22/05/2001

BATLLE SEÑALO QUE CIERTO TIPO DE GLOBALIZACIÓN ES "UNA FICCIÓN"

El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle, marcó una diferencia tajante entre la globalización que se da a nivel de agentes financieros –con todos los medios tecnológicos modernos a su disposición- y la que "realmente debe existir para aplicarla en políticas sociales". Hablando en la Cumbre Económica del Mercosur, el mandatario uruguayo señaló que la primera de ellas es real, pero la segunda "es una ficción, porque lisa y llanamente no existe". La siguiente es la alocución del Dr. Batlle

PRESIDENTE BATLLE: Bueno, en primer lugar, muchas gracias por la invitación y por vuestra atención y paciencia a las pocas cosas que tengo para decir sobre esto, ¿no?. En primer lugar, este asunto de la Agencia, de la Agenda Social no es un asunto reciente, es un asunto desde siempre. Siempre existió una agenda social en todos los gobiernos y en todos los tiempos. Todos los países de América, los que estamos aquí, en el Cono Sur, ya en el siglo XIX comenzamos a tratar los temas que se incorporan a lo que se ha dado en llamar la Agenda Social. Estábamos recién comentando con el amigo Insulza, con el señor Ministro Insulza de Chile; Chile desarrolla una agenda social importantísima en su país desde el siglo XIX. Lo mismo se puede decir de la Argentina, lo mismo se puede decir de Brasil y, por cierto, que nosotros podemos decir otro tanto del Uruguay. Más allá de lo que la CEPAL pueda establecer en su análisis cuantitativo y cualitativo que ha señalado en su último análisis que el Uruguay es el país que está a la cabeza de todo ese manejo de la adecuada distribución de los ingresos entre los distintos niveles sociales, hace una tradición en nuestros países, y particularmente lo es en el Uruguay, con respecto a desarrollar todos los temas vinculados a los asuntos que se señalan como importantes. Aquí, en el documento este que nos acercaron, habla de la necesidad de crear mejores accesos a la salud, en mejorar la calidad de la educación, sostener las fases humanas de la urbanización, combatir la pobreza, todo este tipo de cosas yo creo que nuestros países han podido hacer. En el Uruguay, por lo menos, han podido hacer. Nuestra escuela pública existe desde 1875 en remotos lugares de nuestra pequeña superficie. Las escuelas públicas de la campaña, de la zona rural, ya están festejando más de 100 años. Hay una alfabetización muy grande. Tenemos los procesos de Seguridad Social, que los hicimos al principio bajo un sistema de reparto, pero que hoy siguiendo los lineamientos que hicieron en Chile lo estamos haciendo bajo un sistema de capitalización, que van incorporando progresivamente a ese sistema a todos aquellos en una relación de dependencia en su trabajo, en los sectores privados y en los sectores públicos. Tenemos una expectativa de vida siempre menor para los hombres que para las mujeres, pero para nosotros que estamos en desventaja estamos arriba de 70 años de edad como expectativa de vida. Tenemos una tasa de alfabetización muy grande. Yo creo que tenemos un porcentaje de propietarios sobre viviendas que está por encima del 65 por ciento, son prácticamente propietarios, más allá de estar incorporados a un sistema de acceso a la vivienda, según sea la categorización económica en la cual se encuentra cada familia o por el Banco Hipotecario o por el Ministerio correspondiente.

Yo creo que el Uruguay ha hecho mucho en favor de tener un sistema social que le garantice a los ciudadanos educación, salud, vivienda, libertad de comunicaciones. La pregunta no es si hemos alcanzado el objetivo final, porque ese no se alcanza nunca. Siempre ha habido sectores que han tenido dificultades hasta en las sociedades más opulentas, hasta en las sociedades más ricas. La pregunta es si estamos en este momento marchando en el mismo nivel y al compás de las necesidades que se están generando en nuestros países. Que se generan en el Uruguay al igual que se generan en todos los demás países.

Más allá de los esfuerzos que hagan los gobiernos, resorte de cada una de las naciones, de cómo los gobiernos se van a comportar para distribuir adecuadamente entre todos sus habitantes los recursos que ingresan y habilitar así las mayores oportunidades posibles, para que la gente joven inclusive se quede en nuestros países en vez de emigrar, en fin, para hacer todo lo que todos los sueños y todas las aspiraciones, que reflejan los derechos de los ciudadanos, se puedan cumplir. La pregunta es cómo estamos, o cómo nos sentimos que estamos hoy, procesando esa situación. ¿Estamos trabajando al mismo ritmo que antes?, más allá de los esfuerzos que cada uno de nosotros podamos hacer. Nosotros invertimos al igual que todos los países de América a través de los créditos que nos da el BID, que nos da el Banco Mundial, en levantar escuelas, levantar liceos, reformarlos, mejorarlos, atender la salud; estamos haciendo un programa muy interesante para todo lo que son las mutualistas privadas de atención de salud en el Uruguay. No podemos, podemos decir que en ese sentido estamos satisfechos con lo que el Uruguay ha hecho. La pregunta es, bueno, ¿y hoy cómo estamos?. ¿Hoy estamos igual que hace 20 años, 25 años?. ¿Cuál es nuestro ritmo de crecimiento?, ¿cuáles son nuestras posibilidades inmediatas en los próximos años de mantener ese crecimiento, de mantener atendiendo una demanda en una población como la uruguaya, por ejemplo, que es una población de un crecimiento demográfico similar al alemán, no es verdad?. O sea, un crecimiento demográfico muy bajo. Bueno, yo diría que, en ese sentido, la respuesta no es una respuesta favorable. Es una respuesta que está erizada de dificultades. Y las dificultades en las cuales estamos, y que creo que compartimos con los países del Cono Sur, son dificultades que son propias de casi todos los países y son propias de casi todos quienes estamos acá, en el Cono Sur, y en le resto de América, luchando por alcanzar estos objetivos.

