10/09/2001

BATLLE: EL CAMBIO EN LAS FORMAS DE TRABAJO ALTERA EL DESTINO EN LA VIDA DE LOS CIUDADANOS

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El Dr. Jorge Batlle Ibáñez, hace uso de la palabra en ocasión de la inauguración del "Programa Integral de Infancia y Adolescencia en Riesgo en la Familia Uruguaya" que se realizó en la mañana de hoy en el Instituto Kolping y que coordina la Secretaría de la Presidencia de la República.

El cambio radical en las formas de trabajo, que no va a dar marcha atrás sino que se va a acrecentar, altera muchísimo la composición social de las naciones y altera mucho más el destino en la vida de los ciudadanos, expresó el Presidente de la República, Dr. Jorge Batlle Ibáñez, en su disertación ofrecida en ocasión de la inauguración del "Programa Integral de Infancia y Adolescencia en Riesgo" que tuvo lugar en la mañana de hoy en el Instituto Kolping y que coordina la Secretaría de la Presidencia de la República.

Ofrecemos a continuación la alocución del primer mandatario:

Yo simplemente quisiera hacer dos o tres reflexiones para darles luego a ustedes la tarea de continuar trabajando a propósito de todo lo que se ha estado hablando acá y lo que se está programando acá.

Sí es cierto que estamos viviendo en la región dificultades económicas importantes que se traducen siempre en dificultades sociales. También es cierto de que esta dificultad no solamente se circunscribe a la región, sino que todos los días escuchamos y miramos noticias que nos informan de una evidente tendencia a un enlentecimiento del crecimiento económico en las economías centrales. Tanto Japón como Alemania, e inclusive la propia economía de los Estados Unidos asiste a una evidente recesión que tiene en ellos síntomas por cierto mucho menores que los que hemos vivido en los últimos años aquí en el Río de la Plata, en el MERCOSUR, lo que son síntomas que repercuten con mucho más fuerza en las economías más débiles. Pero si tuviéramos la posibilidad de situarnos todos en una economía más estable, de un día para otro, los problemas que se plantean en estas sociedades, aún en circunstancias en las que la desocupación fuera sensiblemente más baja, no variarían sustantivamente. ¿Por qué no variarían sustantivamente? Porque lo que se está produciendo hoy en estas sociedades es algo bastante parecido a lo que se produjo en Europa en tiempos del nacimiento en el siglo XVIII de los procesos de cambio industrial. Cuando uno recorre básicamente la historia de Inglaterra, con la evolución demográfica en sus ciudades, con la desaparición de la población campesina y vuelve a leer los libros de Dickens, uno recorre circunstancias que por suerte en grado menor se advierten en nuestras sociedades con distinta significación y distinta importancia y magnitud en función de la composición social que le ha permitido a algunos países vivir estas circunstancias adversas en menor grado que otros países de la región. Pero vivirlas de cualquier forma y de cualquier manera entre nosotros en un porcentaje que para nosotros es, sin ninguna duda, alto. ¿Qué sucede? Sucede que hay un cambio radical en las formas del trabajo. Y el cambio radical en las formas del trabajo no solamente no se va, no va a dar marcha atrás, sino que por el contrario, se va a acrecentar. Cada día que pasa y cambian las formas del trabajo, se hace más fuerte, más profundo, y altera muchísimo más la composición social de las naciones y altera mucho más por ello el destino de la vida de los ciudadanos.

Quiere decir que hay otro tipo de marginación hoy que el que había antes. Hay un tipo de marginación que proviene, más allá o más acá del poder económico de una familia, proviene de otro tipo de circunstancias que le permiten a esa persona insertarse en el mundo nuevo al que accedemos. Eso es, constituye, en el Uruguay el problema futuro, quizás el más importante de todos cuantos la sociedad uruguaya tiene que enfrentar. ¿Por qué? Porque notoriamente, en función también de, de los índices demográficos del Uruguay, en donde nosotros prácticamente no crecemos desde el punto de vista de la población. Si vemos hacia dentro de ese, de ese sector etáreo menor, de dónde procede la mayoría de los niños, advertiremos que procede de los hogares que precisamente han tenido que abandonar determinadas circunstancias en donde, en donde estaban insertos en la estructura social para buscar otras áreas en las que creyeron que podían encontrar mejores soluciones a sus problemas económicos. Eso les ha generado un conjunto de situaciones de muy difícil solución, e inclusive ellos mismos procedían de estratos culturales mejores que los que le han podido dar a sus hijos, y sus hijos en buena medida, muchas veces, no obtienen, en el mundo en el cual crecen y viven, los niveles de estructura social estable y ajustada a determinado tipo de valores y conductas que tenían los propios padres.

Y naturalmente esto requiere una muy fuerte acción de la sociedad, no solamente del Estado sino de toda la sociedad. Entiendo, por lo tanto, que un programa de esta naturaleza tiene ese objetivo, es un objetivo que supone, antes que ninguna otra cosa, tratar de, tratar de ver si los uruguayos podemos progresivamente hacernos a la idea de que no hay más chacras individuales entre nosotros. Cada uno de nosotros, quizás por nuestra conformación social, por nuestro origen mediterráneo, por una serie de cosas que otros sin ninguna duda pueden explicar mucho mejor que nosotros, practicamos un celoso individualismo. Cuando nos integramos a una determinada organización nos ponemos, digamos, la camiseta de esa organización, y creemos que el mundo empieza y termina en ella. Es un poco, a veces, lo que pasa en algunas otras disciplinas tradicionales como es la medicina, en donde nos criamos a imagen y semejanza del gran patrón francés y cuando volteamos nuestra mirada a los países sajones nos encontramos que trabajan de otra manera completamente distinta.

