12/02/2001

PROYECTAN REESTRUCTURA INSTITUCIONAL DE LA DIRECCION GENERAL IMPOSITIVA

"El Gobierno encara, a través de un Proyecto de Ley, la reforma institucional de la Dirección General Impositiva", anunció el Ministro de Economía y Finanzas, Cr. Alberto Bensión, en su discurso pronunciado en ocasión de proceder a la imposición del cargo del Cr. Marcelo Brasca, como nuevo Director de la DGI:

Estas fueron las palabras pronunciadas por el mencionado Secretario del Estado:

Queríamos hacer partícipes a todos ustedes, y a través de la prensa a la opinión pública, algunas consideraciones que queremos hacer. En primer lugar, ratificar públicamente nuestro agradecimiento a los importantes servicios prestados por el Cr. Joaquín Díaz al frente de la Impositiva en ocasión de la aceptación de su renuncia luego de una carrera larga, proficua y brillante de descubrimiento, combate y castigo más importantes de defraudación tributaria en la historia de esta oficina, y ha sido para nosotros un compañero más dentro del equipo económico al que nos ha aportado sus conocimientos, su hombría de bien y su dedicación al trabajo. Estas consideraciones, a su vez, están presentes en el hecho de que aceptamos su renuncia con pesar pero compartiendo su convicción de que ha cumplido un ciclo al frente de esta oficina.

Estamos seguros que el paso del tiempo habrá de confirmar estos juicios laudatorios que queremos hacer públicamente sobre su gestión.

Como consecuencia de esta renuncia y esta aceptación de ella, el Poder Ejecutivo ha decidido designar al frente de la Dirección General Impositiva al Economista Marcelo Brasca. A Marcelo Brasca lo habíamos designado en la Subsecretaría del Ministerio de Economía al principio de este gobierno, fundamentalmente en base a dos consideraciones entre varias otras: su sólida formación académica y la renovación generacional que Marcelo aporta a la acción de gobierno, en la convicción de que éste es uno de los atributos fundamentales y necesarios en la sociedad uruguaya en su conjunto y en particular en el juego de las instituciones de gobierno. En este casi año de trabajo conjunto, hemos ratificado –hemos comprobado— esas virtudes, a las que nos permitimos agregar su fuerte y decidida vocación de trabajo y una templanza de espíritu que me complazco en señalar en particular cuando recuerdo el marco tan adverso en que tuvimos que trabajar en nuestro primer año de gestión. Estoy seguro de que es una designación acertada y que Marcelo habrá de aportar a la oficina todo este afán creativo y esta capacidad de trabajo que ha demostrado en este tiempo y que será sin duda una tranquilidad para nosotros desde el Poder Ejecutivo y también en la relación con ustedes funcionarios de la DGI.

Hechas estas precisiones de carácter de carácter personal, quisiera hacer algunas reflexiones de orden más general vinculadas al funcionamiento de la situación de la Dirección General Impositiva. Obviamente, la recaudación de impuestos es una de las funciones esenciales, principales, de la actividad pública. Es mediante el cuadro de los impuestos que se financia el gasto público, que en definitiva es la expresión de los distintos servicios que la sociedad ha reclamado o ha planteado a lo largo del tiempo y que han sido recogidos por el sistema político por la expresión de las leyes correspondientes. Mediante los impuestos se financia el gasto en seguridad, el gasto en educación, el gasto en salud, la seguridad social y así sucesivamente. Pero además todos sabemos que los impuestos tienen una fuerte incidencia de orden económico sobre el cálculo de los agentes privados, empresas, consumidores, y por lo tanto el grado de cumplimiento de las leyes tributarias es un factor de fuerte incidencia –de decisiva incidencia—en la situación de igualdad de los distintos agentes económicos en un marco competitivo. Obviamente, el cumplimiento desigual de las obligaciones tributarias significa una fuerte distorsión desde el punto de vista económico en ese marco de competencia que queremos en términos generales para la acción del sector privado.

Más aun, y con una visión un poco más amplia, el cumplimiento del pago de los impuestos es, en definitiva, el cumplimiento de la ley, y desde ese punto de vista el no pago de los impuestos --las distintas formas de evasión, la informalidad-- son distintas formas de desconocimiento de la ley justamente en una sociedad democrática cuya consolidación depende de la convicción colectiva de que las leyes están para ser cumplidas y de que aquellos que no cumplan la ley deben ser sancionados.

