21/08/02

DISERTACIÓN DEL PRESIDENTE DE BRASIL EN EL ALMUERZO DE ADM

 

FERNANDO HENRIQUE CARDOSO: Mi querido amigo el Presidente don Jorge Batlle; la señora Mercedes de Batlle; el aquí presidente Jorge Abuchalja, el presidente de esta asociación; señora de Abuchalja; señores ministros que aquí se encuentran; el señor vicepresidente de Brasil, don Marco Maciel y su señora; cancilleres; en fin, amigos y amigas que aquí se encuentran.

Yo quisiera antes que todo expresar en público mi reconocimiento a la dirección de esta Asociación, que me invita una vez más a este encuentro. Y también, las palabras tan generosas de vuestro Presidente. Y quiero decirles que me complace mucho volver acá, desde que estuve la última vez como presidente en el 97. Y como ya se lo ha dicho acá, desde entonces mucho ha cambiado el mundo, y también la coyuntura en  nuestra región.

La verdad que hemos tenido que hacer frente a muchas, muchas crisis, y a sucesivas dificultades en el plano económico. Yo creo que algunas de esas crisis son resultados típicos de lo que pasa en países en desarrollo, como Brasil y Uruguay. Pero otras no. Otras son imperfecciones y son distorsiones que existen, que existían y desgraciadamente seguirán existiendo por algún tiempo en la economía global. Si me permiten, desde que yo estuve acá, y ya había enfrentado una primera crisis en el año 95, que fue la llamada tequila, fue la crisis en México, que empezó el 20 de diciembre del 94 y que duró algún tiempo, yo creo que ya asumimos más cuatro o cinco crisis. Esto lo podremos discutir un poco mejor. ¿Qué es lo que significa la palabra crisis en este contexto? La verdad que en 97 nos confrontamos con la crisis de Asia, que brotó en algunos de los países llamados entonces tigres asiáticos y que perturbó el conjunto del sistema financiero internacional ya alcanzado. 

Luego, en el 98, otra vez. Fue la llamada crisis de Rusia. A mí me tocó en aquel entonces ser candidato a la reelección y no fue fácil decirle al pueblo de mi país, lo dije yo antes de las elecciones, que las circunstancias nos llevarían a  buscar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, porque ya no tendríamos más condiciones de -con nuestras solas fuerzas- confrontarnos con la coyuntura que se formaba después de la crisis de Rusia. 

El año 2000, fue calmo, me sorprendió. Yo tuve dos años calmos en esos ocho años de gobierno: el 96 y el año 2000. Si ustedes miran qué pasó con el crecimiento de la economía brasileña, van a ver que en esos dos años el crecimiento quedó en 4.5 y 5% del PIB. Luego, en el 99, nos tocó a nosotros mismos estar en el epicentro de la crisis: tuvimos que devaluar. El 2000, como les dije, fue más calmo; en 99, tuvimos que hacer frente a nuestras dificultades, que han alcanzado los países de la región; 2000 fue más calmo; 2001, varias crisis, la cuestión en Estados Unidos, del 11 de septiembre, más tarde, otra crisis. De por medio, Argentina, en fin, parece ser que lo normal es la crisis.

Yo me acuerdo de un presidente de un país amigo que en alguna vez me preguntó, su señora me preguntó: Presidente, ¿es siempre así?. No, no siempre, pero casi siempre. Entonces, yo creo que ahora otra vez nosotros estamos tratando de adoptar medidas para adaptarnos a un escenario que en la jerga de los economistas se llamaría de “una mayor aversión al riesgo”. De eso se trata. Pero, ¿porqué hay esa mayor aversión al riesgo?. El caso es que yo no voy a hacer aquí ningún análisis más en profundidad sobre el tema, que es un tema muy complejo. Pero la verdad, es que las cosas han empeorado, en el sentido que no solamente se trata de crisis como la de Rusia, como la de Brasil, como la de Asia, donde el epicentro de la turbulencia estuvo en la periferia del sistema internacional, sino que de esta vez tenemos realmente en el centro mismo del sistema, después del 11 de setiembre, una situación de incertidumbre que se ha agravado bastante con  lo que pasó con los últimos, en fin, ocurrencias con las grandes corporaciones internacionales. Escándalos financieros, escándalos corporativos, todo esto llevó a crear una coyuntura de gran sensibilidad que se ha agregado a la parte de seguridad como consecuencia del atentado terrorista del 11 de setiembre. La verdad es que nos ha afectado a todos, y afecta directamente como sabemos todos ahora que Argentina, Uruguay, Brasil y yo diría que casi todo el conjunto de la región. Y nosotros tuvimos que buscar en ese escenario difícil las formas para superarlos.

En Brasil como todo sabemos la volatilidad económica internacional se hace más difícil porque tenemos también un momento preelectoral. Ahora, cuando yo hablo de volatilidad estoy hablando de algo que parece ser todavía algo muy superficial. Yo francamente, a mí me sorprende la miopía que hay en los mercados financieros y la disconformidad que hay entre los avances de la realidad económica y su percepción. Tomemos el caso de Brasil. ¿Ahora qué hacemos? Una serie de hechos que normalmente serían no de crisis sino que exaltan toda una generación, después del año 95, yo creo 96, por primera vez la PETROBRAS encuentra un nuevo campo de petróleo. La semana pasada 600 millones de barriles de petróleo, es lo que se supone -quizás más- esto debe significar una señalización muy positiva para los mercados. Yo creo que nadie se dio cuenta, y yo he insistido, hablé varias veces de eso. Nadie se dio cuenta. 

Luego anuncio de que dos industrias brasileñas, en el sector del acero, se han lanzado al mercado internacional. Una buscando fusionarse con las industrias de Inglaterra y Holanda, en condiciones que la industria mayoritaria es la brasileña, la Compañía Siderúrgica Nacional. También se ha anunciado eso. Enseguida un nuevo grupo importante, hace una asociación con los canadienses y se vuelven la tercera más grande productora de acero en Estados Unidos. Todavía que el grupo (...) produce, va a producir, con esa producción seis o siete millones de toneladas de acero. Esas noticias me parecen positivas. 

