historia que nos convoca", asistamos al nacimiento de una cuenca del Plata firme y poderosa. En estos términos concibió el Dr. Jorge Batlle su discurso.

Fue una jornada realmente formidable, de excepción. Tan fuerte y tan emotiva como aquella que vivimos hace 50 años en Montevideo, cuando celebrando el primer centenario, el pueblo de la República hizo un homenaje de la misma naturaleza del que hicimos el sábado pasado y que simboliza y refleja esa identidad que el Uruguay recibió de Artigas. Pero, pasada esa fecha, en el único lugar donde el gobierno del Uruguay, representado por sus tres poderes, podía estar hoy, era en el Paraguay, porque aquí seguimos recordando a Artigas, porque aquí se le recibió, aquí se le protegió, aquí se le salvó la vida, aquí se le asiló, vivió treinta años entre la gente humilde de San Isidro del Curuguaty, aquí se le dio permiso para volver a su país y él con sentido histórico dijo, "no, yo me quedo porque mi tiempo ha terminado". Y es así.

Ya había entrado en la historia el día en que, acercándose a las orillas del Paraná, en el Paso de Itapúa, decidió entrar a este gran país. Lo decidieron el 4 a la noche o el 5 a la madrugada. El 23 del mes de setiembre de 1820 llegó a Asunción y el 23 de setiembre de 1850 murió en Asunción.

Fueron treinta años de vida, que le permitieron a todos los pueblos de entonces, en el Paraguay y el Uruguay, y en toda la Cuenca del Plata tenerlo como una adalid de las cosas que hoy la historia, y nuestros mayores, los paraguayos, los uruguayos, los argentinos, los bolivianos, los chilenos y los brasileños nos mandan hacer. La historia hoy nos convoca, estamos en un tiempo histórico muy particular, quizá el más parecido a aquel de entonces, quizás nunca ha habido un tiempo tan parecido a aquél desde entonces, como el de ahora. Hoy, todos los pueblos de todas estas regiones sienten que en su unión, en su trabajo serio, eficaz, reflexivo y firme, con objetivos definidos y con objetivos claros, vamos a poder encontrar un escenario nuevo y construir un horizonte nuevo. Creo que ese es el gran desafío que tenemos y el que los a pueblos nos reclaman y nos van a reclamar mucho más, si no damos los pasos necesarios para forzar esos cambios.

Muchas veces las sociedades, hasta acostumbradas por años a determinado tipo de hábitos y de tradiciones y estilos, se resisten a esos cambios, pero hoy hay algo que ha cambiado en nuestra sociedad y que le ha permitido a las sociedades a través de los medios de información, que en el mundo entero llega a todas nuestras casas, a hacer que los ciudadanos del común, aquellos que aparentemente están alejados de las cosas del gobierno, sin embargo, tengan un conocimiento, una información, una conciencia de la realidad que fluye, en nuestras naciones, que nos hacen mucho más fácil la tarea. Antes, además de convencer a los sectores directivos, formales, de áreas, de sociedades, que siempre tenían la tentación de mantener esa inercia hacia el pasado y además de eso, tener luego que volcar desde allí la información al pueblo. Hoy es el pueblo es el que le envía, como una red silenciosa, su mensaje a todo los señores, mujeres y hombres que dirigen los distintos sectores de la sociedad diciéndoles, es la oportunidad para incorporarnos al mundo y para acompasar nuestro ritmo al ritmo de los cambios que en el mundo se dan.

Sólo lo podremos hacer bien si lo hacemos unidos. Sólo lo podremos hacer bien si asumimos la responsabilidad y nuestra presencia aquí en el Paraguay no es solamente para recordar a Artigas y los héroes paraguayos que con él convivieron, anteriores y posteriores y de siempre, sino para decirles a ustedes, en la persona del Señor Presidente de la República y de todos ustedes, que el Uruguay se acerca al Paraguay para decirle, una vez más, estamos dispuestos a trabajar juntos para alcanzar esos objetivos y que del brazo de los amigos brasileros, argentinos, bolivianos y chilenos, tenemos, sin ninguna duda, el horizonte abierto hacia el cual tenemos que caminar con decisión y con fortaleza,

Que así sea.

Levanto mi copa por el pueblo de Paraguay, por su gloria permanente, por esta gran nación, por sus árboles, sus pájaros y sus ríos, por la ventura del gran país que nos ha juntado a todos, el Paraguay.