BATLLE SEÑALO QUE CIERTO TIPO DE GLOBALIZACIÓN ES
"UNA FICCIÓN"
El Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle,
marcó una diferencia tajante entre la globalización que se da a nivel de
agentes financieros –con todos los medios tecnológicos modernos a su
disposición- y la que "realmente debe existir para aplicarla en
políticas sociales". Hablando en la Cumbre Económica del Mercosur,
el mandatario uruguayo señaló que la primera de ellas es real, pero la
segunda "es una ficción, porque lisa y llanamente no existe".
La siguiente es la alocución del Dr. Batlle
PRESIDENTE BATLLE: Bueno, en primer lugar, muchas
gracias por la invitación y por vuestra atención y paciencia a las pocas
cosas que tengo para decir sobre esto, ¿no?. En primer lugar, este asunto
de la Agencia, de la Agenda Social no es un asunto reciente, es un asunto
desde siempre. Siempre existió una agenda social en todos los gobiernos y
en todos los tiempos. Todos los países de América, los que estamos
aquí, en el Cono Sur, ya en el siglo XIX comenzamos a tratar los temas
que se incorporan a lo que se ha dado en llamar la Agenda Social.
Estábamos recién comentando con el amigo Insulza, con el señor Ministro
Insulza de Chile; Chile desarrolla una agenda social importantísima en su
país desde el siglo XIX. Lo mismo se puede decir de la Argentina, lo
mismo se puede decir de Brasil y, por cierto, que nosotros podemos decir
otro tanto del Uruguay. Más allá de lo que la CEPAL pueda establecer en
su análisis cuantitativo y cualitativo que ha señalado en su último
análisis que el Uruguay es el país que está a la cabeza de todo ese
manejo de la adecuada distribución de los ingresos entre los distintos
niveles sociales, hace una tradición en nuestros países, y
particularmente lo es en el Uruguay, con respecto a desarrollar todos los
temas vinculados a los asuntos que se señalan como importantes. Aquí, en
el documento este que nos acercaron, habla de la necesidad de crear
mejores accesos a la salud, en mejorar la calidad de la educación,
sostener las fases humanas de la urbanización, combatir la pobreza, todo
este tipo de cosas yo creo que nuestros países han podido hacer. En el
Uruguay, por lo menos, han podido hacer. Nuestra escuela pública existe
desde 1875 en remotos lugares de nuestra pequeña superficie. Las escuelas
públicas de la campaña, de la zona rural, ya están festejando más de
100 años. Hay una alfabetización muy grande. Tenemos los procesos de
Seguridad Social, que los hicimos al principio bajo un sistema de reparto,
pero que hoy siguiendo los lineamientos que hicieron en Chile lo estamos
haciendo bajo un sistema de capitalización, que van incorporando
progresivamente a ese sistema a todos aquellos en una relación de
dependencia en su trabajo, en los sectores privados y en los sectores
públicos. Tenemos una expectativa de vida siempre menor para los hombres
que para las mujeres, pero para nosotros que estamos en desventaja estamos
arriba de 70 años de edad como expectativa de vida. Tenemos una tasa de
alfabetización muy grande. Yo creo que tenemos un porcentaje de
propietarios sobre viviendas que está por encima del 65 por ciento, son
prácticamente propietarios, más allá de estar incorporados a un sistema
de acceso a la vivienda, según sea la categorización económica en la
cual se encuentra cada familia o por el Banco Hipotecario o por el
Ministerio correspondiente.
Yo creo que el Uruguay ha hecho mucho en favor de tener
un sistema social que le garantice a los ciudadanos educación, salud,
vivienda, libertad de comunicaciones. La pregunta no es si hemos alcanzado
el objetivo final, porque ese no se alcanza nunca. Siempre ha habido
sectores que han tenido dificultades hasta en las sociedades más
opulentas, hasta en las sociedades más ricas. La pregunta es si estamos
en este momento marchando en el mismo nivel y al compás de las
necesidades que se están generando en nuestros países. Que se generan en
el Uruguay al igual que se generan en todos los demás países.
Más allá de los esfuerzos que hagan los gobiernos,
resorte de cada una de las naciones, de cómo los gobiernos se van a
comportar para distribuir adecuadamente entre todos sus habitantes los
recursos que ingresan y habilitar así las mayores oportunidades posibles,
para que la gente joven inclusive se quede en nuestros países en vez de
emigrar, en fin, para hacer todo lo que todos los sueños y todas las
aspiraciones, que reflejan los derechos de los ciudadanos, se puedan
cumplir. La pregunta es cómo estamos, o cómo nos sentimos que estamos
hoy, procesando esa situación. ¿Estamos trabajando al mismo ritmo que
antes?, más allá de los esfuerzos que cada uno de nosotros podamos
hacer. Nosotros invertimos al igual que todos los países de América a
través de los créditos que nos da el BID, que nos da el Banco Mundial,
en levantar escuelas, levantar liceos, reformarlos, mejorarlos, atender la
salud; estamos haciendo un programa muy interesante para todo lo que son
las mutualistas privadas de atención de salud en el Uruguay. No podemos,
podemos decir que en ese sentido estamos satisfechos con lo que el Uruguay
ha hecho. La pregunta es, bueno, ¿y hoy cómo estamos?. ¿Hoy estamos
igual que hace 20 años, 25 años?. ¿Cuál es nuestro ritmo de
crecimiento?, ¿cuáles son nuestras posibilidades inmediatas en los
próximos años de mantener ese crecimiento, de mantener atendiendo una
demanda en una población como la uruguaya, por ejemplo, que es una
población de un crecimiento demográfico similar al alemán, no es
verdad?. O sea, un crecimiento demográfico muy bajo. Bueno, yo diría
que, en ese sentido, la respuesta no es una respuesta favorable. Es una
respuesta que está erizada de dificultades. Y las dificultades en las
cuales estamos, y que creo que compartimos con los países del Cono Sur,
son dificultades que son propias de casi todos los países y son propias
de casi todos quienes estamos acá, en el Cono Sur, y en le resto de
América, luchando por alcanzar estos objetivos.
