19/03/2001

BATLLE: EL MERCOSUR NECESITA MAS QUE TELEFONEADAS ENTRE LOS PRESIDENTES

 Al hablar hoy en el seno de la 42ª. Asamblea de Gobernadores de BID, el Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle, criticó hoy lo que caracterizó como sensibles carencias del MERCOSUR y afirmó que éste funciona a fuerza de reuniones de Ministros y de telefoneadas entre Presidentes pero "precisa mucho más que eso". El Dr. Batlle ratificó su confianza en el gobierno argentino, defendió a los organismos internacionales de crédito y a la globalización y pidió un esfuerzo de los gobiernos para que ésta corra en dos direcciones "y no sólo en una". Siguen las palabras completas del Presidente Batlle.

PRESIDENTE BATLLE: Su Excelencia, señor Presidente de la República de Chile, nuestro estimado y muy querido amigo señor Lagos, Su Excelencia, Presidente de la República Argentina, nuestro muy estimado querido vecino, el Dr. De la Rúa, Sus Excelencias, los señores ex Presidentes de la República de Chile, señor Aylwin, Ingeniero Frei. Señor Presidente del BID, estimado amigo Enrique Iglesias, Señor Presidente de la esta Asamblea, señor Ministro Izaguirre, Señores delegados, señoras y señores:

Creo que en primer lugar puedo, en nombre de lo expresado por la Asamblea, decir, desde esta tribuna, que todos los aquí presentes ratificamos la confianza en el gobierno de la República Argentina y en su presidente, el Dr. Fernando De la Rúa. Su conducta de siempre, sus palabras, han sido más que claras y han sido además la reiteración de una expresión decidida, de un camino por el cual todos concordamos, y en el cual todos estamos. No tenemos ninguna duda de que en la aplicación de los conceptos y de los preceptos aquí escuchados por nosotros, la Argentina, al igual que los demás países del MERCOSUR, podremos ir cumpliendo con nuestras obligaciones y de esa manera, en medio de las dificultades que estos últimos tiempos nos han, en cierta medida, convulsionado, ir superando las mismas e ir volviendo a alcanzar niveles que en el pasado no lejano habíamos logrado y que estamos seguros de que vamos a poder alcanzar.

Yo, señores, además de ser muy breve, no soy economista y además, (aguarle) a una asamblea de banqueros siempre es algo muy difícil, sobre todo cuando uno es deudor, y por tanto es poca cosa la que voy a decir, y sobre todo, poca cosa nueva. El Uruguay ha sido siempre un país que ha tratado de ser un país estable, un país con una continuidad de conductas en donde, a lo largo de las últimas tres administraciones hemos ido procesando cambios y donde la sociedad uruguaya, hoy es mucho más proclive a aceptarlos sin dificultad y a incorporarlos a su vida, tanto a su sociedad como a sus instituciones.

Notoriamente, en las cuatro próximas asambleas del BID, si es que son anuales, cosa que no sé porque soy nuevo en este asunto, voy a estar por acá, cuando Iglesias nos invite y es bueno que por lo menos ustedes sepan no lo que el Uruguay piensa sino por lo menos lo que el Presidente del Uruguay cree necesario y a lo que está comprometido.

Hay cosas en las cuales creo que estamos todos de acuerdo: no se puede vivir con déficit fiscal, no se puede vivir con inflación, que es algo que destruye la moral de las personas y de la familia, la economía y el ahorro y las obligaciones que todos tenemos que cumplir en la vida como integrantes de la sociedad. No se puede vivir con una economía cerrada. Los que quieren vivir con una economía cerrada son partidarios del suicidio por asfixia. No se puede vivir con aranceles altos y al mismo tiempo pretender una economía abierta.

No se puede vivir hoy sin desregulaciones y sin desmonopolizaciones y no se puede dejar de intentar una modernización real, práctica y rápida del Estado para tener un Estado, no aquél Estado de los fines secundarios, generados después de la primera guerra mundial, fundamentalmente en Europa, sino un estado mucho más chico y mucho más profesional para formar cuadros que tuvo uno de nuestros grandes déficit en los Estados, en donde pagamos muy malos sueldos y por tanto no tenemos capacidad de tener cuadros profesionales eficaces para que haga con eficacia y con acierto y con inteligencia la función de hacer, hacer y no de hacer que había asumido el Estado parapetado detrás de monopolios que hoy no tienen razón de ser.

