20/08/2001

PRESIDENTES DE URUGUAY Y REPUBLICA DOMINICANA RESALTARON LOS LAZOS DE AMISTAD ENTRE AMBOS PAISES

20010820lp09.jpg (11958 bytes)20010820pp09.jpg (12361 bytes)20010820op09.jpg (11220 bytes)

Los Presidentes de Uruguay y República Dominicana, Dr. Jorge Batlle e Hipólito Mejía Domínguez, intercambiaron condecoraciones ante la presencia de sus respectivas esposas y en sus palabras de agradecimiento ambos mandatarios se refirieron a los vínculos que existen entre ambos países.

En un sencillo y emotivo acto realizado en el Palacio Taranco los Presidentes de Uruguay y de la República Dominicana intercambiaron condecoraciones y en sus discursos ambos mandatarios destacaron los lazos de amistad que unen a sus pueblos.

Al entregar al Presidente de la República Dominicana, Hipólito Mejía Domínguez, la Medalla de la República Oriental del Uruguay, el Presidente Jorge Batlle pronunció las palabras que figuran a continuación.

PRESIDENTE BATLLE: Estimado amigo, Señor Presidente de la República hermana dominicana, señora de Domínguez, estimado amigo Hipólito Mejía: Usted sabe que para nosotros los que estamos acá –para la mayoría de los que estamos acá- la República Dominicana es casi como si dijera usted uno de los lugares que más hemos visitado, que más conocemos, que más queremos. Queremos su gente, queremos su paisaje, queremos su tierra, queremos su ciudad, queremos su historia, queremos su pasado, su presente y por supuesto juntos queremos labrar el mejor porvenir para ambos países. En lo que a mí me es particular, a tal grado llega nuestra conexión con la República Dominicana que esas cosas de la vida que tan buenas son de recordar como la luna de miel, la fórmula -el Presidente y el Vice- la pasaron en la República Dominicana. (risas) Quizá ha sido por eso el éxito electoral; no crea usted que está lejos de esa circunstancia el éxito electoral. Esa gran tierra quisqueya, española,

Santo Domingo, la primera ciudad fundada por los españoles en 1496 a orillas de Ozama. Con esos preciosos ríos de Ozama, los saltos del Chabón, el Yuna en la Bahía de San Lorenzo hasta el Cotuyam, hasta la Gran Vega del Rey, esas tierras suyas, en las tierras altas del Cibao, tan ricas, tan feraces, con esa preciosa ciudad de Santiago de los Caballeros, la Zona del Norte, las hoy zonas turísticas de Puerto Plata donde fueron fundadas las primeras poblaciones, la de Navidad, en diciembre de 1492, Puerto Plata y Puerto Gracia, la formidable bahía de Samaná y Punta Cana, las playas, las playas del lado septentrional, las playas que dan al Atlántico, las playas del sur, como sin ninguna duda lo son las múltiples formas del turismo que cada día le dan a la República Dominicana más ingresos, más actividad, más prosperidad y más riqueza. Su gente: su gente política, nuestro amigo siempre recordado Peña Gómez a quien todos los que estamos acá conocimos, visitamos y estimamos y quisimos, don Juan Bosch, don Joaquín Balaguer que, viejo y ciego la última vez que le vi me dio una lección de literatura del Uruguay, de la vieja y de la contemporánea, porque al tiempo que me hablaba de Rodó me hizo la critica de un escritor reciente, de Napoleón Baccino, un escritor joven, que lo había leído quizás mejor que nosotros, por lo menos con más detención y sabiduría. su alegría, su música, ese merengue, Guerra que con tanta pasión y con tanta sencillez describe los problemas de la vida de una nación que como todas tienen las dificultades del crecimiento pero que lo hace con un espíritu de alegría. La riqueza que ustedes producen, la amabilidad con las que nos reciben, todo hace que haya sido para nosotros un acontecimiento muy grato que ustedes estén acá y darnos de la oportunidad de que lleve este recuerdo del Uruguay en la condecoración que le hemos podido entregar. Sepa usted que su país y el nuestro, que tenemos orígenes comunes pero posiciones geográficas tan distantes, estamos unidos en algo que es lo más importante, que es nuestro esfuerzo por la democracia, por la justicia y por la libertad. Es un gusto tenerlo entre nosotros. Vuelva pronto. (aplausos)

