20/06/2001

DISERTACION DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, DR. JORGE BATLLE IBAÑEZ, SOBRE "EL ESTADO-NACION" EN EL CALEN

El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle Ibáñez, disertó en la mañana de hoy en el Centro de Altos Estudios Nacionales, en el marco del simposio sobre "El Estado-Nación hacia el siglo XXI. La seguridad y la defensa como roles primarios del Estado" organizado por el CALEN y la Presidencia de la Cámara de Diputados.

Las palabras pronunciadas por el primer mandatario fueron las siguientes:

Muy buenos días.

Señor Ministro, señor Presidente de la Cámara de Representantes, señores Comandantes de las distintas Armas de las Fuerzas Armadas, señoras, señores.

Sin ninguna duda, además del honor que representa para mi inaugurar este seminario que versa sobre temas tan centrales como los que acaba de referir el señor Fattorusso, además de ello supone un esfuerzo de reflexión al que la semana pasada no le dejó mucho tiempo. Fue una semana bastante interesante, en cuanto a la cantidad de cosas que se sumaron a las que habitualmente debemos de considerar, y por cierto, me van a tener que perdonar que no haga hoy el esfuerzo académico necesario para estar al nivel de la importancia de este tema, y el nivel de la audiencia que me hace el honor de estar aquí presente en esta mañana. Pero, vamos a ver si con la distancia y el respeto que el protagonista me merece, haremos como Pirandello: trataremos de recitar improvisando, sobre un tema que, naturalmente, está en el corazón de todas nuestras cuestiones centrales en la organización y la vida de las naciones en el devenir de los próximos años.

Sin ninguna duda, la presentación inicial del tema alrededor de si el Estado-Nación y su destino en el Siglo XXI, me mueve a decir alguna cosa antes de entrar con más detalle al mismo.

Es tan cambiante y tan confusa, la circunstancia que generan la presencia en el mundo de la demografía que hoy aparece con una forma de presión que hasta ahora no era conocida ni imaginada, a la que se suman las tecnologías que predominan en la vida de todos los días, que predecir cuál va a ser en el próximo siglo en que hemos comenzado a caminar la situación del Estado-Nación es algo que más que una reflexión sobre bases muy ciertas es casi una conjetura, una forma de adivinación.

En primer lugar, la existencia del Estado-Nación no solamente no es nueva sino que ha tenido distintas alternativas a través de la historia. Existían, desaparecieron, volvieron a existir, fueron débiles y fuertes a lo lago del tiempo según las circunstancias histórica y según el entorno geográfico. Pero, si vamos a hablar de ello desde una concepción eurocentral, o sea desde el tiempo en el cual a partir del siglo, digamos del Siglo XIX, Europa se transforma en el eje alrededor del cual giran los acontecimientos históricos fundamentales en todo el planeta, el Estado-Nación tal como fue concebido a partir del Siglo XIX hoy tiene, sin ninguna duda, una presencia completamente distinta y diferente según sea el área geográfica a la cual nos refiramos, y según sea la situación de cada uno, de cada una de las regiones claramente diferenciadas que existen hoy en el planeta.

Una primera reflexión quisiera hacer. Se estima que para el 2020 van a haber 8.000 millones de habitantes arriba de la Tierra, y se estima que para el 2050 van haber 14.000 millones de habitantes arriba de la Tierra.

Las situaciones que derivan de una tal población hacen que todas las reflexiones a propósito de cómo nos vamos a organizar, bajo qué formas institucionales, a qué áreas geográficas se van a aplicar esas formas institucionales, sean realmente reflexiones no digo que no tengan asidero, sino que tienen una debilidad congénita.

Fíjense ustedes que tenemos la misma cantidad de tierra, menos cantidad de agua, y en el año de 1950 éramos 2.000 y pico de millones, hoy somos 6.000, y pienso - cuando nosotros nacimos, mejor dicho, éramos 2.000 y pico de millones, hoy somos 6.000- vamos a ser 8.000, crecemos a 92, 93 millones de habitantes por año, y podemos a ser 14 mil millones arriba del mismo planeta.

Significa esto un cambio tan feroz en la vida de los ciudadanos y en la vida de las instituciones, llámense ellas instituciones que responden a la existencia de un Estado-Nación, o instituciones que responden a la existencia de regiones integradas, crecientemente integradas, que, pensar cuál va a ser en los próximos cincuenta años la estructura dominante bajo la cual todos nos vamos a encontrar viviendo arriba de la Tierra, es algo que es casi una expresión de conjetura, de adivinación.

Creo que el tema central pasa por ahí mas que por analizar cuáles son las formas institucionales más adecuadas, pasa por analizar cuál va a ser la consecuencia de la existencia arriba e la Tierra de 8.000 mil o 14.000 millones de habitantes.

Se supone también de que va a llegarse a una especie de meseta en lo que tiene que ver con el crecimiento poblacional, porque algunos países que tienen una tasa de crecimiento muy alta han comenzado a bajar esa tasa de crecimiento. En algunos casos, como en el caso de China, han conseguido llegar a un control de ese crecimiento, de manera que en poco tiempo la India va a tener más población que la China, y algunos países del Africa, más allá del tema de la AID, como Etiopía o como Nigeria, van a pasar a ser países con una población que se va a multiplicar sobre la actual. Lo que significa, entonces, que, siendo que estamos todos cada día más intercomunicados, y estamos todos cada día más ligados, la fuerza, la presión de la población sobre las sociedades, va a tener una influencia, quizás, mucho mayor que lo que podamos conseguir nosotros como instituciones supranacionales, que se ha pensado en alguna medida que pueden ser aquellas que vayan progresivamente sustituyendo, remplazando o montándose sobre el Estado-Nación actual.

