21/09/02 

FUNERALES DEL MINISTRO BREZZO

Fueron inhumados los restos del Ministro de Defensa Nacional, Luis Brezzo, en el Cementerio del Buceo, con la presencia del Presidente de la República, Jorge Batlle, el ex Presidente, Julio M. Sanguinetti y autoridades nacionales, hablando en nombre del Poder Ejecutivo el Ministro de Relaciones Exteriores, Didier Opertti.

 

Palabras del Ministro de Relaciones Exteriores, Didier Opertti, durante el sepelio del Ministro Brezzo en el Cementerio del Buceo

MINISTRO OPERTTI: Señor Presidente de la República, Doctor Jorge Batlle, señor ex Presidente, Doctor  Julio María Sanguinetti, familia y amigos del Doctor Brezzo, de Luis Brezzo, aquí presentes, autoridades nacionales e internacionales.

Tarea no fácil la de -a nombre del Poder Ejecutivo- despedir a Luis Brezzo, uno de sus más connotados e influyentes miembros del gabinete de este Poder Ejecutivo que le ha tocado transitar por dias y horas difíciles.

Yo no tuve ocasión de cultivar con Luis Brezzo, seguramente, la larga relación que otros compañeros y amigos del Partido y de fuera de este tuvieron. Si tuve la oportunidad de verlo actuar en el Parlamento con acerada opinión, con voluntad indeclinable y con una personalidad que hacía que su presencia no pasara inadvertida.

Con Luis Brezzo se podía coincidir o discrepar, pero en definitiva su opinión importaba. En los últimos tiempos tuvimos ocasión de trabajar en algunos temas que tocaban su propia competencia y también hacían de la nuestra una suerte, yo diría, de cooperación necesaria.

La visión del Ministro Brezzo hacia afuera, desde el punto de vista del papel de las Fuerzas Armadas, como una especie de pasaporte internacional de nuestro país en el concurso y cooperación para mantener la paz en regiones del mundo que hoy la tienen afectada, fue sin duda no sólo un verbo motor de su acción política, sino un compromiso de su propia creencia, de su propia conciencia, de su propia persuasión de que estaba haciendo lo justo y lo correcto.

La muerte puede ser vista como un fenómeno de extinción si se le mira en lo material, si se le mira en la perspectiva del ser biológico. Pero también la muerte es prolongación cuando ésta se ha ganado en vida.

Seguramente en Brezzo aparecen representados ciertos valores que son permanentes: la buena fe, la honradez, la fuerza de la convicción, el carácter para guiarla y conducirla, y en definitiva una personalidad que no trasmitía sino lo que sentía y en un mundo en que muchas veces las trasparencias invocan pero no se practican, Luis Brezzo era un hombre transparente.

Al decir esto naturalmente no puedo dejar de evocar los últimos y fugaces encuentros.

Hace apenas tres semanas era habitual que nos encontráramos en los Acuerdos, él terminaba su Acuerdo nosotros ingresábamos a nuestro Acuerdo. Y hace apenas tres semanas  en este encuentro, tan fugaz como profundo, al acercarme a saludarle y a trasmitirle quizás de un modo inocultable mis sentimientos y rápidamente interpretado por esa inteligencia que sin duda dominaba en él como uno de sus rasgos característicos, lo percibió e inmediatamente dijo “yo haría lo mismo que tú estás haciendo en este momento, si tú vivieras lo que yo estoy viviendo”. Ese fue, ese corto, breve, circunstancial si se quiere, diálogo que mantuvimos pero que nos permite dar la medida de muchas cosas. Hay discreción en la vida, discreción en el ejercicio de la autoridad, ponderación en el civismo, compromiso con las grandes causas y en definitiva también administración de su propia peripecia como corresponde a un hombre entero. Y creo que eso era Luis Brezzo, un hombre entero.

Por eso cuando en la mañana de hoy, recién llegados, el señor Presidente de la Republica nos confiara esta misión, lo hacemos ganado fundamentalmente por el sentimiento y el compromiso de la continuidad, más que por la elaboración conceptual, de una cadena de recuerdos o de ideas que habría sido preciso inventariar con más cuidado y prolijidad.

En cualquier caso al decir estas palabras trasmito a ustedes el sentimiento de pesar, lo extendemos naturalmente hacia su querida familia, y deseamos que el recuerdo que de Luis Brezzo cada uno de nosotros supo elaborar, se mantenga vivo como un desafío, de conducta, de acción, de consistencia con nuestras ideas, y al mismo tiempo, también de fidelidad consigo mismo.

Muchas gracias.