Muy buenos días.
Señor Ministro, señor Presidente de la Cámara de
Representantes, señores Comandantes de las distintas Armas de las Fuerzas
Armadas, señoras, señores.
Sin ninguna duda, además del honor que representa para
mi inaugurar este seminario que versa sobre temas tan centrales como los
que acaba de referir el señor Fattorusso, además de ello supone un
esfuerzo de reflexión al que la semana pasada no le dejó mucho tiempo.
Fue una semana bastante interesante, en cuanto a la cantidad de cosas que
se sumaron a las que habitualmente debemos de considerar, y por cierto, me
van a tener que perdonar que no haga hoy el esfuerzo académico necesario
para estar al nivel de la importancia de este tema, y el nivel de la
audiencia que me hace el honor de estar aquí presente en esta mañana.
Pero, vamos a ver si con la distancia y el respeto que el protagonista me
merece, haremos como Pirandello: trataremos de recitar improvisando, sobre
un tema que, naturalmente, está en el corazón de todas nuestras
cuestiones centrales en la organización y la vida de las naciones en el
devenir de los próximos años.
Sin ninguna duda, la presentación inicial del tema
alrededor de si el Estado-Nación y su destino en el Siglo XXI, me mueve a
decir alguna cosa antes de entrar con más detalle al mismo.
Es tan cambiante y tan confusa, la circunstancia que
generan la presencia en el mundo de la demografía que hoy aparece con una
forma de presión que hasta ahora no era conocida ni imaginada, a la que
se suman las tecnologías que predominan en la vida de todos los días,
que predecir cuál va a ser en el próximo siglo en que hemos comenzado a
caminar la situación del Estado-Nación es algo que más que una
reflexión sobre bases muy ciertas es casi una conjetura, una forma de
adivinación.
En primer lugar, la existencia del Estado-Nación no
solamente no es nueva sino que ha tenido distintas alternativas a través
de la historia. Existían, desaparecieron, volvieron a existir, fueron
débiles y fuertes a lo lago del tiempo según las circunstancias
histórica y según el entorno geográfico. Pero, si vamos a hablar de
ello desde una concepción eurocentral, o sea desde el tiempo en el cual a
partir del siglo, digamos del Siglo XIX, Europa se transforma en el eje
alrededor del cual giran los acontecimientos históricos fundamentales en
todo el planeta, el Estado-Nación tal como fue concebido a partir del
Siglo XIX hoy tiene, sin ninguna duda, una presencia completamente
distinta y diferente según sea el área geográfica a la cual nos
refiramos, y según sea la situación de cada uno, de cada una de las
regiones claramente diferenciadas que existen hoy en el planeta.
Una primera reflexión quisiera hacer. Se estima que
para el 2020 van a haber 8.000 millones de habitantes arriba de la Tierra,
y se estima que para el 2050 van haber 14.000 millones de habitantes
arriba de la Tierra.
Las situaciones que derivan de una tal población hacen
que todas las reflexiones a propósito de cómo nos vamos a organizar,
bajo qué formas institucionales, a qué áreas geográficas se van a
aplicar esas formas institucionales, sean realmente reflexiones no digo
que no tengan asidero, sino que tienen una debilidad congénita.
Fíjense ustedes que tenemos la misma cantidad de
tierra, menos cantidad de agua, y en el año de 1950 éramos 2.000 y pico
de millones, hoy somos 6.000, y pienso - cuando nosotros nacimos, mejor
dicho, éramos 2.000 y pico de millones, hoy somos 6.000- vamos a ser
8.000, crecemos a 92, 93 millones de habitantes por año, y podemos a ser
14 mil millones arriba del mismo planeta.
Significa esto un cambio tan feroz en la vida de los
ciudadanos y en la vida de las instituciones, llámense ellas
instituciones que responden a la existencia de un Estado-Nación, o
instituciones que responden a la existencia de regiones integradas,
crecientemente integradas, que, pensar cuál va a ser en los próximos
cincuenta años la estructura dominante bajo la cual todos nos vamos a
encontrar viviendo arriba de la Tierra, es algo que es casi una expresión
de conjetura, de adivinación.
Creo que el tema central pasa por ahí mas que por
analizar cuáles son las formas institucionales más adecuadas, pasa por
analizar cuál va a ser la consecuencia de la existencia arriba e la
Tierra de 8.000 mil o 14.000 millones de habitantes.
Se supone también de que va a llegarse a una especie
de meseta en lo que tiene que ver con el crecimiento poblacional, porque
algunos países que tienen una tasa de crecimiento muy alta han comenzado
a bajar esa tasa de crecimiento. En algunos casos, como en el caso de
China, han conseguido llegar a un control de ese crecimiento, de manera
que en poco tiempo la India va a tener más población que la China, y
algunos países del Africa, más allá del tema de la AID, como Etiopía o
como Nigeria, van a pasar a ser países con una población que se va a
multiplicar sobre la actual. Lo que significa, entonces, que, siendo que
estamos todos cada día más intercomunicados, y estamos todos cada día
más ligados, la fuerza, la presión de la población sobre las
sociedades, va a tener una influencia, quizás, mucho mayor que lo que
podamos conseguir nosotros como instituciones supranacionales, que se ha
pensado en alguna medida que pueden ser aquellas que vayan progresivamente
sustituyendo, remplazando o montándose sobre el Estado-Nación actual.