Si nosotros miramos Europa, ese podría ser este último caso, caso en el que en un área geográfica muy pequeña, a lo largo de un conjunto de años y de procesos que fueron de varios siglos, se montaron, se definieron y se organizaron sociedades que luego se transformaron en sociedades que institucionalmente respondieron a la existencia previa de esas sociedades, y que, por ser, además, el centro donde se desarrollaron tecnologías y evoluciones científicas centrales, pudieron llegar a hacer de esa área tan pequeña, un área tan rica, tan fermental, tan capaz de producir cambios en el resto del planeta, que los desarrollos, así como los choques consecuencia de los propios desarrollos, se dieron al interno de esa propia región y generaron al tiempo que el desarrollo mismo lo posibilitó, generaron necesidades vitales para poder llegar a los entendimientos que hoy se están concretando, al punto que en poco tiempo tendrán hasta una moneda común, que podría aparecer como aparecer como la expresión más clara de que han dejado de ser Estado-Nación para ser sustituidos por un emblema común que, es la expresión más clara de la soberanía de una nación, que es la moneda, quizás sea el paso previo a la posibilidad de que vuelva a constituirse un Estado único y global en la medida, en la medida, en que los hechos económicos, internos y externos, les permitan mantener los equilibrios que determinan que el crecimiento de los más grandes, como de los pequeños, se hace en forma en forma equitativa y equilibrada para que no se rompa esa unidad. Parecería, pues, que para alcanzar desde ese punto de vista de arriba hacia abajo, ese tipo de institución supranacional, que no elimine pero que limite y que debilite la función individual, expresada en la soberanía de cada Estado, se requiere organizaciones altamente desarrolladas en áreas muy reducidas que han tenido una densidad de población, y una densidad de población intelectual y cultural y tecnológicamente muy, siempre al frente y a la cabeza de todas las evoluciones, para llegar entonces –por una vía de una necesidad vital y una expresión racional- a abatir sus propias banderas, sus propias fronteras, y alcanzar esa unidad.

Pero cuando nos referimos al resto del planeta, cuando nos referimos al Continente Africano, cuando nos referimos al Continente Asiático y cuando nos referimos al Continente Sudamericano, la situación ya es completamente diferente. Porque no solamente es completamente diferente porque ninguno de ellos, pese a haber tenido en el pasado altos grados de civilización, han alcanzado esos estadios de necesidad que Europa vivió, sino porque además existen en todas esas áreas, otro tipo de problemas, problemas que tienen que ver con distintas conformaciones de la propia integración social que hacen mucho más difícil ese tipo de sustitución del Estado Nacional por organizaciones que lo superen, que lo limiten, que lo abatan y que lo marginen. Pensemos: ¿es posible imaginar que en el próximo siglo pueda ser una sola nación China y la India? Las diferencias étnicas, las diferencias religiosas, que hoy tienen una fuerza mucho mayor que la que tuvieron en el siglo pasado y en el siglo anterior –no así en siglos anteriores- esas diferencias, las diferencias geográficas, las diferencias en la intensidad poblacional ¿permite y posibilita admitir la idea de que en el próximo siglo esas organizaciones puedan sufrir un mecanismo similar de encuentro y de asimilación de lo que Europa ha vivido y está viviendo, y tiene necesidad vital de llevar adelante? Yo, francamente, creo que son ritmos completamente distintos, situaciones completamente distintas, y que las tenemos que encarar en función de esas realidades propias de cada uno de nosotros, para saber cómo cada uno de nosotros tenemos que actuar frente al hecho de Estado-Nación, frente al hecho de la globalización, en qué ella actúa, cómo se manifiesta, en qué ella hace que el Estado-Nación se robustezca y en qué ella hace que el Estado-Nación trate de integrarse a los demás en función de los problemas nuevos que a cada uno de nosotros se nos presentan y que tenemos que resolver en función de nuestras realidades, y no en función de otras realidades, que eso es muy interesante pero que son ajenas a las nuestras y que no se pueden aplicar como si fuera simplemente un acto de imitación o un automatismo, de si aquello funcionó allá y va a funcionar aquí de igual y de la misma manera.

