01/10/2001

PRESIDENTE LAGOS: FORTALECER AL MERCOSUR ALCANZANDO CONVERGENCIAS EN TODOS LOS ÁMBITOS POSIBLES

En sus palabras de bienvenida al Presidente uruguayo y su comitiva, el Presidente de Chile Dr. Ricardo Lagos subrayó los lazos de unión entre ambas naciones y la necesidad de fortalecer al MERCOSUR alcanzando una “convergencia necesaria en todos los ámbitos posibles.” Condenó además al terrorismo, abogando por la  creación de sociedades libres, justas y democráticas. Las palabras del Dr. Lagos se transcriben a continuación.

PRESIDENTE LAGOS: Estoy muy contento de recibirle en Chile en el marco de esta visita de Estado. Usted llega a un país que lo acoge con  aprecio, con cariño a usted y a su comitiva representativa de su país, de  Uruguay, los poderes del Estado, los distintos componentes de la sociedad. Aquí estamos entre amigos, en el sello de nuestros encuentros anteriores. Esta ha sido la sensación que tuve en noviembre pasado en mi visita a Uruguay, la que tuve cuando lo recibimos acá con motivo de la Cumbre del Grupo de Río, y por qué no decirlo, la que he tenido de siempre en los largos años que nos hemos conocido.

Uruguay y Chile han transitado caminos similares, países relativamente pequeños, en el contexto hemisférico y también en el contexto mundial. Desarrollaron muy temprano una conocida tradición republicana, crearon instituciones que respondieron al espíritu libertario de los forjadores de  nuestras naciones; países también que han contribuido a la cultura de esta América. Este patrimonio cultural, ese cuidado con el verbo y la palabra se ha asentado en Uruguay, una Nación situada, como usted gusta recordar, entre vecinos mayores, otorgando un carácter casi insular a su país, algo parecido a lo nuestro, en donde tenemos un territorio encerrado entre mar y cordillera, entre desierto y glaciares australes. Y allí en ese mundo insular surge Felisberto Hernández, Juana de Ibarbourou, Onetti, Benedetti, que han alumbrado los rincones de su patria y el mundo.

Su país, el Uruguay del siglo XX, enseñó mucho al resto de América Latina. Usted herederó de aquellos que llegaron con un fuerte ancestro catalán, de los otros Batlle, usted que es el cuarto Batlle al frente de Uruguay, bien sabe de que lo estamos hablando. Del Batlle que a comienzos de siglo creó lo que después conocimos como Estado de bienestar, y donde ahora el desafío es cómo somos capaces de preservar algo de ese Estado para el bienestar del siglo XXI, entendiendo que tal vez es más difícil configurarlo para competir en el mundo. Pero a diferencia de otro, ese Estado ustedes lo hicieron sobre la base de una riqueza que venía dada allí, de la naturaleza, y esa riqueza la dedicaron a la educación, a la cultura, a la Universidad, a la ciencia. Fue el Uruguay de los 50 y  los 60, que todos mirábamos con un dejo de envidia  y de nostalgia por lo que ustedes habían logrado.

Después compartimos épocas difíciles. Sufrimos con ustedes el quiebre de la democracia; la hemos recuperado y hoy día sabemos más que nunca que a partir de la democracia construimos el desarrollo de nuestro pueblos. Queremos que la democracia,  la vigencia de las libertades públicas, el respeto a los derechos humanos y la diversidad sean las bases permanentes de nuestra convivencia. Para eso queremos democracia transparente, sistemas políticos que representen el sentir de los ciudadanos y también junto a esos valores compartimos hoy, creo, una visión común respecto del mundo global en que nuestros países tienen que actuar. La globalización es una realidad que está aquí y participar en ella constituye un imperativo. Es un proceso que involucra a la política, a la economía, a la tecnología, a la cultura y que tiene un impacto en el quehacer cotidiano de todos. La sociedad, el conocimiento con una velocidad insospechada, se impone entre nosotros. Para qué hablar de globalización cuando hace poco supimos lo que ella era, cuando el mundo se enteró al instante de un tremendo drama.

Nos queda mucho camino por recorrer. Buscamos conformar consensos para los grandes temas de la región y desde la región hacia el mundo. Insistimos en los mecanismos de integración; continuamos poniendo nuestro empeño en consolidar el MERCOSUR, fortaleciendo esa alianza más allá de los acuerdos comerciales. El MERCOSUR -siempre lo hemos dicho- está llamado a ser un foro de diálogo para alcanzar la armonización y convergencia necesarias en todos los ámbitos posibles. Para países pequeños la unidad es fundamental. Hablar con una sola voz desde esta parte del mundo, asumir una posición común, nos da confianza, fuerza, identidad. Excúseme que lo diga: la Cumbre del Grupo de Río fue un buen ejemplo de ello. La solidaridad demostrada, rindió  frutos muy concretos, indicándonos un camino que debiéramos transitar con mayor frecuencia.

Sin embargo hoy, desde los acontecimientos de septiembre el mundo es distinto. No sólo las inequidades y desequilibrios amenazan la construcción de un mundo más justo y más armónico. Hemos visto también otra cara de la globalización, sin rostro, sin asomo de humanidad: un terrorismo que golpea víctimas y pretende someter las ideas, el debate, el diálogo, la ruptura, la imposición, la violencia. El terrorismo es una expresión totalitaria. La violencia es la reacción desesperada de quienes no pueden aceptar el diálogo y el entendimiento como instrumentos de paz. Como dije recientemente, no somos neutrales. Compartimos la ira de los inocentes y por eso hemos coincidido, estimado amigo, en las posiciones adoptadas por los organismos regionales -en el MERCOSUR con su liderazgo y presidencia, en el Grupo de Río, en la OEA- y continuaremos en el empeño por mantener relaciones internacionales en los cauces de la cooperación, el libre y justo comercio y la paz entre los pueblos en sociedades libres, justas, democráticas. Como dijo Artigas en el Congreso de abril de 1813 “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”. Es ese el modo de ser que ustedes han tenido y es ese el modo de ser democrático y respetuoso que los hacen igual que nosotros en esta esquina difícil del mundo. Hay que  decir que no al terrorismo, pero queremos combatirlo de una manera inteligente, justa, apropiada.

Vivimos momentos difíciles, donde asoma la incertidumbre y fantasmas de inestabilidad. Sin embargo, estoy seguro que vamos a recuperar el impulso al crecimiento. Recuperaremos la paz que  nuestros países pueden desarrollar y retomar un camino común. Hoy más que nunca es necesaria la convergencia de voluntades entre nosotros. Por eso esta mañana lo oí hablar con tanta fuerza de cómo ahora es más importante que nunca, como entendemos a través de MERCOSUR, una tarea común hacia adelante. Con esa esperanza, Presidente, le reitero la bienvenida a esta casa, que lo recibe honrada, y le invito a brindar por el futuro, la libertad, la solidaridad y entendimiento que anhelamos para Chile y Uruguay. Por usted, por su gobierno y por su éxito.