02/10/2001

BENSIÓN DESTACÓ ESTÍMULOS A PROYECTOS DE INVERSIÓN

El Ministro de Economía y Finanzas, Cr. Alberto Bensión señaló que los proyectos de inversión en nuestro país tienen una serie de estímulos de orden tributario en la disertación que ofreció sobre la economía uruguaya ante los integrantes de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Chile. También se refirió a la inserción de Uruguay del MERCOSUR y las aspiraciones muy firmes de proyectarnos hacia el resto a través de él.

Ofrecemos a continuación la disertación del mencionado Secretario de Estado:

MINISTRO BENSIÓN: Es para mí un gusto estar en Chile, un país con el que me siento muy próximo por la similitud de costumbres, por la amabilidad de su pueblo, por el fuerte, franco y siempre apasionante debate de ideas que se ve en este país desde todo el continente y desde nuestro país en particular.

Voy a ser breve; creo que una buena parte de los conceptos que interesan en una reunión como esta han sido adelantados por el Presidente de la República en su breve intervención reciente y en el día de ayer por nuestro Director de Planeamiento el Cr. Davrieux.

Básicamente creo que no vale la pena insistir en las dificultades de orden externo que hemos vivido nuestros países, me refiero a todos los países de la región incluidos sin duda Chile y Uruguay y que nos han hecho tan difíciles estos tiempos que estamos corriendo. Quisiera sí referirme, en términos muy generales, a las principales líneas de acción por las que estamos transitando y sobre las que estamos trabajando y perseverando en estos tiempos tan difíciles. Ellas son, en breve resumen, básicamente cuatro, cuatro líneas principales de acción a las que les  damos especial relevancia en términos instrumentales y también en términos de cambio y de transformación de una sociedad hacia un futuro más dinámico y una mejor perspectiva para todos los uruguayos

Por su orden, cronológico; no necesariamente de importancia, nuestra primera preocupación es preservar el cuidado de las cuentas fiscales. Uruguay hasta 1998 tuvo una trayectoria yo diría ejemplar en materia fiscal. Tuvimos un déficit consolidado del sector público algo inferior al uno por ciento del producto y una conducta, como consecuencia de esta trayectoria fiscal, muy prudente en materia de deuda pública. Los reveses de orden internacional y regional que nos fueron golpeando a partir de 1999 nos apartaron de esta situación y nuestro déficit fiscal creció hasta el orden del cuatro por ciento del producto en el 99 y volvió a ser similar en el 2000. Como consecuencia, nuestra deuda pública tuvo tanto del 99 como del 2000 un crecimiento inconveniente que afortunadamente se pudo sobrellevar en razón de la conducta de prudencia y de buena administración que habían llevado los gobiernos anteriores que Uruguay ha venido teniendo desde 1985 a la fecha.

En este año nos propusimos un abatimiento importante del déficit fiscal en una trayectoria que necesariamente programamos como descendente en nuestros cinco años de gestión que van a culminar en el año 2004 y en el compromiso firmado con el Fondo Monetario y previamente asumido con la ciudadanía a través del sistema político anunciamos una meta de déficit fiscal del 2,6 por ciento para este año. No obstante los acontecimientos adversos que se manifestaron en  Uruguay tanto desde el punto de vista de la reaparición de la aftosa y su efecto sobre el sector ganadero como desde el punto de vista de la situación regional, nos llevaron a mediados de este año a una revisión de la meta fiscal, que hemos acordado ahora en un déficit para el año del 3,3 por ciento, que confiamos que va a ser menor si se dan además determinadas transformaciones que estamos impulsando desde el sector público en materia de concesiones y de subastas de algunas de los servicios auxiliares de aeropuerto y de dos o más bandas celulares.

En todo caso, lo principal es nuestra firme convicción respecto a que este es un camino fundamental. El otro día en una concurrencia al Senado dijimos poco más o menos que el control de las cuentas públicas es una condición necesaria, no suficiente pero sí necesaria- para encarar el proceso de reactivación en nuestro país En nuestros países en general estamos abordando una vez que podamos superar los acontecimientos adversos de los últimos tiempos. Creo que esta afirmación, en el mundo de hoy y mucho más en nuestra región, no merece demasiado detalle explicativo.