Quiere decir por tanto, que si nosotros pensamos qué significa el Estado-Nación frente a estas situaciones y a estas circunstancias en Europa, me parece que significa una cosa; y qué significa en América, a mi me parece que significan otra cosa completamente distinta. Eso supone entonces que el Estado-Nación del mañana, del hoy inmediato o del mañana, aún en estas, en estas áreas a las que me estoy refiriendo, tenga que tener una actitud similar a la que tuvo en el pasado o tenga que tener una actitud similar a la que tienen el Estados-Naciones, o lo que queda de ellos en Europa. No, significa otra cosa completamente diferente desde mi punto de vista; significa que nosotros, hoy, no podemos escaparnos, y al contrario, tenemos que integrarnos a eso que se llama la globalización, que no es un concepto que a mi juicio pueda aplicarse uniformemente a toda el área de la vida de estas sociedades y menos de nuestro Continente. Puesto que la globalización, ¿en qué áreas se da? Se da en algunas áreas en donde realmente ella tiene un efecto fundamental. En la primera en que para mí tiene un efecto fundamental, es en el contacto entre la gente. El contacto entre la gente es hoy por hoy algo que nada tiene que ver con el contacto entre la gente hace muy pocos años. En una palabra, vamos a hacer una reflexión menor. Ayer, saliendo de El Sauce, en la carretera, a la altura de Suárez, saqué el, le pedí prestado al señor Edecán el teléfono portátil, a los efectos contables siempre me interesaba más, disqué un número y me contestó mi señora en Berlín. En forma absoluta e inmediata. Naturalmente, los que no son de mi generación hablan o chatean por los mecanismos electrónicos actualmente disponibles al alcance de todo el mundo permanentemente con todo el mundo. Hay una forma de generar estados de opinión y transferirlos a otro Continente de manera que ello alcance al mundo entero sin demora. Y cada noticia se instala en el resto del mundo al tiempo que sucede o que se supone que existe en cualquier otro lugar del planeta. Todo ello hace que en sí mismo, el Estado-Nación que existe deje de existir. Porque las fronteras son tan permeables, tan permeables, que hay unas corrientes fenomenales y feroces de vientos huracanados que atraviesan todo el planeta y pasan por sobre todas las instituciones y todas las fronteras y generan estados de ánimo colectivos, generan efecto imitación, generan formas de pensar, generan formas de actuar que sin ninguna duda no estaban dentro de los cánones naturales en los cuales se actuaba hace 30 años o 20 años. Y esto, que para nosotros es realmente un efecto nuevo, y que de alguna otra forma había existido en algún tiempo hace 100 años en menor grado pero que había existido, hoy existe no a nivel de la dirigencia, como existió entonces, sino hoy existe a nivel de la masa. Y al existir a nivel de la masa, y al ser una cosa casi espontánea, y al ser además la consecuencia de acciones de grupos de pensamiento y opinión que pueden trasladar sus formas de ser y de existir, y de pensar y de actuar, a otros similares a ellos en el mundo entero, aparecen, no instituciones nuevas que al final pueden darse y se dan instituciones nuevas, pero aparecen cosas sociales nuevas que no se plasman dentro de fronteras, sino que son virtuales y que están, digamos, más que en ningún otro lugar, en el espacio y que luego tienen consecuencias de acciones directas en cada uno de nuestras naciones, en función de las realidades sociales que ellas están viviendo, o en función de las realidades sociales, científicas y tecnológicas que no están alcanzando. Eso, sí, determina particularmente en el resto de nuestras naciones un cambio tan sustantivo en la forma de actuar del Estado-Nación que lleva a que el Estado-Nación, no solamente no tenga que debilitarse, sino que tenga que fortalecerse en determinadas áreas, tenga que marginar su acción en otras áreas, y tenga que proceder a tratar de juntarse con otras organizaciones sociales, otros Estados-Naciones, sobre los cuales está instalada esta misma situación, de la misma forma que está instalada entre nosotros.

Empecemos a pensar en alguna cosa concreta, para ver cuál es el cambio fundamental que se va a dar en esta materia. Empecemos a pensar en América, empecemos a pensar en América, en la inmigración ¿Cuáles son las medidas que nosotros hemos tomado, las reflexiones que hemos hecho, con respecto a lo que se llamó en su momento los (...) en Europa, que hemos pensado hacer aquí, en América? ¿Cuántos son los miles y miles y miles de inmigrantes y personas que empiezan a circular entre nuestros países, en función de las diferentes condiciones sociales y de vida, que se están dando en nuestros países?. Todos los días aparecen noticias, y algunas veces no aparecen, pero todos los días encontramos en el ómnibus, en las ferias, decenas y decenas de ciudadanos que vienen de Bolivia, que vienen de Perú, que vienen de Ecuador, que están tratando de instalarse en nuestra sociedad, porque pese a que ella tiene sus propias dificultades vienen de países que tienen más dificultades. ¿Esa realidad existió hace 20 años, esa diferencia? También existió ¿Sucedía este tipo de inmigración? No, no sucedía. Lo que teníamos en algún caso era alguna inmigración de carácter o de origen político, pero no una inmigración ciudadana en función de que la gente, hoy, se siente mucho más suelta y mucho más integrada al mundo que antes. Así, como hay 160 jóvenes que piensan hacer su (...) en el Ejército Español, cosa que podían haberlo hecho mucho tiempo antes, pero que no lo hicieron; y no lo hicieron, no porque no tuvieran necesidades económicas, sino que necesidad económica siempre hubo un sector de la población que la tuvo, aquí, en los Estados Unidos, en Francia, en los países ricos, en los países pobres, en todos lados, sino porque no había una mentalidad, digamos, más allá de fronteras. Las mentalidades no eran más allá de fronteras. Los padres ejercían mucho más control sobre sus hijos, y los padres se sentían pues sus hijos debían estar igual que ellos referidos al país en donde habían nacido, donde habían crecido y el mundo era ajeno. Pero hoy el mundo no es más ajeno. El mundo es común a todos y, por tanto, hay una actitud psicológica que, una barrera psicológica que se ha derrumbado y que determina que si tengo una dificultad me traslado para allá. Entonces, los que están acá se trasladan para España, pensando que allí van a estar mejor que acá, y los que están en Perú se trasladan para acá, pensando que allá van a estar peor que acá.

Por tanto, hay un fenómeno de inmigración en toda América, muy grande, enorme. Un fenómeno de inmigración que se da, además, creciente, en la medida en que los países empiecen a tener diferencias en su desarrollo, ese fenómeno de inmigración va a ser creciente. Y ese fenómeno de inmigración que va a ser creciente, pese a que nosotros no tenemos el problema que tienen los norafricanos con los europeos, que tienen fundamentalmente una diferencia religiosa que hace que esas diferencias religiosas no sean fáciles de, digamos, de eliminar, y esas diferencias no sean fáciles de generar una integración plena, como sucede con los turcos en Alemania, o como sucede con los argelinos y los norafricanos, en general, en muchos lugares de Europa, en Francia y en España, en donde uno ve procesos de xenofobia crecientes, de cualquier manera la forma, la cultura, la manera de ser, el estilo de vida, hasta la forma de expresarnos, hace que, entre nosotros mismos, en América, eso sea una dificultad que tenemos que atender y que tenemos que vigilar, porque no vamos a empezar a cerrar las fronteras entre nosotros, porque eso sería una negación a lo que hemos predicado permanentemente y toda la vida, que tenemos un destino común y que somos un continente llamado a unirnos y a caminar juntos. O sea, seríamos tan americanos como no seríamos americanos en la medida en que dejaríamos de ser, si en el momento que llegan otros que no son de acá, decimos que no nos gustan que lleguen o que ocupen los lugares de trabajo, porque están más necesitados que nosotros y han vivido en mayor pobreza siempre, que nosotros, en algunos casos entonces están dispuestos a hacer cosas por menos salarios que lo que hacen nuestros propios coterráneos.

