03/01/2001

BATLLE: URUGUAY ESTA DISPUESTO A SALIR DE SU VIEJO CORRAL DE RAMAS

El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle, afirmó hoy que el país había quedado atrapado en un corral de ramas al terminar antiguos tiempos de bonanza económica, pero que ahora "lo veo dispuesto y decidido a salir de él". El Dr. Jorge Batlle historió el pasado reciente del Uruguay y reivindicó su vocación progresista en un reportaje radial concedido al conocido periodista argentino Bernardo Neustadt. El siguiente es el desarrollo textual de dicha entrevista.

NEUSTADT : Dr. Jorge Batlle, tenga usted el mejor de los días. Bernardo Neustadt le habla.

PRESIDENTE BATLLE: ¿Cómo anda, Bernardo?

NEUSTADT: Muy bien. Para presentarlo, diría que si yo hubiera sido uruguayo, lo hubiera votado hace mucho tiempo.

PRESIDENTE BATLLE: ¡No me diga! ¡Pero entonces tenemos suerte!

NEUSTADT: No sé si tiene suerte, pero...

PRESIDENTE BATLLE: Me faltaron siempre una cantidad de votos; tengo suerte, conseguí uno más.

NEUSTADT: ¿Qué piensa hacer del Uruguay?

PRESIDENTE BATLLE: Bueno, mire, yo creo que es muy poco lo que uno puede pensar hacer de un país en un mundo en donde las condiciones están escritas y dadas ¿no?. El que no juega con las reglas de juego de hoy, no sale en la foto... y entonces me parece a mí que la opción es muy clara. Lo que pienso hacer es tratar de ayudar a convencer a los pocos uruguayos que todavía no están convencidos, de que al país hay que ponerlo en el primer mundo, hay que abrirlo, lanzarlo a la excelencia, hacer un estado pequeño, que sea un estado que regule, o controle, o vigile, pero que no haga lo que pueden hacer mejor los particulares, que trate de ser excelente en la enseñanza, en la seguridad, en las cosas esenciales de la vida, en la justicia, y que lo haga todo con transparencia y honorabilidad, y chau, y se acabó. Y lo demás ya está escrito en la Biblia y no veo por qué vamos a empezar a inventar la rueda, si ya está inventada la rueda.

NEUSTADT: ¿Ha ingresado mentalmente el uruguayo ya en...? Porque yo le decía el otro día, no sé si usted va a compartir esto, una sala que descubrieron ahí en Punta del Este con mi nombre, como todo homenaje injusto, por supuesto, y yo decía que mientras los argentinos soñamos con ser imperiales, y qué sé yo y los mejores del mundo en la carne, en las mujeres, en el Obelisco, los uruguayos siempre pensaron en una cosa mucho más sencilla, con mucho menos de grandilocuencia, y se han dedicado a ser un país serio. Yo creo que para ponerle la palabra "serio" a un país es mucho en este tiempo.