Luego surgió la noticia, también positiva, que la cosecha este año en Brasil va a quizás sobrepasar 100 millones de toneladas de grano, por primera vez en la historia. Yo lo repito siempre para que tengan alguna leve proporción. Al comienzo de la década de los 90, la producción era de alrededor de 55, 56 millones de toneladas. O sea, casi doblamos la producción de granos en el país, soja, maíz, (..) y esto ha sido una expansión muy fuerte del área plantada. O sea productividad, también esa noticia salió recién. Luego durante algún tiempo se había criticado mucho con alguna razón que había un problema en Brasil, sería el hecho de que no estaba siendo capaz de generar superávit en nuestro comercio exterior. 

Bueno, el año pasado logramos 2.4 mil millones. Este año, en lo que va del año, ya llegamos a 4.6 mil millones. Se supone que antes de fines de año van a llegar a seis mil millones, cinco o seis mil millones de dólares, de superávit comercial, y eso que seguimos manteniendo comercio con Argentina, de este modo con Argentina el déficit va a ser entre dos mil y seis mil millones o sea en condiciones normales, hubiera sido posible quizás, aumentar ese superávit. Y, sin embargo, ¿qué pasó con todo eso? Con todo eso el riesgo país ha aumentado y una u otra agencia de calificación, pues demuestra que no, no, hay que aumentar no se cuánto, sobrepasamos dos mil puntos y llegamos un momento que corría más riesgo en Brasil que en algunos países de África. ¿Es posible eso? ¿Quiere decir, tiene razón esto?, ¿Guarda alguna relación con la realidad la formación de expectativas de esa manera? Si guarda, yo creo que yo perdí la razón, porque realmente no la veo.  (Aplausos).

Yo creo que en verdad debemos mirar con más atención, no solamente lo que pasa en la economía real, sino la conexión que hay entre esa economía real y el modo como esa economía es percibida en función de no solamente de las agencias de valoración de riesgo, sino de las percepciones llamadas de mercado. Yo creo que. por eso mismo nos corresponde a nosotros, que tenemos un liderazgo político una actitud responsable, de serenidad, para comprender mejor estas turbulencias de corto plazo y también las maniobras, ¿Acaso existentes de especulación? Sin perder el rumbo del país. Creo que esa es la dificultad más grande en estos momentos.

No podemos nosotros también, creer en la ilusión, o sea, de que estamos en crisis perpetua. Lo que de hecho se trata  es de una crisis un tanto específica. Estamos acostumbrados a una economía local y una economía internacional, con que el fenómeno de crisis de la que la del veintinueve fue la más, en fin, la más notable de todas. Pero no fue la única, aún después de la guerra tuvimos crisis Normalmente esas crisis han sido consecuencia de un desequilibrio entre la entre la producción y el consumo. A veces por la cuestión de renta,  por la cuestión de la realización del capital, por lo que sea,  pero tenía algo que ver con la economía real. Ahora estamos dándonos cuenta de que este fenómeno es algo distinto. Yo no puedo decir que un país que tiene  -con los datos que yo les di ahora, sobre Brasil- que la economía está en crisis. La percepción de la economía sí está en crisis, y la gente cree que está en crisis. Aún los temas más delicados, por ejemplo el del desempleo, que es un tema difícil, porque en la economía contemporánea el crecimiento no genera necesariamente empleos. La tasa de desempleo del país está alrededor del 7%. Es malo, porque históricamente estamos entre 4 y 5. En la campaña electoral, para hacernos críticas, multiplican ese, no 7, pero ponen más y dice que hay no sé cuántos miles y millones de desempleados. Bueno, normalmente estamos entre 4 y 5, la diferencia es 2, 2 puntos a más. Es malo, mejor que no hubiera ningún desempleo, pero no hubo ningún crecimiento exponencial, ni siquiera del desempleo. Bueno, entonces, hay otra cosa que con la cual nosotros estamos tratando de confrontar, más complicada de lo que había sido hasta el momento y de todo lo que la teoría económica explicaba. No se trata propiamente de una crisis como consecuencia de un desequilibrio entre la demanda y la oferta. No se trata de un problema de que el consumo, por la falta de renta, no es capaz de solventar la producción.

Se trata de que los mecanismos de financiación, que se han vuelto recientemente internacionales, con una percepción, a menudo equivocada, de nuestra situación real anticipan dificultades y frenan la continuidad del proceso de financiación. Los giros de alguna manera disminuyen, y entonces lo que pasa es que se induce a una crisis. Yo nunca he visto, yo creo que rara vez en la historia, lo que está pasando con algunos de nuestros países, donde empiezan a hablar de no pagos y de moratorias cuando nadie en el país pensó en eso y cuando la situación efectiva no lleva a eso. Por ejemplo: en el caso de Brasil tenemos hoy en nuestras reservas, antes del Fondo, de 38 mil millones de dólares. Si se quiere un concepto más riguroso de reservas, las reservas líquidas, o sea parte de los préstamo que están ahí; son 23 mil millones de dólares. Muy bien, la deuda pública, la deuda estatal, o sea municipios y estados de la unión nacional, la deuda externa es de 92 mil millones de dólares; era el 31 de diciembre del año 94, 94 mil millones, o sea disminuyó. Pero eso no es lo más importante, lo más importante es cuánto se tiene que pagar. Esta deuda está negociada, la deuda pública: tiene plazos, tiene plazos de intereses límites, etcétera. 

Este año, el Banco Central de Brasil ha emitido títulos, bonos, etcétera; en un valor superior al que tiene que pagar, este semestre tendremos que pagar 1,2 mil millones y ya captamos cuatro o cinco mil millones por todo el año, o sea no hay problema. El sector privado si, de alguna manera, no hay ninguna refinanciación tiene que pagar 7 mil millones, y tenemos reservas líquidas 23 mil millones ¿Entonces, de dónde viene la angustia? ¿De dónde sale la idea de que habrá ahí una situación que no va a permitir el pago?. De la cabeza de las personas. De la imaginación de las personas. Para poner en términos más elegantes: de las expectativas. Pero,¿basados en qué? ¿basados en qué? Luego, se auto cumplen. Porque si no hay la refinanciación, entonces sí, algunas influencias empiezan a tener problemas. Claro está que en el caso nuestro el Banco Central tiene recursos entonces podrá financiar la exportación de corto plazo, líneas de financiación de cortísimo plazo para la exportación.