Pretendemos mantener lo que ha sido tradición en el Uruguay: un mercado financiero abierto, transparente, cosa que tenemos en el Uruguay de antigua data para lo que, además, tenemos un Banco Central que cumple con sus funciones de control y regulación de todas las actividades y salvo el Banco de la República Oriental del Uruguay, que actúa en el sistema financiero minorista, el resto de la banca que opera en el Uruguay es banca internacional y por tanto, tanto unos como otros, así como el Banco Central y el gobierno están comprometidos a cumplir con todas las obligaciones que internacionalmente antes, como hoy y mañana, existen en materia de control banco centralista.

Creemos en la necesidad de organismos de crédito internacional. Anda por ahí alguna gente bastante insensata que reclama que desaparezcan los organismos de crédito internacional. En el siglo XIX vivíamos de Baring Brothers, que a su vez le preguntaba lo que tenía que hacer a la corona de Inglaterra. Hoy preferimos al BID, del cual somos propietarios y el cual además, es el que mejor y más contribuye a llenar la brecha de nuestra falta de capacidad de ahorro.

Yo le preguntaría a los que reclaman en la calle qué haríamos sin instituciones de crédito como el BID para satisfacer las necesidades naturales que todos tienen. Por tanto, en un mundo en que cuando yo llegué al mundo había pocos miles de millones de habitantes, hoy hay seis mil, creer que vamos a poder vivir sin organismos de crédito internacional, ya sea el Fondo, ya sea el BID, ya sean otras organizaciones es una ilusión y además es una propensión al caos y del caos nadie sale bien, menos los que lo provocan.

Somos decididos partidarios de que en nuestro países todos incorporen activamente la globalización que en cierta medida no ha sido una decisión de los gobiernos, más vale, ha sido una decisión de Bill Gates y de la CNN, pero es una realidad, pero sobre eso quisiéramos decir dos palabras a posteriori porque me parece que allí se dan algunas asimetrías bastante peligrosa que afligen a los pueblos y mucho más a los banqueros, no tanto como a los pueblos.

Somos partidarios de una integración que creemos que no solamente debe ser regional - la hemos incorporado a nuestra Constitución de la República- sino que creemos que es una integración regional que está cumpliendo diez años de existencia aquí el MERCOSUR necesita una gran cantidad de cosas que no tiene. Hasta ahora tiene un edificio que es la capital de esa integración, Montevideo, pero está vacío. No tenemos Secretaría Técnica, no tenemos tribunales permanentes y por tanto funciona a conversaciones entre los Ministros y a telefoneadas entre los presidentes y eso no es lo que la región necesita. Necesitamos instituciones que vayan asumiendo las mismas características que en su momento asumieron a través del Tratado de Roma las instituciones de la Unión Económica Europea. Somos partidarios de los acuerdos del ALCA. Somos fervientes partidarios de un mercado que nos una desde Alaska a Tierra del Fuego y si es una negociación difícil, the sooner the better es decir, si es difícil empecemos cuanto antes.

Sabemos que Chile lo está haciendo la semana que viene en Miami. Estamos muy curiosos en saber cómo se va a dilucidar ese tema. Que al fin y al cabo Chile nos está ayudando a la discusión en la cual todos estamos comprometidos, porque todos estamos de acuerdo en que en el 2005 vamos a estar. Diría que el Sr. Bush quiere que sea antes, porque en el 2005 el que no va a estar va a ser él y por tanto, posiblemente, sea interesante buscar algún adelanto sobre el tema.