PRESIDENTE BATLLE: Mire, nosotros tratamos, me parece a mí, como consecuencia de nuestra dimensión, bueno, de ser un país que tenía que enfrentar las dificultades propias de un país que vive entre dos grandes países. Durante muchos años lo hicimos muy ayudados por la economía inglesa. Hay un estudio hecho por un americano en Cambridge, recientemente, donde la inversión per cápita de Inglaterra en el Uruguay, hasta la Primera Guerra Mundial era altísima, la más alta de todas las colonias, protectorados o países amigos que Inglaterra tenía en el mundo. Y en ese marco de país abierto, de país que tenía la capacidad de llegar al mundo con sus productos de la mano de la economía inglesa, el Uruguay creció y se modernizó en forma acelerada hasta la Primera Guerra Mundial ¿no?. Luego sufrió, como todos los países de América y del mundo, las consecuencias de lo que fue el tiempo desde 1918 hasta la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. Ahí se benefició del desastre del mundo, de la tragedia, del dolor ajeno y también tuvo eco entre nosotros lo que le pasó a Europa después de la Primera Guerra Mundial, donde ya sea de la mano del fascismo, de Primo de Rivera, del nazismo, del socialismo de León Blum, o del socialismo de Lasky o del comunismo de Lenin, el Estado sustituyó al ser humano. Y lo que en Europa fue aparentemente una necesidad por la tragedia de la guerra, en nuestros países fue un aprovechamiento político como consecuencia de la mucha plata que el Estado recibió. ¿Entonces qué pasó? Pasó que cuando eso terminó nos quedamos colgados del pincel y no supimos salir a tiempo de ese corral de ramas. Creo que ahora el Uruguay ya está preparado y dispuesto y decidido a salir de ese corral de ramas. Yo lo veo no solamente todo los días, sino que lo veo en todos los sectores. Tanto los sindicatos como los partidos políticos, como la sociedad, que es lo más importante, el hombre de la calle, doña María, como dice usted, sabe perfectamente que lo que precisa del Estado son tarifas de luz bajas y no empleados ricos. Y chau. Es eso. Y se acabó. Y no hay otra vuelta, ¿vio?

NEUSTADT: Presidente, me da la sensación que anda muy bien en educación Uruguay, ¿me equivoco?

PRESIDENTE BATLLE: Mire, el Uruguay ha hecho siempre un esfuerzo en la educación, pero nos está pasando hoy como le pasa a todo el mundo. Esa diferenciación social que se ha generado a partir de la mala operación de la economía y de la poca apertura de la misma, nos ha generado bolsones en donde hay un déficit en la trama social, hay un déficit en la familia. Toda esa marginación que tenemos nuestros países, que se ve inclusive fuera de este continente también, pero que se ve entre nosotros porque ese es nuestro problema, también afecta al Uruguay. Naturalmente que en menor grado, en menor grado porcentual, sí, pero nos afecta. Y además nos pasa otra cosa, ¿vio? Nosotros creemos que este negocio del MERCOSUR sirve y es bueno si nos juntamos para jugar con otros; si nos juntamos para jugar entre nosotros me parece que nos va hacer más daño que bien. O sea el MERCOSUR es un paso para otra cosa, y la otra cosa hoy, dado el mundo como está, es el NAFTA. Acá para jugar a cualquier juego hay que jugar con alguien que tenga más posibilidades que uno, porque si usted juega con uno que tiene menos posibilidades que usted...

NEUSTADT: Claro...

PRESIDENTE BATLLE: ... el que va a pagar el pato es usted.

NEUSTADT: Si, se queda con todas las bolitas el otro.

PRESIDENTE BATLLE: Por lo menos, por tanto acá hay que jugar con el NAFTA y tratar de hacer un arreglo con Canadá, Estados Unidos y México lo más rápido posible.

NEUSTADT: Sr. Presidente, sin que esto le malquiste la voluntad de nadie¿no?, ¿los fines de comunicación o medios de comunicación - como quiera llamarlo - ayudan al Uruguay a pensar distinto?

PRESIDENTE BATLLE: Acá, me parece que bastante.

NEUSTADT: Que suerte.

PRESIDENTE BATLLE: Sabe por qué, porque acá no hay esa cosa, que yo no entiendo por qué en Argentina se utiliza ese lenguaje ¿vio? porque yo creo que las cosas en español se pueden decir tan bien sin necesidad de recurrir a determinado lenguaje, que están tan, tan, tan poco expresivo de cualquier cosa buena y útil. Yo pienso que acá los medios de comunicación andan bien, nosotros tenemos un buen diálogo, yo he estado siempre vinculado al sector periodístico, pero acá los medios de comunicación, por otra parte, en un país con 3.400.000 habitantes, que son todos conocidos, también son muchos más fáciles ¿no? Usted para llegar a la población de la República Oriental del Uruguay lo que tiene que hacer es caminar un poco por la calle ¿no? Usted agarra el auto, se va a Paysandú y da una vuelta por la ciudad y todo el mundo sabe que usted está y usted puede llegar a ellos, hasta sin siquiera salir en la televisión. Agarra el teléfono, llama a 25 diferentes y ya tiene un calco de lo que la gente piensa. Es muy distinto el Uruguay, es muy chico, tiene esa desventaja y tiene también esa ventaja ¿no?.