Nunca hubo ni en los momentos más difíciles de Brasil, ni cuando la moratoria del año 86, 87; ni en aquel entonces, hubo frenaje de las líneas de corto plazo, ahora si hubo, no total, pero hubo. ¿Por qué? Ah! Porque hubo la expectativa de que no se sabe, por qué habrá dificultades. Y entonces, como no se puede más mirar la cuestión de un ángulo objetivo, ¿Económico? Usted dice “ah! bueno, es que habrá elecciones”. Y quien sabe si el nuevo presidente va a honrar los compromisos del gobierno actual.

Bueno, ustedes pueden escuchar en los últimos días las declaraciones reiteradas de todos los candidatos, no sólo de mi Partido, de que sí, que van a honrar los compromisos. ¿Por qué? Porque hoy día no hay más margen de maniobras para cualquier otra cosa si no de tener credibilidad. Y la credibilidad requiere que los compromisos sean honrados. Tampoco hay margen de maniobra para aflojar la política monetaria, porque el mismo pueblo no acepta más la inflación como solución para las dificultades monetarias. El mismo pueblo no aceptaría. Entonces hay que pedir metas de control de la inflación y seguramente, en el caso nuestro, lo que se firmó ahora o se va a firmar en breve con el Fondo Monetario involucra una restricción, que exista un superávit primario en el presupuesto de 3.75, ocurre que ya fue votado hace meses en el Parlamento. No es una imposición de afuera, es una decisión de adentro, por la sencilla razón de que no se pone una traba al endeudamiento creciente ahí sí se llegaría a una situación de insolvencia y eso el Congreso no lo quiere. Ya votó. O sea no se ve ninguna razón para que no se pueda buscar una situación de equilibrio.

Más todavía, con todas esas dificultades, cuando se mira la economía real y no la expectativa que se pone, como yo dije no sé de dónde; lo que pasa es que hubo progresos en esta región, yo voy a limitarme al caso de Brasil.

Nosotros a partir del año 93 hasta el 2001 cuando se hace la acumulación de los términos de crecimiento en PIB, de Producto Interno Bruto, yo mismo me sorprendí con el dato, fue 31%. O sea, después del Plan Real la economía real de Brasil creció el 31%. Bueno, ojalá fuera el doble, el 100%. Pero no se puede decir que una economía que creció al 30% en 8 años, sea una economía que esté en malas condiciones en economía real; y cuyo endeudamiento no es el endeudamiento, yo tenía el dato aquí de lo que se debe hacer de giro para este año, no es un endeudamiento que arroje una economía con tanta pujanza como tiene la economía brasileña.

En verdad, la tasa de crecimiento de estos años fue, más o menos, por alrededor de 3% al año. Si se compara con los años anteriores al 93, tuvimos en los últimos 5 años crecimientos negativos de la economía, en los 12 años anteriores al 93 tuvimos cinco años con crecimiento negativo. Después del Plan Real en razón de la estabilidad no llegamos a alcanzar la tasa de crecimiento que nos gustaría, pero si fue positivo el promedio de 3%, y resultó un crecimiento efectivo del 30%. ¿Y cómo se ha logrado, eso? Básicamente, por la manera más sana posible: o sea, aumento de la productividad. O hay aumento de la productividad o no hay crecimiento real. No hay fórmula mágica; y el aumento de productividad significa: inversión, educación, tecnología.

Entonces, si yo digo, que hubo un crecimiento, que no nos gustó, porque fue pequeño, del 30% con el Plan Real, de todas maneras estoy diciendo que hubo inversión, mejoró la educación y hubo incremento tecnológico para que se permitiera esa transformación.

Yo diría que si se mira con menos prejuicio lo que ha pasado en nuestros países en estos últimos años, usted va a ver que hubo una especie de revolución que yo prefiero llamarla, “revolución laboriosa” para no hablar de silenciosa, que tiene un contenido conservador. Una revolución laboriosa porque hubo un aumento muy fuerte en la productividad, cuando se mira, por ejemplo ciertas cuestiones sobre el certificado ISO9000. Bueno, yo desearía dar el monto, la información sobre cuántas, cuántas empresas brasileñas logran ese ISO9000, porque se hace la comparación que yo no quiero hacer, con otros países. Pero es muy fuerte la obtención del certificado de ISO9000, lo cual significa aumento de productividad, una buena gestión. Y cuando se toma el ISO14000, que hace también referencia al medio ambiente, también. O sea, es muy fuerte el cambio cualitativo de la producción. 

Lo que está pasando en algunos de nuestros países, no es solamente que siguieron creciendo las economías, en una tasa menor de lo que nos gustaría, pero sí significativa, sino que el modo de producir ha cambiado agregando más valor a la producción. Y cómo hubo recientemente una inserción en el mercado internacional y cómo un país como Brasil exporta más o menos un 60% de sus exportaciones con productos manufacturados. Para exportar hoy día, se requiere calidad, calidad global. Entonces, no solamente se producen más autos, sino otros autos y en el caso de la industria automotriz es muy claro. La capacidad instalada en el país hoy día es más o menos tres millones de autos y camiones al año, tres millones. Eso significa quizás el doble de lo que era en el 93. En el 93 teníamos algunas fábricas en Sao Paulo y una en Minas. Hoy tenemos muchas más en Sao Paulo, más en Minas, tenemos en Río, en Paraná, en Río Grande del Sur, en Goias, en Bahía, o sea, la industria a aumentado mucho y produce autos que son exportables. Algunos están realmente en la vanguardia, que son fábricas más modernas, más recientes y son por consecuencia fábricas de primera categoría.

Lo mismo cuando se mira cualquier otro indicador relativo al crecimiento de la economía real. Los teléfonos, en la conexión de la telefonía, otra vez se produce una transformación radical, el número de personas que tuvieron acceso al teléfono pasa de 14 millones de líneas en el 95 a 48 millones; de 14 a 48. ¿De cuándo? Del año 95 al año 2001. Y eso sin hablar de los teléfonos celulares, que crecieron de 1,4 millones a 30 millones. ¿Se puede hablar de una economía estacionada, cuando hay una expansión de las comunicaciones telefónicas con esa velocidad, en un sector que hemos privatizado y que requiere de inversiones brutales? Del año 95 hasta la fecha Brasil recibió 150 mil millones de dólares de inversión productiva directa del exterior, 150 mil millones.