Todo ello, si lo hacemos, lo mismo en el Asia como con la Unión Europea, nos va a permitir hacer todas esas cosas para los cuales los gobiernos han sido electos por los pueblos: mejorar la calidad de vida, mejorar la educación, mejorar la vivienda, mejorar la salud, lo que forman parte del 85 al 95% de nuestros discursos y que luego, para que sea realidad, tiene que transformarse en acciones que a veces son un poco más opacas y a veces no aparecen como guardando una relación causal entre lo que se hace y el beneficio que se procura, pero, sin las cuales -no nos engañemos- no hay posibilidad alguna de darle a los pueblos lo que ellos por derecho natural reclaman: justicia, equidad, acceso libre a la educación, en fin, a tener además de una vida dentro de valores éticos y morales, la satisfacción de las necesidades mínimas que le permitan a ellos y a sus familiares crecer en paz y crecer en libertad.

Antes de terminar quiero hablar un poco de la globalización. Se ha hecho un gran escándalo en algunos lugares. Creo que en Praga hubo inclusive desasosiegos crecientes. No sé si combinados conmigo, casi me eliminan al Ministro de Economía antes de llegar a la asamblea. El quería estar también, ir por todos lados, es gente que está en contra de la globalización.

Yo creo que los que están en contra de la globalización están en contra del pueblo, porque se equivocan. No deberían estar en contra de la globalización. Deberían estar en contra de que la globalización no exista. No es la primera vez que en el mundo hay globalización. Mundo más global que el de Roma, imposible. En todos los ámbitos los casos de las cosas de la vida. En todo. Mundo más global que el de la segunda mitad del siglo XIX y primera del siglo XX, esa civilización atlántica, en América, imposible.

Esta de ahora tiene una grave asimetría. La asimetría de que la globalización no es de vía doble, es de vía única. Mientras que nuestros pueblos tiene aranceles bajos para los productos que en el mundo industrial las Europas y América del Norte y el Japón no proveen, nosotros no tenemos la capacidad de vender lo que producimos a precios convergentes en el mercado. Yo participé hace muchos años, en el año de 1963 de la última negociación de carne en Inglaterra, como integrante de la delegación del Uruguay, estamos ubicados en la misma situación desde 1963 al 2000, los valores nominales son los mismos, mientras uno reclama aquello que con justicia, la apertura y la baja de aranceles para que los productos, ya sean patentes, derechos intelectuales y otros productos lleguen a nuestros mercados, se nos impide llegar a los mercados que están totalmente limitados, cuotificados y protegidos. Eso hace que la globalización sea vista como un daño, porqué, porque en el medio de ella no existe de nuestra parte un crecimiento sostenido. Yo le diría al amigo Iglesias, que tiene siempre tantas ideas brillantes y tantos elementos para hacer los estudios, que nos preparara un estudio preguntándonos cuanto valdrían los productos primarios si no hubieran los 350.000 millones de dólares de subsidios que se desparraman en los países, que son los países del G7 o del G8 y que son los que distorsionan totalmente nuestros mercados. Pienso yo, que le parecería, que le parecería a los banqueros cuando analizan los créditos que le van a dar al Uruguay, o a la Argentina o a Chile, si nosotros tuviéramos en vez de los precios nominales que en 2000 recibimos por nuestros productos, los precios desestacionados correspondientes a los 37 años que han pasado, desde que recibíamos entonces los mismos precios nominales que lo que recibimos ahora. Esa es una mezcla explosiva, globalización con esta asimetría, globalización con un proteccionismo feroz, es una mezcla explosiva, y los que dirigen la cosa pública y los que dirigen la cosa política que tienen que tener oídos sensibles y visiones claras de la realidad, no pueden silenciar como si eso fuera una cosa admisible ese absurdo, y no estoy hablando de la vaca loca, no, no, estoy hablando de las cuotas, estoy hablando del cierre de los mercados, de la distorsión de los terceros mercados, de los precios manipulados de la exportación, estoy hablando de que las cosas que nosotros producimos comparativamente, no las podemos colocar en el mundo porque aquellos que reclaman la apertura nos cierran el fruto del trabajo de nuestra gente, y eso no puede ser. Este es un asunto político, no es un asunto de banqueros, pero va a repercutir sobre los banqueros y también sobre nosotros, porque no nos podrán prestar o no les podremos pagar, pero si nos pagan lo que nos corresponde por lo que producimos, es claro capaz que vamos a necesitar menos de los banqueros, que tengamos mejor suerte todos juntos la próxima vez que nos encontremos. Buenos días.