Este es un primer problema que vamos a tener, que afecta fundamentalmente el Estado-Nación.

Un segundo problema que vamos a tener y que tenemos que encarar, para ser prácticos con respecto al Estado-Nación y a las consecuencias de su acción y de su existencia, su presunta debilidad, su destino, su evolución, su fortaleza, es lo que tiene que ver con cosas que antes ocurrían en un solo lugar pero que hoy ocurren y se expanden en todo el continente. Me estoy refiriendo, fundamentalmente, a lo que tiene que ver con la droga y sus consecuencias. La droga y sus consecuencias en América, que al principio pensamos todos que se refería únicamente a un área del continente, tiene una expansión creciente. Como ustedes saben yo soy partidario de eliminar la prohibición sobre la droga. Fundamentalmente creo que en poco tiempo más, inclusive, los agricultores que reciben por el plantío de la droga una retribución mejor que la, mayor que la que puedan recibir dedicándose a otra clase de cultivos en buena medida van a tender a ser desplazados por la fabricación artificial de droga en los laboratorios, en donde un porcentaje significativo ya de ellas, se elabora en laboratorios humanos, como se conoce, fundamentalmente, en los lugares del mundo que son los grandes consumidores de la droga. Yo creo que la droga estimula la existencia de lo que son permanentes focos de inseguridad, focos de inseguridad que se retroalimentan de la droga y con la droga, y a través de la droga comienzan a extenderse en forma muy negativa por todo el Continente, y que va a obligarle a los Estados a salirse de los límites de sus fronteras para poder, junto con los demás Estados, tener acciones coordinadas para defenderse de una situación que comienza a ser peligrosa para todos. Nosotros, el Uruguay siempre ha sostenido, sobretodo en los últimos puntos de reunión, en los últimos foros en los cuales nos hemos encontrado, de que el tema de Colombia no es un tema de Colombia, es un tema de todos nosotros. Y que el tema de Colombia progresivamente nos va llegando a todos nosotros, y nos va llegando bajo distintas formas a todos nosotros.

Todos los días no, pero de vez en cuando, uno que ha estado vinculado al país y tiene tanto conocido por todos lados, recibe alguna pequeña información en donde en tal lugar, sin aterrizar baja una pequeña avioneta que tira un paquete que contiene o marihuana o cocaína empaquetada y que tiene su destino, muchas veces no local, pero un destino regional. Lo cual significa, claramente, que pese a los esfuerzos que se hacen en el lugar de origen de esta producción, pese a los esfuerzos que ha hecho, por ejemplo, el gobierno de Bolivia para erradicar miles de hectáreas dedicadas a la plantación de coca, y que han traído además convulsiones locales por lo que económicamente todo eso supone, ello no ha quedado circunscripto al área original, sino que progresivamente va afectando a todas las sociedades y a todos los países y va haciendo que las funciones del Estado-Nación, que estaban reducidas a su área territorial, soberana, empiecen a ser atacadas por, no por otros Estados-Naciones, por organizaciones que se superponen a todos los Estados y que actúan sobre todos los Estados con medios económicos, medios tecnológicos, e instrumentos operativos muchas veces más fuertes y más poderosos que los propios Estados. Quizás si mañana tuviéramos que evaluar las cosas que dispone el grupo de personas que están en Colombia armadas por las FARC en cuanto a armas, y las cosas que dispone, por ejemplo, las Fuerzas Armadas del Uruguay, las Fuerzas Armadas del Uruguay no podrían ni compararse con lo que el señor Tirofijo dispone para niños de 14 y 15 años y entrega en las manos de niños de 14 años y de 15 años los instrumentos bélicos portátiles que manejan. Quiere decir, por tanto, que los Estados-Naciones, que antes tenían una función meramente vinculada al principio, a lo que es la función esencial del Estado, y luego a los fines secundarios del Estado, y hoy a otras, a otras acciones, en donde el Estado-Nación empieza a ceder espacios para que la sociedad, la sociedad pueda realizar acciones que antes el Estado realizaba por fines, por fines secundarios, el Estado entiende que tiene que dejar de hacer para regular de manera, de regular la apertura, regular la participación, regular de la forma en que los sectores privados tienen que hacer cosas, inclusive para no utilizar todo su crédito en algo que otros pueden hacer y utilizarlo en aquello que solamente el Estado puede hacer porque ese aumento poblacional que ha pegado sobre todo a las sociedades, ha derivado en mayores reclamos y demandas naturales de los integrantes de la sociedad para impedir que la brecha tecnológica que existe en función de la capacidad que tiene una clase media de adquirir cosas en función del conocimiento que ha recibido, y la distancia creciente y progresiva de ellos, que van teniendo otros uruguayos iguales, que no alcanzan a ese estadio y que con eso genera inquietud espiritual, inquietud sicológica y luego inquietud fáctica y violencia, eso que determina que el Estado tiene que sacar la implementación de estos recursos para trasladarlos a esta área, y que son las nuevas formas de acción del Estado dentro de la sociedad, se encuentran además al mismo tiempo demandados por otras formas de presencia y de acción en un ámbito mucho mayor, en este caso un ámbito de seguridad continental, en función de realidades que son totalmente nuevas y que el Estado no las ha buscado, ni éste, ni la Argentina, ni el Perú, ni el Ecuador, ni Colombia, pero que son una realidad y que ellas nos demandan otro tipo de actitudes que tienen que ser igualmente inteligentes, igualmente racionales, igualmente encuadradas en el respeto institucional y en la consolidación democrática, e igualmente encuadradas además en los objetivos económicos que al ser globales, robustezcan lo que es la Banda Oriental pero que al mismo tiempo la integren al resto de una comunidad en mayor área para al poder mejorar económicamente, poder resolver esos centros de estallido de lo que es la tensión superficial que mantiene la vida estable de una sociedad. Que son factores en algunos casos provenientes de fenómenos económicos, fundamentalmente de carácter económico, en otros casos son la consecuencia de la interrelación entre fenómenos geográficos y poblacionales y fenómenos económicos, y en otros casos son la consecuencia directa de la estructura internacional, de lo que existe hoy en un grado, que no sé si alguna vez existió, que son las estructuras delictivas internacionales, apoyadas en el mundo entero por organizaciones con vastas redes económicas; y que ejercen una función basada en algunos hechos que no nos hemos animado a resolver ni a encarar, y el primero y el mas importante sigo creyendo que es la droga, que es la que alimenta todo este tipo de insurgencia y alimenta todo este tipo de situaciones que, por espíritu de imitación, al amparo de dificultades sociales, empiezan a extenderse por todo el continente. Porque no es una cosa de casualidad que un grupo de personas que robó unas armas haya estado resguardada dentro de un monte y haya terminado un intento de liberar al tránsito de un grupo reducido de personas que interrumpían el mismo en una carretera de la provincia de Salta con 24 heridos de bala. Cuando hay 24 heridos de bala y son casi todos integrantes de la gendarmería es porque alguien les tiró y si alguien les tiró es porque alguien se preparó para tirarles.