En esta exposición breve, que nos han hecho de los
objetivos de este encuentro, se habla de cómo estamos nosotros
incorporados al "growing market place", o sea, "I´ve not
been able to enjoy the fruit on the entrance into the global market
place". Esto es una ficción. Eso de "country entrance on the
global market place", eso es una ficción. Cuando yo veo la tanta
gente que se reúne en cada uno de los lugares, en Davos, en Seattle y en
otros lugares, protestando contra la globalización, la primera cosa que
había que decirles no es que protesten contra la globalización, es que
protesten porque no hay globalización; si no existe globalización. La
globalización existe en el mundo financiero. Entonces se transfieren los
fondos, los flujos financieros de aquí para allá, a través de botones.
La globalización existe por los mecanismos electrónicos, se chatea con
Groenlandia y se tienen e-mail con todo el mundo y se compra en Miami
desde acá con la lamentable reacción de los Ministros de Hacienda, que
no cobran el impuesto. Pero, pero la globalización tal como debe ser para
que estos países crezcan y puedan hacer una justa inversión en lo
social, eso es mentira, eso no existe. ¿Dónde está la globalización
comercial, a la cual parecería que nos inducen, que tenemos que entrar
rápidamente cuando se habla de que no hemos tenido los beneficios del
"global market place". No existe el global market place, no
existe. Si yo le quiero, por ejemplo, exportar a digamos, si el Uruguay
produjera, que no produce, si le quiero exportar azúcar a Chile, no
puedo; los chilenos no me dejan. Y si le quiero exportar carne, ahora que
tenemos un poquitito de aftosa, un poco más de carne a Europa, no puedo
porque no me dejan. Y si Brasil le quiere exportar jugo de naranja, que es
bueno, rico y barato, a Estados Unidos, tiene que pagar un impuesto de
este tamaño, y por tanto sale del mercado. Y si le quiere exportar acero,
no puede; y si le quiere exportar pollo, no puede; y si le quiere
exportar, si quiere competir con el azúcar, bueno; y si queremos competir
con el arroz, tienen un subsidio así. Entonces ¿dónde está el market
place global? Es mentira, no existe. Existe un market place global cuando
nos hablan de las patentes. O sea, de allá para acá; pero no es de acá
para allá. A mí me gustan las grandes avenidas de doble mano, no de mano
única. Con la Reina Victoria de doble mano, era doble mano. La patch
británica cobraba peaje; peaje al transporte, peaje a los fletes, peaje a
los préstamos, peaje a todo el mundo. No había esas cosas exóticas
llamadas, ¿cómo se llaman?, organizaciones que lo califican de bueno, de
malo, de regular (risas). O sea, un conjunto de jóvenes que nos anuncian
por ejemplo que como a la Argentina le va regular a nosotros nos va a ir
peor y por las dudas nos embroman, para que no nos mejor, para que nos
vaya peor. Ahí sí, ahí es muy global la cosa, ¿no? Así le va mal a
todo el mundo. Este, y entonces suben los intereses que después no pueden
cobrar. Es lógico, es una maravilla, es una ficción formidable. Pero no
existe ese tal mercado global al cual se nos pregunta si estamos
utilizando los beneficios del mercado global para hacer más escuelas,
para que los niños no estén en las esquinas limpiando con los cepillos
los parabrisas de los autos y recibiendo unos pesos. Ese mercado global no
existe. Si a nosotros nos dejaran vender toda la carne que pudiéramos
querer venderle a Europa no habría problemas de "vaca loca",
comprarían carne mucho más rica, argentina, uruguaya y brasilera mucho
más barata, ahorrarían una cantidad de plata que hoy no tienen
disponible en el Mercado Común, que no pueden ingresar, por ejemplo, los
países del Este de Europa, el consumidor pagaría menos, estaría más
seguro, más tranquilo, comería carne más rica y todos seríamos más
felices y en vez de vender la carne a la mitad de precio de lo que la
vendíamos en el año de 1963, a la mitad de precio nominal de dólares de
hoy, con respecto a los dólares de 1963; desestacionen. Hay un lote de
economistas acá que se lo pueden hacer en dos minutos, y me dicen cuánto
vale entonces. Entonces los que están en el agro del Uruguay y de la
Argentina y del sur del Brasil, ¿saben qué son? Héroes sobrevivientes.