Si nosotros miramos Europa, ese podría ser este
último caso, caso en el que en un área geográfica muy pequeña, a lo
largo de un conjunto de años y de procesos que fueron de varios siglos,
se montaron, se definieron y se organizaron sociedades que luego se
transformaron en sociedades que institucionalmente respondieron a la
existencia previa de esas sociedades, y que, por ser, además, el centro
donde se desarrollaron tecnologías y evoluciones científicas centrales,
pudieron llegar a hacer de esa área tan pequeña, un área tan rica, tan
fermental, tan capaz de producir cambios en el resto del planeta, que los
desarrollos, así como los choques consecuencia de los propios
desarrollos, se dieron al interno de esa propia región y generaron al
tiempo que el desarrollo mismo lo posibilitó, generaron necesidades
vitales para poder llegar a los entendimientos que hoy se están
concretando, al punto que en poco tiempo tendrán hasta una moneda común,
que podría aparecer como aparecer como la expresión más clara de que
han dejado de ser Estado-Nación para ser sustituidos por un emblema
común que, es la expresión más clara de la soberanía de una nación,
que es la moneda, quizás sea el paso previo a la posibilidad de que
vuelva a constituirse un Estado único y global en la medida, en la
medida, en que los hechos económicos, internos y externos, les permitan
mantener los equilibrios que determinan que el crecimiento de los más
grandes, como de los pequeños, se hace en forma en forma equitativa y
equilibrada para que no se rompa esa unidad. Parecería, pues, que para
alcanzar desde ese punto de vista de arriba hacia abajo, ese tipo de
institución supranacional, que no elimine pero que limite y que debilite
la función individual, expresada en la soberanía de cada Estado, se
requiere organizaciones altamente desarrolladas en áreas muy reducidas
que han tenido una densidad de población, y una densidad de población
intelectual y cultural y tecnológicamente muy, siempre al frente y a la
cabeza de todas las evoluciones, para llegar entonces –por una vía de
una necesidad vital y una expresión racional- a abatir sus propias
banderas, sus propias fronteras, y alcanzar esa unidad.
Pero cuando nos referimos al resto del planeta, cuando
nos referimos al Continente Africano, cuando nos referimos al Continente
Asiático y cuando nos referimos al Continente Sudamericano, la situación
ya es completamente diferente. Porque no solamente es completamente
diferente porque ninguno de ellos, pese a haber tenido en el pasado altos
grados de civilización, han alcanzado esos estadios de necesidad que
Europa vivió, sino porque además existen en todas esas áreas, otro tipo
de problemas, problemas que tienen que ver con distintas conformaciones de
la propia integración social que hacen mucho más difícil ese tipo de
sustitución del Estado Nacional por organizaciones que lo superen, que lo
limiten, que lo abatan y que lo marginen. Pensemos: ¿es posible imaginar
que en el próximo siglo pueda ser una sola nación China y la India? Las
diferencias étnicas, las diferencias religiosas, que hoy tienen una
fuerza mucho mayor que la que tuvieron en el siglo pasado y en el siglo
anterior –no así en siglos anteriores- esas diferencias, las
diferencias geográficas, las diferencias en la intensidad poblacional
¿permite y posibilita admitir la idea de que en el próximo siglo esas
organizaciones puedan sufrir un mecanismo similar de encuentro y de
asimilación de lo que Europa ha vivido y está viviendo, y tiene
necesidad vital de llevar adelante? Yo, francamente, creo que son ritmos
completamente distintos, situaciones completamente distintas, y que las
tenemos que encarar en función de esas realidades propias de cada uno de
nosotros, para saber cómo cada uno de nosotros tenemos que actuar frente
al hecho de Estado-Nación, frente al hecho de la globalización, en qué
ella actúa, cómo se manifiesta, en qué ella hace que el Estado-Nación
se robustezca y en qué ella hace que el Estado-Nación trate de
integrarse a los demás en función de los problemas nuevos que a cada uno
de nosotros se nos presentan y que tenemos que resolver en función de
nuestras realidades, y no en función de otras realidades, que eso es muy
interesante pero que son ajenas a las nuestras y que no se pueden aplicar
como si fuera simplemente un acto de imitación o un automatismo, de si
aquello funcionó allá y va a funcionar aquí de igual y de la misma
manera.
Quiere decir por tanto, que si nosotros pensamos qué
significa el Estado-Nación frente a estas situaciones y a estas
circunstancias en Europa, me parece que significa una cosa; y qué
significa en América, a mi me parece que significan otra cosa
completamente distinta. Eso supone entonces que el Estado-Nación del
mañana, del hoy inmediato o del mañana, aún en estas, en estas áreas a
las que me estoy refiriendo, tenga que tener una actitud similar a la que
tuvo en el pasado o tenga que tener una actitud similar a la que tienen el
Estados-Naciones, o lo que queda de ellos en Europa. No, significa otra
cosa completamente diferente desde mi punto de vista; significa que
nosotros, hoy, no podemos escaparnos, y al contrario, tenemos que
integrarnos a eso que se llama la globalización, que no es un concepto
que a mi juicio pueda aplicarse uniformemente a toda el área de la vida
de estas sociedades y menos de nuestro Continente. Puesto que la
globalización, ¿en qué áreas se da? Se da en algunas áreas en donde
realmente ella tiene un efecto fundamental. En la primera en que para mí
tiene un efecto fundamental, es en el contacto entre la gente. El contacto
entre la gente es hoy por hoy algo que nada tiene que ver con el contacto
entre la gente hace muy pocos años. En una palabra, vamos a hacer una
reflexión menor. Ayer, saliendo de El Sauce, en la carretera, a la altura
de Suárez, saqué el, le pedí prestado al señor Edecán el teléfono
portátil, a los efectos contables siempre me interesaba más, disqué un
número y me contestó mi señora en Berlín. En forma absoluta e
inmediata. Naturalmente, los que no son de mi generación hablan o chatean
por los mecanismos electrónicos actualmente disponibles al alcance de
todo el mundo permanentemente con todo el mundo. Hay una forma de generar
estados de opinión y transferirlos a otro Continente de manera que ello
alcance al mundo entero sin demora. Y cada noticia se instala en el resto
