25/08/2001

OPERTTI: "PONER EN SINTONÍA EL DESARROLLO ECONÓMICO HACIA FUERA Y HACIA ADENTRO".

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Uruguay es un ejemplo de paz e institucionalidad, dijo el Canciller

 

Al hacer uso de la palabra en representación del Poder Ejecutivo en Florida, durante el acto central de conmemoración del 176º aniversario de la Declaratoria de la Independencia, el Ministro de Relaciones Exteriores Dr. Didier Opertti sostuvo que el desafío para Uruguay en la hora presente es no divorciarse del mundo ni de la modernidad preservando al mismo tiempo su identidad nacional. En otro orden, señaló que el país lucha en este mundo regional por un mejor acceso al mercado, viéndose trabado por los proteccionismos que obligan a buscar nuevos espacios. Destacó la importancia de que el MERCOSUR se proyecte al exterior como "conjunto de países unidos en un común verbo integracionista."

Lo que sigue es el texto del discurso pronunciado por el Dr.Opertti.

 

Señor Presidente de la República,

Señor Intendente Municipal de Florida,

Señores legisladores nacionales y departamentales,

Señores Ministros de Estado,

Señor Secretario de la Presidencia,

Señores integrantes del Cuerpo Diplomático de Estados acreditados en el Uruguay,

Autoridades civiles, eclesiásticas, militares y policiales, vecinos y coterráneos de Florida, amigas, amigos:

 

Naturalmente que la reseña que formulara quien me precediera en el uso de la palabra me exime de entrar en consideraciones exhaustivas sobre lo que ha sido el proceso libertario que diera como resultado tangible la Declaratoria de la Independencia del 25 de Agosto de 1825 en este mismo lugar y, acaso, en circunstancias difíciles, distintas, pero no esencialmente separadas de lo que significa a diario afirmar la independencia. Evoquemos, pues, esa fecha no como una mera evocación histórica, no como un mero hito cronológico, sino como una suerte de referencia de ese largo pavimento que significa la Historia Nacional.

He preferido, Señor Presidente, señoras, señores, hablar este día en la Piedra Alta, sin duda con la misma unción patriótica conque año a año renovamos en ella el compromiso de gobernantes y gobernados de trabajar juntos, de trabajar comunicados, de trabajar informados. Y en ese sentido me ha parecido oportuno traer a la consideración de los ciudadanos algunos aspectos que hacen a la situación que vive la región, que vive el país dentro de ella, y que vive el mundo en su conjunto.

La mundialización20010825bp.jpg (14390 bytes)

Hablamos con cierta facilidad, muchas veces, de que hay un globalismo, hay una suerte de mundialización como si el mundo se hubiera convertido en un barrio, como si el mundo se hubiera convertido en una manzana, como si el mundo se hubiera convertido en un edificio. En realidad el mundo es internacional, desde luego que lo es, no es global en su totalidad, porque la globalización no significa que todos estemos sentados o situados o actuando dentro de ella de la misma manera. Unos pueden actuar desde un protagonismo central, otros actuamos procurando no perder distancia con ese mundo y, al mismo tiempo, preservando nuestra identidad.

Se trata, pues, de conciliar dos valores: por una parte, no divorciarnos del mundo, no separarnos de la modernidad, pero, al mismo tiempo, preservar nuestra identidad nacional. Y este tipo de fecha como la que hoy nos aglutina aquí, en Florida, es un buen motivo, es una buena razón para que apuntemos a esa necesidad de conjuntarnos.

Cuando hablamos de la necesidad de estar informados, hablamos de la necesidad de saber que el Uruguay lucha en este mundo regional por un mejor acceso al mercado, por una mejor colocación de su producción, tanto industrial como agropecuaria. Que lucha por establecer servicios que nos permitan participar en las prestaciones cotidianas de demandas que hoy la población dirige a la sociedad en su conjunto.