En esta exposición breve, que nos han hecho de los objetivos de este encuentro, se habla de cómo estamos nosotros incorporados al "growing market place", o sea, "I´ve not been able to enjoy the fruit on the entrance into the global market place". Esto es una ficción. Eso de "country entrance on the global market place", eso es una ficción. Cuando yo veo la tanta gente que se reúne en cada uno de los lugares, en Davos, en Seattle y en otros lugares, protestando contra la globalización, la primera cosa que había que decirles no es que protesten contra la globalización, es que protesten porque no hay globalización; si no existe globalización. La globalización existe en el mundo financiero. Entonces se transfieren los fondos, los flujos financieros de aquí para allá, a través de botones. La globalización existe por los mecanismos electrónicos, se chatea con Groenlandia y se tienen e-mail con todo el mundo y se compra en Miami desde acá con la lamentable reacción de los Ministros de Hacienda, que no cobran el impuesto. Pero, pero la globalización tal como debe ser para que estos países crezcan y puedan hacer una justa inversión en lo social, eso es mentira, eso no existe. ¿Dónde está la globalización comercial, a la cual parecería que nos inducen, que tenemos que entrar rápidamente cuando se habla de que no hemos tenido los beneficios del "global market place". No existe el global market place, no existe. Si yo le quiero, por ejemplo, exportar a digamos, si el Uruguay produjera, que no produce, si le quiero exportar azúcar a Chile, no puedo; los chilenos no me dejan. Y si le quiero exportar carne, ahora que tenemos un poquitito de aftosa, un poco más de carne a Europa, no puedo porque no me dejan. Y si Brasil le quiere exportar jugo de naranja, que es bueno, rico y barato, a Estados Unidos, tiene que pagar un impuesto de este tamaño, y por tanto sale del mercado. Y si le quiere exportar acero, no puede; y si le quiere exportar pollo, no puede; y si le quiere exportar, si quiere competir con el azúcar, bueno; y si queremos competir con el arroz, tienen un subsidio así. Entonces ¿dónde está el market place global? Es mentira, no existe. Existe un market place global cuando nos hablan de las patentes. O sea, de allá para acá; pero no es de acá para allá. A mí me gustan las grandes avenidas de doble mano, no de mano única. Con la Reina Victoria de doble mano, era doble mano. La patch británica cobraba peaje; peaje al transporte, peaje a los fletes, peaje a los préstamos, peaje a todo el mundo. No había esas cosas exóticas llamadas, ¿cómo se llaman?, organizaciones que lo califican de bueno, de malo, de regular (risas). O sea, un conjunto de jóvenes que nos anuncian por ejemplo que como a la Argentina le va regular a nosotros nos va a ir peor y por las dudas nos embroman, para que no nos mejor, para que nos vaya peor. Ahí sí, ahí es muy global la cosa, ¿no? Así le va mal a todo el mundo. Este, y entonces suben los intereses que después no pueden cobrar. Es lógico, es una maravilla, es una ficción formidable. Pero no existe ese tal mercado global al cual se nos pregunta si estamos utilizando los beneficios del mercado global para hacer más escuelas, para que los niños no estén en las esquinas limpiando con los cepillos los parabrisas de los autos y recibiendo unos pesos. Ese mercado global no existe. Si a nosotros nos dejaran vender toda la carne que pudiéramos querer venderle a Europa no habría problemas de "vaca loca", comprarían carne mucho más rica, argentina, uruguaya y brasilera mucho más barata, ahorrarían una cantidad de plata que hoy no tienen disponible en el Mercado Común, que no pueden ingresar, por ejemplo, los países del Este de Europa, el consumidor pagaría menos, estaría más seguro, más tranquilo, comería carne más rica y todos seríamos más felices y en vez de vender la carne a la mitad de precio de lo que la vendíamos en el año de 1963, a la mitad de precio nominal de dólares de hoy, con respecto a los dólares de 1963; desestacionen. Hay un lote de economistas acá que se lo pueden hacer en dos minutos, y me dicen cuánto vale entonces. Entonces los que están en el agro del Uruguay y de la Argentina y del sur del Brasil, ¿saben qué son? Héroes sobrevivientes. Están cobrando hoy la quinta parte, o la décima parte, de lo que cobraban hace 37 años. Entonces, y nosotros tenemos 8.700 toneladas para llegar a Europa y a Estados Unidos, 20.000. Entonces, si nos dijeran "vía libre", como era antes, en la época del león