Una de las cosas más difíciles que el Gobierno ha encontrado a lo largo de estos meses ha sido tratar a convencer a los distintos titulares de las distintas organizaciones, que además de ellos están los otros. Reconocer el otro, cosa que, sobre lo cual muchos han escrito y muy bien, es una de las dificultades mayores que tenemos los uruguayos, y que tienen las instituciones del Uruguay. El propósito, por tanto, no es sustituir, para nada, sería un hecho absolutamente negativo si se pretendiera sustituir. El propósito es integrar, el propósito es tratar de juntarnos para trabajar entre nosotros con la mayor de las objetividades posibles, tratar de ver en dónde nos faltan cosas hacer, dónde debemos integrar los esfuerzos, dónde un Estado, mejor dicho una sociedad, que le da al Estado el camino para invertir tantos y tantos recursos, en qué medida esos recursos pueden tener mucho más eco positivo cuando se integran los esfuerzos, cuando todos sentimos que lo que hacemos junto al otro va a ser mucho mejor de lo bueno que hacemos cada uno de nosotros individualmente. Por tanto, tengo la impresión de que en esta área, más allá de que el Producto Bruto suba y que la desocupación baje, que son manes únicos del desarrollo económico y, en nuestro punto de vista, de una apertura a un mundo que se llama a sí mismo globalizado, pero que no lo es en cuanto a lo que nos interesa, que es el comercio. Más allá de esos hechos, que sin ninguna duda en los próximos meses generarán en el mundo una necesidad de resolver, iniciar un camino en algún sentido, porque vivimos en una extraña situación en donde al tiempo que hay gente que con pasión se moviliza en contra de la globalización, en realidad, los que se movilizan en contra de la globalización, apoyan lo que existe, que es la regionalización cerrada. En el mundo no existe una globalización sino que existe una regionalización cerrada. Esta regionalización cerrada, Estados Unidos por un lado, Europa por el otro, el Japón por el otro, con una serie de áreas que son marginales y que son víctimas de esa regionalización cerrada está llegando a una circunstancia que nos va a obligar en el correr de este año, o que va a obligar a estas regiones cerradas en el correr de este año a comenzar un proceso que va a ser difícil, costoso, e inclusive no tan rápido como todos quisiéramos, un proceso de cambio que nos va a permitir a todos mejorar nuestro perfil de inserción en los mercados. Pero aunque ello ocurra y esto se transforme en un beneficio en las cifras con las cuales se miden los índices de crecimiento, los índices de inversión y los índices de desocupación hay igual en estas sociedades que por circunstancias que todos conocemos y que son hijas de nuestra historia, de nuestra geografía, no nos han permitido caminar al compás de lo que lo han hecho los países centrales. Hay una fractura hacia el interior de la sociedad que tenemos que tratar de coordinar los esfuerzos para poder resolverla. Esta no es una tarea de un gobierno, esta no es una tarea de un sector de la sociedad civil, no es una tarea que tenga, digamos, un tono ni partidario ni religioso especifico, ni social representativo de tal o cual sector de pensamiento. Esta es una tara en donde todos tenemos similares obligaciones, similares anhelos de que se corrijan las cosas de las cuales todos somos conscientes que existen y cuyas causas, sin ninguna duda, por las circunstancias a las que he referido de los cambios en la estructura esencial de las sociedades en el mundo, tienden a ser, digamos, más fuertemente parte esencial del nuevo tipo de sociedad a la que se encamina el mundo.

Por cierto, el Uruguay está en mejores condiciones, por suerte, que otros países de enfrentar estas circunstancias. Tenemos además la colaboración, en este caso, del BID. Y también vamos a poder encontrar colaboración en el Banco Mundial, si es que fuera necesario, puesto que existe en las organizaciones internacionales, una creciente conciencia de que su función no está únicamente referida al financiamiento del desarrollo de las infraestructuras imprescindibles para el crecimiento del resto de la economía, sino también en atender este tipo de cuestiones. Hemos escuchado a nuestro Enrique Iglesias hablar de la necesidad de apoyar al deporte, y esperamos que eso se pueda plasmar en cosas importantes. Todo eso supone, por tanto, una visión a la que la sociedad uruguaya le debe prestar especialísima atención.

El Poder Ejecutivo va a hacer todo cuanto esté a su alcance para colaborar con las organizaciones existentes para tratar de sacar el mayor de los provechos posibles a los esfuerzos que la comunidad hace cuando asume la responsabilidad de contraer una obligación externa, como es un crédito, tratando además de que los costos de la infraestructura administrativa no formen parte sustantiva del crédito que se recibe y que el dinero se transforme en instrumentos o en bienes que puedan ser recibidos a plenitud por aquellos para quienes se hace el esfuerzo.

Por tanto, les deseo a todos el mejor de los éxitos. Y desde ya, en la medida en que uno lo pueda hacer en función de, no de su tiempo, sino de sus capacidades, estoy a la orden para trabajar, para colaborar y para sentir que hay con ustedes, que hay muchísimas cosas que muchas veces, más que esfuerzos monetarios, lo que necesitan es un poco de buena voluntad, un poco de conocimiento, un poco de humildad, un poco de creer que uno no es el ombligo del mundo y que el otro también tiene algo que ver y alguna razón ha de tener, y algo ha hecho y algo puede hacer. Y si nos ayudamos entre todos, estoy absolutamente convencido que lo mucho que el Estado uruguayo y que la sociedad uruguaya a través de su Estado ha hecho, lo podemos todos los días mejorar. Muchísimas gracias y muy buenos días.