05/11/02

SI NO SE HACE EL ALCA HABRÁ ACUERDOS BILATERALES

El Presidente Jorge Batlle enfatizó en acelerar los procesos de integración comercial, recordando que el Secretario de Comercio de EEUU señaló que “si no se hace un acuerdo del ALCA, Estados Unidos esta dispuesto a realizar acuerdos bilaterales con distintos países”.

  

Palabras del Presidente de la República, Jorge Batlle, con motivo del seminario “Hacia un tratado de libre comercio entre Uruguay y Estados Unidos: Contenido e Impacto”, organizado por CERES en Hotel Sheraton
(05-11-2002)

PRESIDENTE BATLLE:  Muy buenos días, señoras, señores, en primer lugar en nombre del gobierno quisiera agradecer muy especialmente la tarea que ha llevado a cabo la Cámara Uruguayo - Americana  de Comercio y CERES a propósito de este asunto que es, sin ninguna duda para el Uruguay, un asunto central.

Quisiera, además, decir con toda claridad que el gobierno concuerda absolutamente con todas y cada una de las expresiones dadas aquí por el señor Ernesto Talvi a propósito de la naturaleza y de las consecuencias beneficiosas, para cualquier nación, de un acuerdo bilateral con una gran nación.

Agradece particularmente además al Dr. Blanco y al Dr. Zabludovsky que nos hayan ayudado a tener una visión más clara de un asunto que ha sido capital para México y en el que ellos han participado en forma principalísima. Alcanza con advertir que México exporta tres veces más que Brasil y eso lo ha hecho entre 1994 y 2002; y exporta más del doble que Brasil y la Argentina juntos.

Quiero significar que el gobierno en materia de política comercial e internacional ha básicamente mantenido las mismas líneas de acción de las administraciones anteriores. Comenzaron con la participación en la reunión de Uruguayana entre el presidente Sarney y el presidente Alfonsín y el presidente Sanguinetti y con el impulso que la administración que presidió el Dr. Lacalle le dio a la incorporación del Uruguay al MERCOSUR.

Y quiero recordar que en esa misma época, en la administración del Dr. Lacalle, se firmó con el entonces presidente de los Estados Unidos, el señor Bush, lo que se llamó el Rose Garden Agreement, que fue ratificado por los parlamentos de los cuatro países signatarios de ese acuerdo, tres de ellos en el año 1991 y el tercero en el año 1993 por el gobierno que presidiera el Dr. Lacalle y que, entonces, en ese momento su canciller era el Dr. Sergio Abreu.

Ese acuerdo, que es un acuerdo a mi juicio muy importante, no se instrumentó y en cierta medida renació a impulsos de planteos del Uruguay cerca del gobierno de la República Argentina en tiempos del Dr. Cavallo en el gobierno argentino en la reunión del MERCOSUR en Asunción.

Lo cierto es que a partir de la sanción del MERCOSUR el Uruguay creció mucho, dentro de ese mercado, inclusive alcanzando cifras extraordinarias -particularmente en su relación  comercial con Brasil al amparo del tiempo aquel en que el Real tenía una sobrevaluación evidente, al tiempo que  por primera vez en nuestra historia la exportación uruguaya al Brasil fue mayor que la exportación brasilera hacia el Uruguay.

El MERCOSUR alcanzó a significar, en el comercio internacional del Uruguay, el cincuenta y pico largo por ciento de todo el comercio exterior. Lo habíamos alcanzado al amparo de la desgravación fiscal con cargo a las tesorerías de cada uno de nuestros países y particularmente la nuestra con un crecimiento sustantivo del comercio entre los países que formamos el MERCOSUR.

La crisis brasilera del 99, la posterior crisis argentina y la situaciones emergentes en el plano financiero -Banco Galicia, Banco Comercial, Banco de Montevideo- determinaron que ese flujo de comercio cayera abruptamente y que hoy no pasa de un 33, 34 por ciento. Sin embargo, y en forma espontánea, los exportadores del Uruguay cambiaron la orientación de sus esfuerzos de exportación, y las cifras del 2002, en comparación con las del 2001 -pese a las dificultades que tuvimos en algún tiempo- muestran claramente el cambio de esa tendencia y el enorme esfuerzo que han hecho los exportadores del Uruguay aún antes del cambio del sistema de bandas para un sistema de libre flotación para encontrar destinos adecuados a sus trabajos en otros mercados.

