INTERVENCION DEL PRESIDENTE DR. JORGE BATLLE EN EL
SEMINARIO ORGANIZADO POR LA CAMARA DE COMERCIO E INDUSTRIA DE JAPON
PRESIDENTE BATLLE: Placer en encontrarlo por
acá. Seguiremos su consejo y trataremos de poner en la televisión una
lindas visiones del campo uruguayo y ganado uruguayo comiendo pasto,
engordando para poder tener tan linda carne como la de Kobe y mandarla lo
más rápido posible, que aunque la distancia sea larga de cualquier
manera el precio va a ser más barato de lo que se paga por la carne aquí
en el Japón.
Con respecto al MERCOSUR y al ALCA, yo debo decirle que
son cosas complementarias. El MERCOSUR no pretende transformarse en una
región cerrada sino que es una región que se une para abrirse al mundo,
no para cerrarse al otro. Al tiempo que estamos tratando de incorporarnos
con todos los demás países de América a un mercado mayor, no tenemos
ningún inconveniente en buscar asociaciones con otras organizaciones
regionales y hemos estado conversando con la Unión Económica Europea y
seguiremos tratando de hacer lo mismo con otras regiones del mundo. Yo
tengo la impresión de que este camino tiene que pasar, además, por la
Organización Mundial el Comercio y porque, además, el 31 de diciembre
del 2003 finaliza la cláusula de paz y por lo tanto, cuando finalizó la
paz, viene la guerra. Y la guerra del comercio va a tener fundamentalmente
relaciones con los subsidios y las protecciones que los países
desarrollados le aplican a sus agricultores y por lo tanto va a ser mucho
mejor antes del 2003 encontrar acuerdos entre todos nosotros a los efectos
de que los mercados se abran gradualmente, sin generar disturbios ni
problemas sociales en los países industrializados que tienen altos
niveles de protección y de subsidios tanto financieros como arancelarios
a sus productos locales.
Nosotros pretendemos que esos países tengan una
conducta similar a la que nosotros tenemos con los productos industriales
que provienen de países por ejemplo como el Japón, de quienes nosotros
importamos todos los productos electrónicos, todos los productos de
activo fijo, todos los productos industriales con tarifas arancelarias
bajas y sin límites de cupos ni de cuotas. Mientras que por ejemplo
nosotros para exportar carne de cordero a Europa solamente podemos
exportar 5.800 toneladas y como una tonelada equivale a 60 corderos, 60
por 5.800 da -seis por ocho cuarenta y ocho, seis por cinco treinta, y
cuatro- trescientos cuarenta y ocho mil corderos. En un país con 16
millones de ovejas se podrá usted imaginar que antes de dormir no los
podemos contar.
PRESIDENTE BATLLE: Muchas gracias por sus preguntas,
porque son bien difíciles. Yo diría que en el Siglo XVIII y XIX el mundo
era un mundo global y abierto. La Reina de Inglaterra cobraba peaje de
fletes, de seguros, de tasas de interés. No había Fondo Monetario, no
había investment grades, no había Banco Mundial; apenas Baring Brothers,
que hace poco tiempo un empleado le hizo dar quiebra en Hong Kong. Pero
los países vivíamos en un mundo de fletes baratos que cayeron muy
fuertemente después que terminaron las guerras en Europa en el Siglo XIX,
las guerras fundamentalmente las que los ingleses llaman las "guerras
francesas". Los precios en el mundo convergían y los mercados eran
abiertos. Existen estudios muy interesantes y voy a ver si tengo la
oportunidad de hacerle llegar a usted el título del libro en donde
estudiosos norteamericanos hacen un estudio muy profundo sobre el régimen
de salarios, el mundo y el régimen de precios y precios convergentes. La
inversión, en moneda desestacionalizada por supuesto, fue mucho mayor
entonces que ahora. Usted acaba de contemplar la red que construyeron los
ingleses de ferrocarril en el Uruguay en el Siglo XIX de tres mil
quilómetros. Advierta que un quilómetro de ferrocarril hoy vale 300.000
dólares: invirtieron 900 millones de dólares. Una concesión .Luego
colocaron los títulos de la compañía en la Bolsa de Londres, arrendaron
los servicios de ingenieros, compraron la última tecnología –siempre
la última tecnología- en las fábricas que producían vías y
locomotoras, construyeron todos los puentes sobre el Uruguay sobre todos
los ríos, hoy están todos habilitados, todos funcionan y ninguna
inundación detuvo el pasaje de los ferrocarriles por esas vías. Eso
usted le puede decir que en el año de 1868 se abrió el agua potable en
la ciudad de Montevideo con un trayecto desde el río Santa Lucía de 25
quilómetros y el pozo de donde se toma el aguya es el mismo que se usa
hoy para una ciudad que hoy tiene un millón y medio de habitantes. Lo
mismo se puede hablar de la luz eléctrica, del gas, del teléfono, de los
tranvías de la ciudad. Toda la infraestructura la construyó Europa por
concesión de obra pública. El Puerto de Montevideo se inauguró en 1902
con diez metros de profundidad al cero, o sea 30 pies en 1902, financiado
por Inglaterra y construido por la misma empresa belga que construyó el
canal de acceso al Río Uruguay y al Río Paraná hace 24 meses.
