18/11/2001

BATLLE: HAY QUE ENSEÑARLE A LOS POLÍTICOS QUE NO VALE LA PENA GASTAR MÁS DE LO QUE SE TIENE

  La primera importancia que tiene la profesión que ustedes han elegido es  enseñarle a los políticos que no vale la pena gastar más de lo que se tiene, expresó el Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle Ibáñez, en la alocución pronunciada en ocasión de la inauguración de la "XXIV Conferencia Interamericana de Contabilidad” que tuvo lugar en Conrad Resorte & Casino Hotel de Punta del Este.

Ofrecemos a continuación las palabras del primer mandatario:

Señoras, señores, autoridades todas de este congreso: Es notorio que los políticos tenemos una enorme cantidad de defectos y quizás el peor es que no resistimos a la tentación de hacer un discurso cuando hay gratuitamente una cantidad de gente que no tiene más remedio que aguantarnos. (sonrisas)   Por supuesto, como todos anunciamos, seré breve e inmediatamente desempacamos con una especie de cosa inmensa que nunca,  que nunca termina.

 Lo cierto es que –en primer lugar- yo sí es cierto que recién he llegado de los Estados Unidos- de participar en la reunión de las Naciones Unidas, de estar en contacto con las autoridades superiores de la profesión contable, con el Director General del Fondo Monetario Internacional y por supuesto, he sido testigo de ese horror,  al que todos los presidentes de América concurrimos –todos juntos- el mismo día, digamos, no todos juntos en un grupo  sino en las horas de la tarde del sábado pasado. Y luego nos reunimos por la noche y todos transmitimos ese sentimiento que habíamos recibido de ese... de ese... de ese trágico espectáculo. Por cierto nada tiene que ver con lo que uno todos los días mira por televisión. Es sobrecogedor, es terrible.

Si ninguna duda, es para el Uruguay un hecho muy importante que todos ustedes  estén acá. Es, además, un gran honor y es por cierto también una gran oportunidad. La de conocernos, la de afirmar más nuestras relaciones y la de escuchar por parte de todos ustedes estas cuatro exposiciones que auguran la trascendencia y la importancia de esta reunión. Se han dicho y he tenido el gusto de escuchar cuatro exposiciones realmente importantes, realmente significativas, igualmente anunciadoras del tiempo que viene.

Es sobre eso que yo quisiera hacer algunas pocas reflexiones. Nosotros los políticos tratamos de hacer un poco de docencia de vez en cuando –pensamos que puede ser bueno- y cuando hablamos de la globalización, la primera cosa que sentimos, es que ese concepto, ese término se maneja incurriendo en graves errores. Hay un gran movimiento en el mundo contra la globalización. Es más o menos un movimiento contra la rotación de la tierra, más o menos lo mismo. O sea, que vamos a estar cada día más cerca y más íntimamente ligados, unos y los otros, es inexorable. Entonces, actuar contra ello es lo peor que podemos hacer. Lo importante, es encauzar eso. Dirigirlo, orientarlo. Tratar de empujarlo cuando se detiene,  tratar de limitar que se exceda de los cauces naturales en los cuales debe actuar y tratar de que los efectos beneficiosos lleguen a todos. Porque los efectos perjudiciales, ellos se encargan por sí mismos de llegar a todos. Los que no llegan a todos son los efectos beneficiosos. Y sin ninguna duda, en este mundo nuevo, al que todos tenemos que mirar, además, que con respeto, con humildad, porque nos está enseñando una cantidad imprescindible de actitudes, de procedimientos totalmente distintos, y una cantidad de temas totalmente distintos.