del mundo al tiempo que sucede o que se supone que existe en cualquier
otro lugar del planeta. Todo ello hace que en sí mismo, el Estado-Nación
que existe deje de existir. Porque las fronteras son tan permeables, tan
permeables, que hay unas corrientes fenomenales y feroces de vientos
huracanados que atraviesan todo el planeta y pasan por sobre todas las
instituciones y todas las fronteras y generan estados de ánimo
colectivos, generan efecto imitación, generan formas de pensar, generan
formas de actuar que sin ninguna duda no estaban dentro de los cánones
naturales en los cuales se actuaba hace 30 años o 20 años. Y esto, que
para nosotros es realmente un efecto nuevo, y que de alguna otra forma
había existido en algún tiempo hace 100 años en menor grado pero que
había existido, hoy existe no a nivel de la dirigencia, como existió
entonces, sino hoy existe a nivel de la masa. Y al existir a nivel de la
masa, y al ser una cosa casi espontánea, y al ser además la consecuencia
de acciones de grupos de pensamiento y opinión que pueden trasladar sus
formas de ser y de existir, y de pensar y de actuar, a otros similares a
ellos en el mundo entero, aparecen, no instituciones nuevas que al final
pueden darse y se dan instituciones nuevas, pero aparecen cosas sociales
nuevas que no se plasman dentro de fronteras, sino que son virtuales y que
están, digamos, más que en ningún otro lugar, en el espacio y que luego
tienen consecuencias de acciones directas en cada uno de nuestras
naciones, en función de las realidades sociales que ellas están
viviendo, o en función de las realidades sociales, científicas y
tecnológicas que no están alcanzando. Eso, sí, determina
particularmente en el resto de nuestras naciones un cambio tan sustantivo
en la forma de actuar del Estado-Nación que lleva a que el
Estado-Nación, no solamente no tenga que debilitarse, sino que tenga que
fortalecerse en determinadas áreas, tenga que marginar su acción en
otras áreas, y tenga que proceder a tratar de juntarse con otras
organizaciones sociales, otros Estados-Naciones, sobre los cuales está
instalada esta misma situación, de la misma forma que está instalada
entre nosotros.
Empecemos a pensar en alguna cosa concreta, para ver
cuál es el cambio fundamental que se va a dar en esta materia. Empecemos
a pensar en América, empecemos a pensar en América, en la inmigración
¿Cuáles son las medidas que nosotros hemos tomado, las reflexiones que
hemos hecho, con respecto a lo que se llamó en su momento los (...) en
Europa, que hemos pensado hacer aquí, en América? ¿Cuántos son los
miles y miles y miles de inmigrantes y personas que empiezan a circular
entre nuestros países, en función de las diferentes condiciones sociales
y de vida, que se están dando en nuestros países?. Todos los días
aparecen noticias, y algunas veces no aparecen, pero todos los días
encontramos en el ómnibus, en las ferias, decenas y decenas de ciudadanos
que vienen de Bolivia, que vienen de Perú, que vienen de Ecuador, que
están tratando de instalarse en nuestra sociedad, porque pese a que ella
tiene sus propias dificultades vienen de países que tienen más
dificultades. ¿Esa realidad existió hace 20 años, esa diferencia?
También existió ¿Sucedía este tipo de inmigración? No, no sucedía.
Lo que teníamos en algún caso era alguna inmigración de carácter o de
origen político, pero no una inmigración ciudadana en función de que la
gente, hoy, se siente mucho más suelta y mucho más integrada al mundo
que antes. Así, como hay 160 jóvenes que piensan hacer su (...) en el
Ejército Español, cosa que podían haberlo hecho mucho tiempo antes,
pero que no lo hicieron; y no lo hicieron, no porque no tuvieran
necesidades económicas, sino que necesidad económica siempre hubo un
sector de la población que la tuvo, aquí, en los Estados Unidos, en
Francia, en los países ricos, en los países pobres, en todos lados, sino
porque no había una mentalidad, digamos, más allá de fronteras. Las
mentalidades no eran más allá de fronteras. Los padres ejercían mucho
más control sobre sus hijos, y los padres se sentían pues sus hijos
debían estar igual que ellos referidos al país en donde habían nacido,
donde habían crecido y el mundo era ajeno. Pero hoy el mundo no es más
ajeno. El mundo es común a todos y, por tanto, hay una actitud
psicológica que, una barrera psicológica que se ha derrumbado y que
determina que si tengo una dificultad me traslado para allá. Entonces,
los que están acá se trasladan para España, pensando que allí van a
estar mejor que acá, y los que están en Perú se trasladan para acá,
pensando que allá van a estar peor que acá.
Por tanto, hay un fenómeno de inmigración en toda
América, muy grande, enorme. Un fenómeno de inmigración que se da,
además, creciente, en la medida en que los países empiecen a tener
diferencias en su desarrollo, ese fenómeno de inmigración va a ser
creciente. Y ese fenómeno de inmigración que va a ser creciente, pese a
que nosotros no tenemos el problema que tienen los norafricanos con los
europeos, que tienen fundamentalmente una diferencia religiosa que hace
que esas diferencias religiosas no sean fáciles de, digamos, de eliminar,
y esas diferencias no sean fáciles de generar una integración plena,
como sucede con los turcos en Alemania, o como sucede con los argelinos y
los norafricanos, en general, en muchos lugares de Europa, en Francia y en
España, en donde uno ve procesos de xenofobia crecientes, de cualquier
manera la forma, la cultura, la manera de ser, el estilo de vida, hasta la
forma de expresarnos, hace que, entre nosotros mismos, en América, eso
sea una dificultad que tenemos que atender y que tenemos que vigilar,
porque no vamos a empezar a cerrar las fronteras entre nosotros, porque
eso sería una negación a lo que hemos predicado permanentemente y toda
la vida, que tenemos un destino común y que somos un continente llamado a
unirnos y a caminar juntos. O sea, seríamos tan americanos como no
seríamos americanos en la medida en que dejaríamos de ser, si en el
momento que llegan otros que no son de acá, decimos que no nos gustan que
lleguen o que ocupen los lugares de trabajo, porque están más
necesitados que nosotros y han vivido en mayor pobreza siempre, que
nosotros, en algunos casos entonces están dispuestos a hacer cosas por
menos salarios que lo que hacen nuestros propios coterráneos.