Por cierto, que esta lucha no es fácil. Por cierto, que hay dificultades. Pero difícil sería que en este momento pudiéramos referirnos a ello si no tuviéramos empeñado como tenemos empeñado la voluntad, el razonamiento, la intención y la buena fe con la cual el Gobierno de la República y quienes lo integramos y el pueblo, uruguayos en su conjunto lo está haciendo. El mercado mundial juega, el mercado regional actúa sobre él, el proteccionismo se ha encaramado como una suerte, yo diría, de pesada piedra que nos obliga a buscar espacios, que nos obliga a remover obstáculos.

Cuando hoy día hay países del mundo, seguramente mucho más poderosos que nosotros, que nos impiden o nos dificultan el acceso a esos mercados estamos con ello verificando una realidad. Pero, esa realidad no se puede modificar o destruir o corregir, sino por otra vía que no sea la de la persuasión, la convicción, la razón. Y en ese recorrido de razón y razón es que el Uruguay está empeñado.

20010825ep.jpg (14515 bytes)MERCOSUR unido

Por eso es que estamos dándole hoy día, el Señor Presidente y su equipo, la trascendencia que tiene a nuestra Presidencia del MERCOSUR de aquí a diciembre de este año. Presidencia Pro Tempore que nos obliga a ser hiperactivos, que nos obliga a ser imaginativos, creadores, tratando de promover tres escenarios básicos del MERCOSUR: el incremento del comercio dentro de él removiendo esas barreras que se nos oponen muchas veces bajo formas artificiosas. Eso por una parte. Por otra parte, el mejoramiento de nuestro sistema institucional, con un MERCOSUR que tiene que ser mejor, que tiene sólo diez años, que es muy joven todavía, pero que necesita que lo alimentemos con ideas y proyectos. Y naturalmente, también en tercer lugar, un MERCOSUR que no puede reducirse a sus confines geográficos, a su población, a su territorio, sino que debe también proyectarse sobre el mundo exterior. Proyectarse como región, proyectarse como conjunto de países unidos en un común verbo integracionista y en una misma voluntad política de llevar adelante este emprendimiento.

Que hay dificultades en el MERCOSUR, que hay trabas en el MERCOSUR, que nuestros vecinos, muchas veces, reflejan en las fronteras los problemas internos y sus estrategias nacionales, no siempre coincidente con las estrategias regionales, sí, es verdad. Pero esta verdad no nos puede llevar a declinar de la fe en la configuración de una subregión, que muchos motivos tiene para sentirse orgullosa de haber creado en marzo del 91 el MERCOSUR en Asunción, de haberle dado fuerza institucional en Ouro Preto pocos años después y a sólo diez años de aquel momento, también recordar, en junio de 1991, el Uruguay y los demás países del MERCOSUR, firmaban en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Estados Unidos, en la capital, en Washington, un acuerdo que se ha dado en llamar el "4 más 1", que todos ustedes ya saben hoy día de qué se trata. Se trata de que los cuatro negociemos con uno, que es el más poderoso, el país, diría yo, que lleva la vanguardia en el campo económico, en el poderío militar, en la iniciativa técnica, en la tecnología.

Un país serio20010825gp.jpg (13506 bytes)

Entonces, de lo que acontece en la región y de lo que acontece fuera de ella, el gobierno tiene que ocuparse. Y tiene que ocuparse también, por cierto, de los problemas internos, de la dimensión económico-social y vaya que para hacerlo, hay que poner en sintonía nuestro desarrollo económico hacia afuera y hacia adentro. No habrá un país verdaderamente integrado sin medidas como las que se vienen adoptando para promover el empleo, para desarrollar la obra pública con la acción conjunta del Estado y los privados, con estas obras de infraestructura como la conexión energética, como el Aeropuerto de Carrasco, como la reciente licitación de la Playa de Contenedores y obras que en definitiva marcan un recorrido claro, definido, del país hacia la búsqueda de mejores condiciones para la prestación de servicios esenciales del Estado. En un Estado que por su ubicación geográfica tiene sin duda, una fuerte convocatoria de país de servicio en lo que hace a puertos y un país de comunicaciones, un país de fronteras extensas, un país que tiene y ofrece la calma y la paz necesaria para que el inversionista vea en él un reducto adecuado para llevar a cabo los emprendimientos más imaginativos.