La profesión que ustedes  -como lo refería el señor Fernández- que ustedes han elegido, tiene una importancia singular. La primera importancia que tiene es enseñarle a los políticos que no vale la pena gastar más de lo que se tiene. Eso es lo peor que pueda haber. Que cuando se gasta más de lo que se tiene, es pan para hoy y hambre para mañana. Y que lo peor que le puede pasar a las naciones que la engañen, diciéndoles  que se puede gastar lo que no se tiene, que se puede endeudar, que se puede luego falsear las cifras y que se puede convivir sin pagar. Eso no lo puede hacer una familia, no lo puede hacer un padre de familia, no lo puede hacer quien sabe más de economía, que son las amas de casa. Ellas son las  que saben de economía. Ellas son las que dicen al marido lo que se puede gastar a partir del 15 de cada mes. Y nosotros en política, no  sé en otros continentes, pero en este, hemos perdido un poco ese rumbo, quizás por el hecho de que hoy vivimos en un tiempo –yo se ve que soy más viejo que el señor Fernández- en donde cada 25 años Europa organizaba en forma metódica una guerra terrible. 1870, 1914, 1939. Yo naturalmente no fui contemporáneo de la Segunda, sí de la Tercera, pero estuve cerca de la Segunda. Así como me ve, no me mata por menos de 74.  (sonrisas) Lo que significa que irrumpió en nuestro Continente y en nuestro mundo una condición un poco artificiosa que no la supimos manejar adecuadamente cuando las condiciones del mundo cambiaron. De seguro, no vamos a incurrir en el error de creer que toda América es igual. Todos somos diferentes. Todos somos hijos de realidades diferentes, todos somos hijos de geografías diferentes. En el Sur, en el Cono Sur, nosotros somos hijos de Trafalgar. Después de Trafalgar se abrió América para una civilización atlántica que determinó un flujo financiero en forma desestacionada y bastante mayor que el que hoy llega a nuestras costas, sin Banco Mundial, sin Fondo Monetario y sin BID, apenas con Barinas Brothers que la fundieron en Hong Kong en un rato. Y que fue nuestra socia durante el siglo XIX entero. Recibimos por entonces no solamente los flujos financieros más fuertes que nunca, sino un flujo inmigratorio, del cual ustedes, en su buena parte, son hijos de ese flujo inmigratorio. Recibimos además los aportes tecnológicos de avanzada. Para que ustedes tengan una idea, en este pequeño país de 187.000 kilómetros cuadrados, a partir de 1868, los ingleses construyeron 3.000 kilómetros de ferrocarril. Una inversión que hoy sería equivalente a una inversión de activo fijo de 900 mil,  900 millones de dólares. Quiere decir que para el Uruguay, y para la Argentina, y para Chille y para el Brasil, todo eso significó un cambio que nos permitió como contrapartida tener fletes baratos, tener un flujo de comercio totalmente abierto, tener una convergencia en precios y una convergencia en salarios. Y ese acceso le permitió a estos países del Sur, crecer, crecer enormemente. Algunos de nosotros hicimos los deberes mejor que otros. O sea, algunos aprovechamos mejor esa corriente beneficiosa para poder hacer, a nivel de la sociedad, de cada uno de nosotros, sociedades más justas, sociedades más abiertas, sociedades con mejor educación, sociedades con mayores posibilidades para que la libertad a la que se refería Ortega, de que alguien elija,  sea una libertad que no sea solamente una obligación de dos personas,  sino una posibilidad que la persona tiene, si vive en una sociedad, que lo habilita a poder elegir,  porque si vive en una sociedad que no lo habilita a poder elegir, aunque él quiera, no puede elegir. Y yo pienso que eso que fue ese mundo, por lo menos aquí en el Sur, hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, ese mundo se terminó, absolutamente se terminó. Y se terminó en el sentido de que por otros hechos y por otras circunstancias Europa se cerró. A los ingleses los sacaron del mundo para afuera, los hicieron socios los americanos, hasta el día de hoy, cosa que Tony Blair representa además con elegancia inglesa y con capacidad británica, ¿no? Pero quedó afuera de Europa, prácticamente. Entonces, esta parte del mundo, América del Sur, e inclusive la parte del Norte, que ha estado siempre mucho más volcada a los Estados Unidos, se encontró conque no tenía más acceso a ningún lugar para vender lo que se podía vender. Y en paralelo se encontró con otro problema. Es el problema más grave que aflige al mundo. Hay mucha más gente. Cuando yo nací había 2.000 millones de habitantes, hoy hay 6.000 millones de habitantes, de los cuales, 1.100 viven en países desarrollados. Y el resto, en países que van desde la extrema pobreza hasta países llamados emergentes. Y en 40 años más, que  es nada, es nada en la vida de cada uno de nosotros, van a haber 9.000 millones de habitantes, y van a vivir los mismos 1.100 en países desarrollados, y los 8.000 millones restantes van a vivir en países con necesidades. Entonces el mundo va a ser insostenible a poco que nosotros no logremos que la globalización, que hoy alcanza a la globalización financiera y a la globalización electrónica, no se extienda a la globalización del intercambio de los productos, fruto del trabajo de cada uno de nosotros. Y si nosotros no conseguimos eso, la circunstancia va a ser en el mundo de terrible dificultad para vivir. Piensen lo siguiente: 300 personas por día llegan a la costa de España, desde África. En 40 años, África va a tener 2.000 millones de habitantes, y Asia, 5.700. ¿Y saben cuánto América? Apenas 800. Y si sumamos los países de América del Norte, seremos 1.200 en todo este Continente, desde Alaska a Tierra del Fuego separados por océanos. Porque el que vive y nace en Ciudad del Cabo puede ir  caminando a Suecia. Y el que vive y nace en Vladivostok, puede ir caminando hasta el Cabo Finisterra. Por tanto, si alguna cosa nosotros podemos y debemos hacer es, por lo menos, asegurar un mejor destino para este Continente. Y ustedes tienen enormes posibilidades de docencia. No solamente incorporando la profesión,  con la curricula nueva y con los objetivos nuevos, sino explicando. Explicándole a los empresarios, explicándole a los productores agrícolas, lo que son los costos, cómo es la formación de precios, cómo se actúa en los mercados. Y explicándole a la clase política que la mejor política se logra con un equilibrio fiscal. Que la mejor política se logra cuando los números simples y no regidos por contadores de nuestros bisabuelos, se atenían a esas prácticas simples pero sensatas que les permitieron a estos países crecer y crecer.  Creo que esa es la gran labor del futuro y será la gran labor de Naciones Unidas. Naciones Unidas no es más la institución que fue. Se hizo como consecuencia de la Guerra, igual que la Sociedad de Naciones, desapareció la confrontación soviético-norteamericana. Es otra la realidad del mundo. Son otros los problemas, tienen que, tienen que  otras las respuestas. Y ustedes pueden muy mucho, mucho,  a ayudar a alcanzarlas. Que tengan muy buen éxito y que todos los podamos escuchar.

 Buena suerte.