Por tanto quiere decir que los Estados-Nacionales están enfrentando en América otro tipo de situaciones y de desafíos, que no lo van a hacer desaparecer, que lo van a hacer ver que tienen otras obligaciones y que lo van a hacer ver también que en la integración necesaria que tiene que hacerse en América, está el camino para encontrar los instrumentos económicos que ayuden a resolver los cuestionamientos sociales, y los cuestionamientos sociales vienen por la diferente relación que existe, no solamente entre los medios de producción y los que lo producen, o sea no es la plusvalía, sino en que el crecimiento demográfico en casi todas las naciones, inclusive en las naciones vecinas, como en Brasil y como en la Argentina, ha sido vastamente superior en su demanda mínima a los recursos de los Estados aplicados a las áreas en las cuales esos recursos hoy deben ser aplicados. Nos entusiasmamos demasiado en la participación del Estado en los fines secundarios y no advertimos que el crecimiento poblacional demandaba muchos más recursos aplicados para que no hubiera sectores de la población tan marginados de la evolución del resto de la sociedad que, al no poder integrarse a la misma, se sienten como expulsados de la sociedad y por eso su forma de identidad es actuar contra la sociedad dentro de la sociedad.

Esto nos lleva de la mano, también, a otros aspectos de la globalización. Nos lleva de la mano a otros aspectos de la globalización que tienen que ver con los aspectos económicos, con los aspectos políticos de la globalización. Globalización a la que el mundo ha ido por áreas, por regiones, siempre. Globalizado estuvo el Mediterráneo, nadie globalizó al mundo como Roma, nadie, absolutamente nadie. Por lo menos al mundo conocido de la época, nadie lo globalizó como Roma, hasta que un día Mahoma lo dividió al medio. Mahoma dividió el Mediterráneo el medio; de un lado era Carlomagno, que generó lo que Europa es hoy. El Imperio Carolingio, con Carlomagno a la cabeza, le dio continuidad a Roma y estableció el antecedente del Mercado Común Europeo y del Sacro Imperio Romano-Germánico en el camino, un poco que Napoleón quiso hacer otro tanto bajo otras normas. Hasta que, caído Napoleón, Inglaterra organizó un imperio, pero fue un imperio flotante, en donde el imperio se desarrolló en función de su predominancia marítima. Pero lo cierto es que el mundo, sí o sí, se globalizó y se dividió, y se globalizó y se dividió y ahora está mucho más globalizado no porque haya habido un interés en hacerlo sino porque la globalización es mucho más espiritual que real, desde el punto de vista económico, estoy hablando. Espiritual por la comunidad que los medios electrónicos nos han dado para que todas las cosas puedan ocurrir al mismo tiempo en todos lados. Pero económicamente todavía no existe esa globalización y como, naturalmente, a medida que uno va avanzando en la edad va acentuando sus manías, este, yo voy a tratar de insistir en la mía. En la manía de tratar de buscar lo más rápidamente posible una integración con todo el continente. Yo tengo algunos amigos, particularmente algunos amigos muy dilectos, con los quienes hemos estado, para mi fortuna, debatiendo sobre estas cosas durante toda la vida porque siempre uno tiene que tratar de buscar amigos que sean mucho mejores que uno, sobre todo desde el punto de vista intelectual, que me han dicho o me lo han hecho saber a través de sus escritos, que una integración con los Estados Unidos es una integración que anonada, que disminuye, o que hace desaparecer nuestra existencia o nuestra identidad. No quiero entrar en cuestiones políticas dado que estoy al frente de un Gobierno de Coalición y tengo aquí enfrente al Presidente de la Cámara de Diputados que representa a su Partido, pero si yo le dijera que yo me quiero integrar con el Brasil el señor Presidente de la Cámara protestaría y diría que son los manes de Venancio Flores que vuelven a resurgir y está en contra y él levantaría la bandera de Lavalleja y diría que quiere ir a Florida el 25 de agosto para festejar que nos incorporamos a la Argentina. Y bueno, quiere decir que o nos incorporamos a la Argentina o nos incorporamos al Brasil o nos incorporamos al Brasil, a la Argentina, al Paraguay, a Chile y a todo el mundo. Y si no lo hacemos, señores, ahí sí les digo la globalización no es que afecte al Estado como institución, va a afectar a la Nación como estructura social que es mucho más grave que afectar al Estado como institución. Porque si afecta al Estado como institución por supuesto afecta a las esencias bajo las cuales podemos convivir en paz. Pero lo más importante no es que afecte a las esencias bajo las cuales podemos convivir en paz sino que fundamentalmente afecta a la paz.