Este es un primer problema que vamos a tener, que
afecta fundamentalmente el Estado-Nación.
Un segundo problema que vamos a tener y que tenemos que
encarar, para ser prácticos con respecto al Estado-Nación y a las
consecuencias de su acción y de su existencia, su presunta debilidad, su
destino, su evolución, su fortaleza, es lo que tiene que ver con cosas
que antes ocurrían en un solo lugar pero que hoy ocurren y se expanden en
todo el continente. Me estoy refiriendo, fundamentalmente, a lo que tiene
que ver con la droga y sus consecuencias. La droga y sus consecuencias en
América, que al principio pensamos todos que se refería únicamente a un
área del continente, tiene una expansión creciente. Como ustedes saben
yo soy partidario de eliminar la prohibición sobre la droga.
Fundamentalmente creo que en poco tiempo más, inclusive, los agricultores
que reciben por el plantío de la droga una retribución mejor que la,
mayor que la que puedan recibir dedicándose a otra clase de cultivos en
buena medida van a tender a ser desplazados por la fabricación artificial
de droga en los laboratorios, en donde un porcentaje significativo ya de
ellas, se elabora en laboratorios humanos, como se conoce,
fundamentalmente, en los lugares del mundo que son los grandes
consumidores de la droga. Yo creo que la droga estimula la existencia de
lo que son permanentes focos de inseguridad, focos de inseguridad que se
retroalimentan de la droga y con la droga, y a través de la droga
comienzan a extenderse en forma muy negativa por todo el Continente, y que
va a obligarle a los Estados a salirse de los límites de sus fronteras
para poder, junto con los demás Estados, tener acciones coordinadas para
defenderse de una situación que comienza a ser peligrosa para todos.
Nosotros, el Uruguay siempre ha sostenido, sobretodo en los últimos
puntos de reunión, en los últimos foros en los cuales nos hemos
encontrado, de que el tema de Colombia no es un tema de Colombia, es un
tema de todos nosotros. Y que el tema de Colombia progresivamente nos va
llegando a todos nosotros, y nos va llegando bajo distintas formas a todos
nosotros.
Todos los días no, pero de vez en cuando, uno que ha
estado vinculado al país y tiene tanto conocido por todos lados, recibe
alguna pequeña información en donde en tal lugar, sin aterrizar baja una
pequeña avioneta que tira un paquete que contiene o marihuana o cocaína
empaquetada y que tiene su destino, muchas veces no local, pero un destino
regional. Lo cual significa, claramente, que pese a los esfuerzos que se
hacen en el lugar de origen de esta producción, pese a los esfuerzos que
ha hecho, por ejemplo, el gobierno de Bolivia para erradicar miles de
hectáreas dedicadas a la plantación de coca, y que han traído además
convulsiones locales por lo que económicamente todo eso supone, ello no
ha quedado circunscripto al área original, sino que progresivamente va
afectando a todas las sociedades y a todos los países y va haciendo que
las funciones del Estado-Nación, que estaban reducidas a su área
territorial, soberana, empiecen a ser atacadas por, no por otros
Estados-Naciones, por organizaciones que se superponen a todos los Estados
y que actúan sobre todos los Estados con medios económicos, medios
tecnológicos, e instrumentos operativos muchas veces más fuertes y más
poderosos que los propios Estados. Quizás si mañana tuviéramos que
evaluar las cosas que dispone el grupo de personas que están en Colombia
armadas por las FARC en cuanto a armas, y las cosas que dispone, por
ejemplo, las Fuerzas Armadas del Uruguay, las Fuerzas Armadas del Uruguay
no podrían ni compararse con lo que el señor Tirofijo dispone para
niños de 14 y 15 años y entrega en las manos de niños de 14 años y de
15 años los instrumentos bélicos portátiles que manejan. Quiere decir,
por tanto, que los Estados-Naciones, que antes tenían una función
meramente vinculada al principio, a lo que es la función esencial del
Estado, y luego a los fines secundarios del Estado, y hoy a otras, a otras
acciones, en donde el Estado-Nación empieza a ceder espacios para que la
sociedad, la sociedad pueda realizar acciones que antes el Estado
realizaba por fines, por fines secundarios, el Estado entiende que tiene
que dejar de hacer para regular de manera, de regular la apertura, regular
la participación, regular de la forma en que los sectores privados tienen
que hacer cosas, inclusive para no utilizar todo su crédito en algo que
otros pueden hacer y utilizarlo en aquello que solamente el Estado puede
hacer porque ese aumento poblacional que ha pegado sobre todo a las
sociedades, ha derivado en mayores reclamos y demandas naturales de los
integrantes de la sociedad para impedir que la brecha tecnológica que
existe en función de la capacidad que tiene una clase media de adquirir
cosas en función del conocimiento que ha recibido, y la distancia
creciente y progresiva de ellos, que van teniendo otros uruguayos iguales,
que no alcanzan a ese estadio y que con eso genera inquietud espiritual,
inquietud sicológica y luego inquietud fáctica y violencia, eso que
determina que el Estado tiene que sacar la implementación de estos
recursos para trasladarlos a esta área, y que son las nuevas formas de
acción del Estado dentro de la sociedad, se encuentran además al mismo
tiempo demandados por otras formas de presencia y de acción en un ámbito
mucho mayor, en este caso un ámbito de seguridad continental, en función
de realidades que son totalmente nuevas y que el Estado no las ha buscado,
ni éste, ni la Argentina, ni el Perú, ni el Ecuador, ni Colombia, pero
que son una realidad y que ellas nos demandan otro tipo de actitudes que
tienen que ser igualmente inteligentes, igualmente racionales, igualmente
encuadradas en el respeto institucional y en la consolidación
democrática, e igualmente encuadradas además en los objetivos
económicos que al ser globales, robustezcan lo que es la Banda Oriental
pero que al mismo tiempo la integren al resto de una comunidad en mayor
área para al poder mejorar económicamente, poder resolver esos centros
de estallido de lo que es la tensión superficial que mantiene la vida