NEUSTADT: Esa ventaja de, me parece a mí, ¿no?, lo voy a decir con alguna pena, ¿no?, de esa honestidad que tienen ustedes que a nosotros a veces nos falta, ¿es motivo o resultado de la educación que recibieron?

PRESIDENTE BATLLE: Mire, a mí me preguntaron en la televisión por qué yo había dicho rápidamente que el Uruguay tenía aftosa y no lo había callado, y yo le dije a su colega, Neber Araújo, porque mi mamá de chico me enseñó a no mentir. Yo creo que, me parece a mí, que eso es consecuencia de una sociedad más provincial, ¿no es verdad? Una sociedad cosmopolita porque es una sociedad que nació en un puerto, pero un poco más provincial. Entonces la sanción social, a la conducta, existe. En una ciudad con 10, 12 millones de habitantes, eso apenas se pierde un poco quizá ¿no es verdad? digo yo. No soy sociólogo, soy simplemente un ser humano parado en una esquina y que mira el mundo alrededor. Pero ya le digo, no es una virtud, es simplemente una consecuencia de una dimensión, de un trato, yo qué sé de qué, no sé. Imagínese que cómo no voy a hablar yo con cariño y con amor de la Argentina si mi madre nació en la calle Perú.

NEUSTADT: Así es, así es.

PRESIDENTE BATLLE: Y mi primera esposa nació también por ahí, así que calcule que, y mis hijos por tanto son tres cuartas parte argentinos. Así que no, es al revés. Yo no creo en eso mucho, vio. Yo creo que usted va a las provincias y a Entre Ríos y es más o menos como el Uruguay.

NEUSTADT: Señor Presidente, justamente, a propósito de ese pasado, mucha gente dice "Y qué; señor Jorge Batlle, ¿de dónde salió?" Cuénteme un poco su trayectoria y cuándo ingresa a la política.

PRESIDENTE BATLLE: Mire, yo no ingresé a la política nunca. Yo nací en la política. (risas) Mi viejo había nacido en la política a su vez; y su padre y su tío, de quien él fue, digamos, ahijado, había nacido en la política, porque a su vez su padre había nacido en la política. Así que nosotros hace 200 años que llegamos al Uruguay, el año pasado, de Catalunya, como una familia que se dedicaba al comercio marítimo, que se instaló en Montevideo. Hicimos política desde que llegamos, y estamos dedicados a esto desde que llegamos. Así que, escúcheme, esto es connatural.

NEUSTADT: Tal vez la última pregunta, don Jorge Batlle, sería esta que a mí, porque estoy más cerca del arpa que de la guitarra, me preocupa. Este siglo XXI que estamos inaugurando en su tercer día ¿no?, que le confieso que cuando era chico nunca pensé que iba a ver el siglo XXI, para mí el 2000 era una cosa distante, distante, ¿no?, creo que se cierra con el broche, como semi argentino que usted es sabe que Discépolo escribió un día "En el 506 y en el 2000 también", ya no puede más argumentarse eso, el 2000 terminó. Siempre decía que mezclado con la Biblia va al calefón...

PRESIDENTE BATLLE: El calefón...

NEUSTADT: Sí, y después decía lo mismo un burro que un gran profesor...

PRESIDENTE BATLLE: ... y San Martín.

NEUSTADT: En la vidriera irrespetuosa de los cambalaches. El cambalache ya terminó, 2000, ya le puso fin Discépolo. La pregunta es esta: ¿será un siglo más, más espiritual, donde además de "cosero", es decir de buscar cosas, de ver si podemos tener un auto mejor, un televisor mejor, o qué se yo lo qué mejor, empecemos a hablar un poco más del alma, dónde estamos viviendo, para qué estamos viviendo?