Quiere decir que aquel tiempo fue un tiempo de
convergencia de precios y de apertura de mercados. Esto determinó que la
moneda uruguaya valiera lo mismo que el oro, al punto que en 1868 se
dictó la Ley de Curso Forzoso en el Uruguay y en ese momento lo que
circulaba en el Uruguay eran la doble águila y la libra esterlina y la
gente del común no quería recibir la moneda impresa por el gobierno:
prefería por seguridad la doble águila y la libra esterlina, porque
sabía que el gobierno no podía imprimir ni doble águila ni libra
esterlina y le tenía miedo a la capacidad falsificadora de los bancos
centrales y a los políticos que emitían dinero para satisfacer
necesidades políticas y destruían la economía. Ese mundo le permitió
crecer a la Argentina y al Brasil y a Chile y hacer que la Argentina fuera
a principios de siglo uno de los países más desarrollados, en iguales
niveles de producción y de consumo que los Estados Unidos de América.
Pero yo un día tuve una conversación con el señor Secretario de Estado
de los Estados Unidos, el señor Schultz, y me preguntó "Dígame,
¿cómo surgió el Uruguay?" y yo le dije, "Mire, fue una
partida de bridge. Est- West jugaban Brasil y Argentina. Nosotros
jugábamos con la Reina Victoria." Y entonces nosotros ganamos
Entonces el señor Schultz me dijo "Pero Madame Thatcher no tiene
más capital" y yo le dije "Por eso es que queremos jugar con
usted." Exactamente cuando Inglaterra se quedó sin capital y la
política europea pasó a la entente Francia-Alemania, los mercados
se cerraron, Europa con el Plan Marshall desarrolló lo que era lógico
que hiciera y el Cono Sur quedó suelto, sin mercados, viviendo de glorias
pasadas y distribuyendo generosamente la inflación entre nosotros.
Por lo tanto hoy, el tiempo que viene de futuro es el
tiempo en el cual el MERCOSUR tiene un límite de crecimiento interno.
Brasil, aunque quiera, no le pueda dar a la Argentina lo que la Argentina
precisa como volumen de exportaciones y la Argentina, y Uruguay y Paraguay
no le podemos dar a Brasil lo que Brasil tiene derecho a tener.
Necesitamos otros mercados. ¿Cuáles son hoy en el mundo? ¿Acaso
nosotros podemos producir con nuestra propia tecnología artículos
suficientes para competir con la tecnología japonesa? Imposible. ¿Acaso
podemos competir con la tecnología americana? Imposible. Pero podemos
vender muchísimas cosas en mejores condiciones que México a los Estados
Unidos y al Canadá. Brasil lo puede hacer: tiene la más desarrollada
industria de América del Sur. Y la Argentina también lo puede hacer.
Nosotros tenemos una pequeña industria. Somos muy buenos en software: somos
el país que más exporta software en el MERCOSUR, nominalmente
hablando. Y exportamos software a todo el mundo, inclusive a los
Estados Unidos, porque tenemos una buena base educativa. Y usted no se
preocupe que nosotros no aspiramos a tener una industria de punta.
