03/01/2001
ECONOMÍA URUGUAYA: NO SE CONSOLIDÓ RECUPERACIÓN
La economía uruguaya se contrajo en el tercer
trimestre de 2000, aunque a una tasa inferior al segundo trimestre. La
nueva caída del nivel de actividad estuvo asociada a una demanda privada
reprimida, a la restricción del gasto público y a shocks negativos
originados del lado de la oferta. Estos factores más que compensaron el
efecto positivo de la recuperación de las exportaciones, según un
informe elaborado por el Banco Central del Uruguay.
El producto continuó disminuyendo en el sector
agropecuario, el comercio, los servicios y en la construcción. Sin
embargo, se verificaron algunas señales auspiciosas en la industria
manufacturera. Dentro de este sector, la recuperación de las actividades
orientadas al exterior contrastó con la nueva contracción de las
orientadas al mercado interno.
Las medidas fiscales adoptadas por la nueva
administración han sido exitosas en el control de los gastos
discrecionales, pero esto no se ha podido reflejar totalmente en el
resultado del sector público consolidado debido al pobre comportamiento
de los ingresos tributarios y de los aportes a la seguridad social.
Las perspectivas de corto plazo del nivel de actividad
apuntan a una desaceleración de la caída del producto en el último
trimestre del año. Se espera que el PIB empiece a crecer nuevamente en el
2001. El motor del crecimiento económico vendrá determinado por la
demanda externa, aunque también se espera una lenta recuperación de la
demanda interna.
El tercer trimestre de 2000
A pesar de los indicios que señalaban el comienzo de
la recuperación económica a principios del año, este proceso no se pudo
consolidar en los meses posteriores. La economía uruguaya se encuentra
aún atravesando un período recesivo. La salida de la recesión se ha ido
postergando debido a varios factores. En primer lugar, es de mencionar la
persistencia de los shocks externos que ya fueran comentados en el informe
anterior, entre los que se destacan el carácter permanente de la
devaluación del Real en Brasil, la debilidad del Euro, el estancamiento
de la economía argentina y el nuevo aumento del precio del petróleo.
Más recientemente, la economía uruguaya sufrió los efectos de las
turbulencias financieras en Argentina. En el frente interno, como factores
contractivos se pueden señalar las medidas tomadas por el nuevo gobierno
destinadas a disminuir el gasto público, la persistencia de los efectos
de la sequía sobre algunos sectores agropecuarios y, en el último
trimestre, la aparición de un foco de fiebre aftosa.
El PBI descendió 1.8 % en el tercer trimestre del
2000. La economía uruguaya no ha podido retornar a su senda de
crecimiento en la medida que la recuperación de las exportaciones fue
contrarrestada por una nueva contracción de la demanda privada interna,
la restricción del gasto público y por shocks negativos originados del
lado de la oferta.
Mirando el comportamiento de los distintos sectores,
los datos correspondientes al tercer trimestre muestran caídas del nivel
de actividad en la mayoría de los sectores, aunque se verificaron signos
positivos principalmente en la industria manufacturera, electricidad y
comunicaciones.
La producción del sector agropecuario continuó
disminuyendo en el tercer trimestre de 2000, aunque a una tasa inferior
que las verificadas en los trimestres anteriores. El fuerte impacto que
tuvo la sequía sobre el sector se ha ido diluyendo a medida que se
desarrollan las nuevas siembras.
La caída de la producción industrial parece haber
llegado a su fin. El leve incremento del nivel de actividad en el tercer
trimestre (0.3 %) fue el resultado de dos efectos encontrados. Por un
lado, el producto de las industrias exportadoras se expandió 5.1%. Las
industrias más activas dentro de este grupo fueron los frigoríficos, las
curtiembres y el sector automotor. La producción de las industrias no
exportadoras, por el otro lado, disminuyó 10.8%. Tanto la caída del
gasto privado en consumo y la menor inversión en construcción, como las
dificultades para competir con los productos importados, ayudan a explican
la mala performance de las industrias orientadas al mercado interno.
El nivel de actividad en el sector "Comercio,
restaurantes y hoteles" disminuyó 6.5%, presentando la mayor
incidencia en la caída del PIB. El resultado negativo de este sector se
explica por la menor actividad agropecuaria, la contracción de la
producción industrial destinada al mercado interno, las menores ventas de
servicios turísticos y las menores importaciones.