PRESIDENTE BATLLE: Mire, Neustadt, yo creo que la cosa es bastante más simple. Muchas veces se habla injustamente del consumismo. Yo digo injustamente porque cuando yo era chico, yo tengo 73 años, para que los oyentes más o menos me ubiquen. Cuando yo era chico, la diferencia de vida entre el rico y el pobre prácticamente era poca; ninguno de los dos tenía freezer. Nosotros vivíamos en una quinta, y teníamos una palmera -como había en casi todas las quintas-, y colgábamos la fiambrera debajo de la palmera con la carne, ¿vio?, y había un aljibe y enfriábamos la damajuana con arpillera, ¿no?, forrada de arpillera -eso lo sabe cualquier argentino común-, y nos traían una barra de hielo, en una jardinera que venía el tipo tirando un caballito, la jardinera repartía barras de hielo. O sea que la diferencia de vida, la diferencia de acceso a bienes, sí había uno que tenía un caballo más gordo y otro un caballo más flaco, pero por eso en la campaña el andante era un tipo que había que temerle, porque si el tipo no tenía ni pa´ caballo la cosa era complicada, ¿no? La tecnología y la ciencia ha hecho que la diferencia entre la gente se haya ahondado, se haya profundizado. Entonces, el deseo de acceder de la inmensa mayoría no es simplemente un deseo, es un derecho. Así que, que todo el mundo tenga los bienes que la ciencia le ha dado la oportunidad al mundo a tenerlos, y a hacer de ellos un factor industrial común, es lo que se llamó el consumismo. Bueno, eso es un derecho. Pero todo el mundo más o menos sabe que puede acceder a eso. Entonces, ahora empieza el péndulo a moverse para el otro lugar. ¿Es que eso es el fin de la vida; no será más importante ser que tener? Hay mucha gente que tiene mucho y no sirve pa´ nada; y hay mucha gente que no tiene nada, tiene dignidad, tiene honorabilidad, tiene sentido de familia, tiene sentido de sus hijos y de sus nietos, y sirve para mucho más. Entonces, la gente ha empezado a advertir la importancia de ese otro, del otro costado de la vida. De allí es que empiezan a aparecer tantas cosas que tratan de vincularlo al individuo con lo que sucede después de que pasa por acá. Yo creo que existe sí, en el mundo, un fuerte renacimiento de lo espiritual, de lo religioso, del sentido ético de la vida. Me parece que sí; y creo que eso es muy bueno, y creo que eso le va a hacer mucho bien a la humanidad.

NEUSTADT: Me pasé 19 años tratando de conseguir una entrevista con Olivera Salazar, que era primer ministro de Portugal. Me habían enamorado sus libros sobre economía, y cuando llegué al Palacio de Estoril, él ya con 80 años me recibió y me miró fijo y me dijo: "Mire jovencito -dice-, los argentinos hacían llover cuando yo era chico. Yo le digo ahora que lo que hay que intentar en este tiempo es ser mejor, no estar mejor". Y me impresionó mucho. Y cabalgué sobre esa frase. Y yo le digo que estoy orgulloso de que en Latinoamérica hayan presidentes como Jorge Batlle y, tomando un giro suyo que me gustó mucho y si usted me permite, señor Presidente del Uruguay...

PRESIDENTE BATLLE: Oiga, Neustadt, me conoce hace no sé cuántos años, no me diga señor Presidente que me abruma.

NEUSTADT: Entonces, le voy a ...

PRESIDENTE BATLLE: Yo soy el mismo de siempre.

NEUSTADT: Bueno, como es el mismo de siempre le voy a decir una frase que usted, una expresión que me gustó mucho: "Chau, don Jorge".

PRESIDENTE BATLLE: Bueno, Neustadt, hasta pronto.

NEUSTADT: Hasta muy pronto.

PRESIDENTE BATLLE: Buen milenio.

NEUSTADT: Gracias, igualmente. Hasta pronto.