Bueno, este mismo mercado que apuesta a una economía real porque ponen plata ¿Por qué tendrían que dudar? Si uno mira del ángulo financiero de la capacidad del país de seguir adelante. Hay ahí un problema, perdonen la expresión académica, de disonancia cognitiva, creo que así se llama ¿No es así profesor? Disonancia cognitiva, o sea, la gente no percibe lo que está pasando. Los datos son esos de la historia. Tuvimos una crisis de energía, yo no se exactamente pero, o ya terminamos la construcción, o estamos por terminar de más de 20 hidroeléctricas, más de 20. Hemos agregado al sector de la energía no se cuántos miles, millones de megavatios, miles de megavatios, megavatios son miles. Bueno, además también cambiamos la matriz energética, porque agregamos el gas que no teníamos, incluso una nuclear que no teníamos, una más. O sea, hubo una expansión fuerte de estos sectores.

 Cuando se mira el otro sector , el petrolero pasamos de 700 mil barriles al día a un millón y medio y estoy dando datos realmente conservadores, un millón y medio, en pocos años más vamos a exportar más que importar en el sector del petróleo. O sea, que se ha doblado, más que se ha doblado la producción en ocho años, en siete años. Esos son datos que son fáciles de comprobar.

Entonces, lo que yo estoy insistiendo es en el hecho de que hay efectivamente un desfasaje entre lo que pasa y el modo como se informa o se percibe lo que esta pasando, y eso es grave porque frente a esas interpretaciones de expectativas, principalmente cuando las expectativas se lanzan sobre un futuro que no se puede afianzar. ¿En un país democrático, cuál va a ser? Se pone ahí un obstáculo, que es un obstáculo difícil, depende del manejo del gobierno, de la economía sobrepasarlo, porque es un obstáculo que depende de percepciones, y de percepciones políticas también, la única argumentación que tenemos no importa, ver quién gane porque vamos a seguir ese rumbo. Es porque la sociedad dispone de instituciones fuertes. 

Ahora le cito un caso en el Uruguay. En Uruguay recién, yo creo, que ustedes han dado una demostración, como nosotros dimos en el caso de energía, de la insistencia de una ciudadanía y de instituciones políticas capaces de entender un momento de crisis. Y la reacción de los ahorristas de Uruguay, frente a las dificultades de los bancos, fue notable porque no fue de pánico fue de comprensión del proceso. ¿Por qué? Porque Uruguay tiene instituciones fuertes, instituciones fuertes y creencias políticas importantes, valorativas. Aquí los blancos fueron capaces en el momento oportuno de entender la importancia de una vinculación con aquella gente que habían combatido secularmente, para garantizar la gobernabilidad. Y la oposición que esté afuera de este juego de Blancos y Colorados no ha hecho una presión en momentos de dificultad. Pueden haber votado algo –yo no sé; no estoy al tanto- pero no sobrepasó los límites de la comprensión del interés nacional. ¿Por qué? Porque hay ciudadanía en Uruguay, hay democracia en Uruguay. ¿Entonces, por qué dudar de la capacidad de nuestros pueblos? ¿por qué dudar de la capacidad de nuestros pueblos, frente a desafíos de la naturaleza que yo he descrito aquí, una reacción razonable?. ¿Por qué creer que en lo que hace esos cálculos de riesgo que son los que tienen la razón frente a toda la incompatibilidad entre sus proyecciones y lo que pasa en la realidad? No puedo aceptar el argumento de que por expresiones políticas no se puede más financiar estos países. Son países que ya han demostrado su madurez democrática y que han sido capaces de, frente a cualquier dificultad, buscar fórmulas de que se siga adelante porque hay un pensamiento más de cohesión que es más fuerte que todo.

Bueno, yo no quisiera extenderme demasiado en estas cuestiones, solamente insistiendo en el hecho de que nosotros, como líderes políticos, no debemos perder el rumbo porque sabemos que la situación es manejable y porque estamos viviendo en sociedades que son democráticas. Yo siempre hago hincapié en la importancia de la democracia en estos momentos porque entonces sí se puede, con legitimidad, pedir un duro sacrificio al pueblo, como yo lo hice con la cuestión energética en el Brasil. Y el pueblo responde. Si es así, con más fuerte razón nosotros como líderes políticos tenemos que confiar en nuestra capacidad de llevar adelante nuestros grandes proyectos regionales.  Es por eso que vine a Uruguay, insistí tantas veces ayer aquí en Uruguay mi confianza en el MERCOSUR. Puede parecer otra vez algo de disonancia cognitiva en este momento de afianzar el MERCOSUR. Pero es en estos momentos que tenemos que ver, tener la claridad, la visión, la perseverancia, el coraje, la energía para seguir adelante con aquel que sea de interés más amplio de nuestras sociedades.

Claro que nos costó mucho llegar hasta donde hemos llegado con el MERCOSUR. Hubiera sido posible mejorar mucho principalmente en la cuestión institucional, la cuestión del MERCOSUR. Pero es indudable que de todas maneras, pase lo que pase vamos a seguir siendo vecinos; pase lo que pase vamos a seguir teniendo nuestros contactos comerciales próximos, los cuales no pueden ser excluyentes de los contactos con los Estados Unidos, con NAFTA, con la Unión Europea , con lo que sea: no es para aislarnos pero hay que dar una atención muy especial a los intereses que son los de nuestras cercanías geográficas. Así que yo sigo creyendo que es muy importante llevar adelante este programa del MERCOSUR y yo creo que Brasil, como el país en lo económico más fuerte que los demás, tiene la obligación yo hasta diría moral de hacer que el MERCOSUR sea realmente percibido pero en realidad sea un proceso beneficioso para todos. Hay que distribuir la producción en términos de cadenas de producción que se desdoblen en el espacio geográfico de todos los países que componen el MERCOSUR.  (Aplausos) No nos basta decir como yo dije aquí que Brasil recibió en los últimos siete años 150 mil millones de dólares. No es suficiente esto si es que no viene junto con el hecho de que los demás países del MERCOSUR también están siendo beneficiados por inversiones. No nos basta decir que la economía brasileña pudo crecer – quizás debió de crecer más- pero pudo crecer si los países vecinos no han sido capaces de crecer más. Tenemos que de alguna manera encadenar los procesos de crecimiento de modo tal que a través de los foros de competitividad podamos llegar a la definición de cadenas productivas intercruzadas en todos los países de nuestra región.