El gobierno creyó siempre, inclusive desde antes del 1º de marzo del 2000, en la necesidad en primer lugar de continuar la política de las anteriores administraciones en materia de apertura de comercio  a distintas naciones. Hemos continuado la política que se iniciara en 1987 con relación al mercado chino, hemos continuado la política que se iniciara con respecto al mercado iraní, estamos haciendo esfuerzos importantes para ubicarnos en sectores de algunos países en el África, que creo que tenemos muy interesantes perspectivas.

Y en cuanto a esta situación que estamos analizando hoy,  el gobierno del Uruguay en la reunión que se celebró en junio del 2000, en Buenos Aires, bajo la presidencia del MERCOSUR del entonces presidente de la República Argentina Dr. Fernando De la Rúa, el canciller del Uruguay propuso un acuerdo de zona de libre comercio con México, que fue aprobado, que luego el Uruguay ya había en cierta medida comenzado la implementación en la administración anterior a la actual de un acuerdo comercial con México.

Acuerdo que hoy también tiene un desarrollo que estimamos será muy importante, pero que finalmente le ha permitido a los países del MERCOSUR, en el marco de ese acuerdo global propuesto por nuestro país en Buenos Aires, en el 2000, hacer acuerdos bilaterales, tanto al Brasil que lo inició paralelo y en el mismo tiempo que la etapa actual de nuestro acuerdo con México y lo mismo la Argentina.

Significa esto, pues, que todo converge hacia lo mismo, tanto el Rose Garden Agreement como el marco que nosotros tenemos de los acuerdos con México. Los acuerdos con Estados Unidos comenzaron con un planteo que admitió el presidente Bush en nuestro encuentro en Washington, después de la reunión de Québec en donde se constituye una comisión inicial, sobre la base del texto de la comisión chilena. Nosotros prácticamente tratamos de copiar  la resolución chilena que había inicialmente acordado Chile con Estados Unidos en oportunidad de la visita del presidente Clinton, una estadía del presidente Clinton en Estados Unidos, en Chile.

Ello naturalmente ahora tiene otro ámbito que es el ALCA y tiene el ámbito además del Trade Authority votado por el Parlamento americano y tiene particularmente un antecedente que creo que es de importancia trascendental, es el acuerdo Chile-Estados Unidos que está ad portas, o sea, que prácticamente está para ser firmado. Acuerdos que son muy difíciles. Seguramente los doctores Blanco y Zabludovsky  podrán comentarles a ustedes el tiempo que insumió alcanzar el acuerdo México-Estados Unidos, podrán documentarles la enorme cantidad de personas del sector público y del sector privado que tuvieron que participar, el costo que significó eso, los recursos que el BID ha ofrecido para que el Uruguay pueda llevar adelante una tarea tan importante como esta.

Quiero decir, finalmente, que el gobierno entiende que es prioritario para el Uruguay alcanzar un acuerdo de esta naturaleza con Estados Unidos, con Canadá y con México: absolutamente prioritario, para que se puedan dar las circunstancias anotadas por el señor Talvi y reiteradas por el señor Herminio Blanco en lo que hace a México.

No solamente es absolutamente prioritario, sino que las manifestaciones del señor Zoellick, recientemente en Quito han sido bien claras.  Él ha dicho que si no se hace un acuerdo del ALCA, Estados Unidos está dispuesto a hacer acuerdos bilaterales con distintos países: la República Dominicana,  el Uruguay, Perú, Bolivia.

En el día de ayer, conversando con el distinguido Canciller peruano, el señor Alan Wagner, con el Canciller Opertti, conversamos a propósito de todas estas cosas.  Inclusive él nos transmitía el andar muy positivo de la economía peruana y nos decía algo que también nos decía el señor Blanco recientemente: que ya que está acá el Embajador de los Estados Unidos, aprovechando que es un martes tan importante hoy en su país, le podríamos transmitir la sugerencia de que se agregara a ese tratado Chile-Estados Unidos una cláusula que dijera ”Se aprecian más adhesiones.” Con lo que -sin ninguna duda- buena parte del camino estaría adelantado y estaría resuelto, porque es notorio que las objeciones chilenas al tratado han sido básicamente en el sector agrícola, porque Chile tiene una banda de precios y de protecciones agrícolas muy significativas e importantes.