Demanda y oferta agregada
Las exportaciones de bienes y servicios medidas a
precios constantes crecieron 7.1 % durante el tercer trimestre de 2000. En
los primeros nueve meses del año llevan acumulado un 8.5 % de
crecimiento. Este crecimiento estuvo totalmente explicado por las ventas
de bienes, dado que las ventas de servicios al exterior declinaron
levemente.
El fortalecimiento de las exportaciones fue compensado
por una nueva contracción de la demanda interna. La disminución del
consumo privado (1.1%) es consistente con la caída del ingreso de las
familias y el enlentecimiento del crédito. Las perspectivas inciertas
respecto a la evolución del empleo también parecen haber afectado el
gasto de las familias durante el año 2000. El consumo público, por otra
parte, declinó marcadamente en el tercer trimestre (8.4%), reflejando las
medidas de restricción de gasto implementadas por la nueva
administración.
La inversión bruta fija cayó 18.6% en el tercer
trimestre. El descenso de la inversión en maquinarias y equipos en los
últimos dos años ha sido particularmente severo. Esta tendencia no se
revirtió en el tercer trimestre. Las expectativas pesimistas de las
empresas en un período recesivo condujeron a ajustar a la baja los planes
de acumulación de capital. Si bien la construcción siguió un patrón
diferente en 1999, como consecuencia de la política contracíclica
seguida por el gobierno, en el presente año este sector también ha
contribuido a debilitar la demanda doméstica.
La oferta agregada disminuyó 3.0% en el tercer
trimestre como resultado no sólo de la caída del producto sino también
de las importaciones. En efecto, después de crecer 6.7% en el primer
trimestre, el volumen de importaciones cayó 1.5 y 5.6% en el segundo y
tercer trimestre respectivamente. El descenso de las compras al exterior
es consistente con el comportamiento de los gastos de consumo e inversión
tanto del sector privado como del público.
La inflación y la competitividad de la economía
uruguaya.
La tasa de inflación anual se ubicó en 5.8% en
noviembre de 2000. Este guarismo es casi 2.3 puntos porcentuales mayor que
el mínimo alcanzado una año antes. El aumento puede explicarse por la
tendencia ascendente de la inflación transable, debido a un mayor pass-through
del tipo de cambio y al aumento de los precios brasileños, en
particular la carne. Adicionalmente, dos eventos desfavorables
contribuyeron a la aceleración inflacionaria: i) la menor oferta de
algunos productos alimenticios (como por ejemplo, los lácteos), debido a
la sequía y; ii) el aumento en el precio internacional del petróleo que
incrementó los costos energéticos.
De acuerdo al índice de tipo de cambio real efectivo
elaborado por el Banco Central, en setiembre de 2000, Uruguay había
recuperado prácticamente la mitad de la apreciación real causada por la
devaluación del Real en el primer trimestre de 1999. Esta ganancia
ocurrió a pesar de la continua depreciación del Euro (casi 26 % desde su
creación en enero de 1999). El aumento en los precios brasileños
expresados en dólares, así como la escasa respuesta de los precios
argentinos al shock brasileño, fueron factores determinantes de esta
recuperación. En el ámbito interno, el comportamiento favorable de los
bienes no transables, los salarios y las tarifas (exceptuando
combustibles) también coadyuvó al ajuste.
El mantenimiento de la pauta devaluatoria facilitó el
ajuste de los precios relativos. En vista de que no existían presiones
inflacionarias de importancia en la economía y teniendo en cuenta la
necesidad de recuperar competitividad, el gobierno no intentó compensar
la inflación externa con una reducción de la tasa de deslizamiento de la
banda cambiaria, la cual ha permanecido en 7.4% anual desde abril de 1998.
El mercado laboral
En el año culminado en setiembre de 2000 el nivel de
empleo cayó 1.5%, guarismo algo menor que la caída del PIB en dicho
período. El descenso de las personas ocupadas estuvo acompañado por una
disminución de las horas trabajadas en os sectores que jugaron un rol
preponderante en el revés de la actividad económica, como la
construcción, los servicios y la industria (excluida la refinería).
Sin embargo, en los últimos meses, parecería
verificarse una reversión de la tendencia de caída en el empleo.