Yo creo que eso aumentará las economías de escala, va a incrementar la productividad y va a mejorar la solución del conjunto de esas empresas que están en esta área. Yo quisiera aprovechar, para anunciar que mi gobierno va a enviar a la brevedad un proyecto de ley al Congreso Nacional, por el cual, va a extender a los países del MERCOSUR, la llamada cláusula tax sparing, que eso significa que nosotros vamos hacer que se evite la doble tasación de los que hacen inversión en los países del MERCOSUR. De igual manera, nosotros ya tenemos en el acuerdo bilateral con Paraguay, un arreglo que permite a las empresas que -ahora se va a generalizar-, que hayan inversiones en el MERCOSUR, tengan deducción de impuestos a la renta. O sea, vamos a dar un incentivo para que las empresas brasileñas puedan efectivamente invertir. ( Aplausos) 

Y eso, repito, no se hace en aras de quien, es una ventaja para los empresarios brasileños, una ventaja para todos, es una ventaja para todos, que permite efectivamente que sus cadenas todas puedan intercruzarse. Y más, el Banco Nacional de Desarrollo Económico, tendrá que financiar las inversiones de afuera y de Brasil también, no tiene sentido que un país como Brasil no disponga de instrumentos de financiación, que puedan ayudar al proceso de expansión en esas empresas, y al proceso que es tan importante como la expansión de integración. O sea, financiar también los acuerdos que se hagan, que involucren empresas de otros países y la asociación con las empresas brasileñas. 

Yo creo, que con medidas de esta naturaleza que en los momentos de crisis debemos de tomar, crisis de percepción, crisis financiera, lo que sea tenemos que demostrar que nosotros en la práctica estamos tratando de forzar los mecanismos de crecimiento integral. Dimos un paso adelante en Buenos Aires, en el sistema de Solución de Controversias y la Concesión del Tribunal Permanente de Revisión, yo creo que eso es muy importante. Creo que hay que avanzar más en la Secretaría Administrativa del MERCOSUR que está acá, yo creo que la Secretaría Técnica del MERCOSUR tiene que ser de a poco, transformarse progresivamente como hay en Europa, que hay un Consejo en el cual efectivamente las decisiones puedan ser tomadas, eso implica e involucra necesariamente algún tipo de limitación de soberanía, pero no puede haber integración y simultáneamente se da la imposición de la soberanía sobre los demás. 

Eso no sería justo, y la relación de Brasil con sus países vecinos, es una relación que no puede basarse en ese tipo de acción, tiene que basarse en un principio valorativo de  justicia. Sobre eso he mencionado la gestión del Barón de Río Branco en la discusión sobre la Laguna Merín, en que el principio realmente nos ha orientado, no fue el principio, si a la fuerza, no fue que quiera buscar antecedentes históricos, suelo decir que hay un principio de justicia y lleva a que los vecinos, si quieren ser buenos vecinos, tiene que efectivamente organizarse no en función de su poderío relativo, sino que en función de sus objetivos comunes. Yo creo, que con ese espíritu que nosotros tenemos que continuar siguiendo adelante en la atención del MERCOSUR. (Aplausos)

Y quería decirles, quería decirles, que esta visión que yo tengo que esta anclada en una comunidad de intereses, pero también de valores, que es lo que nos permite vislumbrar el futuro con optimismo en lo que hace a la cooperación y a la integración. Ahora no quiero dejar una visión equivocada, no nos basta el MERCOSUR, no nos basta el MERCOSUR. Nosotros tenemos que buscar una relación más abierta con el mundo. No podemos encerrarnos frente a un mundo que si no se está abriendo, se debería estar abriendo. ALCA tiene que ser discutido por nosotros por necesidad de acercar mercados. En ALCA no se pueden discutir para nada, soberanías. La soberanía, lo dije ayer, lo repito  acá, no se discute, se ejerce. Se ejerce la soberanía, no se discute. Es inaceptable discutir la soberanía. Lo que se quiere es una relación de igualdad. Si aquí, cuando me referí al MERCOSUR, como Brasil que sale con rienda fuerte, yo hice referencia a los valores de justicia progresivos y comunes, en el caso de ALCA es al revés. Porque los más fuertes no somos nosotros. Entonces ahí el hincapié ha de ser que ellos hagan  justicia a nosotros, y  no nosotros a ellos. (aplausos) Y más, que los intereses nuestros no son negociables. Los intereses nuestros no son negociables. O hay reciprocidad o no hay negocio posible. Queremos sí mercados, pero queremos reciprocidad.

En el pasado, el libre cambio nos venía de afuera y era un libre cambio que interesaba sólo a los que producían. Hoy día es distinto. Hoy día nosotros también competimos. También somos competitivos. Brasil es competitivo en sectores industriales importantes. Uruguay, también. Argentina, también. Los sectores agrícolas, ni hablar. Por consecuencia, hoy día, nosotros lo que  deseamos no es lo que antes del siglo XIX nos pedían a nosotros. No estamos pidiendo en el siglo XXI a los más poderosos lo que ellos nos pedían en el pasado. Pedimos otra cosa. Similitud. Pedimos que haya no asimetrías. Sino simetrías. No queremos dejar de darles lo que nos dan. Pero no les deberemos nada si no nos dan. (aplausos). 

Y esos no son palabras que tengamos que decir con un tono de agresividad. Yo dije eso y mucho más que eso en la reunión de Québec. Don Jorge Batlle estuvo ahí. Asistió. También él dijo lo mismo allá. Con mucha fuerza, con mucha sinceridad. No hay por qué no decirlo con claridad. Porque nosotros creemos que esto es lo que debe ser. No estoy hablando de un punto de vista ideológico. Estoy hablando a partir de que no queremos ser víctimas de conceptos a priori. Nosotros vamos a participar, sí, de negociaciones con buena fe, pero queremos reciprocidad también en la buena fe.

Y lo que yo digo sobre el ALCA vale para otras, porque en materia de interés de comercio, no hay distinción. Cada cual tiene su interés. No hay buenos y malos. Hay realmente intereses que tienen que ser compatibilizados. Si son compatibilizados, es muy buena cosa. Si no son compatibilizados, no hay acuerdos.