estable de una sociedad. Que son factores en algunos casos provenientes de
fenómenos económicos, fundamentalmente de carácter económico, en otros
casos son la consecuencia de la interrelación entre fenómenos
geográficos y poblacionales y fenómenos económicos, y en otros casos
son la consecuencia directa de la estructura internacional, de lo que
existe hoy en un grado, que no sé si alguna vez existió, que son las
estructuras delictivas internacionales, apoyadas en el mundo entero por
organizaciones con vastas redes económicas; y que ejercen una función
basada en algunos hechos que no nos hemos animado a resolver ni a encarar,
y el primero y el mas importante sigo creyendo que es la droga, que es la
que alimenta todo este tipo de insurgencia y alimenta todo este tipo de
situaciones que, por espíritu de imitación, al amparo de dificultades
sociales, empiezan a extenderse por todo el continente. Porque no es una
cosa de casualidad que un grupo de personas que robó unas armas haya
estado resguardada dentro de un monte y haya terminado un intento de
liberar al tránsito de un grupo reducido de personas que interrumpían el
mismo en una carretera de la provincia de Salta con 24 heridos de bala.
Cuando hay 24 heridos de bala y son casi todos integrantes de la
gendarmería es porque alguien les tiró y si alguien les tiró es porque
alguien se preparó para tirarles.
Por tanto quiere decir que los Estados-Nacionales
están enfrentando en América otro tipo de situaciones y de desafíos,
que no lo van a hacer desaparecer, que lo van a hacer ver que tienen otras
obligaciones y que lo van a hacer ver también que en la integración
necesaria que tiene que hacerse en América, está el camino para
encontrar los instrumentos económicos que ayuden a resolver los
cuestionamientos sociales, y los cuestionamientos sociales vienen por la
diferente relación que existe, no solamente entre los medios de
producción y los que lo producen, o sea no es la plusvalía, sino en que
el crecimiento demográfico en casi todas las naciones, inclusive en las
naciones vecinas, como en Brasil y como en la Argentina, ha sido
vastamente superior en su demanda mínima a los recursos de los Estados
aplicados a las áreas en las cuales esos recursos hoy deben ser
aplicados. Nos entusiasmamos demasiado en la participación del Estado en
los fines secundarios y no advertimos que el crecimiento poblacional
demandaba muchos más recursos aplicados para que no hubiera sectores de
la población tan marginados de la evolución del resto de la sociedad
que, al no poder integrarse a la misma, se sienten como expulsados de la
sociedad y por eso su forma de identidad es actuar contra la sociedad
dentro de la sociedad.
Esto nos lleva de la mano, también, a otros aspectos
de la globalización. Nos lleva de la mano a otros aspectos de la
globalización que tienen que ver con los aspectos económicos, con los
aspectos políticos de la globalización. Globalización a la que el mundo
ha ido por áreas, por regiones, siempre. Globalizado estuvo el
Mediterráneo, nadie globalizó al mundo como Roma, nadie, absolutamente
nadie. Por lo menos al mundo conocido de la época, nadie lo globalizó
como Roma, hasta que un día Mahoma lo dividió al medio. Mahoma dividió
el Mediterráneo el medio; de un lado era Carlomagno, que generó lo que
Europa es hoy. El Imperio Carolingio, con Carlomagno a la cabeza, le dio
continuidad a Roma y estableció el antecedente del Mercado Común Europeo
y del Sacro Imperio Romano-Germánico en el camino, un poco que Napoleón
quiso hacer otro tanto bajo otras normas. Hasta que, caído Napoleón,
Inglaterra organizó un imperio, pero fue un imperio flotante, en donde el
imperio se desarrolló en función de su predominancia marítima. Pero lo
cierto es que el mundo, sí o sí, se globalizó y se dividió, y se
globalizó y se dividió y ahora está mucho más globalizado no porque
haya habido un interés en hacerlo sino porque la globalización es mucho
más espiritual que real, desde el punto de vista económico, estoy
hablando. Espiritual por la comunidad que los medios electrónicos
nos han dado para que todas las cosas puedan ocurrir al mismo tiempo en
todos lados. Pero económicamente todavía no existe esa globalización y
como, naturalmente, a medida que uno va avanzando en la edad va acentuando
sus manías, este, yo voy a tratar de insistir en la mía. En la manía de
tratar de buscar lo más rápidamente posible una integración con todo el
continente. Yo tengo algunos amigos, particularmente algunos amigos muy
dilectos, con los quienes hemos estado, para mi fortuna, debatiendo sobre
estas cosas durante toda la vida porque siempre uno tiene que tratar de
buscar amigos que sean mucho mejores que uno, sobre todo desde el punto de
vista intelectual, que me han dicho o me lo han hecho saber a través de
sus escritos, que una integración con los Estados Unidos es una
integración que anonada, que disminuye, o que hace desaparecer nuestra
existencia o nuestra identidad. No quiero entrar en cuestiones políticas
dado que estoy al frente de un Gobierno de Coalición y tengo aquí
enfrente al Presidente de la Cámara de Diputados que representa a su
Partido, pero si yo le dijera que yo me quiero integrar con el Brasil el
señor Presidente de la Cámara protestaría y diría que son los manes de
Venancio Flores que vuelven a resurgir y está en contra y él levantaría
la bandera de Lavalleja y diría que quiere ir a Florida el 25 de agosto
para festejar que nos incorporamos a la Argentina. Y bueno, quiere decir
que o nos incorporamos a la Argentina o nos incorporamos al Brasil o nos
incorporamos al Brasil, a la Argentina, al Paraguay, a Chile y a todo el
mundo. Y si no lo hacemos, señores, ahí sí les digo la globalización
no es que afecte al Estado como institución, va a afectar a la Nación
como estructura social que es mucho más grave que afectar al Estado como
institución. Porque si afecta al Estado como institución por supuesto
afecta a las esencias bajo las cuales podemos convivir en paz. Pero lo
más importante no es que afecte a las esencias bajo las cuales podemos
convivir en paz sino que fundamentalmente afecta a la paz.