Por su parte el Presidente de la República Dominicana, Hipólito Mejía Domínguez, tras recibir del Dr. Batlle la "Medalla de la República Oriental del Uruguay" manifestó:

PRESIDENTE MEJIA: Señor Presidente, señores miembros del Gabinete, representantes del Cuerpo Diplomático, invitados especiales, señores y señores: Yo no soy capaz de recordar tantas cosas con veracidad, y con objetividad como usted. Se nota obviamente que el afecto a mi país y a nuestro líder inolvidable, José Francisco Peña Gómez, está en su corazón. Por eso el feeling que nos hemos tenido usted y yo es la expresión más evidente, de esta amistad sana y seria que estamos cultivando y que vamos a cultivar Doctor yo tenía por aquí un discursito preparado y lo voy a decir. (sonrisas) Me embarga una profunda alegría recibir la honra que significa la Gran Orden de la Medalla de la República Oriental del Uruguay. Siempre soñé con visitar esta tierra donde se concentra tanta historia y donde la democracia ha librado una de la más hermosa batalla de América. Muchas de las conquistas sociales por la que todavía luchan muchos de los pueblos latinoamericanos, hace muchos años que la disfrutan los hombres y mujeres del Uruguay. Me basta con señalar que la legislación del trabajo, protectora de los obreros y de otros sectores populares y de la garantía para el retiro de los trabajadores establecida por diferentes leyes, fundaron Cajas de Jubilaciones para casi todos los oficios de los años veinte o por los años veinte. La ley de las ocho horas de jornada laboral aprobada en el 1915. Un pueblo amante de la libertad y de la democracia como es el uruguayo nos llena a todos de legítimo orgullo porque es válido señalar que aún cuando nosotros provenimos de una isla del Caribe, allí, gracias al milagro de la información conocemos de los logros y los dolores de cada uno de nuestros pueblos. Nosotros sabemos de la grandeza de Uruguay, de su alto nivel educativo y de sus esfuerzos para que dentro de un clima democrático consolidar un proceso político que ha permitido avanzar en el campo económico. Venimos hasta aquí señor Presidente a ofrecerle nuestra amistad y expresarle el sincero interés de que nuestros pueblos sostengan intercambios comerciales y culturales, que nos permitan conocernos mejor unos a otros y así estrechar los vínculos de aprecio y hermandad que habrán de crecer con el tiempo como el buen árbol cuando se abona y se atiende con amor.

Me corresponde ahora la honra de imponer a mi amigo, el Presidente Jorge Batlle, la condecoración de la Orden de Duarte Sánchez y Mella en el Grado de Gran Cruz Placa de Oro la más alta distinción que concede el gobierno de mi país a un dignatario extranjero. Deseo resaltar que con esta condenación estamos reconociendo los méritos no sólo de Jefe de Estado sino también la de un hombre de gobierno que en diferentes posiciones y durante muchos años ha demostrado estar siempre de lado de los mejores intereses de su patria. Hombre del pueblo, esencialmente bueno, solidario, excelente ser humano, en la persona del Presidente Jorge Batlle transmite al pueblo y al gobierno uruguayo un fuerte abrazo del pueblo y del gobierno dominicano.

Muchísimas gracias señor Presidente. (Aplausos)

Posteriormente se dio lectura al decreto por el cual el gobierno dominicano otorga la condecoración de la Orden de Duarte Sánchez y Mella al primer mandatario uruguayo.