En consecuencia el trato amable y directo y de colaboración con el contribuyente es una de las funciones principales de esta Dirección, en un permanente perfeccionamiento más allá de todas las cosas buenas que se han venido haciendo en los últimos tiempos. Pero a la vez el combate contra la evasión y la informalidad es otra obligación no menos importante de esta Oficina a la que el Poder Ejecutivo asigna particular importancia tal como lo hemos señalado desde nuestro primer día de gestión, y tal como ha quedado de manifiesto en los últimos acontecimientos de orden público, a lo largo del año pasado, en los pronunciamientos tan categóricos del Presidente de la República y del Poder Ejecutivo en general contra fenómenos de incumplimiento de la ley más notoriamente el caso del contrabando, pero en la misma medida también el caso de la evasión tributaria. De modo que una renovación pública de este compromiso es ineludible en una ocasión como esta en la que estamos procediendo a un cambio en la Dirección de esta Oficina. En adición de este pronunciamiento de orden público, es oportuno, necesario, hacer algunas precisiones adicionales con respecto a la visión que tenemos de la DGI en el futuro inmediato y más hacia adelante. Aquellos que tenemos algunos años, de años de ejercicio de la profesión sabemos y conocemos que la historia de la DGI está asociada a algunas de las mejores páginas de la historia económica del Uruguay. A modo de ejemplo, de referencias, no en forma directa, desde nuestros años de facultad siempre tuvimos un conocimiento de la fundación de esta Oficina con otro nombre, allá por los años 50 al frente de quien ha sido maestro de muchos de nosotros, el profesor Faropa, en la vieja oficina de Ganancias Elevadas. Sabemos también que el curso de la evolución y de la historia de esta oficina ha habido etapas particularmente importantes en la aplicación de las normas tributarias, en nueva vía de ejemplo la aplicación del Impuesto a la Renta a principios de la década del 60,la aplicación del Impuesto al Valor Agregado sobre fines de la década del 60, la simplificación del sistema tributario o parte del sistema tributario a mediados de la década del 70, diversos perfeccionamientos que se han venido procesando en los últimos años, como el cobro descentralizado, la aplicación del la informática a las declaraciones y a la relación con los contribuyentes, el descubrimiento, el combate y el castigo a varios sonados casos de defraudación y así sucesivamente. Esta historia tan rica de la DGI, se ha complementado en una historia no menos importante, no menos provechosa en la relación de la DGI y el ambiente académico, muchos de los directores de la DGI han sido profesores, importantes profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y sin agotar la lista el propio Faropa, Braglia, Demarco, Hendel, el propio Joaquín Díaz, muchos de los que están aquí. Esta relación no se agota en esta enumeración de personas, la tributación ha sido de los campos de especialización más importantes en nuestra profesión y ha dado lugar a una relación muy importante, muy fecunda entre la cátedra, el ejercicio de la profesión, el funcionamiento de la DGI, el perfeccionamiento de la doctrina, el mejoramiento de la ley, de los reglamentos, etc.

Y estas son apreciaciones que me parecen importantes señalar para muchos de los que estamos aquí especialmente para conocimiento de la opinión pública que no necesariamente domina o está en conocimiento íntimo de estos aspectos de nuestra historia económica y de nuestra historia tributaria que me parece importante señalar en ocasión de un cambio de estas características.

Pero como dice el Presidente Batlle, muchas veces los gobernantes tenemos que atender a los cambios que la sociedad va imponiendo, a las mutaciones, a las transformaciones que las sociedades, en general, van determinando. Y esta es una oportunidad y un momento de cambio en la estructura institucional de la DGI hacia el futuro. Debe ser necesariamente un momento de cambio en la estructura institucional de la DGI hacia el futuro. La complejidad en tema tributario siempre creciente, no sólo en nuestro país sino en todos los países, la importancia de su función, de la que acabamos de dar algunos ejemplos muy someros, la necesidad de preservar una relación bien definida entre la actividad de esta oficina y la actividad del sector privado, son algunos de los hechos que ya desde hace algún tiempo han sido tomados en cuenta a efectos de formar una opinión respecto a la necesidad de un perfeccionamiento institucional de la DGI. De hecho en el gobierno anterior ya hubo algún intento de una presentación de un Proyecto de Ley de transformación de la oficina que fue de alguna forma actualizado en esta legislatura pero que nos habrá de servir de base para un proyecto de modificación ampliado y profundizado en las próximas semanas. La idea básica es justamente la de que la afirmación institucional de la DGI y de la función tan importante que ella cumple en el seno de la sociedad uruguaya requiere de un cambio importante en la condición de sus principales funcionarios. En un sentido de ir a una dedicación exclusiva, de marcar un régimen de vinculación con la administración a través de contratos, con vigencia temporal, que puedan o no ser renovados en función del grado de cumplimiento de sus tareas, en función de una incompatibilidad total de la función en la Impositiva con el ejercicio privado de la profesión, con una dedicación horaria permanente, de 40 horas semanales, y como consecuencia de eso un nivel de retribución, retributivo, que esté a tono con estas exigencias y que plantee una relación medianamente equilibrada con los niveles de retribución similares o parecidos para cargos de igual responsabilidad en el sector privado.

Es obviamente una propuesta transformadora que tiene que atender a un periodo de transición en la medida que significa un cambio importante con respecto as la situación actual de la DGI, tratando de construir en forma fecunda y positiva sobre esta realidad a la que me referido en términos tan elogiosos pero teniendo en cuenta que vamos hacia una realidad distinta, en la que, repito, tendremos que cuidad la transición pero tenemos que tener muy claro el rumbo, el objetivo.

Como decía recién, en términos muy generales, estas ideas se habrán de concretar mejor en un Proyecto de Ley que tomará forma en las próximas semanas y que habrá de ser remitido al Parlamento, como corresponde, donde esperamos que estas ideas tengan el apoyo de todo el espectro político representado en el Parlamento.

En resumen y para terminar, mi reconocimiento al contador Joaquín Díaz, mi esperanza y mis mejores deseos de éxito, que estoy seguro que los habrá de tener, para Marcelo Brasca y la ratificación de nuestro compromiso de proponer ante el espectro política uruguayo una nueva estructura institucional para la DGI en el marco de una consideración especial hacia su situación actual, hacia sus funcionarios, pero con la certeza de que vamos a un esquema distinto del que ha estado rigiendo en estos años.

Muchas gracias.