Considerando promedios de tres meses, la demanda de trabajo creció 3% en
el tercer trimestre de 2000, en comparación con el segundo. No obstante,
este incremento debe considerarse cuidadosamente ya que puede ser el
reflejo de una diferencia de cobertura entre las estadísticas de cuentas
nacionales y la encuesta de hogares, así como puede ser la contracara de
una caída en la calidad del empleo.
A pesar del aumento del empleo, el número de
desempleados en el tercer trimestre fue similar al del segundo, debido a
un aumento de la oferta de trabajo.
La recesión no solamente afectó el nivel de empleo,
sino que también presionó a la baja a los salarios reales. Los salarios
del sector privado contribuyeron al ajuste de la economía a los shocks
externos. En términos de dólares, la caída de los mismos se sitúa en
casi 7% desde diciembre de 1998, antes de la crisis brasileña.
Las cuentas fiscales
A pesar de las medidas tomadas por el nuevo gobierno a
partir de marzo con el objetivo de reducir el gasto público, la mejora en
el déficit fiscal todavía no se ha consolidado. Esto último obedece a
factores que han operado sobre los ingresos tributarios y a shocks
originados en el sector externo. Los ingresos tributarios y los aportes a
la Seguridad Social continuaron cayendo, reflejando el impacto de la
recesión. Además, el incremento del precio internacional del petróleo
y, en menor medida, el aumento de las tasas de interés han actuado contra
la eficacia del ajuste fiscal realizado.
A pesar de estos factores adversos, el déficit
consolidado del sector público bajó levemente, situándose en 4.6% del
PIB ( 0.3% por debajo del pico del año registrado en Abril), reflejando
los esfuerzos del gobierno en reducir los gastos discrecionales.
Considerando únicamente el gobierno central, en los
primeros nueve meses del año 2000 los ingresos cayeron 1.2% en términos
reales. El descenso de los ingresos de la Dirección General Impositiva
(2.3%) y la disminución de la recaudación por aranceles (15%) fueron
superiores al incremento de las transferencias de las empresas públicas
(9.1%) y la suba de los ingresos extra-presupuestales (23.9%).
Los gastos reales del gobierno central cayeron 0.6% en
el mismo período. A pesar que el gasto discrecional estuvo en línea con
lo programado (los pagos por salarios cayeron 0.3%, los desembolsos por
bienes y servicios 6.8% y los gastos de capital 19.2%), se verificaron
desviaciones significativas en los gastos no discrecionales. El incremento
en el pago de intereses (14.6%) se explica por el mayor nivel de deuda y
la suba en la tasa de interés internacional. El mayor nivel de las
transferencias al sistema de la seguridad social (2.4%) es explicado por
una caída en la recaudación del Banco de Previsión Social y por mayores
desembolsos de los esperados en el sistema de seguro de desempleo. El
comportamiento favorable de las erogaciones por concepto de jubilaciones y
pensiones reflejó los efectos iniciales de la reforma de la seguridad
social implementada en 1996.
La deuda pública neta aumentó a 31.7% del PIB a fines
de setiembre de 2000, desde 28.5% del PIB al fin de 1999. El gobierno
continuó teniendo un acceso fluido al mercado de capitales, tanto
doméstico como internacional, pagando tasas razonables y a través de
instrumentos de largo plazo.
El Sector externo
En los nueve primeros meses del año, el sector externo
uruguayo se caracterizó por el dinamismo de las exportaciones, el virtual
estancamiento de las importaciones y un nuevo deterioro de los términos
de intercambio.
Las exportaciones de mercaderías crecieron 7.3% en
dólares corrientes en el período Enero-Setiembre de 2000. Dicho
incremento fue liderado por las ventas fuera de la región. En efecto, las
ventas al Mercosur subieron solamente 4% mientras que las exportaciones
extrazona crecieron casi 10%. Dentro de los mercados extra-regionales, las
ventas a Europa se contrajeron marcadamente debido a la depreciación del
euro, pero esa producción pudo ser relocalizada a los países
pertenecientes al NAFTA. China y, en menor medida, a Japón y Corea del
Sur, también se han convertido en mercados muy dinámicos.