Están cobrando hoy la quinta parte, o la décima parte, de lo que
cobraban hace 37 años. Entonces, y nosotros tenemos 8.700 toneladas para
llegar a Europa y a Estados Unidos, 20.000. Entonces, si nos dijeran
"vía libre", como era antes, en la época del león británico,
que está medio ferruginoso, y que no es más el hombre aquel que era en
aquel momento, notoriamente, los tiempos cambian, hasta las grandes
compañías desaparecen, sin ninguna duda, estos países estarían en
condiciones de repetir todos los procesos de adelanto social que los
colocaron a la cabeza del mundo cuando el mundo estaba experimentando y
estos países lo hacían. En el Uruguay nosotros hicimos seguridad social
y dimos 8 horas de trabajo y dimos una cantidad de beneficios justos,
absolutamente justos, mucho antes que Europa. Y los hicimos en todo el
Cono Sur. La Argentina, puede del señor Rodríguez Giavarini, el señor
Ministro Insulza, decir las experiencias propias de nuestros países, si
es todo la misma historia. Ahora, que nos den una cancha para jugar. Pero
si no nos dan una cancha para jugar, que no nos hablen de globalización;
si la globalización es una cosa que está en discusión. ¿Cuáles son
los problemas que tenemos cuando pensamos en el ALCA, cuando pensamos en
alargar con el Mercado Común Europeo nuestros encuentros para buscar,
para buscar ¿qué? Accesos. Accesos comerciales. Nosotros no pretendemos
a estos países les den beneficios económicos por dádivas. Simplemente
pretendemos que nos dejen vender el trabajo de nuestra gente, en aquello
que somos competitivos. Nada más que eso. Algo bien simple; algo que
está en todas las teorías de todos los libros, que nunca se practica. En
una palabra, el señor Keynes, en 1926 empezó a discutir con el señor
Hayek. El señor Hayek le dio una paliza y le ganó. En los hechos,
¿quién ganó? Keynes. Y esa es la realidad. Entonces, en qué nos
debatimos nosotros. Nosotros nos debatimos en que nuestras sociedades
demandan, con justicia, una cantidad de cosas que, más allá de nuestros
errores, que los cometemos, no somos perfectos ni mucho menos; por suerte,
además. Tenemos limitantes que son las limitantes de ese crecimiento. En
algunos países, como Chile, la apertura ha sido hecha a tiempo y les ha
permitido expandirse; en otros países todavía no las hemos hecho
completamente, las tenemos que ir haciendo, cada uno a su estilo y a su
manera, pero para expandirnos tenemos que pensar en que tienen que haber
condiciones que en todos los países no son similares. La apertura
chilena, además, se basa en que es un país que no compite en el mundo
templado con productos como son los productos esenciales que significan
las producciones del Cono Sur. Chile tiene su cobre, Chile tiene sus
peces, Chile tiene su fruta y en eso no está en competencia con los
procesos de subsidio y de fuerte apoyo de los mercados centrales, a los
cuales se dirige su producción. Para nosotros es distinto; somos países
de clima templado, tenemos productos de clima templado y tenemos accesos
impedidos. Por tanto, si todo el mundo se preocupa y Europa se preocupa
porque atendamos los derechos de los seres humanos y la democracia y todo
lo demás. Y creo que está bien que se preocupen de nuestra democracia y
de la de ellos y de todo el mundo, cosa que es bueno. Digamos entonces que
uno de los elementos centrales es que los países puedan acceder a los
mercados libremente. Nosotros comprendemos que esto pueda hacerle daño a
los productores agrícolas europeos y también tendrán que comprender los
europeos que la presencia de ellos con su altísima tecnología en
nuestros países, hace daño a un desarrollo tecnológico inicial que
tenemos que estar intentando armar. En ese mundo estamos. Lo cierto es que
si seguimos cerrados, las dificultades de América van a ser mayores; más
allá o más acá de que cada uno de nosotros tenemos que cumplir con
nuestras obligaciones en cuanto a tener presupuestos equilibrados, a no
gastar más de lo que se debe de gastar y a no multiplicar el gasto,
creyendo que con eso vamos a resolver nada. Al revés. Cuanto más
gastamos, peor nos va. Y cuanto más gastamos lo que no tenemos, más
injusticia distribuimos en las sociedades que queremos administrar mejor.
Pero más allá o más acá, esa es una tarea de cada uno de nosotros, con
MERCOSUR, sin MERCOSUR, con ALCA, o sin ALCA, antes del MERCOSUR y antes
del ALCA, administrar bien es una obligación simple de cualquier
gobernante en cualquier área: nacional, municipal, mundial. Digamos que
lo que realmente nos falta, para poder continuar con el vigor con que
América lo ha hecho y con el que Uruguay lo ha hecho, es un adecuado
acceso a los mercados para que esto del "global market place"
sea una realidad y no como es ahora, una ficción. Muchísimas gracias.