La segunda línea de acción por la que hemos estado transitando es la de tomar medidas conducentes a una mejora de la capacidad de competencia  de nuestra producción frente al exterior, frente a la región y frente al resto del mundo. En ese sentido,

Debo en primer lugar recordarles que Uruguay tiene vigente una Ley de Inversiones o de promoción de inversiones que nos permite conceder a los proyectos de inversión que se presentan a  solicitarlos, si así lo merecen, una serie de estímulos de orden tributario que, en términos promediales, significan más de un 20,y en promedio, alrededor del 30 por ciento de la inversión proyectada.  En ese en torno de estímulo a la inversión, que ya viene desde hace algunos años y que hemos continuando impulsando en la medida en que se nos presentan proyectos de inversión ganándole interés para el país, a mediado de año tomamos dos medidas importantes a efectos de mejorar la competitividad de nuestra producción. En primer lugar, como lo señaló nuestro Presidente, impulsamos una suerte de reforma tributaria que en definitiva significó una baja, una derogación de los aportes patronales, es decir del impuesto al trabajo con destino a la Seguridad Social, en los sectores agropecuarios, industrial, y en buena parte del sector del transporte. Hoy estos sectores no tienen más impuesto al trabajo.

En segundo lugar, y en línea con las modificaciones cambiarias que se produjeron en la región y particularmente en Argentina, introdujimos algunos retoques, algunas modificaciones estrictamente cuantitativas, no a la concepción global, en nuestra política cambiaria. Desde junio hemos establecido un ritmo de devaluación del 1.2% mensual equivalente al 16% aproximadamente en términos anuales, y hemos ensanchado la banda de flotación dentro de la cual el tipo de cambio fluctúa libremente sin intervención de las  autoridades correspondientes al Banco Central.

 Quiero remarcar este punto. Esta tasa de devaluación del orden del 12% con la que va a cerrar este año, y del orden del 15% anual proyectada anualizada la veremos contrastar con una inflación que el año pasado fue del 5% y que este año va a volver a ser del mismo entorno. Desde 1999 a la fecha esta diferencia sistemática entre devaluación e inflación interna ha permitido una recuperación importante de la competitividad de la producción nacional frente al resto del mundo, Estados Unidos, Unión Europea, y frente a Argentina; no así frente a Brasil, con  cuyo ritmo de devaluación por el momento obviamente no estamos en condiciones de enfrentar.

De modo que este es el segundo aspecto fundamental, capitulo fundamental, de nuestro programa de política económica, la recuperación importante, progresiva, acumulativa, de competitividad nuestra producción en la competencia con el exterior. En esa línea habremos de  persistir y eventualmente tomar medidas adicionales en el mismo sentido.

El tercer orden de acciones está vinculado con nuestra inserción dentro del MERCOSUR y con nuestras aspiraciones muy firmes como país de proyectarnos hacia el resto del mundo  a través del MERCOSUR. Está claro para todos que el MERCOSUR no pasa por un momento de fluidez, que estamos inmersos en dificultades en la relación bilateral entre los cuatro socios en materia comercial. Hay una inestabilidad macro económica en la Argentina, que claramente es un obstáculo al comercio, más allá de que esté explícito o no en los tratados correspondientes. Y hay una devaluación permanente de la moneda brasileña que significa también un obstáculo muy fuerte al comercio, más allá, también de que esté o no expresamente incluido en la letra del tratado de Asunción.

Para dar una idea de la importancia de estas perturbaciones, nuestras exportaciones a Argentina en lo que va del año han bajado un 20% con respecto al año pasado. Nuestras exportaciones a Brasil, en lo que va del año, han bajado casi un 45% con respecto a 1998. En este momento, anualizadas, nuestras exportaciones a Brasil significarían menos de la tercera parte de lo que se exportó en 1998.

Estas son dificultades que estamos discutiendo de manera muy franca al interior del MERCOSUR, en contacto permanente, fluido, y muy directo con nuestros socios, que espero que culminen a la brevedad en decisiones que sean de interés común para los cuatro países.

Ayer mismo en Montevideo tuvimos el honor de recibir la visita del Ministro Malán, de Brasil, con quien hemos conversado profundamente sobre estos temas y tenemos una profunda confianza en que el gobierno de Brasil, al igual que el gobierno de Argentina y por supuesto el nuestro y el de Paraguay, puedan llegar a acuerdos en un tema tan delicado como el estado actual de nuestras relaciones comerciales.

El otro aspecto del MERCOSUR que me interesa resaltar, es la vocación del MERCOSUR de abrirse hacia el resto del mundo. Esta ha sido una prédica constante de nuestro Presidente aun antes de ocupar el cargo de la Presidencia, y es una idea que ha hecho carne y que ha sido compartida por el resto de los socios del MERCOSUR  al punto  la actualidad el MERCOSUR como proceso de integración está negociando en forma simultánea con la Unión Europea por un lado y con los Estados Unidos en el acuerdo llamado “4 más 1” por otro lado. Desde el punto de vista del Uruguay este proceso simultáneo de negociaciones es de vital importancia para nosotros como país pero obviamente para el MERCOSUR como un todo, justamente como una de las formas más importantes de superar  este estado de dificultades que vivimos al interior de nuestros países en la relación comercial entre nosotros.