Creo yo que esta visión, que no es ninguna novedad, es una visión que hemos repetido tantas veces sobre una cuestión de Brasil, nos muestra con claridad cuál es el momento que estamos atravesando, cuáles son los valores a los cuales nos juntamos. El Presidente Batlle a menudo dice que quiere comercio, no ayuda. “Trade, not aid”. Y es verdad. Queremos “trade”. Queremos “trade” y queremos financiación. Queremos oportunidades. Y tenemos condiciones para avanzar si nos dan esas oportunidades.

Hemos hecho algunos progresos. Aquí están algunos de los que han negociado en Doha. En Doha se logró lo que parecía imposible lograrse. Hicimos progresos en la negociación en Doha.

Los americanos recién hacen una propuesta a la Unión Europea que también conlleva ciertos avances. Hicimos algún avance en la negociación ultima en Río de Janeiro con la Unión Europea, en lo que hace a  los textiles.

O sea, no hay que tener una visión catastrofista sobre las situaciones. Hay que tener una visión realista pero no catastrofista. Y yo creo que, por todo lo que yo dije, y por todo lo que se siente en el Uruguay, y por la misma experiencia tan dura por la cual está pasando el Uruguay, y por la capacidad que tiene este país,  pese a todas las dificultades, de mantenerse firme en sus objetivos yo estoy seguro de que nosotros seremos capaces de a poco, en cierto. Yo creo que, y con esto quiero terminar. Eso nos hace también mantener nuestros objetivos más amplios en lo que hace a las relaciones globales. 

El mundo no puede seguir más sin una profunda reorganización de ciertas instituciones internacionales. No puede. No puede porque el mercado financiero, básicamente, y la globalización de las comunicaciones, de alguna manera hicieron que se quedaran cortas las instituciones. Ni siquiera el Fondo Monetario tiene hoy la fuerza que tuvo, porque los mercados crecieron mucho y cuando el Fondo acuerda un préstamo, como hizo ahora a Brasil y a Uruguay, él mismo se pregunta: “Y el mercado, ¿cómo va a reaccionar?” , porque sabe que hay factores que van más allá de su capacidad de acción. Pero eso no puede seguir para siempre así. No me refiero al Fondo, sino al conjunto de las instituciones internacionales. Si empecé mostrándoles con sencillez algunos números que demuestran que la percepción se ha separado de la realidad, no es posible que se crea que la  razón o la razonabilidad toda está anclada en el mercado.

Me refiero a lo que dice el  señor Greenspan, jerarca norteamericano, que ha hablado de “la exuberancia irracional de los mercados”. Ahora que se hace posible hablar del “pesimismo irracional” de los mercados, el mundo no puede variar entre bivalencias irracionales y pesimismos irracionales. Algún factor de racionalidad tiene que contrarrestar esas tendencias y, por increíble que pueda parecer, ahora es el factor político el que puede parecer el factor de la razón.

Nos habíamos acostumbrado a la idea de que los mercados son racionales y la política era irracional. Quizás ha llegado el momento para mostrar que, sin política, los mercados también se vuelven irracionales y que la política buena es la de la razón. (Aplausos)

Por eso termino pidiéndole específicamente al Presidente Batlle, que es una persona que ha mostrado valor frente a las dificultades, que nosotros todos no nos desanimemos. No vamos a dejar que la irracionalidad domine nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos deberán seguir anclados en la buena razón. Desgraciadamente no tenía razón Descartes,  quien decía  que le bon sens est la chose la meilleure partageé au monde. Quería decir que el buen sentido era lo mejor distribuido en el mundo. No lo es, pero creo que una buena dosis de sentido común tenemos nosotros acá en el Cono Sur de América del Sur. Pongamos  ese sentido común nuestro para rehacer nuestra creencia en el progreso y en una situación mejor para nuestras economías, pero principalmente para nuestros pueblos. Muchas gracias.  (Aplausos)

PREGUNTA: Mi saludo al señor presidente del Brasil, mi saludo al señor presidente del Uruguay y a todos los presentes. Usted recién hablaba de la percepción decía que la percepción es una de las explicaciones de la crisis, que se ha depositado sobre nuestra región. Es un difícil rival la percepción ¿no? Es como luchar contra un fantasma. Los calificadores internacionales que no distinguen entre fantasmas y realidades dicen que tres países del MERCOSUR están entre los cinco países con mayor riesgo país del mundo. ¿Cómo entonces, diferenciamos la percepción de la realidad para mostrar que es artificial precisamente lo que otros creen estar viendo?

PRESIDENTE CARDOSO: Si fuera para contestar en broma entonces yo le diría:  entonces, el mundo no corre ningún riesgo. (risas). Pero, en verdad no es así. No es que sea pura percepción, hay insólitos algunos de nuestros países tienen rasgos que no son los mejores. Algunos ya han entrado en moratoria. Mire en el pasado, entonces hay alguna base conflictiva, no es pura percepción. Yo me refiero a la coyuntura, muy momentánea, donde parece ser que la percepción sobre paso todo. Ya hay un fenómeno un tanto psicológico. No sé cómo calificarlo. Yo soy medio sociólogo, no entiendo mucho de cuestiones subjetivas. Pero, la verdad es que hay “contagio” que llaman. Pero es verdad. Y de lejos se ve toda la región cuando un país sufra algo como si toda la región estuviera necesariamente en la misma situación. Por cierto, hay derecho contagio; por cierto hay trasmisión de problemas de un país al otro. Donde hace falta tener una distinción mejor es en ver cuáles son las diferencias. Porque además de algo que nos une, hay también diferencias que hace con la historia de cada país, con el modo con que maneja la crisis económica, etcétera.

Yo no creo que existan milagros; lo que hay que hacer es insistir en demostrar y tener cada vez más transparencia y hablar más, explicar más, para mostrar la incongruencia de las percepciones.

Es difícil, es duro, pero no hay otro camino. Hay que llamar a la gente, hacer “conference-faulse”, hay que darles informes y crear una actitud con esto como está; cuáles son los puntos débiles y cuáles son los puntos fuertes y cómo se pueden sobrepasar los puntos débiles. Es lo que estamos intentando todos.

