24/04/2001

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EN EJERCICIO, PROF. LUIS HIERRO LÓPEZ, EN EL ACTO RECORDATORIO DEL GENOCIDIO DEL PUEBLO ARMENIO

Me corresponde hablar en nombre del gobierno de Uruguay, pero estoy seguro también que hablo en nombre de los uruguayos, en su amor por la tolerancia y la paz, que han hecho de la hermandad entre Uruguay y Armenia una de las cuestiones principales. Sin duda que estamos aquí para recordar en forma emotiva y en forma comprometida también a las víctimas del genocidio del pueblo armenio. Pero estamos aquí también para reafirmar principios fundamentales de nuestra convivencia, de esos que han hecho de este país un país tolerante y amistoso, de esos que han hecho que el Uruguay haya recibido siempre a las personas perseguidas para darles el calor de nuestra tierra, para darles el amor de nuestra fraternidad. Esos pilares de la convivencia uruguaya que hacen que allí, donde hay un perseguido, los uruguayos sentimos profundamente que tenemos que estar al lado de él para tenderle una mano y para curar las heridas. Y por eso es que el Uruguay ha estado comprometido siempre con la causa de Armenia. Como bien se dijo, hemos sido el primer país en reconocer el genocidio y, en todos los foros internacionales, en forma permanente, Uruguay tiene la vocación de servir a esta causa de Armenia, que es la causa de la humanidad, para que haya un sentimiento internacional solidario para con este pueblo y, a la vez, una condena del genocidio. Los armenios vinieron a este país y nos dieron su fe, su trabajo, su inteligencia, su amor. Y hoy sentimos realmente que las cosas buenas que el Uruguay ha hecho por la colectividad armenia, los armenios la han hecho por el país. De ahí que es una doble, profunda y hermosa hermandad la que se cultiva entre nosotros. Desde ya que hay que recordar, como que no vamos a recordar el genocidio de un millón y medio de personas inocentes. Tenemos que hacerlo, porque el mundo sigue a veces envuelto en acciones de violencia y es nuestro deber de hombres libres. Nosotros, el Uruguay, este país amante de la paz y de la libertad, este país que es un celoso custodia de la plena vigencia de los derechos humanos, tenemos que seguir recordando. Para advertir que allí, toda vez que haya un acto de discriminación, de intolerancia o de odio, que esos sentimientos (que solo) los padres de la guerra, de los holocaustos o de los genocidios. Toda vez que haya un sentimiento de esa índole los uruguayos tendremos que estar presentes, aquí o en el mundo. Como los estamos hoy para orgullo del país con nuestras misiones de paz en tantos países, en tantas regiones, tendremos que estar presente para seguir recordando y para seguir alimentando día a día la semilla de la paz y la semilla de la esperanza. Como todos ustedes me emocionaron con las estrofas estupendas de vuestro himno, que tiene hermosura musical pero que tiene a la vez fuerza épica. Y mientras lo escuchaba sentía profundamente en mi corazón que Armenia está viva, que no hay genocidio que pueda con este grande pueblo y que en la medida que la causa de Armenia siga viva, como seguirá, la causa de la humanidad, de la paz y de la Justicia, será cada día más grande. Muchas gracias.