Y cuando no hay paz, cuando no hay paz en las
sociedades, cuando no hay paz interna, cuando esa paz interna se rompe
adentro de cada una de las personas, que sienten que esa paz interna se
rompe, entonces impera lo que el señor General Gestido dijo en el momento
de que hizo el discurso el 1º de marzo, en el momento de su elección,
cuando dijo impera en las sociedades la ley de la selva. No hablo de la
selva colombiana, que es bastante ordenada en cuanto a quien impera allí,
sino hablo de la ley de la selva. Por tanto yo creo que también una de
las consecuencias fundamentales y esenciales que esta realidad del mundo
de hoy opera sobre el Estado-Nación es que lo puede llegar a debilitar
enormemente al grado de no poder cumplir cabalmente con sus funciones en
la medida que no resuelva o no esté en condiciones de resolver en forma
acertada los fenómenos económicos que debe conducir. Y los fenómenos
económicos que debe conducir tienen que ser encarados, no del punto de
vista de lo que nosotros podemos tratar de persuadir a nuestros ciudadanos
en cuanto aquello que entendemos que es lo mejor, no solamente desde ese
punto de vista, sino del punto de vista de tratar de ver conjuntamente con
otros que tienen los mismos o peores dificultades que nosotros, más
grandes dificultades que nosotros, los caminos más rápidos y mejores
para encarar algún tipo de, digamos, de entendimiento, en mayor área,
como dirían los agrimensores, que nos permitan atender mejor las
cuestiones sociales internas, que son las que al afectar la vida de cada
uno de nosotros afectan la existencia adecuada del Estado-Nación.
Por eso es que nosotros hemos insistido y vamos a
seguir insistiendo y lo vamos a hacer en Asunción, dentro de pocas horas,
y hemos estado hablando con los gobernantes de la República Argentina y
nos vamos a encontrar con el Presidente del Brasil, en el sentido de la
imperiosa necesidad que tienen estas naciones de explorar lo más
rápidamente posible los encuentros regionales que nos permitan ampliar
nuestras posibilidades de integrar globalmente nuestras economías. He
reiterado, cada vez que lo puedo hacer, el hecho de que no pienso como
aquellos que creen que tienen que juntarse en alta mar para poder debatir
las cuestiones porque los van a rodear los barcos Greenpace. No crean que
alta mar es un lugar en donde no van a tener manifestaciones. Porque cada
uno va a llegar después a un puerto o a un aeropuerto y ahí los van a
esperar igual, separados o reunidos. Lo que tienen que convencerlos a los
que están en contra de la globalización es que la globalización de la
que se quejan, esa no existe. Porque la globalización de la que se quejan
no existe en la medida que no está globalizada Europa. Europa tiene una
globalización hacia adentro y otra hacia fuera. Hacia dentro la cierra y
hacia fuera la demanda. Al cerrarla hacia adentro beneficia a las clases
medias a las que ha enriquecido como nunca y desampara a las clases pobres
a las que ha empobrecido como nunca, hacia adentro. Y hacia fuera esa
globalización que pretenden instaurar pero que no la reciprocan con
aquellos que pretendemos instalarnos en su propia globalidad, lo que
consiguen es hacer más pobres a los pobres y empobrecer a las clases
medias. Por lo tanto, por lo tanto, lo que tenemos tratar de establecer
con claridad es que la globalización no solamente sirve en materia
económica sino es que es una necesidad que no tiene posibilidad de
marginarse. Ni la puede marginar más Europa, ni la puede marginar más
América.