Y cuando no hay paz, cuando no hay paz en las sociedades, cuando no hay paz interna, cuando esa paz interna se rompe adentro de cada una de las personas, que sienten que esa paz interna se rompe, entonces impera lo que el señor General Gestido dijo en el momento de que hizo el discurso el 1º de marzo, en el momento de su elección, cuando dijo impera en las sociedades la ley de la selva. No hablo de la selva colombiana, que es bastante ordenada en cuanto a quien impera allí, sino hablo de la ley de la selva. Por tanto yo creo que también una de las consecuencias fundamentales y esenciales que esta realidad del mundo de hoy opera sobre el Estado-Nación es que lo puede llegar a debilitar enormemente al grado de no poder cumplir cabalmente con sus funciones en la medida que no resuelva o no esté en condiciones de resolver en forma acertada los fenómenos económicos que debe conducir. Y los fenómenos económicos que debe conducir tienen que ser encarados, no del punto de vista de lo que nosotros podemos tratar de persuadir a nuestros ciudadanos en cuanto aquello que entendemos que es lo mejor, no solamente desde ese punto de vista, sino del punto de vista de tratar de ver conjuntamente con otros que tienen los mismos o peores dificultades que nosotros, más grandes dificultades que nosotros, los caminos más rápidos y mejores para encarar algún tipo de, digamos, de entendimiento, en mayor área, como dirían los agrimensores, que nos permitan atender mejor las cuestiones sociales internas, que son las que al afectar la vida de cada uno de nosotros afectan la existencia adecuada del Estado-Nación.

Por eso es que nosotros hemos insistido y vamos a seguir insistiendo y lo vamos a hacer en Asunción, dentro de pocas horas, y hemos estado hablando con los gobernantes de la República Argentina y nos vamos a encontrar con el Presidente del Brasil, en el sentido de la imperiosa necesidad que tienen estas naciones de explorar lo más rápidamente posible los encuentros regionales que nos permitan ampliar nuestras posibilidades de integrar globalmente nuestras economías. He reiterado, cada vez que lo puedo hacer, el hecho de que no pienso como aquellos que creen que tienen que juntarse en alta mar para poder debatir las cuestiones porque los van a rodear los barcos Greenpace. No crean que alta mar es un lugar en donde no van a tener manifestaciones. Porque cada uno va a llegar después a un puerto o a un aeropuerto y ahí los van a esperar igual, separados o reunidos. Lo que tienen que convencerlos a los que están en contra de la globalización es que la globalización de la que se quejan, esa no existe. Porque la globalización de la que se quejan no existe en la medida que no está globalizada Europa. Europa tiene una globalización hacia adentro y otra hacia fuera. Hacia dentro la cierra y hacia fuera la demanda. Al cerrarla hacia adentro beneficia a las clases medias a las que ha enriquecido como nunca y desampara a las clases pobres a las que ha empobrecido como nunca, hacia adentro. Y hacia fuera esa globalización que pretenden instaurar pero que no la reciprocan con aquellos que pretendemos instalarnos en su propia globalidad, lo que consiguen es hacer más pobres a los pobres y empobrecer a las clases medias. Por lo tanto, por lo tanto, lo que tenemos tratar de establecer con claridad es que la globalización no solamente sirve en materia económica sino es que es una necesidad que no tiene posibilidad de marginarse. Ni la puede marginar más Europa, ni la puede marginar más América.