Y yo creo - como dije - yo ya pasé por tantas turbulencias. La del 99, fue terrible, que yo estoy seguro de que seremos capaces de sobrepasar la turbulencia actual sin cambiar el rumbo y sin engañar. O sea, sí decir “bueno, esas percepciones son totalmente equivocadas”. Hay que decir “no, están equivocadas pero a tal punto”. Y sin embargo, ese punto yo lo he sobrepasado”. Creo que es por eso.

PREGUNTA: En medio de esa situación está - para los que deciden, para los que tienen responsabilidad de representación – las demandas del día a día.

PRESIDENTE CARDOSO: Sí.

PREGUNTA: Es decir, los problemas de la gente, de los empresarios, etcétera, etcétera,  de quienes componemos una sociedad. ¿Cómo se resiste frente a esas presiones marcando o señalando concretamente que buena parte de la crisis en realidad no es real, sino que es una percepción? Es decir, en lo inmediato, ¿verdad? Ya para nuestra gente.

PRESIDENTE CARDOSO: Sí, nuestra gente sufre las consecuencias reales de una percepción distorsionada. El empresario no tiene crédito con la situación, que queda perjudicado por la mala percepción. Entonces, ahí hay que hacer frente a una situación real. Hay que darles, hay que buscar crédito para ellos.

En el caso de esta hora, recién: el Banco Central, tomó la decisión que va, para solventar el problema del corto plazo, va a utilizar 2.000 millones de dólares para eso. Usando plata bancaria para prestarle a los empresarios. Y el Banco Nacional de Desarrollo, de igual modo, va a aplicar quizás más 1.000 millones de dólares de la misma manera. Pero los empresarios sí sufrieron consecuencias que no son subjetivas. Es real, faltó el crédito ¿eh?. Y simultáneamente, hay que estar mostrando al mundo que están equivocados, se equivocaron, y luego hay que repuntar la economía. Y con los recursos, entonces los socios que no quieren perder plata vuelven a tener plata, vuelven a sus préstamos. Pero hay que tener una acción muy pronta y muy continuada de los gobiernos. Esos no son momentos en los cuales yo le puedo decir a los empresarios: mire, está todo bien, es una percepción equivocada. No, no. Hay una percepción equivocada que transformó una situación que podía ser buena, en mala. Y yo estoy actuando en lo concreto para mejorar su situación. Hay que, mira, como si fuera en el sistema bancario: si vamos a un problema de iliquidez, el Banco Central, tiene que proveer la liquidez. El problema que tenemos nosotros, en este momento en que hay poca liquidez, la aversión al riesgo, es que no hay un banco central de los bancos centrales. Lo que más se acerca a eso es el Fondo Monetario. Aún así, el Fondo tiene límites, y no es capaz de pronto, solventar el problema de iliquidez, porque tiene otros mecanismos. Entonces yo creo que internamente, tenemos que tomar medidas que provean la liquidez al sistema, al sector productivo.

PREGUNTA: En un artículo reciente, el premio Nobel de Economía, ex funcionario del Banco Mundial, Stiglitz, tuvo elogios para Uruguay y tambien para Brasil. Incluso hay un artículo titulado “Aplausos para Brasil”. Pero de paso, le recordó, especialmente a Brasil en ese caso, que el Fondo Monetario Internacional no es la única opción. ¿Por qué ese descuerdo alrededor de este organismo, que ha ido creciendo, por lo menos en el debate, en los últimos tiempos?.

CARDOSO: Mirá, porque hubo críticas duras en cuanto al manejo del Fondo Monetario con la crisis asiática del 97. Yo creo que Stiglitz hizo todas esas críticas, que era economista senior del Banco Mundial, tuvo una posición muy crítica con la receta del Fondo en aquel entonces, con algunos países asiáticos. Pero después, el Fondo ha cambiado. A nosotros nos tocó un Fondo mucho más realista que el Fondo de antes. Cuando tuvimos que buscar al Fondo en el 99, ya lo encontramos con más capacidad de diálogo, y ahora mucho más, todavía. Es verdad que la economía brasileña es fuerte, y probablemente del modo como se ha hecho la relación del Fondo-una economía fuerte y del Fondo-una economía débil, cambia. Para el Fondo, la asfixia viene de malas recetas que algunos por aplicar mal las recetas del Fondo en la crisis  del 97. Principalmente en lo que hace a las exigencias monetaristas. Bien, en el acuerdo nuestro con el Fondo, no hay ninguna regla monetaria: no hay límites para la emisión de moneda. Nada, cero. Ellos han aceptado un acuerdo, sin que se tenga que restringir, si fuera necesario, la emisión de moneda. Lo único que hay, una referencia a la meta de inflación, con una faja arriba y abajo, nada más. Tampoco hay exigencias de aumento de la tasa de interés. No hay. Eso ha cambiado en el Fondo. Probablemente Stiglitz, cuando ahora hace, y  él hizo una referencia positiva en el caso de Brasil, él se dio cuenta que el mismo Fondo empieza a cambiar en esta dirección. Ahora otros, otras fuentes, bueno, no hay tantas. Cuando hay una apertura efectiva de finanzas en el plano internacional, ¿cuáles son las otras fuentes?. El Banco Mundial. El Banco Mundial, dispone para préstamos, menos que el Banco Nacional de Botafogo o que el Banco do Brasil. El BMDS tiene el paquete anual de préstamos más expresivo que los préstamos del Banco Mundial. El Banco Interamericano de Desarrollo, BID, tiene la mitad del BMDS. Y el BMDS no es el único banco en Brasil. Hay Banco del Nordeste, Banco del Amazonas, hay varios bancos oficiales, aparte del Banco de Brasil. Hay varios bancos que ayudan en el fomento y la financiación. Esa fuente es legítima. Pero cuando usted quiere dólar, no. O hay del Fondo, o del Banco Mundial. Y el Banco Mundial se ve muy pequeño frente al desafío del mundo. A eso hice yo referencia sobre la nueva arquitectura mundial: las instituciones internacionales, ya no, fueron pensadas hace 50 años. Y después de, no sólo de recursos monetarios, sino de recursos institucionales que son muy escasos frente a la rapidez de las demandas nuevas y al monto de recursos necesarios para hacerle frente a las turbulencias actuales.

PREGUNTA: Presidente, usted señalaba hace un ratito sobre la solidez del MERCOSUR. Si es tan fuerte el MERCOSUR, ¿por qué estamos tan débiles?