¿Por qué no se puede marginar esa globalización, en
el término económico en el que yo me estoy refiriendo? ¿Por qué, se me
preguntará, si hace 50 años que está instalada? Estamos, notoriamente,
mucho más cerca de la orilla que lo que estábamos al principio de este
proceso. Porque, en primer lugar, la presión poblacional sobre los
centros, sobre los centros que no aplican esa globalización en forma
adecuada, comienza a ser intolerable. Y, en segundo lugar, porque esa
presión poblacional va a generar tales efectos diferenciales, o de la
vida de las sociedades a las cuales nos estamos refiriendo, que van a
comenzar a generar cada día mayor expresión de inestabilidad, mayor
expresión de diferenciación y mayores desencuentros religiosos, étnicos
y sociales. La sociedad turca más importante fuera de Turquía es la que
está en Berlín. Y hay varios millones de habitantes en ese país, de esa
religión, con esos hábitos y con esas costumbres. En la medida,
entonces, en que no abran la economía hacia Europa del Este, en que no
abran la economía hacia el norte del Africa, en que no abran la economía
hacia América, no se puede ser muy rico rodeado de muy pobres. Eso no
funciona. No se puede vivir en una isla de riqueza, rodeado de un mar de
pobreza. No se puede. No es que sea inmoral. Es que es inviable. Y sobre
todo cuando a diferencia de América del Sur, que está separada del mundo
por océano, esos países se comunican de a pie, por tierra o por bote. No
se puede. O sea, tienen que comenzar a procesar un cambio. Y nosotros
tenemos que advertírselo y decírselo y planteárselo. Por eso es que el
Uruguay, que ha sido tan claro en sus expresiones con respecto a lo que
consideramos la actitud negativa del Mercado Común Europeo, hemos
planteado a los integrantes del MERCOSUR, que entendemos que nos tenemos
que sentar con ellos en julio, analizar estas cosas, no analizar
únicamente cómo vamos a discutir el prepliego, o cuáles son los
términos de la baja de aranceles y los plazos en los cuales las bajas de
aranceles se van a producir, sino cómo vamos a analizar las
circunstancias en las cuales ellos, y nosotros, y todos vivimos. Si
creemos que estas circunstancias generadas por la capacidad de producción
tecnológica y por el conocimiento científico, pueden seguir siendo
factores determinantes de confrontaciones de tal naturaleza, en un mundo
en donde, en poco menos de 20 años, van a haber 2.000 millones de
habitantes más, que además, ¿dónde van a estar ubicados? No van a
estar ubicados en Europa, van a estar ubicados alrededor de Europa, y ¿a
dónde van a querer ir? A Europa. Y por lo tanto, si no pensamos que esto
hay que globalizarlo, o sea lo que hay que globalizar es la condición
económica que determina el cambio social, eso termina con una explosión.
Y yo creo que los gobernantes tienen obligaciones no solamente con la
coyuntura, sino que tienen obligaciones con el porvenir. Y no mirar el
porvenir en 20 años, porque 20 años en la vida anterior era la vida,
pero 20 años va a resultar que voy a ser tan joven como ahora dentro de
20 años. Y eso le va a pasar a todos los que están acá, absolutamente a
todos. Porque, inclusive, una de las cosas que la demografía trae como
consecuencia, es el envejecimiento de las sociedades, y el envejecimiento
de las sociedades trae como consecuencia el conservatismo de las
sociedades, y el conservatismo de las sociedades aumenta la xenofobia de
las sociedades, aumenta los factores de seguridad que las sociedades
reclaman, y aumenta los factores de enfrentamiento en las sociedades,
porque la gente a medida que tiene más edad, quiere menos problemas y
quiere más seguridad, y no solamente aumenta para los Ministros de
Economía lo que hay que pagar de pensiones, sino aumenta el concepto que
la sociedad se forma de su destino y de sí misma, y por tanto, si no
arreglamos el asunto antes, explota igual. Y eso es igual, pero distinto,
en América. ¿En qué medida es igual pero distinto? Es igual en la
medida en que entre los pobres no hay crecimiento. Nos juntamos un
conjunto de pobres y no crecemos. Señores, pese a que el Brasil devalúa
como loco, no por influencia del gobierno, sino por la coyuntura
financiera, no crece su volumen de exportación sobre su volumen de
importación y, por tanto, sigue exportando 55, 60.000 millones de
dólares, y la Argentina 25, 27. Por tanto, la Argentina no puede crecer
en Brasil y Brasil no puede crecer en la Argentina. Entonces, un país que
tiene un 10% del Producto Bruto como factor de exportación no puede
resolver su problema central, que lo ha obligado a Cavallo a contratar al
15% la renovación para adelante de la deuda. ¿Para qué? Para ganar 5
años. ¿Para hacer qué en 5 años? ¿Esperar o cambiar? ¿Alguien puede
pensar que lo hizo para esperar? ¿O para cambiar? ¿Y cambiar qué
significa? Ingresar a un mercado mucho más competitivo pero mucho más
abierto. ¿Y eso dónde está? ¿Está en el Japón? No, no está en el
Japón. Es imposible. Está en una negociación con Europa y en una
negociación con Estados Unidos. Y no está en otro lugar. No está para
nosotros y tampoco está para Brasil. Ni tampoco está para la Argentina.
Ni tampoco está para Chile. Y por eso México hoy exporta a Estados
Unidos y al mundo, el doble de lo que exportan Brasil y Argentina juntos.
Y a partir de ahí usted puede empezar a crecer y a ir resolviendo los
problemas sociales y ahí, a partir de ahí, usted puede ir juntándose
con otros países estableciendo políticas comunes, con responsabilidad y
con seriedad, y ese es otro de los problemas centrales que tienen los
Estados como obligación. El decurso de los próximos años. No para
debilitar su identidad integrándose porque es al revés, se robustece su
identidad integrándole. Su identidad se deshace, si por debilidad
económica se deshace su estructura social. La identidad, ¿qué es la
identidad?. Ser dueño de la máquina que produce energía. O la identidad
es la expresión individual sumada a otras expresiones individuales de la
capacidad de realizarse por su cultura y por su educación, de cada uno de
las mujeres y de los hombres de un área dada llamada país. Esa es la
identidad, y esa identidad no se deshace integrándose, se robustece
integrándose porque lo cierto es que los más pobres son los que más
saben de Jean, de Naike, o de Nike, ¿eh?, de la música extranjera y no
bailan la ranchera. Bailan la cumbia y bailan la salsa, como bailaban la
bossa nova o el rock pesado. Por tanto, si esa es la pérdida de
identidad, hace tiempo que cada uno de nosotros la habría perdido. Y así
como la segunda, el segundo idioma en Alemania Oriental es el ruso, no es
más el francés ni el inglés, es el ruso. Los alemanes de Alemania
Oriental, hablan alemán y ruso. Es lógico si lo aprendieron durante 50
años. Acá, el segundo idioma es el inglés, acá y en la India también,
y en la China también. Entonces, esa realidad contribuirá o no
contribuirá a perder nuestra identidad como Nación en la medida en que
tengamos una economía débil, pero si tenemos una economía fuerte
integrados o no integrados. Los holandeses no han dejado de ser
holandeses, y los belgas no han dejado de ser belgas y están totalmente
integrados en la Europa. Y sus Estados-Naciones en cierta medida, han
resignado su capacidad de decisión, la han resignado en beneficio de una
comunidad que armónicamente, en donde todos valen por igual se va
desarrollando. Y eso, es otra de las cosas que el Estado-Nación de este
continente tiene que impulsar, si no impulsamos eso, vamos a tener muchas
más dificultades en este continente sin ninguna duda. Vamos a tener
muchas mas dificultades y ahí sí que el Estado-Nación, no digo que vaya
a desaparecer sino que va a tener sobresaltos. Y crecientes sobresaltos.