Todo esto, además, encuentra a América en un momento en donde tenemos un nuevo presidente de Brasil, cuyas declaraciones últimas han sido particularmente importantes, reveladoras de sus sentimientos, y estamos también muy cerca de un nuevo presidente de la Argentina, uno de cuyos candidatos más importantes ha estado con todos ustedes hace pocos días -el doctor Menem- y que todos sentimos que no es con préstamos que vamos a resolver nuestros  problemas sociales: no es con préstamos. Los préstamos son bienvenidos, hay que pagarlos, los mercados tienen aversión al riesgo, están muy asustados, no solamente en América del Sur. Están muy asustados en Europa; y están muy asustados en  los Estados Unidos. Los tenedores de acciones, tanto en Nasdaq como en el Dow Jones, han perdido no menos del 30 por ciento de su capital y los fondos que devuelven a los ciudadanos y acumulado en pensiones mensuales  han rebajado el cálculo de las mismas en muchos casos. Hay mucho temor a invertir en acciones en empresas y no se sabe si las tan importantes y prestigiosas entidades auditoras siguen auditando o son sordos. Y todo eso ha generado en el mundo central -y mucho más en el mundo periférico- dificultades muy significativas en lo que tiene que ver al acceso a los mercados para colocar deuda soberana, para hacer inversiones, y por tanto la Unión Europea, como los Estados unidos, como Japón, tienen que darse cuenta que estas cosas no solamente son las que nos van a permitir a todos vivir mejor, sino las que van a impedir que, en un tiempo en donde prácticamente las ideológicas en buena medida han desaparecido, no se generen explosiones sociales por formas inadecuadas de manejar los asuntos económicos, con cartabones constituidos después de 1945 en Bretton Woods para un mundo del 2050, que es lo que nos está pasando.

Diría por tanto, además a esto, dos cosas. En primer lugar, nuestro gobierno ha estado muy atento a las negociaciones en la OMC, en donde el Uruguay cuenta con una delegación de alta capacidad con don Carlos Pérez del Castillo y he sido informado por él de que, naturalmente, hay dos cosas centrales del 2003. La primera son las negociaciones de marzo en la OMC y la segunda es que el 31 de diciembre de 2003 termina la cláusula de paz votada después de la Ronda Uruguay  en Marrakech, con lo que estamos frente a una situación que nos debe posicionar de una forma muy clara y muy decidida de la mano de los países de este continente para poder abrir espacios de comercio como se obtuvieron en Santa Cruz, en donde se hizo ya liminalmente un entendimiento entre la propuesta americana, la propuesta del Grupo de Cairns y la propuesta China, donde la propuesta china fue sin ninguna duda mucho más exigente y mucho más dura para la apertura del comercio que la de Cairns y la americana para la negociación de marzo de 2003.

Tengo la impresión de que de estas buenas negociaciones en buena medida depende el crecimiento de estas naciones, más allá de los múltiples esfuerzos que todos estamos haciendo, de que hay signos como lo declaró el presidente del BID, el contador Iglesias, positivos en la región; Argentina, inclusive, que hoy supera sus dificultades, está mejor. Hemos tenido cifras interesantes en cuanto a la exportación, en cuanto a la importación de bienes en admisión temporaria, en cuanto a la baja notoria de la inflación, pero sin ninguna duda este camino difícil que hemos estado recorriendo y que vamos a  seguir recorriendo, su transformación central se va a dar por la vía del comercio, no por la vía de otro tipo de solución. México es una demostración muy clara. 

El Uruguay lo fue mientras vivió en el mundo que comercialmente había organizado Inglaterra después de Trafalgar. Este mundo se perdió y hoy, si no lo reencontramos entre todos rápidamente,  no habrá artilugios financieros que puedan atender las justas demandas sociales de países grandes, de países medianos y de países pequeños.

Esa es una tarea a la cual nos está ayudando mucho esta documentación que hoy se presenta y la experiencia de nuestros hermanos mexicanos, a quienes mucho le agradecemos.

Buenos días.