británico, que está medio ferruginoso, y que no es más el hombre aquel que era en aquel momento, notoriamente, los tiempos cambian, hasta las grandes compañías desaparecen, sin ninguna duda, estos países estarían en condiciones de repetir todos los procesos de adelanto social que los colocaron a la cabeza del mundo cuando el mundo estaba experimentando y estos países lo hacían. En el Uruguay nosotros hicimos seguridad social y dimos 8 horas de trabajo y dimos una cantidad de beneficios justos, absolutamente justos, mucho antes que Europa. Y los hicimos en todo el Cono Sur. La Argentina, puede del señor Rodríguez Giavarini, el señor Ministro Insulza, decir las experiencias propias de nuestros países, si es todo la misma historia. Ahora, que nos den una cancha para jugar. Pero si no nos dan una cancha para jugar, que no nos hablen de globalización; si la globalización es una cosa que está en discusión. ¿Cuáles son los problemas que tenemos cuando pensamos en el ALCA, cuando pensamos en alargar con el Mercado Común Europeo nuestros encuentros para buscar, para buscar ¿qué? Accesos. Accesos comerciales. Nosotros no pretendemos a estos países les den beneficios económicos por dádivas. Simplemente pretendemos que nos dejen vender el trabajo de nuestra gente, en aquello que somos competitivos. Nada más que eso. Algo bien simple; algo que está en todas las teorías de todos los libros, que nunca se practica. En una palabra, el señor Keynes, en 1926 empezó a discutir con el señor Hayek. El señor Hayek le dio una paliza y le ganó. En los hechos, ¿quién ganó? Keynes. Y esa es la realidad. Entonces, en qué nos debatimos nosotros. Nosotros nos debatimos en que nuestras sociedades demandan, con justicia, una cantidad de cosas que, más allá de nuestros errores, que los cometemos, no somos perfectos ni mucho menos; por suerte, además. Tenemos limitantes que son las limitantes de ese crecimiento. En algunos países, como Chile, la apertura ha sido hecha a tiempo y les ha permitido expandirse; en otros países todavía no las hemos hecho completamente, las tenemos que ir haciendo, cada uno a su estilo y a su manera, pero para expandirnos tenemos que pensar en que tienen que haber condiciones que en todos los países no son similares. La apertura chilena, además, se basa en que es un país que no compite en el mundo templado con productos como son los productos esenciales que significan las producciones del Cono Sur. Chile tiene su cobre, Chile tiene sus peces, Chile tiene su fruta y en eso no está en competencia con los procesos de subsidio y de fuerte apoyo de los mercados centrales, a los cuales se dirige su producción. Para nosotros es distinto; somos países de clima templado, tenemos productos de clima templado y tenemos accesos impedidos. Por tanto, si todo el mundo se preocupa y Europa se preocupa porque atendamos los derechos de los seres humanos y la democracia y todo lo demás. Y creo que está bien que se preocupen de nuestra democracia y de la de ellos y de todo el mundo, cosa que es bueno. Digamos entonces que uno de los elementos centrales es que los países puedan acceder a los mercados libremente. Nosotros comprendemos que esto pueda hacerle daño a los productores agrícolas europeos y también tendrán que comprender los europeos que la presencia de ellos con su altísima tecnología en nuestros países, hace daño a un desarrollo tecnológico inicial que tenemos que estar intentando armar. En ese mundo estamos. Lo cierto es que si seguimos cerrados, las dificultades de América van a ser mayores; más allá o más acá de que cada uno de nosotros tenemos que cumplir con nuestras obligaciones en cuanto a tener presupuestos equilibrados, a no gastar más de lo que se debe de gastar y a no multiplicar el gasto, creyendo que con eso vamos a resolver nada. Al revés. Cuanto más gastamos, peor nos va. Y cuanto más gastamos lo que no tenemos, más injusticia distribuimos en las sociedades que queremos administrar mejor. Pero más allá o más acá, esa es una tarea de cada uno de nosotros, con MERCOSUR, sin MERCOSUR, con ALCA, o sin ALCA, antes del MERCOSUR y antes del ALCA, administrar bien es una obligación simple de cualquier gobernante en cualquier área: nacional, municipal, mundial. Digamos que lo que realmente nos falta, para poder continuar con el vigor con que América lo ha hecho y con el que Uruguay lo ha hecho, es un adecuado acceso a los mercados para que esto del "global market place" sea una realidad y no como es ahora, una ficción. Muchísimas gracias.