En el mismo período, las importaciones de mercaderías
sin considerar petróleo y derivados (en valores CIF) permanecieron
constantes. Las caídas en la compra de bienes de capital (13.2%) y bienes
de consumo (2.7%) fueron compensadas por el incremento en las
importaciones de bienes intermedios (6.6%). Las importaciones de petróleo
y derivados crecieron 48.6% en dólares corrientes, siendo ese incremento
totalmente explicado por mayores precios, dado que en términos reales
cayeron 19.1%.
Como resultado, el déficit de la cuenta corriente
mejoró levemente, situándose en 2.6% del PIB en el año móvil
finalizado en setiembre (en el año móvil finalizado en junio, la cuenta
corriente había verificado un déficit de 2.9% del PIB). De acuerdo con
las proyecciones para el resto del año, el déficit se ubicaría en 2.5%
del PIB en el año 2000. Esta mejora es la contracara de una absorción
doméstica deprimida, en el marco general de una fuerte caída en los
términos de intercambio.
El déficit en cuenta corriente tuvo como contrapartida
un ingreso de capitales aún mayor, el cual se explica por el
endeudamiento externo del gobierno y por el incremento de los depósitos
de no residentes. El saldo acumulado de la balanza de pagos en los
primeros nueve meses del año fue de U$S 245.1 millones.
Mercados financieros
El mercado de cambios operó con normalidad durante el
año 2000. La evolución de los diferenciales de tasa de interés entre
depósitos en pesos y dólares, así como el bajo nivel de las tasas
interbancarias, muestran que se ha mantenido la confianza en la política
cambiaria.
En el sistema bancario, los depósitos de residentes se
mantuvieron estancados, pero se observó un aumento destacable en los
depósitos de no residentes, los cuales aumentaron más de U$S 400
millones en los primeros nueve meses del año 2000.
Este aumento estuvo asociado a la compleja situación
financiera de Argentina. Una vez más, el sistema financiero uruguayo se
mostró como un lugar seguro para la inversión. Los fondos ganados por el
sistema financiero fueron usados para aumentar las tenencias de activos
líquidos en el extranjero, para el financiamiento del sector público y,
en menor medida, para satisfacer una limitada demanda de crédito por
parte del sector privado doméstico.
Efectivamente, el crédito al sector privado residente
creció 3% en los últimos 12 meses, contrastando con las tasas de dos
dígitos de crecimiento en el período 1996-1998. La desaceleración del
crédito refleja una actitud cautelosa de las instituciones financieras y
los prestatarios a raíz del marco de mayor incertidumbre.
El sistema bancario se ha mantenido saludable durante
la recesión. Los bancos privados muestran una sólida posición
financiera, con un ratio promediode adecuación de capital en 12% a
setiembre de 2000. Los créditos vencidos del sistema bancario privado 3
representan 4.6% del total de crédito a la economía, comparado con 4% a
finales de 1999.
Hechos recientes
El presupuesto 2000-2004
El Senado aprobó recientemente el Presupuesto Nacional
correspondiente al período 2000-2004. El mismo contiene los principales
lineamientos fiscales a ser implementados durante ese período. Dado que
el contenido global del proyecto ya fuera comentado en el informe
anterior, en esta sección se mencionarán únicamente los agregados al
borrador original que fueron introducidos en el ámbito parlamentario.
El borrador enviado por el Gobierno no fue enmendado de
manera significativa por el Parlamento, si bien se incorporaron algunos
impuestos y gastos adicionales. El Senado aprobó partidas adicionales
para la educación pública y el sistema judicial. Se espera que los
mismos sean financiados con un aumento de impuestos a los salarios del
sector público que superen los U$S 2500 aproximadamente. Además, se
posponen las medidas para reducir los costos específicos de las empresas
públicas. La eliminación del impuesto a las operaciones en moneda
extranjera y la reducción de los aportes a la seguridad social que se
preveían para las empresas públicas dependerán del cumplimiento de las
metas fiscales establecidas en el Presupuesto.
Con relación a las reformas estructurales incluidas en
el proyecto de ley, se permite a la empresa estatal de telecomunicaciones
(ANTEL) la venta de hasta el 40% del paquete accionario de la firma que
opera en telefonía móvil (ANCEL).
La colocación del Bono 2007 en Unidades de Fomento en
Chile
El 22 de noviembre Uruguay colocó bonos por un monto
equiva lente a los U$S 142.5 millones en el mercado chileno. Ésta
constituye la primera ocasión en la que un país latinoamericano emite
títulos soberanos en el mercado de capitales de otro país de la región.