¿Por qué no se puede marginar esa globalización, en el término económico en el que yo me estoy refiriendo? ¿Por qué, se me preguntará, si hace 50 años que está instalada? Estamos, notoriamente, mucho más cerca de la orilla que lo que estábamos al principio de este proceso. Porque, en primer lugar, la presión poblacional sobre los centros, sobre los centros que no aplican esa globalización en forma adecuada, comienza a ser intolerable. Y, en segundo lugar, porque esa presión poblacional va a generar tales efectos diferenciales, o de la vida de las sociedades a las cuales nos estamos refiriendo, que van a comenzar a generar cada día mayor expresión de inestabilidad, mayor expresión de diferenciación y mayores desencuentros religiosos, étnicos y sociales. La sociedad turca más importante fuera de Turquía es la que está en Berlín. Y hay varios millones de habitantes en ese país, de esa religión, con esos hábitos y con esas costumbres. En la medida, entonces, en que no abran la economía hacia Europa del Este, en que no abran la economía hacia el norte del Africa, en que no abran la economía hacia América, no se puede ser muy rico rodeado de muy pobres. Eso no funciona. No se puede vivir en una isla de riqueza, rodeado de un mar de pobreza. No se puede. No es que sea inmoral. Es que es inviable. Y sobre todo cuando a diferencia de América del Sur, que está separada del mundo por océano, esos países se comunican de a pie, por tierra o por bote. No se puede. O sea, tienen que comenzar a procesar un cambio. Y nosotros tenemos que advertírselo y decírselo y planteárselo. Por eso es que el Uruguay, que ha sido tan claro en sus expresiones con respecto a lo que consideramos la actitud negativa del Mercado Común Europeo, hemos planteado a los integrantes del MERCOSUR, que entendemos que nos tenemos que sentar con ellos en julio, analizar estas cosas, no analizar únicamente cómo vamos a discutir el prepliego, o cuáles son los términos de la baja de aranceles y los plazos en los cuales las bajas de aranceles se van a producir, sino cómo vamos a analizar las circunstancias en las cuales ellos, y nosotros, y todos vivimos. Si creemos que estas circunstancias generadas por la capacidad de producción tecnológica y por el conocimiento científico, pueden seguir siendo factores determinantes de confrontaciones de tal naturaleza, en un mundo en donde, en poco menos de 20 años, van a haber 2.000 millones de habitantes más, que además, ¿dónde van a estar ubicados? No van a estar ubicados en Europa, van a estar ubicados alrededor de Europa, y ¿a dónde van a querer ir? A Europa. Y por lo tanto, si no pensamos que esto hay que globalizarlo, o sea lo que hay que globalizar es la condición económica que determina el cambio social, eso termina con una explosión. Y yo creo que los gobernantes tienen obligaciones no solamente con la coyuntura, sino que tienen obligaciones con el porvenir. Y no mirar el porvenir en 20 años, porque 20 años en la vida anterior era la vida, pero 20 años va a resultar que voy a ser tan joven como ahora dentro de 20 años. Y eso le va a pasar a todos los que están acá, absolutamente a todos. Porque, inclusive, una de las cosas que la demografía trae como consecuencia, es el envejecimiento de las sociedades, y el envejecimiento de las sociedades trae como consecuencia el conservatismo de las sociedades, y el conservatismo de las sociedades aumenta la xenofobia de las sociedades, aumenta los factores de seguridad que las sociedades reclaman, y aumenta los factores de enfrentamiento en las sociedades, porque la gente a medida que tiene más edad, quiere menos problemas y quiere más seguridad, y no solamente aumenta para los Ministros de Economía lo que hay que pagar de pensiones, sino aumenta el concepto que la sociedad se forma de su destino y de sí misma, y por tanto, si no arreglamos el asunto antes, explota igual. Y eso es igual, pero distinto, en América. ¿En qué medida es igual pero distinto? Es igual en la medida en que entre los pobres no hay crecimiento. Nos juntamos un conjunto de pobres y no crecemos. Señores, pese a que el Brasil devalúa como loco, no por influencia del gobierno, sino por la coyuntura financiera, no crece su volumen de exportación sobre su volumen de importación y, por tanto, sigue exportando 55, 60.000 millones de dólares, y la Argentina 25, 27. Por tanto, la Argentina no puede crecer en Brasil y Brasil no puede crecer en la Argentina. Entonces, un país que tiene un 10% del Producto Bruto como factor de exportación no puede resolver su problema central, que lo ha obligado a Cavallo a contratar al 15% la renovación para adelante de la deuda. ¿Para qué? Para ganar 5 años. ¿Para hacer qué en 5 años? ¿Esperar o cambiar? ¿Alguien puede pensar que lo hizo para esperar? ¿O para cambiar? ¿Y cambiar qué significa? Ingresar a un mercado mucho más competitivo pero mucho más abierto. ¿Y eso dónde está? ¿Está en el Japón? No, no está en el Japón. Es imposible. Está en una negociación con Europa y en una negociación con Estados Unidos. Y no está en otro lugar. No está para nosotros y tampoco está para Brasil. Ni tampoco está para la Argentina. Ni tampoco está para Chile. Y por eso México hoy exporta a Estados Unidos y al mundo, el doble de lo que exportan Brasil y Argentina juntos. Y a partir de ahí usted puede empezar a crecer y a ir resolviendo los problemas sociales y ahí, a partir de ahí, usted puede ir juntándose con otros países estableciendo políticas comunes, con responsabilidad y con seriedad, y ese es otro de los problemas centrales que tienen los Estados como obligación. El decurso de los próximos años. No para debilitar su identidad integrándose porque es al revés, se robustece su identidad integrándole. Su identidad se deshace, si por debilidad económica se deshace su estructura social. La identidad, ¿qué es la identidad?. Ser dueño de la máquina que produce energía. O la identidad es la expresión individual sumada a otras expresiones individuales de la capacidad de realizarse por su cultura y por su educación, de cada uno de las mujeres y de los hombres de un área dada llamada país. Esa es la identidad, y esa identidad no se deshace integrándose, se robustece integrándose porque lo cierto es que los más pobres son los que más saben de Jean, de Naike, o de Nike, ¿eh?, de la música extranjera y no bailan la ranchera. Bailan la cumbia y bailan la salsa, como bailaban la bossa nova o el rock pesado. Por tanto, si esa es la pérdida de identidad, hace tiempo que cada uno de nosotros la habría perdido. Y así como la segunda, el segundo idioma en Alemania Oriental es el ruso, no es más el francés ni el inglés, es el ruso. Los alemanes de Alemania Oriental, hablan alemán y ruso. Es lógico si lo aprendieron durante 50 años. Acá, el segundo idioma es el inglés, acá y en la India también, y en la China también. Entonces, esa realidad contribuirá o no contribuirá a perder nuestra identidad como Nación en la medida en que tengamos una economía débil, pero si tenemos una economía fuerte integrados o no integrados. Los holandeses no han dejado de ser holandeses, y los belgas no han dejado de ser belgas y están totalmente integrados en la Europa. Y sus Estados-Naciones en cierta medida, han resignado su capacidad de decisión, la han resignado en beneficio de una comunidad que armónicamente, en donde todos valen por igual se va desarrollando. Y eso, es otra de las cosas que el Estado-Nación de este continente tiene que impulsar, si no impulsamos eso, vamos a tener muchas más dificultades en este continente sin ninguna duda. Vamos a tener muchas mas dificultades y ahí sí que el Estado-Nación, no digo que vaya a desaparecer sino que va a tener sobresaltos. Y crecientes sobresaltos. Crecientes sobresaltos. Porque las debilidades económicas que traen debilidades sociales, generan sobresaltos. Algunos espontáneos y otros estimulados. Por lo tanto, yo diría, para no seguir, puesto que son como las once menos diez, yo diría, que en los próximos 20 años, mejor dicho, en los próximos 20 meses, nosotros tendríamos que pensar, que la evolución de nuestro Estado-Nación, de nuestros Estados-Nación, debería orientarse en los siguientes, en los siguientes términos. En primer lugar, atender a los desafíos correspondientes a la modernización económica y a la modernización institucional. Es muy importante la modernización económica y la modernización institucional que nos permita consolidar las funciones centrales esenciales del Estado-Nación, al mismo tiempo desregular, pero desregular de forma de que los que intervengan en el mercado, no intervengan caóticamente, o sea, un alejamiento del Estado del hacer directo de las cosas, pero una incorporación a través de los institutos de desregulación de una regulación, aunque parezca paradójico, para que las fuerzas del mercado participen no rompiendo la equidad necesaria en el mismo. Un desafío relativo a la seguridad interna y a la seguridad exterior, que está vinculado a todos estos problemas, o sea, en donde el último eslabón de ese desafío esté en aquellos que son las fuerzas de coacción o de coerción del Estado y el primer eslabón esté en los mecanismos instrumentales adecuados, para que la integración de la sociedad en lo económico, nos permita darle a la sociedad en su estructura natural un desarrollo sin necesidad de otra cosa que la expresión espontánea de esas fuerzas individuales y colectivas, y, además, un desafío enorme en la integración regional que, por las dificultades de cada uno de los países, ha tenido alternativas en el MERCOSUR y que, además, debe comprender una, a mi juicio, una integración regional ampliada en toda América, con las Naciones del Grupo Andino, y en toda América Central con el CARICOM y con las Naciones de Centro América, y en toda Norteamérica con el acuerdo del NAFTA. Y creo que esto se puede ir realizando antes del ALCA. No estoy en contra del ALCA, ustedes bien lo saben, he estado siempre a favor. Pero, está el ALCA, está el NAFTA, está el mercado de América Central, está el mercado del CARICOM, está el Grupo Andino, está el MERCOSUR. Es decir, que ya estamos integrados, ya tenemos agrupamientos regionales. En la medida en que podamos ir haciendo esos eslabones, va a ser mucho más natural y mucho más fácil llegar en el 2005 o en el 2004 al ALCA, 2005 puede ser mucho para mí pero nada para una Nación, puesto que las Naciones no se miden en términos de lustros, sino que se miden en otros términos. Pero, digo, sí, que cuanto más rápido lo hagamos más fuerte va a ser el Estado-Nación en sus expresiones naturales de cumplir con las obligaciones de atender los derechos de las personas y, por tanto, los derechos naturales de las sociedades. Los derechos naturales de las personas y los derechos naturales de las sociedades.

