17/04/02
PRESIDENTE RECIBIO
PIEDRA DE LA PAZ
El
Presidente Jorge Batlle recibió ayer la Piedra de la Paz, de manos del
Embajador de Japón, y de su gestor, Reikiyo Umemoto, en una ceremonia
cumplida en el Edificio Libertad.
Los
Presidentes y Jefes de estado de numerosos países viene recibiendo la “Piedra
para la Paz”, un bloque de 50 cm de altura, por 40 de ancho, por 10 de
espesor -con un peso aproximado de 50 kilogramos- en el que aparece
esculpido el rostro de la “diosa de la piedad” y la leyenda “de
Hiroshima”. Los bloques totalizan un número de doscientos y provienen
del pavimento de los andenes del tranvía cercano al puente Aioi, de
Hiroshima, ubicado a escasos doscientos metros del punto de impacto de la
bomba atómica lanzada sobre la ciudad el 6 de agosto de 1945.
La
iniciativa de esculpirlos y obsequiarlos a los Presidentes pertenece a un
ciudadano japonés, Dr. Umemoto, quien la emprendió para que los países
apelaran siempre al diálogo pacífico para resolver controversias
internacionales. La tarea fue iniciada en 1968 y ahora corre a cargo de la
asociación “Piedra Para la Paz”, que opera desde 1991. Los bloques se
entregan bajo estricta certificación de que no revisten peligro para la
salud.
La
piedra en cuestión no es
entregada al país en forma genérica, sino al Presidente de la República
en la medida en que es éste quien tiene en sus manos la última decisión
cuando un estado se enfrenta a la posibilidad de la guerra.
PALABRAS
DEL PRESIDENTE JORGE BATLLE EN LA CEREMONIA DE ENTREGA DE LA PIEDRA DE LA
PAZ EN EL EDIFICIO LIBERTAD. 16/04/02
PRESIDENTE
BATLLE: Embajador del Japón, señor Umemoto, señores miembros de la
delegación que nos han hecho el enorme honor de acercarnos este símbolo
tan preciado para todos los uruguayos y, por cierto, más que nunca hoy
para todos los hombres y mujeres de este mundo. Hace hoy no mucho tiempo
recibí la invitación del gobierno del Japón de hacer una visita oficial
a su país, con el objeto de celebrar que el Uruguay ya había
desarrollado por 80 años consecutivos relaciones amistosas y estables con
el Japón. El señor Embajador tuvo la gentileza de preguntarme qué era
lo que me interesaba particularmente hacer en el Japón, y yo le dije: el
Uruguay, a través de su Presidente y la delegación que lo acompaña,
quiere ir a Hiroshima. Siempre quise ir a Hiroshima. Siempre me pareció
que todos nosotros debíamos pasar por ese lugar. Es muy difícil
transmitir lo que se siente cuando uno está en ese lugar, cuando uno toma
contacto, a través de lo que allí se exhibe y de lo que se expone y de
lo que se ve, la magnitud de ese acontecimiento que tuvo lugar durante la
guerra en Hiroshima y que concluyó con la vida de una ciudad entera y de
cientos de miles de personas, que no solamente murieron a raíz de la
bomba, sino que luego sufrieron por años enfermedades que no pudieron
resolverse con bien a lo largo del tiempo y en medio de los esfuerzos de
la ciencia de los médicos del Japón. Y hoy más que nunca, cuando la
ciencia y su tecnología en la aplicación del conocimiento posibilita la
existencia en poder del hombre de armas, que son mucho más mortales que
aquella tan terrible que cayó encima de Hiroshima, sino todos los
ciudadanos del mundo pueden visitar el lugar, todos los gobernantes del
mundo deberían tener la obligación de visitar el lugar. Hiroshima, desde
el horror de la guerra y desde el dolor de su gente, nos transmite un gran
mensaje de paz. Y el Uruguay agradece que usted nos permita, con este
regalo que va a estar aquí permanentemente incorporado a esta casa que es
la casa del pueblo del Uruguay, que en el presente este sentimiento que
todos vivimos y trajimos con nosotros cuando estuvimos allí, en el lugar
mismo, en donde cayó esa bomba nuclear tan terrible, tan destructora, no
solamente de aquellos que en ese momento estaban allí. Tan destructora de
un mundo, porque esa bomba nos informó que sí, que realmente somos
capaces de destruir el mundo en el cual vivimos. Y, por tanto, este es un
mensaje, es un mensaje de paz, es un mensaje para que los seres humanos
arriba de este planeta, mujeres y hombres, demos el valor que la vida debe
de tener y el valor que la paz simboliza en la existencia de todos
nosotros arriba de este mundo común, de este planeta que es un mundo
común, que todos debemos aprender a cuidar, aprender a proteger, aprender
a preservar y aprender a transformarlo en un mundo de entendimiento entre
todos nosotros. Muchísimas gracias, sea bienvenido. Muchas gracias.
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