Crecientes sobresaltos. Porque las debilidades económicas que traen
debilidades sociales, generan sobresaltos. Algunos espontáneos y otros
estimulados. Por lo tanto, yo diría, para no seguir, puesto que son como
las once menos diez, yo diría, que en los próximos 20 años, mejor
dicho, en los próximos 20 meses, nosotros tendríamos que pensar, que la
evolución de nuestro Estado-Nación, de nuestros Estados-Nación,
debería orientarse en los siguientes, en los siguientes términos. En
primer lugar, atender a los desafíos correspondientes a la modernización
económica y a la modernización institucional. Es muy importante la
modernización económica y la modernización institucional que nos
permita consolidar las funciones centrales esenciales del Estado-Nación,
al mismo tiempo desregular, pero desregular de forma de que los que
intervengan en el mercado, no intervengan caóticamente, o sea, un
alejamiento del Estado del hacer directo de las cosas, pero una
incorporación a través de los institutos de desregulación de una
regulación, aunque parezca paradójico, para que las fuerzas del mercado
participen no rompiendo la equidad necesaria en el mismo. Un desafío
relativo a la seguridad interna y a la seguridad exterior, que está
vinculado a todos estos problemas, o sea, en donde el último eslabón de
ese desafío esté en aquellos que son las fuerzas de coacción o de
coerción del Estado y el primer eslabón esté en los mecanismos
instrumentales adecuados, para que la integración de la sociedad en lo
económico, nos permita darle a la sociedad en su estructura natural un
desarrollo sin necesidad de otra cosa que la expresión espontánea de
esas fuerzas individuales y colectivas, y, además, un desafío enorme en
la integración regional que, por las dificultades de cada uno de los
países, ha tenido alternativas en el MERCOSUR y que, además, debe
comprender una, a mi juicio, una integración regional ampliada en toda
América, con las Naciones del Grupo Andino, y en toda América Central
con el CARICOM y con las Naciones de Centro América, y en toda
Norteamérica con el acuerdo del NAFTA. Y creo que esto se puede ir
realizando antes del ALCA. No estoy en contra del ALCA, ustedes bien lo
saben, he estado siempre a favor. Pero, está el ALCA, está el NAFTA,
está el mercado de América Central, está el mercado del CARICOM, está
el Grupo Andino, está el MERCOSUR. Es decir, que ya estamos integrados,
ya tenemos agrupamientos regionales. En la medida en que podamos ir
haciendo esos eslabones, va a ser mucho más natural y mucho más fácil
llegar en el 2005 o en el 2004 al ALCA, 2005 puede ser mucho para mí pero
nada para una Nación, puesto que las Naciones no se miden en términos de
lustros, sino que se miden en otros términos. Pero, digo, sí, que cuanto
más rápido lo hagamos más fuerte va a ser el Estado-Nación en sus
expresiones naturales de cumplir con las obligaciones de atender los
derechos de las personas y, por tanto, los derechos naturales de las
sociedades. Los derechos naturales de las personas y los derechos
naturales de las sociedades.
He tratado en forma un poco anárquica, de ir
expresando lo que son mis sentimientos, y lo que son nuestros impulsos en
búsqueda de soluciones que son comunes a todos los seres humanos, puesto
que, a veces algunos por mecanismos un poco o muy equivocados, estoy
seguro que en el fondo están queriendo todos lo mismo. Es muy poca, es
mínima, por suerte, la gente que quiere orientar su vida en procura del
mal. A veces se confunden los caminos y se incurre en el mal sin darse
cuenta, o no dándose cuenta plenamente, o dándose cuenta y luego no
pudiendo salir de ello. Pero creo que hay una enorme mayoría, una enorme
mayoría, de mujeres y de hombres, que por el contrario anhelan no otra
cosa que lo que es el orden natural de la vida, con los valores naturales
con los cuales hemos nacido y sin los cuales es imposible vivir. Y, por lo
tanto, para que ello se realice, además de instituciones fuertes,
democráticas que nos permitan expresar con libertad nuestros sentimientos
y nuestra voluntad, tenemos que darnos cuenta de que sin perder nuestra
identidad, sino por el contrario en procura de robustecerla, es
imprescindible e impostergable hacer esfuerzos para que la globalización
tan mentada llegue a donde no ha llegado, a los bienes y a los mercados,
para que pueda llegar a la gente con bien y no con algún tipo de
expresión que la gente asume que la perjudica, porque al tiempo que se
habla de ella, no ve en su medio concretar el mejoramiento que se supone o
se dice que ella aporta, porque en lo que ella existe no es en lo que
realmente va a beneficiar a las comunidades y menos a las nuestras que son
comunidades más débiles y que necesitan de mercados ampliados para poder
crecer.
En ese sentido, el Estado-Nación tiene larga vida y
muchas cosas muy importantes y muchas tareas centrales que realizar. Y,
como expresión de la identidad y la soberanía de esta Nación, nuestros
hijos y nuestros nietos estarán en condiciones de seguirlo robusteciendo,
para que integrados al mundo seamos cada día mejores, cada día más
libres y cada día más justos.
Muchas gracias (aplausos).