CARDOSO: Yo no hice referencia a la solidez del Mercosur, sino a la idea...

PREGUNTA: De la idea, del proyecto, eso es...

CARDOSO: Del proyecto. No, si fuera tan fuerte no tendríamos que estar así... Tendríamos también. Porque los problemas que nos agobian ahora no son en función de la escasez de trueque entre nosotros. Es mucho más grande, si bien básicamente es una situación financiera. Pero yo no sería realista si yo dijera que el Mercosur está fuerte. No, no está. Todos los países miembro tienen dificultades y el Mercosur sufre también por la defensa del conjunto hasta la manutención de objetivos de la integración y de mecanismos que llegan a la integración.

PERIODISTA: Presidente, paso ahora a hacerle preguntas que la audiencia le plantea. Le advierto que, si se las hiciera todas, no se va a las seis de la tarde.

CARDOSO: Bueno, quizás me voy a quedar por acá, quién sabe.

PERIODISTA: Sería bienvenido, sin duda. Una pregunta. El orden es arbitrario. El Banco do Brasil, el mayor banco de América Latina, abandonó la plaza financiera uruguaya en el año 2001. ¿Cómo es posible que el gobierno de Brasil deje de tener presencia financiera en esta plaza, cuando existen acuerdos para la integración macroeconómica? ¿Cree usted que debería reverse esta decisión?

CARDOSO: Mire, hasta donde yo sé, esa decisión tiene que ver con leyes laborales, no con una situación de interés gerencial de Brasil. Leyes laborales por exceso relativo al costo, relativo a los empleados del Banco do Brasil acá. Yo no puedo cambiar leyes laborales, ni las conozco aquí en Uruguay. No tiene que ver con una disminución del interés de Brasil hacia el Uruguay.

PREGUNTA: ¿Podría existir –pregunta alguien- alguna intención extrarregional de frenar el desarrollo del MERCOSUR?

CARDOSO: No lo creo. No soy adicto a imaginar conspiraciones. Yo creo que no es por ahí. Creo que incluso el propio Estados Unidos, el gobierno norteamericano tiene una comprensión  razonable del significado del Mercosur y sabe que el Mercosur no se hace en contra de una operación general del comercio sino que se hace en aras de un entrenamiento, si fuera posible por decirlo así,  para una negociación más provechosa. Pero yo no creo en una conspiración.

PREGUNTA: En la jornada de hoy se ha manifestado, por parte de uno de nuestros líderes políticos,  la posibilidad de buscar en su país posibilidades de financiamiento exterior para el Uruguay en lugar de buscarlo en ámbitos financieros tradicionales. ¿Qué opinión le merece esta idea?

CARDOSO: Bueno, yo mencioné ya que hay disposición, en Brasil, de hacer y diferenciar, inversiones productivas. Eso es una cosa distinta que una crisis de iliquidez. Entonces ahí usted no tiene para tanto. No tiene que golpear a las puertas del Fondo Monetario. ¡Ojalá fuera posible!

PREGUNTA: ¿Cuál debe ser la actitud de los empresarios para llevar adelante la crisis y proyectarse al mundo?

CARDOSO: Bueno, yo creo que deben hacer lo que ya están haciendo: creer en sí mismos. Y seguir trabajando, porque esa es la función del empresario. Ellos tienen que creer, hacer una fuerza, y esa fuerza tiene que ser en el crecimiento, y lo tiene que hacer en su país. Si el empresario tiene conciencia de eso, pero si el empresario no tuviera también un poco de sueños, de objetivos, no puede cambiar. Y no es solamente el empresario. En eso el empresario y el político son distintos, o los líderes de cualquier categoría, tienen capacidad de analizar la realidad, pero también de proyectar algo distinto a la realidad. Entonces, si no se proyecta algo mejor, no se gana. El empresario se tiene que proyectar siempre algo mejor. Yo creo que tenemos base para que nuestros empresarios continúen proyectando algo mejor.

PERIODISTA: A esto usted se refirió apenas llegó al Uruguay. Alguien pregunta: ante el panorama internacional y la crisis regional, ¿piensa que una moneda común, gaúcha o gaucha, o como se llame, nos puede fortalecer frente al Nafta y la Comunidad Europea? Ellos piensan que sí, y que Brasil puede, debe liderar esta idea.

CARDOSO: Mira, yo no puedo contestar de moneda gaucha, porque dicen que el mérito está en buscar un nuevo destino, y si yo hablo de moneda gaucha, me echo a la mitad de Brasil en contra. Pero yo creo que la idea de una moneda, es la expresión de la relación económica. O bien si tenemos que expresar, lo expresamos con la misma voz,  con una misma moneda, o entonces no funciona. Para que tengamos una relación económica y se emita una sola moneda, tiene que haber convergencia macroeconómica. Si no hay convergencia macroeconómica, si cada quien tiene una política distinta en lo que hace a la economía, no puede haber una moneda única. Al comienzo podría haber sido como la idea que tuvo Lacalle algún tiempo  la serpiente, como en Europa una serpiente hacia una moneda única. Pero lo fundamental es instrumentar un Maastricht. Si no hay Maastricht, no hay moneda única.

Si no hacemos nosotros realmente un pacto de una convergencia macroeconómica, no hay moneda única.

Claro está que una integración verdadera supone al final una moneda única, pero supone también, la desintegración macroeconómica. Convergencia macroeconómica, digo.  

PREGUNTA: ¿Considera que para que Brasil ejerza más eficientemente el liderazgo del MERCOSUR debería introducirse el voto ponderado en el bloque, de modo de que el voto brasileño tenga un mayor peso que el de sus socios?

CARDOSO: Imagínese, yo digo que sí a esta cuestión. (Risas) Voto en blanco.

PREGUNTA: Empresarios uruguayos expresan que a veces tienen muchas dificultades en el comercio con Brasil, incluso con sucursales en Brasil. Por ejemplo, hay una empresa que señala ahora que no puede trasladar personal uruguayo por trabas inexplicables para conseguir la residencia. ¿Hay que flexibilizar criterios?

PRESIDENTE CARDOSO: Sí, sin duda, sin duda.

MODERADOR: Le agradezco mucho.

PRESIDENTE CARDOSO: Gracias a ustedes.