El Uruguay ha sido y es, sin duda, en la región un ejemplo de paz, un ejemplo de institucionalidad. Aquí estamos reunidos respetuosamente en silencio, honrando la fecha pero también tratando de comunicarnos los unos a los otros sin el grito, sin la alcaldada, sin la piedra, sin aquello que ofende, que ofende a los bienes privados o públicos y que nos ofende en mayor medida cuando esos bienes públicos han sido construidos con el esfuerzo de todos.

Por eso, son actos de civilización política los que esta reunión permite reafirmar. Y en ese encuadre, y en ese contexto, nosotros decimos aquí en Florida que hay que mantener viva la esperanza en el progreso y en el destino de este país. Este país está llamado a tener, sin duda, en los distintos sectores que lo componen, una situación distinta de la que hoy vivimos. ¿O es acaso que nos podemos desprender de las tormentas regionales como si viviéramos en un mundo aparte? No sufrimos terremotos, no sufrimos calamidades naturales que nos proscriban en nuestra vida diaria, pero sí tenemos naturalmente dificultades sobrevinientes y ni que hablar de que una de ellas ha afectado particularmente al sector agropecuario, como es el tema de la aftosa. Y hablo aquí en presencia del Ministro de Ganadería, que ha empeñado en esto con su equipo y alentado por el gobierno, una obra que seguramente tendrá sus frutos y esperemos que sea a corto plazo, y esperemos que cada uno de nosotros sienta que cuando está defendiendo la sanidad de ese animal está defendiendo no sólo sus intereses y su establecimiento y su campo y su departamento y su vida y la de su familia, sino la identidad misma del país, como un país serio, capaz de revisar sus problemas, y resolverlos de manera razonable y de manera exitosa.

Por eso, pues, no tenemos que mirar nuestro futuro inmediato desde la distancia de un panorama intangible al que no podremos llegar nunca o que acaso por esas perentoriedades que marca la sociedad moderna alejado en el tiempo como si fuera algo muy distante o inalcanzable. Ciertamente el país está empeñado en un programa, hay un programa y hay un plan, y hay gente decidida a llevarlo adelante y hay acciones que se vienen cumpliendo en distintas áreas del Estado y de la sociedad uruguaya, el conjunto de las acciones, el resultado final de esas acciones es lo que aún, porque somos serios, porque somos responsables, no estamos en condiciones de alumbrarlo en este momento como si lo tuviéramos a la mano. Debemos construirlo y estamos en esa obra.

Agenda común

Yo quisiera simplemente decir, para concluir estas palabras, que no tienen otro objeto más que renovar ese compromiso al que antes aludía, que MERCOSUR, Unión Europea, cuatro más uno, Organización Mundial del Comercio, palabras que en el pasado sonaban como extrañas a la preocupación diaria de trabajadores, de empresarios, de agentes económicos y hasta del propio Estado, hoy constituyen parte de nuestro lenguaje, son parte de nuestra agenda común, son parte de esta necesidad que el mundo tiene de sumar esfuerzos, para en ese diálogo de más de 190 Estados en que la comunidad internacional se ha organizado, tener un lugar, tener una voz, que proviene de la iniciativa, que proviene de la palanca más fuerte que un Estado como el nuestro puede tener, que es la palanca de las ideas.

Concluyo diciendo, entonces, señor Presidente, señores Ministros, señores Legisladores, señoras, señores, señor Intendente, no jugamos solos. No jugamos solos, los demás también juegan en esto como en el deporte en que la estrategia aplicada por el director técnico, desde la sala del entrenamiento, es acaso no la misma exacta que luego ha a desplegar en el campo de juego, porque el otro también juega y en la búsqueda de los mercados los otros también juegan y en la fijación a veces de barreras los otros juegan y juegan fuerte. El acceso al mercado no es libre, peleemos por lograrlo, renovemos nuestra fe en ello, renovemos además la sintonía entre la dimensión económica y la dimensión social, que es la que hará y seguirá haciendo de este país un país justo del que todos nos sintamos orgullosos, afincados en la libertad, teniendo como meta suprema la paz y en definitiva el orgullo de sentirnos orientales cada año, no por un mero mandato cronológico, sino por el sentimiento que nace de nuestro origen y nace de nuestro compromiso. Muchas gracias.