Los bonos vencen en 2007, y pagan un cupón de 7% anual
sobre las Unidades de Fomento (UF) chilenas. Las UF son unidades
monetarias denominadas en pesos chilenos y están indexadas a la
inflación. El spread en el momento de la emisión fue de 100 puntos
básicos sobre el bono de referencia del Banco Central de Chile. Una vez
considerado el costo del swap, el spread resultó equivalente a 280 puntos
básicos con relación al título de referencia del Tesoro de los Estados
Unidos. La mayor parte de la emisión fueadquirida por las administradoras
de fondos de pensión chilenas. El lead manager de la operación
fue Chase Manhattan International Limited.
Con la mencionada colocación el Gobierno completó sus
requerimientos de financiamiento para el año 2000, dado que sustituyó
dos emisiones planeadas para noviembre y diciembre en el mercado
doméstico.
La reciente visita de la misión del FMI
Una misión del Fondo Monetario Internacional visitó
Uruguay entre el 23 de octubre y el 10 de noviembre a efectos de revisar
los desarrollos económicos recientes bajo el programa 2000. Después de
evaluar la situación actual, el staff del FMI concluyó que, a pesar del
marco recesivo (que resultó ser más duradero de lo esperado
inicialmente), Uruguay ha hecho significativos avances en cinco áreas: i)
menor dependencia de la demanda interna debido a la recuperación de las
exportaciones, ii) diversificación de los mercados externos, iii) mejora
sustancial en los niveles de competitividad, iv) mayor control del gasto
del sector público y v) una mayor transparencia y apertura de
información económica.
Si bien no se han alcanzado las metas del déficit
fiscal consolidado establecidas en el acuerdo Stand-by, la misión del FMI
reconoce que las desviaciones son básicamente atribuibles a una
recaudación impositiva menor que la proyectada debido a la recesión. Se
espera que la posición fiscal se fortalezca una vez que la economía
comience a reactivarse.
Perspectivas de la economía uruguaya en el corto
plazo.
La proyección del nivel de actividad para el 2000
debió ser corregida a la baja para reflejar el retraso en la
reactivación, así como también, el nuevo shock negativo que afectó a
la economía uruguaya a fines de octubre. En efecto, la aparición de un
brote aftósico cerca de la frontera con Brasil al final de octubre dejó
a Uruguay, en forma temporaria, fuera de los circuitos cárnicos
mundiales. Se prevé que este evento generará una reducción brusca de la
producción y las exportaciones de carne en el último trimestre de 2000.
Se espera que el producto comience a crecer en 2001.
Tomando en consideración la fortaleza de la demanda mundial, la mejora en
las perspectivas de la región y el continuado mejoramiento de la
competitividad uruguaya, es dable esperar que las exportaciones sean el
motor de ese crecimiento.
Las perspectivas de corto plazo para el consumo privado
están ligadas a la recuperación del empleo, ya que los salarios y las
jubilaciones tendrían un pronóstico de estancamiento o incluso caída en
términos reales en los próximos meses. El consumo público continuaría
en su sendero de caída por lo menos por un semestre más.
La mejora en la confianza de los inversores conducirá
a una recuperación de la inversión. Sin embargo, la existencia de un
importante nivel de capacidad ociosa probablemente opere como un freno a
la concreción de nuevos proyectos, especialmente en los sectores más
afectados por la caída del consumo privado. Por otra parte, los últimos
números de permisos de construcción solicitados sugieren una pobre
performance de este sector en los próximos meses.
El gobierno anunció recientemente la continuidad de la
política cambiaria, manteniendo la tasa de deslizamiento de la banda
cambiaria en 7.4% en 2001. En vista de este hecho, se espera que la tasa
de inflación anual al final de 2001 sea similar a la de 2000.
Se prevé una recuperación ligera de la demanda de
trabajo en 2001. La tasa de participación en la fuerza de trabajo
también aumentaría debido a la recuperación de la economía. En
consecuencia, es de esperar que la tasa de desempleo se mantenga en
niveles elevados el próximo año. Como el mercado de trabajo se
mantendrá con exceso de oferta y las firmas persistirán en sus esfuerzos
por mejorar su competitividad, no se espera una recuperación de los
salarios reales.