De modo que el MERCOSUR es hoy una pieza maestra de la política económica y yo diría de la política exterior del país, en el doble sentido de buscar formas de aproximación a la solución o a una solución aceptable para  los problemas que estamos viviendo en el comercio intraMERCOSUR y en la proyección del MERCOSUR hacia el resto del mundo, particularmente en la relación con los países desarrollados a través de la Unión Europea y de las conversaciones con los Estados Unidos.

La cuarta línea de acción, el cuarto capítulo fundamental que quisiera señalar, ahora ya con una proyección más de futuro hacia el interior de nuestra sociedad y sin duda con proyecciones al resto del mundo, Uruguay es un país pequeño que necesariamente vivir en una relación permanente, fluida y abierta con el resto del mundo, tanto con la región como con otros países. Es  la importancia de las reformas de fondo en la sociedad uruguaya que nos permitan acceder a un funcionamiento más fluido, más competitivo, tanto del sector privado como especialmente del sector público. En ese sentido, y en estos meses, antes que termine el año habremos de propiciar, reiterar en algunos casos, medidas que ya hemos iniciado el año anterior en materia de desregulación del sector privado, a quienes a la vez queremos aligerar de trabas para llevar a cabo sus negocios, pero también queremos exponer a la plena competencia  en aquellos casos en que por distintas regulaciones están, digamos así, viviendo o trabajando en una situación monopólica o cuasi monopólica.

En el mismo sentido estamos trabajando en el sector público. Aquí, como bien lo señalaba el señor Presidente, nuestro proyecto inmediato es el de propiciar una unificación y una baja de las tasas del IVA, que en Uruguay son excepcionalmente altas en la comparación internacional. Piensen ustedes que la tasa de mayor aplicación en términos de bienes en Uruguay es hoy el 23 por ciento. Nuestro proyecto, que habremos de presentar a consideración del Parlamento en la próxima semana o en no más de dos semanas es de unificar esta tasa en no más del 19 por ciento, para lo cual sin duda vamos a tener que plantear la eliminación de varias exoneraciones que tienen distinta importancia del punto de vista político social y que van a generar  un amplio, profundo y yo confío rico y estimulante debate en el sistema político y en la opinión pública de tal modo que, al cabo de este proceso podamos efectivamente culminar  en una tasa  única del IVA del 19 por ciento como una forma de del estimular la evasión, de premiar al buen contribuyente y obviamente de sentar las bases de legitimidad y de aceptación  popular para un severo control, fiscalización y castigo de la evasión y De la informalidad.

Las otras reformas a las que quisiera referirme muy brevemente van en la dirección de transformación y proyección de una sociedad uruguaya más fluida, más próspera hacia el futuro. Son, para decirlo brevemente, un proyecto de modernización laboral, como anunciaba el señor presidente, que intenta darle el marco jurídico adecuado a los acuerdos entre partes, empresarios y trabajadores que en libertad puedan acordar entre ellos, diversos proyectos de desmonopolización de las empresas públicas que en Uruguay gozaron durante décadas de monopolios legales que hicieron parte de la grandeza de la sociedad uruguaya pero que claramente no están a  tono con las circunstancias actuales y que necesariamente tenemos que revisar. En este sentido, estamos en las últimas etapas  de la apertura a la competencia del sector de llamadas telefónicas internacionales, que seguramente se va a concretar antes de fin de año, estamos culminando el proceso de desmonopolización del área de seguros, que ya comenzó hace algunos años pero que habrá de perfeccionarse ahora definitivamente con la derogación del monopolio de seguros de accidentes de trabajo que ostenta el >Banco de Seguros estatal y que habrá de culminar en la presentación de un proyecto de apertura total a las importaciones de combustibles y derivados antes de fin de año, derogando el monopolio que hoy tiene la empresa pública ANCAP. Estas, más otras reformas en curso en la sociedad uruguaya, debo recordar por lo menos dos que han sido iniciadas en la Administración anterior y sobre las que hemos continuado trabajando con toda dedicación, que es la reforma de la seguridad social, que ha significado un cambio sustantivo en términos económicos y yo diría culturales en la sociedad uruguaya, y la reforma educativa, que también ha dado un impulso sustancial en un sector que consideramos vital para conformar una sociedad más justa, una sociedad con una mayor movilidad social, que es una de las formas más idóneas de alcanzar una mayor justicia social, conforman el espectro de reformas en las que estamos empeñados y que seguramente habremos de lograr con el concurso de todos los sectores políticos más allá de las diferencias que se puedan dar circunstancialmente, y seguramente con el apoyo de la opinión pública uruguaya.