He tratado en forma un poco anárquica, de ir expresando lo que son mis sentimientos, y lo que son nuestros impulsos en búsqueda de soluciones que son comunes a todos los seres humanos, puesto que, a veces algunos por mecanismos un poco o muy equivocados, estoy seguro que en el fondo están queriendo todos lo mismo. Es muy poca, es mínima, por suerte, la gente que quiere orientar su vida en procura del mal. A veces se confunden los caminos y se incurre en el mal sin darse cuenta, o no dándose cuenta plenamente, o dándose cuenta y luego no pudiendo salir de ello. Pero creo que hay una enorme mayoría, una enorme mayoría, de mujeres y de hombres, que por el contrario anhelan no otra cosa que lo que es el orden natural de la vida, con los valores naturales con los cuales hemos nacido y sin los cuales es imposible vivir. Y, por lo tanto, para que ello se realice, además de instituciones fuertes, democráticas que nos permitan expresar con libertad nuestros sentimientos y nuestra voluntad, tenemos que darnos cuenta de que sin perder nuestra identidad, sino por el contrario en procura de robustecerla, es imprescindible e impostergable hacer esfuerzos para que la globalización tan mentada llegue a donde no ha llegado, a los bienes y a los mercados, para que pueda llegar a la gente con bien y no con algún tipo de expresión que la gente asume que la perjudica, porque al tiempo que se habla de ella, no ve en su medio concretar el mejoramiento que se supone o se dice que ella aporta, porque en lo que ella existe no es en lo que realmente va a beneficiar a las comunidades y menos a las nuestras que son comunidades más débiles y que necesitan de mercados ampliados para poder crecer.

En ese sentido, el Estado-Nación tiene larga vida y muchas cosas muy importantes y muchas tareas centrales que realizar. Y, como expresión de la identidad y la soberanía de esta Nación, nuestros hijos y nuestros nietos estarán en condiciones de seguirlo robusteciendo, para que integrados al mundo seamos cada día mejores, cada día más libres y cada día más justos.

Muchas gracias (aplausos).