Aspiramos a darle valor agregado a los productos naturales que el país
produce y a recibir industrias del exterior que se puedan radicar entre
nosotros para desde allí acceder a otros mercados.
Nosotros hemos tenido dificultades en el MERCOSUR con
respeto a las diferencias de los sistemas económicos, fundamentalmente a
las diferencias de los sistemas financieros. Brasil, el 13 de enero de
1999 nos despertó con una devaluación de casi el cien por ciento.
Difícil sobrellevar una devaluación de casi el cien por ciento.Todavía
hoy nos está generando problemas, compitiendo con nuestros productos en
otros mercados con precios más baratos como consecuencia de la
devaluación. Pero hemos nosotros, digamos, absorbido progresivamente esa
diferencia. No hay devaluación que no traiga como consecuencia el aumento
de los precios internos que progresivamente eliminan las ventajas
inmediatas de la devaluación. La Argentina sufrió mucho también por la
circunstancia brasilera. ¿Qué le está pasando a la Argentina hoy? La
Argentina tiene un déficit importante que todos están de acuerdo –los
técnicos- los técnicos están de acuerdo en que debe reducirse. El
señor López Murphy señaló con toda claridad -a nuestro juicio casi
como persona más que como Presidente, si es que puedo hablar así, aunque
el Ministro de Relaciones Exteriores no me deja hablar así, ¿no es
verdad?, pero yo no le hago caso, vio- el señor López Murphy, que es muy
amigo de todos nosotros, muy amigo de todos los uruguayos, le dijo a la
Argentina la verdad de lo que le pasaba y le dio un baño de realidad. Fue
un impacto muy fuerte y no tuvo un respaldo político inicial. El señor
Cavallo tiene, por el contrario, un gran respaldo de opinión pública por
lo que ha hecho en el pasado y ha obtenido un importante respaldo
político. Su programa de gravar los depósitos no es nuevo en él. Ya lo
hizo antes y le va a dar oxígeno hasta el mes de octubre, que hay en la
Argentina un proceso electoral importante. Estoy convencido que el señor
Cavallo –que conoce de economía más que ninguno de nosotros- sabe que
nadie puede gastar más de lo que tiene y progresivamente irá ordenando
esa economía. Si la Argentina puede tener un crecimiento sostenido del
tres por ciento anual -que es lo que Cavallo quiere convencer a la
Argentina que es capaz de hacerlo- no tengo ninguna duda que podrá
superar sus dificultades. La Argentina está en condiciones, y las tiene
las condiciones naturales, para superar sus dificultades y lo que Cavallo
más que ninguna otra persona hoy en la Argentina puede hacer es generar
confianza. Y la confianza es, en materia económica como en materia
política, un hecho central de cualquier gobierno.
Pienso que los países industrializados tienen que
tener igual interés que nosotros mismos –y no hablo del Uruguay, que es
un pequeño país- tienen que tener igual interés que argentinos y
brasileros, de generar condiciones para aquellos países puedan, como los
países del Este de Europa y como Rusia y como China, puedan incorporarse
–y como la India- puedan incorporarse rápidamente a un proceso de
desarrollo. El norte de Africa necesita la misma situación por parte de
Europa. Europa tiene que tomar rápidas medidas con los cien millones de
europeos que viven en los países entre Rusia y Europa, tiene que tomar
rápidas medidas con los países del norte del Africa, los que le generan
una emigración difícil. Nosotros tenemos que buscar acuerdos con Estados
Unidos, Canadá y México para ampliar nuestros mercados y de esta forma
el mundo progresivamente se va a ir globalizando de verdad. No existe
globalización comercial: existe globalización electrónica pero no
existe globalización comercial. Es más: las tendencias a aumentar los
subsidios en Europa y en el Japón son totalmente inconvenientes para
alcanzar los equilibrios imprescindibles y asegurar el crecimiento en paz
de las naciones. Creo que ese es un camino que tiene que ser un camino
progresivo y que si lo ponemos en marcha le va a permitir a los pueblos
algo insustituible en la vida de los pueblos: renacer la esperanza y
alcanzar con el trabajo honorable mejores condiciones de vida.