30/04/03 

ENTREGARON PREMIOS AL DEPORTISTA DEL AÑO
 

Fueron entregados los premios al “Deportista del Año”, en una ceremonia realizada en el salón de actos del Edificio Libertad,  que contó con la presencia del Presidente Jorge Batlle y la oratoria del Ministro de Educación y Cultura, Leonardo Guzmán.


DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, JORGE BATLLE, LUEGO DE ENTREGAR EL PREMIO AL DEPORTISTA DEL AÑO, EN EL EDIFICIO LIBERTAD. 30/04/2003

PRESIDENTE BATLLE: Creo que las palabras del señor Ministro de Educación, que fueron tan claras, tan profundas, tan didácticas, son las que realmente expresan lo que significa para todos los seres humanos ese esfuerzo de la voluntad para llegar más allá en cada circunstancia, de lo que son los desafíos de la vida, hechos dentro de una tabla de valores, que son la esencia de todas las cosas. Sin ellos los logros poco sirven. Con ellos los logros, aunque a veces al comienzo son menores, sobre todo en un país con pocas posibilidades, siempre son dignos de respeto y de reconocimiento. Y esto es lo de hoy. Gracias.

PALABRAS DEL MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA, LEONARDO GUZMÁN, DURANTE LA CEREMONIA DE ENTREGA DEL “PREMIO AL DEPORTISTA DEL AÑO” EN EL SALÓN DE ACTOS DEL EDIFICIO LIBERTAD. 30/04/2003

MINISTRO GUZMÁN: Señor Presidente de la República, señor Secretario de la Presidencia, señor presidente del Comité Olímpico, señores Embajadores, señores Legisladores, deportistas, ciudadanos todos: la exposición que acabamos de escuchar bajo la apariencia de una reseña de hechos contiene una verdadera síntesis de convocatorias. Ha quedado convocado sí el espíritu olímpico y por lo tanto ese diálogo entre el pensamiento, el sentimiento, el músculo y el cuerpo, por el cual se componen no solamente el quehacer del que compite sino la sociedad toda.

El olimpismo es una de las expresiones más altas de la cultura que llevamos puesta, de la cultura griega de hoy transmitida a lo largo de más de 25 siglos, hasta cuando no nos damos cuenta, ya que es fácil detectar en nuestro lenguaje, nuestro idioma incluso cotidiano muchas palabras de origen griego y sobre todo muchos conceptos elaborados y afinados por el pensamiento griego.

Queda convocado también el espíritu de distinción de las personas por sus talentos y por sus virtudes. Y cuando se habla de un programa de detección de capacidades, detección de posibilidades en jóvenes la base es una cifra para nuestra población enorme, 14 mil jóvenes, lo que se nos está diciendo es que recorre el nervio del quehacer deportivo, el mandamiento constitucional de igualar en lo posible las posibilidades y abrir las puertas del éxito para distinguir entre los ciudadanos solo por los talentos y las virtudes.

Cuando se nos está hablando de la unidad de gestión entre el Estado, los deportistas y todos los factores de la sociedad, se está convocando a un espíritu que tiene que ser a la vez unificante y móvil, unificante y dialéctico, unificante y comprensivo de todas las tendencias y de todos los cambios a que obliga la sociedad.

No se trata de decir se unen en un haz apretado y todos van a decir lo mismo, y pensar lo mismo. Se trata al contrario de convocar la libertad creadora. Y eso, la libertad creadora, es el gran desafío que enfrentó el olimpismo cuando convocó en los lejanos tiempos en que se inicia a que los seres humanos fueran a sobrepasar sus posibilidades. Cuando invitó a que funcionaran armoniosamente los distintos resortes de la condición humana para batir el uno al otro, o para establecer eso que ahora llamamos record con unas resonancias cuantitativas que hacen perder de vista todo lo de calidad de hombre que hay que asumir para estar dispuesto a sobrepasarse. Pero ocurre que realmente no hay hombre entero si no hay hombre ser humano dispuesto a sobrepasarse. Un hombre se asciende a persona cuando apuesta y dice “voy un poco más lejos”. Y eso que es experiencia de la filosofía occidental fue recogido, condensado, en el Sistema Nacional Republicano, en el Sistema Democrático Republicano tal como está recogido en la Constitución y nos mandata a todos. Entonces no es que el deporte tenga que unificarse con el Estado para hacer política en el siglo XX vimos varios casos de totalitarismo que se apropiaron de la bandera del deporte para en realidad someterla a la política, a los designios más aún que a la política, a los designios de un plan totalitario. En rigor en otro sentido hasta antipolítico.

Cuando nosotros hablamos del vínculo entre el deporte y el Estado estamos hablando del vínculo entre la filosofía del deporte apuesta a función de riesgos, querer sobrepasarse, ir más lejos y la formación de la materia prima del Estado Democrático Republicano que es el ser humano completo. Es que no hay ser humano completo –repito- si no hay una apuesta a sobrepasarse.

Sabemos que en nuestro país durante los últimos años, en rigor, décadas, se desprestigió mucho la palabra voluntad. Creo, temo en realidad que hubo una generación entera que no escuchó hablar bien de la voluntad y que hasta se habituó a menospreciar los ideales, los proyectos y los sueños como meras expresiones de voluntarismo. Es decir se tomó el derivado de la palabra voluntad en el sentido negativo, peyorativo, de eso tenemos que regresar.

Y esa es una de las batallas, una de las líneas de gestión de esta parte del poder que la circunstancia republicana en una rotación natural ha puesto en nuestras manos.

Queremos batallar para que nosotros todos recuperemos el sentido de la voluntad. Y acá en frente a tantos hombres cuyas circunstancia de vida conocemos, tantos hombres que han tenido que sobrepasar sus dificultades, sobrepasar sus inconvenientes, hasta sobrepasar lo que algunos creyeron sus ventajas para poder en ese “había” lograr un éxito, afirmar un propósito y realizar un ideal acá, entre nosotros. Lo que tenemos que celebrar hoy en los deportistas que hemos de premiar, no es únicamente el mensaje que nos deja otra ve la esperanza de tener olímpicos sino el mensaje que nos deja la certidumbre de que vamos a tener un país construido sobre hombres dueños de si mismos, hombres capaces de hacer el desafío olímpico en cualquier esquina de la vida en que se encuentren. Por esos hombres del mañana brindamos con la misma emoción con la cual estando uno en los primeros años del liceo, se emocionó hasta el límite de las lágrimas sabiendo que era verdad que en París, en 1948, pudimos tener a un Atilio Francois olímpico; era la primera después de la guerra.

Deseamos, de todo corazón, que la del año 2004 –que se va a cumplir, precisamente, en la tierra en la que nació no solo la olimpíada sino la cultura a la que pertenecemos- sea la última olimpíada después de una guerra.